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sales inorgánicas
Elementos biogenéticos y bioelementos
Los elementos biogenéticos son aquellos que forman las moléculas indispensables para la vida,
llamadas biomoléculas o principios inmediatos. Se pueden clasificar en dos categorías:
Mayoritarios
Primarios: tienen gran capacidad de unirse unos con otros mediante enlaces
covalentes para construir las biomoléculas (95%). Son carbono, nitrógeno, hidrógeno,
oxígeno, azufre y fósforo
Secundarios: desempeñan funciones de vital importancia en la fisiología celular (>5%).
Son magnesio, calcio, potasio, sodio y cloro
Oligoelementos
Participan en proporciones menores al 0,1% pero su carencia puede acarrear graves trastornos
e incluso la muerte. Pueden ser de 2 tipos:
Biomoléculas
Las biomoléculas son sustancias orgánicas e inorgánicas a partir de las cuales se constituye la
materia viva de los organismos y están formadas por la combinación entre sí de los diferentes
elementos biogenéticos unidos mediante enlaces químicos. Se clasifican en:
Fuerzas de Van der Waals: son interacciones débiles que se establecen entre
moléculas orgánicas eléctricamente neutras pero que son capaces de formar dipolos.
Aunque la molécula tiene una carga total neutra presenta una distribución asimétrica
de los electrones que participan en el enlace lo que la convierte en una molécula
dipolar; posee una densidad de carga negativa y una densidad de carga positiva.
El agua es una sustancia simple y extraña, puede ser considerada como el líquido de la vida ya
que es el componente mayoritario de los seres vivos.
Estructura reticular del agua líquida: el hecho de que alrededor de cada molécula de
agua se puedan unir hasta otras 4 moléculas de agua por puentes de hidrógeno
permite que se forme una estructura reticular. Aunque las conexiones entre las
moléculas de agua son transitorias, pues los puentes de hidrógeno están
constantemente formándose y rompiéndose, permite que el agua se mantenga en un
estado líquido entre los 0 y 100º
Propiedades fisicoquímicas del agua
Líquida entre 0 y 100º: debido a su estructura reticular. Esto es idóneo para la aparición y el
mantenimiento de la vida en la tierra
Acción disolvente: esta propiedad se debe a su capacidad para formar puentes de hidrógeno
con otras sustancias que se disuelven cuando interaccionan con las moléculas polares del agua
(disolvente universal). Los medios acuosos facilitan el transporte de sustancias en disolución
como los nutrientes y los desechos. Es el medio en el que transcurre en gran parte de las
reacciones metabólicas. Las sustancias que se disuelven en medios acuosos se denominan
hidrofílicas, las que no lo hacen son hidrofóbicas, mientras qué aquellas que se disuelven tanto
en disolventes acuosos como en disolventes orgánicos se conocen como anfipáticas.
Elevada fuerza de cohesión: los puentes de hidrógeno mantienen las moléculas de agua
fuertemente cohesionadas formando una estructura compacta que la convierte en un líquido
casi incomprensible. Gracias a esto actúa como esqueleto hidrostático en algunos organismos
e incrementa la turgencia en las plantas. Es la responsable de la elevada tensión superficial del
agua, lo que permite a algunos pequeños animales desplazarse por su superficie sin hundirse
Elevada fuerza de adhesión: Esta característica también es debida a la unión por puentes de
hidrógeno. Junto con la cohesión, es la responsable del fenómeno de la capilaridad, que facilita
el ascenso de la savia bruta a través de los vasos leñosos
Gran calor específico: Es la capacidad de almacenar energía. el agua puede absorber grandes
cantidades de calor, que se utiliza para romper los enlaces por puentes de hidrógeno, por lo
que en proporción su temperatura solo se eleva ligeramente. Actúa como amortiguador
térmico evitando variaciones bruscas de la temperatura (tampón térmico)
Menor densidad del hielo que del agua líquida: debido a que su estructura se dilata; lo que
posibilita la vida bajo las aguas heladas
Usos bioquímicos: los seres vivos utilizan el agua en las reacciones de fotosíntesis e hidrólisis
Sales inorgánicas o minerales
Están formadas por la unión electrostática de iones de carga eléctrica opuesta, mediante
enlaces iónicos. Tipos:
La ósmosis es un tipo de difusión pasiva caracterizada por el paso del agua a través de una
membrana semipermeable desde la solución más diluida a la más concentrada. La presión
osmótica es la presión qué sería necesario para detener el flujo de agua a través de la
membrana semipermeable.
Dos moléculas polares de agua pueden ionizarse debido a las fuerzas de atracción por puentes
de hidrógeno que se establecen entre ellas. Un ion hidrógeno (H+) de una molécula se disocia
de su átomo de oxígeno, al que se encuentra unido, y pasa a unirse con el átomo de oxígeno
de la otra molécula, con el que ya estaba relacionado a través del puente de hidrógeno.
En el agua pura (25º), el producto ¿ se denomina producto iónico del agua y constituye la base
para establecer la escala de pH que mide la acidez o la alcalinidad de las disoluciones acuosas
es decir su concentración de iones H+ u OH-.
Aldotriosas Gliceraldehído
Osas o Aldotetrosas Eritrosa
Aldosas
monosacáridos
Grupo aldehído (-CHO) Aldopentosas Ribosa
Constituyen las Aldohexosas Glucosa
unidades o Cetotriosas Dihidroxiacetona
monómeros a partir Cetotetrosas Eritrulosa
de las cuales se Cetosas
Cetopentosas Ribulosa
originan los demás Grupo cetona (-CO)
hidratos de carbono Cetohexosas Fructosa
Cetoheptosas Sedoheptulosa
Oligosacáridos Disacáridos Sacarosa
2-10 monosacáridos Trisacáridos Rafinosa
Homopolisacárido
Holósidos Constituidos por un
Almidón
Ósidos Compuestas solo por tipo de
glúcidos Polisacáridos monosacárido
Unión de +10 monosacáridos Heteropolisacáridos
monosacáridos Constituidos por
Hemicelulosa
distintos tipos de
monosacáridos
Glucoconjugados Glucolípidos Cerebrósidos
Compuestas por glúcidos y no glúcidos Glucoproteínas Peptidoglucanos
Monosacáridos
Los monosacáridos están formados por varios grupos alcohol y un grupo carbonilo (aldehído o
cetona), y responden a la fórmula molecular (CH 2O)n.
Proyección de Fischer
Derivados de monosacáridos
Estas sustancias no se ajustan a la forma molecular (CH 2O)n debido a la presencia de otros
grupos funcionales en la molécula.
Aminoazúcares: presentan la sustitución del grupo -OH por el grupo amino (-NH 2),
como la glucosamina o la galactosamina
Ácidos urónicos: proceden de la oxidación del grupo alcohol primario a un grupo ácido
carboxílico (-COOH) como el ácido úrico o el ácido hialurónico
Cuando se encuentran en estado sólido suelen formar cristales. Son muy solubles en agua
debido a su fuerte polaridad, ya que los grupos -OH interaccionan con las moléculas de agua
mediante puentes de hidrógeno. La distribución tetraédrica de los diferentes grupos
funcionales alrededor de los átomos de carbono confiere a estos compuestos la propiedad de
formar isómeros espaciales e isómeros ópticos.
Propiedades químicas
La presencia del grupo carbonilo les confiere la propiedad de ser reductores frente a
determinadas sustancias y también les permite reaccionar con otros grupos de su misma
molécula formando enlaces hemiacetálicos internos o con grupos de otras moléculas
formando enlaces glucosídicos. También es posible que el grupo alcohol de la molécula
reacciones con ácidos formando ésteres.
Monosacáridos de tres átomos de carbono: triosas (apuntes pág. 4)
Estos monosacáridos responden a la fórmula molecular (CH 2O)3 → C3H6O3. Sólo hay dos
triosas: la aldotriosa se denomina gliceraldehído y la cetotriosa se denomina dihidroxiacetona.
Ambas desempeñan un papel fundamental en el metabolismo de la glucosa y de las grasas.
El átomo de carbono que presenta sus 4 valencias saturadas con 4 radicales diferentes se
denomina carbono asimétrico, lo que implica la existencia de isómeros espaciales o de
esteroisómeros y de isómeros ópticos.
El carbono asimétrico también se denomina átomo o centro quiral, pues la asimetría que le
confiere a la molécula permite la existencia de dos estereoisómeros no superponibles, que en
el caso del gliceraldehído, se denominan enantiómeros: son uno la imagen especular del otro.
Se ha establecido por convenio que cuando el grupo -OH está a la derecha, el gliceraldehído es
de configuración D, y cuando se encuentra a la izquierda, es de configuración L. Se denominan
estereoisómeros enantiómeros aquellos que son uno la imagen especular del otro, de manera
que superpuestos no coinciden.
Isomería óptica
Por el hecho de contar con un átomo de carbono asimétrico, los hidratos de carbono, excepto
la dihidroxiacetona, presentan isomería o actividad óptica. Esta se puede medir mediante el
polarímetro, que mide la desviación del plano en el que vibra un rayo de luz polarizada al
atravesar una disolución de azúcar.
Estereoisómeros enantiómeros
Estereoisómeros diastereoisómeros: son aquellos que entre sí no son imágenes
especulares y se diferencian por las distintas posiciones de los grupos -OH de los
carbonos asimétricos. Cuando los diastereoisómeros se diferencian en la posición del
grupo -OH en un único átomo de carbono asimétrico se denominan epímeros
las fórmulas de proyección de Fischer son formas abiertas o lineales. las hexosas cuando se
encuentran en disolución acuosa forman estructuras cerradas en formas de anillos o ciclos. La
ciclación de la glucosa se produce al reaccionar el grupo aldehído con el grupo -OH del carbono
5.
Las formas cíclicas de los azúcares no son planas, sino que adoptan una de estas dos
conformaciones tridimensionales: en silla o en bote. Estas conformaciones tridimensionales
indican mejor la disposición espacial de la molécula y su participación en las reacciones
bioquímicas.
El enlace se puede establecer entre: el grupo -OH hemiacetálico del primer monosacárido y
cualquier grupo alcohol (enlace monocarbonílico) o con el grupo -OH hemiacetálico (enlace
dicarbonílico) del segundo monosacárido. Cuando es un enlace dicarbonílico, el azúcar pierde
su capacidad reductora.
Lactosa (azúcar de leche): está formada por la unión del carbono 1 de la β-D-galactosa
con el carbono 4 de la β-D-glucosa (enlace monocarbonílico). Su fórmula es
β-D-galactosa (1 → 4) β-D-glucosa. Sirve como reserva de energía de rápida utilización.
Maltosa: se obtiene por hidrólisis del almidón y es el azúcar responsable del sabor
dulzón de los cereales. α-D-glucosa (1 → 4) α-D-glucosa (enlace monocarbonílico).
Este enlace es fácilmente hidrolizable.
Polisacáridos
Aunque existen polímeros de pentosas, llamados pentosanas como las xilanas y arabanas, los
de mayor interés son los polímeros de hexosas, hexosanas.
Esta estructura protege a los enlaces O-glucosídicos de los ataques de los reactivos, lo que
confiere a la celulosa la propiedad de ser un polisacárido muy insoluble en agua, inerte y muy
resistente, lo que la convierte era un polímero estructural. Constituye la pared de celulosa o
membrana de secreción de las células vegetales.
Quitina
La quitina es un polímero de N-acetil-β-D-glucosamina (1 → 4) N-acetil-β-D-glucosamina,
como en la celulosa. Por esta razón las cadenas de quitina son también muy resistentes e
insolubles en agua. es un componente esencial en la construcción de la pared celular de los
hongos y del exoesqueleto de los artrópodos.
Heteropolisacáridos
Los heteropolisacáridos son polisacáridos en cuya composición intervienen dos o más clases de
monosacáridos diferentes. En las plantas y en las algas, las hemicelulosas, las pectinas, el
agar-agar, las gomas y los mucílagos desempeñan funciones estructurales y de defensa.
Glucoconjugados
Los glucoconjugados son compuestos que constan de una parte glucídica (glucano) unida
covalentemente a una molécula lipídica (glucolípido) o proteica (glucoproteína).
Glucoproteínas
Son proteínas que adquieren, después de su síntesis, una pequeña fracción oligosacárida.
Existen 3 clases de glucoproteínas, que se caracterizan por las diferentes proporciones entre la
fracción proteica y la glucídica que intervienen en su composición.
Cuando las células exhiben sus antenas glucídicas al espacio extracelular, los azúcares actúan
como marcadores biológicos y lugares de reconocimiento celular, y pueden:
Lípidos insaponificables: carecen de enlaces éster, por lo que no forman jabones tras
la hidrólisis alcalina. Derivan de las sucesivas condensaciones de unidades de isopreno.
Un ácido graso es un ácido orgánico formado por una larga cadena hidrocarbonada. La cadena
se numera a partir del primer grupo que es carboxilo (-COOH) y hasta el grupo metilo terminal
(-CH3). El átomo de carbono 2 también se suele representar por α, el 3 por β y el último por ω .
Se representan por (nº de carbonos) : (nº de dobles enlaces) por ejemplo 18:0 o 14:3.
Los ácidos grasos son los carburantes metabólicos que suministran mayor cantidad de energía
mediante su oxidación en las mitocondrias. Se diferencian unos de otros en:
Grado de saturación: hace referencia a los tipos de enlaces que se establecen entre los
átomos de carbono. Los ácidos grasos pueden ser saturados, cuando todos sus enlaces
son simples, e insaturados, cuando tienen algún doble enlace. Los ácidos grasos
saturados pueden ser monoinsaturados, contienen un solo doble enlace, y
poliinsaturados, cuando contienen dos o más dobles enlaces.
Punto de fusión: los ácidos grasos saturados disponen sus cadenas de forma lineal por
lo que se establecen numerosas interacciones electrostáticas y puentes de hidrógeno
entre sus grupos carboxilo e interacciones hidrofóbicas y de Van der Waals entre los
grupos metilenos
Cuanto más larga sean las cadenas, más interacciones se producen entre ellas, lo que
incrementa el punto de fusión de estos ácidos grasos, pues se requiere más energía
para deshacer las interacciones. Sin embargo, la presencia de dobles enlaces obliga a
formar curvaturas en sus cadenas que dificultan el empaquetamiento y debilitan las
interacciones
Reactividad: los grupos carboxilo de los ácidos grasos forman enlaces éster al
reaccionar con grupos alcohol de otras moléculas. Si estos enlaces se hidrolizan con
alcalinos se obtienen las sales de los ácidos grasos correspondientes mediante el
proceso de saponificación
Triacilgliceroles o grasas
Los depósitos de grasa sirven como almohadilla protectora frente a golpes y contusiones y
como aislante térmico para conservar el calor corporal. Los triacilglicéridos son sustancias de
reserva energética que se almacenan en las vacuolas de las células vegetales y en los
adipocitos de las células animales.
La grasa proporciona más energía que los carbohidratos debido a que los ácidos grasos
presentan una menor de oxidación que los hidratos de carbono. Además, las grasas son muy
apolares y al almacenarse no retienen agua, mientras que los glúcidos se almacenan en forma
hidratada, es decir, ocupan más espacio.
Sebos: son grasas sólidas debido a su alto contenido en ácidos grasos saturados y de
cadena larga
Aceites: son grasas líquidas u oleosas debido a que contienen ácidos grasos
insaturados o de cadena corta o ambas cosas a la vez. Son muy apolares
Ceras
Las ceras son mezclas complejas de lípidos apolares en las que predominan compuestos que
resultan de la unión mediante enlace éster de un ácido graso de cadena larga con un alcohol,
también, de cadena larga. Las ceras son sustancias muy apolares sólidas y con un fuerte
carácter hidrófobo.
Zona hidrófoba (apolar): formada por las cadenas alifáticas de los ácidos grasos que
están unidos mediante enlaces éster a un alcohol (glicerol o esfingosina)
Zona hidrófila (polar): originada por los componentes restantes no lipídicos que
también están unidos al alcohol
Glicerolípidos (apuntes pág. 18)
Los glicerolípidos poseen dos moléculas de ácidos grasos unidos mediante enlaces éster a los
grupos alcohol del glicerol. Según cuál sea el tercer sustituyente unido al grupo alcohol, los
glicerolípidos se dividirán en:
Gliceroglucolípidos
El tercer grupo alcohol del glicerol forma un enlace O-glucosídico con un monosacárido. Son
lípidos que se encuentran en las membranas de las bacterias y de las células vegetales.
Glicerofosfolípidos
Se denominan vulgarmente fosfolípidos y se caracterizan porque el tercer grupo alcohol del
glicerol forma un enlace éster con una molécula de ácido ortofosfórico, que a su vez constituye
otro enlace éster con un grupo alcohol de un derivado aminado o de un polialcohol.
La molécula resultante de la unión de los dos ácidos grasos con la glicerina y el ácido
ortofosfórico recibe el nombre de ácido fosfatídico. Cuando se unen dos moléculas de ácido
fosfatídico mediante un enlace éster, se obtiene una molécula difosfatidilglicerol, que se
conoce como cardiolipina. Estas moléculas son especialmente abundantes en la membrana
interna mitocondrial y en las membranas bacterianas.
Otro grupo de glicerofosfolípidos son los plasmalógenos, que se caracterizan porque una
cadena de ácidos grasos no se encuentra unida al glicerol mediante un enlace éster, sino
mediante un enlace éter. Estas moléculas son componentes de las membranas del retículo
endoplasmático, de las membranas de ciertas bacterias y del tejido cardiaco.
Propiedades de los glicerofosfolípidos
Debido a su carácter antipático, les permite constituir tres tipos de agregados cuando
interaccionan con el agua, según sean la naturaleza de los fosfolípidos y las condiciones
ambientales:
Esfingoglucolípidos
Resultan de la unión, mediante un enlace o-glucosídico, entre el grupo alcohol de la ceramida y
un conjunto de monosacáridos.
Gangliósidos: son los más complejos y tienen unida la ceramida una cadena
oligosacárida ramificada que queda definida por la secuencia de los monosacáridos
componentes
Cerebrósidos: son los más simples y generalmente tiene unidad a la ceramida una
molécula de monosacárido mediante un enlace β-glucosídico (glucosa o galactosa)
Esfingofosfolípido
Resultan de la unión del grupo alcohol de la ceramida, mediante un enlace éster, con una
molécula de ácido ortofosfórico, que a su vez se unen, mediante otro enlace éster, con una
molécula de etanolamina o de colina.
Son compuestos policíclicos que derivan del anillo, denominado gonano, cuya estructura está
formada por 4 anillos de carbono unidos. Los esteroides se diferencian entre sí por el número y
la localización de los sustituyentes en el anillo de gonano:
Hormonas esteroideas
Hormonas de la corteza suprarrenal
Glucocorticoides
Cortisol: estimula la síntesis de glucógeno y la degradación de grasas
y proteínas
Mineralocorticoides
Aldosterona: regula la excreción de agua y sales minerales por las
nefronas del riñón
En los invertebrados se encuentran las ecdisonas, que regulan las fases de muda de los
artrópodos.
Hormonas eicosanoides
Los aminoácidos tienen en común un grupo amino (-NH 2) y un grupo carboxílico (-COOH),
unidos covalentemente a un átomo de carbono central (Cα), al cual también se unen un átomo
de hidrógeno y una cadena lateral (R) distinta para cada uno de los 20 aminoácidos.
Los aminoácidos se pueden clasificar en función de la polaridad de los grupos funcionales que
aporta la cadena lateral R de la siguiente manera: polares sin carga y con carga, y apolares.
De estos 20 aminoácidos los humanos solo podemos sintetizar 10, los 10 restantes debemos
ingerirlos en la dieta, por lo que reciben el nombre de aminoácidos esenciales: treonina,
metionina, lisina, valina, triptófano, leucina, isoleucina y fenilalanina (histidina y arginina
durante la infancia)
El Cα se trata de un carbono asimétrico, ya que sus 4 valencias están saturadas con 4 radicales
diferentes, por ello los aminoácidos presentan estereoisomería (enantiómeros D y L) y son
ópticamente activos (dextrógiros o levógiros). En las proteínas sólo se encuentran aminoácidos
de configuración L; los enantiómeros D aparecen como componentes de la pared bacteriana y
en determinados antibióticos.
Los aminoácidos se comportan en los medios biológicos como sustancias anfóteras, ya que
presentan por igual carácter ácido y básico. En las condiciones fisiológicas (pH = 7), los grupos
aminos se encuentran en gran parte protonados y los grupo carboxilo desprotonados, por lo
que están doblemente ionizados, formando iones híbridos que se denominan formas
zwitterionicas. Algunos aminoácidos poseen en sus cadenas laterales R otros grupo amino o
carboxilo que también se ionizan.
De esta forma se obtienen cadenas lineales de aminoácidos enlazados, que reciben el nombre
de péptidos. A esta nomenclatura se añade un prefijo según el número de aminoácidos que
forman su estructura.
Los péptidos son estructuras flexibles capaces de efectuar rotaciones alrededor de los enlaces
N-Cα y C-Cα, pero no pueden efectuar torsiones alrededor de los enlaces peptídicos. Esta
circunstancia determina que los átomos de cada enlace peptídico se encuentran en un mismo
plano.
Conformación en α-hélice
La estructura primaria se enrolla sobre sí misma y origina una
hélice dextrógira apretada (1) que se estabiliza exclusivamente por
los numerosos puentes de hidrógeno (2) formados entre los grupos
-NH- (3) y -CO- (4) de los enlaces peptídicos. Esto permite que
secuencias diferentes de aminoácidos puedan adoptar esta misma
conformación espacial ya que no participan los grupos funcionales
presentes en las cadenas laterales R (5).
Hélice de colágeno
Cada una de las 3 cadenas que constituyen la súperhélice de colágeno presenta un
plegamiento secundario en forma de hélice enroscada hacia la izquierda, algo más extendida
que las α-hélices debido a las elevadas cantidades de aminoácidos prolina e hidroxiprolina
presentes en la cadena.
Conformación β-laminar o de hoja plegada
La cadena polipeptídica queda extendida y se pliega sucesivamente sobre mí sí misma hacia
adelante y hacia atrás, de tal forma que diferentes tramos de la cadena, bien aquellos que
discurren en el mismo sentido (paralelos) o los que lo hacen en sentidos contrarios
(antiparalelos), quedan enfrentados unos con otros y se unen mediante puentes de hidrógeno
intracatenarios, que en este caso también se establecen entre los grupos -NH- y -CO- de los
enlaces peptídicos. El resultado es que las distintas regiones de la cadena se asocian para
formar láminas plegadas en zigzag.
Las cadenas β interaccionan con otras cadenas que pueden pertenecer al mismo polipéptido o
a un polipéptido distinto, mientras que en las α-hélice los puentes de hidrógeno se establecen
siempre dentro del mismo polipéptido. Esto se observó por primera vez en la proteína llamada
fibroína.
Dominios estructurales
Están formados por determinadas combinaciones de hélices y láminas, plegadas de manera
estable e independiente para formar estructuras compactas, que desempeñan funciones
concretas y pueden aparecer los mismos dominios en proteínas diferentes. Existen proteínas
con un único dominio y otras con varios, que suelen corresponder a distintas funciones dentro
de la misma proteína
Estructura cuaternaria
Es la asociación de varias cadenas peptídicas. Estas asociaciones de subunidades proteicas que
constituyen la estructura cuaternaria, se pueden autoensamblar en el interior de la célula
mediante interacciones débiles para formar estructuras mayores.
Proteínas globulares: está compuesta por la asociación de dos o más cadenas con
estructura terciaria, Que pueden ser iguales o distintas y cada una se representa
mediante una letra griega
Funcionalidad biológica
La estructura cuaternaria de las proteínas es la responsable de su actividad biológica. Cualquier
variación de la secuencia de aminoácidos puede afectar a los distintos niveles de plegamiento
y, por tanto, a la funcionalidad de la proteína. El grupo de proteínas, denominadas chaperonas,
asegura el plegamiento correcto de las proteínas.
Especifidad
Los grupos funcionales de las cadenas laterales R de los aminoácidos, que se encuentran en la
superficie de la proteína, definen una superficie activa, pues son capaces de interaccionar con
otras moléculas mediante enlaces débiles no covalentes. El resto de la cadena peptídica solo es
necesario para mantener su estructura.
La actividad biológica de una proteína se basa en su unión selectiva con otra molécula cuya
geometría complementaria le permite adaptarse exactamente a la superficie activa de la
proteína y unirse con ella. Esta unión es altamente específica y puede establecerse entre
moléculas idénticas o entre moléculas distintas.
La especificidad de la unión de la superficie activa de las proteínas con otras moléculas se basa
en el plegamiento de cada proteína, que depende de la secuencia de aminoácidos. Por tanto,
cualquier cambio de la secuencia puede ocasionar una modificación de las estructuras
proteicas, que provoca la alteración de la geometría de la superficie activa y, en consecuencia,
la disminución o pérdida de su funcionalidad biológica. Se pierde la complementariedad entre
la geometría de la superficie activa y la molécula que se une.
Solubilidad
Las proteínas son macromoléculas solubles en medios acuosos cuando adoptan la
conformación globular; dicha solubilidad se basa esencialmente en la interacción de las cargas
eléctricas positivas y negativas, distribuidas en la superficie de la proteína, con las moléculas
de agua de su entorno (dipolos), lo cual da lugar a la llamada capa de solvatación.
Desnaturalización
Es la pérdida de su conformación espacial característica cuando se somete a condiciones
ambientales desfavorables y, como consecuencia de ello, se anula su funcionalidad biológica.
Si las condiciones ambientales que provocan la desnaturalización duran poco tiempo o son
poco intensas, esta es temporal y reversible. Cuando cesan las condiciones desfavorables, la
proteína se pliega de nuevo y adopta su conformación original (renaturalización).
