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TURQUÍA 2022

Defensores y defensoras de los derechos humanos, periodistas,


miembros de la oposición política y otras personas siguieron siendo
objeto de investigaciones infundadas, procesamientos y sentencias
condenatorias. El Parlamento introdujo reformas draconianas a leyes
vigentes que restringieron aún más la libertad de expresión en
Internet. La policía empleó fuerza ilegítima para detener a cientos de
participantes en marchas del Orgullo prohibidas en varias provincias, y
el derecho a la libertad de reunión pacífica continuó estando
gravemente limitado. El Consejo de Estado rechazó revocar la
decisión adoptada por Turquía en 2021 de retirarse del Convenio de
Estambul. El país seguía albergando a la mayor población refugiada
del mundo, pero las devoluciones sumarias violentas de personas
afganas y de otras nacionalidades se saldaron con muertes y lesiones
graves en un contexto de incremento de la retórica racista y contra las
personas refugiadas empleada por figuras políticas y en los medios de
comunicación. Hubo denuncias graves y creíbles de tortura y otros
malos tratos.

Información general

En marzo, el Comité Europeo de Derechos Sociales concluyó que


Turquía “no había establecido un enfoque general y coordinado para
luchar contra la pobreza y la exclusión social”. Al concluir el año, la
tasa oficial de inflación alcanzó el 64,27%, lo que agravaba la crisis del
costo de la vida para millones de personas.

El 13 de noviembre, un atentado con bomba en Estambul causó la


muerte de 6 personas e hirió a más de 80. Las autoridades culparon
del atentado al Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK) y a las
Unidades de Protección del Pueblo, radicadas en Siria. El 20 de
noviembre, Turquía lanzó ataques aéreos sobre Siria y el norte de Irak
alegando que lo hacía como represalia por el atentado.

Libertad de expresión
En mayo, se hizo firme la sentencia del Consejo de Estado que
suspendía una directiva que prohibía a periodistas y a la ciudadanía
grabar manifestaciones.
En junio, se ordenó la prisión preventiva en Diyarbakır de 16
periodistas de 3 medios de comunicación y del copresidente de la
Asociación de Periodistas Dicle Fırat, acusados de “pertenencia a una
organización terrorista”. Al concluir el año, todavía no se había dictado
acta de acusación formal.

En agosto se ordenó el ingreso en prisión de la cantante pop Gülşen


por presunta “incitación pública al odio y la enemistad”, en relación con
un vídeo difundido en abril en redes sociales en el que se mostraba un
diálogo en clave de humor entre ella y un miembro de su banda.
Después de tres días fue sometida a arresto domiciliario, que se
levantó a las dos semanas, pero al terminar el año su procesamiento
continuaba.

En septiembre, el Tribunal Regional de Apelación de Ankara anuló las


sentencias condenatorias dictadas en 2019 contra 11 miembros de la
junta directiva nacional de la Asociación Médica de Turquía por cargos
de propaganda terrorista e incitación al odio. En octubre, el fiscal
presentó un recurso contra la decisión del Tribunal de Casación que
continuaba pendiente al finalizar del año.

También en octubre, el Parlamento modificó varias leyes mediante un


paquete de reformas conocido como la “ley de censura”. Las medidas
incluían tipificar como nuevo delito la “difusión pública de
desinformación”; aumentar los poderes de la Autoridad de las
Tecnologías de la Información y la Comunicación para obligar a las
empresas de redes sociales a retirar contenidos y proporcionar datos
de usuarios o, de lo contrario, éstas tendrían que afrontar multas y una
severa reducción del ancho de banda; y ampliar los ya de por sí
restrictivos requisitos para estas empresas añadiendo
responsabilidades penales, administrativas y económicas.1 En
diciembre, el periodista radicado en Bitlis Sinan Aygül fue la primera
persona enviada a prisión preventiva por ese nuevo delito, por un tuit
en el que compartió unas acusaciones de abuso sexual no
confirmadas. El periodista quedó en libertad sin cargos al cabo de 12
días, el 22 de diciembre.

