Está en la página 1de 7

BOLILLA 2.

PUNTO 3. El derecho concursal. Su inserción en el derecho civil y comercial. Noción de los concursos.
Presupuestos económicos: el crédito de los acreedores, defensa, la conversación de la empresa, crisis de la
persona humana no empresaria, la celeridad en la finalización de la crisis.
Para comenzar, debemos tener en cuenta que cuando hablamos de concursos nos estamos refiriendo a las dos
clases de concursos que contempla nuestra legislación: el concurso preventivo y la quiebra. Los dos procesos
están regulados por la ley 24.522 y sus modificatorias.
Cuando un deudor no cumple con la obligación contraída, el acreedor puede iniciar una acción individual. Pero
el problema surge cuando hay varios acreedores y el patrimonio del deudor no alcanza para satisfacer todos
los créditos, porque en ese caso, algunos acreedores cobrarán la totalidad de su crédito y otros no cobrarán
nada. Los procesos concursales (concurso preventivo y quiebra) son una solución a este problema, ya que
protegen los intereses de todos los acreedores asegurándoles el cobro de sus créditos en igualdad de
condiciones.
Los procesos concursales o “concursos” tratan la insuficiencia del patrimonio, para cancelar en tiempo y en
forma los pasivos exigibles.
La obligación implica un vínculo de carácter patrimonial que une a un deudor con un acreedor. El supuesto de
normalidad de las relaciones implica que la se cumplirá espontáneamente.
El incumplimiento de la misma genera la posibilidad de que el acreedor ejecute coactivamente parte o todo el
patrimonio de su deudor para satisfacer su acreencia y los daños sufridos. Así, el patrimonio del deudor se
convierte en la prenda común de los acreedores. Pero el problema surge ante la insuficiencia del patrimonio
para atender la totalidad de las ejecuciones.
Si bien en ambos procesos se trata una actuación coactiva de la ley, se debe tener en cuenta que entre ambas
ejecuciones no existe una diferencia de grados. Por el contrario, existen diferencias notorias, entre otras, las
siguientes:

EJECUCIÓN INDIVIDUAL EJECUCIÓN COLECTIVA

Presupuesto de Incumplimiento Estado de cesación de pagos


inicio o insolvencia.
Regla para el Privilegios de la legislación Privilegios de la legislación
reparto común. Prior in tempore concursal. No hay preferencia
potior in iure temporal.
Acreedores quirografarios
concurren a prorrata. Pars
conditio creditorum
Cantidad de Tantos como Sólo se puede dar un
procedimientos incumplimientos se proceso universal por
produzcan en contra del deudor.
deudor
Intereses en Privados del deudor y Excede los intereses del
juego acreedor, rige el principio deudor-acreedor. Principio
dispositivo inquisitivo
Intensidad de las Cautelares sobre ciertos Sobre la persona y la
medidas bienes universalidad de bienes del
ordenadas deudor
Actos en Legislación común Instrumentación de
perjuicios a acciones de recomposición
acreedores patrimonial propias
Concurrencia Interés es la medida de las Todos los acreedores tienen
acciones la obligación de concurrir
para hacer valer sus
derechos.

