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BOLILLA 5

Punto 17. El principio de universalidad. Significación del mismo. Contenido. Normas legales. Efectos: patrimoniales,
procesales (territorialidad, competencia y fuero de atracción)
LOS PRINCIPIOS jurídicos clásicos que estructuran el derecho concursal y que constituyen las directrices centrales del
ordenamiento jurídico especializado han sido reiteradamente analizados por la doctrina; son la universalidad, la
concursalidad, la oficiosidad y la igualdad de acreedores.
PRINCIPIO DE UNIVERSALIDAD: es un principio común a todos los procesos concursales, sea cual fuere la ley que lo
regule. Es un principio tan importante que posee mención especial en la ley.
Del segundo párrafo del art. 1 de la ley concursal surge con nitidez el principio general, de la universalidad patrimonial.
Este mismo principio se refiere tanto al patrimonio íntegro del deudor como a la masa de acreedores.
“El concurso produce sus efectos sobre la totalidad del patrimonio del deudor, salvo las exclusiones legalmente
establecidas respecto de bienes determinados”.
Este principio es una consecuencia de ser el patrimonio una universalidad jurídica. Queda limitado este principio solo
por la ley del territorio. Los bienes en otro país no pueden ser afectados por el proceso concursal, por afectarse la
soberanía del Estado. Así, la universalidad queda limitada por la territorialidad de la norma. Igualmente, pueden existir
distintos procesos en distintos países.
Este eje normativo impone que los efectos del proceso concursal abarcan la totalidad del patrimonio del deudor, salvo
las exclusiones expresamente establecidas en la ley y que surgen de la enumeración del art. 108 (bienes inembargables,
usufructo de los bines de los hijos del fallido, las indemnizaciones que correspondan al fallido por daños a su persona o
daño moral, bienes excluidos por otras leyes).
El proceso afecta así a todo el patrimonio, tanto en su faz activa como en su faz pasiva (todos los bienes y todas las
deudas).
En caso de que hubiera dos procesos universales, tiene primacía el proceso concursal en lo patrimonial: si hay un
proceso concursal y una sucesión, tiene primacía el primero en cuanto a lo patrimonial. Así, la universalidad patrimonial
se proyecta activa y pasivamente.
Faz activa: la faz activa de la universalidad se refiere a todos los bienes que tiene el patrimonio. Desde el punto de vista
activo, dicho principio se refleja no sólo en los bienes desapoderados, sino también en las acciones recuperatorias y las
acciones de responsabilidad y extensión de la quiebra, todas ellas tendientes a proteger la intangibilidad de la garantía
de los acreedores. La universalidad no abarca tan sólo el presente, sino que se extiende al futuro de ese patrimonio y
principalmente se retrotrae al pasado.
La aplicación retroactiva del principio de la universalidad permite la recuperación de los bienes que salieron
indebidamente del patrimonio del deudor. Ello se logra con el ejercicio de las acciones de integración patrimonial
propias del derecho concursal y de acciones de responsabilidad contra todos aquellos que han participado, junto al
concursado, en la provocación del hecho económico que desemboca en la insolvencia y que, por ello, son pasibles de
que les sea extendida la quiebra de aquél, en su caso. Por ello, la situación de insolvencia debe atrapar la totalidad del
patrimonio.
Faz pasiva: se refiere a todas las deudas. Desde el punto de vista pasivo, la universalidad implica la totalidad de las
deudas y se traduce en la convocación a todos los acreedores, quienes sólo pueden hacer valer sus derechos mediante
la aplicación de la ley concursal, como lo manda su art. 124. Se concreta en la colectividad de acreedores, cuestión
conocida como el principio de concursalidad.
En síntesis, la universalidad comprende una faz activa referida a los bienes del deudor y una faz pasiva reflejada en la
convocatoria de los acreedores. Por ello, el proceso concursal es universal en sentido "objetivo", en cuanto abarca a
todos los bienes del deudor, y en sentido "subjetivo", porque tiende a encuadrar a todos los acreedores.