Pero si los cambios ambientales son intensos y persistentes, los filamentos proteicos son
incapaces de recuperar su forma original y permanecen de modo irreversible en el estado
fibroso, insolubles en agua y sin actividad biológica.
Holoproteínas
Están constituidas únicamente por aminoácidos. Según la conformación espacial que adoptan
se clasifican en:
Función de reserva
Constituyen un almacén de aminoácidos dispuestos para ser utilizados como elementos
nutritivos, como la ovoalbúmina, la caseína o la gliadina.
Función estructural
Intervienen en la formación de las membranas celulares (glucosa proteínas), constituyen el
citoesqueleto de la célula, forman parte de la estructura de los cromosomas en las células
eucariotas (histonas), mantiene unidos los tejidos animales y forma los tendones y la matriz de
los huesos y de los cartílagos (colágeno).
Función homeostática
Las proteínas intracelulares y del medio interno intervienen en el mantenimiento del equilibrio
osmótico y actúan para mantener el pH constante.
Esta respuesta suele tener lugar en el citoplasma o en el núcleo, por lo que la transmisión de la
información desde la membrana plasmática hasta el interior de las células se lleva a cabo por
un sistema de transducción de señales formado por un conjunto de proteínas alostérica que
utilizará el procedimiento de activación en cascada.
Función de transporte
Las proteínas intervienen en el transporte a través de las membranas celulares y contribuyen
al transporte de sustancias entre diferentes regiones del organismo. La hemoglobina
transporta el oxígeno de la sangre de los vertebrados, la hemocianina lo hace en la sangre de
los invertebrados y la mioglobina en el músculo estriado. Los citocromos transportan
electrones en la cadena respiratoria y en la fase lumínica de la fotosíntesis y la seroalbúmina
acumula y transporta ácidos grasos, fármacos y tóxicos en la sangre.
Debido a que los lípidos son insolubles en el agua, al ser transportados en la sangre, se
combinan con determinadas proteínas para formar lipoproteínas. Hay distintas clases de
lipoproteínas:
Función defensiva
La trombina y el fibrinógeno contribuyen a la formación del coágulo durante una hemorragia e
impiden la pérdida de sangre, y los proteoglucanos (mucinas) tienen acción germicida y
protectora de las mucosas y se segregan en los tractos digestivo, respiratorio y urogenital. Las
inmunoglobulinas (anticuerpos) impiden que posibles agentes patógenos penetren en el
organismo.
Función enzimática
Actúan como biocatalizadores de las reacciones químicas del metabolismo que tienen lugar en
los seres vivos.
Enzimas: biocatalizadores
Las enzimas son biocatalizadores de las reacciones químicas, que constituyen el metabolismo,
es decir, influyen en la velocidad de las reacciones químicas sin llegar a modificarlas. Salvo
algunos tipos de ARN, llamados ribozimas, el resto de las enzimas son proteínas y ejercen su
acción biológica uniéndose a determinadas moléculas, denominadas sustratos.
Las enzimas son específicas de las reacciones que catalizan y de los sustratos que intervienen
en ellas, lo que implica que han de poseer una estructura terciaria o cuaternaria tal que las
ligeras modificaciones pueden incapacitar su acción catalítica.
Las enzimas inducen modificaciones químicas en los sustratos a los que se unen.
Enzimas y metabolismo
Los sustratos se transforman en productos a través de vías o rutas metabólicas que constan de
una serie de reacciones enzimáticas consecutivas en las que se generan intermediarios
metabólicos o metabolitos. Unas rutas conducen a la degradación de los sustratos
(catabolismo) y otras a su biosíntesis (anabolismo)
E + S ⇔ [ES] ⇔ P + E
La energía que necesita adquirir la molécula del sustrato para alcanzar el estado de transición
constituye la energía de activación de la reacción ( E a ), y supone una barrera energética que
deben superar todas las moléculas de los sustratos para que transcurra la reacción y se
produzca su transformación en productos.
Cuanto más alta sea la energía de activación, mayor será la barrera que han de franquear las
moléculas de los sustratos, y más difícil será alcanzar el estado de transición, por lo que la
velocidad de la reacción será más lenta.
Coenzimas
Las holoenzimas carecen de los componentes químicos apropiados para la actividad catalítica,
por lo que utilizan la ayuda de determinadas sustancias no proteicas, llamadas cofactores, que
fijadas en su superficie mediante enlaces covalentes o débiles, aportan los grupos y funciones
químicas de los que carece la enzima. La fracción proteica de la holoenzima se denomina
apoenzima y la fracción no proteica es el cofactor.
Vitaminas
Las vitaminas son sustancias orgánicas de naturaleza y composición variable que se
caracterizan por ser indispensables para el normal funcionamiento del metabolismo, pero que
resultan imposibles de sintetizar por determinados organismos y se deben ingerir con la dieta.
Las enzimas son altamente específicas para las reacciones que catalizan, es decir, cada enzima
posee en su superficie una zona activa, denominada centro catalítico, a la que se adapta
perfectamente la molécula del sustrato que posea la geometría complementaria a la
conformación espacial del centro activo.
En el modelo de llave cerradura, cada enzima solo puede unirse con su correspondiente
sustrato. En el modelo del acoplamiento inducido, es el propio sustrato el que induce el
cambio conformacional específico del centro activo de la enzima, tanto el sustrato como la
enzima se distorsionan.
La cinética enzimática estudia la velocidad a la que transcurren las reacciones catalizadas por
enzimas y deduce, a partir de ciertos parámetros cinéticos, la actividad de la enzima, su
afinidad por el sustrato y los mecanismos a través de los cuales lleva a cabo la catálisis
La actividad enzimática se expresa como la cantidad de moléculas de sustrato que cada enzima
es capaz de transformar por unidad de tiempo o la cantidad de moléculas de producto que es
capaz de producir por unidad de tiempo.
Variaciones de temperatura
Existe una temperatura óptima en la que la actividad enzimática es máxima, por encima de ella
la actividad disminuye e incluso desaparece por desnaturalización de la enzima. El descenso de
temperatura también disminuye la actividad enzimática, pero no llega a desnaturalizar las
enzimas; ni pierde su actividad.
Cambios de pH
Las variaciones del pH del medio interno modifican las cargas superficiales y altera la
conformación espacial de la estructura. Existe un pH óptimo tal que, al alejarse de él,
disminuye la actividad enzimática, pudiendo llegar a su desnaturalización. El pH óptimo es
diferente para las distintas enzimas de un organismo.
Alosterismo
Las enzimas alostéricas son capaces de adoptar al menos dos conformaciones diferentes y
estables, una activa y otra inactiva. El paso de una a otra suele estar inducido por la unión de
ciertas moléculas, llamadas ligandos o efectores, a determinados lugares de la superficie
enzimática que son conocidos como centros reguladores.
Estrategias para aumentar la velocidad de las reacciones
catalizadas por enzimas
Las enzimas se denominan con el nombre del sustrato sobre el que actúan, al que se añade el
nombre de la función que desempeñan seguido del sufijo -asa.
Una base nitrogenada. Tiene una estructura en forma de anillo que contiene átomos
de carbono y de nitrógeno
Púrica: presenta una estructura formada por un doble anillo. Adenina y
Guanina
Pirimidínica: presenta una estructura con un solo anillo. Citosina Timina y
Uracilo
Nucleósidos
Se denomina nucleósido a la molécula que resulta de la unión entre la pentosa y una base
nitrogenada.
Se denomina nucleótido a la molécula que resulta de la unión mediante un enlace éster de una
molécula de ácido fosfórico con el alcohol del carbono 5´ de la pentosa de un nucleósido. El
grupo fosfato de los nucleótidos-5´-monofosfato puede unirse a otros grupos y dar lugar a:
Formar enlaces ricos en energía con otros grupos fosfato para dar lugar a nucleótidos
difosfato y trifosfato (ADP y ATP), capaces de transportar la energía almacenada en sus
enlaces, que son fácilmente hidrolizables
Establece un segundo enlace éster con él -OH en posición 3´, lo que origina un puente
intramolecular y da lugar al AMP cíclico (AMPc), que es una molécula señalizador a que
actúa de segundo mensajero entre las moléculas extracelulares portadoras de
información y el interior de la célula
Puede formar otro enlace éster con él -OH en posición 3´ de otro nucleótido, que a su
vez puede incorporar otro nucleótido, y así sucesivamente hasta originar cadenas de
polinucleótidos constitutivas de los ácidos nucleicos
Ácido desoxirribonucleico
Las diferentes moléculas de ADN se caracterizan por la composición o porcentaje de cada una
de sus bases y por la secuencia, es decir, el orden de distribución de los 4 tipos de bases
nitrogenadas a lo largo del esqueleto de polidesoxirribosa-fosfato y es la naturaleza misma de
esta secuencia donde reside la información necesaria para la síntesis de las proteínas
Estructura secundaria del ADN (ver apuntes pág. 33)
La estructura secundaria del ADN es una doble hélice formada por dos cadenas de
polinucleótidos enfrentadas por sus bases y unidas entre sí mediante puentes de hidrógeno.
Las secuencias de bases son complementarias, pues existe una correspondencia entre
las bases de ambas cadenas, de tal forma que la adenina solo puede estar frente a la
timina y la guanina frente a la citosina. La correspondencia entre las bases es la causa
de que las dos cadenas de ADN posean secuencias complementarias.
Las células disponen de un equipo de topo enzimas que consiguen el máximo grado de
empaquetamiento del ADN y participan en su posterior descondensación durante la
transcripción y la replicación.
Empaquetamiento del ADN en eucariotas: cromatina y cromosomas (ver libro pág. 110)
El ADN se asocia con un tipo particular de proteínas, denominadas histonas, para conseguir el
adecuado empaquetamiento. La forma compacta que adquiere el ADN unida a las histonas en
el núcleo de las células eucariotas se conoce como cromatina, en el que se distinguen distintos
niveles de organización estructural:
Los nucleótidos del ARN poseen ribosa, mientras que los del ADN poseen
desoxirribosa. Esta característica permite que los grupos -OH en posición 2´ de los
ribonucleótidos queden libres cuando se encadenan para dar moléculas de ARN, lo
que origina en la estructura primaria tensiones que hacen que el ARN sea
químicamente menos estable que el ADN. Debido a esto el ARN en disolución acuosa
se hidroliza con mayor facilidad y es por esto por lo que se cree que el ADN contiene la
información genética.
Las moléculas de ARN suelen tener únicamente estructura primaria, aunque existen
ciertas regiones en una misma cadena que poseen secuencias complementarias
capaces de aparearse y formar estructuras secundarias y terciarias. Solo se ha
encontrado una estructura en doble hélice de ARN bicatenario en un tipo de virus
Clases de ARN
ARN vírico: constituyen el genoma de ciertos virus
ARN precursores: son primarios o prear en qué se transforman en otros tipos de tras
un proceso de maduración (ARN heterogéneo nuclear – ARNhn se ttransforma en
ARNm y ARNn se transforma en ARNr)
Estos ARNm contienen secuencias de bases que codifican para la síntesis de proteínas,
llamados exones, intercaladas con otras secuencias que no contienen información para
la síntesis proteica, denominados intrones. La información genética aparece
fragmentada, por lo que requieren un proceso de maduración antes de convertirse en
ARNm funcionales.
Las distintas clases de ARNr contribuyen a que las subunidades de los ribosomas posean una
estructura capaz de albergar simultáneamente a una molécula de ARNm (subunidad pequeña)
y a los diversos aminoácidos unidos a los ARNt que participen en la síntesis de una cadena
polipeptídica (subunidad grande).
Brazo aceptor: está formado por el extremo 5´ y el extremo 3´, que en todos
los ARNt posee la secuencia CCA, cuyo grupo -OH terminal sirve de lugar de
unión con el aminoácido
Bucle del anticodón: está situado en el extremo del brazo largo del trébol y
contiene una secuencia de 3 bases llamada anticodón. Cada ARNt cargado
con su correspondiente aminoácido se une, mediante la región del
anticodón, con tripletes de bases del ARNm (3 bases del ARNM definen un
triplete o codón) en el proceso de la traducción de la información genética
que conduce a la síntesis de las proteínas
Hay dos grandes modelos de organización celular en los que se basa la vida, el procariota y
eucariota. Existe además algunas estructuras acelulares, los virus, que están dotados de una
organización muy simple que posee una molécula portadora de información genética y que
tiene capacidad de replicación.
En las células eucariotas el material genético se localiza en un verdadero núcleo que está
separado del citoplasma por una doble membrana. El citoplasma presenta una fase acuosa
continua, el citosol, que envuelve a todos los órganos y a los microtúbulos y filamentos
proteicos que constituyen el citoesqueleto.
La célula animal presenta una gran complejidad organizativa y una gran actividad metabólica,
que se desarrolla en el citosol y en sus órganos los membranosos: retículo endoplasmático,
aparato de Golgi, lisosomas, mitocondrias y los peroxisomas.
La célula vegetal tiene una organización general semejante a la de las células animales y la
mayor parte de sus orgánulos son los mismos. Sin embargo, muestran algunas diferencias
estructurales:
Presentan plastos, que son orgánulos exclusivos de las células vegetales. Entre ellos
destacan los cloroplastos, en los que tiene lugar el proceso de la fotosíntesis
Tienen un sistema vacuolar muy desarrollado, formado en muchos casos por una gran
vacuola que ocupa la mayor parte del citoplasma
Poseen una pared celular compuesta por celulosa que da soporte mecánico y
protección a estas células, que se encuentran en un medio hipotónico
No tienen centriolos
Todos los organismos están constituidos por células, que son sus unidades más elementales
dotadas de vida. Cada una de las células de un organismo ha de desarrollar todas las funciones
básicas de los seres vivos: obtención de energía del medio ambiente mediante la función de
nutrición, y su utilización para la auto perpetuación de las estructuras celulares a lo largo del
tiempo y del espacio, mediante las funciones de relación y de reproducción.
Función de nutrición
La célula es un sistema altamente organizado que necesita para mantenerse un aporte
constante de energía. La obtención de la energía y su utilización se consigue mediante un
complejo sistema de reacciones químicas, catalizadas por enzimas, que constituyen el
metabolismo. La forma de conseguir energía por las células permite clasificarlas en:
Función de relación
Las células están en relación constante con su medio ambiente. La membrana plasmática es la
estructura celular responsable de esta función, que se basa en la captación de estímulos del
medio con el fin de que la célula elabore las respuestas más adecuadas.
Función de reproducción
La división celular es una función esencial para la perpetuación de la vida en todos sus niveles,
pues permite la renovación de las células y de los individuos y abre las puertas a los cambios
que conducen a la evolución de las especies.
Su fundamento a nivel molecular es la replicación del ADN. Las células procariotas se dividen
por un proceso de división simple, mientras que las eucariotas lo hacen por medio de la
mitosis o de la meiosis.
Membrana plasmática, citosol y
citoesqueleto
Biomembranas
Las biomembranas son láminas fluidas que separan el interior de la célula de su entorno y
definen los diferentes órganos del interior de las células eucariotas. Se comportan como
barreras selectivamente permeables que permiten mantener unas condiciones fisicoquímicas
características en interior de los compartimentos que limitan.
- Autosellado: estas bicapas tienden a cerrarse sobre sí mismas, formando vesículas esféricas
sin bordes libres en los cuales, los extremos hidrófilos podrían estar en contacto con el agua.
- Fluidez: las bicapas lipídicas se comportan como fluidos bidimensionales. Por eso, dentro de
cada monocapa, las moléculas lipídicas individuales pueden rotar y moverse lateralmente. Sin
embargo, el paso de un fosfolípido de una monocapa a la otra (movimiento flip flop) no ocurre
casi nunca lo que permite que, a pesar de su fluidez, la composición lipídica de cada monocapa
sea distinta (asimetría lipídica).
En las células epiteliales que bordean el intestino existen 3 clases de dominios: el dominio
apical de la membrana, que se encarga de la captación de nutrientes; y los dominios lateral y
basal que participan en la liberación de esos nutrientes al medio interno. Está especialización
es esencial para el buen funcionamiento de las células.
Membrana plasmática
En su cara externa, presenta una cubierta fibrosa, denominada glucocálix y formada por
oligosacáridos unidos a glucolípidos y glucoproteínas de la membrana plasmática. El glucocálix
protege la superficie celular de daños físicos y químicos, actúa como filtro de las sustancias que
llegan a la célula y participa en los procesos de comunicación, reconocimiento y adhesión
celular.
Permeabilidad selectiva
La permeabilidad selectiva de la membrana plasmática permite a la célula controlar y
mantener su composición interna. Su impermeabilidad no puede ser absoluta, ya que a través
de ellas se realizan todos los intercambios de materia y energía con el ambiente externo.
Por esta razón, se han desarrollado sistemas de transporte específicos en los que participan
activamente las proteínas de membrana, que regulan el tráfico de todas las sustancias que la
célula necesita. Permiten el paso de sustancias hidrófilas, ionizadas o de gran tamaño.
Los sistemas de transporte utilizados son diferentes según se trate de moléculas pequeñas o
del macromoléculas y partículas. Las moléculas pequeñas utilizan el transporte activo o el
transporte pasivo y las macromoléculas y partículas utilizan la endocitosis o la exocitosis.
Transporte activo
En este tipo de transporte, las moléculas atraviesan la membrana plasmática en contra de su
gradiente de concentración. Este proceso de bombeo se realiza mediante proteínas
transportadoras denominadas bombas y se consume energía, que directa o indirectamente, se
obtiene del ATP.
Exocitosis
Es el proceso contrario a la endocitosis, mediante el cual todas las células secretan los
materiales necesarios para renovar la membrana plasmática y los componentes de la matriz
extracelular. También se vierte al exterior hormonas, neurotransmisores, enzimas, digestivas,
etc. Todos los materiales destinados a ser secretados se sintetizan en el retículo
endoplasmático y luego pasan al aparato de Golgi. En este orgánulo, los productos que van a
ser secretados se reúnen y salen en vesículas secretoras que se dirigen a la membrana
plasmática, con la que se fusionan para liberar su contenido al exterior.
Uniones celulares
Las uniones celulares son regiones especializadas de la membrana plasmática en las que se
concentran proteínas transmembrana especiales, mediante las cuales se establecen
conexiones entre dos células o entre una célula y la matriz extracelular. Se clasifican en dos
grupos:
Por su forma
Zónulas: son uniones que rodean a la célula, como las zónulas occludens (uniones
ocluyentes) y las zónulas adherens (uniones de anclaje)
Máculas: son uniones puntuales de forma redondeada u oval, como las máculas
adherens o desmosomas (uniones de anclaje), los hemidesmosomas (uniones de
anclaje) y las uniones gap (uniones comunicantes)
Por su función
Uniones ocluyentes o zónulas occludens: aparecen en la región lateral superior de las
células epiteliales que separan medios de composición muy diferentes. En estas
uniones, las bandas de proteína transmembrana de la membrana plasmática de una
célula contactan con las de la otra célula.
Sus funciones principales son cerrar el espacio intercelular de las células, impidiendo el
paso de moléculas entre ellas, y mantener los dominios apical y basolateral de la
membrana plasmática, evitando que las proteínas de membrana de la región apical se
difundan a las regiones lateral y basal.
Uniones de anclaje: se sitúan en las superficies laterales y basales de las células. Son
frecuentes en tejidos sometidos a estrés mecánico. A través de proteínas
transmembrana conectan los filamentos del citoesqueleto de una célula con los de
otras o con la matriz extracelular.
Endócrina: las moléculas señal son secretadas por células endocrinas y se transportan
a través de la circulación hasta alcanzar a las células diana localizadas en lugares
alejados del organismo. Como la insulina o los estrógenos
Autocrina: las moléculas señal secretadas actúan sobre las mismas células que las han
secretado. Como los linfocitos T.
Matriz extracelular
La matriz extracelular es una compleja red de proteínas y polisacáridos secretados por las
células animales que rellenan los espacios entre ellas y une entre sí las células y los tejidos,
algo imprescindible para formar los órganos.
Aporta un soporte estructural a las células y los tejidos, actúa como un filtro que regula el paso
de las moléculas por el medio extracelular e interviene en la migración de las células. La
cantidad y composición de la matriz extracelular varía de unos tejidos a otros. Consta de 3
componentes principales:
Otra proteína fibrosa de la matriz es la elastina, que tiene una gran facilidad para
cambiar de longitud. Forma las fibras elásticas que proporcionan elasticidad a la matriz
extracelular. Es muy abundante en órganos que se expanden y se contraen
regularmente, como los pulmones.
Citoplasma
El citosol
El citosol, también llamado citoplasma fundamental o hialoplasma, es el medio acuoso en el
que se encuentran inmersos los órganos membranosos, los ribosomas y un gran número de
enzimas y estructuras, como las inclusiones y el citoesqueleto.
Grasas: son la fuente de energía más importante. Esto se debe, a que la oxidación de
la grasa libera el doble de energía que la oxidación del glucógeno y a que las grasas no
contienen agua como el glucógeno, y, por tanto, se precisa menos masa para
almacenar la misma cantidad de energía.
En la célula eucariota, los ribosomas se sintetizan en el núcleo, donde más tarde pasarán al
citoplasma. En la célula procariota, los ribosomas se sintetizan en el propio citoplasma, ya que,
estas células no poseen una envoltura nuclear. Los ribosomas se localizan unidos a la cara
citosólica de la membrana nuclear externa de la membrana del retículo endoplasmático rugoso
y en el interior de las mitocondrias y de los cloroplastos en las eucariotas, y libres en el
citoplasma en ambas.
En ambos casos constan de 2 unidades, una grande y una pequeña. Para la síntesis de
proteínas, los ribosomas se asocian en grupo, cada molécula de ARNm, formando por
polirribosomas o polisomas, que suelen adoptar una conformación en espiral. Así, cada ARNm
es traducido a la vez por varios ribosomas.
Los proteosomas
La cantidad de proteínas en una célula no solo está regulada por su velocidad de síntesis, sino
también por su velocidad de degradación. Las proteínas dependiendo de su función tardan
mas o menos en degradarse.
Además, las proteínas que se han plegado de forma incorrecta o que están dañadas deben ser
eliminadas para que no interfieran en el funcionamiento celular. En las células eucariotas hay
dos puntos de eliminación de proteínas, los lisosomas y los proteosomas.
Los proteosomas son grandes complejos moleculares formados por múltiples subunidades
proteicas cuya función es degradar proteínas defectuosas o de vida corta, para lo cual utilizan
energía derivada del ATP.
Los proteosomas constan de dos partes, un cilindro central hueco constituido por proteasas,
cuyos puntos activos se sitúan hacia el interior, formando una cámara proteolítica, y dos
complejos proteicos que se ubican en los extremos del cilindro y cuya función es reconocer a
las proteínas que deben ser degradadas y pasarlas en el interior de la cámara.
Citoesqueleto
El citoesqueleto es una red de filamentos proteicos de diferente grosor que se extiende por
todo el citoplasma y que se ancla en la membrana plasmática de las células eucariotas.
El citoesqueleto es exclusivo de las células eucariotas y está formado por 3 tipos de filamentos
proteicos, los microtúbulos, los microfilamentos o filamentos de actina y los filamentos
intermedios que interaccionan y se unen a los órganos celulares y a la membrana plasmática
mediante un conjunto de proteínas accesorias.
Éxito esqueleto de las células es una estructura dinámica que se reorganiza continuamente
cuando las células se mueven o cambian de forma y durante la división celular, las
características de sus componentes son:
Los microtúbulos son estructuras lábiles, es decir, pasan por fases de crecimiento y de
acortamiento. La estabilidad de los filamentos de actina y de los microtúbulos está regulada
por proteínas asociadas, por eso pueden formar parte tanto de estructuras dinámicas como de
estructuras estables.
Centrosoma
El centrosoma es el centro organizador de los microtúbulos celulares. A partir de estos crecen,
y controla su número, su localización y su orientación en el citoplasma. En las células animales,
el centrosoma se sitúa cerca del núcleo y desde ahí se irradia en los microtúbulos,
extendiéndose por el citoplasma.
El centrosoma consta de una matriz amorfa, con cientos de estructuras en forma de anillo
compuestas por un tipo especial de tubulina, que sirven como puntos de nucleación para la
creación de microtúbulos. Estos se unen a los anillos por sus extremos menos que quedan
anclados y el crecimiento tiene lugar hacia los extremos más que se alejen del centrosoma.
Los centriolos y el centrosoma se duplican durante cada ciclo celular, al mismo tiempo que se
replica el ADN, antes de que se inicie la mitosis. Los dos centrosomas hijos, cada uno con un
par de centriolos, se mueven en direcciones opuestas cuando comienza la mitosis y forman los
dos polos del huso mitótico.
Cilios y flagelos
Los cilios y los flagelos son prolongaciones de la membrana plasmática formadas por
microtúbulos y proteínas asociadas responsables del movimiento de ciertos tipos celulares. Su
función es desplazar las células libres en un medio líquido o movilizar fluidos sobre la
superficie de células fijas.
Los cilios y los flagelos tienen una estructura común, pero se diferencian en su patrón de
movimiento y en que los cilios son numerosos y cortos y los flagelos son escasos, más largos y
más gruesos debido a que tienen otras estructuras añadidas, como mitocondrias o fibras.
Los cilios y flagelos constan de una porción externa al cuerpo celular envuelta por la
membrana plasmática y que contiene un esqueleto interno de microtúbulos, llamado
axonema, y de una porción interna debajo de la membrana plasmática que se denomina
cuerpo basal, cuya estructura es igual a la de los centriolos. El cuerpo basal es el centro
organizador del cilio, a partir del cual crece el axonema.
Los movimientos de los cilios y flagelos se producen por el deslizamiento de los dobletes
externos de microtúbulos, uno con respecto del otro, impulsados por la actividad motora de la
dineína.
