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TEMA 8.

El reinado de Alfonso XIII (1902-1931) 1

TEMA 8. EL REINADO DE ALFONSO XIII (1902-1931)


8.1. LA CRISIS DE LA RESTAURACIÓN: INTENTOS REGENERADORES Y OPOSICIÓN AL
RÉGIMEN
LA CRISIS DE LA RESTAURACIÓN. El reinado de Alfonso XIII se caracteriza por una serie de problemas:
A) La permanente crisis política de 1902 a 1923, y ello por varias causas: a) Alfonso XIII rebasó muchas
veces su función constitucional, se rodeó del sector más conservador del generalato y, por último, apoyó la Dictadura
de Primo de Rivera; b) los partidos dinásticos estaban en problemas por la falta de líderes, de programas claros y por
la dificultad cada vez mayor del falseamiento electoral; c) había un mayor fraccionamiento parlamentario por la
aparición y crecimiento de partidos políticos como anarquistas, socialistas, radicales, republicanos y nacionalistas.
B) El aumento de las luchas sociales, debido a la mayor
conciencia de clase de obreros y campesinos, lo que agudiza sus
enfrentamientos con los patronos.
C) La reaparición de la “cuestión religiosa”, cuando sectores
progresistas denuncian el poder y dominio de la Iglesia. El
anticlericalismo se extendió sobre todo en las ciudades.
D) El “problema militar”. La guerra de 1898 había mostrado
la ineficacia de los militares; éstos culpaban a los políticos y
reivindicaban un mayor papel en la política.
E) El surgimiento del movimiento nacionalista fue percibido
por los conservadores y los militares como separatismo y disgregación
de la patria.
F) El problema de Marruecos. En la Conferencia de Algeciras
(1906), se concedió a España un protectorado en el norte de África. Algunos vieron la posibilidad de reconstruir un
imperio colonial, pero terminó generando muchos problema
INTENTOS REGENERADORES. Van a fracasar con el conservador Francisco Silvela, que mostró cierta voluntad
reformista y de descentralización administrativa, pero impulsó los “consumos” y nuevas cargas fiscales, lo que
provocó un boicot oligárquico a la recaudación de tributos en Cataluña (cierre de cajas).
Desde el Partido Conservador, su nuevo líder, Antonio Maura, lleva a cabo nuevos intentos de reforma. Maura
pretendía una “revolución desde arriba”, una regeneración del sistema con el apoyo de las llamadas “masas
neutras” (conservadoras), alejadas tanto de la casta caciquil como de las clases populares. Propuso una ley de
Administración local para acabar con el caciquismo; en ella un tercio de los concejales serían elegidos por las
principales instituciones privadas locales. También adoptó una reforma electoral en 1907 que haría más difícil el
fraude electoral, y medidas sociales, como la creación del Instituto Nacional de Previsión, dedicado a los seguros
obreros, y el reconocimiento de una Ley de Huelga.
En 1905 estalló una grave crisis en Cataluña. Los militares, que
consideraban el crecimiento del nacionalismo como un triunfo del
separatismo, fueron caricaturizados por la prensa catalana; su respuesta fue
el asalto e incendio de las imprentas, la suspensión de las garantías
constitucionales y la aprobación de la “ley de jurisdicciones”, que
identificaba los delitos contra el ejército como delitos contra la Patria, y los
ponía bajo la jurisdicción militar.
En 1910, José Canalejas, nuevo líder del Partido Liberal, formó
gobierno e intentó atraer a sectores republicanos y socialistas con un mayor
reformismo social (supresión del impuesto de consumos y de la exención
del servicio militar mediante el pago de una cuota, mejora de las
condiciones laborales reduciendo la jornada laboral a 9 horas, etc) y
limitando el poder de la Iglesia (Ley del Candado, que limitaba el
establecimiento de nuevas órdenes religiosas). También elaboró la Ley de Mancomunidades, que aceptaba la
posibilidad de la unión de las diputaciones provinciales para hacerse cargo de la gestión de algunos servicios públicos
(sólo se constituyó la Mancomunidad de Cataluña en 1914). Todos estos proyectos se vieron interrumpidos por el
asesinato de Canalejas en 1912 por un anarquista (la CNT había sido ilegalizada en 1911 a raíz de una huelga general).

