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El Test del Dibujo de la Familia es una de las pruebas proyectivas más utilizadas en diversas áreas
de la psicología como clínica, educativa e industrial. El test de la familia tiene un gran valor
diagnóstico que revela la dinámica familiar del paciente.
Básicamente con el test de la familia se pueden conocer las dificultades de adaptación al medio
familiar, los conflictos edípicos y la rivalidad fraterna. Además de los aspectos emocionales, refleja
el desarrollo intelectual del niño, adolescentes y/o adulto.
El test del dibujo de la familia es, como su propio nombre indica, una de las pruebas proyectivas de
la familia más famosas para evaluar las conexiones emocionales infantiles. Permite entender cómo
perciben los niños y/o adolescentes sus relaciones más cercanas.
De forma simple y económica nos permite entender la calidad de las relaciones interpersonales y
la comunicación y cómo los niños construyen la realidad basándose en las relaciones familiares.
En la práctica, solo se debe proporcionar un papel y un lápiz al niño y pedirle que dibuje a su
familia. Nos permite conocerla tal como él se la representa, que es más importante que saber
cómo es en la realidad.
A pesar de la aparente limitación de la consigna al decirle al pequeño que dibuje a su familia, la
proyección siempre actúa para deformar la realidad en el sentido de las preocupaciones afectivas
del sujeto.
En la actualidad es una de las herramientas más utilizadas para evaluar la personalidad de los
niños de entre 5 y 16 años. Aunque hoy en día los profesionales dudan de la fiabilidad de las
pruebas proyectivas como los tests del árbol o los de dibujo casero, su eficacia está plenamente
estudiada.
Los dibujos son ese refugio simbólico donde incluso los niños más introvertidos se expresan. De un
dibujo de familia se puede obtener muchísima información.
El dibujo y el juego son dos recursos ideales para el diagnóstico psicológico de los niños. Por ello,
el test de dibujo de la familia es un recurso útil para todos los psicólogos y terapeutas infantiles.
Puede ayudar a los profesionales de la salud a alcanzar los siguientes objetivos:
Ver cómo ven sus relaciones familiares y cómo se sienten con ellas.
Al tratarse de una de las prueba proyectiva de la familia más fáciles y económicas de realizar, es
una de las más indicadas para realizar una evaluación inicial de nuestro paciente.
Ya hemos comentado que el protocolo a seguir con este test es muy sencillo. Primero, y antes que
nada, se instala al niño ante una mesa adecuada a su estatura (esta preparación es muy
importante para que esté cómodo), con una hoja de papel blanco y un lápiz con buena punta.
Generalmente practicamos el dibujo con lápiz negro, pero se pueden obtener también resultados
muy interesantes con lápices de colores. Con esta última modalidad se puede obtener resultados
muy interesantes.
Una vez el niño esté listo solo tenemos que realizar una indicación: «Dibújame una familia». Si
parece que el niño no está comprendiendo bien lo que debe hacer podemos completar la
indicación con:
«Imagina una familia que tu te inventes y dibújala. Puedes dibujar todo lo que quieras: las
personas de una familia, objetos e incluso animales»
La forma en que se construye el dibujo interesa casi tanto como el resultado final. En otras
palabras: el psicólogo debe estar presente durante la prueba. Permanecerá junto al niño, pero sin
darle la impresión de vigilarlo aunque estará atento y dispuesto a dirigirle una sonrisa, una frase
alentadora o una explicación complementaria, si el niño la pide.
Algunos niños inhibidos se declaran espontáneamente incapaces de hacer un dibujo, o bien piden
más material como una goma. Si se diera el caso, hay que animarlos y tranquilizarlos, diciéndoles
que uno se interesa por lo que van a dibujar, pero que no se juzgara la perfección del dibujo, que
no se trata de un ejercicio con notas, como en la escuela.
La inhibición puede manifestarse también por momentos de inactividad, sea al comienzo, sea
durante la realización del dibujo. Según se encuentren esas actividades antes de la representación
de tal o cual personaje, tendrán distinta significación, en relación con el personaje que provoca la
inhibición.
