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¿Por qué los estudiantes de bachillerato no adquieren el

compromiso para proyectarse a nivel profesional?

En el desarrollo académico de los estudiantes, la etapa del bachillerato es una etapa


importante tanto cognitivo, afectivo y social de los jóvenes. Además de que se
prepararán para tener las bases de la etapa universitaria (con la elección de áreas
de formación profesional). Dentro de las instituciones, la gran mayoría de las veces,
los jóvenes sienten que cumplen una currícula rígida y a la falta de oportunidades,
haciendo que exista una indiferencia desde una formación temprana para la vida
universitaria y profesional.

En la estructura del subsistema escolarizado mexicano la trayectoria regular


ininterrumpida de estudiantes puede durar de 16 a 20 años, luego de transitar por
tres niveles educativos: básico, medio superior y superior. En el segundo (educación
media superior) se ofrece varias modalidades, pero sólo en dos niveles, el
bachillerato y la educación profesional técnica. Dentro de este nivel, durante su
trayecto, el estudiante va definiendo su perfil profesional, eligiendo el área de
formación (área uno, dos, tres o cuatro). Y esto lo puede definir mejor si la institución
educativa cuenta con orientación vocacional.

La orientación vocacional surgió para “descubrir cómo solucionar problemas de


ajuste profesional y para la selección profesional de mano de obra especializada
[…]” (Reyes Jurado, 2018; Senado de la República, 2009). La orientación vocacional
tiene un área llamada orientación profesional, la cual implica la inserción académica
sociolaboral del estudiante.

Por lo que es importante poner a disposición estrategias de búsqueda y selección


de la información, ya que una vez que el sujeto (el alumno) ha adquirido información
sobre sí mismo, puede tomar mejores decisiones para su vida, y reflexionar
tomando en cuenta diferentes variables como su contexto geográfico, su historial
académico su situación socioeconómica, entre otros.
Añadiendo, la orientación profesional en conjunto con la orientación para la
prevención y el Desarrollo humano forman parte fundamental para la creación de
un proyecto de vida significativo y es durante la etapa adolescente, dónde los
individuos empiezan a reunir sus motivaciones y experiencias en acciones
concretas que los conducen hacia un acercamiento o alejamiento de su vida futura
o anhelada.

Por otro lado, los jóvenes que cursan el bachillerato se enfrentan a grandes
desafíos, para los padres de familia y profesores lo importante es lo medible; es
decir la acreditación de las materias, pero para los jóvenes esto implica toda una
dinámica personal que, en muchos de ellos, los lleva a abandonar no solo su
formación profesional, sino el deseo de superación personal, familiar y social.

La educación que se imparte en el nivel medio superior, es un medio muy


importante, dado las características físicas y psicológicas de los jóvenes; ya que, si
bien es la edad del adolecer, también es la edad en la que poseen una fuerza y
ánimo especial, que bien orientada puede favorecer a la mejor convivencia humana
y desarrollo de la propia persona y de la sociedad.

A raíz del cumplimiento de la acreditación de materias en las instituciones, esto ha


llevado una indiferencia en su formación académica: “[…] se relaciona con el
desencanto producido por instituciones que funcionan cada vez más en el marco de
rutinas más aburridas que espectaculares en materia de innovaciones […]” (Senado
de la República, 2009)

El joven está acostumbrado a lo inmediato, es difícil que pueda planear al futuro, en


esta etapa de formación tiene que dar respuesta a la carrera universitaria que tiene
que elegir. Si el profesor logra orientar a los alumnos en esta búsqueda, logrará que
el joven encuentre sentido a su vida, sus estudios y acepte luchar día a día hasta
alcanzar un ideal; además de que la orientación vocacional de la institución puede
guiar al estudiante a elegir su vida profesional. Ayudar al joven a descubrirse con
sus propios valores y lo que realmente desea alcanzar, le permitirá tener una visión
clara de lo que puede alcanzar.
Con base en la información de Hernández García y Padilla López (2021), “el
bachillerato es un periodo donde el estudiante va definiendo con mayor ímpetu su
proyecto de vida, […] es el ‘puente’ debido a su función social y formativa, puesto
que brinda las herramientas necesarias para transitar hacia la educación superior a
la vida laboral”.

Durante el bachillerato la expectativa de transición hacia la universidad toma mayor


fuerza. Sin embargo, podría no ser un proceso continuo y lineal, lo cual se debe a
que se percibe una ruptura de la continuidad espacio-tiempo, que se produce a partir
del desdibujamiento de determinados referentes que le daban sentido y orden, ya
que los jóvenes pueden primero trabajar y después transitar hacia la educación
superior, aunque otros llevan a cabo ambas actividades al mismo tiempo. Además,
hay quienes se incorporan a la universidad, la abandonan por un tiempo y después
la retoman nuevamente. Estos tipos de transiciones se atribuyen a la falta de
posibilidades de lograr una trayectoria continua, puesto que se ofrecen pocas
oportunidades a futuro.

El ofrecer a los jóvenes el conocimiento directo del entorno social, es el medio más
favorable para lograr el interés y sensibilización de las necesidades de la sociedad,
cuando el joven descubre necesidades primordiales insatisfechas en otras
personas, logra interesarse más allá de las propias necesidades y a la vez descubre
y crea habilidades para intervenir (Senado de la República, 2009).

Si el bachillerato brinda un plan de estudios basada en los intereses juveniles, con


oportunidades de conocimiento y participación de la realidad social: el joven irá
construyendo sus sueños como vocación, además de que motivará al estudiante a
crear un perfil profesional para que siga esa línea y pueda lograr sus objetivos.

Como se ha visto, la falta de apoyo y seguimiento del estudiante de bachillerato, y


la modalidad rígida de acreditarlo, hace que el estudiante pierda de manera
paulatina el interés de proyectar y planear su vida profesional, aparte de factores
socioeconómicos, ya que pierde el interés de construir su proyecto de vida y se
enfoca mecánicamente en pasar las materias. Por lo que es importante el área
humana que tiene la orientación vocacional, ya que será una guía para que el
estudiante pueda tomar un camino y seguirlo sin mirar atrás, además del apoyo de
la institución con materias que de verdad muevan a los estudiantes a ser
profesionistas y que ayuden a su comunidad a resolver necesidades.

Fuentes consultadas

Hernández García, O. E., & Padilla González, L. E. (2021). Expectativas de los


estudiantes hacia la educación superior: influencia de variables familiares,
personales y escolares. Sociológica, XXXIV(98), 221-251.
https://doi.org/https://www.scielo.org.mx/pdf/soc/v34n98/2007-8358-soc-34-
98-221.pdf

Ibarra Uribe, L. M., Escalante Ferrer, A. E., & Fonseca Bautista, C. D. (2013). El
significado de estudiar para los jóvenes de bachillerato. Education Policy
Analysis Archives/Archivos Analíticos de Políticas Educativas, XXI(60), 1-28.
https://doi.org/https://www.redalyc.org/pdf/2750/275029728060.pdf

Reyes Jurado, D. (2018). Importancia del Proyecto de Vida en Estudiantes de Nivel


Bachillerato. Tesina, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Puebla.
Obtenido de https://hdl.handle.net/20.500.12371/7991

Senado de la República. (2009). Estudio: el bachillerato centrado en los jóvenes: la


indiferencia juvenil hacia los planes de estudio. Estudio, Instituto Belisario
Domínguez. Obtenido de
http://bibliodigitalibd.senado.gob.mx/bitstream/handle/123456789/1746/bach
illerato.pdf?sequence=1&isAllowed=y

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