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PROCESOS PSICOLÓGICOS IMPLICADOS EN EL APRENDIZAJE

ATENCIÓN

Introducción

La atención es un proceso psicológico básico e indispensable para el procesamiento de la


información de cualquier modalidad (imágenes, palabras, sonidos, olores, etc.) basado en un
complejo sistema neuronal que se encarga del control de la actividad mental de un organismo. La
sobreestimulación a la que nos vemos inmersos día a día trae consigo desarrollo y aprendizaje de
mecanismos cognitivos capaces de seleccionar del medio lo realmente necesario y no permitir
saturar el cerebro de información. El bombardeo de estímulos visuales, auditivos, olfativos, entre
otros a los que se enfrentan las personas necesita ser filtrado, permeado o bien seleccionado de
entre tantos. No es posible prestar atención a todo lo que nos rodea; si bien se cuenta con
órganos sensoriales especializados en la recepción (sensación) e interpretación (percepción) de la
información, es la atención, como proceso cognitivo básico, la más implicada y de mayor
participación en la selección de los estímulos necesarios para la supervivencia y respuesta
oportuna a las demandas del medio. Sin embargo, no siempre la atención opera de manera
oportuna, motivo por el cual se altera y traer consigo dificultades en actividades escolares, lúdicas,
laborales, familiares, haciéndose necesaria su evaluación e intervención.

En ello radica la importancia de la atención, no solo por su participación en el proceso de la


información, sino también por sus implicaciones conductuales y emocionales en el ámbito
educacional.

Atención

Observar, escuchar, tocar, oler y gustar requieren entre otras cosas, la habilidad de atender; esta
habilidad se conoce mejor como un proceso psicológico básico e indispensable para el
procesamiento de la información y para la realización de cualquier actividad. No es proceso
unitario, sino un conjunto de diferentes mecanismos que trabajan de forma coordinada. Su
función es seleccionar del entorno los estímulos que son relevantes para el estado cognitivo en
curso del sujeto y que sirven para llevar a cabo una acción y alcanzar objetivos. Es por tanto un
proceso activo no estático que mantiene un programa en función de una serie de determinantes
basados en la experiencia como los motivos el contexto y otros.

Este proceso ocurre simultáneamente con otros procesos, como la percepción y la memoria a
corto y largo plazo. La atención y la memoria son dos procesos íntimamente ligados y necesarios
para nuestro funcionamiento y adaptación en la vida cotidiana. Es una función neuropsicológica
que nos permite enfocar los órganos de los sentidos sobre determinada información, aquella que
es relevante para la realización de la actividad en curso, mientras se inhiben otros estímulos
presentes, pero irrelevantes. No es un proceso cognoscitivo como tal, ya que no tiene en sí mismo
contenidos informativos, pero facilita y participa en toda la actividad cognoscitiva y, además, no se
trata de un sistema homogéneo ni desde el punto de vista anatómico ni funcional, es decir, no es
un proceso simple, ni fisiológica, ni psicológicamente hablando, ya que posee varios componentes.
La atención es un proceso que se ve influenciado por lo aprendido con anterioridad lo que guía el
foco atencional; a su vez, en ella influyen aspectos motivacionales y expectativas que pueden
modificar la estructura psicológica de la atención.

Componentes

Existen diferentes componentes constitutivos del proceso de atención, los cuales participan de
forma interna del procesamiento de la información de cualquier modalidad sensorial. La atención,
no opera de manera unitaria cuenta con la ayuda o colaboración de “unidades” capaces de realizar
tareas específicas que posibilitan la respuesta necesaria según la demanda del medio. A
continuación, se detallan algunas de ellas.

Arousal o energía de activación: tiene que ver con el papel de la formación reticular del tallo
cerebral, que otorga el tono cortical necesario y suficiente para que la corteza cerebral reciba
procese y almacene la información. Se refiere también, a la capacidad de estar despierto y de
mantener la alerta. Implica la activación general del organismo.

Atención focalizada: es una función básica para la realización de nuevos aprendizajes; se refiere a
la habilidad para dar una respuesta discreta, simple y de manera estable ante uno o varios
estímulos. Es también la habilidad para enfocar la atención a un estímulo.