Al terminar el dibujo no concluye el test. Como veremos hay que reducir lo más que se pueda la
parte personal de interpretación del psicólogo.
El propio sujeto se halla en mejores condiciones para saber lo que quiso expresar al hacer su
dibujo. De esta manera debemos realizar una batería de preguntas después de elogiar al niño por
lo que ha hecho.
¿Dónde están?
Con respecto a cada personaje, averiguamos su papel en la familia, su sexo y edad. Tratamos
también de que el sujeto diga cuales son las preferencias afectivas de los unos por los otros. No es
cuestión de imponer un cuestionario rígido, sino de guiarse por las circunstancias y en lo posible
conducir al niño a expresarse por sí, sin ninguna imposición.
Según las circunstancias se puede completar por medio de otras preguntas, dictadas por la
inspiración del momento. Como por ejemplo: «Papá propone un paseo en coche, pero no hay
lugar para todos, ¿Quién se va a quedar en la casa?» O bien: «Uno de ellos se porto mal ¿Quién
es? ¿Qué castigo tendrá?»
La interpretación del test de la familia comienza con la entrevista y las preguntas formuladas al
niño. Corresponde obtener el máximo de referencias posibles del propio sujeto, pues él se
encuentra mejor ubicado para saber lo que quiere decir su dibujo.
El dibujo de una familia abarca, por una parte, una forma y, por otra, un contenido. A decir verdad,
con frecuencia se entrelazan los elementos formales y los de contenido, y por consiguiente la
distinción que más adelante estableceremos no debe considerarse absoluta, sino destinada a dar
cierta claridad a la exposición.
Existen diversos autores que brindan una interpretación al dibujo de la familia, uno de los más
conocidos es Corman. En este artículo explicare el punto de vista de Joseph M. Lluis Font quien
trata de dar una interpretación más sistemática del Dibujo de la Familia, siguiendo la tradición de
algunos autores como Cain y Gomila quienes elaboraron su modelo de interpretación en el año
1953.
Valorización y desvalorización.
Componentes jerárquicos.
Font no sólo toma en cuenta estos aspectos, sino que además establece comparaciones entre los
tres niveles socioculturales que estudió. Analiza, también, las diferencias entre hijos primogénitos,
intermedios y menores, así como entre las familias de acuerdo con el número de hijos.
En este sentido el autor evalúa el tamaño del dibujo, emplazamiento, borrones y distancia entre
los personajes.
Tamaño
En relación con éste clasifica los dibujos en tres categorías: grandes. normales y pequeños.
En cuanto a la significación de esta variable acepta la hipótesis propuesta por otros autores, donde
considera que en la relación entre tamaño y espacio disponible se proyecta la relación dinámica
entre el individuo y el ambiente, y más concretamente, entre el individuo y las figuras parentales.
Por lo general, los dibujos grandes corresponden a individuos que responden de manera agresiva y
expansiva ante las presiones del ambiente, por el contrario, los dibujos pequeños se asocian con
sentimientos de inferioridad e inseguridad.
Al comparar niveles socioculturales, encuentra que los dibujos grandes se dan con más frecuencia
en la clase alta.
Emplazamiento
Este aspecto se refiere al sector de la página que utiliza el niño para situar su dibujo y su
interpretación se complementa con la de Corman.
La parte superior representa el mundo de las fantasías, las ideas y tendencias espirituales
El autor piensa que la ubicación del dibujo en la parte central de la página es la normal.
Sombreado
Borrones
Toma en cuenta cualquier intento de borrar que haya dejado huella en el papel. Considera los
borrones como indicador de ansiedad conflictos emocionales.
Font menciona que la ansiedad asociada con los dibujos es más consciente que la que se relaciona
con el sombreado, y observó que se presenta más en hijos segundos y menores que en
primogénitos.
