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La crisis del sistema de la Restauración (1902-1931)

LA CRISIS DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN (1902-1931)

I. DINÁSTICOS, REPUBLICANOS Y SOCIALISTAS.

II. LA GUERRA DE MARRUECOS Y LA SEMANA TRÁGICA.

III. SINDICALISMO Y CONFLICTIVIDAD OBRERA.

IV. LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL Y LA CRISIS DE 1917.

V. LA DESCOMPOSICIÓN DEL SISTEMA (1918-1923).

VI. LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA (1923-1930).

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La crisis del sistema de la Restauración (1902-1931)

0. INTRODUCCIÓN.

Los hechos de 1898 obligaron a los partidos del turno dinástico a iniciar una política
reformista, aunque los proyectos de Maura (conservador) y Canalejas (liberal) no
consiguieron modernizar España ni democratizar el sistema de la Restauración.

Mientras, la sociedad española entraba en una etapa de progresivo desarrollo y


modernización, gracias a la aceleración del proceso de urbanización. Las ciudades van a
ver crecer su peso político y cultural, desarrollándose la prensa de masas y apareciendo
los intelectuales.

El impacto de la Primera Guerra Mundial, y sobre todo sus consecuencias económicas,


acrecentaron los problemas políticos y sociales. La agudización social, unido a lo
anterior y las dificultades bélicas de Marruecos, servirá para que los militares
impusieran una dictadura en 1923.

I. DINÁSTICOS, REPUBLICANOS Y SOCIALISTAS.

Al alcanzar Alfonso XIII la mayoría de edad en 1902, se inicia la segunda etapa de la


Restauración, con intentos de modernización del sistema. Ello no fue posible y el
sistema acabará quebrando.

I.1. El reformismo dinástico.

Serán fundamentales las figuras de Antonio Maura (conservador) y José Canalejas


(liberal), políticos influidos por las ideas del regeneracionismo, impulsando proyectos
para mejorar el sistema.
- Entre 1907 y 1909 se desarrolla el gobierno largo de Maura, siendo el de mayor
esfuerzo reformista por parte de los conservadores. Trató de desarrollar una
“revolución desde arriba”. Él trataba de eliminar a la vieja clase caciquil y
quería evitar un excesivo protagonismo de las clases populares. En esa línea se
desarrolla una reforma electoral (Ley electoral de 1907), que no consiguió ni
acabar con la corrupción ni democratizar el sistema político. También se decidió
impulsar la política social (Ley del descanso dominical). Maura también dio
importancia al nacionalismo catalán, dando mayor autonomía a los
ayuntamientos y diputaciones.
- Canalejas sustituye a Maura en 1910, formando un gobierno liberal. El
pretendía desarrollar una modernización de la vida política, intentando atraer a
ciertos sectores populares y de limitar el poder de la Iglesia. El promulgó la Ley
del Candado (1910), que limitaba el establecimiento de nuevas órdenes
religiosas en España. La política social tuvo como uno de los elementos básicos
la sustitución del impuesto de consumos por un impuesto progresivo sobre las
rentas urbanas, lo cual trajo el descontento de las clases más acomodadas.
También se reformó la Ley de Reclutamiento, que se hizo obligatorio en
tiempos de guerra y se suprimió la redención en metálico. Canalejas también
siguió la política de acercamiento a los catalanes, ya que creía que ello daría
estabilidad al sistema. El gobierno liberal elaboró la Ley de Mancomunidades
que ampliaba la autonomía.

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I.2. El fortalecimiento de la oposición.

Al no aprovechar la situación de 1898, las fuerzas de la oposición fueron conscientes


de que debían cambiar sus idearios, formas organizativas y dirigentes para poder aspirar
a alcanzar el poder.

El republicanismo fue la principal fuerza política opositora. En 1903 nace Unión


Republicana con el propósito de unir a las fuerzas republicanas, dirigidos por el
veterano Nicolás Salmerón. Sin embargo, las disidencias internas llevaron al declive de
esta formación. En 1908 Alejandro Lerroux va a formar su propio partido, el Partido
Radical, con un discurso demagógico, anticlerical y supuestamente revolucionario,
teniendo gran importancia en Cataluña.