En un juicio de motivación política, un tribunal dictó en diciembre una


sentencia condenatoria contra Ekrem Imamoğlu, alcalde de Estambul,
por “insultar a un funcionario público” y lo inhabilitó políticamente. El
procesamiento se había iniciado a raíz de que Ekrem Imamoğlu
llamara “necios” a los miembros del Consejo Supremo Electoral de
Turquía en unos comentarios realizados en 2019 ante los medios de
comunicación. La sentencia se recurrió.
Libertad de reunión
Las autoridades siguieron privando al grupo conocido como
Madres/Personas del Sábado de su derecho a la libertad de reunión
pacífica en la plaza Galatasaray, donde se concentraba
periódicamente para protestar contra las desapariciones forzadas de
las décadas de 1980 y 1990. En junio, la policía antidisturbios impidió
al grupo celebrar su vigilia pacífica número 900 al detener al abogado
y la abogada de derechos humanos Öztürk Türkdoğan y Eren Keskin,
y a varios familiares de víctimas de desaparición forzada.2 En agosto,
la policía impidió una protesta pacífica de las Madres/Personas del
Sábado para conmemorar el Día Internacional de las Víctimas de
Desapariciones Forzadas en el cementerio de Altınşehir y detuvo a 14
personas. Continuó el procesamiento infundado de 46 personas por
haber participado en la concentración número 700 en agosto de 2018.
En septiembre, la policía impidió al grupo realizar una declaración a la
prensa ante el Palacio de Justicia de Çağlayan antes de la quinta vista
de su juicio y detuvo a 16 personas, 3 de ellas profesionales de la
abogacía.

Continuaron las restricciones ilegítimas de las marchas del Orgullo.


Las organizaciones LGBTI documentaron 10 eventos del Orgullo
prohibidos en todo el país y más de 530 personas detenidas durante la
temporada del Orgullo, lo que superaba la cifra total de detenciones
desde la primera prohibición del Orgullo de Estambul en 2015. El 10
de junio, la policía impidió la celebración de la marcha estudiantil del
Orgullo en la Universidad Técnica de Oriente Medio en Ankara, y
detuvo a 38 estudiantes después de que el rectorado de la universidad
“prohibiera categóricamente” el evento a través de un correo
electrónico enviado 3 días antes a todo el alumnado.3

En junio, las autoridades prohibieron arbitrariamente todos los eventos


de la semana del Orgullo en Estambul. El 26 de junio, la policía
dispersó con gas lacrimógeno y balas de plástico a activistas LGBTI
que se habían concentrado en la avenida Istiklal desafiando la
prohibición y detuvo al menos a 370 participantes.

En octubre, la fiscalía solicitó que se declarara culpables a 4 de los 8


estudiantes de la Universidad del Bósforo procesados por “dañar
propiedad pública” durante una protesta celebrada en enero de 2021,
a pesar de que no disponía de pruebas de que se hubiera cometido un
ilícito penal; el delito imputado conllevaba una pena de hasta 4 años
de prisión. En noviembre, las 70 personas pertenecientes al alumnado
de la Universidad del Bósforo detenidas durante la marcha del Orgullo
celebrada en sus instalaciones en mayo fueron acusadas de “negarse
a dispersarse a pesar de las advertencias”.

Libertad de asociación
Turquía continuó en la “lista gris” de la organización
intergubernamental Grupo de Acción Financiera Internacional, al
tiempo que empleaba sus recomendaciones sobre la lucha contra el
blanqueo de dinero y contra la financiación del terrorismo como
pantalla de humo para facilitar el hostigamiento a las ONG. Las
autoridades también intensificaron el uso de auditorías intrusivas a
ONG aplicando la Ley de Prevención de la Financiación de la
Proliferación de Armas de Destrucción Masiva.

Al terminar el año, seguía pendiente una demanda presentada en


2021 para disolver el segundo mayor partido de la oposición, el
Partido Democrático de los Pueblos, e inhabilitar políticamente durante
5 años a 451 de sus altos cargos y miembros. En noviembre, el
Tribunal Europeo de Derechos Humanos resolvió que Turquía había
vulnerado los derechos de Figen Yüksekdağ, excopresidenta del
partido, y de otros 13 exmiembros del Parlamento, según lo previsto
en el artículo 18 del Convenio Europeo de Derechos Humanos, que
limita la capacidad de los Estados de restringir estos derechos.

En abril comenzó ante el tribunal civil de primera instancia núm. 13 de


Estambul el proceso de disolución de la ONG Plataforma
Detendremos los Femicidios, a la que se acusaba de haber realizado
“actividades ilegales e inmorales […] que daña[ba]n la estructura de la
familia turca so pretexto de defender los derechos de las mujeres”.

Al concluir el año, seguía tramitándose una demanda interpuesta en


mayo para cerrar el Centro Comunitario de Tarlabaşı en Estambul por
presunto “intento de influir en la orientación sexual de los niños y las
niñas al normalizar en la sociedad la sexualidad de las personas
conocidas como LGBTI”. En abril se anuló una sentencia dictada en
febrero por otro tribunal que ordenaba detener las actividades del
Centro.

Impunidad
En abril, un tribunal de Estambul suspendió el procesamiento in
absentia de 26 ciudadanos saudíes acusados de asesinar en 2018 al
periodista Jamal Khashoggi y resolvió que el caso se podía trasladar a
Arabia Saudí. Posteriormente, las relaciones bilaterales entre ambos
países mejoraron.

