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PSICOANALISIS II
2º cuatrimestre 2 0 1 8
Trabajo grupal
Sofía Valenzuela
2) ¿Que dice Freud del relevo del principio de placer por el principio de realidad y de
esa otra fuente del desprendimiento de displacer?
El relevo del principio de placer por el principio de realidad puede ser responsabilidad solo
de una pequeña parte de las experiencias de displacer .El desprendimiento de displacer
surge de los conflictos y escisiones producidas en el aparato anímico mientras el yo
reconoce su desarrollo hacia organizaciones de superior complejidad. Casi toda la energía
que llena el aparato proviene de las mociones pulsionales congénitas. En el curso del
desarrollo ciertas pulsiones o parte de estas se muestran inconciliables con las restantes
que pueden conjugarse en la unidad abarcadora del yo. Son segregadas entonces de esta
unidad por el proceso de represión, retenidas en estadios inferiores del desarrollo psíquico
y se les corta la posibilidad de alcanzar satisfacción. Y si luego consigue procurarse por
ciertos rodeos una satisfacción directa o sustitutiva, este éxito es sentido por el yo como
displacer.
Se redefine el trauma con las excitaciones externas que poseen fuerza suficiente para
perforar la protección anti estimulo. En un primer momento el principio de placer quedará
abolido. Ya no podrá impedirse que el aparato anímico resulte anegado por grandes
volúmenes de estímulo; entonces, la tarea planteada es más bien esta otra: dominar el
estímulo, ligar psíquicamente los volúmenes de estímulo que penetraron violentamente a
fin de conducirlos, después, a su tramitación.
Creo que podemos atrevernos a concebir la neurosis traumática común como el resultado
de una vasta ruptura de la protección antiestimulo. Si en la neurosis traumática los sueños
reconducen tan regularmente al enfermo a la situación en que sufrió el accidente, es
palmario que no están al servicio del cumplimiento de deseo, cuya producción alucinatoria
ACULTAD DE PSICOLOGIA Y RECURSOS HUMANOS
devino la función de los sueños bajo el imperio del principio de placer. Estos sueños
buscan recuperar el dominio sobre el estímulo por medio de un desarrollo de angustia cuya
omisión causó la neurosis traumática.
Pero los mencionados sueños de los neuróticos traumáticos ya no pueden verse como
cumplimiento de deseo. Más bien obedecen a la compulsión de repetición, que en el
análisis se apoya en el deseo (promovido ciertamente por la «sugestión» de convocar lo
olvidado y reprimido. Así, no sería la función originaria del sueño eliminar, mediante el
cumplimiento de deseo de las mociones perturbadoras, unos motivos capaces de
interrumpir el dormir; sólo podría apropiarse de esa función después que el conjunto de la
vida anímica aceptó el imperio del principio de placer. Si existe un «más allá del principio
de placer», por obligada consecuencia habrá que admitir que hubo un tiempo anterior
también a la tendencia del sueño al cumplimiento de deseo.