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nº 9121/12 “Zurich
Internacional Life Limited
Sucursal Argentina s/ queja por
recurso de inconstitucionalidad
denegado en: Zurich Internacio-
nal Life Limited Sucursal
Argentina c/ GCBA s/ otras
causas con trámite directo ante
la Cámara de Apelaciones”
resulta:
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Consumidor (en adelante, la “Dirección”) imputó a la denunciada la
infracción de los artículos 4 y 37 de la ley nº 24.240 (fs. 42 y vuelta).
En cuanto al artículo 4 de la ley nº 24.240, la Dirección consideró
que “…la denunciada no habría informado en forma veraz, detallada,
suficiente y eficaz, en qu[é] consistía el fondo Zurich Rainbow (…), sus
alcances, riesgos, condiciones particulares, proyección, etc.”.
Con relación al artículo 37 de la referida norma, la
Administración entendió que la cláusula 13. c de la póliza —que
establecía que “[e]n caso de algún cambio de las leyes,
reglamentaciones, prácticas o costumbres que afecten la capacidad de
la Compañía de actuar conforme con la póliza, esta puede adaptar la
Póliza con el alcance limitado por los requerimientos de tales
cambios”— era prima facie abusiva. Ello así, por cuanto dicha cláusula
“desnaturalizaría las obligaciones de las partes, ya que facultaría a la
denunciada a que en forma unilateral, y sin ningún parámetro,
modifique elementos esenciales del contrato. Asimismo, la cláusula no
sería clara en cuan[t]o al alcance del verbo adaptar; o sea no
especificaría los parámetros entre los cuales la denunciada podría
adaptar la póliza. Por último la cláusula al mencionar que el alcance
está limitado por los requerimientos de los cambios que menciona, no
estaría dando certidumbre ni determinación alguna al consumidor sobre
el futuro de su relación contractual, ya que los requerimientos
mencionados quedarían sujetos a la apreciación y al arbitrio de la
denunciada. Por lo expuesto, la denunciada al introducir esta previsión
contractual, estaría volviendo en indeterminado el objeto del contrato”.
Presentado por la compañía el correspondiente descargo,
mediante disposición nº 3397/DGDYPC/2008 la Dirección le impuso a
Zurich una multa de diez mil pesos ($ 10.000) por violación a los
artículos 4 y 37 de la ley nº 24.240 y le ordenó la publicación de la
sanción en el diario “Clarín” (fs. 108/111). El Organismo fundamentó la
sanción decidida, básicamente, en que: i) “si bien [la sumariada] aporta
constancias de las que surge que el consumidor aceptaba que su
solicitud se condicionaba a lo establecido por el decreto [1570/2001],
(…) no justifica las razones por las que el consumidor recibe una
solicitud de cuyas condiciones no se ajustan al decreto citado y una
proyección que en lugar de cumplir con ese decreto, se adecua a lo
solicitado por el consumidor (que como fuera dicho, no se ajustaba a la
legislación vigente) generándole confusión al momento de expresar su
voluntad”; y ii) la cláusula tachada de abusiva “no es arbitraria porque
posibilita a la sumariada a modificar lo convenido, adecuándolo a la
normativa vigente sino porque le permite hacerlo en forma unilateral,
sin previa notificación al consumidor y sin darle la oportunidad de
rescindir el contrato”.
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5. A su turno, la Sala II de la Cámara de Apelaciones en lo
Contencioso Administrativo y Tributario resolvió rechazar la demanda
incoada y, consecuentemente, confirmar la sanción impuesta a Zurich,
con costas (fs. 220/224).
Para así decidir, los jueces tuvieron en cuenta que ese tribunal
ya se había expedido en un caso idéntico rechazando la demanda
(“Zurich International Life Limited Sucursal Argentina c/ GCBA s/ otras
causas con trámite directo ante la Cámara de Apel.”, expte. RDC
2005/0, sentencia de fecha 15/08/2008).