El enjuiciamiento de tres policías y un presunto miembro del PKK


acusados de matar en 2015 al abogado de derechos humanos Tahir
Elçi continuó por segundo año.

También continuó el juicio contra 13 agentes de policía que en 2020


habían sido acusados formalmente de causar la muerte a Metin
Lokumcu durante una protesta celebrada en 2011 en la localidad de
Hopa.

Defensores y defensoras de los derechos humanos


Öztürk Türkdoğan, copresidente de la Asociación de Derechos
Humanos, afrontó durante el año tres procesamientos distintos por
“pertenecer a una organización terrorista”, “insultar a un funcionario
público” y “desacreditar a la nación turca”.4 El Tribunal Regional de
Apelación de Ankara no había resuelto los recursos contra su
absolución en los dos primeros. El tercero continuaba tramitándose al
terminar el año.

Los tribunales no ejecutaron las sentencias del Tribunal Europeo de


Derechos Humanos dictadas en los casos de Osman Kavala y
Selahattin Demirtaş mientras el presidente y otros altos cargos del
gobierno declaraban falsamente que dichas sentencias no eran
vinculantes para Turquía. El hecho de no excarcelar a Osman Kavala
de conformidad con la sentencia de 2019 dio lugar a que, en febrero,
el Consejo de Europa iniciara un procedimiento de infracción contra
Turquía; era la segunda vez que se abría este procedimiento contra un
Estado miembro.

En abril, el Tribunal Penal Núm. 13 de Estambul dictó sendas


sentencias condenatorias contra Osman Kavala y otras 7 personas en
el nuevo juicio del parque Gezi a pesar de la ausencia total de
pruebas. Osman Kavala fue declarado culpable de “intentar derrocar al
gobierno” y condenado a cadena perpetua sin posibilidad de obtener
la libertad condicional. Las demás personas juzgadas en la misma
causa —Mücella Yapıcı, Tayfun Kahraman, Can Atalay, Mine
Özerden, Çiğdem Mater, Hakan Altınay y Yiğit Ekmekçi— fueron
condenadas a sendas penas de 18 años de prisión por colaborar
presuntamente con Osman Kavala. Al finalizar el año, los recursos
contra las sentencias condenatorias de todas las personas
encausadas estaban pendientes de resolución ante el Tribunal
Regional de Apelación.

También en abril, el Tribunal Regional de Apelación de Estambul


confirmó la sentencia condenatoria y la pena contra la abogada de
derechos humanos Eren Keskin por “pertenencia a una organización
terrorista” que se habían dictado en el juicio principal relativo al
periódico kurdo Özgür Gündem, cerrado tras el intento de golpe de
Estado de 2016. Al terminar el año, tras los enjuiciamientos por su
papel como redactora jefa simbólica de Özgür Gündem, las penas
impuestas a Eren Keskin sumaban un total de 26 años y 9 meses de
prisión. Seguían pendientes ante el Tribunal de Casación los recursos.

En mayo, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos resolvió que la


prisión preventiva a la que se había sometido a Taner Kılıç en 2017 y
2018 había violado su derecho a la libertad, la seguridad y la libertad
de expresión, y concluyó que su “detención se realizó en ausencia de
motivos plausibles para sospechar que hubiera cometido los delitos
que se le imputaban”. En noviembre, el Tribunal de Casación anuló la
injusta sentencia condenatoria impuesta a Taner Kılıç por “pertenencia
a una organización terrorista” alegando “investigación incompleta”, y
las dictadas contra las otras tres personas defensoras de los derechos
humanos por “ayudar a una organización terrorista” debido a la “falta
de pruebas” en el largo juicio de Büyükada.

En septiembre, 23 personas, entre ellas al menos 15 integrantes,


miembros del personal y de la junta directiva de la Asociación de
Observación de la Migración, fueron encausadas por “pertenencia a
una organización terrorista”. La fiscalía alegó que la asociación había
publicado 3 informes cuyo propósito era “hacer propaganda de una
organización terrorista” y que los fondos recibidos de varias fuentes
extranjeras se canalizaban a un grupo armado. La primera vista del
juicio se celebró el 13 de diciembre.