Atención sostenida: es la habilidad para mantener una respuesta conductual durante una
actividad continua o repetitiva; es la atención focalizada que se extiende por un tiempo mucho
mayor. Esta habilidad se requiere para mantener una conversación, realizar una tarea en casa o el
trabajo, se utiliza para realizar actividades por largos periodos. Es también la capacidad de
mantener una respuesta de forma consistente durante un período prolongado.

Atención selectiva: incluye la habilidad para realizar continuamente una tarea en presencia de
distractores. Se requiere para seguir una conversación de temas variados y para inhibir respuestas
inadecuadas o perseverativas. Es también la capacidad para seleccionar de entre varias posibles la
información relevante a procesar. La atención selectiva procesa solo parte de la información.

Atención alternante: la habilidad para ejecutar tareas que requieran cambiar rápidamente de un
grupo de respuestas a otro. Es precursora de la atención dividida. Estas habilidades que requieren
para el mantenimiento de la atención en presencia de distractores. Este componente atencional
requiere o implica redirección de la atención y cambios repetidos en la demanda de las tareas.
También se entiende por atención alternante la capacidad que permite poder cambiar el foco
atencional entre tareas que implican requerimientos cognitivos diferentes.

Atención dividida: habilidad para responder simultáneamente a dos tareas de atención selectiva.
Es el nivel más elevado y difícil del área de la atención/concentración. Por ejemplo, al igual que,
mientras se escucha la radio o se conversa mientras se lee el periódico. Es la capacidad de atender
a dos cosas al mismo tiempo. Habilidad para distribuir los recursos atencionales entre diferentes
tareas.

Características

Dentro del proceso de la información, es decir, la codificación y el análisis de los estímulos, la


atención opera de manera particular en comparación al resto de los procesos cognitivos básicos
(memoria, percepción) independientemente de que ocurra de manera simultánea con otros. A su
vez, posee características propias, particulares, las cuales ayudan a comprender mejor su
funcionalidad dentro de la ejecución de actividades y tareas demandadas por el medio y la
adaptación de las personas. Entre estas características se destacan:

intencionalidad que ayuda a activar, enfocar y mantener la atención en lo que es relevante para el


aprendizaje actual o posterior.
expectativas del individuo como función activadora y selectiva de la atención, cuyo componente
anticipatorio, incide e influye significativamente en la atención, así como en la percepción y la
cognición en general.
activación o puesta en marcha y mantenimiento de los procesos cognitivos de procesamiento de
la información.
orientación o capacidad de dirigir los recursos cognitivos a objetos o acontecimientos de manera
voluntaria, por ejemplo, decidir leer o escuchar música.
focalización o habilidad en centrarse en uno o unos cuantos estímulos a la vez. Es decisivo el
significado de los estímulos y sentido de la tarea para el sujeto.
concentración se refiere a la cantidad de recursos de atención que se dedican a una actividad en
concreto.
flexibilidad se refiere a la capacidad para cambiar corrientes de pensamiento y acción con el
objetivo de responder a situaciones de diferentes maneras.
ciclicidad se refiere a la capacidad de atención según los ciclos básicos de actividad y descanso.
estabilidad o mantenimiento de la atención se refiere al tiempo que una persona permanece
atendiendo a una información o actividad.

Estas características ayudan a comprender mejor el funcionamiento de la atención, tanto en la


realización de las tareas como en la adaptación que hace el individuo en cuanto a la dificultad o
facilidad para poder realizarlas. Por ello, la respuesta al entorno depende en gran medida del
proceso atencional, el cual participa en la codificación y el análisis de información de variada
modalidad sensorial.

Modelos teóricos de la atención

La atención es un estado neurocognitivo cerebral de preparación que precede a la percepción y a


la acción, y el resultado de una red de conexiones corticales y subcorticales de predominio
hemisférico derecho. Sin atención no sería posible almacenar información en la memoria ni
acceder al aprendizaje. Por otra parte, existe una clara relación entre atención, funciones
ejecutivas e inteligencia.