En presencia de ATP, los brazos de dineína que salen del microtúbulo A de cada doblete
caminan sobre microtúbulo B del doblete adyacente en dirección al extremo menos. Como los
dobletes están unidos unos a otros por puentes de nexina, el deslizamiento de un doblete
sobre otro provoca la flexión del cilio o flagelo. Esta flexión es la base del movimiento de
batido de cilios y flagelos.
Retículo endoplasmático rugoso (RER): formado por sáculos aplanados con gran
número de ribosomas adosados en la cara citosólica de su membrana.
Regulación de los niveles intracelulares de Ca 2+: la membrana del REL posee bombas de Ca 2+
dependientes de ATP, que les facilitan la captación de Ca 2+ desde el citosol, y canales de Ca2+,
que le permiten liberarlo en respuesta a diversos estímulos. Los niveles intracelulares de Ca 2+
regulan procesos como la secreción, la proliferación celular y la contracción muscular.
El aparato de Golgi
Cada uno de los apilamientos del aparato tiene 3 regiones funcionales distintas: el sáculo más
próximo al núcleo se denomina cara cis o cara de formación, los sáculos de la parte central
forman la cara media y el sáculo más cercano a la membrana plasmática es la cara trans o de
maduración. La cara cis es convexa y la cara trans es cóncava.
Dirige la distribución y la exportación de las proteínas: todas las proteínas que pasan
por el aparato, excepto las del propio orgánulo, que quedan retenidas en las cisternas
correspondientes, llegan a la cara trans. En esta región del aparato, las proteínas son
clasificadas y agrupadas según su destino definitivo. Finalmente se distribuyen en
diferentes tipos de vesículas de transporte que salen por gemación desde la cara trans
y llevan su contenido hasta la localización celular adecuada que pueden ser los
lisosomas, la membrana plasmática o el exterior de la célula.
Los lisosomas
Los lisosomas son vesículas membranosas procedentes del aparato de Golgi, que contienen un
conjunto de enzimas hidrolíticas que se utilizan para la digestión intracelular de todo tipo de
moléculas biológicas. Incluyendo proteínas, ácidos nucleicos, lípidos y carbohidratos.
Lisosomas primarios: son los lisosomas que acaban de surgir por gemación de la cara
trans del aparato de Golgi y contienen solo enzimas hidrolíticas, porque todavía no han
participado en procesos digestivos. Son vesículas esféricas de pequeño tamaño y de
contenido homogéneo.
Cuerpos residuales: son lisosomas secundarios que han finalizado el proceso digestivo
y que mantienen en su interior residuos no digeribles. Presentan un tamaño variable y
el contenido es muy heterogéneo.
Los lisosomas pueden considerarse como el sistema digestivo de la célula, ya que en ellos
tienen lugar la digestión intracelular. Se diferencian dos procesos:
Heterofagia: los materiales llegan desde el exterior celular por dos vías diferentes. La
primera, la pinocitosis o endocitosis dependiente de clatrina, que dirige los materiales
endocitados a los endosomas, los cuales, se fusionarán con los lisosomas. La segunda,
la fagocitosis en la cual las partículas fagocitadas son englobados en fagosoma que se
fusionaran con los lisosomas.
El peróxido de hidrógeno es un reactivo químico que resultaría muy tóxico para las células si
quedará libre en el citosol, por lo que es degradado inmediatamente en el mismo orgánulo
mediante la acción de otra encima de los peroxisomas, llamada catalasa. Esta enzima utiliza el
peróxido de hidrógeno para oxidar, a su vez, diversas sustancias.
Las enzimas de los peroxisomas reducen el oxígeno a agua. Esta reducción se realiza en dos
etapas, produciéndose peróxido de hidrógeno como producto intermedio. Las reacciones de
oxidación de los peroxisomas se encargan de la detoxificación de gran número de sustancias
que son tóxicas para el organismo.
Otras funciones que realizan los peroxisomas son la síntesis de ciertos fosfolípidos y la
β-oxidación de los ácidos grasos.
Las mitocondrias
Las mitocondrias son los orgánulos característicos de las células eucariotas aerobias, en los que
tienen lugar las reacciones específicas de la respiración celular. Las mitocondrias presentan dos
membranas, una externa y una interna, cuya estructura es semejante a la de la membrana
plasmática.
La membrana externa presenta porinas, unas proteínas que forman canales por los
que pueden pasar las moléculas de bajo peso molecular. Tienen además enzimas que
intervienen en distintos procesos metabólicos.
En la matriz está el genoma mitocondrial, formado por múltiples copias de una doble
hélice circular de ADN que contiene la información necesaria para la síntesis de
algunas de las proteínas mitocondriales. Hay además ribosomas semejantes a los de
las bacterias, distintos tipos de ARN y una alta concentración de proteínas entre las
que destacan las enzimas responsables de las reacciones centrales del metabolismo
oxidativo.
Matriz: en ella se encuentra una multitud de enzimas que catalizan distintos procesos
Membrana interna: las proteínas de esta membrana llevan a cabo los procesos que
utilizan la energía liberada en las reacciones de oxidación para sintetizar el ATP.
Los plastos son orgánulos celulares delimitados por una doble membrana. Hay varios tipos, los
leucoplastos, que carecen de pigmentos y sirven de almacén de proteínas, grasas o de
almidón; los cromoplastos, que contienen pigmentos; y los cloroplastos que llevan a cabo la
fotosíntesis.
Los cloroplastos
Membrana externa: contiene porinas, que le confieren una gran permeabilidad para
las moléculas de pequeño tamaño.
Las mitocondrias y los cloroplastos son orgánulos en los que se producen conversiones
energéticas de una gran importancia para las células y que comparten algunas características
entre las que destacan la organización de sus membranas y compartimentos, la existencia de
un ADN propio y la capacidad de división.
La pared celular
Lámina media: es la capa más externa de la pared celular y es compartida por las células
contiguas, lo que favorece su unión. Está formada principalmente por proteínas y pectinas,
que son heteropolisacáridos con carga negativa que tienden a fijar iones Ca 2+ para formar sales
insolubles.
Pared primaria: es una capa más gruesa que la lámina media formada por microfibrillas de
celulosa que están dispuestas en planos y a las que se unen moléculas de hemicelulosa. Todas
estas fibrillas están inmersas en una matriz compuesta por hemicelulosas, pectinas y proteínas.
Parece secundaria: solamente está presente en algunos tipos de células. Es más gruesa que la
pared primaria y es segregada después que esta, por lo que está adosada a la membrana
plasmática. Presenta varias capas en las que las microfibrillas de celulosa son paralelas y están
dispuestas en planos superpuestos, cambiando su orientación al pasar de un plano a otro. Esta
pared puede impregnarse de diferentes sustancias, algunos tienen naturaleza lipídica, que la
hace más impermeable, como la suberina y la cutina, y otros le proporciona mayor resistencia,
como la lignina y algunas sales minerales.
Las proteínas, las hemicelulosas y las pectinas son segregadas por el aparato de Golgi y lo
mismo sucede con los componentes de las moléculas especiales que aparecen en la pared
secundaria, como la lignina o la suberina.
Vacuolas
Las vacuolas de las células vegetales son unos compartimientos membranosos que acumulan
distintas clases de sustancias. A su membrana también se le puede llamar tonoplasto y
presenta sistemas de transporte activo que llevan a cabo las siguientes funciones:
Regulación homeostática, que ayuda a soportar las variaciones del entorno y que
favorece el intercambio de sustancias de la célula con el medio exterior.
Digestión intracelular mediante enzimas hidrolíticas que son aportadas por el aparato
de Golgi.
Acumulación de pigmentos que favorece la interacción con otros organismos como los
insectos polinizadores, que son atraídos por el color y el olor de las flores.
Peroxisomas especiales
Las plantas tienen una serie de peroxisomas en los que se llevan a cabo algunos procesos
metabólicos exclusivos.
Los peroxisomas presentes en las células de las semillas oleaginosas tienen enzimas mediante
las que pueden transformar en azúcares los ácidos grasos de los lípidos que constituyen la
reserva energética de la semilla. Este proceso metabólico se realiza en el llamado ciclo del
glioxilato, por lo que también se los conoce como glioxisomas.
Los peroxisomas de las células de las hojas participan, junto con las mitocondrias y los
cloroplastos, en la fotorrespiración, que es un importante proceso metabólico relacionado con
la fotosíntesis. Por esta razón, estos 3 orgánulos aparecen formando asociaciones típicas en
estas células.
El metabolismo celular
El metabolismo celular es el conjunto de todas las reacciones químicas que mantienen la vida
de la célula. Las reacciones metabólicas consisten en una serie de caminos intrincados de ida y
vuelta, anabólicos y catabólicos, donde un gran número de moléculas se transforman
constantemente unas en otras en el interior de la célula.
Una ruta o vía metabólica consiste en una sucesión de reacciones encadenadas en las que se
generan intermediarios metabólicos o metabolitos, donde cada reacción está catalizada por
una enzima diferente y específica, ayudada en numerosas ocasiones por cofactores y
coenzimas. Las rutas conducen a la degradación de las moléculas orgánicas, catabolismo y
otras a su biosíntesis, anabolismo.
Catabolismo
El catabolismo es el conjunto de reacciones metabólicas que rompen los enlaces de las
moléculas complejas para transformarse en otras más sencillas. El catabolismo se caracteriza
por ser un proceso de degradación típicamente oxidativo, que proporciona pequeñas
moléculas:
Reacciones de óxido-reducción.
Un compuesto se oxida cuando pierde electrones y se reduce cuando los acepta. Las
reacciones de óxido-reducción, cuando transcurren con la pérdida simultánea de electrones y
protones, se denominan deshidrogenaciones, porque están catalizadas por enzimas
deshidrogenasas. Estas son las reacciones de oxidorreducción características de las oxidaciones
biológicas del catabolismo y precisan, tanto de sustratos dadores de electrones, que son los
carburantes metabólicos, como de aceptores de electrones, que suelen ser los nucleótidos
NAD+ que se reduce a NADH + H+, o FAD de que se reduce a FADH2. Ambos actúan como
coenzimas de las enzimas deshidrogenasas que catalizan estas reacciones.
Rutas metabólicas
Respiración celular: consiste en un conjunto de reacciones catabólicas oxidativas
catalizadas fundamentalmente por enzimas deshidrogenasas, que tienden a convertir
la energía química de los enlaces C-C de los carburantes metabólicos en ATP
Es el conjunto de reacciones que crean nuevos enlaces C-C entre moléculas sencillas para
formar moléculas más complejas. Las reacciones anabólicas están encaminadas a la síntesis de
nuevas sustancias, progresivamente más complejas, a expensas de energía, poder reductor y
metabolitos sencillos, denominados precursores.
Los organismos autótrofos poseen sistemas anabólicos que les permiten utilizar determinados
tipos de energía para transformar moléculas inorgánicas sencillas en moléculas orgánicas más
complejas.
Los organismos heterótrofos carecen de estos sistemas, por lo que los tres requisitos suelen
ser aportados por las reacciones catabólicas que degradan los nutrientes orgánicos
previamente ingeridos en la dieta.
Reacciones acopladas
El anabolismo y el catabolismo no son dos procesos aislados e independientes el uno del otro,
ya que no solamente existe dependencia mutua en el orden energético, sino que además
muchas de las reacciones van a ser pasos comunes a ambos procesos, aunque con distinta
direccionalidad.
Glucogenólisis
La degradación del glucógeno es un proceso catabólico, que tiene lugar en el citosol, mediante
la introducción de grupos fosfato por acción de la enzima glucógeno-fosforilasa. Esta enzima
actúa en los extremos no reductores de la molécula de glucógeno y da lugar a la liberación de
moléculas de glucosa-1-fosfato, que se pueden incorporar a la glucólisis previa transformación
en glucosa-6-fosfato.
El destino del ácido pirúvico y las de las moléculas de NADH que se obtienen en la glucolisis
dependerá del tipo de célula y de la disponibilidad de oxígeno que tenga. Se pueden dar dos
posibilidades, fermentación o respiración. Lo que marca la diferencia entre las reacciones de
fermentación y de respiración es el destino final del ácido pirúvico y la naturaleza del último
aceptor de los electrones suministrados por los sustratos que se oxidan:
Respiración de la glucosa se produce una oxidación total en la que los electrones y los
protones son transferidos a un último aceptor, una molécula inorgánica cuya
naturaleza marca las diferencias entre la respiración aerobia y la anaerobia.
Son procesos metabólicos de oxidación parcial que no necesitan oxígeno, en los cuales, los
electrones procedentes de la oxidación de la glucosa se transfieren, en primer lugar, a
coenzimas reducidas NADH y, en último término, son recogidos por moléculas orgánicas
sencillas.
En la fermentación de la glucosa se produce poca energía, tan solo dos ATP por cada molécula
de glucosa, ya que el NADH procedente de la glucólisis cede sus electrones a un último
aceptor, que es la molécula producida por la propia glucolisis, lo que permite recuperar la
coenzima en su estado oxidado (NAD+) para que la célula pueda continuar con el proceso
glucolítico.
Fermentación láctica
El ácido pirúvico actúa como último aceptor de los electrones del NADH procedente de la
glucólisis. El ácido pirúvico se reduce a ácido láctico y la coenzima NADH se oxida para formar
NAD+. Este tipo de fermentación es llevada a cabo por dos tipos de células:
Descarboxilación del ácido pirúvico: cada molécula de ácido pirúvico libera una
molécula de CO2, lo que tiene como consecuencia la formación de dos moléculas de
acetaldehído.
Reducción del acetaldehído: cada molécula de acetaldehído actúa como aceptor final
de electrones y se reduce a etanol. Al aceptar los electrones de una molécula de
NADH, ésta se oxida de nuevo para regenerar el NAD +.
1. Glucólisis
2. Descarboxilación oxidativa
3. Ciclo de Krebs
4. Transporte de e- por la cadena respiratoria, donde se produce la fosforilación oxidativa
Las moléculas que forman el ciclo de Krebs participan también en otros procesos metabólicos y
pueden ser respuestas cuando es necesario por medio de las llamadas reacciones
anapleróticas.
La cadena transportadora de electrones o cadena respiratoria
El GTP, NADH y FADH2 producidos en el ciclo de Krebs, albergan la mayor parte de la energía
química que tenía la molécula de glucosa. Para que los procesos oxidativos no se detengan, el
NADH y el FADH2 deben ser oxidados de nuevo, y para ello han de ceder a otras moléculas los
electrones que captaron.
La cadena respiratoria está formada por los complejos proteicos de la membrana interna de la
mitocondria que realizan el transporte de electrones desde el NADH y el FADH 2 hasta el O2
que, junto con los H+, forman H2O (agua metabólica).
Complejo III (Citocromo b-c1): cataliza el paso de los electrones procedentes de la CoQ
al citocromo b y de éste a los citocromos c 1 y c
Complejo IV (Citocromo-oxidasa): está formado por los citocromos a y a3, que tienen
iones Cu. Recoge los electrones procedentes del citocromo c y, por medio de los
citocromos a y a3, los hace llegar hasta el O2, al cual se unen junto los dos H+ de la
matriz, para formar agua metabólica, H2O
Fosforilación oxidativa
La mitocondria puede sintetizar grandes cantidades de ATP. Los electrones fluyen en su
membrana interna desde las coenzimas NADH y FADH 2 hasta el O2, en una serie de
transformaciones redox que liberan energía. Según la hipótesis quimiosmótica, la energía que
se libera en el transporte de los electrones es empleada para bombear protones desde la
matriz al espacio intermembranoso.
La ATP-sintasa tiene dos partes diferentes: una parte F 0, que atraviesa la bicapa lipídica y forma
un canal de protones; y una parte F 1, que se proyecta hacia la materia en forma de humo y
tiene actividad enzimática como ATP-asa, es decir, cataliza la reacción de síntesis de ATP a
partir de ADP y de P.
Las dos partes de la ATP-sintasa están conectadas por un estrecho tallo asimétrico. La entrada
de los protones a favor del gradiente de concentración genera un movimiento rotatorio del
tallo dentro de la partícula F1, que da lugar a la síntesis de ATP a partir de ADP y P, en un
proceso de catálisis rotacional.
En los animales, los triglicéridos almacenados en el tejido adiposo son hidrolizados en el citosol
por enzimas que separan los ácidos grasos de la glicerina. Este proceso es estimulado por
hormonas como la adrenalina, que es liberada durante el ejercicio físico. El catabolismo de la
glicerina se lleva a cabo mediante su incorporación a la glucolisis, mientras que los ácidos
grasos liberados pueden ser oxidados en otros tejidos como el muscular para producir energía.
Los ácidos grasos almacenan una gran cantidad de energía química en sus enlaces. Esta energía
se libera mediante un proceso de respiración aerobia que se inicia con su activación y continúa
con la β-oxidación, que convierte los ácidos grasos en moléculas de acetil-CoA. El proceso
oxidativo continúa mediante etapas similares a la respiración aerobia de la glucosa: ciclo de
Krebs, cadena respiratoria y fosforilación oxidativa.
El paso a través de la membrana interna se hace por medio de una proteína, llamada carnitina,
a la que se une el ácido graso y desde la que es transferido hasta una molécula de coenzima A
en la matriz.
La β-oxidación es un proceso que se realiza por etapas y en cada una de ellas el átomo de
carbono beta del ácido graso se oxida y forma un grupo cetónico (C=O), tras lo cual se libera
una molécula de acetil-CoA.
El resultado de cada una de las etapas es la formación del ácido graso son dos átomos de
carbono menos que la anterior y dos moléculas de coenzimas reducidas (FADH 2 y NADH). La
repetición de estas reacciones rompe las moléculas de los ácidos grasos en moléculas de acetil-
CoA y produce electrones de alta energía que pueden ser transferidos a la cadena respiratoria.
En el caso de los ácidos grasos de un número impar de átomos de carbono, en la última etapa
se origina una molécula de propionil-CoA, que puede ser transformada en succinil-CoA, un
metabolito del ciclo de Krebs.
Una molécula de ácido palmítico (16 carbonos) dará lugar a 8 moléculas de acetil-CoA (2
carbonos), tras 7 etapas de β-oxidación en las que se producirán 7 moléculas de NADH y 7 de
FADH2. En cada etapa de β-oxidación se libera un acetil-CoA, hasta que el ácido graso este
completamente dividido en acetiles-CoA.
La hélice de Lynen
La β-oxidación se suele representar por medio de una hélice, conocida como la hélice de
Lynen, en la que cada vuelta representa una etapa de oxidación en la que se libera una
molécula de acetil-CoA y se genera una de FADH2 y una de NADH.
Degradación de los aminoácidos
El catabolismo de las proteínas se inicia mediante la acción de proteasas que hidrolizan los
enlaces peptídicos. Esta proteólisis tiene lugar en los lisosomas o bien en los proteosmas y da
lugar a la liberación de los aminoácidos.
Los aminoácidos glucogénicos dan lugar a ácido pirúvico o algún intermediario del ciclo de
Krebs, por lo que pueden usarse para la síntesis de glucosa en el proceso de gluconeogénesis.
Los aminoácidos cetogénicos dan lugar a acetil-CoA, que puede ser degradado en el ciclo de
Krebs o ser utilizado para sintetizar ácidos grasos.
Residuos nitrogenados
+¿¿
La eliminación del grupo amino de los aminoácidos da lugar a la formación del ion N H 4 , una
sustancia tóxica que se origina también en el catabolismo de los ácidos nucleicos y que debe
ser eliminada.
Animales amoniotélicos: son animales acuáticos que eliminan directamente los iones
N H +¿¿
4 , ya que disminuyen su toxicidad por medio de la dilución. Entre ellos destacan
los invertebrados, peces y anfibios.
La gluconeogénesis
La gluconeogénesis permite obtener glucosa a partir de ácido pirúvico, el cual puede proceder
del catabolismo de los aminoácidos o de metabolitos del ciclo de Krebs. En los mamíferos
tienen lugar en el hígado y en el riñón.
La mayor parte de las reacciones de la gluconeogénesis son inversas a las de la glucolisis pero
existen algunas diferencias entre ambos procesos debido a que la inversión de algunas de las
reacciones de la glucólisis resulta imposible.
La síntesis de una molécula de glucosa a partir de dos de ácido pirúvico incluye las etapas
siguientes:
Cada molécula de ácido pirúvico se une con una de CO 2 para formar ácido oxalacético,
una molécula del ciclo de Krebs. Este proceso tiene lugar dentro de la mitocondria y se
produce con gasto de energía en forma de ATP.
El ácido oxalacético es reducido por acción del NADH para formar ácido málico, que es
transportado al citosol. Una vez allí, este vuelve a ser oxidado a ácido oxalacético por
acción del NAD+. Esta reacción es imprescindible debido a que el ácido oxalacético no
es capaz de atravesar la membrana interna de la mitocondria.
Los electrones cedidos por las moléculas de clorofila de los fotosistemas son aportados por un
dador de electrones, que en las plantas es el H 2O, molécula quien en esta fase se rompe en un
proceso de fotólisis, lo que da lugar a la liberación de O 2 característica de la fotosíntesis
oxigénica.
Por esta razón, en este tipo de fotosistema tiene lugar además el proceso de fotólisis
del agua, una reacción de oxidación en la que se rompe la molécula de H 2O, se liberan
dos e- y dos H+ y se desprende O2, por acción de una proteína del fotosistema II
denominada complejo productor de O2.
Los huecos electrónicos del centro reactivo del fotosistema II se cubren con electrones
procedentes del H2O. Las roturas del H2O por acción de la luz (fotólisis) se produce en
el fotosistema II y libera O2, electrones y H+ que serán utilizados por la maquinaria
fotosintética.
La captación de un fotón por el fotosistema I permite que su centro reactivo P700 libere
electrones de alta energía que será transportado mediante otra cadena
transportadora de electrones hasta reducir el NADP + a NADPH. Los electrones cedidos
por las moléculas de clorofila del fotosistema I se reponen con los que llegan del
fotosistema II.
Los electrones de baja energía procedentes del H 2O son impulsados cuesta arriba en dos
ocasiones sucesivas, por acción de la energía de los fotones capturados por los pigmentos de
los complejos antena. Se generan ATP, NADPH y O 2.
Hipótesis quimiosmótica de la fosforilación
La disposición de los dos tipos de fotosistemas y del resto de los complejos proteicos en la
membrana tilacoidal permite su acoplamiento en el transporte no cíclico de electrones y su
conexión con la síntesis de ATP.
La plastoquinona reducida lleva los electrones al citocromo b 6-f y libera los protones
en el espacio tilacoidal. Por tanto, el sistema formado por la plastoquinona y el
citocromo b6-f funciona como una bomba que acumula protones en el espacio
tilacoidal y genera así un gradiente electroquímico.
Este proceso se inicia con la fijación del CO 2 a una pentosa, la ribulosa-1,5-bisfosfato (RuBP).
Esta reacción es catalizada por la enzima ribulosa-1,5-bisfosfato carboxilasa oxigenasa
(RUBISCO). Cuando la concentración de CO 2 es baja, esta enzima puede catalizar también la
unión de O2 a la RuBP, en un proceso denominado fotorrespiración.
El ciclo celular es una secuencia regular, repetitiva, de crecimiento y división celular, que
comprende 4 fases sucesivas: G1, S, G2 y M.
El ciclo comienza con la fase G1, que corresponde a la primera fase de crecimiento; continúa
con la fase S, en la cual se replica el ADN de los cromosomas; prosigue con la fase G 2, o fase de
segundo crecimiento; y finaliza con la fase M, que corresponde a un breve período
denominado mitosis.
Las fases G1, S y G2, constituyen la interfase y, a partir de la fase M, la célula puede entrar en la
fase G1 de un nuevo ciclo y dividirse otra vez o bien cesa de dividirse y entrar en la fase G 0,
durante la cual se diferencia y especializa para desempeñar su actividad concreta en un tejido.
Células que permanecen indefinidamente en fase G0: son células adultas que han
salido del ciclo celular y han perdido su capacidad de división. Se generan en el
desarrollo embrionario y tras la diferenciación celular no se vuelven a dividir y forman
parte de los tejidos especializados durante toda la vida. No se dividen y no se reponen
si se pierden por una lesión
Células madre: son células que se dividieron continuamente para dar lugar a células
hijas que pueden diferenciarse en distintos tipos celulares o permanecer como células
madre.
Los cuerpos apoptóticos son ingeridos por células vecinas y macrófagos, sin que el contenido
celular, que aún es activo, se libere al exterior. Así se evita la inflamación y el daño tisular.
Una incorrecta regulación de este proceso, tanto por exceso como por defecto de muerte
celular, ocasiona múltiples desórdenes.
El núcleo interfásico
El núcleo contiene el material genético y dirige toda la actividad celular. Está separado del
citoplasma mediante la envoltura nuclear, que a menudo está interrumpida por numerosos
poros. Se aprecia en su interior el nucleoplasma o matriz nuclear y unas zonas granulosas, que
representan la cromatina, y un corpúsculo esférico, el nucléolo, que se halla inmerso en esa
matriz.
Envoltura nuclear
La envoltura nuclear consiste en el conjunto de dos membranas a modo de esferas
concéntricas separadas por un pequeño espacio perinuclear, que es continuo con la luz del
retículo endoplasmático, y atravesadas por numerosos poros diminutos.
La membrana nuclear externa se continúa con las membranas que constituyen el retículo
endoplasmático y pueden presentar ribosomas adosados en su cara citosólica.
Los poros son estructuras que constan de un orificio, que se origina al unirse las dos
membranas nucleares, y de un complejo de naturaleza proteica, llamado complejo del poro
nuclear, que forma una estructura compuesta por ocho radios perpendiculares a la membrana.
