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Departamento de Geografía e Historia

IES Francisco Nieva. Valdepeñas (Ciudad Real)

ESTE BLOQUE NOVENO ESTÁ COMPUESTO POR TRES


TEMAS, QUE SON LOS SIGUIENTES:

1. LA PRIMERA PARTE DEL REINADO DE ALFONSO XIII Y


LOS PROYECTOS DE REGENERACIONISMO POLÍTICO.

2. LA CRISIS DEL PARLAMENTARISMO; LA NEUTRALIDAD


EN LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL.

3. LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA Y LA CAÍDA DE LA


MONARQUÍA. LOS PROBLEMAS ECONÓMICOS.

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Bloque 9. La crisis del sistema de la Restauración
y la caída de la monarquía (1902-1931)

LA PRIMERA PARTE DEL REINADO DE ALFONSO XIII Y LOS


PROYECTOS DE REGENERACIONISMO POLÍTICO

1. INTRODUCCIÓN

En el reinado de Alfonso XIII se produjo la crisis del sistema político de la


Restauración, favoreciendo la implantación de la II República en abril de 1931.
El sistema canovista fue cuestionado por una nueva corriente ideológica
surgida a finales del siglo XIX, el regeneracionismo, y por los movimientos
nacionalistas, especialmente el catalán. Además, el crecimiento de las
ciudades, el aumento de las clases medias y populares urbanas y de las
organizaciones obreras acentuó la fractura entre la sociedad de masas y el
sistema político oligárquico. El resultado de todo ello fue la sucesión de
diversas crisis, hasta provocar la caída de la monarquía en 1931.

2. EL COMIENZO DEL REINADO DE ALFONSO XIII (1902-1907): RENOVACIÓN DE

LÍDERES EN LOS PARTIDOS DINÁSTICOS Y LA CRISIS DE 1905


Alfonso XIII accedió al trono en 1902, coincidiendo con el auge del
regeneracionismo y la crisis de los partidos dinásticos provocada por la
desaparición de sus dos grandes líderes, el conservador Cánovas (1897) y el
liberal Sagasta (1903). La debilidad de los partidos dinásticos provocó
inestabilidad política, pero el sistema de turno se mantuvo (entre 1902 y 1905
hubo cinco gobiernos conservadores y desde 1905 a 1907 seis liberales).
En 1905, con los liberales en el poder, se produjo la primera crisis del
reinado y una de las más transcendentes, la que enfrentó al ejército con el
catalanismo. Unos militares atacaron la sede de la revista satírica nacionalista
¡Cu-Cut!, ofendidos por una caricatura contra ellos. Bajo la presión de los
militares se aprobó la Ley de Jurisdicciones en 1906, por la que las ofensas
contra el ejército y la patria serían juzgadas por tribunales militares. Esta ley
puso de manifiesto la renovada intervención del ejército en la vida política.
En esta situación, los partidos dinásticos optaron por reforzarse,
eligiendo nuevos líderes: Antonio Maura (líder del partido conservador desde
1903, cuando dejó el cargo Francisco Silvela, sustituto de Cánovas) y José
Canalejas (líder del partido liberal a partir de 1910 y tras unificar las diferentes
corrientes internas del liberalismo).

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3. MAURA Y EL REGENERACIONISMO CONSERVADOR (1907-1909)


El llamado “gobierno largo” de Maura (1907-1909) puso en marcha su
proyecto de “revolución desde arriba”. La intención era hacer hondas reformas
políticas que diesen autenticidad al sistema liberal-parlamentario, pero sin
alterar las bases del régimen (gobierno de la oligarquía, política de orden y
monarquía parlamentaria). Se pretendió fundamentalmente acabar con el
caciquismo, atraerse a los autonomistas catalanes y realizar reformas sociales
para reducir la conflictividad social. Las principales medidas fueron:

• La ley Electoral de 1907, que establecía el voto obligatorio.


• La Ley de Administración Local. Establecía mayor autonomía local y la
posibilidad de crear mancomunidades locales y provinciales. La
oposición de liberales, republicanos y conservadores impidió su
aprobación parlamentaria.
• Política económica de intervención estatal y de protección y fomento de
la industria nacional.
• Medidas sociales como la creación del Instituto Nacional de Previsión, la
obligatoriedad de descanso dominical y la legalización de la huelga.
• La Ley de Represión del Terrorismo (1908), dirigida sobre todo contra
los atentados anarquistas. Fracasó por la oposición de los republicanos,
socialistas y liberales. Sirvió para justificar la formación del Bloque de
Izquierdas, alianza de liberales y republicanos moderados con un
programa basado en la apertura democrática, la laicización del Estado y
la libertad de cultos.

El proyecto regeneracionista de Maura finalizó con su salida del gobierno


tras la Semana Trágica de 1909.