Se piensa que la distancia física entre los personajes refleja la distancia emocional existente entre
los mismos. A mayor distancia puede haber menor comunicación. La representación de los
personajes en planos diferentes refleja, en algún grado, falta de comunicación, a no ser que los
distintos planos se justifiquen por la presencia de un número elevado de personajes.
Valorización y desvalorzación
El autor toma en cuenta aspectos como cuál es el personaje dibujado en primer o último lugar, si
se suprime alguno de los personajes o de los elementos de alguno o algunos de los personajes,
como rasgos faciales o manos.
Para el autor uno de los indicios más claros de valorización de un personaje es que aparezca
dibujado en primer lugar. El niño dibuja primero al personaje que considera más importante, al
que admira, envidia o teme. El hecho de pensar primero en él, indica que se identifica con éste. En
general, se percibe al padre como el elemento más importante de la familia, al menos en niños en
etapas de latencia, como los que estudió Font.
El autor encontró que en todos los niveles socioculturales había una tendencia a dibujar al padre
primero. Frecuentemente, el personaje más importante aparece a la izquierda de la página,
aunque en ocasiones aparece al centro y los demás miembros de la familia a su alrededor.
Otros indicios de valorización
Lluis considera también otros signos de valorización, como el aumento de tamaño de alguno de los
elementos o personajes, y la representación de mayor cantidad de detalles, así como la tendencia
a perfeccionar alguna de las figuras o elementos de la misma.
Dibujar a un personaje en último lugar, constituye una de las maneras posibles de desvalorizarlo,
siempre que esto no sea producto del orden de la jerarquía familiar.
La representación de cualquiera de las figuras parentales en último lugar resultó poco frecuente
en todos los niveles socioculturales estudiados por el autor.
Que el niño se dibuje a sí mismo en último lugar, sin ser hijo único o el menor, debe interpretarse
como un signo de desvalorización propia.
Este indicador puede ser una defensa consistente para negar una realidad que produce ansiedad o
conflicto intrapsíquico. Desde el punto de vista de Lluis, eliminar a un elemento de la propia
familia es la máxima expresión posible de desvalorización e indicará, por lo menos, problemas
importantes de relación; por tanto, en la interpretación de este aspecto difiere con la hecha por
Corman.
En algunas ocasiones, la desvalorización se proyecta por medio de una figura más pequeña, más
imperfecta, con menos detalles o distanciando al miembro desvalorizado de los demás integrantes
del grupo familiar.
El autor piensa que debe tomarse con reservas la afirmación de que la ausencia de manos se
relaciona con dificultades de contacto ambiental o sentimientos de culpa. No obstante, relacionar
esta variable con otras, arroja que en la clase media es en la que se presenta con mayor
frecuencia; por lo que cree que ya que la clase media es más exigente y rígida, la ausencia de
manos tendría que ver con culpabilidad.
Por otra parte, encontró que la omisión de manos aumenta a medida que crece el tamaño de la
familia, lo cual puede indicar que en estos casos la omisión si se deba a dificultades de contacto
con el ambiente.
Para Lluis la supresión de rasgos faciales indica además de una desvalorización de los miembros de
la familia, perturbaciones en las relaciones interpersonales; ya que la cara es la parte más
expresiva del cuerpo y las facciones representan los aspectos sociales por excelencia.
Componentes jerárquicos
Éstos se refieren al lugar que se adjudica a los diferentes subsistemas estructurales de la familia.
Bloque parental
Lluis encontró en su muestra que, de manera frecuente, el bloque parental se dibujaba en primer
lugar. Cuando dicho bloque no aparece, el sujeto percibe vínculos afectivos fuertes de alguno de
los padres hacia alguno de los hermanos, proyecta su visión de ciertos favoritismos o una situación
de rivalidad entre los hermanos por el afecto de los padres.
No dibujar a los padres juntos y, por el contrario, intercalar entre ellos a algún hermano o a sí
mismo, siempre y cuando ninguno de los padres esté desvalorizado, puede indicar que cree
privilegiado al personaje intercalado o es la expresión de un deseo de sobreprotección o
dependencia.