Sentido procesal: El principio de universalidad también se proyecta procesalmente, pues precisamente es este principio
el que determina la existencia de un único juicio, de carácter universal. La universalidad impone que todas las cuestiones
de contenido patrimonial contra el deudor insolvente sean sometidas a la jurisdicción del juez concursal. Esta
proyección se ha dado en llamar "principio de unidad o unicidad", que se postula según algunos autores como un
principio con suficiente fuerza autónoma. El principio de unidad del proceso concursal implica que, para cada concurso,
en sentido amplio, existe un "único" procedimiento en donde se ventilan todas las cuestiones relacionadas, a manera de
una suerte de contienda material.
En cuanto a la competencia la sede del negocio o domicilio de la persona jurídica. En caso de personas humanas se toma
el domicilio de asiento de la administración o negocio. Se toma el lugar donde se toman las decisiones patrimoniales.
Punto 18. La colectividad de los acreedores. Concepto, su organización en las leyes recientes. Acreedores concursales
y concurrentes: concepto, consecuencias del distingo. Principio del tratamiento igualitario a los acreedores. Concepto,
su relación con el distinto Rango de los créditos, la propuesta de categorización de los acreedores, relatividad del
principio en el acuerdo preventivo extrajudicial y en el avenimiento. Comité de control en el concurso preventivo y en
la quiebra. Constitución y funciones. Etapas de actuación. Los trabajadores y el control del proceso. Críticas al
instituto.

PRINCIPIO DE COLECTIVIDAD DE LOS ACREEDORES Y CONCURSALIDAD: Este principio se refiere a que todas las deudas
quedan afectadas por el proceso concursal. Así, se producen efe ctos sobre todo el pasivo del sujeto concursado. De
esta manera, la universalidad se proyecta sobre los acreedores, que deben concurrir al proceso concursal de su deudor
para hacer valer sus derechos, porque los procesos no pueden tramitar dispersos: deben concurrir quienes tienen un
proceso iniciado y quienes no, quienes tienen un crédito actual y uno potencial. Así, se configura respecto de los
acreedores un “deber”, el deber de concurrencia.
“Todos los acreedores de causa o título anterior a la presentación en concurso preventivo o a la declaración de la
quiebra sufren los efectos del mismo”
La universalidad, desde el punto de vista pasivo, implica que los efectos del concurso se proyectan sobre la totalidad de
las deudas y se traduce en la convocación a todos los acreedores, que sólo pueden hacer valer sus derechos mediante la
aplicación de la ley concursal (art. 124). Es decir que, frente al concurso preventivo o quiebra del deudor, al acreedor
sólo le queda la posibilidad de concurrir a la sede concursal, ya sea para participar del acuerdo preventivo, en el primer
caso, o para percibir el dividendo que resulte de la liquidación de bienes, en el segundo. Esta directriz, que se conoce
como principio jurídico de concursalidad, es la que permite estructura r la obligatoriedad de la concurrencia en el
proceso principal, lo que conduce a la colectividad del juicio universal.
La concursalidad se refleja muy especialmente en el proceso de verificación de créditos, que se convierte en la vía
necesaria y típica de insinuación en el pasivo, mientras que la colectividad produce como principal consecuencia el
llamado "fuero de atracción".
COMITÉ DE ACREEDORES EN EL CONCURSO PREVENTIVO Y EN LA QUIEBRA.
Unas de las finalidades de la ley 24522 es robustecer el rol de los acreedores. Una de las instituciones de que se vale
para tal objetivo está constituida por los comités de acreedores.
COMITÉS EN EL CONCURSO PREVENTIVO: En el concurso preventivo existen dos comités: uno durante el trámite
denominado provisorio, y otro que actúa después de la homologación, con la finalidad de controlar el cumplimiento del
acuerdo, denominado definitivo.
No existen comités de acreedores, ni provisorio ni definitivo, en los denominados pequeños concursos.