4. MARRUECOS Y LA SEMANA TRÁGICA DE 1909


Tras el desastre de 1898, la acción colonial de España se centró en el
norte de África. Marruecos pasó a constituir el eje de la política exterior del
primer tercio del siglo XX. Con el consentimiento de Francia y el Reino Unido,
pero marginando a Alemania, España ocupó la zona norte de Marruecos, cuya

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y la caída de la monarquía (1902-1931)

pieza esencial era el Rif, ocupado por cabilas o tribus de bereberes muy
celosas de su independencia, hostiles a la presencia extranjera y no sometidas
al sultán. Ello obligó al gobierno a incrementar el contingente de tropas y
realizar operaciones militares de sometimiento del territorio para asegurar la
explotación de las riquezas mineras y proteger la construcción del ferrocarril
que debía unir las minas con Melilla.
En julio de 1909 los rifeños atacaron y asesinaron a cuatro obreros del
ferrocarril y hubo graves enfrentamientos entre el ejército español y los
cabileños. El gobierno decidió enviar tropas peninsulares de refuerzo y movilizó
a los reservistas en Cataluña, en su mayoría casados y con hijos. El embarque
de las tropas en el puerto de Barcelona, el 18 de julio de 1909, desencadenó
un movimiento de protesta contra la guerra de Marruecos, acentuado tras la
derrota española en la batalla del Gurugú y la emboscada en el Barranco del
Lobo (26 de julio de 1909). El republicanismo más radical y anticlerical, los
socialistas y los anarquistas promovieron una huelga general contra la guerra y
la política del gobierno en Marruecos, que comenzó en Barcelona el 26 de julio
y se extendió a otras poblaciones cercanas. Entre el 26 de julio y el 1 de
agosto, la huelga degeneró en una insurrección espontánea, sin dirección ni
planificación, conocida como la Semana Trágica de Barcelona. Hubo
enfrentamientos armados en las calles entre los sublevados y las fuerzas de
orden público. Se quemaron iglesias y conventos, se declaró el estado de
guerra y se enviaron refuerzos militares. El gobierno reprimió con dureza la
revuelta; de hecho, se produjeron 17 condenas a muerte de las que se
ejecutaron cinco, entre ellas la de Francisco Ferrer Guardia, pedagogo
librepensador, anarquista y anticlerical, fundador de la Escuela Moderna,
acusado de la sublevación sin pruebas ni garantías legales. La represión
produjo una gran conmoción en la opinión pública internacional, que llevó a
Alfonso XIII a forzar la dimisión de Maura.

5. EL REGENERACIONISMO LIBERAL: CANALEJAS (1909-1912)


Canalejas presidió el gobierno liberal que emprendió el intento más
importante de regeneración del sistema para lograr su democratización y
ampliar las bases sociales del régimen atendiendo a tres medidas:

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• Secularización del Estado. Intentó negociar con el Vaticano una nueva


Ley de Asociaciones Religiosas. Mientras tanto, se aprobó la llamada
Ley del Candado (1910), que limitaba el establecimiento de nuevas
órdenes religiosas en España y provocó una fuerte oposición de los
sectores católicos. Fue imposible aprobar la Ley de Asociaciones, por lo
que la política laicista fue muy limitada.
• Reformas sociales destinadas a extender el bienestar material a los
grupos sociales más desfavorecidos: eliminación del impuesto de
consumos (sustituido por otro progresivo sobre las rentas urbanas) y
nueva ley de reclutamiento, que establecía el servicio militar obligatorio
sin distinciones en caso de guerra (aunque en tiempo de paz se reducía
el servicio militar a cinco meses por el pago de una cantidad de dinero).
• Política autonomista. Se aprobó la ley de mancomunidades en 1912,
que permitía la descentralización territorial administrativa (Manco-
munidad de Cataluña en 1914, controlada por la Lliga).
• Política en Marruecos. Obtuvo buenos resultados y afianzó la presencia
española en la zona. Ordenó ocupar Arcila, Larache y Alcazarquivir y
firmó con Francia el Tratado de Fez de 1912 por el que se creaban los
protectorados francés y español de Marruecos.

Desgraciadamente, y a pesar de que sus políticas convencieron a


muchos españoles, Canalejas murió asesinado por un anarquista en la Puerta
del Sol de Madrid en 1912. Suponía el fin del regeneracionismo liberal.

6. EL FORTALECIMIENTO DE LOS PARTIDOS ANTIDINÁSTICOS Y DEL MOVIMIENTO

OBRERO A COMIENZOS DE SIGLO

Fue consecuencia del descontento que producía el corrupto sistema del


turno y también del aumento de la industrialización del país y de su lenta pero
progresiva modernización económica. Por otra parte, todas estas fuerzas
también experimentaron su propia regeneración.

