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Derecho concursal: fundamento, finalidad, naturaleza, caracteres y principios generales

de la materia y de la legislación nacional.

Fundamento:

Es la respuesta legal a la insolvencia.

Cuando una persona humana -o jurídica- sufre una situación de crisis que afecta con
carácter de permanencia o generalidad a su patrimonio. La solución que ofrece el
ordenamiento legal, en nuestro país y en todo derecho comparado, es la apertura de un
proceso colectivo, es decir, un juicio que involucre y permita la intervención de todos los
acreedores afectados.

La idea es evitar que las acciones judiciales individuales contra una misma persona
disgregue el patrimonio, o lo agreda descoordinadamente, de un modo que algunos
acreedores se beneficien por sobre otros.

➔ Ese proceso debe verse nivelado por la aplicación de reglas igualitarias, pero esta
igualdad no es aritmética o inflexible.
➔ La ley se ocupará de generar excepciones fundadas de valoraciones sociales o de
política económica para que algún acreedor o acreedores reciban una preferencia.

Este derecho es un sistema legal que constituye el modo de dar solución al fenómeno de la
insolvencia de una persona humana o jurídica, preservando un trato a justo a la
colectividad de acreedores que tiene esa persona y procurando que el patrimonio que
permitirá atenderlos sea especialmente liquidado para atender a aquellos acreedores.

Insolvencia:
- Presupuesto para la aplicación del derecho concursal, de otra forma no se
aplicarían esas normas.
- Para la tradición doctrinal y legal argentina es sinónimo de cesación de pagos.
- Es el presupuesto objetivo del concurso: situación económica del deudor común
que permite y justifica la apertura de aquel.

Concepto de la doctrina y jurisprudencia de “cesación de pagos”:


- Estado de un patrimonio que se manifiesta impotente para afrontar el
cumplimiento de las obligaciones exigibles.

Diferencia con incumplimiento:


➔ Insolvencia: imposibilidad de cumplir de manera regular.
➔ Incumplimiento: uno de los modos mediante los cuales la insolvencia puede
manifestarse externamente (para la ley positiva, “hecho revelador de la cesación de
pagos”).

La insolvencia es la situación del empresario comercial que no se encuentra ya en


condiciones de cumplir regularmente las propias obligaciones; tal situación debe
manifestarse con incumplimientos u otros hechos exteriores, también sintomáticos de
manera unívoca.
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Frente al incumplimiento del deudor, el acreedor tiene en principio dos vías:


1. La de hecho, no querida por la comunidad.
2. La de derecho, otorgada por el estado en beneficio de todas las personas para la
solución pacifica de conflictos (situación generalizada de incumplimiento >
insolvencia generalizada > el Estado interviene para que cumpla).
a. Acá el juez debe declarar el derecho (sentencia que diga que el acreedor
tiene razón) condenando al deudor a pagar.
b. ¿Qué pasa si ignora la condena porque no puede pagar?

*Hay que forzar al deudor a pagar mediante el embargo de dinero o la venta de los bienes
que posee para -con el producido- extinguir la obligación.

*Puede pasar que el producido no sea suficiente o que otros acreedores concurran sobre
los mismos bienes para cobrar sus créditos, que en conjunto podrían superar el valor de
todos los bienes (activo) del deudor.

El derecho concursal es también un modo de ejercer la virtualidad y efecto vinculante de


las obligaciones asumidas o impuestas a una persona. Pero opera en una hipótesis extrema:
cuando el deudor es impotente para afrontar sus deudas.

La obligación de un sujeto es un vínculo jurídico que constriñe al deudor a su


cumplimiento a favor del titular de esa acreencia.

➔ Si ese vínculo no puede ejercerse individualmente, por cuanto no resulta funcional al


propio derecho de los acreedores, ni al patrimonio mismo que debe ejecutarse -
porque su desmembramiento sería dañoso para la comunidad- aparece la necesidad
de la acción colectiva o concursal.

El fundamento y razón de ser es regular el conflicto que se sucede en el caso de un


patrimonio, deudor e insuficiente, frente a una pluralidad de acreedores. Debe hacerlo en
un proceso único y universal como instrumento inevitable.
El conflicto de insolvencia debe ser por un conjunto de normas jurídicas que deben
dirimir al menos dos cuestiones centrales:
a. Con arreglo a qué criterio y orden han de distribuirse los bienes que se le liquiden
al deudor.
b. Qué alternativas existen para evitar esa liquidación, salvar la empresa del deudor y,
saldar, aunque sea en parte, las obligaciones que gravan ese patrimonio.

Finalidad:

El objetivo central del derecho concursal es permitir que los acreedores -en su pluralidad y
diversidad de causa u origen- puedan obtener, de manera eficiente, el cobro de sus
créditos.

No es la única finalidad, la insolvencia es susceptible de afectar otros intereses más allá de


los créditos insatisfechos de una persona. Puede poner en peligro la continuidad de esa
empresa. Puede suprimir fuentes de trabajo, generar conflictos sociales y suscitar una
serie de efectos nocivos para la producción medida en términos generales.

