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Estamos ante un mapa histórico, de contenido político militar que nos muestra el proceso de

conquista de la Península Ibérica por parte de los musulmanes, producto de la expansión del
Califato Omeya. Siguiendo la leyenda, tenemos de color naranja el territorio musulmán (Al-
Ándalus), en color amarillo, los reinos cristianos del norte y con líneas verdes nos muestran
las zonas con una presencia musulmana escasa. Por otro lado, tenemos las flechas rojas, que
nos muestran las primeras campañas militares y flechas azules, para las posteriores al 716.
Además tenemos signos como las espadas cruzadas, que nos señalan batallas importantes y el
del sol, para mostrar puntos de resistencia visigoda.

Para poder explicar este momento tenemos que situarnos en el año 622, fecha en la que se
inicua la Hégira y con ella la expansión de la nueva religión monoteísta predicada por
Mahoma, el islam. Mediante la guerra Santa o yihad se intentará expandir los territorios del
Califato y así inculcar la nueva fe. La llegada a la Península es el resultado de la política
expansionista, tanto del anterior Califato Ortodoxo, como del actual Califato Omeya, el cual
tiene su inicio en el 661, y que conseguirá llevar al mundo islámico a su máxima expansión.
Con el Califa Walid I, se llegará a territorios cerca del Indo (Transioxiana) en la zona
oriental, y en occidente, se conquistará todo el norte de África, llegando así a la Península
Ibérica en el 711. A partir de ese momento, se van a vivir dos realidades en la Península
Ibérica, con dos culturas muy destacadas, la cristiana y la islámica.

Antes de la llegada musulmana, era el reino visigodo el que controlaba y habitaba la


península, pero este reino atravesaba un momento de crisis, debido a los numerosos
enfrentamientos internos, provocados por las disputas en las diferentes formas de acceso al
trono, la germánica o la romana, lo cual facilitó, sin lugar a dudas, la conquista musulmana de
la península.

Musa Ibn Nusayr, gobernador de Ifriquilla, acordó con el Conde don Julián, gobernador de
Ceuta, facilitar el paso a la Península, actuando en contra de su señor y rey Rodrigo. El
primer intento fue desarrollado por Tarik Ibn Malluk, en el 710, pero fracasa, siendo
finalmente Tariq Ibn Ziyad en el año 711 quien tras desembarcar con su ejército bereber
obtiene una importante victoria en la batalla de Guadalete, la cual aparece en nuestro mapa.
Siguiendo las flechas rojas indicadas, vemos como Tariq recorre gran parte de la Península en
poco tiempo, reuniéndose con Musa Ibn Nusayr en Toledo ( punto en el que confluyen
flechas rojas) con un ejército de 18.000 hombres para proseguir con la conquista,
consiguiendo plazas tan importantes como Sevilla, Córdoba, Madrid, Granada...

Con respecto a la organización territorial inicial, los conquistadores fueron firmando pactos
con buena parte de la nobleza visigoda (capitulaciones), como la de Tudmir, garantizando las
posesiones de los nobles y a cambio entregando y facilitando el paso y conquista del
territorio. Esto es algo que se repetirá en numerosas ocasiones durante la conquista, lo cual
facilita la obtención de territorios sin necesidad de lucha armada.

El territorio peninsular conquistado pasará a llamarse Al-Ándalus, convirtiéndose en un


territorio dependiente del Norte de África, siendo gobernado por un walid. Los musulmanes
utilizaron el mismo sistema de dominio que en otras regiones del imperio islámico,
controlando los principales centros urbanos, aunque como vemos, no pudieron acceder a las
regiones montañosas del norte, y es que la expansión musulmana se verá detenida en dos
puntos, de los cuales hablaremos a continuación.

En primer lugar, mencionar a los reinos cristianos del norte, los cuales sobreviven
desentarimados en parte de la cordillera cantábrica, como bien vemos en el mapa. Será en la
batalla de Covadonga (722) con la figura de Pelayo al frente, donde se ponga pie a la
expansión musulmana en el norte. Siguiendo las líneas azules de nuestro mapa encontramos
otra batalla significativa, Poitiers, y es que los musulmanes tras la conquista de Narbona
quisieron proseguir por el territorio francés, llevando esto a enfrentarles contra Carlos Martel,
quién los vence en la célebre batalla de Poitiers (632). Estas dos batallas, como bien vemos,
limita y acota el proceso de conquista musulmán.

Tras la conquista, el control político musulmán en la península va a ser muy diferente, pues la
frontera no estará fija, y se moverá dependiendo de la fuerza de los contingentes en cada
momento. Por otra parte mencionar que, Al- Ándalus comenzará siendo un waliato
dependiente, pero con la llegada de Abderramán I, se iniciará el Emirato Independiente de
Córdoba (756), para posteriormente convertirse en un Califato Independiente de Bagdad
(929) bajo el gobierno de Abderramán III. Finalmente, el Califato se dividirá en pequeños
reinos de Taifas, tras el avance cristiano y las disputas internas, para luego formar parte de los
dominios Almorávide y Almohade,siendo el reino de Granda el último reducto musulmán en
la península, el cuál no desaparecerá hasta la llegada y conquista del mismo por los reyes
Católicos en el año 1492.

Las herencias de esta gran cultura fueron numerosas, dejándonos vestigios artísticos tan
increíbles como la Mezquita de Córdoba o la Alhambra de Granada, además del desarrollo de
un arte mudéjar. De gran importancia también fueron las técnicas agrícolas, como es el
regadío, la cual reactivan los musulmanes en nuestro territorio, trayendo nuevos cultivos,
como lo fue el azafrán o la caña de azúcar. A estos avances, le podríamos sumar una larga
lista de herencias, no menos importantes, que esta cultura milenaria nos dejó tras sus siete
siglos de ocupación.

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