6.1. Los republicanos


Experimentaron una renovación ideológica con la inclusión de las
doctrinas del nuevo liberalismo democrático, laicista y más sensible a las

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y la caída de la monarquía (1902-1931)

reformas sociales. En 1903 se formó la Unión Republicana, auspiciada por


Alejandro Lerroux y Nicolás Salmerón. El nuevo partido, que duró hasta 1908,
obtuvo un éxito electoral en las grandes ciudades y ganó 36 diputados. Pero
persistían las divergencias ideológicas y tácticas en su seno: el republicanismo
moderado y reformista, representado por Salmerón y Melquíades Álvarez,
apostó por el abandono definitivo de la vía insurreccional y optó por la lucha
electoral y parlamentaria; el republicanismo radical, liderado por Lerroux,
sólidamente implantado en Cataluña, tenía un discurso demagógico, anticlerical
y anticatalanista y pretendía integrar las reivindicaciones de los obreros y
lanzarlos a la insurrección para implantar la república.
En 1908 la Unión Republicana se rompía con la escisión del sector
radical liderado por Lerroux, que formó el Partido Radical. En 1912 nacía el
Partido Reformista, dirigido por Melquíades Álvarez, el cual no descartaba
aceptar la monarquía si emprendía un proceso de democratización efectiva.

6.2. Regionalistas y nacionalistas


El nacionalismo catalán estuvo dominado por la Lliga Regionalista de
Catalunya, fundada en 1901. Su líder era Cambó y su ideólogo Prat de la Riba.
La Lliga defendía la compatibilidad de la regeneración de la vida política y la
modernización de la economía y del Estado con su reivindicación de la
autonomía de Cataluña. Adoptó una política pactista, colaborando en
ocasiones con los partidos del turno. Fue el partido de la burguesía, de las
clases conservadoras urbanas y rurales catalanas, pero no contó con el apoyo
de los obreros. Su conservadurismo provocó la separación de su izquierda,
formando el Centre Nacionalista Republicà en 1906.
Además, hay que señalar dos sucesos importantes: la unión temporal de
todas las fuerzas catalanistas en 1906 en la Solidaridad Catalana frente a la
Ley de Jurisdicciones y la constitución de la Mancomunidad de Cataluña en
1914 bajo la presidencia de Prat de la Riba.
Por su parte, dentro del nacionalismo vasco y tras la muerte de Sabino
Arana en 1903 se produjo en el Partido Nacionalista Vasco un duro
enfrentamiento entre el sector radical (defensor de la pureza original de las
ideas aranistas) y otro más moderado, liberal y posibilista, que aceptaba el
juego parlamentario y optaba por la autonomía. Por último, el nacionalismo

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gallego, valenciano, andaluz y aragonés apenas tuvieron una incidencia política


destacable en el primer tercio del s. XX.

6.3. El movimiento obrero


A comienzos del siglo XX el movimiento obrero español era débil, no
formaba un verdadero sindicalismo de masas y estaba dividido:

• Anarquistas: mantuvieron su negativa a participar en política y


rechazaban el reformismo social. Estaba arraigado en las zonas
industriales y urbanas de Cataluña y en el campesinado de Andalucía y
Extremadura. Divididos en dos tendencias: los partidarios de la
estrategia terrorista y los partidarios del sindicalismo. En 1907 se formó
el sindicato Solidaridad Obrera, partidario de la huelga general como
instrumento revolucionario más eficaz. En 1910, bajo el impulso de las
sociedades obreras anarquistas catalanas, nacía la Confederación
Nacional del Trabajo (CNT), el gran sindicato anarquista. Defendió la
acción directa (huelgas, sabotajes industriales, ocupación de fábricas,
sublevaciones y terrorismo) frente a la lucha política y la huelga general
como estrategia sindical. Tras la huelga general de 1911, la CNT fue
declarada ilegal hasta 1915.
• El socialismo: era una ideología minoritaria, pero creciente en Asturias y
Vizcaya. En el PSOE, Pablo Iglesias aceptó colaborar con los
republicanos en la democratización del régimen, sin renunciar a la
revolución social, tras la Semana Trágica, formando la Conjunción
Republicano-Socialista (1909). De esta forma el socialismo rompía su
aislamiento y obtenía su primer diputado en 1910 (Pablo Iglesias),
convirtiéndose en una fuerza política parlamentaria.

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y la caída de la monarquía (1902-1931)

LA CRISIS DEL PARLAMENTARISMO. LA NEUTRALIDAD EN LA PRIMERA


GUERRA MUNDIAL

1. INTRODUCCIÓN
A partir de 1914 se produjo un deterioro creciente del sistema político
liberal y parlamentario de la Restauración, que hay que enmarcar en el proceso
general de la crisis del Estado liberal en la Europa de entreguerras.
En el caso de España, la crisis era el exponente de la imposibilidad de
un sistema liberal de base oligárquica de evolucionar hacia la democratización.
Además, los planes de reforma quedaron postergados ante los crecientes
problemas como la cuestión catalanista, la conflictividad social, el problema de
Marruecos, los problemas derivados de las consecuencias de la Primera
Guerra Mundial y el debate de las responsabilidades por el desastre de Annual.
Todos ellos favorecieron la implantación de una dictadura militar como forma
de salvar la monarquía.

2. LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL (IGM) Y SUS CONSECUENCIAS


La IGM transcurrió entre 1914 y 1918 y enfrentó básicamente a los
imperios centrales europeos (alemán, austro-húngaro y turco), contra las
potencias liberales aliadas (Francia, Gran Bretaña y EE. UU.). España se
declaró neutral, debido a su aislamiento diplomático, debilidad económica e
incapacidad militar. Sin embargo, el hecho tuvo grandes consecuencias:

• Políticas: división del país en aliadófilos (los sectores más liberales y la


izquierda apoyaron a las potencias liberales) y los germanófilos (los
sectores más conservadores apoyaron a los imperios centrales).
Además, se produjo la descomposición de los partidos dinásticos.
• Económicas: espectacular expansión de la economía debido a que
España abasteció a todos los países beligerantes. Ello provocó la
creación o ampliación de las empresas y la acumulación de grandes
capitales, pero también causó la subida de los precios.
• Comunicaciones: el enorme tránsito de mercancías por las vías
españolas y su deficitaria situación (mantenimiento, trayectos en vía

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única y no electrificados) provocaron el hundimiento del sistema de


transportes, denominado por la bibliografía El problema ferroviario.
• Sociales: la burguesía industrial y financiera se enriqueció, pero las
clases trabajadoras sufrieron un descenso en el nivel de vida,
acentuándose su ya precaria situación. Ello provocó agitación social.

3. LA CRISIS DE 1917
Por un lado, tenemos que tener en cuenta la sublevación militar,
motivada por el descontento entre el ejército ante una posible reducción de
oficiales y por el sistema de ascensos. Los oficiales formaron Juntas de
Defensa, exigiéndole al gobierno mejoras económicas, ascensos por
antigüedad y autonomía corporativa frente al gobierno. En junio de 1917
presentaron un ultimátum al gobierno quién, temeroso de un golpe de Estado,
se doblegó ante sus exigencias.
Por otra parte, tenemos la sublevación de los parlamentarios. La
actuación de los militares fue interpretada por los grupos de la oposición como
una oportunidad para una reforma o una revolución democrática. Cambó, líder
de la Lliga, convocó a todos los parlamentarios españoles a una Asamblea de
Parlamentarios en Barcelona en julio de 1917. La Asamblea acordó la
formación de un gobierno provisional, Cortes constituyentes y autonomía para
Cataluña. Pero el escaso apoyo político a esta Asamblea y el rechazo de las
Juntas militares a sus pretensiones permitieron disolverla.
La tercera sublevación fue la de los obreros. UGT y CNT convocaron
una huelga general en marzo de 1917 que terminó estallando en agosto de
1917, pero sólo tuvo especial intensidad en Madrid, Barcelona, País Vasco y
Asturias. El ejército cumplió la orden de disparar contra los obreros, hubo 71
muertos y 2000 detenidos. Los miembros del comité revolucionario fueron
detenidos y condenados a cadena perpetua (que no se cumplió, pues al año
siguiente salieron elegidos diputados).
La crisis de 1917 tuvo algunas consecuencias evidentes. Por ejemplo,
precipitó el final del turno de partidos y permitió la puesta en marcha de los
gobiernos de coalición de diferentes fuerzas políticas y tendencias. La
experiencia de los últimos años, desde la muerte de Canalejas, demostraba
que la alternancia entre liberales y conservadores era difícil, dada la división de

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y la caída de la monarquía (1902-1931)

los mismos y la obstrucción parlamentaria de la Lliga Regionalista. El 27 de


octubre el monarca cesó a Dato y el 3 de noviembre García Prieto presidía un
gobierno de coalición que ponía fin a 40 años de alternancia entre moderados y
liberales.