Los poros son entidades dinámicas, que se abren y se cierran, para regular selectivamente el
transporte de macromoléculas entre el citosol y el nucleoplasma. Este transporte se realiza
mediante uniones con receptores específicos de exportación e importación nuclear.
Nucléolo
El nucléolo es una estructura casi esférica, densa y de contorno irregular, rodeada por
nucleoplasma. Ese lugar donde se procesan los ARNr y donde se ensamblan formando los
ribosomas.
En cada núcleo celular existen múltiples copias del gen que codifica para el ARN nuclear al 45
S. Estos genes se localizan en la región organizadora del nucléolo y se encuentran repartidos
en uno o varios cromosomas denominados cromosomas organizadores del nucléolo. Cuando
las fibras cromáticas de estos cromosomas se encuentran expandidas durante la interfase, los
bucles de ADN que contienen dichos genes agrupan y forman el nucléolo.
Por esta razón, este orgánulo solamente es visible durante la interfase y al principio de la
profase, ya que comienza a desaparecer al mismo tiempo que los cromosomas alcanzan su
máximo condensación durante la mitosis. Más tarde inicia su reaparición al final de la telofase.
Cromatina
En el núcleo de las células eucariotas, el ADN siempre se encuentra combinado con proteínas.
Este complejo nucleoproteínico se denomina cromatina.
Cuando la célula entra en la fase M, las fibras de cromatina duplicadas son como hilos
dispersos que se enrollan y pliegan en una serie de bucles. Estos se empaquetan y forman
bucles radiales y espirales de rosetones alrededor de un armazón proteínico que constituye el
esqueleto del cromosoma mitótico.
Número de cromosomas
Todos los individuos que pertenecen a la misma especie poseen en sus células el mismo
número de cromosomas, excepto las células reproductoras (gametos), que contienen solo la
mitad.
Los organismos diploides (2n) tienen en sus células dos juegos de cromosomas, uno
de origen paterno y otro de origen materno. Desde el punto de vista morfológico, a
cada cromosoma del juego paterno le corresponde otro idéntico del juego materno, de
manera que forman parejas de cromosomas homólogos. Ambos contienen
información para los mismos caracteres, aunque pueden expresarse de distinta forma.
Los organismos haploides (n) contienen un solo juego cromosómico. Este es el caso de
ciertas algas, las esporas de los helechos y musgos, las hifas de algunos hongos y los
gametos de los animales y de las plantas (espermatozoides y óvulos).
Cinetocoro: estructura proteica discoidal donde se insertan los microtúbulos, que separan
de manera controlada las cromátidas de cada cromosoma durante la anafase de la mitosis y
la meiosis.
La división celular consiste en dos procesos que transcurren de manera secuencial: la mitosis, o
proceso de división del núcleo, y la citocinesis, o proceso de división del citoplasma y
separación de las dos células hijas.
Mitosis
La mitosis es el proceso mediante el cual se reparte equitativamente el material cromosómico
entre las dos células hijas. Con lo cual se asegura que la información genética se transmite sin
variación de unas células a otras.
Profase
Se caracteriza por una reorganización de la arquitectura de la célula.
2. Los microtúbulos polares del uso se alargan, mediante polímerizacion de sus extremos
más, en dirección a los cromosomas. Cuando un microtúbulo polar se encuentra con el
cinetocoro de un cromosoma lo captura, mientras que los microtúbulos restantes siguen
buscando cinetocoros. Estos microtúbulos reciben ahora el nombre de microtúbulos
cinetocóricos.
3. Los microtúbulos cinetocóricos, tras una serie de tensiones, sitúan a los cromosomas en
el plano de ecuatorial del uso, de manera que uno de los cinetocoros se une a los
microtúbulos que provienen de uno de los polos y el otro cinetocoro hermano se une al
que proviene del polo opuesto. Así cada cromátida mira hacia un polo de la célula. Los
cromosomas alineados en el plano ecuatorial forman la placa ecuatorial, que es la
estructura que caracteriza la metafase.
Anafase
Los cromosomas se rompen por el centrómero y las cromátidas hermanas de cada cromosoma
se separan bruscamente. A partir de este movimiento, cada cromátida se transforma en un
cromosoma individual. El movimiento de los grupos de cromátidas durante la anafase es el
resultado de una combinación de actuaciones de los microtúbulos cinetocóricos y de los
microtúbulos polares.
Telofase
Se caracteriza porque cada grupo de cromátidas, con la misma información genética, alcanza
un polo opuesto de la célula.
1. Los microtúbulos polares se alargan separando al máximo los dos polos de la célula,
mientras que los microtúbulos cinetocóroricos se acortan hasta desaparecer, de
manera que las cromátidas llegan a los polos de la célula.
3. Las cromátidas, que en realidad son ahora los nuevos cromosomas, inician el proceso
de desenrollamiento y una vez concluido, adoptan de nuevo la estructura de fibra
cromática.
4. Los microtúbulos del huso se sueldan y forman un eje en el centro de la célula, que se
rompe por regla general, a la vez que se inicia la citocinesis. Los microtúbulos se
reorganizan, reaparece el citoesqueleto y, al final de la telofase, cada núcleo vuelve a
adoptar la forma típica de la interfase.
Citocinesis
La citocinesis consiste en la fragmentación del citoplasma, que se reparte entre las dos células
hijas mediante una serie de procesos distintos, según se trate de células animales o células
vegetales.
En la mayoría de las ocasiones, esta separación física del citoplasma comienza durante la
anafase y termina en la telofase, completándose al comenzar la interfase siguiente. La
citocinesis es un proceso distinto a la mitosis, aunque ambos están sincronizados.
Las células animales, en la región situada entre los dos núcleos, se forma un anillo
contráctil de haces de microfilamentos de actina y miosina. Éste va construyendo el
ecuador de la célula madre. A medida que el anillo se estrecha, origina un surco de
segmentación que termina por estrangular al citoplasma y separar completamente las
dos células hijas.
Meiosis
La meiosis es un tipo especial de división celular que se realiza mediante dos divisiones
celulares sucesivas, tras las cuales se obtienen cuatro células hijas haploides (n) genéticamente
distintas entre sí, que contienen la mitad del número de cromosomas que la célula madre
diploide (2n) de la que proceden.
Leptoteno
Zigoteno
Paquiteno
Diploteno
Se caracteriza porque comienza la separación de cada par de homólogos y empiezan a ser
visibles las dos cromátidas de cada cromosoma. Los complejos sinaptonémicos desaparecen y
los cromosomas homólogos se separan, aunque permanecen unidos por los puntos en los que
ha tenido lugar el entrecruzamiento denominados quiasmas.
Diacinesis
Continúa la acortamiento y ensanchamiento de los cromosomas, de manera que su alto grado
de empaquetamiento permite visualizar perfectamente las tétradas formadas por las dos
cromátidas de cada cromosoma.
Se acentúa la repulsión entre cromosomas homólogos, por lo que en las tétradas se aprecia
que las cromátidas hermanas están unidas por los centrómeros, y las cromátidas no hermanas
permanecen enlazadas por los quiasmas. Al final de esta fase desaparecen la envoltura nuclear
y el nucléolo y comienza a formarse el huso por crecimiento de los microtúbulos entre las dos
mitades de cada diplosoma.
Metafase I
En la placa ecuatorial se sitúan las tétradas, ya que los cromosomas homólogos permanecen
unidos por los quiasmas y cada par de cromátidas hermanas está en frente de sus cromátidas
homólogas, de manera que el plano ecuatorial corta los quiasmas y separa los cromosomas
homólogos, pero no atraviesa los centrómeros ni separa las cromátidas hermanas.
Esto se debe a que los dos cinetocoros de cada cromosoma se fusionan y actúan como uno
solo, de manera que los microtúbulos cinetocóricos de un polo se unen al cinetocoro
fusionado de un cromosoma, mientras que los microtúbulos del polo opuesto se unen al
cinetocoro fusionado del homologo correspondiente.
Anafase I
Se rompen los quiasmas y cada cromosoma homólogo se desplaza a un polo opuesto de la
célula. Una cromátida conserva su naturaleza inicial, ya sea paterna o materna, pero la otra es
mixta, ya que es recombinada.
Telofase I
Se regeneran el nucléolo y la envoltura nuclear alrededor de cada núcleo. Desaparecen las
fibras del huso y simultáneamente los cromosomas sufren una ligera condensación. Al finalizar
la primera división meiótica se produce la primera citocinesis, que separa el citoplasma y da
lugar a dos células con la mitad del número de cromosomas dobles (cada uno de ellos, con dos
cromátidas).
Profase II: es una etapa muy corta en la que desaparecen las membranas nucleares y
se forman dos nuevos husos.
Anafase II: se rompen los centrómeros y cada cromátida atraída por las fibras de su
cinetocoro, emigra a un polo opuesto.
En la reproducción sexual basta un único individuo progenitor para, tras sucesivas divisiones
mitóticas, formar en poco tiempo una enorme población de descendientes, todos ellos
idénticos entre sí. Pero si el medio ambiente cambia y se vuelve hostil, lo más probable es que
ningún miembro de la población logre sobrevivir, pues no existe ningún individuo que posea la
información genética necesaria para poder adaptarse a los nuevos cambios.
Pero son los sucesos exclusivos que tienen lugar durante la profase I, el entrecruzamiento y la
recombinación génica, los que confieren a la meiosis su importancia. Gracias a la meiosis, en la
metafase I, cada miembro de un par de cromosomas homólogos presenta la misma
probabilidad de pasar a cualquiera de las células hijas. Como consecuencia, cada gameto
representa una especie de resumen del código genético de cada progenitor y posee una
combinación genética distinta.
Tras la fecundación, en cada cigoto se reúnen las diversas combinaciones génicas de los
gametos masculinos y femeninos y, por tanto, cada individuo será el portador de una
combinación génica diferente, lo cual es una garantía para la supervivencia de la especie. Pues
cabe la posibilidad de que algún individuo haya heredado la combinación génica que le
permita sobrevivir a un drástico cambio medioambiental. En conclusion, la reproducción
sexual asegura la variabilidad genética de las poblaciones.
Genética clásica o mendeliana
La información genética
Lo que se hereda de los progenitores es información genética. El óvulo fecundado o cigoto, del
cual procedemos, necesita un código de instrucciones heredado del espermatozoide paterno y
del óvulo materno para dar lugar a un nuevo organismo.
La información genética se soporta sobre los largos y delgados filamentos del ADN. Esta
información se encuentra repartida en unidades de datos que se denominan genes.
Un gen es un segmento de ADN que contiene la información necesaria para la síntesis de una
cadena peptídica de una proteína. Los genes de un individuo se encuentran repartidos en una
serie de estructuras delgadas y filamentosas denominadas cromosomas, que se localizan en el
núcleo de las células eucariotas.
Cada especie posee distinto número de cromosomas en los núcleos de sus células y, por tanto,
distinto número de genes que, además, son más o menos diferentes de unas especies a otras,
dependiendo de su parentesco evolutivo.
Los genes son las unidades estructurales y funcionales de la herencia transmitida de padres a
hijos mediante la reproducción asexual o sexual y contienen la información para que se
manifiesten los caracteres heredables.
El ADN de los genes que heredamos contienen la información genética, pero son las proteínas
las encargadas de que manifestemos las características particulares heredadas de nuestros
progenitores.
Heredamos los genes, lo cual no significa que manifiesten automáticamente los caracteres
regulados por dichos genes. Para que esto ocurra, se precisa su expresión (transcripción y
traducción), y aquí es donde interviene la capacidad moduladora del ambiente.
Esta distinción entre genotipo y fenotipo refleja una división entre las funciones
desempeñadas por los ácidos nucleicos (genotipo) y las proteínas (fenotipo).
Tras cientos de miles de replicaciones del ADN, es probable que se produzca algún error en la
réplica al colocarse las bases. Las mutaciones son errores en la secuencia de bases del ADN,
que se transmiten a todas las células descendientes de la célula mutada, lo cual puede suponer
una alteración en la secuencia de un gen, que se traducirá en una modificación de la secuencia
de aminoácidos de una proteína.
Los genes contienen la información para que se manifiesten los caracteres heredables, pero un
gen puede modificarse mediante mutaciones que dan lugar a la aparición de dos o más formas
mutadas de dicho gen, denominadas alelos.
Cuando existen varias formas alélicas de un gen, el alelo más extendido en una población se
denomina alelo normal o salvaje, mientras que los otros más escasos se conocen como alelos
mutados.
La teoría de la herencia por mezcla, según la cual los caracteres aportados por el
espermatozoide del padre y el óvulo de la madre se mezclaban en el momento de transmitirse
a los hijos a través de una serie de fluidos, de manera que los caracteres, una vez mezclados y
fusionados, ya no podían volver a separarse.
Carácter cualitativo: es aquel que presenta dos alternativas claras, fáciles de observar,
reguladas por un único gen (carácter monogénico) que presenta dos formas alélicas,
que se pueden representar por dos letras, una mayúscula (A) y otra minúscula (a).
Locus
Es el lugar que ocupa cada gen a lo largo de un cromosoma.
Cromosomas homólogos
Los cromosomas homólogos son iguales desde el punto de vista morfológico, pero desde el
punto de vista genético, ambos cromosomas poseen información para los mismos caracteres,
pero los genes que regulan dichos caracteres pueden tener la misma o distinta expresión
génica, es decir, la misma o distinta forma alélica.
Heterocigótico o híbrido
Son los individuos que poseen dos alelos distintos Aa para un determinado carácter y se
obtienen al cruzar dos homocigóticos. Si dos individuos difieren en un solo carácter, se
denominan monohíbridos; si lo hacen en dos caracteres, se llaman dihíbridos; y cuando la
diferencia corresponde más de dos caracteres, polihíbridos.
Herencia dominante
Se dice que un carácter tiene herencia dominante cuando en el híbrido Aa solo se expresa el
alelo dominante A. El alelo recesivo a debe encontrarse en homocigosis para poder expresarse.
Esta relación de dominancia se representa con el símbolo A ¿ a.
La probabilidad de aparición de los distintos tipos de gametos que pueden formarse tras la
meiosis de un híbrido (Aa), se calcula de la siguiente manera:
p(S1): probabilidad de que el individuo (Aa) forme gametos A = probabilidad de que forme
gametos a = 1/2.
p(S2): probabilidad de que el individuo (Aa) forme gametos A = probabilidad de que formen
gametos a = 1/2.
Probabilidad compuesta
Si ocurren a la vez dos sucesos independientes, la probabilidad de que ambos sucesos ocurran
al mismo tiempo es igual al producto de las probabilidades individuales. Por tanto, la
probabilidad de aparición de cada una de las combinaciones genéticas (AA, aa, Aa, Aa) de los
descendientes formados tras la fecundación es p(S 1) X p(S2) = 1/2 + 1/2 = 1/4.
Probabilidad total
La probabilidad de que dos sucesos independientes puedan ocurrir alternativamente, uno u
otro, es la suma de las probabilidades individuales. Aa = 1/4 (probabilidad del genotipo Aa) +
1/4 (probabilidad del genotipo Aa) = 1/2.
Para averiguar cuál es el genotipo, dominante o recesivo, correspondiente a cada uno de los
fenotipos y para deducir las leyes genéticas que rigen la transmisión de los caracteres de los
monohíbridos con herencia dominante, se procede de la siguiente manera:
Se observan los tipos de gametos formados por cada progenitor tras la meiosis y se
calcula su probabilidad de aparición. Al efectuar la meiosis se comprueba que todos los
gametos del progenitor AA son portadores del alelo A, por lo tanto, su probabilidad de
aparición es 1. Por la misma razón, el progenitor aa origina gametos que contienen el
alelo a y su probabilidad de aparición, también es 1.
Primera generación filial (F1): la fecundación entre los gametos A y a da lugar a individuos
Aa. Todos los individuos pertenecientes a la F1 son heterocigóticos (híbridos) y, puesto
que su fenotipo es amarillo, se deduce que este es el mismo fenotipo del progenitor
dominante AA, mientras que el fenotipo parental recesivo es el verde de genotipo aa.
Retrocruzamiento de prueba
Si se conocen los genotipos parentales, podemos averiguar el genotipo y el fenotipo de la
descendencia, así como su probabilidad de aparición. Si se conocen el fenotipo y el genotipo
de la descendencia y sus frecuencias observadas, se pueden deducir el genotipo y el fenotipo
de los parentales.
caracteres: dihíbridos
En los experimentos con híbridos en los que se manifiesta la genética mendeliana, se estudia la
herencia simultánea de dos caracteres, cada uno de ellos regulado por un gen que representa
dos formas alélicas y en ambos existe relación de dominancia. Además, los genes que regulan
ambos caracteres se localizan en pares de cromosomas homólogos distintos.
Se consideran dos caracteres, el color (amarillo o verde) y el tipo de piel (liso o rugoso) que
manifiestan herencia dominante. El fenotipo amarillo (AA o Aa) domina sobre el fenotipo
verde (aa) y el fenotipo liso (LL o Ll) domina sobre el fenotipo rugoso (ll).
Generación parental (P): se cruzan dos variedades homocigóticas AA LL con aa ll. Tras
la meiosis, los parentales AA LL producen gametos AL con probabilidad de
aparición = 1, mientras que los parentales aa ll gametos al con probabilidad de
aparición = 1.
Suponemos que los alelos responsables del color y los alelos responsables del tipo de
piel se localizan en pares de cromosomas homólogos distintos. Tras la meiosis, los
híbridos Aa Ll pueden originar 4 tipos de gametos distintos AL, Al, aL y al. Cada uno de
ellos, con una probabilidad de aparición de 1/4.
A partir de los fenotipos parentales se produce la disyunción entre los dos caracteres,
de manera que se transmite a la descendencia por separado, independientemente, y
se combinan de todas las maneras posibles.
No existe ligamiento entre los dos caracteres, ya que el fenotipo de color y tipo de piel
no tienen una relación de dominancia entre ellos y pueden formar 4 fenotipos
(amarillo-liso, amarillo-rugoso, verde-liso, verde-rugoso) en la proporción 9:3:3:1.
Retrocruzamiento de prueba
Para comprobar que la hipótesis de la distinción independiente de los caracteres es cierta, se
lleva a cabo el cruzamiento entre el híbrido Aa Ll y la variedad homocigótica recesiva aa ll. Si
los fenotipos de la descendencia son amarillo-liso, amarillo-rugoso, verde-liso y verde-rugoso y
se encuentran en la proporción 1:1:1:1, la conclusión a la que se llega es que efectivamente el
dihíbrido Aa Ll forma cuatro tipos de gametos distintos (AL, Al, aL y al) como consecuencia de
la segregación independiente de los alelos durante la meiosis y de su combinación al azar en la
fecundación.
No siempre se cumple, es decir, no es una ley de aplicación universal, pues se ha partido del
supuesto de que los genes se localizan en pares de cromosomas homólogos distintos. Lo que
es una excepción, ya que existen numerosos caracteres cuyos genes se localizan en el mismo
par de cromosomas homólogos y tienen tendencia a heredarse juntos. De hecho, las
proporciones fenotípicas 9:3:3:1 no siempre se cumplen y existen numerosas excepciones a
esta regla.
Genes pleiotrópicos
Los genes pleiotrópicos son aquellos que manifiestan más de un efecto fenotípico distinto,
como el pelaje negro o agutí (homocigótico) con la variedad de pelaje amarillo
(heterocigótico). Este carácter está regulado por un gen que tiene dos alelos, pero en este caso
se puede considerar que el gen responsable del color del pelaje controla también el carácter
supervivencia.
AY¿A respecto del carácter color: el pelaje amarillo (AA Y) es dominante sobre el pelaje negro
(AA). No existe la combinación (AYAY) porque mueren antes de nacer.
A¿AY respecto del carácter supervivencia: los individuos que sobreviven, en homocigosis
dominante (AA) o en heterocigosis (AAY), dominan sobre la combinación letal en homocigosis
recesiva (AYAY).
Genes letales
Los genes letales son aquellos que cuando se expresan, provocan la muerte de sus portadores
y pueden ser dominantes o recesivos.
Cuando son dominantes, proceden por mutación del alelo salvaje y se manifiesta en
homocigosis y en heterocigosis, lo que provoca la muerte del individuo portador. Por esta
razón no se consideran en los estudios de cruzamiento, ya que el gen letal desaparece con su
portador.
Por el contrario, cuando son recesivos, solo provocan la muerte del portador en homocigosis
recesiva, de manera que el desarrollo de los homocigóticos dominantes y heterocigóticos es
normal, por lo que se pueden transmitir de unas generaciones a otras.
Cuando los genes letales son recesivos, las proporciones fenotípicas de la F 2 resultantes del
cruzamiento entre dos híbridos se ven alteradas por que nace 1/4 parte menos de los
individuos esperados.
La forma de la cresta de las gallinas está controlada por la interacción de dos genes localizados
en cromosomas homólogos distintos. Cada uno de los cuales posee dos alelos, entre los que se
da la relación de dominancia.
El color del pelaje de los ratones depende de dos genes, cada uno de los cuales posee dos
alelos, entre los que se da la relación de dominancia. El alelo C es necesario para que exista
pigmentación en el pelaje, pero la del alelo c está mutado y no se sintetiza ningún pigmento,
por lo que la combinación homocigótica recesiva (cc) originará ratones albinos. Por otra parte,
el alelo R (RR y Rr) determina el color negro, mientras que la combinación rr da lugar el color
marrón.
En este caso, el resultado del cruzamiento entre dos individuos heterocigóticos de color negro
(Cc Rr X Cc Rr) origina una descendencia con las siguientes proporciones fenotípicas: 9/16 de
color negro (CC RR, Cc RR, CC Rr y Cc Rr), 3/16 de color marrón (CC rr y Cc rr) y
4/16 albinos (cc RR, cc Rr y cc rr).
Thomas H. Morgan llegó a la conclusión de que los factores mendelianos son los genes que,
cuando están localizados en el mismo cromosoma, tienden a liberarse juntos y se denominan
los genes ligados.
Genética humana
En la especie humana existen numerosos caracteres, tanto normales como patológicos, que se
heredan de la misma forma que explicó Mendel. Se dice que presentan herencia mendeliana.
Algunos caracteres están regulados por genes localizados en los autosomas, por lo que
manifiestan herencia autosómica. Otros dependen de genes localizados en los cromosomas
sexuales, por lo que su herencia se encuentra ligada al sexo, es decir, heredar un carácter está
ligado a la condición masculina o femenina.
El factor Rh es un ejemplo de carácter que presenta herencia autosómica recesiva, que está
regulado por un gen con dos alelos, R y r, y manifiestan relación de dominancia. El alelo R
codifica para la síntesis de un factor proteico en la membrana del eritrocito, mientras que el
alelo r carece de esta capacidad. Existen dos fenotipos posibles, los individuos que presenten
este factor proteico son Rh+, su genotipo puede ser RR y Rr, y los que no lo poseen Rh -, su
genotipo es rr.
Consanguinidad
La consanguinidad entre dos individuos hace referencia al grado de parentesco genético
existente entre ellos, pues ambos proceden de un antepasado común. Si en este antepasado
se produjo una mutación patológica recesiva, lo normal es que se haya transmitido a la
descendencia más inmediata, convirtiéndolos al menos en portadores. El problema de las
uniones consanguíneas es que pueden engendrar hijos afectados por alguna anomalía que se
manifiestan cuando el hijo hereda el alero mutado en homocigosis recesiva.
Ambos están compuestos por un pequeño segmento homólogo, donde se localizan genes que
regulan los mismos caracteres, y otro segmento diferencial, característico de cada uno de
ellos. En este último se ubican los genes exclusivos tanto del cromosoma X (caracteres
ginándricos) como del Y (caracteres holándricos).
La probabilidad de que una pareja tenga un hijo es igual a la probabilidad de que tenga una
hija, cuyo valor es en ambos casos es 1/2.
El hombre puede ser normal respecto al trastorno genético (XY) o hemofílico (X hY). La
mujer puede ser normal (XX), portadora (XhX) o hemofílica (XhXh). En este último caso,
en realidad, no suelen llegar a nacer porque esta combinación homocigótica recesiva
es letal, provoca la muerte del feto.
Debido a una serie de experimentos, se identificó la naturaleza molecular del gen. Se demostró
que los genes no eran proteínas, sino moléculas de ADN. Se diseñó un modelo de la molécula
de ADN en forma de doble hélice que describía perfectamente su estructura química y
permitía explicar las dos funciones esenciales del gen: almacenar y expresar la información
necesaria para que un individuo desarrolle todos los caracteres y transmitir esa información de
generación en generación.
El ADN se replica y heredamos copias del ADN paterno y materno (genotipo), en cuyas
moléculas se localizan los genes. Estos poseen mensajes codificados y, cuando se expresan
(transcriben y traducen) se forman las diversas proteínas, que ejecutan las órdenes y ponen de
manifiesto los caracteres heredados.
Para transmitir los mensajes génicos en una misma célula, la información fluye desde el ADN
hasta el ARN (transcripción) y desde éste a las proteínas (traducción). La replicación del ADN es
un mecanismo que permite a las células hijas contener la misma información genética que la
célula madre de la que proceden.
A partir del origen de replicación, se forman unas estructuras conocidas como burbujas de
replicación, que se extienden a lo largo del cromosoma en sentidos contrarios y dan lugar a
dos horquillas de replicación, donde las dos hebras del ADN parental están separadas y actúan
como moldes o patrones para la síntesis de 2 nuevas cadenas de ADN. Por esta razón se dice
que la replicación es bidireccional.
Para que la doble hélice se desenrolle, sin que las hebras circulares acaben enredándose,
interviene un conjunto de proteínas y enzimas que, junto con las enzimas ADN polimerasas,
constituyen un aparato molecular de replicación denominado replisoma.
