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Los conceptos en PSA siempre se construyen a partir de un hecho clínico. El hecho clínico que da
nacimiento al PSA es el encuentro con la histeria y son conceptos para operar en la clínica.
INCC-REPETISIÓN-TRANSFERENCIA-PULSION. El síntoma requiere de estas cuatro aristas; pero
habrá algo que escapa siempre a la conceptualización. La clínica desborda el ordenamiento
conceptual.
El pasaje del trauma a la fantasía. La primera conceptualización freudiana tiene a la histeria como
paradigma clínico. Tendencia a la descarga del aparato psíquico (sin posibilidad de descarga a
cero por el motor del deseo constante y porque existe otra tensión: el afecto, la suma de
excitación/ anterior concepto de pulsión); principio de placer que gobierna (sin el más allá).
Freud parte de 2 teorías: teoría de la defensa. Al principio sucede que separa la representación
del afecto y este va a parar a “otro lado” (se sostiene en toda la obra y práctica actual); teoría de
la seducción como VSPT (implica una vivencia sexual prematura y traumática que ha acontecido),
ésta cae tempranamente porque “ya no les cree a sus neuróticas” ya que no todas podrían haber
padecido todas algo similar. Habría confundido la ficción con lo realmente acontecido; nace así la
fantasía: realidad psíquica. La fantasía se haya de la mano del Trauma; ésta articula la
satisfacción de la pulsión parcial y a los primeros objetos de deseo. La fantasía tiene la función de
defensa: contra la propia práctica sexual infantil; y la función de satisfacción: entiéndase como
prolongación misma de la práctica sexual infantil.
Los síntomas son la práctica sexual del neurótico, sostenidos en una fantasía de satisfacción
inconsciente. Ésta se relaciona con la práctica sexual infantil y su misma defensa.
El acto masturbatorio se componía en esa época: pulsión y deseo. Acto masturbatorio con
contenido. Al unir estos campos heterogéneos no se separan: la fantasía le da una trama a esa
satisfacción sexual. El empuje de la pulsión parcial queda soldado a un deseo sexual infantil e
inconsciente.
La fantasía tiene la lógica del fantasma Lacaniano. La fantasía como soldadura se entiende como
el soporte de los síntomas neuróticos. Freud ubica 9 fórmulas que dan cuenta de la relación de la
fantasía con el síntoma.
La relación síntoma-fantasía en relación con el deseo inconsciente y trama representacional;
ligado al sentido del síntoma:
1) El síntoma histérico es el símbolo mnémico de ciertas vivencias e impresiones
traumáticas.
2) El síntoma histérico es un sustituto producido por conversión del retorno de las vivencias
traumáticas.
3) El síntoma histérico es, como lo son otras formaciones, expresión del cumplimiento de
deseo.
4) El síntoma histérico, es la realización de una fantasía inconsciente al servicio del
cumplimiento de deseo.
En relación con la pulsión:
5) Sirve a la satisfacción sexual y figura una parte de la vida sexual de la persona.
6) Corresponde al retorno de una satisfacción que aconteció en la vida infantil y desde
entonces reprimida.
7) Nace como compromiso entre 2 mociones pulsionares.
8) Puede asumir la subrogación de diversas mociones, pero no puede faltarle el contenido
sexual.
Las Reglas del análisis: En una situación de análisis hay una sola singularidad que debe primar:
ésta es la del paciente. Para que esto suceda el analista debe comprometerse a respetar las
reglas de abstinencia y neutralidad.
Es posible extraer tres objetivos básicos que perseguiría la Regla de abstinencia:
1‐ la frustración que impone el analista procura en el paciente cierto grado de padecer que
funciona como "fuerzas pulsionantes del trabajo analítico";
2‐ exponer al paciente a cierto padecer objetivo mediante frustración en el campo de la
transferencia vuelve actuales conflictos pulsionales que son así pasibles de influencia analítica.