4. LA INESTABILIDAD POLÍTICA DESDE 1917 A 1923: DEBILIDAD DE LOS

GOBIERNOS Y FRACTURAS EN LOS PARTIDOS DE LA OPOSICIÓN

Entre noviembre de 1917 y septiembre de 1923 ocho partidos y


facciones participaron en los gobiernos. Muchos de ellos fueron de corta
duración debido a las divisiones en su seno y la pérdida de respaldo
parlamentario. Esta debilidad de los gobiernos, junto a las frecuentes medidas
excepcionales que adoptaron (cierre de las Cortes, suspensión de garantías
constitucionales, recurso al ejército para remitir los conflictos), acentuaron el
desprestigio del sistema.
Durante este periodo (1917-1923) la derecha gubernamental estaba
integrada por el Partido Conservador (el más fuerte), los mauristas, los
ciervistas y la Lliga Regionalista. En la izquierda gubernamental se situaban el
Partido Liberal (el más fuerte), los romanonistas, Izquierda Liberal y el Partido
Reformista.
El PSOE experimentó una relativa expansión entre 1910 y 1920 gracias
a la alianza con republicanos y reformistas, obteniendo más diputados en 1918.
Pero como consecuencia de la revolución bolchevique y de la III Internacional
en 1919, se separó de él una minoría radical que formó en 1921 el Partido
Comunista de España (PCE).
Los republicanos, tanto el Partido Reformista como el Radical, acusaron
una fuerte debilidad y evolucionaron hacia el conservadurismo social,
perdiendo apoyos electorales.
Los nacionalismos catalán y vasco se vieron alentados por el principio
de la autodeterminación proclamada por el presidente Wilson, reclamando la
autonomía. Sin embargo, también experimentaron un proceso de división. En
Cataluña se separaron de la Lliga jóvenes más radicales que fundaron Acció
Catalana en 1922. La izquierda catalanista se organizó en torno al sindicato
Unió de Rabassaires, fundado por Lluís Companys. Por su parte, Frances
Macià formó el partido Estat Catalá, independentista. En el País Vasco el PNV

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se convirtió en una fuerza parlamentaria importante con 9 diputados en el


parlamento español, pero en 1921 se dividió entre el sector radical y los
moderados (aunque ambos defendían las mismas ideas: la defensa de la
nación vasca sustentada en la raza, la religión y el euskera).

5. LA EXPANSIÓN DEL MOVIMIENTO OBRERO Y LAS ORGANIZACIONES

EMPRESARIALES

La expansión del movimiento obrero estuvo motivada por la crisis social,


la recesión económica de la posguerra y el influjo de la revolución rusa de
1917. La UGT y la CNT crecieron espectacularmente en número de afiliados
alrededor de 1920 y radicalizaron sus posturas. Además, aparecieron los
sindicatos libres, fundados en Barcelona en 1919, que en algunos momentos
colaboraron con los empresarios contra el enemigo común, la CNT.
También proliferaron las organizaciones de empresarios, como la Liga
Nacional, la Confederación Patronal Española o la Federación Patronal de
Empresarios Catalanes. Ante el crecimiento de los sindicatos y la crisis
económica de postguerra adoptaron una línea dura, dispuestos a eliminar a los
sindicatos mediante el despido, el cierre de fábricas y la violencia armada
(guardias cívicas o somatenes y pistoleros a sueldo).

6. LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
En Andalucía, los campesinos intensificaron sus movilizaciones a partir
de 1918 dando lugar al “trienio bolchevique” (1918-1920). Por primera vez la
tradicional revuelta campesina dejó paso a un movimiento sindical dirigido por
los dos grandes sindicatos, la CNT y la UGT. Muchos municipios andaluces y
extremeños llegaron a estar controlados por los comités de huelga y se
procedió a la ocupación y el reparto de tierras. El gobierno actuó con dureza,
declaró el estado de guerra y puso fin en 1920 a esta revolución social.
En Vizcaya, Asturias, Madrid y Barcelona los sindicatos movilizaron a los
obreros de la minería y de la industria. El punto álgido se alcanzó el 5 de
febrero de 1919. Ese día se inició una huelga en Barcelona que se prolongó
por 44 días, convirtiéndose en huelga general y paralizando el 70% de la
industria catalana. Ha pasado a la historia con el nombre de huelga de La
Canadiense. La huelga se inició en solidaridad de ocho despedidos del

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personal de oficinas de la compañía eléctrica La Canadiense que habían sido


miembros de un sindicato no aceptado por la gerencia de la empresa.
La conflictividad y el enfrentamiento fueron especialmente duros en
Barcelona entre 1919 y 1921. Los actos terroristas y la violencia callejera
fueron frecuentes debido al sangriento enfrentamiento entre pistoleros de la
patronal y de los sindicatos. A ello se sumó la actuación del gobierno, dando el
poder a los militares, quienes impusieron la represión militar y el terrorismo
policial mediante la “ley de fugas”. Entre 1918 y 1923 hubo más de 800
atentados en los que murieron 270 dirigentes sindicales y empresarios, además
de políticos. Destacaron los del dirigente anarcosindicalista moderado Salvador
Seguí y el presidente del gobierno Eduardo Dato.

7. EL DESASTRE DE ANNUAL
Ocurrió en el verano de 1921. Consistió en una estrepitosa derrota de
las tropas españolas dirigidas por el general Silvestre en una operación cerca
de Melilla. Murieron o desaparecieron más de 10 000 soldados.
La tragedia conmocionó a la opinión pública. La exigencia de
responsabilidades forzó al gobierno a nombrar una comisión presidida por el
general Picasso para delimitar las responsabilidades militares. Los militares, los
partidos dinásticos y la propia figura del rey se vieron envueltos en los debates.
El gobierno aceptó la formación de una comisión de responsabilidades políticas
para dirimir las acusaciones contra los militares, los políticos y el rey. Pocos
días antes de que el informe elaborado por la comisión llegase a las Cortes, el
general Primo de Rivera daba un golpe de Estado por el que se imponía una
dictadura militar como solución a la crisis del régimen.