Es frecuente que se altere la jerarquía de los hermanos en los dibujos de los niños, por lo que esta
situación sólo puede verse como la existencia de problemas importantes entre los hermanos,
sobre todo cuando la alteración de la jerarquía va unida a otros indicadores de conflicto como
borraduras, tamaño, sombreado, supresión de algunos elementos o algunos otros semejantes.
Jerarquía familiar
Según el autor, el orden jerárquico normal consiste en dibujar al padre en primer lugar, después a
la madre y a continuación a los hermanos, por orden de mayor a menor, Si aparece valorización o
desvalorización muy clara de alguno de los miembros de la familia, este orden se altera.
Básicamente este autor compilo el trabajo de diversos autores como Cain y Gomila, Corman y
otros para desarrollar sus estudios y presentar su interpretación del dibujo de la familia.
En el año 1900 la prueba del dibujo de la familia fue utiliza y obtuvo consideración clínica en Italia
gracias al trabajo de Colombo, Santonastaso, Salandin y Nuciforo que son los autores que
comenzaron a utilizar este test proyectivo en el ámbito clínico.
Font en el año 1978 explico que la prueba del dibujo de la familia es una de las técnicas de
exploración de la afectividad infantil que goza de mayor popularidad. En esta prueba se enfatiza el
aspecto proyectivo. Esta prueba, a diferencia de la prueba del Dibujo de la Figura Humana, evalúa
clínicamente cómo el niño percibe subjetivamente las relaciones entre los miembros de la familia
y cómo se incluye en este sistema al que se considera como un todo. Además, permite investigar
acerca de los aspectos de la comunicación del pequeño con otros miembros de su familia, y de los
miembros restantes entre sí.
En el año 1987 Edelberg y otros autores como Garcia y Grassano remarcaron que la prueba de la
familia se utiliza más para evaluar aspectos emocionales en el niño, en vez de aquellos del
desarrollo intelectual y de maduración, aunque se puede utilizar incluso para valorar algunas áreas
de los problemas de aprendizaje.
También en 1987 Hughland, Dundas y Hansen introdujeron esta técnica proyectiva en Noruega y
fue en ese momento cuando se empezó a darle importancia a los dibujos de los niños.
En 1990 Zaika, Kreydun y Yachina presentaron el dibujo de la familia como un instrumento valioso
para el diagnóstico infantil en Rusia.
En 1986-1990 Shiller y Payne empezaron a utilizar y desarrollar esta técnica en EUA.
En el año 1967 Louis Corman consideró que la proyección se da con más facilidad si la indicación
es más vaga como: “Dibuja una familia que tú imagines”. Esta instrucción permite, según este
autor, que las tendencias inconscientes se expresen con mayor facilidad.
En estudios realizados en México, Rosa Korbman en el año 1984 menciona que en la práctica
clínica con niños pequeños, se encontró que la consigna más adecuada es: “Dibuja a tu familia”.
Esto se fundamenta en el supuesto de que el niño es un sujeto en formación en el que la represión
es menor, no se defiende como el adulto y, por tanto, se proyecta abiertamente. Nos interesa la
proyección total de su familia y decirle: “Dibuja a una familia”, se presta a que dibuje su ideal.
Es así como a través del tiempo el dibujo de la familia ha logrado evolucionar a tal punto de
crearse indicadores emocionales, inclusión de planos gráficos, escalas de inteligencia y otros
parámetros que diversos autores utilizan para la interpretación de este test proyectivo y que
seguramente seguirán evolucionando con el tiempo.
Referencias
Esquivel Ancona, F. “Psicodiagnóstico clínico del niño” 3ª. Edición. Editorial El Manual Moderno.
México. 2007. Pág. 263 y 272
Oaklander, V. «Ventanas a nuestros niños». Editorial Cuatro Vientos, Santiago de Chile, 1992
Corman L. «El test del dibujo de la familia». Editorial Kapelusz, Buenos Aires, 1967.