En primer lugar, actúan las enzimas helicasas, que facilitan el desenrollamiento de la doble
hélice y, para eliminar las tensiones generadas por la torsión de las dos hebras al
desenrollarse, intervienen enzimas girasas y topoisomerasas.
Las proteínas SSBP se unen a las hebras molde del ADN para estabilizarlas y que no se vuelvan
a enrollar.
Inicio de la síntesis: se debe a que la ADN polimerasa III es incapaz de iniciar por sí sola la
síntesis de una nueva cadena, solo pueden elongarla. Pues para adicionar
desoxirribonucleótidos requiere una cadena previamente formada que suministre un grupo
hidroxilo (-OH) 3´ que esté libre. Para ello necesita la colaboración de una enzima ARN
polimerasa.
Sentido de lectura de la hebra molde: la ADN polimerasa III solo sabe leer las secuencias de las
hebras molde en el sentido 3´→ 5´, mientras que las nuevas cadenas se sintetizan y crecen en
el sentido 5´→ 3´. Por tanto, de las dos hebras molde del ADN, la que está orientada en el
sentido 3´→ 5´ es copiada de manera continua por esta enzima y la nueva réplica que crece en
el sentido 5´→ 3´ recibe el nombre de hebra conductora o líder.
Para que el ADN polimerasa III pueda leer la otra hebra molde antiparalela, orientada en el
sentido 5´→ 3´, se abren porciones de la hebra suficientemente grandes que permitan a la
enzima ir retrocediendo para poder leer en el sentido adecuado y así sintetizar pequeños
fragmentos de ADN, llamados fragmentos de Okazaki.
Estos fragmentos crecen en el sentido 5´→ 3´ y más tarde se unen para formar la otra réplica,
que recibe el nombre de hebra retardada, por que tarda más tiempo en sintetizarse, ya que la
enzima debe esperar a que la horquilla de replicación se vaya abriendo lo suficiente para
retroceder y volver a comenzar su trabajo.
Tanto la hebra conductora como los fragmentos de Okazaki comienzan con la síntesis del ARN
primer, que posteriormente se elimina.
Más tarde actúa el ADN polimerasa I, cuya actividad exonucleasa elimina el ARN
cebador de cada fragmento. El hueco que queda es rellenado por la ADN polimerasa I,
que sustituye el ARN cebador por ADN, con una secuencia complementaria a la del
molde. Por último, interviene una enzima ADN ligasa para unir los diferentes
fragmentos hasta formar la hebra retardada.
Corrección de los errores
La actividad de las enzimas ADN polimerasas debe ser exacta, rápida y fiel, pues la vida entera
y su continuidad dependen de que la información genética se transmita con fidelidad de
generación en generación.
Las enzimas ADN polimerasa I y III, además de polimerizar, son autocorrectoras, ya que
realizan una doble lectura después de cada proceso de polimerización. La ADN polimerasa
mira hacia atrás antes de incorporar el nucleótido siguiente y, si detecta un error en el
apareamiento, elimina el último nucleótido (actividad exonucleasa) y vuelve a introducir el
nucleótido adecuado.
En E.coli, la actividad de las enzimas ADN polimerasas I y III comete un error de apareamiento
por cada 106 nucleótidos adicionados. La posterior actividad autocorrectora de estas mismas
enzimas reduce el error de apareamiento a uno por cada 10 8 nucleótidos adicionados.
Existe una maquinaria enzimática que corrige los posibles errores cometidos por las ADN
polimerasas I y III, en el ADN recién sintetizado, que se domina corrección posreplicativa. La
corrección posreplicativa incrementa unas 100 veces la exactitud de la réplica, con lo que se
alcanza la increíble perfección de un error por cada 10 10 pares de bases.
Esta corrección se realiza por medio de enzimas correctoras agrupadas en la replicación, que
detectan el nucleótido mal emparejado, lo eliminan y regeneran la secuencia correcta:
La replicación del genoma eucariota transcurre en la fase S del ciclo celular, de modo similar al
descrito para los procariotas. Es semiconservativa y bidireccional, la hélice conductora se
sintetiza de manera continua y la retardada de manera discontinua, en forma de fragmentos
de Okazaki, que luego se unen, y también se requiere un ARN cebador para que se inicie la
replicación del ADN. Las diferencias son:
Después de ser eliminado del ARN cebador del extremo 5´ de cada una de las hebras recién
sintetizadas, el hueco que queda no lo pueden rellenar las enzimas ADN polimerasas porque
no encuentran extremos hidroxilos 3´ libres sobre los que adicionar nuevos nucleótidos.
Los telómeros, con sus sucesivos acortamientos, indican a la célula cuantas divisiones celulares
son aún posibles hasta que llegue el momento en que se debe cesar toda actividad.
El acortamiento de los telómeros puede ser neutralizado en algunas células, como las células
madre y las células cancerosas, gracias a la acción de una enzima, llamada telomerasa, que las
convierten en células inmortales.
Los ribosomas son capaces de fabricar una enorme diversidad de proteínas a partir de la
información contenida en los genes, pero son incapaces de traducir directamente del ADN,
solo pueden traducir desde el ARNm. En el proceso de traducción colaboran junto al ARNm, los
ARNr y los ARNt.
Los lugares en los que transcurren los procesos de transcripción y de traducción son diferentes
en células procariotas y eucariotas:
Procariotas Eucariotas
Existen genes que se transcriben, pero no se traducen, ya que son portadores de información
para la síntesis de determinados tipos de ARN como el ARNt y el ARNr que colaboran en el
proceso de biosíntesis de proteínas.
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HAZLO POR CRIS, JAVI, VERO, TERE, MARIA, CHOCHE Y PAU
VAMOOOOOS HOSTIAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
Un solo tipo de ARN polimerasa para la síntesis Hay 3 clases de ARN polimerasas:
de las 3 clases de ARN: ARNm, ARNr y ARNt. ARN polimerasa I: síntesis de ARNr
ARN ARN polimerasa II: síntesis de ARNm
polimerasa ARN polimerasa III: síntesis de ARNt y
otros de pequeño tamaño.
Maduración Solo en el ARN transcrito primario, precursor Se da en los transcritos primarios precursores de
del ARN del ARNt y ARNr. los 3 tipos de ARN: ARNm, ARNt y ARNr.
transcrito
La transcripción en eucariotas: síntesis del ARNm en el núcleo
En los eucariotas, todos los tipos de ARN se sintetizan en el núcleo y luego se exportan al
citoplasma a través de los poros nucleares para que participen en la traducción. Pero hay que
considerar que en los eucariotas, las mitocondrias y los cloroplastos, poseen cierta cantidad de
genes que se transcriben para formar ARN mitocondrial y ARN cloroplastos.
La cadena de ADN que se utiliza como molde para obtener una réplica complementaria y
antiparalela de ARN, se denomina hebra molde. La otra cadena del ADN complementaria de la
hebra molde se denomina hebra informativa. La hebra molde siempre es el sentido 3´ →5´ y la
cadena del ARN transcrito va creciendo en sentido 5´→3´.
Cuando se representan las dos cadenas de un gen, la cadena superior es la hebra informativa
escrita en sentido 5´→3´ y la cadena inferior, la hebra molde, escrita en sentido 3´ →5´.
Ribonucleótidos
Reconocer las secuencias promotoras que marcan el inicio de la transcripción para la cual necesita la
ayuda de otras proteínas, los factores de transcripción.
Recorrer la hebra molde en sentido 3´→5´, leer la secuencia de sus bases y seleccionar en cada momento
el ribonucleótido trifosfato, cuya base debe ser complementaria a la base del molde. Teniendo en
cuenta que, en este caso, la relación de complementariedad entre bases es G-C y A-U.
Catalizar la formación del enlace éster entre los nucleótidos, si el que ha sido seleccionado es, en efecto,
el complementario. La enzima cataliza su hidrólisis separando su resto pirofosfato del nucleótido
monofosfato que se incorpora a la cadena del ARN en formación mediante un enlace éster y para ello
utiliza la energía desprendida en la hidrólisis.
La mayor parte de los genes eucariotas que codifican para proteínas están fragmentados, por
lo que se transcriben tanto los intrones como los exones.
Iniciación
Para asegurar que la enzima ARN polimerasa II transcriba determinados genes en el momento
preciso y a una velocidad adecuada, existen en los genes eucariotas 3 clases de secuencias
reguladoras: el promotor, las potenciadoras y las silenciadoras. Todas ellas se activan mediante
una compleja maquinaria formada por diversos factores proteicos de transcripción.
Las secuencias potenciadoras (enhancers) están situadas mucho más lejos, entre -200
y -10000, y sobre ellas se unen los factores activadores de la transcripción. Estas
moléculas activadoras cumplen dos funciones:
La enzima ARN polimerasa II recorre la hebra molde en sentido 3´ →5´, mientras que la cadena
de ARNm transcrito primario o pre-ARNm continúa creciendo en la dirección 5´ →3´,
transcribiéndose tanto los intrones como los exones.
Terminación
Maduración postranscripcional
La maduración del pre-ARNm consiste en un conjunto de modificaciones en ambos extremos
de la molécula en la eliminación de intrones y en la alteración de ciertas secuencias
codificantes de algunos ARNm.
Poco después de iniciada la transcripción del gen, se le añade al extremo 5´ del pre-ARNm un
resto de mentil-guanosina trifosfato. Esta especie de caperuza de guanosina metilada protege
al ARNm del ataque de las nucleasas y evita su inmediata degradación en el núcleo. Además,
está caperuza es reconocida por los ribosomas como lugar de inicio de la traducción.
Adición en 3´ de una cola de poli-adenina (poli-A)
Los genes eucariotas se encuentran en su mayor parte fragmentados. Puesto que se transcribe
todo el gen, el pre-ARNm tiene la misma longitud que el gen que lo codifica, ya que contiene
tanto las secuencias denominadas exones, que serán traducidas porque poseen información
para la síntesis de las proteínas correspondiente, como las secuencias intercaladas llamadas
intrones, que no codifican para la síntesis de proteínas y deben ser eliminadas.
Durante el proceso de maduración del pre-ARNm se eliminan intrones y se unen entre sí los
exones.
El corte de los intrones y el pegado de los exones se realiza con la ayuda de un conjunto de
ribonucleoproteínas pequeñas nucleares (RNPsn - contienen pequeñas moléculas de ARN
pequeño nuclear ricos en uracilo – ARNsn), que constituyen una maquinaria molecular
encargada de realizar el splicing y recibe el nombre de espliceosoma.
Existe otra modalidad de corte y empalme que se ha descubierto en ciertos organismos que
poseen intrones autocatalíticos, con la capacidad de autocortar sus intrones y autopegar sus
exones sin necesidad del espliceosoma.
Sin embargo, se ha descubierto que en todas las células y en algunos virus existen enzimas
retrotranscriptasas que son capaces de invertir el flujo de información genética al sintetizar
ADN a partir de ARN.
Como todos los virus carecen de la maquinaria enzimática necesaria para sintetizar sus propios
componentes y por ello deben infectar e invadir una célula. Se pueden encontrar en forma de
virus infectantes, constituidos por una envoltura proteica o cápside, en cuyo interior se aloja la
hebra de ARN junto con la enzima retrotranscriptasa. También adoptan la estructura de
provirus formados por una doble hebra de ADN que está integrada en un cromosoma de la
célula hospedadora infectada.
También existen retrovirus que pueden transportar otros genes procedentes de organismos de
la misma o de distinta especie, de manera que su inserción puede modificar la información
genética de la célula infectada y ser causa de una mutación perjudicial o por el contrario de la
adquisición de nuevas capacidades que mejoran su adaptabilidad.
No se descarta que los retrovirus, junto con los demás virus, pueden ser los responsables de la
transferencia horizontal de información génica entre especies distintas. Este mecanismo
podría ser una de las posibles causas del cambio evolutivo que ha podido contribuir al
fenómeno de la especiación al producir macromutaciones.
Ciclo vital de un retrovirus
Fijación y entrada: el retrovirus se une a determinados receptores de la membrana de
los linfocitos Th y penetra en la célula al fusionarse su envoltura membranosa con la
membrana plasmática. Una vez en el interior se despoja de su cápside proteica y
quedan libres las dos hebras de ARN y las enzimas retrotranscriptasas que transportan.
Los retrovirus hacen uso de su enzima retrotranscriptasa para obligar a que el flujo de la
información génica se invierta y retorne del ARN al ADN.
Integración: se formó una doble hélice de ADN vírico que se integra en el genoma de
la célula hospedadora y se convierte en provirus.
Gemación:
una vez
formados
los
retrovirus, abandonan la célula mediante un proceso de gemación para volver de
nuevo a la vida libre con capacidad para infectar a otras células.
El genoma
Genoma vírico
Los genomas víricos están formados por una molécula lineal o circular de ADN o ARN, que
incluye un pequeño número de genes. Tiene un importante papel en la evolución celular
debido a su gran facilidad para transferir secuencias de ácidos nucleicos de unas células a otras
y de unas especies a otras.
Genoma de procariotas
El genoma de las células procariotas está formado por un cromosoma circular de ADN que
tiene genes sin intrones. La mayor parte de las bacterias pueden tener además un número
variable de plásmidos, que son moléculas circulares de ADN extracromosómico mucho más
pequeñas que el cromosoma y que contienen genes que no son esenciales para el crecimiento
y la reproducción de la célula.
La organización del genoma nuclear eucariota es compleja. El genoma humano hace referencia
a la totalidad de la información genética almacenada en el ADN de sus células, e incluye el
genoma nuclear y el genoma mitocondrial.
Debe tenerse en cuenta que cada célula diploide contiene la información genética duplicada,
pues será un juego cromosómico del padre y otro de la madre. Por lo que el genoma nuclear se
refiere al contenido de un solo grupo haploide de los cromosomas humanos y está compuesto
por pares de bases de ADN repartidas en 24 secuencias cromosómicas distintas (22 genes
autosómicos y 2 sexuales).
Genes y secuencias relacionadas con genes: representan una pequeña parte del genoma e
incluyen a las secuencias de ADN codificante y no codificante relacionadas con genes.
La mayor parte de los genes que presentan herencia mendeliana son secuencias
de ADN no repetidas, pero existen otros genes, como los que codifican para las
histonas o para los ARNr y ARNt, de los que existen múltiples copias.
Para que los aminoácidos puedan situarse en la posición correcta, necesitan intérpretes que
actúan de intermediarios entre los ácidos nucleicos y las proteínas, las moléculas de ARNt.
Los ARNt son los verdaderos artífices de la traducción, pues se encargan de mantener las
correspondencias entre los tripletes del ARNm y los aminoácidos. Durante la traducción hace
falta dos tipos de reconocimiento altamente específicos para que la transferencia de la
información genética entre el ARNm y la proteína se realice fielmente:
El que lleva a cabo el ribosoma cuando facilita el ensamblaje de cada codón con su
anticodón correspondiente.
Por un lado, cada ARNt se une específicamente con un único aminoácido determinado. Para
ello, la enzima aminoacil-ARNt-sintetasa actúa como adaptador, ya que dispone de dos sitios
activos altamente específicos; uno que reconoce el aminoácido y el otro identifica
determinadas secuencias de bases características de cada ARNt. Esta enzima cataliza el enlace
entre el grupo carboxilo (-COOH) del aminoácido con el grupo hidroxilo (-OH), perteneciente al
ribonucleótido de adenina del extremo 3´ del ARNt.
Consiste en que los ARNt cargados con sus aminoácidos reconocen y se unen específicamente
mediante su anticodón con los correspondientes tripletes o codones del ARNm. En esta fase
interviene como adaptador el ribosoma. Cada ribosoma posee un complejo sistema de
proteínas y moléculas de ARNr, que le confieren una estructura acanalada capaz de albergar
simultáneamente al ARNm y a los diferentes ARNt cargados con sus aminoácidos. En su
interior, tiene lugar la formación del enlace peptídico entre los aminoácidos.
Balanceo de la tercera base y degeneración del código genético
Puesto que no hay una relación directa entre los tripletes del ARNm y los aminoácidos, la causa
de la degeneración debe encontrarse en las moléculas de ARNt. Ya que la complementariedad
entre el codón y el anticodón solo es estricta en lo que se refiere a las dos primeras bases del
anticodón, leídas en sentido 3´→5´. Mientras que puede haber cierta relajación en lo que
concierne a la tercera base del anticodón (extremo 5´), que se puede aparear no solo con su
base complementaria normal del codón, sino también con otras bases distintas.
Gracias al balanceo, es posible que un mismo ARNt pueda unirse con su anticodón a codones
distintos que especifican al mismo aminoácido y por tanto, también es posible que pueda
existir más de un ARNt diferente para ciertos aminoácidos.
Se denominan isoaceptores a las diferentes ARNT con anticodones distintos que aceptan al
mismo aminoácido.
La lectura por los ribosomas del mensaje genético transportado por el ARNm que conduce a la
síntesis de una cadena peptídica, es un proceso similar en procariotas y eucariotas, y en ambos
casos se divide en 3 etapas sucesivas.
Iniciación de la traducción
El primer paso de la traducción en eucariotas consiste en la construcción del complejo de
iniciación 80 S, que está formado por un ribosoma unido al ARNm y al ARNt iniciador ( ARNt i )
Met
cargado con el aminoácido metionina ( ARNt i ¿.
La formación del complejo de iniciación se lleva a cabo en varias fases sucesivas:
3. La subunidad pequeña del ribosoma se desplaza por el ARNm en sentido 5´ →3´, con la
energía aportada por el ATP y rastrea la secuencia del ARNm hasta encontrar el primer
Met
codón de iniciación AUG. En este momento se produce la unión del ARNt i , el cual
posee el anticodón UAC.
Met
4. Al encajar el ARNt i exactamente en el codón de iniciación AUG, se liberan los FI y
dejan paso a la subunidad mayor del ribosoma (60 S), que se acopla con la subunidad
Met
pequeña, el ARNm y el ARNti , para formar el complejo de iniciación (80 S) completo
y funcional. En la subunidad mayor del ribosoma se localizan 3 hendiduras o sitios de
fijación: A, P y E.
La traducción comienza por el triplete iniciador AUG, que esté más próximo a la caperuza de
metil-guanosina-trifosfato del ARNm en el extremo 5´.
Interviene un segundo factor de elongación que, utilizando la energía suministrada por el GTP,
obliga al ribosoma a desplazarse exactamente 3 nucleótidos a lo largo del ARNm en sentido 5´
→3´. Primero se trasloca y avanza la subunidad grande del ribosoma, quedando un nuevo
codón en un sitio A libre, y luego lo hace la subunidad pequeña. Este desplazamiento trasloca
todo el complejo peptidil-ARNt-ARNm del sitio A al P.
Fases sucesivas
La entrada de un tercer ARNt cargado con su correspondiente aminoácido provoca la salida del
ARNtMet del sitio E y se repiten las 3 fases anteriores. Así transcurre el proceso de elongación
mediante las sucesivas entradas de los ARNEt cargados con sus correspondientes aminoácidos,
hasta que se incorpora el último aminoácido a la cadena peptídica.
Pero a veces, el plegamiento no es espontáneo, muchas proteínas son incapaces por sí solas de
alcanzar su conformación nativa y requieren la actuación de las chaperonas moleculares. Las
chaperonas moleculares son un grupo diverso de proteínas que proporcionan un entorno
seguro para que las cadenas peptídicas puedan plegarse correctamente.
Sin embargo, las proteínas cuyo destino es ser componentes estructurales de las membranas,
hormonas o enzimas que van a ser enviadas al exterior de la célula o al interior de los
lisosomas, se sintetizan mediante ribosomas localizados en la superficie de las membranas del
retículo endoplasmático rugoso RER.
Debe existir algún tipo de código o señal que indique el destino de las proteínas. En este caso
es la propia cadena peptídica la que posee la señal adecuada que marca su destino, la
secuencia o péptido señal. Esté está formado por unos aminoácidos que se traducen en primer
lugar en la región próxima al extremo N-terminal de la cadena peptídica en formación y decide
donde se dirigirá la proteína.
Todas las células están obligadas a responder continuamente a los diversos cambios
producidos en el ambiente en el que viven. Las respuestas a dichos estímulos consisten
esencialmente en modificaciones de la actividad metabólica, aunque también pueden cambiar
su comportamiento.
Para evitar el malgasto de energía, las células utilizan en cada instante aquella fracción de la
información genética que resulta realmente necesaria para dar respuesta a la variación de los
factores ambientales. Para ello, activan los genes y reprimen otros, de esta manera, sintetizan
rápidamente las proteínas que necesitan e interrumpen su síntesis, cuando ya hay exceso de
las mismas.
La regulación de la expresión génica, en procariotas, se lleva a cabo mediante un sistema
semejante a un conmutador que puede estar encendido o apagado. Mientras que, en las
células eucariotas, la regulación de la expresión génica se asemeja a un ordenador que procesa
la combinación adecuada de múltiples señales y decide si un gen se activa o no.
Las células de los organismos pluricelulares deben responder rápidamente a una gran variedad
de mensajes químicos internos que reciben en forma de hormonas, neurotransmisores y
demás mensajeros procedentes de los sistemas de coordinación. Sobre todo, deben responder
en la etapa del desarrollo embrionario a un conjunto de decisiones programadas que indican
que genes exactamente se van a activar y cuáles se van a reprimir.
Metilación del ADN: la adición de grupos metilo (-CH3) a las bases del ADN silencia la
expresión génica. Las regiones metiladas del ADN facilitan que determinadas regiones
de la doble hélice del ADN, en donde se localizan las secuencias reguladoras, adopten
la conformación Z.
Por otra parte, la metilación de las colas de histonas ejerce el efecto contrario,
aumenta la condensación de la cromatina y, por tanto, favorece la inactivación génica.
Control de la transcripción
Se lleva a cabo mediante:
No tienen una posición fija en el cromosoma y saltan de un lugar a otro del genoma en cada
generación, provocando inestabilidad en sus genes. Cuando los genes saltarines se insertan en
las secuencias codificantes o reguladoras de un gen, pueden dar lugar a su inactivación o a su
sobreactivación. Pueden ser de 2 tipos, retrotransposones y transposones.
Factores de la transcripción
También es posible que un gen se reprima al cabo de un tiempo después de haber sido
activado para dar una respuesta a un factor del ambiente interno, en este caso bastaría con
que otros factores inhibidores de la transcripción se unieran a la secuencia silenciadoras y
dificultaran el acceso de la ARN polimerasa al promotor.
Esto quiere decir que un mismo gen eucariota que contiene varios exones, puede ver
amplificada su expresión génica, ya que puede dar lugar a proteínas diferentes, con actividades
distintas o incluso antagónicas, según el orden en que se unen las secciones durante el proceso
de maduración del pre-ARNm.
Puesto que disponer de proteínas diferentes permite realizar funciones de diversas, estos
mecanismos alternativos desplacen y de edición representan un sistema muy eficaz para
generar nuevas funciones a partir de otras más primitivas. Esta es una de las maneras que
tienen las células eucariotas de aumentar su capacidad para adaptarse a ambientes distintos y
evolucionar.
Control de la traducción
El control de la expresión génica en la etapa de traducción se puede llevar a cabo mediante
distintos procedimientos. Uno de ellos consiste en actuar sobre las secuencias UTR del ARNm
que inhiben la traducción y facilitan su degradación. Comienza con la eliminación de la
caperuza en el extremo 5´ y el acortamiento de la cola de poli adenina.
Otro mecanismo consiste en la síntesis de ribo-llaves, un tipo particular de ARN que funciona
como interruptores que responde a las señales moleculares, pudiendo adoptar dos formas:
encendido (se traducen) y apagado (no se traduce). El mecanismo más importante de control
de la traducción es la ribointerferencia.
Existe un mundo oculto del ARN formado por un grupo de pequeñas moléculas, denominadas
ARN interferente (ARNi), que son capaces de silenciar la expresión génica mediante el
procedimiento de la ribointerferencia, que consiste en impedir la traducción del ADN, ya sea
mediante su degradación o bien por medio de la inhibición del proceso de traducción.
La función que desempeñan estos ARNi, como los ARNsi y los ARNmi, está relacionada con la
defensa antiviral y con el control de la expresión génica, que es esencial en la regulación de los
procesos de diferenciación celular que tienen lugar durante el desarrollo embrionario.
El hecho de que los niveles de ARNmi son menores en células cancerígenas que en células
normales ha abierto una puerta a la utilización de estos como herramienta terapéutica para
silenciar determinados genes implicados en la transformación cancerosa y para el tratamiento
de otras enfermedades.
Los ARNsi se generan a partir de un ARN largo de doble cadena, procedente de virus, de
transposones, de secuencias de ADN repetidas en tándem o de la experimentación, mientras
que los ARNmi proceden de ciertos intrones o se generan mediante la transcripción de un
determinado tipo de genes, entre los que se encuentran los seudogenes que originan ARN de
doble cadena.
Por último, también se puede actuar sobre la vida media de las proteínas, marcándolas
mediante la adición de una pequeña proteína, llamada ubiquitina, para que sean degradadas
en el proteosoma.
El epigenoma humano
La epigenética estudia las modificaciones heredables de la función génica que se producen sin
que haya habido un cambio en la secuencia del ADN. Los componentes epigenéticos pueden
sufrir cambios y ser modelados por el ambiente durante nuestra vida.
Las mutaciones genéticas son irreversibles, pero los patrones epigenéticos son reversibles y se
pueden modificar con el paso de los años en función del ambiente, por lo que pueden influir
en el envejecimiento y el desarrollo de enfermedades.
Las mutaciones son cambios o variaciones del material genético que afectan a las secuencias
génicas y se transmiten a las secuencias de aminoácidos de las proteínas y, por tanto, a su
actividad biológica, pero también es posible que afecten a las secuencias reguladoras o, a otro
tipo de secuencias del ADN.