3‐ la denegación de la satisfacción pulsional permite alcanzar el "propósito analítico" que Freud
lo define en 1914, en diferentes lugares, en los siguientes términos:
...Para él [el médico], el recordar a la manera antigua, el reproducir en un ámbito psíquico, sigue
siendo la meta...Se dispone a librar una permanente lucha con el paciente a fin de retener en un
ámbito psíquico todos los impulsos que él querría guiar hacia lo motor, y si consigue tramitar
mediante el trabajo del recuerdo algo que el paciente preferiría descargar por medio de una
acción, lo celebra como un triunfo de la cura
...Si su cortejo de amor fuera correspondido, sería un gran triunfo para la paciente y una total
derrota para la cura...Ella habría conseguido...actuar, repetir en la vida algo que sólo deben
recordar, reproducir como material psíquico y conservar en un ámbito psíquico...
...Las mociones inconscientes no quieren ser recordadas, como la cura lo desea, sino que
aspiran a reproducirse...
En este sentido, imponer la frustración a la satisfacción es la estrategia fundamental de la
técnica analítica. Impedir las satisfacciones sustitutivas persigue el objetivo principal de hacer de
la transferencia la vía regia de la elaboración, el motor de la cura, evitando que se convierta en
el campo de la satisfacción. En Recordar, Repetir y Reelaborar, Freud hace hincapié en la relación
entre transferencia y repetición: “Volvemos esa compulsión inocua y, más aún aprovechable si le
concedemos su derecho a ser tolerada en cierto ámbito: le abrimos la transferencia como la
palestra donde tiene permitido desplegarse con una libertad casi total, y donde se le ordena que
escenifique para nosotros todo pulsionar patógeno que permanezca escondido en la vida
anímica del analizado...
Y en Sobre la dinámica de la transferencia de 1912 dice: ...los fenómenos de la transferencia...nos
brindan el inapreciable servicio de volver actuales y manifiestas las mociones de amor
escondidas y olvidadas de los pacientes.
Principio de Neutralidad: Por tentador que pueda resultarle al analista convertirse en maestro,
arquetipo e ideal de otros, crear seres humanos a su imagen y semejanza, no tiene permitido
olvidar que no es esta su tarea en la relación analítica, e incluso sería infiel a ella si se dejara
arrastrar por su inclinación...
Entonces, mientras que debido a la Regla de Abstinencia el analista es compelido a impedir la
satisfacción pulsional del paciente, es en la observación del Principio de Neutralidad en lo que
quedará impedido de buscar las propias satisfacciones en los tratamientos que conduce. Es
decir, el Principio de Neutralidad es una imposición de abstinencia para el analista.
Por otra parte, los desarrollos en relación con la Atención Flotante también se vinculan
íntimamente a la posición de neutralidad.
...Por tanto, no se hace excepción a la regla de tomar siempre lo primero que al enfermo se le
pase por la mente, aún a costa de interrumpir la interpretación de un sueño ...esa técnica es muy
simple...consiste meramente en no querer fijarse (merken) en nada en particular y en prestar a
todo cuanto uno escucha la misma "atención libremente flotante"... uno fija (fixieren) un
fragmento con particular relieve, elimina en cambio otro, y en esa selección obedece a sus propias
expectativas o inclinaciones. Pero eso, justamente, es ilícito [...] Mientras uno toma apuntes o
traza signos taquigráficos, forzosamente practica una dañina selección en el material, y así liga
un fragmento de su propia actividad espiritual que hallaría mejor empleo en la interpretación de
lo escuchado...
La experiencia mostró pronto que la conducta más adecuada para el médico...era que él mismo se
entregase, con una atención parejamente flotante...evitase en lo posible la reflexión y la
formación de expectativas consientes...Por cierto este trabajo de interpretación no podía
encuadrarse en reglas rigurosas y dejaba un amplio campo al tacto y a la destreza del médico; no
obstante, cuando se conjugaban neutralidad y ejercitación se obtenían resultados confiables...
Punto 2: la tarea del analista va hacia la fijación. Las reglas se dan en el marco de una neurosis
artificial creada en el campo de transferencia tomando al analista como objeto. En la base de la
transferencia se haya el cliché: condiciones de amor y satisfacción pulsional que se articularán en
el campo de transferencia. Esta articulación hace posible dirigirse e intervenir sobre el cliché. Éste
tiene 2 dimensiones: la vertiente del deseo inconsciente y sus redes de determinación que
posibilitan el despliegue asociativo; el despliegue del ICC del saber no sabido. Pero el otro
despliegue implica la satisfacción pulsional en juego en el síntoma. El concepto de fijación es
central; la operación del analista es dirigirse, vía neurosis artificial, a incidir sobre los puntos de
fijación que comandan la neurosis y la formación del síntoma. Ésta segunda dimensión del cliché
produce, en el campo de la cura, la detención de las asociaciones, el cese del recuerdo; etc. Es la
que da lugar a la elaboración de Repetición “en acto” (pero sólo desde Mas allá del principio del
placer).
