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A pesar de toda la diversidad cultural, socioemocional y educacional que tiene mi comunidad educativa, y al

presentar un alto índice de vulnerabilidad (95%). Estas mismas diferencias que poseen las familias generan una
mayor motivación por mi parte de apoyar al estudiante de manera sistemática, puesto que muchos de ellos
están comprometidos con la educación de sus hijos. 
Este año 2022, ha sido un gran desafío impartir clases en las asignaturas de Lenguaje e Historia, puesto que los
años anteriores (4 años atrás), solo había sido profesora de apoyo y no ejercía mi mención en Lenguaje. Esto al
principio fue intrigante, ya que tuve que volver a actualizarme en la materia, aprender nuevas metodologías,
estrategias de cómo llegar a mis estudiantes y motivarlos a tener un gusto por la lectura que se había perdido
más durante este tiempo de pandemia. Otro de los desafíos que me tiene muy contenta es realizar clases a los
séptimos básicos, ya que en esta edad los jóvenes son mas difíciles, llevados a sus ideas y con una actitud más
altanera que el resto de los cursos en lo que imparto clases, sin embargo toda situación conflictiva o
problemática como el uso del celular, vocabulario informal o mas cercano, las acciones disruptivas dentro del
aula, donde existía un ambiente violento (empujones, malas palabras, entre otros), muchas veces era imposible
hacer clases, es ahí donde uno se cuestiona su labor y se desgasta física y emocionalmente. A pesar de todas
esas situaciones, busqué estrategias, me enfoqué en los distintos estilos de aprendizajes y sobre todo en las
características de mis estudiantes, he citado a apoderados de esos cursos para que ellos sientan que el
compromiso por ambas partes es lograr una persona integra y que además el alumno no se sienta solo.
Implementando todas estrategias he superado toda adversidad y logré tener un clima de trabajo dentro del
aula más enriquecedor, puesto que ahora tengo una relación más cercana a ellos, donde la clase es fluida,
significativa y una relacionan amena entre docente y estudiante, permitiendo que los jóvenes se sientan en
plena confianza y sin inseguridades frente a la asignatura y la vida diaria. 
En mi vida personal este año he tenido grandes cambios, como el independizarme y formar una familia, lo que
me dificultó en un principio porque tenía muchas más comodidades en la casa de mis padres, a veces no tenía
con quién dejar a mi hijo, y más sobre todo que él asiste al mismo establecimiento donde trabajo. Los tiempos
los tuve que distribuir aún más, pero a pesar de todo este cambio rotundo en mi vida, sigo adelante,
esforzándome por dar lo mejor de mí como profesora. Además, mis padres han estado complicados de salud,
uno de ellos con secuelas por sufrir un accidente cardiovascular y el otro en tratamiento de un cáncer, eso me
ha tenido bien agobiada y estresada ya que soy el pilar fundamental en sus vidas, debo llevarlos a sus
tratamientos, consultas médicas y al pendiente de cómo ayudarlos a ellos también. Sin embargo, con el apoyo
de mis colegas y el trabajo colaborativo he podido superar todas estas pruebas que me coloca la vida, siendo
un incentivo más para que mis alumnos aprendan que nunca hay que rendirse, sino que superarse día a día.
Además, destaco que, a pesar de lo demandante del trabajo en el aula, aun así, en mis tiempos de horas no
lectivas cito a apoderados de mi curso para conversar sobre el comportamiento y rendimiento de sus hijos
tanto para felicitar al estudiante o para guiarlo a que mejore como persona. También junto al equipo sicosocial
y PIE apoyamos a los estudiantes que poseen graves dificultades, más que este año en mi curso un estudiante
que estaba en un programa de PPF de SENAME, retrocedió todo lo que habíamos avanzado antes de la
pandemia, observando que no respetaba reglas ni normas dentro de la sala, su actitud era agresiva e impulsiva,
ocasionando varias problemáticas, Este alumno en lo particular, no tiene una mamá presente ya que lo