En la atención se integran componentes perceptivos, motores y límbicos o motivacionales, por lo


que la complejidad conceptual, neuroanatómica y neurofuncional de la atención hace que no
pueda quedar reducida a una simple definición, ni ligada a una única estructura anatómica o
explorada con un simple test o prueba. Se trata, pues, de un conjunto de procesos complejos
sustentado por diferentes redes neuronales que interactúan entre sí.

Desde un punto de vista neurofuncional, y en un intento de clarificar y organizar tanta diversidad


de concepciones sobre la atención, Posner (1994) propuso una estructura teórica. Este modelo
defiende que dicha variedad de manifestaciones atencionales está producida por sistemas
atencionales separados, aunque relacionados entre sí. A continuación, se describen.

 Sistema Activador Reticular Ascendente (SARA) o Red de Alerta:


Este sistema se encarga principalmente de regular el Arousal y de
la Atención sostenida. Se encuentra en estrecha relación con la formación reticular y algunas
de sus conexiones, como las áreas frontales, las estructuras límbicas, el tálamo y los ganglios
basales.

 Sistema Atencional Posterior (SAP) o Red de Orientación: Este sistema se encarga de la


Atención Focalizada y de la Atención Selectiva de estímulos visuales. Las áreas cerebrales
relacionadas con este sistema son la corteza parietal posterior, el núcleo pulvinar lateral del
tálamo y el colículo superior. También conocida como atención perceptiva.

 Sistema Atencional Anterior (SAA) o Red de Ejecución: Este sistema se hace cargo de la
Atención Selectiva, de la Atención Sostenida y de la Atención Dividida. Está relacionado con la
corteza prefrontal dorsolateral, con la corteza orbitofrontal, con la corteza cingulada anterior,
con el área motora suplementaria y con el neoestriado (núcleo caudado). También conocida
como atención supervisora.

Por tanto, el funcionamiento del proceso atencional implica la participación de varias


estructuras cerebrales. Según los conceptos propuestos por Posner, la atención comprende
cuatro subprocesos:

1) La activación inicial a través de la capacidad de focalizar y ejecutar eficientemente. Tiene


como objetivo dirigir la atención hacia los elementos relevantes de los estímulos, descartar
aquellos que no son relevantes y efectuar una acción rápida y certera en respuesta a dichos
estímulos. Las estructuras implicadas son la corteza temporal superior, el parietal inferior y el
cuerpo estriado relacionado con la capacidad de velocidad perceptivo-motriz.

2) Sostener la atención en el tiempo o capacidad de vigilancia. Las estructuras relacionadas son


la formación reticular y algunos núcleos talámicos.

3) Codificar la información, es decir, mantener la información en la memoria operativa el


tiempo suficiente como para que se incorpore en la memoria y pueda ser recuperada
posteriormente cuando se necesite. La estructura implicada es el hipocampo.

4) Finalmente, cambiar la atención adaptativamente y resistir la tendencia a la perseveración.


Permite cambiar el foco de atención a otro foco y volver a enfocar, iniciándose de nuevo el
ciclo de la atención. Está asociado a la flexibilidad e implica la corteza prefrontal como
estructura cerebral.

Fuentes y Lupiáñez (2003) también postulan la existencia de tres redes atencionales: de alerta, de
orientación y ejecutiva, los cuales trabajan de forma coordinada y complementaria.

La red de alerta,  tiene que ver con los aspectos


intensivos de la atención, la vigilancia en la
preparación atencional dirigida a un objetivo. En este
sistema, el hemisferio derecho y las regiones
contralaterales asumen un papel importante. También
incluye el denominado “arousal” que representa el
suministrador del tono atencional y que se refiere a la
activación general inespecífica de carácter
involuntario, basado en una red córtico subcortical del
hemisferio derecho, en la que el cíngulo anterior funciona como coordinador central. Esta red de
alerta se sustenta en la corteza prefrontal y parietal derechas jugando un papel importante en
tareas en las que el sujeto debe mantener la atención durante ciertos períodos de tiempo. El papel
“ejecutivo” de la corteza prefrontal derecha sería el de supervisor y regulador de los niveles de
“arousal”, posiblemente junto con la participación del cíngulo anterior y otras estructuras
mediales frontales.