Respecto de la violación al artículo 4 de la ley n° 24.240 los
magistrados señalaron que: i) la Dirección mantuvo la misma
imputación durante todo el desarrollo del sumario; ii) la sumariada, en
todo momento estuvo en pleno conocimiento de que la imputación se
efectuaba por la supuesta infracción al artículo 4° de la ley n° 24.240;
iii) no se suministró información clara al consumidor que le permitiera
evaluar fundadamente la decisión de contratar con la compañía un plan
de ahorro denominado “Zurich Dólar Competitive” a los fines de invertir
sus ahorros en dólares en el exterior, toda vez que a pesar de
encontrarse en vigencia una norma legal (decreto n° 1570/01) que
impedía aquella operatoria, su requerimiento fue aceptado; iv) no
alcanzaba con la demostración de que el consumidor hubiese tenido
ocasión de informarse de las condiciones de que se trataba, sino que
se requería la constatación de que quien se hallaba obligado, cumplió
con la obligación de informar de manera completa, adecuada, oportuna
y veraz al comsumidor o usuario –de por sí en desventaja respecto al
prestador del servicio en torno a las condiciones de este último-
propiciando la comprensión real de los términos de la cláusula en
cuestión; y v) la circunstancia de que en sede comercial se hubiese
acreditado que la denunciante había suscripto el acuerdo que contenía
la cláusula en análisis, no permitía tener por acreditado el cumplimiento
del deber específico que surge del artículo 4° de l a ley n° 24.240 a su
respecto, pues a la luz de la normativa tuitiva del consumidor, aquel
deber era sensiblemente más amplio y complejo.
En lo concerniente a la imputación por infracción del artículo 37
de la ley n° 24.240 los sentenciantes consideraron que: i) Zurich se
limitó a discrepar con la decisión de la Administración que entendió que
la cláusula 13.c del contrato suscripto entre la actora y la denunciante
resultaba abusiva, ya que “en ningún momento se hace mención a la
conformidad previa que debe obtener del cliente o de la información
que con anterioridad se efectuará acerca de la potencial adaptación
que llevará a cabo la empresa”; ii) la cláusula marcaba aún más la
posición diferencial que unía a ambas partes y la diferencia existente a
nivel económico-financiero de ambas en el mercado; iii) la
Superintendencia de Seguros, carecía de facultades para determinar el
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constitucional ni se habían vinculado las normas constitucionales
citadas con las circunstancias de la causa; y v) el pronunciamiento
impugnado estaba debidamente fundado y se trataba de “(...) un acto
jurisdiccional válido”.
Ello, motivó la queja de Zurich que tramita en autos (fs. 62/81,
del expte. n° 9121/12).
Fundamentos:
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(a)
“Que de los considerandos precedentes surge que la sumariada en
vigencia de una norma legal que impedía girar dólares al exterior [el
decreto 1570/2001], acepta una propuesta de un consumidor que
requería de esa operatoria e incluso le emite una proyección de los
beneficios que obtendría invirtiendo sus dólares estadounidenses en el
exterior.// Que si bien aporta constancias de las que surge que el
consumidor aceptaba que su solicitud se condicionaba a lo establecido
por el decreto citado, la sumariada no justifica las razones por las que
“2014, Año de las letras argentinas.”
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el consumidor recibe una solicitud cuyas condiciones no se ajustan al
decreto citado y una proyección que en lugar de cumplir con ese
decreto, se adecua a lo solicitado por el consumidor (que[,] como fuera
dicho, no se ajustaba a la legislación vigente), generándole confusión al
momento de expresar su voluntad.// Que ‘La razón de ser de la norma
— que encuentra base en el art. 42 de la Constitución Nacional en
cuanto consagra el derecho de los consumidores a una información
adecuada y veraz; notas que son complementadas por el art. 46 de la
Constitución porteña al agregar que la información debe ser
transparente y oportuna — se halla en necesidad de suministrar al
consumidor conocimientos de los cuales legítimamente carece, al
efecto de permitirle efectuar una elección racional y fundada respecto
de un determinado bien o servicio’” (fs. 109, a las que remite la
Cámara, cf. fs. 220 vuelta).