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LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA Y LA CAÍDA DE LA MONARQUÍA.


LOS PROBLEMAS ECONÓMICOS

1. INTRODUCCIÓN
La dictadura de Primo de Rivera fue un régimen con influencias
regeneracionistas pero inspirado sobre todo en el modelo intervencionista y
corporativista de los regímenes autoritarios europeos, sobre todo el modelo de
Mussolini en Italia desde 1923.

2. EL GOLPE DE ESTADO. SEPTIEMBRE DE 1923


El 13 de septiembre de 1923 Miguel Primo de Rivera, capitán general de
Cataluña, se pronunciaba contra el gobierno constitucional, sin hallar
prácticamente oposición. Fue acompañado de un manifiesto en el que expuso
las causas y objetivos de su sublevación. Contenía algunas vagas ideas
regeneracionistas y presentaba su dictadura como un régimen transitorio hasta
resolver los graves problemas que padecía la sociedad española según él:
liberar al país de la “vieja política”, destruir el caciquismo, poner fin al
desgobierno, la subversión social y a la amenaza del separatismo.
La opinión pública, en general, lo acogió favorablemente. Fue apoyado
por los sectores empresariales, la banca y la Iglesia. Los republicanos no se
opusieron. El PSOE y UGT se mantuvieron expectantes. Solo los anarquistas y
los comunistas lo rechazaron y llamaron a la huelga general, sin éxito.
El resultado final fue que el 15 de septiembre Alfonso XIII encargaba a
Primo de Rivera la formación de un nuevo gobierno y le concedió el cargo de
presidente y ministro único.

3. EL DIRECTORIO MILITAR (1923-1925)


Primo de Rivera eligió a ocho generales y un almirante que le
asesoraran en las tareas de gobierno, fue el llamado Directorio Militar. Este
desmanteló el estado parlamentario y constitucional. Se estableció el estado de
guerra durante dos años, se suspendió la Constitución de 1876 y se disolvieron
las Cortes.
El dictador impuso el orden público mediante medidas represivas y
declaró ilegales la CNT y el PCE. En el ámbito administrativo, se reformó la

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y la caída de la monarquía (1902-1931)

administración municipal y provincial con el objetivo de abolir el caciquismo.


Los gobernadores provinciales fueron sustituidos por gobernadores militares y
se aprobaron el Estatuto Municipal (1924) y el Estatuto Provincial (1925).
Se reprimió el nacionalismo y se prohibió el uso de símbolos del
catalanismo y del catalán en el ámbito oficial. También se disolvió la
Mancomunidad Catalana, lo que significó la ruptura definitiva con el
catalanismo conservador de la Lliga, lo que potenció el nacionalismo radical y
separatista.
Capítulo aparte merece la actuación en Marruecos. Primo de Rivera era
partidario de una solución negociada del conflicto, en contra de los militares
españoles africanistas. Asumió personalmente el Alto Comisariado en
Marruecos e intentó negociar la paz, ofreciendo a Abd-el-Krim (líder de las
tribus rifeñas) una amplia autonomía. Dos hechos contribuyeron a dar un
vuelco a la situación: el ataque en 1924 a las tropas españolas en la zona de
Xauen y el avance de Abd-el-Krim en el Marruecos francés. Ello provocó que
en 1925 España y Francia acordaran una ofensiva militar conjunta. En
septiembre de 1925 se produjo el desembarco en Alhucemas de tropas
españolas, que fue el primer desembarco anfibio con éxito de la historia y
estuvo dirigido operativamente por el joven coronel Francisco Franco. Esta
acción bélica tuvo un rotundo éxito, lo que provocó la rendición de Abd-el-Krim
en 1926 y el sometimiento, un año después, de todo el Protectorado.

4. EL DIRECTORIO CIVIL (1925-1930)


Resuelto el problema del orden público y solucionada la cuestión
marroquí, Primo de Rivera sustituyó el directorio Militar por un gobierno civil,
con la clara intención de permanecer en el poder. Se impulsó desde el poder la
formación de un gran partido de derechas, la Unión Patriótica. Fue creada en
1924 y estuvo carente de un programa y una ideología definida. Nunca logró
convertirse en un partido moderno y potente y fue solo un instrumento de
propaganda gubernamental.
En 1926 se creó la Organización Corporativa Nacional. Su base eran los
“comités paritarios” de cada uno de los oficios, formados por igual número de
vocales y obreros y patronos. Su objetivo era la resolución pacífica de los
conflictos mediante la negociación y tenían atribuciones sobre cuestiones