La red de orientación  está implicada en la dirección de la atención a determinadas localizaciones


en busca de información relevante, así como en el ajuste de su foco. Se refiere, por tanto, a la
capacidad para seleccionar información prioritaria y específica del entorno. También
denominada sistema de atención selectiva posterior, atención visuoespacial o atención posterior.
Depende de la integridad de zonas del córtex parietal posterior derecho y de sus conexiones, el
colículo superior y el núcleo pulvinar del tálamo. Está relacionada con el tipo de atención de
desplazamiento entre los hemicampos visuales. Incluye una atención endógena surgida desde el
interior del sujeto (top-down) y una exógena que proviene del exterior (bottom-up), las cuales
influyen en la actividad neural de un determinado sistema sensorial. Cuando se atiende a
determinados estímulos (por ejemplo, caras) o a un aspecto determinado (color), las áreas del
cerebro encargadas del procesamiento de estos específicos elementos sufren un incremento en su
nivel de activación relativa. La atención puede ejercer su influencia desde las fases iniciales del
procesamiento en áreas visuales e incluso antes en áreas subcorticales bajo determinadas
condiciones. Esta orientación de la atención (o selección) no sólo afecta a los estímulos externos y
a las vías sensoriales, sino que también puede ser dirigida hacia “acontecimientos” internos o la
memoria operativa. Incluye el núcleo pulvinar, los colículos superiores, la corteza parietal superior,
la región temporoparietal, el lóbulo temporal superior y los campos oculares frontales. Cada una
de estas regiones está implicada en diferentes subrutinas del proceso de orientación de la
atención. Así, una lesión en la corteza temporo-parietal afecta a la capacidad para
“desengancharse” del foco de la atención (generalmente una localización en el espacio). La
corteza parietal superior participa en los cambios de atención encubiertos. Finalmente, los campos
oculares frontales y colículos superiores participan en la ejecución de los movimientos explícitos
de los ojos en el momento del cambio atencional.

La red de atención ejecutiva,  también denominada anterior o supervisora, recluta y controla áreas


cerebrales para ejecutar tareas cognitivas complejas.  De este sistema dependería la integridad de
las categorías clínicas de “atención dividida”, “atención de preparación”, “inhibición” y “atención
sostenida”. Su disfunción daría lugar, entre otros síntomas, a perseveraciones, distractibilidad o
trastornos de vigilancia o de concentración. Integrada principalmente por zonas del cingulado
anterior y prefrontales laterales y sus conexiones, así como también el caudado, el orbitofronal y
el sistema frontal superior.

Desarrollo de la atención

El niño, desde sus primeros días de vida, recibe multitud de estímulos que provienen del medio a
través de los sentidos. La atención involuntaria comienza a desarrollarse en las primeras semanas
de vida, poco después de que aparezcan el reflejo de orientación y la capacidad orientadora.
Paulatinamente irá mostrando su interés en relación a los objetos que le rodean y a las acciones
realizadas con ellos.

En la etapa infantil, comienza a dominar la atención voluntaria; en parte, gracias a la acción


mediadora del adulto quien orienta, organiza y dirige la atención del niño a través de actividades y
acciones que le sean llamativas. Por ello, las fuentes de la atención voluntaria son propiciadas por
la acción del adulto, sobre todo a través del juego y las actividades propuestas, fomentando que
mantenga la atención a un buen nivel.

Cuando los niños son pequeños les resulta difícil concentrarse mucho tiempo en una actividad, y
más si ésta es monótona y poco atractiva; por ello, pocas veces logran ocuparse de una misma
tarea durante un tiempo prolongado. Poco a poco, aumentarán el tiempo de su interés por algo
(mantendrá su atención mientras no decaiga su interés) y dirigirán su atención hacia el objeto de
su interés, a guiarla conscientemente y a mantenerla dirigida hacia el centro de su atención,
siendo ésta cada vez más concentrada y estable. El niño llegará con posterioridad a guiar la
atención por sí mismo.