Aparecen espontáneamente o bien son inducidas por agentes mutágenos, pero solo son
heredables cuando afectan a las células germinales. Si atañen a las células somáticas se
extinguen, con el individuo en el que aparece, a menos que se trate de un organismo con
reproducción asexual.
Transición: consiste en la sustitución de una base pirimidínica por otra o de una base
púrica por otra.
Al transcribirse, estas mutaciones afectan a una región exónica, al menos un triplete del ARNm
se encuentra modificado, y su traducción da lugar a que se incorporen un aminoácido distinto
del normal en la cadena peptídica.
Esta sustitución altera el sentido de la lectura del triplete y puede ser de 2 tipos:
La inserción o delección de un nucleótido en ambas cadenas del ADN produce un cambio del
marco de lectura, es decir, un cambio de sentido en que se leen los tripletes y, por tanto, un
cambio completo de la secuencia de todos los aminoácidos comprendidos entre el punto de la
mutación y el extremo C-terminal.
Mutaciones cromosómicas
Las mutaciones cromosómicas se producen por alteración del número de la disposición de las
secuencias génicas normales, que componen un cromosoma. Existen varias causas de estas
mutaciones:
Mutaciones genómicas
Las mutaciones genómicas afectan al genoma y dan lugar a una variación del número de
cromosomas.
Agentes mutágenos
Metabolitos reactivos
Radicales libres: son residuos del metabolismo, sobre todo derivados del oxígeno. Se
trata de compuestos muy reactivos y capaces de inducir lesiones en el ADN. Los
radicales libres oxidan los lípidos de las membranas, inactivan las enzimas y provocan
mutaciones en el ADN del núcleo y en el de las mitocondrias.
Existen determinadas enzimas con acción antioxidante que los protegen de la
oxidación provocada por los radicales libres. Su actividad tal vez sea potenciada con la
presencia de sustancias antioxidantes que aporta a la dieta.
Transposiciones
Fluctuaciones térmicas
Los agentes mutágenos físicos son radiaciones de alta energía capaces de dañar el ADN y
causar mutaciones:
Radiación ultravioleta: procedente del Sol. Comprende dos tipos de radiaciones, la radiación
UVB, más energética y la radiación UVA, menos energética. En ambos casos, las mutaciones
que provocan pueden originar cáncer de piel.
Los rayos UVB son absorbidos por el ADN y provocan la formación de un enlace
covalente entre dos pares pirimidínicas sucesivas de la misma cadena, lo cual da
lugar a los dímeros de timina y los dímeros de citosina. Como consecuencia de ello se
rompen los puentes de hidrógeno que mantenían con sus correspondientes bases
complementarias y la doble hélice del ADN se desorganiza alrededor de los dímeros.
Los rayos UVA no son absorbidos directamente por el ADN, pero incrementan la
producción de radicales libres.
Las células que se encuentran en división (en mitosis) son más sensibles a la radiación que las
que no se dividen (en interfase).
Exposición al gas radón: están expuestos a la radiación corpuscular, aunque con una
intensidad mucho menor. La desintegración de los isótopos radiactivos que contiene
la roca genera gas radón, que tiende a acumularse en las plantas bajas y los sótanos
de las viviendas mal ventiladas, lo que podría ocasionar un aumento en la frecuencia
de aparición de determinados tipos de cáncer.
Los agentes mutágenos químicos son sustancias que reaccionan con el ADN, provocan la
modificación química de sus bases, lo que da lugar a sustituciones, inserciones o delecciones.
Formación de aductos (uniones covalentes): son moléculas que se unen a las bases de
ADN para impedir su correcto apareamiento
Los sistemas de reparación se activan frente a las continuas agresiones cometidas en el ADN y
están destinados a reparar los daños causados por los agentes mutágenos y a restablecer la
integridad de la información contenida en sus genes.
Reparación directa
Una de las formas de reparar la distorsión creada por los dímeros de bases pirimidínicas
introducidas por la radiación ultravioleta, consiste en la activación de una enzima
fotorreactiva. Este proceso se lleva a cabo con la misma radiación ultravioleta que causó la
lesión, y es capaz de romper las uniones entre las bases pirimidínicas y restablecer la
conformación espacial normal del ADN. En otros casos, puede repararse y perder el grupo
sobrante mediante una enzima específica.
Si la lesión provocó una grave distorsión de la doble hélice del ADN debido a otros procesos,
los sistemas de reparación llevan a cabo una reparación por corte de nucleótido, que no es
más que una ampliación de los sistemas enzimáticos encargados de la corrección de errores
posreplicativa.
La presencia de enzimas SOS permite al ADN polimerasa II ser menos exigente con las reglas de
apareamiento entre bases que las polimerasas I y II, y en los puntos de la réplica situados
frente a las lesiones introduce nucleótidos al azar, para que pueda continuar la replicación del
ADN. Esta tolerancia del ADN polimerasa salva la vida de la célula, pero realiza una reparación
errónea que favorece la aparición de mutaciones permanentes, ya que incorpora nucleótidos
erróneamente en la hebra réplica.
Una mutación provoca un cambio en la secuencia del ADN de un gen que repercute en la
secuencia de aminoácidos de la proteína codificada por dicho gen. Esto a su vez, puede tener
consecuencias más o menos importantes en la conformación espacial que adopta la proteína y
en la función que desempeña. Según sean sus consecuencias, se distinguen los distintos tipos
de mutaciones con efectos perjudiciales:
Mutaciones letales
Afectan a las proteínas encargadas de procesos de trascendental importancia y provocan la
muerte de los organismos.
Mutaciones carcinógenas
Son las responsables de la aparición del carcinoma, es decir, un tumor cancerígeno.
Determinados agentes mutágenos, endógenos o exógenos, de naturaleza física o química,
pueden inducir mutaciones en el ADN, que al cabo de los años pueden generar un cáncer. Así,
la presencia de algún tipo de cáncer es más frecuente en poblaciones que han estado
sometidas a una fuente de radiación ionizante.
Mutaciones teratógenas
Provocan graves alteraciones en el ADN del feto que dan lugar a graves malformaciones en el
recién nacido. Generalmente, se producen cuando la madre embarazada ha sido expuesta a
determinadas sustancias, a las radiaciones ionizantes o a ciertos virus. En esta situación, las
células de fetos se encuentran en proceso de mitosis y su ADN es más vulnerable y se vuelven
más susceptibles de generar mutaciones. De ahí que nunca se utilicen los rayos X como
método de exploración o diagnóstico a las mujeres gestantes, ni se mediquen con
determinados fármacos.
Las células que forman parte de los tejidos se caracterizan por el mayor o menor grado de
diferenciación que alcanzan, así como por su sujeción al control general del organismo, que
indica cuándo deben dividirse y cuándo debe finalizar el crecimiento del tejido.
Las mutaciones carcinógenas o la invasión por virus oncogénicos que provocan la cancerización
desencadena en las células normales una serie de procesos de transformación que las
convierten en cancerígenas o tumorales. Se dividen de manera incontrolada y se diseminan
por todo el organismo, invadiendo los tejidos sanos.
La consecuencia final es una proliferación desordenada de células que sustraen los nutrientes
necesarios de los tejidos invadidos. Esto lleva consigo la disminución de la actividad tisular
hasta causar el adelgazamiento extremo y por último, la muerte del organismo por consunción
de sus reservas y de las proteínas necesarias para la continua división de las células
cancerígenas, cuya única función es que era una masa informe, que solo come y se reproduce,
destruyendo el organismo exhausto del cual procede.
Cáncer o neoplasia son términos que engloban un conjunto de enfermedades que tienen en
común una proliferación desordenada de células que forman un tumor con capacidad para
invadir los tejidos adyacentes y de propagarse por todo el organismo (metástasis).
Se han observado que las células cancerosas tienen un patrón de metilación diferente
al de las células sanas que puede conducir al silenciamiento de ciertos genes
supresores de tumores. Gran variedad de factores pueden influir en estas alteraciones
epigenéticas, los hábitos sociales, el tipo de dieta y la acción hormonal.
Principales tipos de cánceres
Carcinomas: se desarrollan en las células epiteliales.
Sarcomas: se desarrollan en el tejido muscular, conjuntivo, cartilaginoso y óseo.
Leucemias: se desarrolló en el tejido hematopoyético mieloide de la médula ósea roja.
Linfomas: se producen en el tejido hematopoyético linfoide.
La secuencia codificante del protooncogén, que dan lugar a una proteína mutada con
una conformación anormal que la mantiene hiperactiva aún en ausencia de su ligando
correspondiente y es la responsable de la transformación de una célula normal en
cancerosa.
La función del gen oncosupresor p53, junto con otros genes supresores, como el RB, el BRCA 1
y 2 o el APC, es bloquear el ciclo celular cuando el ADN está dañado y evitar así la aparición de
posibles células cancerosas.
Si el daño es limitado, se produce una ligera activación del p53 que provoca una
parada del ciclo celular entre G1 y S, para dar tiempo a que se repare el ADN.
Si el daño es excesivo, tiene lugar una hiperactivación del gen p53, que dispara el
mecanismo de apoptosis, lo que conduce a la muerte celular. Por esta razón, la
mutación del p53 bloquea la apoptosis, de manera que las células con su ADN
gravemente dañado se precipitan a lo que se ha llamado catástrofe génica, pues
continúan dividiéndose y acumulando más mutaciones que contribuyen a la
transformación cancerosa.
La acción de los carcinógenos conduce a la limitada, anormal o nula expresión de los genes
supresores, lo que deja a los oncogenes sin ningún tipo de control, lo que provoca una
proliferación celular descontrolada. Puesto que heredamos dos copias de cada gen supresor
para que se produzca la transformación cancerosa, debemos tener mutadas las dos.
Sin embargo, al cabo de los años nuestros genes se ven bombardeados incesantemente por
esta legión de mutágenos que pueden afectar a los genes que codifican proteínas y enzimas
responsables de la identificación y de la corrección de los errores producidos durante la
replicación del ADN o de los sistemas de reparación de las mutaciones.
Cuando los sistemas de corrección y reparación del ADN también fallan, el número de
mutaciones que se acumulan y se transmiten a la descendencia aumenta y con ello, además de
contribuir en buena medida al proceso de envejecimiento celular, también aumenta la
probabilidad de la transformación cancerosa.
Lo que ocurre con el paso del tiempo es que nuestros mecanismos genéticos de reparación se
deterioran y pierden eficacia frente a las agresiones internas o externas. Esto conduce a la
acumulación de daños en nuestro material genético, responsables de los cambios biológicos
asociados al envejecimiento que nos predisponen a graves enfermedades incapacitantes y
pueden llegar a provocar el colapso del organismo.
Existe una relación entre el cáncer y el envejecimiento. Un daño de baja intensidad causado a
una célula daría lugar a la acumulación de mutaciones que conducirían a su envejecimiento,
mientras que si el daño celular es de alta intensidad, la consecuencia es su transformación en
célula cancerosa.
Genes de longevidad
Genes SIRT1: son genes maestros que producen unas proteínas reguladoras llamadas
sirtuinas, que al activarse con NAD+ controlan la acción de otros genes relacionados
con la capacidad de respuesta ante las situaciones de adversidad o estrés. La
estimulación de estos genes, mediante la restricción calórica o el resveratrol, consigue
mejorar el estado de salud y alargar la vida.
p53: protege del cáncer, ya que es un gen supresor de tumores que bloquea o mata a
la célula alterada, ya que, o bien la mantiene bloqueada sin dejar que se reproduzca, o
bien dispara la apoptosis e impide que la célula dañada se divida y propague su
mutación, que podría conducirla a su proliferación excesiva.
Puede ocurrir que la mutación mejore un gen, ya que gracias a este error es posible que la
nueva proteína modifique ligeramente la conformación espacial de su sitio activo, de manera
que adquiera nuevas propiedades y sea capaz de mejorar la función que desempeña o
participe en la formación de estructuras más eficaces.
Estos casos son esenciales para la evolución de las especies. Los individuos portadores de la
mutación poseen ventajas adaptativas con respecto a sus congéneres, por lo que el gen
mutado es posible que con el tiempo y gracias a la selección natural, sustituya al gen salvaje
inicial en la mayoría de los individuos que componen la población.
La evolución transcurre durante largos periodos, en los que las especies se ven sometidas a
cambios en la composición genética de sus poblaciones. Esto significa modificaciones de su
contenido hereditario, de manera que los individuos desarrollan, generación tras generación,
nuevas adaptaciones que son la causa de la diversidad entre las especies procedentes de un
antepasado común y también son las responsables de la aparición de nuevas especies.
Teoría de la evolución de Darwin
En “El origen de las especies” se recopila un conjunto de pruebas bien documentadas que
demostraban la evolución de los seres vivos, a la vez que formulaba la teoría de la selección
natural para explicar el mecanismo evolutivo.
Variabilidad de las poblaciones. Existe una gran variabilidad entre los individuos de
una población que presentan determinados caracteres heredables.
Hubo que esperar a que se llevará a cabo la síntesis entre la teoría de la selección natural
darwiniana, la genética mendeliana y la teoría cromosómica de la herencia, lo que dio origen a
la genética de poblaciones. Así nació el neodarwinismo o teoría sintética de la evolución, que
se fundamenta en los siguientes principios:
Se define acervo génico como la suma de todos los genes presentes en todos los individuos de
la población.
La variabilidad genética de la población significa que de cada individuo presenta un genotipo o
combinación génica ligeramente distinta de los demás, de manera que algunas mutaciones o
formas alélicas del acervo génico solo existen en determinados individuos. La variabilidad
genética es un proceso aleatorio causado por las mutaciones y por la recombinación génica
que tiene lugar durante la reproducción sexual que posibilita la aparición de nuevos
genotipos en la descendencia resultantes de la combinación de genes ya preexistentes en los
progenitores.
La selección natural es siempre obra del medio ambiente que, inestable y cambiante, no cesa
de elegir a los que estén mejor adaptados a las características del momento, es decir, a los
individuos que manifiestan una combinación génica beneficiosa, con mayor valor adaptativo.
Los que presentan combinaciones génicas menos ventajosas o mutaciones perjudiciales no
sobreviven.
Los individuos portadores de distintos genotipos, con diferente eficacia biológica, tienen
distintas oportunidades para sobrevivir y alcanzar la madurez sexual y se reproducen
diferencialmente. Por esta razón, la selección natural, es decir, la presión ejercida por el
medio ambiente, es una fuerza evolutiva adaptadora, ya que cada población estará cada vez
mejor adaptada a su ambiente como consecuencia del aumento de las frecuencias con que
aparecen las combinaciones alélicas ventajosas con mayor eficacia biológica.
Pero el ambiente se comporta pasivamente, es decir, no tiene ningún propósito ni dirige los
cambios en las poblaciones. Las mutaciones en los individuos de una población surgen al azar
y en unas ocasiones el medio ambiente decide que son perjudiciales y en otras que son
ventajosas. Cada éxito evolutivo es un acontecimiento casual e imprevisible.
Así, la eficacia biológica del individuo portador, de una determinada combinación génica, se
mide mediante el número de descendientes con el que se espera que contribuya a la
generación siguiente, en caso de que sobreviva.
La adaptación se puede definir de dos maneras distintas: como proceso de cambio evolutivo
mediante el cual los organismos resuelven cada vez mejor los problemas de supervivencia
que el medio ambiente les plantea, y como resultado de dicho proceso evolutivo que
conduce a la adquisición de caracteres estructurales, funcionales y de comportamiento que
capacitan a los organismos para acoplarse mejor a su ambiente.
Embriológicas. Todos los vertebrados en sus primeros estadios embrionarios son muy
semejantes entre sí. Estas semejanzas van desapareciendo conforme avanza el desarrollo y
más tarde pueden no presentarse en los adultos.
Órganos análogos: son aquellos que no tienen el mismo origen evolutivo y son
fruto de un proceso de evolución convergente. Poseen una estructura anatómica
parecida y surge como consecuencia de las adaptaciones desarrolladas para
empeñar una función similar en un mismo medio ambiente.
Órganos homólogos: son las estructuras anatómicas que tienen un mismo origen
evolutivo. Se han desarrollado a partir de un antepasado común mediante un
proceso de evolución divergente que ha dado lugar a la radiación adaptativa
(evolución de muchas formas divergentes como consecuencia de las adaptaciones
encaminadas a desempeñar funciones diferentes en medio ambientes distintos).
De esta forma, los anticuerpos frente a antígenos de la misma especie dan una respuesta
muy fuerte, frente a especies más cercanas fuerte, y débil o muy débil en especies que
están más alejadas evolutivamente.
Una población se dice que está en equilibrio cuando la herencia no modifica de por sí su
estructura genética, ya que las frecuencias génicas y genotípicas tienden a permanecer
constantes a través de las sucesivas generaciones. Para ello, la población ha de cumplir las
siguientes condiciones:
El equilibrio se alterará en una población si por cualquier causa no se cumple alguna o ninguna
de estas condiciones. Pero si al cabo de un tiempo se restablecen las condiciones anteriores, el
equilibrio se alcanzará de nuevo en la siguiente generación, aunque con frecuencias génicas y
genotípicas diferentes.
Si p = f(A) y q = f(a); p + q = 1; p = 1 – q; q = 1 – p
Gametos masculinos
A (p) a (q)
AA Aa
A (p)
Gametos p X p = p2 pXq
femeninos Aa aa
a (q)
pXq q X q = q2
p2 + 2pq + q2 = (p + q)2 = 1
Ejemplo:
Proporcionan el material de partida sobre el que actúa la selección natural. Por lo general, las
mutaciones perjudiciales se eliminan de la población al cabo del tiempo, mientras que las
beneficiosas son seleccionadas y suelen prevalecer.
Recombinación génica: el entrecruzamiento y la recombinación que tienen lugar durante la
profase I de la meiosis barajan los genes y favorecen la aparición de nuevas asociaciones de
arreglos, pues cada gameto es portador de una mezcla particular de los genes paternos y
maternos presentes en los cromosomas, lo cual incrementa la variabilidad genética de las
poblaciones.
Deriva genética: a causa de la reproducción sexual, los genes, que transmiten los gametos de
los padres a los hijos en cada generación, experimentan un sorteo aleatorio, de manera que
las frecuencias génicas de dichos alelos fluctúan de generación en generación únicamente
por efecto de la casualidad. En cada generación algunos individuos pueden dejar, por azar,
unos pocos descendientes más que otros.
La acumulación de estas fluctuaciones al cabo del tiempo se conoce como deriva genética y
el efecto de este factor es mayor cuanto menor sea el tamaño de la población. La
consecuencia es que disminuye aleatoriamente la frecuencia génica de ciertos alelos que
tienden a desaparecer, lo cual disminuye la variabilidad genética de la población.
Efecto fundador: ocurre cuando, por casualidad, solo ciertos miembros de una
población se reproducen y transmiten sus alelos a la generación siguiente. Esto
sucede cuando una población grande se extiende en otra más pequeña. En este
caso, las frecuencias génicas de los alelos del nuevo grupo de individuos pueden ser
no representativas del acervo génico de la población original.
Efecto cuello de botella: si una población experimentó una fuerte extinción de gran
parte de sus miembros a causa de un cambio medio ambiental adverso, los genes
de la siguiente generación pertenecerán a los individuos que lograron sobrevivir.
Selección natural: el medio ambiente, inestable y cambiante, no cesa de seleccionar en cada
momento los individuos que manifiestan una combinación génica beneficiosa, con mayor
valor adaptativo. Puede actuar de 2 maneras, en unos casos elimina alelos perjudiciales del
acervo génico y en otros puede incrementar la frecuencia de los alelos beneficiosos.
Poliploidía: la dotación cromosómica puede duplicarse por la unión de gametos que no han
experimentado una reducción en el número de cromosomas durante la meiosis. Este fenómeno,
denominado poliploidía, puede originar nuevas especies, ya que los híbridos pueden reproducirse
sexualmente entre sí, aunque no con las especies parentales.
Modelos de especiación
Especiación por divergencia: el aislamiento reproductivo se establece de forma gradual como
resultado de la divergencia entre 2 poblaciones en las que se ha interrumpido el flujo génico.
Especiación peripatética: puede ocurrir cuando un pequeño número de individuos funda una
nueva población. Si tienen una configuración genética particular, diferente y no
representativa de la población original, pueden dar lugar a una especie nueva.
Hipótesis del equilibrio puntuado: la evolución opera a saltos, es decir, de manera irregular. Son
grandes períodos sin cambios apreciables en las especies, interrumpidos por súbitos episodios de
cambios que originan la extinción de las especies y la radiación adaptativa de otras, que se adaptan a
los nuevos hábitats que quedaron vacíos. Los cambios evolutivos rápidos y a gran escala que propone
el modelo del equilibrio puntuado pueden estar provocados por mutaciones de los genes reguladores
que controlan la expresión de otros genes.
Hipótesis neutralista: la mayoría de las mutaciones son neutras y su distribución en una población
corresponde a factores puramente aleatorios. No todos los cambios evolutivos son debidos a la
selección natural, puesto que pueden actuar otros factores. El azar es la causa de la variabilidad
genética de las poblaciones en los cuales, un determinado gen mutado puede dispersarse sin tener
ninguna ventaja selectiva.
Biotecnología
La biotecnología es un conjunto de técnicas que utilizan las potencialidades de los organismos
vivos o de compuestos procedentes de ellos para la obtención de productos, bienes y servicios.
La ingeniería genética
La ingeniería genética es un conjunto de técnicas que permiten la manipulación y la
transferencia de genes de un organismo a otro, de este modo se obtienen organismos
genéticamente modificados o transgénicos.
El conjunto de técnicas que emplea la ingeniería genética se denomina tecnología del ADN
recombinante debido a que utiliza moléculas de ADN formadas por la unión de fragmentos de
ADN procedentes de organismos diferentes.
ADN ligasa: son enzimas que unen los extremos cohesivos de fragmentos de ADN
generados por las endonucleasas de restricción.
Existen diversos tipos de vectores de clonación, pero uno de los más utilizados son los
plásmidos, que son pequeñas moléculas circulares de ADN que pueden replicarse
independientemente en bacterias. Los plásmidos, que contienen un fragmento de ADN
insertado, se denominarán plásmidos recombinantes.
La PCR imita in vitro, sin el uso de células, el ciclo de replicación del ADN que tiene lugar en
una célula antes de dividirse y lo repite. Así se obtiene un gran número de copias de cualquier
secuencia de ADN. Para la realización de la PCR se añaden los siguientes componentes:
1. Desnaturalización: calentamiento para separar las dos cadenas del ADN que se va a
clonar.
2. Hibridación: enfriamiento para promover que los cebadores hibriden con las
secuencias complementarias correspondientes en cada una de las dos cadenas de
ADN.
3. Síntesis de ADN: calentamiento para que el ADN polimerasa sintetice las nuevas
cadenas de ADN.
Debido a su capacidad para copiar cantidades mínimas de ADN, la PCR es actualmente una
herramienta esencial para la detección de microorganismos patógenos en etapas muy
tempranas de infección, la obtención de la huella genética de ADN en medicina forense y los
estudios de las relaciones evolutivas entre especies.
Cuando se utilizan bacterias para producir proteínas de células eucariotas, debe tenerse en
cuenta que carecen de la maquinaria necesaria para modificar el ARN transcrito de un gen
completo (intrones y exones). Por eso se utiliza el ADN complementario (ADNc), que al
obtenerse del ARNm maduro por la acción de la enzima transcriptasa inversa, contiene solo la
secuencia codificante ininterrumpida del gen (exones).
En ocasiones es más útil expresar un gen clonado en una célula eucariota, en lugar de hacerlo
en una bacteria. Para ello se utilizan generalmente como vectores de expresión, determinados
tipos de virus que inducen un alto nivel de expresión génica.
Los organismos transgénicos son aquellos en los que se ha insertado algún gen, conocido como
transgén, procedente de otro organismo.
La obtención de organismos transgénicos que tienen todas sus células modificadas por
un transgén debido a que éste es insertado en una célula que por división da lugar a un
individuo completo.
El genoma humano
El genoma humano está formado por genes localizados en 24 cromosomas del núcleo (22
autosomas y los cromosomas X e Y), más el ADN mitocondrial. Se estima que solo el 1,5% del
total del genoma humano tiene información necesaria para la síntesis de las cadenas
peptídicas, mientras que el resto codifica distintos ARN.
El proyecto HapMap
Los puntos del genoma en los que las secuencias de nucleótidos de distintos individuos varían
en una sola base se conocen como polimorfismo de un solo nucleótido. Estos constituyen
alelos y si se encuentran muy cercanos en una misma región de un cromosoma tienden a
herederarse juntos y constituyen un haplotipo.
La farmacogenómica
La medicina personalizada
La medicina personalizada o medicina genómica se fundamenta en la aplicación de los datos
genómicos y moleculares para dirigir el tratamiento de la enfermedad de forma precisa y para
facilitar el descubrimiento y los ensayos clínicos de nuevos medicamentos.
Los biomarcadores genéticos son las características observables en el ADN de células humanas
normales y de otras células, y que son indicadores de procesos biológicos normales o de
procesos patológicos.
Biochips de ADN
Esta tecnología permite estudiar a la vez la expresión de millares de genes, lo que permite
realizar el análisis de aquellos que participan en terminado el proceso, ya sea normal o
patológico.
Proteómica
Biochips de proteínas
Estos chips tienen una gran utilidad para estudiar las interacciones entre proteínas e identificar
los sustratos sobre los que actúan otras moléculas, incluyendo fármacos o enzimas.
La nanotecnología y la nanomedicina
La nanomedicina es la aplicación de la nanotecnología a la medicina, mediante el diseño y la
puesta en funcionamiento de máquinas moleculares que permiten realizar la prevención, el
diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades.
La bioinformática
La bioinformática es la rama de la biología que se ocupa de adquirir, almacenar y poner a
disposición de los investigadores la información contenida en las bases de datos de ADN y
proteínas y el software necesario para su análisis y procesamiento.