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laborales como la reglamentación del trabajo, los contratos y la asistencia


social.
En 1927 se reunió una Asamblea Nacional Consultiva para elaborar una
nueva constitución. De sus 400 miembros, dos tercios fueron designados por el
gobierno y sus funciones eran meramente consultivas. Fracasó en su intento
de hacer un Estatuto Fundamental de la Monarquía (nombre de la nueva
constitución) por la oposición de los viejos políticos dinásticos, la negativa de
los socialistas a colaborar y por la actitud reticente del rey.
Por su parte, y dentro de las medidas y problemas económicos, se
regularon los precios y se ordenaron los sectores productivos. Se creó un
Consejo de Economía Nacional que dio lugar incluso a la aparición del
ministerio de Economía Nacional (1928). Para potenciar la industria nacional se
establecieron elevados aranceles proteccionistas y se concedieron ayudas
económicas y fiscales a las grandes empresas.
También se crearon grandes monopolios estatales: Compañía
Arrendataria de Petróleos S.A. CAMPSA (tenía la exclusiva en la importación,
refinado, distribución y venta del petróleo y la gasolina) y la Compañía
Telefónica Nacional de España (con una participación dominante de la
compañía norteamericana ITT). Así mismo, se fomentaron las obras públicas:
construcción de embalses, carreteras (se construyeron casi 109 000 km de
carreteras), ferrocarriles, puertos, etc.
Pero la política de gasto público no se acompañó de una reforma fiscal
que aumentase los ingresos, lo que incrementó el déficit presupuestario y
obligó a una emisión constante de deuda pública, provocando la devaluación
de la peseta en 1929. La Dictadura se vino abajo rápidamente al llegar los
primeros ecos de la crisis internacional desatada en EEUU: el crack de 1929 y
su secuela de desinversión, paro y, en definitiva, recesión.

5. LA OPOSICIÓN Y FINAL DE LA DICTADURA


A partir de 1926, la dictadura empezó a perder apoyos y arreciaron las
críticas. Los principales núcleos de oposición fueron los siguientes:
• El Ejército, sobre todo por la norma general que suprimiría los ascensos
por estricta antigüedad. Ello provocó la oposición de los oficiales de
artillería, a lo que Primo de Rivera respondió con el decreto de

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Bloque 9. La crisis del sistema de la Restauración
y la caída de la monarquía (1902-1931)

disolución del cuerpo de Artillería y presionando al rey para que lo


firmara.
• Los políticos de los partidos dinásticos y republicanos. Con la ayuda de
algunos militares, optaron por la vía de la conspiración civil. Algunos
intentos fueron el de la noche de San Juan de junio de 1926, la
“Sanjuanada” (liderado por los generales Francisco Aguilera y Valeriano
Weyler, aconsejados por el conde de Romanones y Melquíades Álvarez)
y el de enero de 1929 (dirigido por oficiales de Artillería apoyados por el
viejo político conservador José Sánchez Guerra).
• Los intelectuales, estudiantes y periodistas también se mostraron en
contra del dictador debido a la fuerte censura que estableció.
Destacaron Unamuno y Ortega y Gasset. A ellos se unieron los
estudiantes universitarios, que fundaron la Federación Universitaria
Escolar (FUE).
• El auge del republicanismo y los nacionalismos de izquierda. En
Cataluña se produjo un intento fallido de insurrección separatista y de
invasión de Cataluña desde Francia, protagonizado por el Estat Catalá
de Macià en 1926. Posteriormente, los pequeños partidos de izquierda
se agruparon, en marzo de 1931, en Ezquerra Republicana de
Catalunya (ERC).
• Los Anarquistas. La CNT se desmoronó y radicalizó tras la represión de
la dictadura. Frente a los sectores más sindicalistas, los partidarios de la
insurrección revolucionaria constituyeron en 1924 la Federación
Anarquista Ibérica (FAI).
• Los socialistas, que terminaron abandonando al dictador.
• La burguesía importadora de materias primas y maquinaria,
descontentos con la vertiginosa devaluación de la peseta en 1929.

Finalmente, cuando Primo de Rivera comprobó que ni el ejército ni el rey


lo apoyaban, presentó su dimisión en enero de 1930. Se exilió en París, donde
murió al cabo de apenas dos meses (aquejado de una diabetes no tratada).

