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Respecto al uso de refutaciones podemos distinguir dos, las directas como las
indirectas. En el caso de las directas requieren el uso de fundamentos en contra del
discurso del contrincante; estos fundamentos pueden ser nego majorem, en contra de
la premisa mayor, o nego minorem, sobre la premisa menor del silogismo utilizado por
el contrario. Por otro lado, las refutaciones directas utilizan la figura del apagoge o
instancia, aceptando la tesis del adversario como si fuese verdadera para deducir que
dicho silogismo es falso; también, puede ser utilizado en este tipo de refutaciones la
figura del exemplim in contrarium o contraejemplo que consiste en aportar un caso
particular que comprende la tesis general del contrario pero que no la conforman para
deducir así su falsedad o desacreditar la verdad objetiva que buscaba establecer por
medio de sus argumentos retóricos.
Por lo cual, en conclusión podemos identificar y reflexionar que, estos tres tipos
de razonamientos cuentan con una amplia definición, que son conformados por una
gran variedad de elementos que en conjunto realizan un trabajo de persuasión y que
puede ser objeto de disputa en una discusión controlada para buscar la apariencia de
tener la razón sobre algún tema en específico, y que el la labor del abogado, este
puede explotar las posibilidades que le aportan estos razonamientos para realizar una
buena defensa dentro del litigio si es que consigue identificar los medios de persuasión
que hay en cada situación en particular que se le presente.