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Hay que destacar la llamada Semana Trágica de Barcelona (1909). A raíz de la derrota del Barranco del
Lobo en Marruecos, se decidió llamar a los reservistas, muchos de ellos casados y con hijos, lo que provocó una
importante protesta popular en el puerto de Barcelona el 18 de julio. El 24, republicanos, socialistas y anarquistas
(Solidaridad Obrera), hicieron un llamamiento a la huelga general para el 26. La huelga derivó en una revuelta
popular que duró una semana, y que desataba todas las tensiones sociales acumuladas. Hubo enfrentamientos con las
fuerzas del orden público, incendios de centros religiosos, etc. El gobierno respondió declarando el Estado de Guerra y
enviando al ejército, que controló la situación el 2 de agosto.
La represión posterior fue muy dura por parte del gobierno de
Maura, ejecutando cinco condenas de muerte entre las que se encontraba la
de Francisco Ferrer Guardia, pedagogo anarquista que no había
intervenido en la revuelta, pero al que se consideraba el ideólogo de la
rebelión. Hubo una oleada de protestas por dicha represión, y la unión de
liberales, republicanos e incluso nacionalistas moderados, como la Lliga
Regionalista de Cambó, consiguió la dimisión de Maura. El final de la
Semana Trágica provocó la conjunción electoral republicano-socialista, el
reforzamiento de las organizaciones sociales y la extensión de la crítica al
sistema político de la Restauración.
LA OPOSICIÓN AL RÉGIMEN. Desde finales del siglo XIX habían surgido una serie de partidos “no
turnistas”, que fueron la verdadera oposición al sistema. El poder fue incapaz de responder a las transformaciones
políticas y sociales, y su única respuesta fue dejar al margen de la vida política “oficial” a estos nuevos movimientos
políticos y sociales.
- Republicanos: poco activos a final del siglo XIX, resurgieron con la creación del Partido Radical de
Alejandro Lerroux, fuertemente anticlerical, anti catalanista (surgió en Barcelona) y demagógico (discurso muy
radical y revolucionario que contrasta con una práctica muy moderada). Tuvo gran implantación entre los trabajadores
de Barcelona.
- Nacionalistas: el nacionalismo catalán (la Lliga Regionalista de Cambó y Prat de la Riba, partido
burgués y moderado) tuvo un gran crecimiento a principios de siglo. Como respuesta a la Ley de Jurisdicciones, todos
los partidos catalanes (menos los turnistas y el partido Radical) formaron una gran coalición, Solidaritat Catalana,
que triunfó electoralmente, lo que significó prácticamente el final del sistema electoral caciquil en Cataluña. La
Lliga Regionalista alternó momentos de colaboración con el gobierno central (sobre todo en épocas de conflictividad
social, en que se prioriza la defensa del orden social frente a la reivindicación catalanista) con otros de enfrentamiento.
El nacionalismo vasco, organizado en el PNV, tuvo menos importancia política y tras la muerte de Sabino
Arana se dividió en dos ramas, una independentista y otra más moderada y autonomista.
- Socialistas: El PSOE logró acceder a las Cortes en 1910, logrando su primer escaño (en coalición con los
republicanos) y desde entonces obtuvo siempre representación electoral, sobre todo en las grandes ciudades (Madrid)
y zonas industriales (Vizcaya, Asturias). El PSOE y la UGT, dirigidos por Pablo Iglesias, Julián Besteiro y Francisco
Largo Caballero siguieron una línea política moderada y reformista, colaborando con los republicanos y
aumentando su influencia en la vida política.
Sin embargo, desde 1917 sufrieron un proceso de radicalización, como consecuencia de la revolución
soviética, lo que les llevó a la huelga general de 1917. Dentro del partido se produjo una escisión del sector más
radical, creándose el Partido Comunista de España (PCE) en 1921.