abandonó y la persona que se hizo cargo de él es su padrastro, quién lo cuida y quiere como si fuera su hijo,
aparte de eso su apoderado lo tiene que dejar solo en casa para trabajar, es por todo esto que desde el
establecimiento se le entrega un apoyo constante y me encargo personalmente de prestarle apoyo de
contención emocional y económica. Todos los docentes que trabajamos en mi curso hemos instalado
estrategias que han logrado que este segundo semestre el estudiante mejore sus calificaciones, tenga una
actitud positiva y menos agresiva a pesar de las adversidades que tiene su vida, su trato y convivencia hacia los
demás es más sociable y se integra sin mayor problema entre sus pares.  MI relación con él a cambiado
positivamente ahora resuelve situaciones por medio del diálogo y acepta consejos y cariño por parte mía,
como profesora jefa. También se le apoya significativamente en el futbol y se le incentiva a participar en
instancias como en concursos de cuecas, números artísticos para los actos, ya que así potenciamos sus
habilidades y logramos que él crea en sus capacidades
Ante todos estos desafíos he podido superar estas barreras ya que los estudiantes son la motivación que
generan en mí un mayor incentivo por querer cambiar la visión de la educación y que juntos podemos generar
un cambio y un mejor porvenir por las nuevas generaciones. 
Después de la pandemia pude observar en mis estudiante lo difícil que fue para ellos
enfrentarse a la sociabilización con sus pares, tanto al seguir instrucciones como el respetar
normas dentro de una sala, su desmotivación frente al proceso de enseñanza-aprendizaje, la
gran mayoría de los estudiantes están siendo menos empáticos con el resto de la
comunidad, sus motivaciones e intereses han cambiado, cuesta sensibilizarlos y que
aprendan a convivir sanamente. Otra de las necesidades que he observado es que los niños
y niñas se sienten más solos puesto que se acostumbraron a estar en sus casas durante dos
años y muchos de sus padres se han visto en la obligación de salir a trabajar, otros fueron
consumidos por el celular y la comunicación que existe entre sus compañeros es muy
mínima, pero poco a poco hemos ido mejorando esas deficiencias, ya que a diario hemos
reforzado el respeto dentro del aula, la valorización frente al conocimiento, esto siendo
transversal ya que todos los docentes que imparten clases en el mismo curso lo hacen,
también se trabaja en el area de orientación con estas necesidades y se realiza de forma
sistemática en paralelo con el apoderado, para reforzar las buenas prácticas pedagógicas y
de alianza familia-Escuela.

Lo que necesito es que continue es el apoyo del departamento de orientación, es decir la dupla sicosocial en
forma sistemática, para profundizar el apoyo socioemocional junto al equipo multidisciplinario.
Las estrategias que quiero que sigan en marcha son espacios y momentos para potenciar las habilidades de
expresión de emociones, apoyo de otro profesional, por ejemplo psicólogo para potenciar una red de apoyo
más segura para nuestros estudiantes. Las intervenciones en los cursos por comportamiento, donde cada
agente educativo toma un rol importante para fortalecer las características positivas que tiene el curso y así por
medio del trabajo colaborativo se logre superar las barreras que nos dificulten el proceso de enseñanza y
aprendizaje.
Me gustaría que se habilitara una sala exclusiva para atención de apoderados o para atender a los mismos
estudiantes que en ocasiones necesitan desahogarse con el profesor que les inspira mayor confianza.
Tener más instancias de capacitación para abordar temas que aquejan a los estudiantes hoy en día.
Años anteriores se realizaban talleres para padres llamados "Encuentro para padres" donde participaba toda la
comunidad educativa, esto fortalecía el compromiso y la relación entre las familias y la comunidad educativa.
Nos empapábamos de sus realidades y ellos con las nuestras.  

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