INTEGRACIÓN DEL COMITÉ PROVISORIO:
Conforme al Art. 14 inc. 13 de la ley de concursos, en la resolución de apertura del concurso preventivo el juez debe
disponer la constitución de un comité de acreedores provisorio, integrado por los 3 acreedores quirografarios de mayor
monto, denunciado por el deudor, y 1 representante de los trabajadores de la concursada, elegido por los trabajadores.
Avanzado el proceso, de modo que se tenga ya el informe individual y presentada la propuesta de categorización de los
acreedores, el juez procede a designar un nuevo comité de acreedores provisorio que sustituye al anterior; lo que lo
hace en la resolución que aprueba la categorización. Este comité según el Art. 42 quedará conformado como mínimo por
un 1 acreedor por cada categoría de las establecidas, debiendo integrar el mismo necesariamente el acreedor de mayor
monto dentro de la categoría y por 2 nuevos representantes de los trabajadores de la concursada, elegidos por los
trabajadores. A partir de ese momento cesarán las funciones de los anteriores integrantes del comité que representan a
los acreedores.
COMITÉ DEFINITIVO: El comité definitivo comienza sus funciones una vez homologado el acuerdo, pues actividad
principal será la de control del cumplimiento del mismo. La ley exige que la propuesta de acuerdo preventivo que haga
el concursado contemple la formación de ese comité definitivo; así el Art. 45 párrafo 4° establece que la integración del
comité deberá estar conformada por acreedores que representen la mayoría del capital, y permanecerán en su cargo los
representantes de los trabajadores de la concursada.
COMITÉ EN LA QUIEBRA: En el caso de quiebra indirecta, se mantiene el comité definitivo que actuaba en el concurso
preventivo.
En la quiebra directa, la elección del comité corresponde a los mismos acreedores, por mayoría del capital, para lo cual
el síndico deberá promover la constitución del comité remitiendo a los acreedores comunicación escrita. Esa
comunicación deberá hacerse dentro de los 10 días contados a partir de haberse dictado la resolución que resuelve
sobre la verificación o admisibilidad de los créditos.
ART. 201: Comité de control. Dentro de los diez (10) días contados a partir de la resolución del artículo 36, el síndico
debe promover la constitución del comité de control que actuará como controlador de la etapa liquidatoria. A tal efecto
cursará comunicación escrita a la totalidad de los trabajadores que integren la planta de personal de la empresa y a los
acreedores verificados y declarados admisibles, con el objeto que, por mayoría de capital designen los integrantes del
comité.

ARTICULO 260.- Controlador. Comité de control. El comité provisorio de control en el concurso es un órgano de
información y consejo. El comité definitivo es el controlador necesario en la etapa del cumplimiento del acuerdo
preventivo, y en la liquidación en la quiebra. Sus integrantes son elegidos por los acreedores por mayoría de capital, y el
comité debe ser integrado por un número mínimo de tres (3) acreedores. Asimismo, debe ser integrado por los
representantes de los trabajadores, elegidos por los trabajadores de la concursada o fallida. La propuesta de acuerdo
preventivo debe incluir la conformación y constitución del comité definitivo de control. El comité constituido para
controlar el cumplimiento del acuerdo mantiene sus funciones en caso de declaración de quiebra como consecuencia de
incumplimiento del acuerdo.
El comité, provisorio o definitivo, en el concurso tiene amplias facultades de información y consejo. Puede requerir
información al síndico y al concursado; exigir la exhibición de libros; registros legales y contables; proponer planes de
custodia y conservación del patrimonio del concursado; solicitar audiencias ante el juez interviniente, y cuanta otra
medida considere conveniente en la etapa procesal de su actuación. En la etapa de liquidación en la quiebra el comité
puede proponer medidas, sugerir a quién debe designarse para efectuar la enajenación de los activos o parte de ellos,
fundando su proposición en razones de conveniencia para la mejor realización de los bienes; exigir información a los
funcionarios del concurso; solicitar audiencias al juez interviniente y cuanta otra medida considere conveniente en la
etapa procesal de su actuación.