6. LA CAÍDA DE LA MONARQUÍA (ENERO 1930-ABRIL 1931)

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Departamento de Geografía e Historia
IES Francisco Nieva. Valdepeñas (Ciudad Real)

Tras el final de la dictadura, el rey y sus seguidores intentaron retornar a


la normalidad constitucional, pero la situación había cambiado notablemente.
6.1. El gobierno del general Dámaso Berenguer. Enero 1930-febrero 1931
Alfonso XIII podía haber convocado las Cortes de 1923, pero se limitó a
confiar el gobierno al general Dámaso Berenguer (jefe de su Casa Militar), con
el fin de llevar al país hacia un retorno gradual al sistema liberal.
El nuevo gobierno fue llamado “dictablanda”, por contraposición a la
dictadura de Primo de Rivera. Restableció las libertades políticas, disolvió la
Asamblea Nacional, repuso en sus cátedras a los profesores sancionados y
revocó las medidas que impedían las manifestaciones. Mientras tanto, la
actividad política se multiplicaba, sobre todo entre los partidos hostiles a la
monarquía. Por el centro, José Ortega y Gasset, junto con Gregorio Marañón y
Ramón Pérez de Ayala, fundaban una Agrupación al Servicio de la República,
(enero-febrero de 1931) cuyo manifiesto fundacional causó un fuerte impacto
en la opinión pública y atrajo a muchos intelectuales.
En la izquierda liberal, a la Acción Republicana de Azaña y al Partido
Radical de Lerroux, se había unido el Partido Radical-Socialista de Marcelino
Domingo. Por otra parte, nacionalistas y regionalistas también tomaban
posiciones. Incluso en la derecha liberal cogía fuerza la Derecha Liberal
Republicana, fundada en 1930 y liderada por Miguel Maura y Alcalá Zamora.
Ante la inercia del soberano, que no se decidía a convocar las
elecciones legislativas, los republicanos se organizaron para derribar la
Monarquía y proclamar la República. En agosto de 1930 todos los partidos
republicanos, más los nacionalistas catalanes y gallegos, acordaron el Pacto de
San Sebastián, cuyo objetivo era proclamar la república. Se constituyó un
comité revolucionario encargado de preparar el cambio de régimen mediante
una sublevación militar con apoyo civil. En ningún caso se pensó en dar
prioridad a unas grandes manifestaciones pacíficas para obligar al rey a
convocar elecciones, se prefirió recurrir a la vieja costumbre del
pronunciamiento militar. En octubre los socialistas acordaron adherirse y
participar en el futuro gobierno de la república e incluso la CNT, aun sin aceptar
acuerdos, estaba dispuesta a ayudar al movimiento con una serie de huelgas.
En diciembre de 1930 se produjeron las insurrecciones militares de Jaca
(Huesca) y Cuatro Vientos (Madrid) a favor de la república, que debían ir

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Bloque 9. La crisis del sistema de la Restauración
y la caída de la monarquía (1902-1931)

acompañadas de una huelga promovida por la CNT y la UGT. La sublevación


fue un desastre total, por su descoordinación. Los cabecillas de Jaca, los
capitanes Fermín Galán y Ángel García Hernández, fueron fusilados,
convirtiéndose en los mártires de la revolución republicana; algunos miembros
del Comité Revolucionario fueron juzgados y condenados a penas levísimas y
después obtuvieron la libertad condicional; Queipo de Llano y Ramón Franco,
que habían ocupado durante unas horas el aeródromo de Cuatro Vientos,
huyeron a Portugal; y la huelga obrera sólo tuvo éxito en algunos minas de
Asturias y ciudades del País Vasco, pero fracasó en Bilbao y Barcelona y en
Madrid no hubo.
Por motivos distintos, los republicanos, socialistas y antiguos políticos
dinásticos se opusieron a participar en las elecciones legislativas convocadas
en febrero de 1931, provocando la dimisión de Berenguer.

6.2. El gobierno del Almirante Aznar. Febrero-abril de 1931


Alfonso XIII destituyó a Berenguer y formó un nuevo gobierno de viejos
notables (Romanones, García Prieto y Gabriel Maura) guiado por el almirante
Juan Bautista Aznar. El nuevo gobierno anunció la convocatoria de unas elecciones
municipales para el 12 de abril, a las que seguirían otras generales constituyentes
(fijadas para el 7 de junio). Todas las fuerzas políticas decidieron concurrir a ellas,
pero los republicanos y socialistas las plantearon como un plebiscito a favor o en
contra de la monarquía. Aunque los monárquicos obtuvieron más candidatos, el triunfo
de la coalición de republicanos y socialistas en las grandes ciudades, donde el voto
era más libre, se interpretó como un rechazo a la monarquía y se proclamó la II
República el 14 de abril de 1931, en medio de una gran fiesta y expectación popular.
Alfonso XIII escribió un manifiesto a la nación el 13 de abril en el que renunciaba a la
jefatura del Estado, pero no abdicaba formalmente. En la noche del 14 al 15 partió de
Madrid hacia Cartagena al volante de su automóvil Duesenberg y desde allí zarpó
para Marsella en un buque de la Armada Española para trasladarse después a París.
Su familia salió en tren desde Aranjuez a la mañana siguiente. El rey al abandonar
España pronunció sus más famosas palabras: Espero que no habré de volver, pues
ello sólo significaría que el pueblo español no es próspero ni feliz.

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