(b)
“Que la cláusula objeto de imputación [el art. 13, punto C] no es
arbitraria porque posibilita a la sumariada a modificar lo convenido,
adecuándolo a la normativa vigente sino porque le permite hacerlo en
forma unilateral, sin previa notificación al consumidor y sin darle la
oportunidad de rescindir el contrato” (fs. 109vuelta, a las que remite la
Cámara, cf. fs. 220 vuelta).
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como el que dio inicio a estas actuaciones (cf. las leyes 17.418 y
20.091).
En este orden de ideas, el art. 1 de la ley 20.091 establece que
“[e]l ejercicio de la actividad aseguradora y reaseguradora en cualquier
lugar del territorio de la Nación, está sometido al régimen de la
presente ley y al control de la autoridad creada por ella…” (cf. su art. 1).
Esa “autoridad de control” es la SSN (cf. el art. 64 y siguientes de la
ley); y entre sus facultades se encuentran la de: controlar y aprobar
“[l]os planes de seguros, así como sus elementos técnicos y
contractuales…” (cf. el art. 23 de la ley 20.091); que las condiciones
contractuales sean equitativas (cf. el art. 25); que las primas
estipuladas no sean insuficientes, abusivas o arbitrariamente
discriminatorias (cf. el art. 26), etc.
Esa circunstancia, que la autoridad de aplicación de la ley de
seguros sea nacional, mantiene delimitado el riesgo que naturalmente
conlleva esta especie de contratos. Es decir, el Congreso ha buscado,
al establecer una autoridad de aplicación nacional, que los riesgos que
involucran los contratos de seguros resulten idénticos en todas las
jurisdicciones. A ese respeto el Tribunal, por mayoría, dijo in re
“Zurich”, ya citado, que: “…para que los seguros no sean puramente
aleatorios para las partes, el universo de asegurados de cada clase de
seguro debe estar expuesto a un riesgo similar o compatible, cosa que
evalúa el asegurador y la Superintendencia de Seguros al momento de
controlar las pólizas ofertadas”.
6.1 Nada impide que una misma actividad esté sujeta a diversos
regímenes y autoridades de control (cf. mi voto in re “Metrovías SA s/
queja por recurso de inconstitucionalidad denegado en: Metrovías SA
c/ GCBA y otros s/ otros rec. judiciales c/ res. pers. públicas no est.”,
Expte. nº 8346/11, sentencia de este Tribunal del 19 de septiembre de
2012, y sus citas), siempre que cada una de esas autoridades no
venga a revisar lo resuelto por la otra.
La forma de evitar esa superposición de facultades es leer las
competencias de la DGDyPC con un alcance tal que no desplacen o
interfieran el ejercicio que de las competencias que, en el caso, la ley
20.091 acuerda a la SSN. Nuevamente, en el pronunciamiento del
Tribunal en “Zurich”, ya citado, (ver el punto 3 de este voto) se dijo:
deben preferirse las interpretaciones de la ley 24.240 que no dejen
espacio para situaciones de incoherencia, “[e]n especial cuando está
en juego un contrato como el de seguros en que hay una autoridad
administrativa nacional que supervisa los contratos, la SSN, y cuya
competencia queda interferida por la circunstancia de que un órgano
local veda ofrecer en su jurisdicción […] condiciones no objetadas por
la autoridad nacional mencionada” (cf. el punto 2 del voto de mayoría).
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8. Resumiendo:
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principio, esa es un facultad privativa de los jueces
locales; y,
ii. cuando la actividad alcanzada por la ley 24.240 está
sujeta al contralor de otro órgano, ya sea nacional o local,
corresponde interpretar las facultades de la DGDyPC de
un modo que no interfieran con las competencias del
órgano especializado;
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sentencia de Cámara en cuanto rechazó los planteos de Zurich
dirigidos a cuestionar la valoración que hizo la DGDyPC de la cláusula
13 C; hacer lugar al recurso directo por esos planteos (cf. el art. 31 de
la ley 402); revocar la Disposición 3397/DGDYPC/08; y, reenviar las
actuaciones a la DGDyPC para que dicte una nueva disposición con
arreglo a la doctrina aquí sentada. Las costas por su orden en atención
a la solución que se arriba.