Debe informar de su gestión a los acreedores y a los trabajadores de la concursada o fallida con la periodicidad
que se indique en el acuerdo, la que no deberá ser inferior a cuatro (4) meses, y mensualmente en la quiebra,
confeccionando y colocando a disposición de los mismos el informe en el domicilio que a tal efecto constituyan en el
expediente.
El comité deberá emitir opinión para el levantamiento de la inhibición de quien estuviere en etapa de cumplimiento del
acuerdo preventivo, en los casos en que ello fuere necesario en los términos del artículo 60.
La remuneración del comité, si se previera ésta, estará regulada en el acuerdo. En caso de quiebra, será fijada por el juez
teniendo en cuenta la naturaleza y extensión de las funciones cumplidas.
El comité provisorio, previsto en el artículo 14, inciso 13, cumplirá funciones informativas y de control en el trámite de
acuerdo preventivo hasta su sustitución por el comité de control conformado en el acuerdo. Durante su desempeño
tendrá las facultades previstas en el párrafo segundo, primera parte del presente artículo.
Contratación de asesores profesionales. El comité de control podrá contratar profesionales abogados, contadores,
auditores, evaluadores, estimadores, tasadores y cualquier otro que considere conveniente, para que lo asista en su
tarea con cargo a los gastos del concurso. La remuneración de dichos profesionales será fijada por el juez al momento de
homologación del acuerdo, del cumplimiento del acuerdo preventivo, o de la finalización de la liquidación —según haya
sido el caso de la actuación de dichos profesionales— en relación con el desempeño cumplido y la labor realizada, no
pudiendo resultar dicha remuneración, en su conjunto para todos los intervinientes, superior al medio por ciento
(0,50%) del monto de los créditos de los que resulten titulares los miembros del comité, ni inferior a un sueldo de
secretario de primera instancia de la jurisdicción en que tramite el concurso o quiebra.
Remoción. Sustitución. La remoción de los integrantes del comité de control se rige por lo dispuesto en el artículo
255. Sin perjuicio de ello, sus integrantes podrán ser sustituidos en cualquier oportunidad por los acreedores, bajo el
mismo régimen de mayorías de su designación, excepto los representantes de los trabajadores, que podrán ser
sustituidos en cualquier oportunidad por el mismo procedimiento por el que fueron electos.
PRINCIPIO DE UNICIDAD: ante la unicidad de patrimonio puede haber solo un proceso concursal: la persona solo tiene
un patrimonio y sobre él se podrá llevar a cabo el proceso. No se llevan a cabo dos procesos separados, se realiza un
proceso preventivo y luego la quiebra, o solo la quiebra, pero nunca dos procesos separados.
Igualmente hay sistemas especiales: compañías de seguros, clubes deportivos, etc. Que poseen leyes especiales.
PRINCIPIO DE OFICIOSIDAD: Alegría define este principio como la atribución del juez de impulsar de oficio el trámite
iniciado por deudor o acreedor (aspecto procesal), y de recurrir a las instituciones y remedios más aptos aún sin petición
(aspecto sustancial).
En rigor, el oficio de los órganos de la quiebra no torna inquisitorio al proceso, pero lo excluye del tipo dispositivo,
convirtiéndolo en un procedimiento propio y característico de la concursalidad con notas oficiosas y aspectos
dispositivos en particular naturaleza propia. Explica Pajardi que los órganos del proceso están provistos de los poderes
necesarios para instaurar el proceso y constituirse a sí mismos como órganos y luego conducir el proceso, confiriéndole
el impulso necesario y adecuado para llevarlo a su cumplimiento y extinción.
En nuestra legislación esta nota de oficiosidad está presente a través de las especiales atribuciones que los arts. 274 y
275 otorgan al juez y a la sindicatura, quienes dirigen el proceso y también sustituyen al deudor y a los acreedores en la
medida establecida por la ley.