El PSOE colaboró con otras fuerzas de izquierda sin renunciar a sus principios
revolucionarios. Tras la caída del gobierno de Maura en 1909, los socialista pactaron
una alianza electoral con los republicanos (salvo el Partido Radical de Lerroux),
formando una conjunción republicano-socialista, consiguiendo el PSOE su primer
diputado en 1910 con Pablo Iglesias.

II. LA GUERRA DE MARRUECOS Y LA SEMANA TRÁGICA.

Tras el desastre del 98 y la pérdida de las últimas colonias, España va a querer centrarse
en el dominio del norte de África, coincidiendo con el desarrollo del imperialismo en
Asia y África.

II.1. La política colonial y la Guerra de Marruecos.

España conseguirá penetrar en el norte de África gracias a la Conferencia de Algeciras


(1906) y el tratado hispano-francés de 1912, por el que ambos países se reparten el
control de Marruecos. Las zonas que quedaron bajo control español fueron el Rif, el
Sidi Ifni y Río de Oro.

Los motivos que explican la presencia española en el norte de África son de tipo
económico (explotación de minas, invertir en ferrocarriles…) y de prestigio (recuperar
el prestigio del ejército español en África). Sin embargo, la presencia española en esta
área estuvo contestada por las tribus bereberes (cabilas). Los ataques rifeños fueron
continuos, lo cual obligó a mantener un importante contingente militar español en las
colonias norteafricanas. Destaca la derrota española en el Barranco del Lobo, próximo
a Melilla. Ello llevó al gobierno a mandar más tropas para evitar la pérdida de la zona.

La guerra de Marruecos era impopular por su sistema de reclutamiento, pero el envío de


reservistas, que debía embarcar en el puerto de Barcelona, fue la chispa que provocó un
importante movimiento de protesta popular, apoyado por anarquistas, socialistas y
republicanos.

II.2. La Semana Trágica de Barcelona.

La movilización contra la guerra se inició el 18 de julio en el puerto de Barcelona. El


movimiento de protesta adquirió un componente antimilitarista y de rechazo a la
hegemonía social y cultural de la Iglesia.

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El día 24 se constituyó un comité de huelga, formado por anarquistas, socialistas y


republicanos, que llamaron a la huelga general el día 26. Pero la iniciativa popular
desbordó a los propios convocantes y se inició un estallido espontáneo que terminó con
el enfrentamiento con las fuerzas de orden público y con un sentimiento anticlerical,
incendiándose más de 80 centros religiosos.

Las autoridades respondieron declarando el estado de guerra y enviando refuerzos para


reprimir las manifestaciones. El ejército puso fin a la revuelta el 2 de agosto de 1909,
cuando la ciudad recobró la normalidad. La represión posterior fue muy dura y muchos
fueron acusados injustamente. El impulsor de la Escuela Moderna, Francisco Ferrer y
Guardia, fue acusado de ser el inspirador ideológico.

II.3. Las consecuencias ideológicas.

La fuerte represión levantó una ola de protestas en los distintos países de Europa. La
oposición criticó ferozmente la decisión del gobierno de Maura bajo la fórmula común
¡Maura no!, llevando a Alfonso XIII a disolver las Cortes y traspasar el gobierno a los
liberales.

Además, en Cataluña las fuerzas de izquierda acusaron a la burguesía y la Lliga


Regionalista de haber apoyado la represión gubernamental, empezando a nacer un
nacionalismo republicano de izquierdas, concretándose con la aparición de la Unión
Federal Nacionalista Republicana (1910).

El impacto de la Semana Trágica también llevó al acercamiento de de las fuerzas de


izquierda y en concreto la creación de la Conjunción Republicano-Socialista.

III. SINDICALISMO Y CONFLICTIVIDAD OBRERA.

III.1. La expansión del sindicalismo.