Las células madre o troncales son células no especializadas que forman parte de las etapas
iniciales del embrión, las cuales generan todos los tipos celulares que componen un organismo
durante el desarrollo embrionario, mediante el proceso de diferenciación celular. Otras son
células indiferenciadas que forman parte de los tejidos adultos.
Son células indiferenciadas, es decir, no tienen ninguna especialización que les permita
realizar una función determinada.
Poseen una capacidad de auto renovación ilimitada. En caso de ser utilizadas para trasplantes
podrían provocar reacciones de rechazo al no proceder del mismo paciente y debido a su
capacidad de diferenciación pueden dar lugar a tumores. Su obtención, que supone la
destrucción de embriones tempranos, genera problemas éticos.
Otro tipo de células madre embrionarias son las células madre embrionarias germinales, que
se obtienen a partir de las células germinales primordiales, localizadas en los esbozos
gonadales del embrión durante la etapa de desarrollo. Estas células tienen capacidades de
autorenovación y pluripotencia similares a la de las células madre embrionarias.
Son multipotentes porque solo pueden generar los tipos celulares del tejido en el que
se encuentran.
Ex vivo: se extraen células del paciente que son transformadas con el vector que contiene la
versión normal del gen.
En ambos métodos, la transferencia de genes a las células exige el uso de vectores, los más
eficaces son los virus atenuados, pero se utilizan también otros vectores no víricos como
liposomas y nanopartículas.
Los tratamientos de medicina regenerativa utilizan diversos elementos que incluyen células
vivas, que pueden ser del propio paciente (autólogas) o de un donante compatible alogénicas);
soportes, que imitan a la matriz extracelular y crean un ambiente adecuado para las células; y
factores de crecimiento, que activan las células del organismo y estimulan el proceso de
regeneración. El objetivo final de la medicina regenerativa es la construcción de cualquier
órgano de nuestro cuerpo.
Microbiología I: virus, bacterias, algas,
hongos y protozoos
Microorganismos
Los microorganismos pueden existir como formas celulares aisladas, libres e independientes,
capaces de llevar a cabo sus procesos vitales de reproducción, generación de energía y
crecimiento; o como agrupaciones celulares. Otras entidades microscópicas no celulares que
intervienen en los sistemas biológicos son los virus, los priones y los viroides.
Existen 5 grupos de microorganismos que, excepto por el tamaño, no están relacionados entre
sí: bacterias, algas, hongos, protozoos y virus. La diferencia fundamental que existe entre ellas
radica en su estructura:
Las pequeñas dimensiones permiten que todos los puntos estén relativamente
próximos, por lo que las pérdidas de actividad enzimática por dilución se evitan al
máximo. De esta forma, las reacciones metabólicas transcurren a gran velocidad.
Archaea: incluye células procariotas cuyas membranas están compuestas por lípidos
isoprenoides, carecen de ácido murámico en sus paredes celulares y poseen ARNr
arqueobacteriano.
Eukarya: incluye organismos eucariotas cuya membrana está constituida por glicerolípidos y
poseen ARNr eucariótico.
Estas 3 líneas evolutivas se denominan dominios o linajes y se sitúan por encima del nivel del
reino. Todas ellas derivaron de un antepasado procariota común, más sencillo al que se le ha
dado el nombre de LUCA.
Las arqueobacterias y las bacterias son procariotas y fueron las primeras en divergir, sin
embargo, las diferencias evolutivas que existen entre sí son tan grandes como las que ambos
grupos mantienen con los organismos eucariotas.
Virus
Los virus son formas acelulares microscópicas compuestas por un ácido nucleico rodeado por
una cubierta proteica que lo protege del medio. Son parásitos intracelulares, estrictos
obligados, es decir, tienen un requerimiento absoluto de células hospedadoras vivas para
multiplicarse.
Dentro de la célula viva (fase intracelular), el ácido nucleico del virus, después de desprenderse
del resto de los constituyentes, se integra en el ácido nucleico de la célula que parasita, toma
el control de su maquinaria metabólica para multiplicarse e induce la síntesis de estructuras
especializadas capaces de transmitir el ácido nucleico viral a otras células.
Estructura viral
Ácido nucleico
Los virus pueden tener distintos tipos de ácidos nucleicos y las moléculas de estos pueden
presentarse de diversas formas:
El ácido nucleico puede estar formado por una sola cadena (monocatenario) o por dos
cadenas (bicatenario).
Según el tipo de virus, el ácido nucleico puede aparecer en una única molécula o en
varios segmentos separados dentro de la cápside (genoma fragmentado).
Además de los nucleótidos normales que se encuentran en el ADN, muchos virus ADN
contienen bases no habituales.
Envoltura o cubierta
Algunos virus poseen una envoltura membranosa por fuera de la nucleocápsida. Esta envoltura
está constituida por:
Proteínas codificadas por el ácido nucleico viral, muchas de ellas son nucleoproteínas
que sobresalen de la envoltura formando unas estructuras, llamadas espículas que
tienen carácter antigénico.
La envoltura vírica está relacionada con el reconocimiento de una célula hospedadora e induce
la penetración del virión mediante fagocitosis.
Cápsida
La cápsida es una estructura proteica que protege el ácido nucleico. El conjunto formado por el
ácido nucleico y la cápsida recibe el nombre de nucleocápsida vírica.
Cada cápsida está compuesta por unidades proteicas denominadas capsómeros. En algunos
virus, los capsómeros están formados por un único tipo de proteínas, pero en la mayoría están
compuestas por la asociación de varias cadenas polipeptídicas distintas. La disposición de los
capsómeros es distinta de cada tipo de virus:
Morfología de la cápsida
Cápsidas poliédricas: poseen forma de poliedro regular (icosaedro - 20 caras) cada una
de las cuales es un triángulo equilátero formado por la unión de 3 proteínas distintas.
Cápsidas complejas: a las cápsidas se les unen estructuras adicionales que realizan
funciones específicas. La cápsida puede ser icosaédrica o estar constituida por un
prisma hexagonal y en cada extremo una pirámide hexagonal.
Determinados virus animales contienen neuramidasas, un grupo de enzimas que destruyen los
enlaces glucosídicos de glucoproteínas y glucolípidos de la membrana plasmática del
hospedador.
Los virus que infectan algunas bacterias poseen lisozima, que degrada parte de la pared
bacteriana, lo cual facilita la entrada del ácido nucleico y rompe la célula una vez terminada el
proceso de infección.
Hay virus que contienen sus propias polimerasas para transcribir el ácido nucleico vírico a
ARNm una vez comenzada la infección.
Otros virus poseen una polimerasa dependiente de ARN, llamada transcriptasa inversa, que
transcribe el ARN vírico a un ADN intermediario.
Clasificación de los virus
Clasificación según la arquitectura de la cápsula
Virus helicoidales: son aquellos que presentan la organización más simple, el ácido
nucleico viral se encuentra dentro de una cápside cilíndrica hueca con estructura
helicoidal. Ejemplo: Ébola, la rabia
Virus poliédricos: los más simples de este tipo son los virus icosaédricos, como el
adenovirus o el poliovirus.
Los bacteriófagos son virus complejos, que tienen una cápside poliédrica, en cuyo
interior se encuentra el ácido nucleico, y una cola en forma helicoidal que puede ser
envainada. Algunos presentan en la base de la cola una placa basal provista de figuras
articuladas y espículas o ganchos de anclaje involucrados en la adhesión a la célula
bacteriana. La cabeza está conectada a la cola a través de un disco delgado llamado
collar.
Otro ejemplo son los poxvirus, en los que el genoma viral se asocia con proteínas
dentro de una estructura central llamada nucleoide. El nucleoide está rodeado por una
membrana y dos cuerpos elípticos laterales. El virus está rodeado por una envoltura
externa.
Virus envueltos: algunos virus son liberados mediante un proceso de extrusión que
recubre el virus con una capa de la membrana plasmática de la célula hospedadora.
Esta capa se transforma en la envoltura o cubierta viral.
Según el virus, las envolturas pueden estar cubiertas por espículas, que sobresalen de
la superficie de la envoltura y que utilizan para adosarse a las células hospedadoras.
Los virus con envoltura son casi esféricos. Cuando los virus helicoidales o poliédricos
están rodeados por una envoltura, se denominan virus helicoidales con envoltura o
virus poliédricos con envoltura.
Virus desnudos: son virus cuyas cápsulas no están cubiertas por una envoltura.
Multiplicación viral: ciclo biológico
Para que un virus, forma acelular inanimada en estado extracelular, se multiplique debe
invadir una célula hospedadora y hacerse cargo de su maquinaria metabólica. Un solo virión
puede originar varios e incluso miles de virus semejantes en una sola célula hospedadora. El
ciclo biológico viral es un complejo proceso que se divide en las siguientes fases:
Después de una colisión aleatoria entre un virus y una célula hospedadora, tiene lugar la
fijación o adsorción. Este proceso se realiza por medio de la adhesión de sitios de fijación del
virus a sitios receptores complementarios en la superficie de la célula diana.
Esta fijación es una interacción química en la que se establecen enlaces débiles entre los sitios
de fijación y los receptores. En esta unión existe una gran especificidad. Un virus posee un
rango muy limitado de hospedadores y en ocasiones solo puede unirse a un determinado tipo
celular.
Tras la fijación, tiene lugar la penetración o entrada del virión completo o parte de él en el
interior de la célula. A continuación, prosigue la descapsidación o eliminación de la cubierta,
que consiste en la separación del ácido nucleico vírico de su cubierta proteica, con el fin de que
sea accesible a las enzimas implicadas en los procesos de replicación y transcripción, y así el
virus se pueda multiplicar.
Fase de biosíntesis
En ella ocurre la replicación del ácido nucleico por mecanismos distintos dependiendo del tipo
de virus del que se trate, la transcripción de su mensaje a una molécula de ARNm y la
traducción del mensaje para formar las proteínas víricas; tanto las que constituirán parte de la
cápside como las proteínas enzimáticas necesarias para el ensamblaje de las piezas del virión.
La energía y todos los materiales necesarios para formar los componentes de los nuevos virus
proceden de la célula infectada.
Fase de ensamblaje o encapsidación
Durante esta fase, los capsómeros se unen formando la cápside, mientras que el ácido nucleico
vírico se pliega y penetra en la misma. Por lo general, este ensamblaje es un proceso
espontáneo debido a que el virión completo tiene una mayor estabilidad que los componentes
independientes.
Fase de liberación
En esta fase, los nuevos virus salen al exterior. Los mecanismos de liberación de los viriones
son diferentes en los virus desnudos y con envoltura.
Los viriones desnudos se liberan frecuentemente mediante lisis, proceso que da como
resultado la muerte y desintegración de la célula hospedadora. Los nuevos virus salen
al exterior por la acción de enzimas víricas que inducen la rotura de las membranas
celulares.
El ciclo lisogénico, temperado o avirulento es aquel en que los virus no causan la destrucción
de la célula hospedadora cuando se multiplican. Estos virus se llaman atenuados, lisogénicos o
atemperados.
Los virus atenuados no existen dentro de la célula en estado maduro e infecciosos, son una
forma latente o inactiva denominada provirus o profago, qué consiste en el ácido nucleico
vírico incorporado al ADN celular. La célula receptora recibe el nombre de célula lisogénica.
El profago puede permanecer latente varias generaciones hasta que un estímulo induzca su
separación y comience un ciclo lítico típico. La célula lisogénica mientras tenga integrado el
profago, es inmune frente a las infecciones de los virus de la misma especie que él. Esta
propiedad, que se conoce como inmunidad a la superinfección, se hereda de generación en
generación, puesto que el profago se hereda junto con el ADN de la célula.
Otras formas acelulares
Viroides
Los viroides son pequeñas moléculas de ARN de cadena simple circular, que carecen de
cubierta proteica.
Priones
Los priones son agregados supramoleculares de glucoproteínas, responsables de causar
algunas enfermedades infecciones en las personas y ganado.
Protozoos
Los protozoos son microorganismos unicelulares eucariotas heterótrofos, carentes de pared
celular que habitualmente presentan movilidad. Viven en hábitats húmedos, ya que en el caso
contrario sufrirían desecación. Muchos de ellos son parásitos, a los que causan diversas
enfermedades.
Los protozoos tienen dos tipos de nutrición heterótrofa: holozoica y saprozoica. En la nutrición
holozoica, adquieren nutrientes sólidos por fagocitosis y posteriormente forman vacuolas. En
la nutrición saprozoica, los nutrientes solubles atraviesan la membrana plasmática por
pinocitosis, difusión o mediante transportadores.
Flagelados
Ciliados
Sarcodinos o rizópodos: se mueven mediante seudópodos.
Esporozoos: son generalmente parásitos y, por tanto, relativamente inmóviles.
Algas unicelulares
Las algas comprenden un grupo de organismos eucariotas fotosintéticos que se encuentran
ampliamente distribuidos en los océanos y lagos. Las especies de algas unicelulares reciben el
nombre colectivo de fitoplancton.
Todas contienen clorofila a y algunas clorofila b y c y otros pigmentos fotosintéticos como los
carotenoides. Son los principales fijadores del CO 2 del planeta.
Las algas verdes, en su mayor parte son unicelulares y algunas especies forman
relaciones simbióticas con hongos, plantas y animales.
Las algas rojas forman un grupo con pocas especies unicelulares. Viven en aguas
templadas.
Las diatomeas están recubiertas por una pared rígida de sílice. Al depositarse durante
años forman la tierra de diatomeas.
Hongos
Los hongos constituyen un grupo amplio y diverso de organismos eucariotas, unicelulares o
multicelulares, de nutrición heterótrofa mediante la absorción de alimento orgánico y
previamente digerido en el exterior debido a la secreción de potentes enzimas.
La mayoría de los hongos viven en hábitats terrestres, la materia orgánica muerta e incluso
algunos son parásitos.
Mohos: se tratan de hongos filamentosos constituidos por hifas, que son filamentos
celulares y que, en conjunto, forman un cuerpo vegetativo, el micelio.
Morfología bacteriana
Las bacterias adoptan formas características que en muchas ocasiones pueden verse influidas
por las condiciones del medio de cultivo. Generalmente son unicelulares, aunque en ocasiones
se mantienen unidas después de la división celular.
Los modelos morfológicos más comunes que presentan las bacterias son:
Cocos: bacterias de forma casi esférica. Pueden aparecer aislados o en grupos de dos
(diplococos), formando cadenas arrosariadas (estreptococos), grupos arracimados
(estafilococos) o masas tridimensionales en forma de cubo (sarcinas).
Pared bacteriana
Los componentes fundamentales de la pared son los peptidoglucanos o mureínas, que forman
alrededor de la bacteria un retículo delgado y rígido, que es el encargado de protegerla de los
cambios en la presión osmótica.
Además, según pertenezcan al grupo de las gramnegativas o al de las gran positivas contienen
otros elementos diferentes:
En las bacterias grampositivas, el peptidoglucano forma una red que origina varias
capas superpuestas que conforman una estructura gruesa y rígida. Por la parte externa
enlaza con proteínas, polisacáridos y moléculas derivadas de los ácidos teicoicos.
Membrana celular
La membrana de las bacterias es una fina estructura que rodea a la célula separándola del
entorno y actuando como una barrera selectiva que permite la concentración de ciertos
metabolitos en el interior de la misma y la excreción de sustancias de desecho.
Las bacterias grampositivas carecen de membrana externa y, por tanto, son más
vulnerables al ataque de determinadas sustancias químicas.
Citoplasma o matriz citoplasmática
Los ribosomas son pequeños corpúsculos semejantes a los de los eucariotas, aunque de menor
tamaño (70S). Compuestos por una subunidad pequeña de 30 S y otra mayor de 50 S. Se
encuentran dispersos en el citoplasma bacteriano, aislados o asociados a cadenas de ARNm
formando polirribosomas. Son los encargados de la síntesis de proteínas.
Las inclusiones son una gran variedad de granulaciones que constituyen un depósito de
sustancia de reserva, como granos de volutina, gotas lipídicas y polisacáridos. Algunas
bacterias acuáticas producen magnetosomas, que contienen partículas cristalinas de
magnetita, lo que les permite orientarse en los campos magnéticos (magnetotaxis).
Cada tipo de plásmido contiene un número medio de copias característico por célula.
Los plásmidos pequeños poseen múltiples copias por célula (plásmidos multicopia),
mientras que los grandes producen una sola copia (plásmidos monocopia). Los
plásmidos se clasifican en diferentes tipos en función de su forma de existencia y
diseminación:
Conjugativos: son plásmidos que tienen genes que codifican pili sexuales,
que les permiten transferir copias de sí mismos a otras bacterias durante la
conjugación. Algunos son capaces de transferirse entre especies y géneros
muy dispersos, por lo que también reciben el nombre de plásmidos
promiscuos.
Es una capa viscosa y pegajosa que se forma en la parte externa de la pared de la mayoría de
las bacterias, ya sean gramnegativas o grampositivas.
Está compuesta por sustancias glucídicas. Esta envoltura, que puede ser gruesa o delgada,
protege de la desecación, del ataque de los anticuerpos del hospedador y, debido a su
naturaleza resbaladiza, de la fagocitosis por los leucocitos, lo que aumenta la virulencia de las
bacterias encapsuladas.
Pili sexuales: son semejantes a las fimbrias, pero generalmente más largos y anchos y
su cantidad es de solo uno o dos por celula. Participan en el intercambio de
fragmentos de ADN durante la conjugación.
Flagelos: son apéndices largos y finos, de mayor longitud que la bacteria, que se
encuentra unidos a la célula por uno de sus extremos. Se trata de estructuras
especiales que permiten a las bacterias desplazarse libremente en el medio.
Están formados por fibras proteicas compuestas por subunidades de una proteína
llamada fragelina. Cada flagelo posee entre fibrillas trenzadas helicoidalmente, que
forman la parte denominada filamento. En la base del flagelo, existe una región más
ancha, el codo o gancho, que se une a su vez al corpúsculo basal, que es la parte
motora y la que se ensambla al flagelo en el citoplasma por debajo de la membrana
plasmática.
Cianobacterias
Las cianobacterias comprenden un grupo heterogéneo de microorganismos procariotas
autótrofos que tienen casi la misma forma y tamaño de que las algas unicelulares y son, igual
que ellas, fotótrofos oxigénicos. Presentan una membrana externa y una fina pared compuesta
por peptidoglucanos. Muchas cianobacterias producen envueltas mucilaginosas o vainas que
permiten la formación de colonias.
La nutrición de las cianobacterias es muy sencilla por ser fotosintéticas. Utilizan como
nutrientes materia orgánica y la energía de la luz solar. Emplea nitrato amoniaco como fuentes
de nitrógeno. Se reproducen mediante fisión binaria, gemación, fragmentación y por fisión
múltiple.
Las cianobacterias no presentan movimiento, ya que no poseen flagelos, pero algunas especies
se mueven lentamente cuando están en contacto con una superficie sólida o flota en el agua,
gracias a la presencia de vesículas de gas en su citoplasma.
Viven aisladas o formando colonias regulares o filamentosas y se encuentran en casi todos los
ambientes. Poseen una gran resistencia a la desecación y a las elevadas temperaturas. Algunas
viven en simbiosis con las plantas, la bacteria fija el nitrógeno y la planta le proporciona un
ambiente protegido. Ciertas especies pueden producir toxinas que pueden envenenar a los
animales que habitan en el mismo ambiente.
Dominio Archaea: arqueobacterias
Los lípidos de sus membranas difieren de los que poseen las células eucariotas y las
eubacterias. No presentan fosfolípidos, sino ciertos compuestos lipídicos que se unen al
glicerol por enlaces de tipo éter, más fuertes que los enlaces tipo éster. En algunas especies, la
unidad de membrana está constituida por una monocapa lipídica.
La composición de sus paredes celulares también es diferente. Nunca existe mureína, sino
proteínas o un peptidoglucano modificado (seudomureína), que no se encuentra en ningún
otro ser vivo.
Muchos Archaeas se encuentran adaptados a unas condiciones de vida extremas, letales para
cualquier otro ser vivo. Por dicho motivo, a este grupo de microorganismos también se les
denomina extremófilos.
Funciones de relación
Las bacterias responden a un número elevado de diversos estímulos ambientales mediante
modificaciones de su actividad metabólica o de su comportamiento.
Como muchas bacterias son móviles, la respuesta más generalizada consiste en movimientos
de acercamiento o alejamiento con respecto a la fuente de los estímulos. Estos movimientos
dirigidos, que pueden ser de varios tipos, se denominan taxias. Las quimiotaxis son respuestas
a señales químicas y las fototaxias respuestas a la luz.
Diversas bacterias grampositivas, ante los estímulos adversos del ambiente, provocan la
formación de esporas que pueden sobrevivir años y resistir a condiciones extremas de
deshidratación, calor, radiaciones y productos químicos tóxicos, llamadas endosporas. Se
desarrollan dentro de las células bacterianas vegetativas cuyo hábitat es el suelo.
Las endosporas están destinadas a proteger el ADN y el resto del contenido citoplasmático,
cuya actividad metabólica se reduce al estado de vida latente. Pueden resistir altas
temperaturas y soportar la acción de diversos agentes físicos y químicos. En condiciones
favorables, germinan y dan lugar a una nueva bacteria.
1. La membrana celular forma el septo de la espora, que comienza a aislar una pequeña
parte del citoplasma y ADN recién replicado
2. Crecimiento del tabique de la espora, la membrana celular rodea a la membrana, el
citoplasma y el ADN aislados anteriormente
3. El septo de la espora rodea la porción aislada para formar la preespora
4. Entre las dos membranas se forma una capa de peptidoglucano
5. Se forma la cubierta de la espora
6. Lisis de la célula y liberación de la endospora
Funciones de reproducción y genética bacteriana
Las bacterias se reproducen, por lo general, asexualmente por bipartición o división binaria.
En la bipartición, después de la replicación del ADN, la pared bacteriana crece hasta formar un
tabique transversal que separa las dos nuevas bacterias. Las células hijas formadas son
genéticamente idénticas a la célula progenitora. De esta manera y por sucesivas divisiones se
crearán colonias de células iguales a las que se denominan clones.
Bacterias heterótrofas
Los diferentes grupos de bacterias quimiolitótrofas y las principales reacciones que llevan a
cabo son las siguientes:
Bacterias del hidrógeno y del metano: se denominan así porque utilizan hidrógeno y
metano como fuente de electrones.
1
H 2 + O2 → H 2 O
2
CH4 + 2 O2 → CO2 + 2 H2O
Bacterias del azufre: oxidan azufre o alguno de sus derivados en estado reducido, y lo
transforman en ácido sulfúrico y sulfatos.
2−¿¿
H2S + 2 O2 → S O 4 + 2 H+
−¿¿ 1 −¿¿
N O2 + O2 → N O 3
2
Asimilación reductora del carbono y del nitrógeno: la oxidación de los sustratos
inorgánicos produce energía, que es utilizada por las bacterias para la síntesis de ATP y
NADPH, que luego emplearán para la asimilación reductora del carbono y del
hidrógeno.
Crecimiento microbiano
pH: la mayor parte de las bacterias crecen bien en un pH cercano a la neutralidad (6-7)
y pocas crecen en un pH ácido (1-4)
Requisitos químicos
Carbono: además del agua, uno de los factores fundamentales para el crecimiento
microbiano es el carbono. Elemento necesario para formar todos los compuestos
orgánicos que integran una célula viva
Fase de muerte: después de que una población ha llegado a la fase estacionaria, las
células pueden seguir vivas, pero a menudo dejan de metabolizar y mueren. Cuando
esto sucede, se dice que la población está en fase de muerte.
La microbiología industrial cultiva los microorganismos a gran escala para realizar importantes
transformaciones químicas o para obtener productos comerciales de gran valor.
Biorremediación
El sistema inmunitario está formado por un conjunto de órganos, células y moléculas dispersos
por todo el organismo, que son los responsables de su defensa frente a las sustancias extrañas,
procedentes tanto del exterior como del interior. Su respuesta frente a estas sustancias
extrañas, llamadas antígenos, se denomina respuesta inmunitaria.
En los seres humanos existen dos clases de moléculas MHC: MHC I, presentes en todas las
células del organismo y MHC II, que solo se encuentran en ciertas células especializadas, como
los macrófagos, las células dendríticas y los linfocitos B. Ambos tipos tienen un papel esencial
en el desencadenamiento de la respuesta inmunitaria adaptativa.
En los vertebrados, los patógenos, junto con la respuesta inmunitaria innata, estimulan la
respuesta inmunitaria adaptativa que ayuda a combatir a la infección más eficazmente.
Las células del sistema inmunitario
Todas las células que participan en las respuestas inmunitarias, tanto en la innata como en la
adaptativa, proceden de células madre hematopoyéticas pluripotenciales que residen en la
médula ósea y en el hígado fetal. A partir de ella se diferencian dos estirpes celulares:
Línea linfoide: a partir de ella se forman las células NK, que también intervienen en la
respuesta inmunitaria innata, los linfocitos B y los linfocitos T, que responden en una
etapa posterior de la infección y actúan de forma coordinada para desencadenar un
ataque más específico en la respuesta inmunitaria adaptativa.
La respuesta inmunitaria innata es la más primitiva desde el punto de vista evolutivo y se basa
en respuestas inmunitarias no específicas, de acción inmediata y carentes de memoria
inmunológica, que no requieren sensibilización previa.
Barreras externas
Constituyen la primera línea defensiva frente a los organismos parásitos y están formadas por:
Piel: es el órgano más externo del cuerpo y constituye la primera barrera que han de franquear los
microorganismos invasores. Cuando esta intacta es impermeable en la mayoría de los gérmenes, por eso
cuando se pierde la piel las infecciones se convierten en el problema principal. Además, está protegida
por un conjunto de secreciones que impiden que la mayor parte de los patógenos puedan sobrevivir
mucho tiempo sobre ella, como el bajo pH, los ácidos grasos y las secreciones sebáceas.