Debería, además, evitar que la negatividad de la cesación de pagos se maximice y


establecer sistemas que proteja el crédito, pero no se desentiendan de los otros efectos
dañinos que se suceden sobre el empleo y la actividad social útil que significa la empresa
en la economía actual.

Naturaleza:

Hay una discusión si es derecho de fondo o forma, ya que se aplica en un procedimiento


ante un juez competente y es procesal (necesita de sus herramientas). Pero también para
lograr la finalidad, es preciso que la ley de concursos produzca modificaciones y
limitaciones a norma de derecho sustantivo (ej: provocando la resolución de los contratos).

Por eso se dice que produce un corte transversal sobre la legislación de fondo.

El derecho concursal es un conjunto de reglas de raíz procesal porque es evidente que toda
la estructura concursal gira alrededor de un proceso, pero tan vasto territorio de
consecuencias aparejadas por la insolvencia ha exigido respuestas de derecho sustancial o
de fondo. Es un derecho de naturaleza mixta.

En los procesos concursales -que son universales- se trata de establecer la verdad material
de los hechos debatidos, especialmente la realidad y los alcances de los créditos
concurrentes, esto es, comprobar los derechos de los acreedores que se insinúen al
proceso para lograr validar sus derechos.

Los procesos concursales contienen a la vez normas de fondo y de forma. Las primeras
suelen alterar el derecho sustancia o común. Con las segundas pasa algo parecido respecto
de las disposiciones procesales que, en principio, son materia reservada en la Constitución
nacional a las provincias; ellas tienen su propia regulación en la misma Ley de Concursos.

Principios generales de la materia y su inserción en la legislación nacional:

A. Universalidad.

El principio más distintivo de los procesos concursales, en la medida en que en este tipo
de juicios convergen las pretensiones de todos los acreedores (en colectividad, faz
subjetiva) sobre la totalidad del patrimonio del deudor (faz objetiva).

Aparece en el último párrafo del art. 1° de la LCQ que establece de modo expreso la
vigencia de este principio cuando dispone que el concurso “produce sus efectos sobre la
totalidad del patrimonio del deudor”.

Para los acreedores, la prenda común es el patrimonio y este se ve afectado en su


universalidad. Tanto el concurso preventivo -proceso judicial de reestructuración de
deuda que busca superar el estado de cesación de pagos- como para la quiebra -
liquidación de bienes para pagar a los acreedores- están regidos por este principio.

Es uno de los principios que deben respetarse para cumplir la finalidad a la que atiende un
procedimiento concursal.

Esto significa que quedan comprendidos en el proceso todos los bienes del deudor, noción
que tampoco es ajena al derecho civil ("el patrimonio del deudor es la prenda común de sus
acreedores"). Carecería de sentido poner en funcionamiento el proceso para restablecer la
paz social rota por la insolvencia, si permitimos que otros bienes sean agredidos por otros
acreedores fuera del marco del procedimiento.

Hay excepciones a este principio, para la protección jurídica de otros valores a los que
considera de mayor importancia que las finalidades de los concursos:
- Ej: para proteger la unión de la familia, algunos acreedores no tendrán derecho a la
ejecución del inmueble destinado a la vivienda (art. 249 CCYC).
- Ej. 2: Por razones humanitarias de subsistencia, tampoco son incautables los bienes
de indispensable uso; las indemnizaciones por ciertos daños materiales y morales;
las jubilaciones, pensiones, y sueldo hasta el porcentaje que indican las leyes, etc.
B. Colectividad.

La universalidad puede tener otro punto de vista, llamado por la doctrina colectividad. Si
están todos los bienes, también deben estar todos los acreedores.

Aunque este principio también es fundamental, en nuestra legislación no es necesaria la


pluralidad de acreedores para pedir la quiebra (art. 78), y ni siquiera para mantenerla, ya
que basta la existencia de un solo acreedor verificado -no desinteresado- para mantener
vivo el proceso (arts. 225, 228 y 229).

A pesar de ello, el principio de colectividad no se resiente, pues lo que importa no es


cuantos acreedores hay, sino que concurran todos, cualquiera sea su número.

Todos los derechos de los acreedores se ven afectados, es por ello que, ya sea por la
quiebra o por el concurso preventivo, no pueden reclamar por fuera del proceso (a menos
que sea un acreedor post-concursal, en ese caso, puede iniciar acciones individuales).

Este principio se debe interpretar como la imposibilidad jurídica de coexistencia de dos


procesos relativos al mismo patrimonio de un sujeto. Esta característica del proceso se
complementa y concreta con la de juez único y fuero de atracción, es decir, la posibilidad
de tramitar el juicio concursal en un único tribunal donde se radican todos los reclamos
patrimoniales contra el deudor.

En el artículo 21 de la LCQ se visualiza la solidez de este principio (“Juicios contra el


concursado”).

C. Igualdad de trato de los acreedores.

Según este principio, todos los acreedores de iguales características deben recibir un
tratamiento parejo.

Regula, por un lado, la relación del deudor con los acreedores, impidiendo que el primero
otorgue ventajas a unos en perjuicios de otros y, por el otro, la relación de los acreedores
entre sí, prohibiendo que se aventaje uno a otros dentro del concurso.