En octubre, se ordenó el ingreso en prisión de la profesora Şebnem


Korur Fincancı, presidenta de la Asociación Médica de Turquía, por
“hacer propaganda de una organización terrorista”.5 La docente había
pedido públicamente una investigación independiente sobre las
denuncias de que se habían empleado armas químicas contra el PKK
en la región del Kurdistán de Irak. En diciembre, el Tribunal Penal
Núm. 24 de Estambul aceptó el acta de acusación formal por el mismo
cargo. La primera vista de su enjuiciamiento se celebró el 23 de
diciembre.
Discriminación
Derechos de las mujeres

En mayo, entró en vigor una ley para proteger de la violencia a las


mujeres y al personal médico. La ley definía el acoso persistente de
las mujeres como un delito específico, limitaba la facultad de los
tribunales de reducir las penas impuestas a los perpetradores e
incrementaba las penas privativas de libertad, con penas más duras
para los delitos cometidos contra menores de edad o mujeres
separadas o divorciadas.

Al menos 225 mujeres fueron víctimas de femicidio a manos de


hombres durante los primeros 10 meses del año según estadísticas
oficiales del gobierno, aunque algunos informes registraron cifras muy
superiores. Por ejemplo, la Plataforma Detendremos los Femicidios
denunció que habían sido asesinadas 393 mujeres.

En marzo, tres destacadas integrantes de la Asociación de Mujeres


Rosa, con sede en Diyarbakır, fueron puestas bajo custodia policial y
afrontaron un procesamiento infundado por “pertenencia a una
organización terrorista”. La fiscalía alegaba que las actividades de la
asociación para el Día Internacional de la Mujer y el Día Internacional
de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer se habían llevado a
cabo siguiendo instrucciones de un grupo armado.

En julio, el Consejo de Estado —máximo tribunal administrativo de


Turquía— rechazó las solicitudes de decenas de organizaciones de
mujeres, colegios de abogacía y otras asociaciones de que se anulara
la decisión presidencial de 2021 de retirar a Turquía del Convenio del
Consejo de Europa sobre Prevención y Lucha contra la Violencia
contra las Mujeres y la Violencia Doméstica (Convenio de Estambul).
En la práctica, la decisión del Consejo ratificaba la retirada unilateral
del tratado realizada por el ejecutivo. Estaba pendiente de resolución
un recurso contra esta decisión; varias solicitudes más, presentadas
por organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres,
todavía no se habían visto al terminar el año.

Derechos de lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI)

Figuras de la política, autoridades gubernamentales entre ellas,


emplearon de manera habitual contra las personas LGBTI un discurso
de odio y campañas difamatorias, amplificadas por ciertos medios de
comunicación. La discriminación, la intimidación y la violencia se
tornaron especialmente visibles durante la temporada del Orgullo,
cuando la policía trató de dispersar con violencia marchas pacíficas y
detuvo a quienes participaban en ellas.

En septiembre, el organismo estatal de radiodifusión RTÜK apoyó un


anuncio que se refería a las personas LGBTI como un “virus” y las
acusaba de causar la “destrucción de familias”. El anuncio promovía
una manifestación contra los derechos LGBTI en Estambul.

Derechos de las personas refugiadas y migrantes


Las autoridades turcas usaron fuerza ilegítima, incluidos disparos con
munición real, para devolver sumariamente a Irán a miles de personas
afganas que buscaban protección.6 También hicieron uso ilegítimo de
armas de fuego contra personas afganas que trataban de cruzar la
frontera, lo que en algunos casos se saldó con muertes y personas
heridas. So pretexto de “retornos voluntarios”, algunas personas
fueron deportadas ilegítimamente a Afganistán en avión.

En julio, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos resolvió en la


causa Akkad v. Türkiye que la devolución a Siria de un hombre sirio
que residía legalmente en Turquía a través del abuso de una orden de
“retorno voluntario” constituía una violación de la prohibición de las
devoluciones (refoulement), del derecho a un recurso, del derecho a la
libertad y la seguridad, así como de la prohibición del trato degradante
debido a las condiciones del traslado del demandante en el contexto
de la operación de devolución. Varias organizaciones de derechos
humanos documentaron que, entre febrero y julio, las autoridades
turcas habían detenido y recluido arbitrariamente y devuelto de
manera ilegítima a cientos de personas refugiadas sirias.

Tortura y otros malos tratos


Según testigos presenciales, en abril, un nutrido grupo de guardias de
la prisión de Mármara (anteriormente conocida como Silivri), en
Estambul, había golpeado a varios presos y les había inducido al
suicidio. Un recluso, Ferhan Yılmaz, murió en el hospital en abril, al
parecer, tras haber sido sometido a tortura y otros malos tratos por
guardias de la prisión. Otros 10 presos fueron presuntamente
trasladados a distintas prisiones de todo el país tras denunciar
asimismo que los guardias penitenciarios los habían golpeado. La
Oficina del fiscal jefe del distrito de Silivri anunció una investigación
sobre las denuncias, pero al terminar el año no se conocía el
resultado.

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