Mucosas: la piel se modifica en las aberturas naturales para dar lugar a las mucosas, que son epitelios
muy bien humedecidos. Esto las convierte en lugares idóneos para la penetración de gérmenes, por lo
que están protegidos por mecanismos de defensa propios, como la secreción de saliva y de lágrimas,
que contienen lisozima, una enzima que destruye la pared de las bacterias; o de mucus, que además de
contener inmunoglobulina A y péptidos antimicrobianos con función antibiótica natural, llamados
defensinas, atrapa los microbios y otras partículas extrañas, así pueden ser eliminados mediante el
movimiento ciliar, la tos o los estornudos.
Estómago e intestino delgado: el pH ácido del estómago y la acción enzimática de los jugos, gástrico e
intestinal, destruyen numerosos microorganismos.
Microbiota o flora bacteriana autóctona: la piel y las mucosas, especialmente la que tapiza el intestino
grueso, están poblados por una flora bacteriana autóctona, cuyas poblaciones establecen relaciones de
tipo ecológico que contribuyen a la defensa del organismo. Estas poblaciones de la microbiota
autóctona delimitan su territorio y suprimen el crecimiento de muchos agentes patógenos compitiendo
por nutrientes esenciales o produciendo sustancias inhibidoras del crecimiento.
El sistema del complemento
El sistema del complemento, llamado así porque complementa la función iniciada por los
anticuerpos para destruir a los patógenos, está formado por unas proteínas que viajan por la
sangre y, en ausencia de antígenos, están inactivas.
Esta cascada del complemento amplifica la señal inicial y permite incrementar la velocidad de
la respuesta, cuya finalidad es destruir al patógeno. La activación del complemento puede
tener lugar por dos vías:
Vía alternativa: forma parte de la respuesta inmunitaria innata en la que el sistema del
complemento es activado directamente por moléculas antigénicas de las superficies
celulares microbianas en ausencia de anticuerpos.
El fragmento C3a queda libre y, junto a otros componentes del complemento, actúa
sobre los mastocitos para que liberen sustancias, como la histamina que inicia la
reacción inflamatoria con el fin de atraer a los fagocitos al punto de infección.
El fragmento C3b permanece unido a las superficies microbianas y produce dos efectos:
Entre las proteínas antimicrobianas también se encuentran los interferones, que son
polipéptidos, que interfieren con la infección vírica. Las células infectadas por virus producen
interferones, que se liberan al espacio extracelular y protegen a las células vecinas que aún no
han sido infectadas.
Esta acción de interferencia se debe a que los interferones se unen a determinados receptores
de las células sanas y provocan en ellas un tipo de respuesta que impide la replicación del virus
dentro de la célula, además de favorecer la destrucción de las células ya infectadas. De esta
manera, cuando una célula responde a la acción del interferón, se vuelve resistente a la
infección vírica.
La reacción inflamatoria
La reacción inflamatoria es una reacción local que dificulta la proliferación del patógeno,
favorece su destrucción por los linfocitos NK y por los fagocitos y estimulan la reparación de los
daños causados por la infección en los tejidos.
Las células del sistema inmunitario se encuentran repartidas por todo el organismo y para
conseguir que se concentren en el foco de infección se desencadenan los siguientes procesos
cuyo resultado es la reacción inflamatoria.
Formación de pequeños coágulos en los capilares sanguíneos por acción del factor de
necrosis tumoral liberado por los macrófagos. Así se impide la diseminación de los
patógenos por la corriente sanguínea, que se ven obligados a dirigirse por la vía
linfática hacia los ganglios, donde esperan a los linfocitos para dar lugar a la respuesta
adaptativa.
Células de la respuesta inmunitaria innata o natural
Existe un grupo de células que desarrollan una respuesta inicial no específica en la inmunidad
natural.
Son fragmentos sin núcleo del citoplasma de los megacariocitos de la médula ósea y
desempeñan un papel fundamental en la formación de los coágulos sanguíneos. Además,
liberan serotonina, que contribuye a la reacción inflamatoria y participan en la reparación
posterior del tejido dañado.
Estas células están relacionadas con los basófilos, aunque no se encuentran circulantes por el
torrente sanguíneo, sino en los tejidos, especialmente el conjuntivo y las mucosas. Poseen
abundantes gránulos en su citoplasma cargados de histamina y de otras sustancias que
participan en la reacción inflamatoria. La secreción de histamina también es la responsable de
los síntomas adversos de las alergias, como la congestión nasal y la constricción bronquial en
los procesos asmáticos. Además, los mastocitos desempeñan un papel destacado en la
inmunidad frente a ciertos parásitos pluricelulares.
Leucocitos basófilos
Su citoplasma presenta dos tipos de granulaciones: gránulos azurófilos, que son lisosomas
cargados de peróxido de hidrógeno y enzimas hidrolíticas; y gránulos específicos, más
pequeños y cargados de lisozimas que utilizan para la destrucción de los gérmenes
fagocitados.
Los neutrófilos acuden al lugar de la infección en gran número, atraídos por sustancias
quimiotácticas. Atraviesan la pared de los capilares sanguíneos (diapédesis) con el fin de llegar
a los tejidos y combatir activamente la infección mediante la fagocitosis de los gérmenes
patógenos reforzando la acción de los macrófagos. El resultado de esta batalla origina pus, que
no es más que un montón de cadáveres de bacterias y fagocitos.
Leucocitos y eosinófilos
Poseen el núcleo lobulado. Son atraídos por quimiotaxis y tienen una acción fagocítica débil,
pero su número aumenta en el transcurso de determinadas parasitosis, ya que actúan frente a
grandes parásitos no fagocitables, liberando al exterior el contenido de sus gránulos que
provocan citotoxicidad y neurotoxicidad en el parásito.
También inhiben los procesos inflamatorios, sobre todo de origen alérgico, mediante la
secreción de enzimas que destruyen la histamina.
Monocitos
Son un grupo de leucocitos sanguíneos que se caracterizan por su gran núcleo en forma de
herradura y por la gran cantidad de lisosomas similares a los de los neutrófilos. Se encuentran
circulantes en la sangre y la linfa y escapan por diapédesis hacia los tejidos donde se
diferencian en macrófagos y en células dendríticas de mayor tamaño.
Macrófagos tisulares
Se encuentran repartidos por todo el organismo y constituyen junto con los monocitos, el
sistema fagocítico mononuclear. Monocitos y macrófagos acuden al foco de infección, atraídos
por los factores quimiotácticos donde llevan a cabo la destrucción de los patógenos por
fagocitosis.
Se comportan como centinelas en tejidos expuestos a los patógenos, como la piel, las mucosas
y los pulmones, y cuando localizan la presencia de virus y bacterias patógenas, los fagocitan y
se dirigen al bazo o a los ganglios linfáticos donde maduran, adquieren su aspecto dendrítico
característico y se convierten en células presentadoras de antígenos, ya que muestran trozos
del patógeno engarzados en los antígenos del complejo principal de histocompatibilidad a los
linfocitos Th.
Linfocitos NK
Los linfocitos NK carecen de especificidad y de memoria, suelen destruir células tumorales o
infectadas por virus, segregando perforina y otras sustancias citotóxicas que forman poros
transmembrana, lo que ocasiona la destrucción de la célula por lisis directa o por inducción de
la apoptosis. Representan las defensas naturales contra el cáncer.
Respuesta inmunitaria
Cuando las defensas de la inmunidad natural no han sido suficientes y el patógeno ha logrado
sobrevivir, se induce la respuesta inmunitaria adaptativa.
Una vez que el sistema inmunitario reconoce la naturaleza del antígeno, lanza contra él, al
cabo de una semana aproximadamente, dos tipos de respuestas adaptativas, que constituyen
las defensas específicas:
Respuesta celular: mediada por los linfocitos T, que destruyen los microorganismos
portadores de dicho antígeno y las células propias, en el caso de estar infectadas por
ellos.
Los vasos linfáticos comienzan en los capilares linfáticos, que en su origen son siempre
cerrados y poco a poco van reuniéndose y forman vasos de mayor diámetro. En la confluencia
de varios vasos linfáticos se forman masas de tejido esponjoso que dan lugar a los ganglios
linfáticos.
El timo aumenta de tamaño hasta la pubertad, pero una vez alcanzada la madurez
sexual comienza su involución progresiva y queda reducido a algunos islotes activos.
Por ello, la respuesta inmunitaria frente a la infección disminuye su eficacia con la
vejez.
Linfocitos TH: son CD4+ y se activan cuando una célula presentadora de antígeno les
muestra el antígeno procedente del agente infeccioso expuesto sobre el complejo
principal de histocompatibilidad de clase II (MHC-II). Se diferencian dos
subpoblaciones:
La muerte celular se produce por contacto directo entre los linfocitos T C y los antígenos
de membrana de las células diana, a las que se fijan y provocan la formación de poros
transmembrana a través de los cuales, introducen enzimas hidrolíticas y otras
sustancias citotóxicas. Lo que ocasiona la destrucción de la célula por lisis directa o por
inducción de la apoptosis.
Linfocitos T reguladores (Treg) y supresores TS: los linfocitos Treg están formados por sus
poblaciones de linfocitos CD4+ y los linfocitos TS están compuestos por sus poblaciones
de linfocitos CD8+. Ambos intervienen en la supresión de la respuesta inmunitaria, una
vez eliminado el antígeno, ya que son capaces de inhibir la activación y el
funcionamiento de otros linfocitos mediante citoquinas supresoras y previenen de las
enfermedades autoinmunes.
Linfocitos B
Proceden de linfoblastos pro-8 localizados, en primer lugar, en el hígado fetal y, más tarde, en
la médula ósea roja, donde madura. Adquieren receptores de membrana que son anticuerpos
de superficie denominados BCR, capaces de reconocer directamente a los antígenos de los
patógenos que son capturados mediante endocitosis y dirigidos en los lisosomas. Los
antígenos son engarzados en receptores MHC-II y presentados a los linfocitos T H-II, los cuales
activan a los linfocitos B que se transforman en células plasmáticas productoras de
anticuerpos.
Cooperación celular
El reconocimiento del antígeno origina el desencadenamiento de la respuesta inmunitaria
adaptativa, celular y humoral, lo cual requiere la cooperación entre las células presentadoras
de antígenos, los linfocitos TH, los linfocitos TC citotóxicos y los linfocitos B.
Presentación del antígeno a los linfocitos TC: una célula infectada por patógenos
internos ensambla un antígeno intracelular en moléculas del complejo principal de
histocompatibilidad (MHC-I). De esta manera, presentar el antígeno a un linfocito T C
citotóxico que reconoce el antígeno intracelular mediante sus receptores TCR.
Una vez que se unen a los antígenos, los internalizan mediante endocitosis y luego los
expresan en sus membranas, unidos a moléculas del tipo MHC-II, para más tarde
presentárselos a los linfocitos TH-2.
Linfocitos TH-2: reconocen los antígenos unidos a moléculas MHC-II presentados por
los linfocitos B y los activan mediante citoquinas, lo que provoca su proliferación y
diferenciación en células plasmáticas productoras de anticuerpos, que son moléculas
similares a los receptores BCR, que tenían los linfocitos B en su membrana.
Una vez activados, comienza un proceso de división mitótica que conduce a la proliferación de
estas estirpes de linfocitos seleccionadas, hasta alcanzar un número suficiente como para
eliminar al patógeno portador del antígeno. Una vez eliminado, hacen su aparición los
linfocitos TS y Treg que tendrán la respuesta inmunitaria.
Gran parte de los virus y toxinas bacterianas son neutralizados por los anticuerpos.
La mayoría de las bacterias patógenas son destruidos por la acción de los anticuerpos,
que provocan su opsonización estimulante de la fagocitosis, o bien la activación del
sistema del complemento por la vía clásica, que finaliza con lisis bacteriana por la
formación de complejos de ataque de membrana.
Cada linfocito y su descendencia originan un clon que manifiesta en su membrana un solo tipo
de receptor capaz de identificar a un único antígeno específico. La diversidad de clones y de
receptores se origina al azar durante el desarrollo embrionario y es independiente de la
presencia del antígeno. Tan solo se eliminan aquellos clones de linfocitos que por casualidad
hayan desarrollado receptores contra moléculas propias.
Si al cabo de un tiempo se produce un segundo contacto con el mismo antígeno, tiene lugar la
respuesta secundaria en la que las fases de la cooperación celular transcurren mucho más
rápidamente se produce una mayor cantidad de células plasmáticas y la cantidad de
anticuerpos liberada a la sangre, estar elevada que impide la infección y genera inmunidad.
Características de la respuesta inmunitaria adaptativa
El antígeno selecciona un clon de linfocitos TH, que se encargan de coordinar la respuesta
adaptativa; un clon de linfocitos TC, que destruyen células infectadas; y un clon de linfocitos B,
responsables de la respuesta humoral, pues más tarde, tras su diferenciación en células
plasmáticas, darán lugar a la producción masiva de un determinado tipo de anticuerpo, que se
unirá específicamente con el antígeno y provoca la destrucción del microorganismo invasor.
Como consecuencia de la actuación de los diferentes clones de linfocitos, que han sido
seleccionados por el antígeno, la respuesta inmunitaria adaptativa presenta las siguientes
características.
Especificidad
Los linfocitos TC seleccionados no son como los fagocitos de la respuesta innata, que actúan
con algo de miopía frente al patógeno invasor, sino que reconocen específicamente a las
células infectadas y las destruyen.
Por otra parte, los receptores de los linfocitos B son moléculas de inmunoglobulinas de
superficie, y los anticuerpos, que sintetizan las células plasmáticas y liberan al torrente
sanguíneo, son moléculas idénticas a las estructuras receptores, excepto en un pequeño
fragmento terminal, que los anticuerpos circulantes no poseen y los receptores
inmunoglobulínicos utilizan como sistema de anclaje en la membrana plasmática. Por esta
razón, los anticuerpos se unen específicamente con el antígeno.
De esta manera, el sistema inmunitario se hace tolerante frente a los antígenos propios y no
reacciona frente a ellos, solo actúa cuando reconocen lo no propio. Una alteración del sistema
de reconocimiento ocasionada por una mutación puede dar lugar a la aparición de
enfermedades autoinmunitarias.
Memoria
Cuando los linfocitos son activados por los antígenos en la respuesta primaria, se diferencian
en dos poblaciones: una de linfocitos efectores, encargados de poner en marcha la respuesta
adaptativa; y otra de linfocitos de memoria, que guardan el recuerdo del antígeno.
De este modo, ante el supuesto de un segundo contagio, son capaces de intervenir mucho más
rápidamente y originar una respuesta secundaria intensa capaz de impedir el desarrollo de la
infección. Son responsables del estado de inmunidad del individuo que puede durar más o
menos en función del tiempo de vida de estos linfocitos.
Interacción entre las respuestas innata y adaptativa
Las respuestas inmunitarias, innata y adaptativa, no actúan independientemente, sino que
trabajan juntas, formando un sistema de defensa integrado. Los macrófagos constituyen el
mejor empleo de esta estrecha coordinación entre los mecanismos defensivos de la inmunidad
natural (no específica) y los de la inmunidad adaptativa (específica).
Estos fagocitos comienzan su actividad inespecífica como parte de la respuesta innata, pero
viajan por el sistema linfático hasta los ganglios y otros órganos linfoides secundarios, como
células presentadoras de antígenos (CPA), y señalan el comienzo de la respuesta adaptativa.
En el momento en que se activan las defensas específicas y entran en juegos los anticuerpos,
las bacterias patógenas quedan señalizadas (opsonizadas) de manera característica, con el fin
de que puedan ser reconocidas por los fagocitos, que de este modo pierden su miopía inicial.
Así, el mecanismo fagocítico básico de la inmunidad natural se ve mejorado mediante los
componentes de la inmunidad adquirida.
Lo mismo ocurre con el sistema del complemento, que se activa mediante la vía alternativa, en
la respuesta innata y se potencia su acción al activarse mediante la vía clásica con los
anticuerpos generados en la respuesta adaptativa.
Inmunidad adquirida naturalmente de forma activa: es la que se logra tras haber superado con éxito
alguna enfermedad infecciosa producida por un microorganismo patógeno.
Inmunidad adquirida naturalmente de forma pasiva: es la que transmite la madre al feto mediante los
anticuerpos que pasan a través de la placenta o la que le proporciona al recién nacido mediante los
anticuerpos del calostro.
Inmunidad adquirida artificialmente de forma activa: es la que se consigue al formar anticuerpos tras la
administración de una vacuna que contiene un antígeno (inmunización).
Los anticuerpos llamados también inmunoglobulinas, son glucoproteínas producidas por las
células plasmáticas formadas a partir de los linfocitos B en respuesta a un antígeno. Su
característica fundamental es la capacidad de unirse específicamente al antígeno que indujo su
formación. Las inmunoglobulinas se encuentran en la sangre, la linfa, las secreciones y la
membrana de los linfocitos B.
Las regiones constantes de las cadenas ligeras y pesadas ocupan parte de los brazos y
el pie de la Y. Estas regiones son las responsables de las actividades biológicas de los
anticuerpos:
Las regiones variables de las cadenas ligeras y pesadas se localizan en los extremos de
los dos brazos de la Y. Estas regiones forman los sitios de unión al antígeno, es decir,
que son las responsables del reconocimiento y unión con los determinantes
antigénicos y deciden la enorme diversidad de los anticuerpos.
Clases de inmunoglobulinas
IgM pentámero: se localizan en el suero. Están formadas por 5 unidades básicas de
anticuerpo, por lo que tienen 10 puntos de unión al antígeno. Son las primeras
inmunoglobulinas que aparecen tras la exposición inicial al antígeno, respuesta
inmunitaria primaria. Promueven la neutralización y la aglutinación de los antígenos y
activan efectivamente el complemento.
IgG monómero: son las más abundantes, se localizan en el suelo y en los fluidos
tisulares. Están formadas por una sola unidad básica de anticuerpo, por lo que tienen
dos puntos de unión al antígeno. Se producen en grandes cantidades durante las
respuestas inmunitarias secundarias. Promueven la opsonización, neutralización y
aglutinación de los antígenos y activan el complemento, aunque menos efectivamente
que las IgM. Es la única clase de inmunoglobulina que cruza la placenta y, por lo tanto,
confiere inmunidad pasiva al feto.
Activación del complemento: las IgG y las IgM activan el sistema del complemento (vía
clásica), lo cual inicia una cascada de acontecimientos que acaban con la destrucción
de los microorganismos.
Inmunización activa
La inmunización activa o vacunación consiste en la inducción de la inmunidad mediante la
inyección de un antígeno o antígenos.
Vacunas atenuadas e inactivadas. Las vacunas atenuadas están formadas por microorganismos
inocuos obtenidos a partir de los patógenos naturales tratados para reducir su virulencia,
mientras que las inactivadas contienen microorganismos muertos, pero son inmunógenos.
Vacunas de antígenos purificados: están formados por sus unidades de antígenos purificados a
partir de microorganismos o de toxinas inactivadas. Los toxoides son toxinas inactivadas y por
tanto inofensivas que inducen la respuesta inmunitaria y son utilizados en la vacunación frente a
algunas enfermedades muy graves.
Vacunas de antígenos sintéticos: están formadas por aquellos antígenos microbianos que
desencadenan una respuesta inmunitaria más eficaz y que son sintetizados en laboratorios
mediante la aplicación de la tecnología del ADN recombinante. Lo que se ve favorecido por el
conocimiento del genoma de muchos microorganismos patógenos.
Vectores virales: son virus que contienen genes que codifican antígenos microbianos. Con esta
técnica, el antígeno se produce en el individuo vacunado y genera una respuesta inmunitaria
completa.
Vacunas de ADN: emplean plásmidos bacterianos que dan lugar a una respuesta inmunitaria
intensa, tanto celular como humoral, frente al antígeno proteico codificado por el ADN que las
constituye.
Inmunización pasiva
La inmunización pasiva o sueroterapia consiste en la inyección directa de anticuerpos
específicos o de linfocitos T activados contra las toxinas de algunos microorganismos con el fin
de tratar enfermedades infecciosas muy graves.
Una inmunodeficiencia es una situación patológica originada por un defecto grave en uno o
más componentes del sistema inmunitario, que hace que el organismo pierda el estado de
protección que dicho sistema le proporciona.
El sida
El síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) está causado por el virus de la
inmunodeficiencia humana (VIH).
El VIH es un retrovirus que infecta a distintas células del sistema inmunitario, como los
linfocitos T CD4+ o TH, que expresan receptores CD4, las células dentríticas y los macrófagos. El
VIH infecta a las células y utiliza la información contenida en su propio ARN para sintetizar ADN
por un proceso de transcripción inversa. Este ADN se replica junto con el de la célula
hospedadora para producir nuevos viriones que infectan a otras células.
El sida se desarrolla en una serie de etapas en las que el virus se extiende desde el lugar inicial
de la infección a los tejidos linfoides del organismo.
Reacciones de hipersensibilidad
El resultado puede ser la fagocitosis de las células, una respuesta citotóxica, o la rotura celular
por acción de los factores del complemento. A este tipo corresponden la enfermedad
hemolítica del recién nacido y la reacción transfusional contra antígenos del sistema ABO. En
esta última se producen IgM, que dan lugar a aglutinación y hemólisis tras una transfusión
inadecuada.
Una de las causas más comunes de este proceso está en la formación de complejos por una
infección persistente o por un proceso de autoinmunidad, como sucede en el lupus.
Los tratamientos antitumorales más comunes son la cirugía, que extirpa el tumor; la
radioterapia, que utiliza radiaciones ionizantes de alta intensidad; y la quimioterapia, que
proporciona determinados tipos de fármacos. Estas dos últimas terapias reducen el tumor o
destruyen células cancerosas que están en mitosis. Por otra parte, la terapia hormonal consiste
en aplicar determinados fármacos para inhibir la producción o bloquear la acción de las
hormonas sexuales implicadas en el desarrollo de ciertos tumores.
Además de estos tratamientos clásicos, en las últimas décadas se han desarrollado nuevos
tratamientos antitumorales, como la inmunoterapia, cuyos resultados esperanzadores han
abierto nuevos caminos para el diagnóstico precoz y la lucha contra el cáncer.
Inmunoterapia
Las células tumorales pueden ser destruidas precozmente por el sistema inmunitario,
especialmente por las células NK, antes de que den lugar a tumores. Esta acción antitumoral se
debe a que las mutaciones génicas responsables del cáncer producen antígenos tumorales
anormales, que las células cancerosas muestran sobre su superficie. Los cuales, son
reconocidos por el sistema inmunitario como extraños; este se activa y destruye las células
tumorales portadoras de dichos antígenos.
Sin embargo, nuestro sistema defensivo no siempre logra destruir todas las células tumorales,
ya sea porque éstas no muestran los antígenos tumorales en su superficie para que puedan ser
reconocidos como extraños; o porque ciertas células tumorales segregan sustancias que
disminuyen la respuesta inmunitaria; o bien porque el sistema inmunitario se ve desbordado
para erradicar todas las células tumorales debido al rápido crecimiento y la metástasis de
algunos tumores. Por esta razón, la inmunoterapia pretende estimular la respuesta antimoral
del organismo.
Terapia vírica oncolítica. Consiste en utilizar ciertos tipos de virus oncolíticos, ya sea
en estado natural o modificados genéticamente, capaces de infectar y destruir las
células cancerosas.
Por otra parte, es posible detectar la presencia de antígenos circulantes en el suero asociados
a la existencia de tumores mediante técnicas de inmunoensayo, como el método ELISA.
Autoinmunidad
Factores sexuales: estas enfermedades tienen mayor incidencia en las mujeres que en
los hombres, probablemente en relación con la influencia de las hormonas sexuales.
El trasplante es una técnica quirúrgica en la que se implanta un injerto formado por células
tejidos u órganos procedentes de una hora ante un individuo receptor con el fin de solucionar
un proceso patológico grave. Hay distintos tipos de trasplantes en relación con la procedencia
y el destino del órgano trasplantado:
El grado de rechazo depende del origen del órgano trasplantado. La capacidad para aceptar un
trasplante depende de que el órgano comparta los genes de histocompatibilidad con el
donante:
En los autotrasplantes y los isotrasplantes no existe rechazo, puesto que las células
del donante son genéticamente idénticas a las del receptor.
Las moléculas del MHC alogénico pueden ser reconocidas directamente por diferentes clones de linfocitos T,
que son específicos para los complejos formados entre un péptido extraño y una molécula del MHC propio.
Las células presentadoras de antígenos procesan las moléculas del MHC alogénico y las presentan como
péptidos asociados a moléculas del MHC propio que son reconocidos por linfocitos T H y linfocitos TC.
Los linfocitos T colaboradores activan a los linfocitos B que, una vez activados, dan lugar a células
plasmáticas capaces de segregar anticuerpos específicos contra las células del injerto.
Actuación inmunitaria del rechazo
Los linfocitos TH son activados por las células presentadoras de antígenos y segregan distintos
tipos de citoquinas.
Se ha comprobado que en el rechazo a los aloinjertos participan también las células del
sistema inmunitario del donante que están presentes en el injerto. Esto es especialmente
importante en el trasplante de un órgano que tiene sus propios linfocitos, como sucede con la
médula ósea.
La reacción injerto contra huésped es una enfermedad que se origina cuando los linfocitos T
maduros del donante desencadenan una respuesta inmunitaria contra los tejidos del receptor.
Esta enfermedad tiene consecuencias muy graves y puede llegar a ser mortal, ya que da lugar a
la necrosis de las células epiteliales del hígado y del sistema digestivo.