En el segundo año de vida, la atención se hace más selectiva. Los niños de 3 y 4 años pueden jugar
a un mismo juego durante 30 o 50 minutos, mientras que a los 5 o 6 años la duración del juego
aumenta hasta hora y media. Esto es debido a que en el juego se reflejan las relaciones e
interrelaciones más complejas entre las personas, y el interés hacia él se manifiesta en la
constante introducción de situaciones nuevas. El niño va aumentando su nivel de atención, sobre
todo cuando observa láminas ilustradas, escucha cuentos, etc. De esta manera, el tiempo de
permanencia en la contemplación de una lámina aumenta mucho al final de la etapa infantil. Pero
un niño de seis años no sólo permanece más tiempo que uno de tres sobre una lámina, sino que la
capta mejor, destacando más detalles en ella.

A lo largo de la infancia aumenta notablemente el uso del lenguaje para organizar la atención. Al
principio, los adultos organizan la atención del niño mediante indicaciones verbales, recordatorios
y explicaciones. Más tarde, el niño comienza por sí solo a denominar verbalmente los objetos y
fenómenos sobre los que debe prestar atención para lograr el resultado deseado. Esto se
manifiesta, por ejemplo, por el hecho de que a la hora de cumplir las tareas siguiendo las
instrucciones del adulto, los niños de 5 a 6 años se ponen de acuerdo en lo que van a hacer con
una frecuencia diez o doce veces mayor que los niños de 4 a 5 años. De este modo, la atención
voluntaria se forma a lo largo de la etapa infantil en relación con el aumento general del papel del
lenguaje en la regulación de la conducta del niño. A medida que se desarrolla la función
planificadora del lenguaje, el niño es capaz de organizar previamente su atención en relación a las
condiciones de la actividad a realizar, expresar verbalmente hacia qué se debe orientar. El
lenguaje, pues, juega un papel fundamental en el desarrollo de la atención.

En síntesis, la primera infancia se caracteriza por una mayor elaboración de las conductas
sensoriales y motoras, con un importante incremento en la capacidad de respuesta del niño
respecto a los estímulos del medio ambiente. La segunda infancia (entre los 6 y 12 años) y la
adolescencia (entre los 12 y 18 años) se caracterizan por el desarrollo de funciones cognitivas cada
vez más complejas. Por tanto, la atención se desarrolla durante la infancia y adolescencia, se dirige
hacia estímulos relevantes y se hace cada vez más flexible. A su vez, las habilidades cognitivas
maduran y se vuelven más eficientes siendo el lenguaje el principal regulador de la atención
cuando el niño es mayor ya que organiza la atención y la motivación incide sobre la dirección y la
estabilidad de la atención.

Hemos de diferenciar dos dimensiones de la atención: la intensidad y la selectividad.


La intensidad tiene relación con el “grado de concentración” hacia una tarea o acontecimiento, así
como la capacidad de atención sostenida. Ésta variará principalmente en función del grado de
interés y el significado de la información. La selectividad  se divide en focalizada y dividida.
En síntesis, la capacidad atencional se encarga de seleccionar de entre varios estímulos “el” o “los”
más relevantes y, a su vez, ayudar a mantener la atención por períodos de tiempo limitado, e
incluso alternando pasando de una tarea a otra, con el fin de lograr un objetivo.

Cómo mejorar la atención

Crear condiciones ambientales adecuadas


La iluminación hade ser preferentemente natural. Asimismo, es conveniente conseguir una
temperatura de unos 22-24º C y que la zona de trabajo y/o actividad esté ventilada.
Antes hemos descrito los efectos del ruido. Pues bien, es mucho mejor crear un ambiente
silencioso -el silencio ayuda generalmente a concentrarnos mejor-o al menos tranquilo; y, en todo
caso, hay que evitar fondos de ruidos intensos y discontinuos.

Evitar/eliminar fuentes de distracción


No rodearnos de distractores (TV encendida, fondos de ruido como la música, hablar al mismo
tiempo que hacemos ciertas tareas, etc.) cuando tenemos que concentrarnos.
El ambiente debe ser, además de tranquilo, ordenado y agradable.
Si intentamos realizar varias cosas a la vez o estamos pensando en otras cosas, probablemente nos
cueste realizarlas, y seguramente alguna de ellas no la realicemos de forma adecuada. Lo mejor es
centrarnos en las cosas de una en una, tratando de dirigir la atención a las tareas que en ese
momento son relevantes; y no atender a varias cosas a la vez, pues no haremos bien ninguna.

