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Durante mucho tiempo los científicos han creído que los humanos son
animales fundamentalmente racionales y que piensan a través de la lógica sin
embargo esta idea puede cuestionarse cada vez que comience a analizar
por ejemplo los tipos de argumentos que suele utilizar para defender su punto
de vista en debates y discusiones, los errores en las discusiones ocurren todo
el tiempo y a menudo , ni nosotros ni nuestros interlocutores somos
conscientes de ello Sin embargo, eso no significa que no existan tipos de
argumentos válidos a través de los cuales se podamos contribuir a debates de
manera solvente
Cattani define el debate Como “una competición (un reto, un desafío) en la que,
a diferencia de lo que ocurre en una simple discusión, existe una tercera parte
(un juez, un auditorio) cuya aprobación buscan los dos contendientes” (2003:
67). Otra manera de formular el debate es realizarlo de un modo
semiestructurado, en el cual se desarrolla una discusión controversial en el
aula.
La refutación es, aquella parte del debate donde ese ejercicio de persuasión se
da en su esencia más pura ya que permite explicar los argumentos que
sustentan la postura que defendemos, persuadiendo al jurado de por qué han
de creer y apostar por nosotros, y al mismo tiempo, nos permite explicar por
qué no lo han de hacer, por el contrario.
El discurso, en éste, no hay una defensa de vuestra postura sino una mera
exposición de cuáles serán los puntos en los que se sustenta la misma. Por
supuesto que el discurso tiene que ser persuasivo, todos los turnos los son,
pero en el discurso no hay un desarrollo de vuestras ideas, sino, una
enunciación de las mismas que persiguen el propósito de “poner” en la cabeza
del jurado vuestra “hoja de ruta” y dar la oportunidad al otro equipo de conocer
vuestras ideas para luego tratarlas, es decir, no es hasta la refutación cuando
podéis explicar por qué el jurado debe aceptar vuestros argumentos y más
importante, por qué debe aceptarlos por encima, de los del otro equipo. El
objetivo de la refutación, por tanto, será poner en contacto ambas líneas
argumentales desarrollando vuestras estructuras para defender vuestra tesis y
rebatir la del contrario.
Un argumento falaz comúnmente se define como “un argumento que parece
válido, pero no lo es”. Su estudio tiene su origen desde la retórica de Platón
como contrapunto de los sofistas y se concreta en Aristóteles. No obstante, en
concepto de Lilian Bermejo-Luque y Hamblin, incluso tomando en cuenta que
diversos autores a lo largo de la historia, como Locke, Bentham o
Schopenhauer aportaron al estudio de las falacias en sus respectivos tratados,
hasta fechas recientes no existía un tratado sistemático de las mismas, pues
“aquellos fallos argumentativos [que] atañían a la dimensión pragmática de la
argumentación en cuanto actividad comunicativa como la petición de principio,
el cambio ilegítimo de la carga de la prueba, el uso de lenguaje cargado,
etcétera- quedaron sin un tratamiento sistemático durante siglos” A pesar de
los intentos de unificar o clasificar las falacias, en virtud de que las diversas
teorías las analizan desde diversas perspectivas, como la lógica, la retórica o la
pragmática, no existe un criterio uniforme. De hecho, refiere Lilian Bermejo-
Luque, que incluso existen teorías que no aceptan que las falacias sean un
criterio válido de calificación de un argumento, aunque si pueden ser
identificadas y refutadas con las técnicas argumentativas adecuadas. Ahora
bien, las falacias pueden ser no solo defectos inferenciales, sino también
defectos procedimentales, violaciones de las reglas que determinan qué
movimientos discursivos son legítimos y cuáles no a la hora de llevar a cabo un
diálogo argumentativo. Hay falacias tan comunes que han sido bautizadas con
nombres propios y otras que no pareciéndolo de entrada, por el uso que se
hace de un argumento en particular, son considerados falaces, en virtud de que
sirven para colar conclusiones de manera ilegítima, es algo a lo que debe
atender todo aquel que quiera convencer a su interlocutor o auditorio.