Deben distinguirse dos objetivos fundantes de los citados procesos: el fundamento (responde a la pregunta
¿por qué?) y la finalidad (responde a la pregunta ¿para qué?).
Todos los procesos concursales obedecen al mismo fundamento, pero no todos tienen la misma finalidad.
El fundamento es la cesación de pagos. El deudor se encuentra en un concurso preventivo y/o en quiebra por
causa o con motivo de la cesación de pagos. Se denomina así al estado de impotencia de un patrimonio para
hacer frente en forma regular a las obligaciones que lo gravan. Otros autores, lo definen como “el grado de
impotencia patrimonial que exterioriza, mediante determinados hechos reveladores, que el deudor se
encuentra imposibilitado de cumplir regularmente sus obligaciones, cualquiera sea el carácter de ella y las
causas que lo generen”.
Características del estado de cesación de pagos:
1. Estado del patrimonio: la cesación de pagos no es un hecho (como si lo es un simple incumplimiento) sino
un “estado del patrimonio”.
2. Impotencia del patrimonio: para hacer frente a las obligaciones.
3. Generalizado: porque debe afectar a todo el patrimonio y no a una obligación aislada.
4. Permanente: porque debe proyectarse en el tiempo y no ser un inconveniente ocasional.
5. Exteriorizado por hechos reveladores: la persona afectada, para caer en “estado de cesación de pagos” deberá
incurrir en alguno de los hechos enumerados por el artículo 79 LCQ –dicha enumeración no es taxativa-. El juez
deberá determinar si dichos hechos revelan o no un estado de cesación de pagos.
En cambio, la finalidad de ambos procesos es distinta. Mientras que en el concurso preventivo se trata de
evitar la quiebra mediando un acuerdo que permita al deudor superar su situación cesante, refinanciar su
pasivo y reinsertarse en el mundo comercial, en la quiebra el objetivo es liquidar los bienes y distribuir su
resultado entre la masa pasiva (conjunto de acreedores) conforme el orden de sus respectivos privilegios.
Es decir, la finalidad mediata del concurso preventivo es evitar la quiebra, y la finalidad inmediata es tratar de
lograr un acuerdo con los acreedores, a través de la enunciación de propuestas por parte del deudor y la
elección de alguna de ellas por los acreedores, quienes deben prestar su conformidad. Una vez elegida la
propuesta, se presenta el expediente al juez quien debe analizar si están cumplidos los requisitos que la ley
establece y debe homologar el acuerdo (darle fuerza de sentencia). De esta manera el deudor cumpliendo con
el acuerdo, sale de esa situación de cesación de pagos y puede reinsertarse en el mundo comercial →
FINALIDAD PREVENTIVA.
La finalidad de la quiebra es la venta (liquidación) de los bienes, para luego afectar lo producido de esos bienes
al pago del pasivo falencial, en su mayor medida, mediante el sistema de los privilegios (sistema propio de la
Ley de Concursos y Quiebras LCQ) → FINALIDAD LIQUIDATIVA.
A su vez, hay que tener en cuenta que dentro de estos dos procesos concursales clásicos existen subespecies,
como el concurso del fiador o garante, el grupo económico, el acuerdo preventivo extrajudicial o APE, el
pequeño concurso o quiebra, etc.
En los concursos, fundados en la insolvencia del deudor, entran en juego:
 Los derechos de los acreedores.
 La dignidad de la persona del deudor.
 La protección de la empresa como entidad social y económicamente significativa.
Los derechos de los acreedores. El derecho de las obligaciones estuvo y está dirigido a identificar los medios de
que dispone el acreedor para constreñir al deudor al pago de la obligación asumida; ya que el efecto normal
de las obligaciones es el pago, las cuales están destinadas a extinguirse como consecuencia de la satisfacción
del interés del acreedor. Esa necesaria satisfacción del acreedor se sintetiza en las facultades que el Código
Civil y Comercial concede al acreedor y en el otorgamiento de acciones judiciales para agredir el patrimonio del
deudor. Así, cuando los bienes singulares que conforman el patrimonio del deudor son insuficientes para
responder a las obligaciones, es decir, para cancelar en tiempo y en forma los pasivos exigibles, se producen
los procesos concursales.
La dignidad de la persona del deudor. Se reconoce en cada hombre un sentido ético, un valor en sí mismo, una
dignidad, por el solo hecho de ser persona. Esa dignidad exige la preservación de un mínimo de bienes que
permitan al deudor conservar lo necesario para vivir dignamente, él y su familia. La idea de que el deudor
responda con todos sus bienes (en relación a que el patrimonio es la prenda común de sus acreedores) llevada
hasta sus últimas consecuencias sería muy grave. Por lo que, se ha elaborado un catálogo de bienes excluidos
del poder de agresión de los acreedores.
La conservación de la empresa. Ha sido una constante del derecho concursal la preservación de la actividad
empresaria del deudor cesante. Ello se ha proyectado en la mayor facilidad de acceso a las soluciones
preventivas y en la quiebra, en la priorización de la liquidación de la empresa.
Valores protegidos. Históricamente se ha considerado que, mediante los procesos concursales, se estaba
intentando proteger al acreedor. Desde los orígenes del derecho concursal, en Roma, siempre se ha protegido
al acreedor para que este pueda cobrar lo que al deudor le quedó pendiente de pago.
En la actualidad, a causa de la evolución del derecho concursal, esto ya no es así. Hoy se protege, en primer
lugar, al CRÉDITO en general → esa es la razón de la existencia de los procesos concursales.
¿Por qué se protege al crédito? Porque sin este no hay comercio. Las operaciones de créditos tienen una
vigencia permanente y una gran incidencia en la vida cotidiana, constantemente estamos realizando pequeñas
operaciones de crédito. El crédito es fundamental para que una sociedad pueda seguir funcionando, para que
la gente pueda tener dinero, para que la riqueza circule y fluya. Ahora bien, ¿Qué otros valores se protegen
además del crédito? En un orden de protección podemos decir que luego se protege a:
 La empresa como conjunto de bienes que produce otros bienes y servicios.
 La empresa además brinda fuente de trabajo, por lo que otros de los valores que la ley tiene en cuenta para
su protección son los trabajadores.
 Los acreedores en general, en último grado de protección.