Otra perspectiva: La tarea del analista y la fijación se excluyen, ¿cómo? Del lado del analista: su
quehacer es excluyente de sus puntos de fijación para que la cura no sea dirigida desde los
propios puntos de fijación del analista.
La formación del analista se sostiene en 3 pilares: formación académica, el dispositivo de
supervisión y el propio análisis del analista. El analista en tanto posición depende del
entrelazamiento de esos 3 pilares.
Módulo 1, Tema 2: Síntoma- Transferencia perspectiva Lacaniana, centrada en el primer Lacan. Se
refiere a esto como un momento en el que se centran en los ejes imaginario y simbólico.
El caso Dora es paradigmático (1905); la conferencia 27 tiene 10 años más de elaboración teórica
y conceptual donde Freud se encuentra con el hecho clínico del Caso Dora, donde Freud no trata a
la Transferencia.
Lacan plantea en el Seminario 2 que es un peligro reducir al sujeto al YO (discute esto con la
APA). El sujeto es siempre escindido. También habla del Eje simbólico e Imaginario; en el
esquema L. y lo utiliza para distinguir entre Sujeto (S) y Yo (a). El Yo, por lo tanto, no es la
totalidad del sujeto; ojo con ver al Yo como completo, pues siempre es escindido.
El otro Semejante (a’) es aquél otro con el que el Yo se relaciona de forma imaginaria y a través
del lenguaje. La relación signada por el eje simbólico es la relación entre el Sujeto incompleto y
el Otro (A). Este Otro, es aquél del Discurso que funda al sujeto; dentro de esa relación Lacan
ubica al inconsciente. EL ICC Freudiano se ubicaría en el lugar del eje simbólico. El eje simbólico
puede aparecer de diversas formas, como manifestaciones del inconsciente, dentro del dispositivo
analítico.
El lenguaje en su dimensión imaginaria hace obstáculo al surgimiento del contenido inconsciente.
La acción analítica debe ir contra a esa especie de retracción inconsciente.
Todo análisis propone un desarrollo de verdad. Lacan propone pensar el caso Dora como un
movimiento dialéctico. Dora desarrolla su verdad, cuenta determinadas cosas y el analista debe
abstenerse de responder desde el sentido común, desde una opinión/ valor personal, desde
semejante, de a’. Debe responder entonces tratando de hallar una relación al Gran Otro. Esto se
llama “Inversión dialéctica” como la antítesis a la propuesta discursiva del paciente. Esto da lugar
a un “nuevo desarrollo de verdad” (síntesis).
: El Significado.
ARBOL: El Significante.
El lenguaje es un sinsentido, pero nosotros se lo otorgamos constantemente. Nuestro fantasma
trata de aquello singular desde donde la otorgamos sentido a todo, el marco con el que
interpretamos cada escena. La palabra es aquello singular desde donde se habla el lenguaje. La
palabra es la significación que damos dentro del sinsentido del lenguaje.
El lugar del otro es el lugar de la alteridad; como lo inconsciente que se presenta como otro en sí
mismo, algo que habla y lo desconozco. El analista va a ocupar el lugar del Otro porque va a ser
escuchado desde un lugar particular. El paciente sabe que el analista dice algo de sí y espera
aquella palabra porque a partir de esa dialéctica se continúa construyendo el análisis.
Lenguaje- diacronía (sigue y continúa)
Palabra- sincrónica (aparece y tiene efecto disruptivo, más no continuo).
LACAN. Deseos y fantasmas.
La pregunta neurótica. Freud lee a la neurosis con la clave Edipo castración; mientras que Lacan
pretende trasladar a las neurosis para ser leídos bajo la clave del sujeto al mensaje en la dialéctica
del sujeto al otro. El sujeto se dirige al otro para hacerse nombrar, para hacerse reconocer, y en
esa direccionalidad le otorga el poder determinante con relación a los nombres del ser del sujeto.