Así lo voto.
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Zurich Internacional Life Limited Sucursal Argentina c/ GCBA s/ otras
causas con trámite directo ante la Cámara de Apelaciones”, expte. nº
7128/10, sentencia del 16 de marzo de 2011) indiqué que, como lo
expresa Isidoro Eisner, “[e]l art. 18 de la Constitución Nacional declara
inviolable la defensa en juicio de la persona y de los derechos; de
donde se deduce —al menos como norma— que la cosa juzgada no
puede oponerse al que no ha sido parte en el juicio si no se ha
encontrado en condiciones de defenderse” (EISNER, ISIDORO.
“Contenido y límites de la cosa juzgada.”, LL: 1981-A, 35)” .
Y, en el caso, Zurich no invocó ni probó que la Dirección General
de Defensa y Protección al Consumidor hubiera sido parte en el
proceso que tramitara en sede comercial (por ejemplo, como tercero
citado). Por lo tanto, los efectos de la sentencia dictada en ese juicio no
podrían proyectarse a la Administración sin lesionar el derecho de
defensa de ésta.
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considerar que la cláusula 13.c de las Condiciones Generales de la
Póliza “(..) establece nada más que una previsión para el caso de un
‘hecho del príncipe’ y que los cambios a la póliza estarían dados por los
requerimiento que tales cambios exijan” (fs. 239 vuelta).
Contrariamente a lo postulado por la recurrente, la Cámara trató
las cuestiones que ella afirma omitidas, sólo que en un sentido que le
resultó desfavorable. Los jueces explicaron que “[s]i bien, prima facie,
parece coherente la cláusula descripta [la 13.c], también es cierto que
quien efectúa una operación como la de autos, requiere que las
condiciones incluidas en la solicitud o reglamento también sean lo
suficientemente claras y precisas, circunstancia que de no ser llevada a
cabo la puede transformar en abusiva; (..) esto último es lo que
sucedió, ya que en ningún momento se hace mención a la conformidad
previa que debe obtener del cliente o de la información que con
anterioridad se efectuará acerca de la potencial adaptación que llevará
a cabo la empresa” (fs. 223 vuelta). Adviértase que lo que el a quo
juzgó abusivo no son las modificaciones en sí, sino que ellas no fuesen
previamente notificadas al asegurado para permitirle, eventualmente,
rescindir el contrato. Esta conclusión no recibió críticas concretas por
parte de Zurich en el recurso de inconstitucionalidad que
oportunamente planteara, lo que sella de manera adversa la suerte de
este agravio.
Por lo demás, Zurich omitió mantener en el recurso de
inconstitucionalidad la objeción que formulara en su recurso de
apelación de fs. 125/131 relativa a que la Disposición
3397/DGDYPC/2008 afectaba la garantía de la defensa en juicio y el
debido proceso, toda vez que “[e]n la imputación del 22 de noviembre
de 2004, jamás se consignó que la cláusula podría ser abusiva porque
no contemplara una previa notificación al consumidor y una
oportunidad para el consumidor de rescindir la póliza” (fs. 129 vuelta).
Dicha circunstancia impide que este Tribunal aborde tal cuestión.
Tampoco las manifestaciones que efectúa la recurrente en
cuanto a que la Superintendencia de Seguros de la Nación tiene a su
cargo el control exclusivo y excluyente en materia aseguradora en
cualquier lugar del territorio de la Nación, con exclusión de toda otra
autoridad administrativa, nacional o provincial, alcanzan para desvirtuar
lo afirmado por la Cámara en el sentido de que la Superintendencia de
Seguros de la Nación “no posee las facultades para determinar el
cumplimiento de la ley de defensa y protección al consumidor”.
