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Enfoque Terapéutico
Enfoque Terapéutico
La perspectiva del terapeuta surgió como una teoría pedagógica gracias a una conjunción de crítica social
contemporánea y una nueva versión de la psicología opositora al conductismo y los métodos experimentales.
Lo que el alumno es no puede separarse de lo que aprende y de cómo aprende. En el enfoque terapéutico, la
enseñanza es la actividad de guiar y asistir al estudiante para que este elija, elabore y evalúe cierto contenido. El
propósito de enseñar es el de capacitar al estudiante para que se convierta en un ser humano auténtico, capaz de
asumir la responsabilidad por lo que es y por lo que puede llegar a ser, siendo capaz de tomar decisiones que definan
su carácter. Para el docente, esta autenticidad del alumno se genera gracias a la búsqueda de la significación e
identidad personales y acepta la responsabilidad de ayudarlo y apoyarlo para adquirir cierto conocimiento.
Los objetivos de la autorrealización y la autenticidad son completamente compatibles entre si y el docente debe
intentar alcanzarlos con sus esfuerzos por promover la formación de estudiantes con personalidades saludables,
capaces de planificar, elegir y actuar de modos que contribuyan a su crecimiento educativo y desarrollo personal.
Brindarles a los estudiantes una retroalimentación positiva constante puede ayudarles a aumentar su autoestima, y
cuando la confianza en sí mismos es elevada, ellos pueden alcanzar muchos más logros que si se sintieran ignorados,
tontos o incapaces.
Siguiendo la fórmula DφExy, y es la autenticidad (el propósito de establecer una relación docente-alumno) y x es el
contenido (seleccionado por el docente o especialista que elabora el currículo). Allí el docente (D) se compromete a
asistir al estudiante (E) para que aprenda la x de su elección. Se lee: “el D guía y asiste a E en la selección y el
aprendizaje de x de modo tal que y (E llegue a ser una persona auténtica y autorrealizada)”.
Carl Rogers sostiene que enseñar es una función “vastamente sobrevaluada”, basándose en un “aprendizaje
vivencial” cargado de compromiso personal. Allí el alumno debe participar del aprendizaje en vez de absorber
pasivamente lo que el docente ofrece. El aprendizaje se inicia a sí mismo, es global e influye en cada aspecto del ser
del estudiante. Un aprendizaje de este tipo no puede ser controlado por el docente, este solo debe guiar, sugerir,
alentar y prevenir. De esta manera, los maestros pueden ayudar a los alumnos a apropiarse personalmente de los
contenidos y habilidades.
La psicología humanista está basada en la libertad, la elección, el crecimiento personal y el desarrollo de la salud
emocional y mental, en ella la educación contribuye significativamente a alcanzar esos objetivos, ayudando al
estudiante a lograr su propia realización gracias a la conducción hacia adentro, hacia su propio yo, que el docente le
ofrece. Los alumnos pueden volcarse hacia afuera, eligiendo el contenido que ha de adquirir y las acciones que
puede realizar luego de dominar el contenido (relación de cuidado intuitivo y cariño según Noddings y Shore).
Esta concepción está basada en una filosofía existencialista que sostiene que la existencia precede a la esencia donde
simplemente somos, antes de ser algo en particular. Se llega a ser algo cuando se enfrenta al mundo abriéndose paso
por él, y si se eluden estas elecciones y sus consecuencias, se elude la libertad como ser humano.