- Anarcosindicalistas: A principios de siglo fue decayendo entre el movimiento obrero anarquista la vía
violenta (atentados terroristas) y fue creciendo la otra forma de actuación, el anarcosindicalismo. En 1910 se creó la
CNT (Confederación Nacional del Trabajo) que fue el mayor sindicato obrero de España hasta la guerra civil. La
CNT no participó en la vida política y actuó mediante la realización de huelgas revolucionarias (“trienio
bolchevique”) y el enfrentamiento directo con la patronal (pistolerismo en Barcelona).
LA CRISIS DE LA RESTAURACIÓNI: PROBLEMAS: crisis política / luchas sociales / religión / problema militar / nacionalismos / Marruecos
INTENTOS REGENERADORES: fracaso del “reformismo dinástico” de Silvela / MAURA (conservador): “revolución desde arriba”, Ley de
Admon. Local, reforma electoral y medidas sociales / crisis en Cataluña: Ley de Jurisdicciones / CANALEJAS (liberal): reformismo social, Ley
del Candado y Ley de Mancomunidades
SEMANA TRÁGICA DE BARCELONA (1909): causas / revuelta popular / represión muy dura / dimisión de Maura y otras consecuencias
LA OPOSICIÓN AL RÉGIMEN: REPUBLICANOS: Partido Radical: anticlerical, anticatalanista y demagógico / NACIONALISTAS: catalanes:
Lliga Regionalista burguesa y moderada, alterna colaboración y enfrentamiento con el gobierno; Solidaritat Catalana / vascos: independentistas
y autonomistas / SOCIALISTAS: representación electoral en ciudades y zonas industriales, PSOE y UGT: línea moderada y reformista con
influencia política / ANARQUISTAS: abandono de la vía violenta; anarcosindicalismo: CNT: huelgas revolucionarias.

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8.2. EL IMPACTO DE LOS ACONTECIMIENTOS INTERNACIONALES:MARRUECOS, LA
PRIMERA GUERRA MUNDIAL Y LA REVOLUCIÓN RUSA
MARRUECOS. A partir de la Conferencia de Algeciras
(1906) y el posterior Tratado hispanofrancés (1912), se
estableció un protectorado francoespañol en Marruecos, en
el que a España le correspondía el Rif, la zona montañosa y
abrupta del norte. España esperaba conseguir en esta zona
beneficios económicos, recuperar el prestigio del ejército y
convertir a España en una potencia colonial. Pero el ejército
español estaba mal equipado y preparado, y sufrió los
ataques continuos de las cabilas rifeñas, que en 1909
derrotaron a los españoles en el Barranco del Lobo (origen de
la Semana Trágica). Al comenzar la década de 1920, las
tribus rifeñas eran dirigidas por Abd el-Krim, y el ejército español por el general Silvestre. Este era partidario, al
igual que el rey, de atacar a las cabilas rifeñas, por lo que inició una ofensiva irresponsable hacia el interior del
territorio que acabó con el desastre de Annual, donde se perdió todo el territorio ocupado y el ejército español tuvo
13.000 muertos.
Cuando en 1923, en medio de la inestabilidad política y de la tensión social, el caso de Annual se iba a discutir
en el Parlamento (expediente Picasso), pudiendo las responsabilidades implicar al propio Alfonso XIII, hubo sectores
del ejército y de la derecha que se movilizaron y apostaron por una dictadura militar como solución a la crisis.
LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL. Ante el estallido de la
Primera Guerra Mundial (1914), el gobierno de Eduardo Dato declaró la
neutralidad española, lo que no impidió que la opinión pública se
dividiera entre “aliadófilos” (izquierdas) y “germanófilos” (derechas). La
guerra pudo ser una extraordinaria oportunidad para la economía del
país (pero solo lo fue para algunos industriales), ya que permitía exportar
productos industriales y agrarios a los países beligerantes; pero la
repatriación de inmigrantes incrementó el paro, los precios subieron, pero
no los salarios, siendo perjudicadas las clases populares. Así, las
organizaciones obreras encabezaron las protestas que desembocaron en el
movimiento huelguístico del verano de 1917.