Punto 4. Concepciones del derecho concursal. Como derecho privado y como derecho publico; fines de la
institución de cada uno.
- El derecho concursal legisla dentro de la órbita del derecho privado, aunque le dé al Estado la potestad de
intervenir en determinadas situaciones aún ante la oposición de interesados.
- Se trata sin dudas de una norma de derecho privado, de orden público, que varía en el tiempo según la
concepción de los gobiernos en torno a la intervención que le cabe para ordenar la confrontación de intereses
en el tratamiento de la insatisfacción del patrimonio.
- La quiebra ya no es el procedimiento concursal por antonomasia, y en sustitución del mismo, existen
procedimientos preventivos donde se otorgan mayores facilidades de negociación al deudor y la masa pasiva,
con mayor o menor injerencia del Juez y/o síndico, según la decisión política legislativa en materia concursal.

Punto 5.Principios constituciones. Intereses comprometidos por el sistema legal vigente.


La Constitución Nacional faculta al Congreso de la Nación a legislar, entre otras materias de fondo, sobre
“Bancarrotas”. Es el artículo 75 inciso 12 de nuestra Carta Magna que refiere sobre el tema.
La competencia, según lo dispuesto el art. 3º de la ley 24522 dice: “Corresponde intervenir en los concursos
al juez con competencia ordinaria, de acuerdo a las siguientes reglas:
1) Si se trata de personas de existencia visible, al del lugar de la sede de la administración de sus negocios;
a falta de éste, al del lugar del domicilio.
2) Si el deudor tuviere varias administraciones es competente el juez del lugar de la sede de la
administración del establecimiento principal; si no pudiere determinarse esta calidad, lo que es el juez que
hubiere prevenido.
3) En caso de concurso de personas de existencia ideal de carácter privado regularmente constituidas, y
las sociedades en que el Estado Nacional, Provincial o Municipal sea parte -con las exclusiones previstas en el
Artículo 2 entiende el juez del lugar del domicilio.
4) En el caso de sociedades no constituidas regularmente, entiende el juez del lugar de la sede; en su
defecto, el del lugar del establecimiento o explotación principal.
5) Tratándose de deudores domiciliados en el exterior, el juez del lugar de la administración en el país; a
falta de éste, entiende el del lugar del establecimiento, explotación o actividad principal, según el caso.”
 Interviene entonces, la Justicia Ordinaria. Va a ser tratada por los Juzgados Civiles y Comerciales (en Provincia
de Bs As); en CABA, tiene estos juzgados separados, por ende actúan los Juzgados Nacionales en lo Comercial.