A comienzos del siglo XX el movimiento obrero va a crecer en regiones como Madrid,


Cataluña, País Vasco y Asturias. Un ejemplo de lo anterior es el aumento en el número
de afiliados del sindicato UGT, que pasa de 33.000 en 1902 a 240.000 en 1921. Ello fue
posible porque el mensaje ideológico no era tan rígido y atrajo a distintos sectores
obreros. Destaca el crecimiento de UGT en Madrid y el norte de España.

Además, el nuevo siglo comenzó con un intenso ciclo de agitaciones obreras en


Madrid, Asturias, País Vasco y, sobre todo, Cataluña. Ello culminaría con el intento de
huelga general revolucionaria en 1911. Los motivos que la impulsaron fueron la
reivindicación de una mejora de la capacidad adquisitiva de los obreros, una jornada
laboral de ocho horas y una mejora en las condiciones de trabajo.

III.2. La fundación de la CNT.

El impulso del catalanismo resultó muy importante en Cataluña, especialmente en


Barcelona, fundándose Solidaridad Obrera (1907), federación de asociaciones obreras
de carácter apolítico, reivindicativo y favorable a la lucha revolucionaria. Esta
organización contó con prensa propia, Tierra y Libertad y Solidaridad Obrera, además
de ayudar a la fundación de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) en 1910.

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Este nuevo sindicato tuvo una gran implantación en Cataluña, Andalucía y Valencia. La
CNT se definía por tres principios básicos:
- La independencia del proletariado respecto a la burguesía y a sus instituciones
(Estado), declarándose totalmente apolítico.
- La necesidad de la unidad sindical y la voluntad de derribar al capitalismo,
expropiando a los capitalistas.
- La acción revolucionaria debería llevarse acabo mediante huelgas, llegando
incluso a la huelga general revolucionaria.

Los líderes más destacados de la CNT fueron Ángel Pestaña y Joan Peiró. La CNT fue
un sindicato que alternó su acción en la legalidad y la clandestinidad cuando fue
prohibido.

III.3. Legislación social y cultura obrera.

Desde comienzos del siglo XX los gobiernos van a tratar de desarrollar leyes y
reglamentos para regular la jornada de trabajo y las condiciones laborales. No obstante,
estas van a tener un escaso incumplimiento al no haber inspecciones o magistraturas
laborales que protegieran a los trabajadores y condenasen a los infractores.

Los sindicatos van a ser conscientes de la importancia de la educación para mejorar la


situación de la clase obrera, ya que era un instrumento indispensable para la liberación
y la futura igualdad, además de ayudar al proceso revolucionario. Desde los sectores
más conscientes del proletariado se impulsó la creación de los Ateneos Obreros,
lugares de encuentro en los que se celebraban actividades lúdicas y educativas, que
ayudaban a mejorar la formación de la clase obrera. Desde el anarquismo se creó la
Escuela Moderna (Francisco Ferrer y Guardia) y desde el socialismo la Escuela
Nueva.

IV. LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL Y LA CRISIS DE 1917.

En 1913 fue nombrado Eduardo Dato (conservador) presidente del gobierno por
Alfonso XIII, teniendo que hacer frente al estallido de la Primera Guerra Mundial.

IV.1. España y la Primera Guerra Mundial.

España mantuvo una posición de neutralidad frente al conflicto, ya que se mantuvo


alejada de las alianzas europeas que condujeron al estallido bélico. Esta decisión fue
apoyada por todas las fuerzas políticas, salvo por los radicales de Lerroux.

A pesar del aislamiento oficial, la sociedad española permanecía dividida entre


aliadófilos (mandos del ejército y líderes conservadores) y germanófilos (sectores más
progresistas y republicanos). La neutralidad favoreció una importante expansión
económica, convirtiéndose España en suministradora de productos industriales y
agrarios. Al aumentar la demanda exterior crece la producción, pero también
aumentaron los precios y se desató un proceso inflacionario sin precedentes. Entre 1914
y 1919, el precio de un producto básico como el trigo aumentó un 72%.