PRINCIPIO DE IGUALDAD DE TRATO: El principio jurídico, correlacionado con la universalidad y la concursalidad, que
siempre ha sido considerado clave en materia concursal no es otro que el del par condicio creditorum o igualdad de
trato entre todos los acreedores. En materia concursal este principio es fundamental. Aquí no se mantiene el principio
de primero en el tiempo mejor en el derecho, sino que la ley llama a todos los acreedores para darles la misma
oportunidad.
“Todos los acreedores soportarán igualitariamente los efectos del acuerdo y en caso de quiebra participarán de igual
forma en la liquidación de los bienes del fallido. El principio es el cobro a prorrata ante la insuficiencia de activos”.
En las primeras legislaciones se entendía literalmente, no había posibilidad de diferenciación alguna. Muchas veces esto
resultaba injusto, ya que por ejemplo, los acreedores laborales tienen prestaciones de naturaleza diferente a las demás,
igual que los acreedores con garantía, etc. Así, la igualdad se aplica en igualdad de condiciones. Se deben crear
categorías o tipos de acreedores que serán tratados como iguales, y para ello se de be hacer una evaluación de los
riesgos y de las situaciones particulares. Así, la ley impone la diferenciación de categorías de acreedores establecidos por
ley, no permitiendo la discriminación irrazonable o arbitrario.
El sistema de privilegios no funciona de acuerdo al CCyC, sino en los términos de la ley concursal. La diferenciación debe
hacerse siempre con criterios de razonabilidad (principio de razonabilidad).
El principio de igualdad de los acreedores no es absoluto, hay excepciones a este principio:
- Los privilegios consagrados en los arts. 239 y ss; son la excepción más importante al principio de igualdad,
constituyen una razón legal de preferencia.
- La posibilidad de categorizar los acreedores art. 41.
- La posibilidad de ofrecer propuestas alternativas del art. 43.
Todos en principio deben solicitar la verificación de sus créditos y privilegio en su caso:
- Los arts. 16 y 183 excepcionan la carga de la misma a los créditos laborales comprendidos en el pronto pago.
- El art. 240 consagra la misma excepción para los llamados gastos de conservación y justicia.
En el concurso preventivo cobrarán en la fecha o fechas pactadas en el acuerdo debiendo esperar que el mismo
concluya. En la quiebra los acreedores cobrará luego de aprobado el estado de distribución:
Hay preferencias temporales de cobro que hacen a ciertos acreedores no tener que esperar para percibir su crédito:
El pronto pago: arts. 16 y 183 para ciertos créditos laborales.
Los acreedores munidos en garantías reales pueden ejecutar anticipadamente el concurso preventivo y utilizar a los
mismos fines el concurso especial en la quiebras (art. 126 y 209): Los créditos munidos de garantías reales (hipoteca,
prenda) en la quiebra pueden requerir la formación de concurso especial, que tramita por separado para obtener la
venta judicial de la cosa prendada o hipotecada. Aquí se observa también una ventaja de orden temporal: los acreedores
hipotecarios y prendarios podrán percibir sus créditos una vez efectuada la subasta, sin necesidad de esperar a la
distribución final.
- Ventaja a favor de los acreedores en moneda extranjera:
El último párrafo del art. 19 dispone que las deudas en moneda extranjera se calculan en moneda de curso legal, a la
fecha de la presentación del informe del síndico, previsto en el art. 35, al solo efecto del cómputo pasivo y de las
mayorías.
- La categorización de los acreedores es una de las innovaciones de la ley 24522, que consiste en la posibilidad que se
otorga al deudor concursado preventivamente de categorizar a sus acreedores, conforme a criterios razonables (monto,
causa), pudiendo ofrecer a cada categoría ofertas de acuerdo, e incluso incorporar alternativas en cada categoría. Esto
no significa violar el principio de igualdad de trato de los acreedores si no por el contrario evitar tratar igual a quienes
son desiguales ya que no se puede hacer la misma oferta a la librería que se debe $200 que a un banco al que se le deba
$1.000.000. Esta igualdad absoluta que pretendía la ley 19551 era absurda, se violaba permanentemente y obligaba a
realizar acuerdos a espaldas del tribunal y de los de más acreedores.

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