LA REVOLUCIÓN RUSA. En la CRISIS DE 1917 confluyen varias
protestas y crisis. Primero, la protesta militar, a través de las llamadas Juntas
de Defensa, asociaciones de oficiales de baja y media graduación, que
reclamaban un aumento salarial y que los ascensos fuesen por antigüedad y no
por méritos de guerra (protestaban contra los rápidoascensos de los
“africanistas”). Hacen creer a sectores de la oposición que el ejército podría
sumarse a proyectos de renovación política, pero las Juntas no dejaron de ser un
grupo de presión a favor de sus intereses. El gabinete conservador de Dato se
plegó a sus exigencias.
Segundo, la crisis política, ya que los
gabinetes de Romanones y Dato continuaron con las viejas prácticas de
corrupción política, llegando a cerrar las Cortes y declarando el Estado de
excepción. Como reacción, en julio de 1917, se organizó en Barcelona una
Asamblea de Parlamentarios catalanes, que exigía la formación de un gobierno
provisional y Cortes constituyentes para reformar y democratizar el sistema
político, algo que no consiguieron por la falta de apoyo de las fuerzas monárquicas
y las Juntas de Defensa, por las diferencias entre los regionalistas y los
izquierdistas (solo asistió un único diputado
socialista), y por el retraimiento de la burguesía
ante el movimiento huelguístico de agosto. La asamblea fue disuelta sin violencia
por el gobierno.
Por último, la huelga general revolucionaria con un claro carácter
político porque, aparte de la contención de los precios, las fuerzas obreras
reclamaban el fin de la monarquía y la formación de un gobierno provisional que
convocara Cortes y diera paso a un sistema republicano. La huelga fracasó al no
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contar con la participación campesina, y por la reacción muy represiva del gobierno (cerca de 100 muertos, 2000
detenidos), pero debilitó aún más al régimen (Dato dimitió), y demostró a los sindicatos la capacidad de movilización
que tenían. Las Juntas de Defensa abandonaron sus peticiones reformistas y optaron por la represión de los huelguistas.
Se llega así a la descomposición del sistema de la Restauración (1917-1923). Éste había sobrevivido a la
crisis, pero debilitado por dos motivos: por un lado, el poder civil había quedado cuestionado, y en los años siguientes
los militares ejercieron una influencia indebida; por otro lado, hay una descomposición política a causa de los nulos
deseos de renovación política de los partidos dinásticos -liberal y conservador-, internamente divididos, y cuya vuelta
al turno se topó con una creciente imposibilidad de conseguir mayorías parlamentarias y formar gobiernos estables,
incluso con unos gobiernos de coalición o de concentración incapaces de reformas, de contener la inflación y de
restablecer el orden social. La única solución fue recurrir frecuentemente a las medidas de excepción, como la
suspensión de las garantías constitucionales y la clausura del Parlamento.
EL TRIENIO BOLCHEVIQUE. El final de la Primera Guerra
Mundial supuso para España un descenso de la producción, un aumento
del paro y la subida de los precios, lo que provocó la movilización obrera
y un espectacular crecimiento del sindicalismo, protagonizado, sobre
todo, por la CNT, y afectando especialmente a Andalucía y a Barcelona.
En la primera se dio el llamado trienio bolchevique (1918-1921), donde
los anarquistas impulsaron revueltas campesinas, quema de cosechas,
ocupación de tierras, etc, motivadas por el “hambre de tierras”, el
deterioro de los salarios y las malas condiciones de vida. La rebelión
terminó con la declaración del Estado de guerra, la ocupación de pueblos
por el ejército, la ilegalización y cierre de las organizaciones obreras y la detención de
los principales líderes.
En Barcelona se produjo una radicalización entre las posiciones patronales y
las sindicales. Los primeros, apoyados por el ejército, optaron por medidas contundentes
e implacables para enfrentarse a los anarquistas: cierres patronales, pistolerismo contra
los dirigentes obreros, aplicación perversa de la ley de fugas por parte de la policía, etc.
Los grupos vinculados a la CNT respondieron a través de la “acción directa” o
activismo violento. El resultado son más de 400 muertos (entre ellos el jefe de gobierno,
Eduardo Dato) en más de 800 atentados entre 1916 y 1923.
MARRUECOS. Protectorado franco-español / Parte española: el Rif /Objetivos españoles / Ataques de las cabilas rifeñas: Barranco del Lobo y
Annual / Expediente Picasso e inicio de la Dictadura de Primo de Rivera.
LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL. Neutralidad española / Oportunidad perdida / Malestar obrero
LA REVOLUCIÓN RUSA: PROTESTA MILITAR: Juntas de Defensa, motivos de la protesta, falso reformismo / CRISIS POLÍTICA: Asamblea
de Parlamentarios, exigencias democráticas, disolución / HUELGA GRAL. REVOLUCIONARIA: causas económicos y políticos / causas fracaso
DESCOMPOSICIÓN DEL SISTEMA: descomposición política / sucesión de gobiernos de concentración / medidas de excepción
TRIENIO BOLCHEVIQUE (1918-21) en Andalucía: motivos / acciones / acción del gobierno.
PISTOLERISMO en Barcelona: Enfrentamiento patronos-sindicatos / Gran número de muertos (Dato)

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8.3. LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA Y EL FINAL DEL REINADO DE ALFONSO XIII
LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA. El 13 de
septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera se
pronunció contra la legalidad constitucional; Alfonso XIII
aceptó el Directorio Militar, que suspendió el régimen
parlamentario constitucional. Primo de Rivera y los sectores que le
daban su apoyo (militares, políticos monárquicos, parte de la clase
dirigente) defendieron su acción por las siguientes razones: la
inestabilidad, bloqueo y descrédito del sistema político
parlamentario; el miedo de las clases acomodadas a la revolución
social; el aumento de la influencia del republicanismo, del
socialismo (del que se había escindido el PCE) y de los
nacionalismos periféricos; y, por último, el descontento del ejército tras el desastre de Annual, queriendo evitar
cualquier tipo de responsabilidad que se pudiera derivar del expediente Picasso. Todo esto se encubre con un lenguaje
y propósitos moralizantes, regeneracionistas y populistas. Para muchos, Primo de Rivera quiere evitar que el régimen
político se democratizase.
La dictadura de Primo de Rivera tuvo dos etapas:
En la primera, hasta 1925, gobernó el Directorio Militar, cuyas primeras
medidas mostraron su carácter dictatorial: suspensión del régimen constitucional,
disolución de las cámaras legislativas, cese de las autoridades civiles, prohibición de
los partidos políticos y de los sindicatos, etc. Hubo una militarización del orden
público y una represión del obrerismo más radical. El Estatuto Municipal de 1924
quería eliminar el caciquismo suspendiendo los ayuntamientos y procesando a los
funcionarios corruptos, pero todo quedó en una gran farsa, sustituyendo a unos
caciques por otros y no cuestionando el poder de la oligarquía terrateniente e
industrial. Se reprimió cualquier manifestación cultural (como el uso de la lengua
catalana) y política del catalanismo.
En esta primera etapa, el conflicto de Marruecos centró el interés de Primo
de Rivera. En un principio estuvo a punto de abandonar y negociar, pero en 1925, en
colaboración con Francia, organizó con éxito el desembarco de Alhucemas. Abd el-Krim se rindió a Francia, y en
1927 se dio por concluida la ocupación efectiva de todo el protectorado español.
En la segunda etapa, desde 1925, se pasó al Directorio
Civil, con personalidades civiles en algunos ministerios, pero sin
abandonar el autoritarismo militar. Se intenta institucionalizar el
régimen para darle continuidad y permanencia, siguiendo como
modelo el fascismo italiano. Así, se convoca una Asamblea
Nacional Consultiva (1927) de carácter corporativo, siendo sus
miembros designados entre los ciudadanos pertenecientes a
municipios, universidades, administraciones, patronales y
representantes obreros. El sufragio quedó olvidado, ya que sus
miembros no representaban a los ciudadanos. En la misma línea, se
crea un partido único, la Unión Patriótica, partido gubernamental
sin un programa ideológico definido. Sus afiliados eran católicos,
funcionarios de la administración y caciques.
En materia económica, la dictadura aprovechó la buena coyuntura económica internacional. Se quiso
desarrollar la economía a través de la nacionalización de importantes sectores y de la intervención estatal por el
fomento de las obras públicas (carreteras, embalses) y la promoción del regadío. Al mismo tiempo, se concedieron
grandes monopolios en sectores estratégicos (Telefónica, Campsa). Algunos aspectos negativos de esta política
económica fueron: excesivo gasto, elevado déficit público, balanza comercial deficitaria, etc.