La demanda exterior benefició a la siderurgia vasca, la minería asturiana y las industrias


textiles y metalúrgicas catalanas, que lograron importantes beneficios. Pero este

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crecimiento tuvo un fuerte componente especulativo, ya que las ganancias no siempre


se dedicaron para mejorar los sistemas productivos. Mientras, las clases populares
conocieron un empeoramiento de su nivel de vida, ya que la inflación no fue
acompañada de un aumento de los salarios. Se calcula que el coste de la vida subió entre
un 15 y un 20%, lo que explica que aumentaran las huelgas y reivindicaciones (463
huelgas en 1918).

IV.2. El impacto de la guerra.

Además de las económicas, también tuvo consecuencias en la sociedad y la política


españolas el desarrollo del conflicto.

En 1917 se desarrolló la Revolución Rusa, alcanzando por primera vez un partido


obrero el poder (partido bolchevique). Ello hizo que todas las organizaciones obreras se
fijasen en el modelo ruso. Además, la burguesía temió por su situación y privilegios,
exigiendo que los gobiernos adoptaran medidas de represión del movimiento obrero.
El final de la guerra llevó a una modificación de las fronteras de Europa y un cierto
reconocimiento de del derecho de autodeterminación de los pueblos (doctrina del
presidente estadounidense Wilson). Ello influyó en los nacionalismos catalán y vasco,
que fortalecieron sus posturas a favor de la autonomía, apareciendo incluso fuerzas más
radicales que reivindicaban la independencia (Estat Catalá dirigido por Francesc
Maciá).

IV.3. La coyuntura de 1917.

La coyuntura económica derivada de la Primera Guerra Mundial acentuó las tensiones


sociales y creó un clima de tensión que se hizo más evidente cuando acabó la guerra y
desapareció la euforia económica. Esta tensión estalló en 1917 cuando coincidieron las
graves dificultades que acarreaba el sistema político de España (crisis del turnismo,
necesidad de reformas…), el descontento militar y la conflictividad social, provocando
una protesta generalizada de carácter antigubernamental en la que participaron los
partidos situados al margen del turno dinástico, los militares y las organizaciones
obreras.

A pesar de la amplitud y resonancia de la protesta, el movimiento de 1917 no consiguió


sus objetivos, ya que los sectores que mostraron su descontento no tenían un proyecto
común que les permitiera actuar unidos.

IV.4. La crisis militar.

El ejército español presentaba un excesivo número de oficiales en relación a soldados


como consecuencia de las guerras coloniales. Además, los ascensos se obtenían
mayoritariamente por méritos de guerra, beneficiando a los militares africanistas. A ello
se une el malestar por el bajo salario de los militares y la inflación.

El descontento entre los oficiales de baja y media graduación desembocó en la


formación de las Juntas de Defensa, asociación de militares nacida en Barcelona y que
se extendió por la mayoría de los cuarteles peninsulares.. Reclamaban un aumento
salarial y reivindicaban los ascensos no por méritos de guerra y sí por antigüedad..
Elaboraron un manifiesto en junio de 1917 que culpaba al gobierno de los males del

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ejército y del país, llamando a la regeneración política. Este manifiesto hizo pensar a
ciertos sectores de la oposición que parte del ejército estaría dispuesta a exigir una
renovación de la política nacional. Pronto se vio que nada tenía que ver con lo que creía
la oposición.

IV.5. La crisis política.

El gobierno de Dato, ante la situación de crisis suspendió las garantías constitucionales,


clausuró las cortes e impuso la censura. Como reacción se organizó en Barcelona la
Asamblea de Parlamentarios Catalanes (julio de 1917) que exigió la formación de un
gobierno que fuese capaz de impulsar un modelo descentralizado. Esta asamblea
convocó a los senadores y diputados españoles a una reunión, pero la mayoría de estos
no respondió (sólo acuden 71). El gobierno prohibió la reunión, que acabó siendo
disuelta por la Guardia Civil.

Finalmente, el movimiento asambleario no tuvo continuidad y murió sin haber


conseguido la reforma constitucional.

IV.6. La crisis social.

El movimiento de protesta también partió del movimiento obrero y sindical. La


conflictividad laboral fue motivada por el descenso de los salarios reales, en un
momento en el que las empresas acumulaban beneficios.