En tal sentido, sostuve en un precedente vinculado con el
contrato de prenda con registro, cuyas consideraciones son igualmente
aplicables (mutatis mutandi) al contrato de seguros, que “lo cierto es
que la recurrente no ha intentado tan siquiera argumentar por qué
razón un contrato no puede tener que cumplir, simultáneamente, con
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Por lo expuesto, voto por: a) admitir la queja de fs. 62/81; y b)
rechazar el recurso de inconstitucionalidad de fs. 228/242 de los autos
principales, con costas a la vencida (artículo 62 CCAyT).
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aplicación e interpretación de derecho infraconstitucional, cuestión
ajena, por regla, a la intervención de este Tribunal en la vía intentada.
Nuestro Máximo Tribunal ha expresado en múltiples
oportunidades que, sin perjuicio de remitir al examen de cuestiones de
hecho y prueba, el recurso extraordinario sólo podrá considerarse
admisible “si en forma manifiesta se ha prescindido de dar un
tratamiento adecuado a la controversia, de acuerdo con los términos en
que fue planteada, el derecho aplicable y la prueba rendida” ( CSJN,
“Young de Aguirre, Beatriz Hebe c/ Empresa Líneas Marítimas
Argentina S.A.”, Fallos 318:955).
Debe recordarse también que la tacha de arbitrariedad
introducida por el recurrente, “no tiene por objeto la corrección de fallos
equivocados o que se consideran tales, sino que atiende sólo a los
supuestos y desaciertos de gravedad extrema en que, a causa de ellos,
quedan descalificados como actos judiciales” (Fallos 235:654; 244:384;
248:129, 528 y 584; 294:376).
En este sentido, la valoración de los distintos elementos
probatorios tendientes a dilucidar si la actora brindó a la denunciante
información detallada, suficiente y eficaz sobre el contrato, es propio de
los jueces de mérito. Conforme ello, debe concluirse que el tribunal a
quo –sin perjuicio del error o acierto de los argumentos brindados–
arribó a una solución jurídicamente posible, con fundamentos y base
suficientes, no logrando los agravios vertidos evidenciar deficiencias
lógicas o de fundamentación en el pronunciamiento atacado que
impidan considerarlo como una “sentencia fundada en ley”, en la
inteligencia establecida por los artículos 17 y 18 de la Constitución
Nacional.
De acuerdo a lo explicitado, el presente agravio tampoco puede
tener favorable acogida.
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protección y defensa de los consumidores a los servicios prestados por
las compañías aseguradoras. De este modo, la ley 24.240 resulta
plenamente aplicable a las relaciones de seguro, razón por la que,
frente a una relación contractual como la de autos, la norma aplicable
será aquella que proteja al consumidor.
Ahora bien, en este esquema no puede concluirse que la
intervención y control previo de las pólizas realizado en abstracto y
para todo supuesto por parte de la SSN logre subsanar cualquier vicio
que a posteriori pueda presentarse en una relación de seguro.
Es por ello que, en el marco de un contrato de adhesión como el
de autos –caracterizado por la desigualdad de las partes contratantes–,
la aplicación al caso particular de una cláusula pactada podrá resultar
abusiva, tal cual así lo entiende la Dirección, sin perjuicio del control
efectuado oportunamente por la autoridad de aplicación.
Así como lo indican los jueces de mérito en su pronunciamiento,
la SSN carece de facultades para determinar el cumplimiento de la ley
de defensa y protección del consumidor, máxime cuando la SSN no
cuenta con herramientas útiles para efectuar una verificación en el caso
concreto respecto de la efectividad de las cláusulas estipuladas.
Atento a los argumentos expuestos, y en vista a la relación de
consumo existente entre el asegurado –consumidor– y su prestador, la
Ley de Defensa del Consumidor no se verá desplazada por la Ley
20.091, motivo por el cual el presente agravio tampoco puede
prosperar.
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