En materia social, la dictadura intentó eliminar los conflictos laborales mediante la Organización
Corporativa del Trabajo que, a modo de sindicalismo vertical, agrupaba a patronos y obreros, mediando y arbitrando
en caso de conflicto a través de comités paritarios en los que quedaron integrados los socialistas (PSOE y UGT).
La oposición a la dictadura la integraban algunos líderes de los partidos dinásticos (participaron en
conspiraciones militares como la “sanjuanada”), republicanos, nacionalistas, comunistas, anarquistas, determinados

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sectores del ejército y la casi totalidad de los intelectuales, ya que la dictadura, para controlar el mundo universitario y
cultural, ejerció la censura, el cierre de universidades y el destierro de alguna figura crítica (Unamuno)
Pero el mayor conflicto político enfrentaba a la dictadura con el republicanismo (Alianza Republicana) y el
nacionalismo, especialmente el catalán, tanto el moderado (Lliga Regionalista), como el de izquierdas y republicano
(Estat Catalá). La CNT fue intensamente perseguida, y en su interior se dieron enfrentamientos entre los posibilistas
moderados, y los radicales y violentos, creando éstos últimos la Federación Anarquista Ibérica (FAI). El PSOE dejó
de apoyar al régimen cuando quiso perpetuarse y se pronunció a favor de la República.
EL FINAL DEL REINADO DE ALFONSO XIII. El final de la dictadura se produjo cuando Alfonso XIII se
convenció de que la dictadura era un peligro para la permanencia de la propia Monarquía, ya que cada vez tenía menos
partidarios y había perdido el apoyo de la cúpula militar. El rey retiró su confianza a Primo de Rivera, que acabó
dimitiendo el 30 de enero de 1930. Le sustituyó el general Berenguer, cuyo objetivo era la vuelta al régimen
constitucional, pero la mayoría de los partidos conservadores y liberales desconfiaban del rey y se negaban a participar
en el gobierno. Eran muchos los ciudadanos que consideraban caduco el sistema
derribado en 1923 y esperaban una renovación.
Los representantes de los principales partidos de la oposición –republicanos,
catalanistas y socialistas- suscribieron, en agosto de 1930, el Pacto de San
Sebastián, en el que se decidió organizar un Comité Revolucionario encargado de
contactar con los militares republicanos y con los líderes obreros para organizar un
levantamiento. En los últimos momentos el PSOE decidió sumarse al Pacto, y la
CNT lo apoyó sin integrarse en él.
En diciembre de 1930 fracasa un levantamiento cívico-militar en Jaca y
Madrid, y que conlleva el fusilamiento de los capitanes Galán y García Hernández y la detención del Comité
Revolucionario (puestos en libertad tras el juicio). Berenguer dimite al negarse a convocar elecciones a Cortes
constituyentes, y fue sustituido por otro militar, el almirante Aznar, que convoca elecciones municipales para el 12
de abril de 1931. Dichas elecciones se presentaron como un plebiscito a favor o en contra de la monarquía.
LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA. Pronunciamiento y apoyo de Alfonso XIII / Razones que expone / Falso regeneracionismo
DIRECTORIO MILITAR: medidas dictatoriales / Desembarco de Alhucemas: fin del conflicto en Marruecos
DIRECTORIO CIVIL: Institucionalización del régimen / modelo: fascismo italiano / Asamblea Nacional Consultiva / Único partido:
Unión Patriótica / Economía: nacionalización e intervención estatal / Organización Corporativa del Trabajo
OPOSICIÓN: conspiraciones militares / intelectuales / republicanismo / nacionalismo / socialismo-anarquismo (FAI)
EL FINAL DE LA MONARQUÍA DE ALFONSO XIII: Dimisión de Primo de Rivera / Berenguer e intento de volver al sistema de la Restauración /
Pacto de San Sebastián / Fracaso de Jaca / Dimisión de Berenguer / Aznar convoca elecciones municipales

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