En 1916 hubo un movimiento huelguístico importante y UGT y la CNT acordaron


firmar un manifiesto conjunto en el que se instaba al gobierno a contener los precios
bajo la amenaza de convocar una huelga general. El conflicto estalló en agosto de
1917, cuando la UGT, con el apoyo del PSOE, decidió llamar a la huelga general; la
protesta no finalizaría hasta que se formase un gobierno provisional que convocase
elecciones a cortes constituyentes.

La huelga de agosto de 1917 tuvo una incidencia muy desigual, con incidentes violentos
en Madrid, Barcelona, Asturias y País Vasco. La reacción del gobierno fue básicamente
represiva: se declaró la ley marcial y se envió al ejército para reprimir el movimiento.
Los líderes fueron juzgados y condenados a cadena perpetua.

IV.7. Las consecuencias de 1917.

Los hechos de 1917 no lograron poner fin al sistema político de la Restauración; sin
embargo, el régimen entró en una progresiva descomposición y desgaste. Ante la
incapacidad para democratizarse y adaptarse a las exigencias de cambio social de los
nuevos sectores sociales, el sistema entró definitivamente en crisis en 1923.

La consecuencia más importante de los sucesos de 1917 fue la formación de sucesivos


gobiernos de concentración, aunque no se consiguió un programa que contentara a
todas las fuerzas políticas que lo componían. El más relevante de todos ellos fue el
Gobierno Nacional, impulsado por Maura en 1918, que unía a conservadores,
liberales y regionalistas catalanes. Las diferencias entre los miembros hacían imposible
cualquier entendimiento y mejora de la situación.

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V. LA DESCOMPOSICIÓN DEL SISTEMA (1918-1923)

Los años que siguen a la finalización de la Primera Guerra Mundial son de gran
conflictividad en toda Europa, así como en España, donde el final de la coyuntura
favorable para los empresarios hizo aumentar las tensiones sociales. El sistema fue
incapaz de democratizarse y se unió el desastre de Annual en la guerra de Marruecos,
llevando a la búsqueda de una solución.

V.1. Gobierno y oposición.

Fracasados los gobiernos de coalición, se volvió al turno dinástico, gobernando


conservadores y liberales por separado. Entre 1918 y 1923 hubo un total de diez
gobiernos, no alcanzando ninguno de ellos el año de vida. A pesar del fraude electoral,
ningún partido consiguió la mayoría parlamentaria necesaria para gobernar, por lo que
fue constante el recurso a medidas de excepción, a la suspensión de garantías
constitucionales y a la clausura del Parlamento.

En este contexto de crisis, el ejército va a tener cada vez un mayor protagonismo en la


vida política, convirtiéndose en el agente represor de los movimientos revolucionarios y
presentándose como la fuerza capaz de salvar la monarquía.

Los partidos de la oposición, como republicanos, socialistas o radicales, no fueron


capaces de afianzar un programa alternativo. En el caso del PSOE, vio como el número
de afiliados aumentaba. Sus dirigentes (Prieto y Besteiros) se mostraron partidarios del
parlamentarismo y de una política reformista y moderada. Pero el estallido de la
Revolución Rusa suscitó una fuerte controversia: hubo un sector del partido partidario
de apoyar el régimen bolchevique. Este sector se vio obligado a abandonar el partido y
crear el Partido Comunista de España (PCE) en 1921.

V.2. La conflictividad obrera.

Tras el conflicto bélico, los sindicatos aumentaron el número de afiliados de manera


increíble, en especial la CNT, que pasó de 15.000 a 700.000 entre 1915 y 1919, siendo
clave el Congreso de Sants (1918), donde se refunda el sindicato tras años de
prohibición. Allí se reafirmó el apoliticismo y la necesidad de negociación entre
obreros y patronos, sin contar con las fuerzas políticas o de representantes del Estado.

En Andalucía, la miseria del campesinado y el aumento de los precios dieron paso al


llamado “trienio bolchevique” (1918-1921), influenciado claramente por el proceso
ruso. Los anarquistas, y en menor medida socialistas, impulsaron revueltas campesinas
en las que se quemaron cosechas, se ocuparon tierras… Córdoba fue la ciudad andaluza
donde el movimiento fue más intenso, extendiéndose el hambre de tierras a
Extremadura y Castilla la Mancha. La declaración del estado de guerra, la clausura de
organizaciones obreras y la detención de sus líderes puso fin a la rebelión social.