Para lacan en sujeto (emisor) no recibe sino su mensaje en forma invertida, es decir como
respuesta del otro (receptor). El mensaje del sujeto se constituye como tal a partir de la respuesta
que recibe del otro/ a partir de pasar por el campo del otro. “El sujeto recibe su propio mensaje no
en lo que emite, sino en lo que recibe como respuesta del campo del otro”.
Otro camino que toma Lacan para hacernos pensar esta dimensión del sujeto al otro y del poder
determinante del otro, es a través de la fórmula de la necesidad y la demanda que tiene como
resultado el Deseo: el Resto. Por ejemplo, si suponemos que un bebé llora por determinada
necesidad, ese llanto se constituye como llamada a partir de que otro lo interpretó como una
demanda (en este caso alimenticia). Interpretar es darle una versión probable a ese llanto, pero
nunca es exacta u absoluta. Por eso deja como resto eso que llamamos Deseo. Este no son
propiamente las ganas de algo, sino que es un resto entre el llanto (en respuesta a la necesidad) y
lo que se interpretara de eso.
“El lenguaje la da un marco al Ser”, la da un marco entre significantes que lo nombran; pero no
nos nombra del todo, hay algo inasimilable del significante respecto del ser porque ninguna
representación es absoluta. Es en este sentido que el lenguaje tiene un agujero, una falta, un
vacío. El agujero deja como resto aquello que llamamos Deseo. En decir, entonces, que el Deseo es
el motor que resta de toda interpretación que venga del otro del lenguaje.
Por otro lado, Lacan propone pensar que Falo no significa Pene, sino que representa una presencia
respecto de una ausencia, un tener o no tener; una representación psíquica de la diferencia. Es un
ordenador de la posición del sujeto en relación con la dialéctica del ser y el tener, es un
significante. Ahora bien, hay una dialéctica/ un entrecruzamiento entre lo simbólico y lo
imaginario por lo cual este último le resta una Gestalt/ una forma/ una imagen al significante Falo,
produciendo allí muchas veces una confusión.
En la histeria femenina se puede llegar a suponer y a buscar, en quien supone que lo tiene, aquello
que le falta. El derrotero de la neurosis es confundir al significante falo con el pene y asumir
entonces que lo tengo/ o que no lo tengo y buscar aquello que me faltaría a nivel del Ser, en quien
se suponga que lo tenga (otro u otra). Pag, 254. Mientras que el problema de los histéricos
masculinos sería suponer que tienen algo, cuando en realidad no (justamente, al poner a nivel de
sinónimos los significantes pene y falo).
Dice Lacan “déjenlo hablar al Yo que cuando tropiece vamos a tener la oportunidad de dejar
entrar al síntoma”. Se refiere a que el Yo es una forma de hacer algo con la pregunta y no querer
dejar que se desarrolle para no encontrar la verdad de la estructura que es que esa pregunta no
tiene Respuesta a nivel del Lenguaje. El síntoma hace de esa pregunta un enigma.
Conferencia 23, los caminos de formación de síntoma. Lo somático es lo que hace que el síntoma
se repita. Lo somático, para Freud, es una referencia a la pulsión y la fijación de aquella a una
determinada zona erógena del cuerpo. Esto hace que determinadas zonas sean más propensas a
que allí se constituya un síntoma. Si bien para la pulsión no hay objeto predeterminado, una vez
que se fije, éste no cambiará.
La fantasía enlaza los 2 elementos del síntoma y constituye la realidad psíquica. Ésta es la realidad
que cuenta para el neurótico; no importa si un evento sucedió o no; lo que importa es la huella
que eso haya dejado en su realidad psíquica. Ahora bien, el síntoma es un destino de la pulsión y la
eliminación de aquél no alcanza para la cura porque la capacidad de repetición del síntoma es
parte de su componente pulsional. Es decir, que si no tocamos la modalidad de satisfacción que se
juega en el síntoma, se repetirá. Por más de que se analicen e interpreten todos los sentidos del
síntoma, el factor pulsional permanecería no susceptible de cura. El síntoma, entonces, debe
descomponerse: separar los elementos (el sentido del síntoma y lo pulsional) que están unidos en
el plano de la fantasía (realidad psíquica). A partir de la fantasía se establece un objeto, pero para
devenir un síntoma deben cumplirse 3 condiciones:
No lograr sublimar aquella energía que quedó flotando/ no lograr desviarla a otra meta.