Punto 6.Los concursos en el derecho argentino. Evolución histórica del derecho concursal argentino.
Caracterización de los sucesivos y más recientes sistemas vigentes. Tendencias actuales. Objetivos de la
última reforma. El derecho concursal en la legislación comparada.
Los concursos en el derecho argentino. Evolución histórica del derecho concursal argentino.
En nuestro país, rigieron las Ordenanzas de Bilbao (españolas) sancionadas en 1737 hasta la entrada en vigor
del Código de Comercio de 1859. Si bien algunas provincias (como Corrientes, Mendoza y San Juan) adoptaron
el Código de Comercio de España de 1829, la sanción del Código de Comercio para Buenos Aires en 1859 y su
extensión a toda la Nación en 1862 marcó un hito fundamental en nuestro derecho. Se regulaba la quiebra con
posibilidad de un concordato resolutorio, aunque por sus deficiencias prácticas se apuró su reforma en el año
1889.
Dicho Código fue el primer sistema orgánico de origen patrio tendiente a la aprehensión legal del fenómeno
concursal, el cual incluyó en su texto la regulación integral de los procesos falenciales dentro del Libro IV “de
la insolvencia de los comerciantes”.
Con posterioridad, a partir del año 1902 y hasta 1933, la materia se encontró regida por la ley n° 4.156, la cual
modificó en su totalidad el régimen, además de incorporar el concurso preventivo.
En 1933 se produjo una nueva reforma integral en la materia con el dictado de la ley n° 11.719, sustituyéndose
el Libro IV del Código de Comercio. Se produjo una profunda modificación con neta orientación publicística.
Frente a la creciente necesidad de una reformulación del sistema concursal, producto de la vetustez del
régimen establecido por la Ley 11.719, se proyectó y finalmente se aprobó la Ley 19551 en el año 1972. Esta
nueva regulación concursal, fue modificada en 1983 y rigió hasta el año 1995.
Durante el lapso comprendido entre los años 1862 y 1972 las leyes de quiebras o bancarrotas, si bien eran de
aplicación en todo el territorio de la Nación, se restringía exclusivamente a los comerciantes (personas físicas o
personas jurídicas). La regulación de la insolvencia de las personas físicas no comerciantes y de las personas
jurídicas sin carácter comercial se regían en general por las normas procesales provinciales, mediante el
instituto del Concurso Civil.
Esta dicotomía finaliza con el dictado de la Ley n° 22.917 (de reforma de la N° 19.551), que abarcó también a los
sujetos no comerciantes mediante la eliminación de las diferencias entre los procesos previstos en la ley
concursal para uno y otro tipo de sujetos. Esta ley sirvió de base para la reforma de 1995, sancionándose una
nueva ley de concursos y quiebras, actualmente vigente, la ley n° 24.522.
Las leyes 25.589 y 26.086 introdujeron modificaciones en unos pocos artículos pero la importancia y
trascendencia de los mismos han hecho variar considerablemente los efectos de ciertos institutos concursales.
Finalmente, la ley 26.684 publicada en el Boletín Oficial de la República Argentina el 30.06.2011 ha venido a
modificar una serie de artículos propugnando acentuar la defensa de los derechos de los trabajadores en los
procesos concursales, sintetizando la misma una serie de proyectos que estaban para ser tratados por los
legisladores nacionales.
Caracterización de los sucesivos y más recientes sistemas vigentes.
 La ley 19.551 y su reforma.
La vetustez de la ley n° 11.719, la cual había cumplido satisfactoriamente su destino, llevó a la necesidad de
una reformulación del sistema concursal. En 1966 se integró una comisión de reforma que dio a conocer el
anteproyecto en 1969, el cual fue sometido a consideración pública, generándose un vasto movimiento
doctrinario. La comisión tomó en cuenta todo ese material y elevó un proyecto definitivo el que se convirtió en
la ley n° 19.551, sancionada el 4 de Abril de 1972.
La exposición de motivos de la ley 19.551 dice que a los conceptos fundamentales de la universalidad,
colectividad e igualdad se agregaron “la conservación de la empresa en cuanto actividad útil para la
comunidad y principio inspirador común en la reforma legislativa mercantil en curso”. El principio de la
conservación de la empresa en el texto de la ley se proyectó en varias soluciones:
 La amplitud de la solución preventiva;
 Al incluir la conservación de la empresa entre las pautas de ponderación que el juez debía tener en cuenta al
tiempo de homologar o no el acuerdo preventivo votado favorablemente por los acreedores;
 Al regular con detalle la continuación de la actividad de la empresa o de un establecimiento fallido (sin