También en Barcelona hubo una huelga importante en 1919, iniciada en La


Canadiense, la empresa encargada de suministrar la electricidad a la mayor parte de
Barcelona. Tras una huelga de mes y medio el acuerdo con la patronal terminó con el
cierre de las empresas, aumentos salariales y reducción de la jornada a ocho horas. Al

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final no se liberaron a los detenidos y la huelga se reanudó, respondiendo la patronal


con una dura represión contra los sindicatos.

V.3. Los años del pistolerismo.

La conflictividad laboral llevó a una radicalización extrema de las posiciones de los


sindicatos y de la patronal, algo que fue aprovechado por las autoridades militares para
hacerse con el control y ejercer una fuerte represión. Ello llevó a que las garantías
constitucionales estuvieran suspendidas de manera constante.

Algunos grupos anarquistas practicaron un activismo violento y atentaron contra


políticos, patronos y fuerzas del orden. A su vez, empresarios y patronos crearon la
Federación Patronal, que pretendía detener la fuerza de los sindicatos obreros..
También contrataron a pistoleros a sueldos para asesinar a los dirigentes obreros,
además de favorecer la creación del Sindicato Libre, para contrarrestar la fuerza de la
CNT.

Entre 1916 y 1923 se desarrolló la época del pistolerismo, falleciendo empresarios y


dirigentes sindicales. En 1921, el presidente del gobierno, Eduardo Dato, fue asesinado
por cenetistas, y pistoleros a sueldo asesinaron a dirigentes sindicalistas como respuesta.

V.4. El problema de Marruecos.

El protectorado español sobre Marruecos no reportaba tantos beneficios económicos


como se creía., además de ser un terreno montañoso que dificultaba el control del
ejército. La empresa africana sólo contaba con el apoyo de empresarios del sector
minero. Las clases populares estaban en contra de una guerra colonial donde ellos eran
los soldados. Además, el ejército estaba dividido entre africanistas y peninsulares.

Tras la Primera Guerra Mundial, las autoridades españolas decidieron reemprender sus
acciones militares para afianzar el control del territorio. En la parte occidental hubo
éxitos, pero la resistencia de las cabilas en la zona oriental fue mayor. En julio de1921
el general Silvestre inició una campaña por controlara los alrededores de Melilla,
adentrándose en el Rif sin haber protegido lo suficiente su retaguardia.

La reacción de los rifeños no se hizo esperar y las cabilas de Abd- el- Krim atacaron
por sorpresa el puesto español de Annual provocando una gran desbandada entre las
tropas españolas, que perdieron todo el territorio ocupado y sufrieron unas 13.000 bajas.
Los soldados españoles eran inexpertos y no conocían el terreno.

El desastre de Annual puso en evidencia la deficiente organización del ejército, y


aunque la llegada de tropas permitió recuperar el territorio, tuvo consecuencias para la
estabilidad del sistema político.

V.5. Las consecuencias de Annual.

La derrota de Annual crispó a la opinión pública y las reacciones políticas no se


hicieron esperar. La prensa y los contrarios a la intervención colonial culparon al
gobierno y al ejército. El gobierno dimitió y se formó un gobierno de concentración
dirigido por Maura que no logró consolidarse. También se inició un proceso

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parlamentario encaminado a indagar las responsabilidades políticas y militares de


Annual. Se formó una comisión en el Congreso encargada de elaborar un informe sobre
lo que sucedió allí.

Este informe, conocido como del Expediente Picasso, provocó fuertes debates y contó
con la oposición del ejército, que quería frenar el asunto puesto que de él podían
derivarse responsabilidades militares y llegar a implicar a la propia monarquía. Al
parecer, y debido a su amistad con Alfonso XIII, partidario de la expansión marroquí, el
general Silvestre se sintió impulsado por el monarca a comenzar su ofensiva sin haber
tomado las precauciones necesarias. Se agitó un debate parlamentario y la minoría
socialista, con apoyo de los republicanos, exigió medidas drásticas que apuntaban
directamente al ejército y al Rey.