Evitar niveles de activación extremos


Si nuestro nivel de activación es más bien bajo, conviene buscar estímulos o situaciones que
puedan aumentarlo: fondos de ruidos como la música puede ayudarnos a concentrarnos y
mantener la atención durante más tiempo.
Si nuestro nivel de activación es más bien alto, es conveniente disminuir la presencia de estímulos
que pueden actuar como activadores, o evitar el uso de sustancias activadoras como la cafeína.

Control emocional
Uso de técnicas de respiración, relajación muscular, etc.
Uso de estrategias cognitivas como la técnica conocida con el nombre de “STOP” o “Parada de
pensamiento”, o focalizar nuestra atención a otro tipo de pensamientos.

Potenciar la actividad mental


Pasatiempos: sopa de letras, encontrar diferencias entre dos dibujos, crucigramas, etc.
Juegos. Los que más estimulan la atención son los puzzles, el juego del Veo-veo (en habitaciones,
en cuentos, en cuadernillos de publicidad, en el coche, etc.).
Juegos de estrategia. En general, todos ellos (dominó, damas, cartas, ajedrez, etc.) estimulan la
atención.
Realización de actividades mentalmente complejas y estimulantes en libros especializados y/o
talleres de estimulación mental.

TDAH, la inatención y otros trastornos asociados a problemas en la atención

Existen diversas patologías relacionadas con la atención, estas se pueden dividir en alteraciones
cuantitativas y cualitativas: Las alteraciones de la atención cuantitativas son aquellas en las
que el nivel atencional es excesivo o deficiente, y las alteraciones cualitativas son aquellas
donde la calidad o tipología de la misma está alterada. Dentro de ellas encontramos
únicamente una: la perplejidad atencional. 
El trastorno más conocido de la atención es, probablemente, el Trastorno por Déficit de Atención
con Hiperactividad (TDAH) o sin hiperactividad (TDA). Este trastorno conlleva una dificultad para
dirigir y controlar la atención, así como la conducta en general. Se ha descubierto que el cerebro
de las personas con TDAH muestra una serie de diferencias anatómicas en el núcleo accumbens,
en el núcleo caudado, en el putamen, en la amígdala, en el hipocampo, en áreas prefrontales y en
el tálamo. Estos síntomas y estas diferencias neuroanatómicas pueden ser consecuencia de una
maduración tardía del cerebro.

Además del TDAH, existen diversos tipos de trastornos característicos de la alteración de los
diferentes tipos de atención. Los estados de alteración del nivel de consciencia, como el estado de
coma (o aprosexia), el estado vegetativo y el estado de mínima conciencia, cursan con una
alteración en el nivel de alerta (arousal), o de atención focalizada y subprocesos atencionales más
complejos. Estos trastornos son provocados principalmente como consecuencia de un daño
cerebral, ya sea un ictus o un Traumatismo Craneoencefálico (TCE). Tras un daño cerebral,
también pueden aparecer trastornos de atención en general (con una distractibilidad y
fatigabilidad excesiva), o algunos más específicos como la heminegligencia (incapacidad para
atender al lado contralateral de la lesión cerebral). Además, pueden darse alteraciones de la
atención en patologías como la esquizofrenia, la dislexia, las demencias como la Enfermedad de
Alzheimer. Por el contrario, en los trastornos de ansiedad, como el TOC (Trastorno Obsesivo-
Compulsivo), o en trastornos depresivos se da un aumento de la atención, pero hacia los estímulos
ansiógenos o negativos, descuidando el resto.

Bibliografía

Garcia, J. la importancia de la atención. Descargable en: https://www.um.es/sabio/docs-


Londoño LP. La atención: un proceso psicológico básico. Rev. Facultad de Psicología Universidad Cooperativa
de Colombia.  2009; 5: 91-100.
Luria A. Atención y memoria. Barcelona: Kairos, 1984.

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