embargo su aplicación terminó en un fracaso rotundo).
Además, dicha ley atribuyó poderes significativos a los jueces en la conducción del proceso, tanto sea en el
concurso preventivo cuanto en la quiebra. Pero sin duda la atribución más importante fue la de homologar o
no el acuerdo preventivo votado favorablemente por los acreedores (art. 61, ley 19.551).
La ley n° 19.551 sufrió algunas modificaciones introducidas por la ley n° 22.917, sancionada en 1983. Esta nueva
regulación concursal rigió hasta 1995.
Esta reforma trajo tres novedades fundamentales:
1. La unificación absoluta del régimen de los concursos para comerciantes y no comerciantes;
2. La reglamentación de los acuerdos preconcursales;
3. Una nueva disciplina de la extensión de quiebra.
 La ley 24.522.
En 1995 se sancionó la ley 24.522 que impone un nuevo régimen concursal. Dicha ley ha respetado la estructura
de la ley 19.551, de modo que la ley contiene normas generales sobre los sujetos, la reglamentación del
procedimiento preventivo (concurso preventivo) y de la quiebra, los acuerdos preconcursales ahora bajo la
denominación de “acuerdo preventivo extrajudicial”, así como disposiciones generales y comunes a ambos
procedimientos, incluidas las normas procesales.
Ahora bien, dentro de la misma estructura se introdujeron algunos cambios que por su importancia
modificaron el espíritu de la regulación. En la ley 24.522 se da un rol más activo a los acreedores y se reducen
los poderes del juez; la continuación de la empresa en el concurso preventivo se persigue a través de otros
mecanismos y en la quiebra pasa a ser una solución excepcional; etc.
Las principales características de la ley.
→ Mantenimiento de la cesación de pagos como presupuesto del concurso preventivo y de la quiebra. El
derecho concursal argentino conoce un presupuesto sustancial de los procedimientos concursales: la cesación
de pagos o la insolvencia, la que ha sido caracterizada como el estado en virtud del cual el deudor no puede
hacer frente a sus obligaciones liquidas y exigibles, y que si bien se traduce en la imposibilidad de pagar no
puede ser confundida con el mero incumplimiento de una obligación.
→ Sujetos susceptibles del concursamiento. A partir de la reforma de la ley 19.551, el sistema concursal argentino
es único para comerciantes y no comerciantes, personas físicas y jurídicas, personas jurídicas regularmente
constituidas y de hecho.
En la ley 24.522 se incluyen las sociedades en que el Estado nacional, provincial o municipal sea parte; por lo
que estas sociedades podrán presentarse pidiendo la apertura de su concurso preventivo o ser declaradas en
quiebra.
→ El rol de los acreedores. Una de las pretensiones de la ley 24.522 es revitalizar el rol de los acreedores, tanto en
el concurso preventivo como en la quiebra. Algunos de los institutos y preceptos que tratan de concretar esta
iniciativa son:
o Comités de acreedores: desde el mismo momento de la apertura del concurso preventivo comienza a
funcionar el comité, compuesto inicialmente por los tres acreedores quirografarios de mayor monto
denunciados por el deudor y a posteriori por un acreedor de cada categoría (art. 42, ley 24.522). Tiene
facultades de información y consejo, y una vez homologado el acuerdo preventivo, recae sobre este el control
del cumplimiento del acuerdo. En la quiebra, el comité tiene facultades de consejo en la etapa de liquidación.
o Categorización de los acreedores.
o Propuestas de acuerdo preventivo por terceros: la posibilidad de que terceros o los mismos acreedores
hicieran propuestas de acuerdo preventivo, una vez que el deudor hubiera fracasado en obtener la
conformidad de los acreedores a su oferta.
→ Limitación de las atribuciones del juez en el concurso preventivo. En la ley 24.522 la decisión de los
acreedores de aprobar una propuesta de acuerdo tiene un valor virtualmente decisivo. Es que una vez
comprobada la obtención de las mayorías legales, el juez no tiene atribuciones para desechar la
homologación. En otras palabras, la función del juez en el
concurso preventivo se limita, a la hora de homologar el acuerdo votado favorablemente por los acreedores,
a la mera comprobación del cumplimiento de las formalidades legales.
→ La novación. El artículo 55 de la ley 24.522 dispone que en todos los casos el acuerdo homologado importa la
novación de todas las obligaciones con origen o causa anterior al concurso.
→ El acuerdo extrajudicial. La ley 24.522 creó un procedimiento destinado a homologar judicialmente los
acuerdos privados celebrados con acreedores que representen una mayoría del capital. La ley 25.589 modifico