Por lo tanto, la cuestión de Marruecos fue clave en la crisis política, y el debate sobre
las responsabilidades llevó a los militares a optar por una decisión de fuerza. El
expediente no llegó a las Cortes, porque días antes de su discusión se produjo el golpe
de Estado de Primo de Rivera.

VI. LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA (1923-1930)

El 13 de septiembre de 1923 el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado


y exigió que el poder pasase a manos de los militares. Tras unas horas de vacilación, el
rey Alfonso XIII le encomendó la formación de un nuevo gobierno, integrado
exclusivamente por militares.

La duración de la dictadura fue de siete años, dividida en dos períodos dependiendo de


la procedencia de sus miembros:
- El Directorio Militar (1923-1925): se presentaba como un régimen con un
carácter interino para resolver los problemas pendientes
- El Directorio Civil (1925-1930): pretendía la institucionalización del régimen y
mostraba más interés por las cuestiones de tipo económico y social.

VI.1. Las causas del golpe de Estado.

El golpe se justificó diciendo que el régimen constitucional estaba bloqueado y


desprestigiado y que existía un grave peligro de revolución social. El dictador creía
que su acción era un remedio indispensable. El quería regenerar la situación e intentaba
ganarse la adhesión popular.

En su manifiesto inaugural, Primo de Rivera anunció su voluntad de limpiara el país


de caciques y acabar con el bandidaje político, la indisciplina social y las amenazas de
unidad nacional. Parece que la acción de Primo y el rápido beneplácito del rey estuvo
relacionado con el deseo de ambos de evitar que las Cortes exigiesen responsabilidades
por el desastre de Annual.

Algunos historiadores piensan que el golpe del dictador no pretendía poner fin a un
régimen caduco y anquilosado, sino más bien evitar que el régimen político acabara
por democratizarse (El último gobierno de concentración de García Prieto iba en la
línea de reformar el viejo sistema de la Restauración).

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VI.2. La reorganización del Estado.

Las primeras medidas del Directorio Militar mostraron su carácter dictatorial:


suspensión del régimen constitucional, disolución de las Cortes, prohibición de los
partidos políticos y sindicatos. Ello fue acompañado de una intensa represión contra el
obrerismo más radical (comunistas y cenetistas).

La regeneración política fue un objetivo primordial del dictador. Para eliminar el


caciquismo se creó un Estatuto Municipal y otro Provincial. Los ayuntamientos
fueron disueltos y se crearon juntas de vocales asociados, que eran los mayores
contribuyentes, así como otros nombrados por los gobernadores civiles. La regeneración
al final fue una farsa, ya que se suspendieron los mecanismos locales y unos caciques
fueron sustituidos por otros.

El régimen defendía una nueva forma de hacer política y para esa tarea se creó un nuevo
partido, la Unión Patriótica. Era un partido gubernamental, sin un programa ideológico
definido y cuya función principal era apoyar la dictadura y seguir las directrices de los
superiores. Los afiliados al partido procedían básicamente del catolicismo, de los
funcionarios de la administración y de los caciques rurales.

En la primera etapa de la Dictadura, el conflicto de Marruecos fue de gran interés para


el dictador, que asumió personalmente el Alto Comisionado de Marruecos en 1924.
Desde 1925 se inició una política de colaboración con Francia. Fruto de ello fue el
desembarco de Alhucemas (1925), que se saldó con gran éxito. Al final Abd- el- Krim
fue derrotado y se pudo controlar toda la zona española del Protectorado.

Durante el Directorio Civil, Primo intentó institucionalizar el régimen con la creación


de una Asamblea Nacional Consultiva (1927) y con un plebiscito que sometió a
votación su política interior y exterior. La Asamblea estaba compuesta por
representantes de las corporaciones elegidos por sufragio indirecto, funcionarios de la
Administración y representantes sociales escogidos desde el poder. El sufragio universal
quedó olvidado.

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