¿Cuándo cede?

➔ Cuando las relaciones se presentan previamente al concurso como desiguales (Ej: si


existen créditos hipotecarios o prendarios con quirografarios).
➔ Cede también frente a valoraciones sociales cambiantes como tales, pero que, por
ejemplo, han llevado a que la ley positiva conceda muy categóricos y tutelados
privilegios a los acreedores laborales (que se consideran el sector más perjudicado
en crisis empresariales).

*Es un criterio orientador del reparto basado en una justa distribución de bienes, pero no
implica, frente a situaciones distintas, una mera proporción matemática entre todos. Solo
impide conceder un trato distinto a acreedores de una misma especie.

El artículo 16 de la LCQ consagra este principio al prohibir alterar la situación de los


acreedores.

La igualdad para situaciones iguales, como lo ha entendido la Corte Suprema a través de


reiterados fallos. Con ese alcance, entonces, los privilegios no son una excepción, sino una
confirmación del principio de igualdad. Cuando el legislador otorga un privilegio, procura
igualar situaciones que en principio son desiguales por naturaleza.

El privilegio aparece así como protección especial, procurando equilibrar situaciones


desiguales, tanto para cobrar antes (pronto pago), como para hacerlo sobre los bienes en
los que ha aportado su fuerza de trabajo (privilegio especial).

El legislador de la vigente 24522 modificó el criterio de la ley anterior: ni aun todos los
acreedores quirografarios están en una situación igual y le conviene al mismo acreedor
posibilitar al deudor otra forma de pago. La normativa actual permite al deudor proponer
acuerdos diferenciados por categoría de acreedores, según la naturaleza de los créditos, de
manera que en cada una de ellas se realiza una votación propia. El legislador solo dio
pautas mínimas (acreedores quirografarios, quirografarios laborales y privilegiados), por lo
que en definitiva es el Juez quien debe determinar si están bien hechas o no las categorías
propuestas por el deudor, cuya clasificación no puede ser arbitraria.

¿Ley privatista o publicistica?:

Una ley concursal será más o menos “publícistica” o “privatística” según cuánto poder se le
otorgue al Juez o a los acreedores en el procedimiento concursal, y cuántas de las normas
de ese proceso sean de aplicación obligatoria. Desde ese punto de vista, la ley 24.522 se sitúa
en algún punto intermedio entre la ley 4.156 y la 19.551 (con la reforma de la 22.917).

¿Es el derecho concursal de “orden público” o interesa sólo al deudor y sus acreedores ?
Cuando el patrimonio del deudor se vuelve impotente para hacer frente a sus obligaciones
en forma normal y regular (cesación de pagos), el conflicto se generaliza y difícilmente el
deudor pueda dar satisfacción a todos sus acreedores de manera igualitaria. Estos, por otra
parte, procurarán obtener ventajas unos sobre otros para percibir lo que les es debido. Por
ello, como el problema excede a los principios del derecho común que reglan las relaciones
privadas, el derecho concursal precisa de normas que las partes -en general- no puedan
derogar, más allá de si son o no de “orden público”.

La ley, entonces, en su carácter:


- Publicista: confiere al juez más potestades.
- Privatista: da más lugar a la negociación.

Clase 14-03

Para presentarse en concurso hay que acreditar el estado de cesación de pagos. La


excepción a este requisito es que una sociedad vinculada que este in bonis (o en fondo) pero
afectados por la cesación de pagos de otra sociedad, puede presentarse al concurso
preventivo sin acreditar ese estado.

Este estado debe ser generalizado y permanecer en el tiempo. Hay tres teorías que explican
la cesación de pagos:

1. Teoría materialista: Acá el estado de cesación de pagos es igual a un


incumplimiento (no la sigue la ley).
2. Teoría intermedia: Tampoco es seguida por la LCQ. Dice que debería haber un
incumplimiento.
3. Teoría amplía: Es seguida por la ley. Es el estado de impotencia del patrimonio y se
manifiesta con hechos reveladores.

ARTICULO 78.- Prueba de cesación de pagos. El estado de cesación de pagos debe ser
demostrado por cualquier hecho que exteriorice que el deudor se encuentra imposibilitado
de cumplir regularmente sus obligaciones, cualquiera sea el carácter de ellas y las causas
que lo generan.

Pluralidad de acreedores. No es necesaria la pluralidad de acreedores.

ARTICULO 79.- Hechos reveladores. Pueden ser considerados hechos reveladores del
estado de cesación de pagos, entro otros:

1) Reconocimiento judicial o extrajudicial del mismo, efectuado por el deudor.

2) Mora en el cumplimiento de una obligación.

3) Ocultación o ausencia del deudor o de los administradores de la sociedad, en su caso, sin


dejar representante con facultades y medios suficientes para cumplir sus obligaciones.
4) Clausura de la sede de la administración o del establecimiento donde el deudor
desarrolle su actividad.

5) Venta a precio vil, ocultación o entrega de bienes en pago.

6) Revocación judicial de actos realizados en fraude de los acreedores.

7) Cualquier medio ruinoso o fraudulento empleado para obtener recursos.

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