el régimen de los acuerdos extrajudiciales.
→ El concursamiento de grupos. La ley 24.522 prevé el concursamiento de grupos, así como el de los fiadores de
las personas concursadas, resolviendo inicialmente cuestiones de procedimiento que suelen demorar
enormemente el trámite, como ser las de competencia y designación de síndicos.
Tendencias actuales. Objetivos de la última reforma.
La ley 24.522 fue parcialmente modificada. Esta última reforma está orientada a dar mayor protección al
crédito laboral y mayor protagonismo a los trabajadores y acreedores laborales en la recuperación de la
empresa, facilitándoles la continuación de la explotación y su posterior adquisición bajo la forma de una
cooperativa de trabajo.
Podemos observar que las modificaciones legislativas de fondo se produjeron al comienzo tras 30 o 40 años de
vigencia de la norma antecedente. Con el paso del tiempo las modificaciones de la regulación de fondo
comenzaron a producirse cada 10 años, y en la actualidad esos intervalos reducen notablemente. Ello se debe
a que la tendencia actual en materia concursal, incluido el derecho comparado, es acompañar a la
macroeconomía y su relación con las le yes laborales y fiscales.
El derecho concursal en la legislación comparada.
El derecho concursal es el conjunto normas jurídicas que tienen por objetivo el tratamiento integral de las
situaciones de insolvencia, brindando soluciones preventivas consensuadas entre deudor y acreedores, o
liquidativas de la totalidad del patrimonio del cesante.
En el derecho romano sólo aparecen algunos rudimentos de la materia concursal. En Roma, la característica
principal era la severidad del régimen jurídico, donde las sanciones se dirigían hacia la persona del deudor
para forzarlo en su ánimo a cumplir, incluso lo podían vender -lo que lo convertía en esclavo- o compensar
sobre su cuerpo. A partir de las XII Tablas (S. V a C) comienza un largo proceso de flexibilización de estas
medidas en contra del deudor.
Así, la bonorum venditio permitió efectivizar medidas en contra de los bienes del deudor, vendiendo la
universalidad de los mismos; la bonorum distractio que era una especie de ejecución universal pero
vendiéndose los bienes uno por uno. De esta época se menciona también el pactum ut minus solvatur
dirigido a herederos de un acervo excedido en deudas, mediante el cual se podía convenir con los acreedores
alguna reducción, institución que luego se extendió a otros deudores. También aparecen las moratorias
destinadas a retardar el cumplimiento del deudor.
Pero el procedimiento falencial con los tintes que actualmente lo conocemos tiene su origen en el derecho
estatutario de las ciudades italianas de la Alta Edad Media. En esta etapa surge el fallimento con los contornos
que, a grandes rasgos, aún hoy conserva, a saber: intervención de órgano jurisdiccional, oficiosidad del
procedimiento, la verificación de créditos, etc.
Se conoce también en esta etapa el concordato preventivo, instituto que cayó en desuso y recién
reaparecería en la ley Belga de 1887. A pesar del progreso, el fallido seguía siendo considerado un
delincuente, y sufría incapacidades y sanciones varias. Se acuño la frase Decoctor, ergo fraudator Incluso en
Francia se los castigaba con la muerte.
La palabra bancarrota y juntamente su odiosidad traen su origen de la antigua y famosa feria de Medina del Campo,
villa situada en el corazón de Castilla, y en otros tiempos una de las principales plazas de comercio de Europa. Los
gerioveses, que eran los que allí ejercían él giro de letras y el cambio de monedas, se colocaban en la plaza principal con
sus mesas y mostradores y un banquillo de madera para sentarse; y cuando alguno de ellos faltaba maliciosamente a la
buena fe, los cónsules o magistrados de la feria le imponían, entre otras penas, la de hacer quebrar solemnemente ante
el gentío inmenso el citado banquillo, declarándole al mismo indigno de alternar con los hombres de bien y
excluyéndole para siempre de la feria de Medina. Este rompimiento de la banca o banquillo dio lugar a la formación de
la palabra banca-rota (Enciclopedia Omeba).
El derecho comercial surgido en las ciudades italianas se propagó al resto de los países europeos, en especial
a Francia a través de las Ordenanzas de 1673. Este cuerpo normativo comercial fue incompleto en materia de
quiebra –único instituto regulado-, aspecto que tuvo su corrección con el Código de Comercio de 1807 –con
más de 150 artículos dedicados a la quiebra-y su reformulación en 1838 mejorando y simplificando el trámite
procesal.

También podría gustarte