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Bioquímica General y Bucal - FOUBA

CATALIZADORES BIOLÓGICOS: ENZIMAS

Las enzimas son moléculas biológicas de gran interés que determinan la pauta de las
transformaciones químicas. La vida, tal y como la conocemos, sería inconcebible si no existieran
estos catalizadores que facilitan y controlan los procesos metabólicos.
Casi todas las enzimas conocidas son proteínas. Sin embargo, el reciente descubrimiento de
moléculas de ARN catalíticamente activas o ribozimas indica que las proteínas no tienen un
monopolio absoluto como catalizadores. Las enzimas son macromoléculas muy eficaces en catalizar
diversas reacciones químicas, debido a su capacidad para unirse específicamente a un gran número
de moléculas. Una enzima puede estar formada por una sola cadena polipeptídica, por múltiples
subunidades, o puede formar parte de un complejo multienzimático.
Utilizando el completo repertorio de fuerzas intermoleculares, las enzimas acercan los sustratos con
una orientación óptima para permitir el establecimiento o ruptura de enlaces químicos.

CINÉTICA QUÍMICA

El estudio cinético de las reacciones químicas tiene por objeto determinar el mecanismo y la
velocidad con que interaccionan las moléculas bajo determinadas condiciones.
La velocidad de una reacción química puede medirse como:
a) La velocidad de formación de uno o más productos, o
b) La velocidad de utilización de uno o más de sus reactantes o sustratos.

El incremento en la concentración de los reactantes aumenta la posibilidad de interacción entre los


mismos y por consiguiente la velocidad de la reacción.

La expresión de la ecuación de velocidad tiene la forma general:

velocidad de la reacción = constante x [reactante] n

donde n es el orden de la reacción cuando n = 1, la reacción es de primer orden, es decir, la velocidad


es proporcional a la concentración de un solo reactante. Cuando n = 2, la reacción es de segundo
orden, y la velocidad es proporcional al producto de las concentraciones de los reactantes, o al
cuadrado de la concentración de un sólo reactante. También puede darse el caso de reacciones en
donde su velocidad no depende de las concentraciones de ninguno de sus reactantes (orden cero),
o que dependa de más dos reactantes, o que el orden sea mixto.

ENERGÍA DE ACTIVACIÓN

La clave que llevó al descubrimiento del criterio más importante para entender el mecanismo de las
reacciones químicas, es el hecho de que las velocidades de reacción son en general muy sensibles a
la temperatura. A pesar de que algunas reacciones son independientes de la temperatura, la
mayoría de ellas aumentan su velocidad entre 1,5 y 5 veces al incrementar la temperatura 10ºC.
Para explicar este hecho experimental, se postuló que al aumentar la temperatura, aumenta la
fracción de moléculas capaces de tener energía suficiente para alcanzar un “estado activo”, para

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luego transformarse en el producto de reacción, por formación o ruptura de los enlaces químicos.
Al incrementarse la temperatura, aumenta desproporcionadamente la frecuencia de las colisiones
de todos los tipos (roces, choques, moderados) entre los reactantes incluso la frecuencia de las más
violentas. Se admite que las únicas moléculas que reaccionan son aquellas que al chocar llevan
consigo una energía mayor que un cierto valor mínimo.
Puede definirse la “energía de activación” como el valor mínimo de energía de colisión necesaria
para que ocurra la reacción. Hay una energía de activación determinada para cada reacción. La
energía de activación es sólo uno de los factores que afectan la velocidad de una reacción y su valor
no puede modificarse sino por una excepción sumamente importante: el fenómeno de catálisis.

CATALIZADORES

Para que una reacción tenga lugar se debe superar, como se ha dicho, la energía de activación. Una
vez vencida esa barrera energética, el sistema evoluciona de forma tal que llega al estado final de
reacción. Las formas de incrementar la velocidad de reacción son:
1) aumentando la temperatura para que mayor cantidad de reactivo alcance dicha energía ó;
2) disminuyendo la energía de activación.
Dado que existen limitaciones en cuanto a los valores de temperatura compatibles con la vida, la
opción es disminuir los valores de energía de activación. Esta es precisamente la función de un
catalizador. Los catalizadores aceleran las reacciones químicas disminuyendo la energía de
activación, se combinan con los sustratos para producir un estado de transición de menor energía
que el estado de transición de la reacción no catalizada (figura 1).
Aunque la reacción transcurra en presencia del catalizador, las energías del estado inicial (Gi) y del
estado final (Gf), son las mismas que en ausencia de catalizador; esto es, la variación de energía
libre de la reacción (ΔG= Gf-Gi) no se modifica en presencia del catalizador. Cuando los productos
de reacción se forman, se regenera el catalizador al estado libre.

Figura 1: Diagrama de energía para una reacción catalizada y no catalizada.

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La mayoría de las reacciones químicas importantes en procesos biológicos tienen una energía de
activación tan elevada que es imposible que ocurran “in vitro”. Afortunadamente, la naturaleza
proveyó a los seres vivos de catalizadores biológicos de manera que estos suministran nuevas rutas
con menor energía de activación lográndo así velocidades de reacción adecuadas para que los
procesos biológicos sucedan y hagan posible la vida, el crecimiento y la reproducción. Estos
catalizadores biológicos reciben el nombre de enzimas.

En síntesis: Las enzimas disminuyen la energía de activación sin modificar la variación de energía
libre de la reacción.

Veamos un ejemplo concreto:


2 H2O2 ↔ 2 H2O + O2

La descomposición del agua oxigenada (H 2O 2) tiene una E de activación de 18 kcal/mol. El platino


coloidal (catalizador inorgánico) cataliza esta reacción llevando la E de activación a 11.7 kcal/mol
mientras que la enzima catalasa, disminuye la E de activación a menos de 2 kcal/mol.

Las enzimas no alteran los equilibrios de reacción

Una enzima no puede alterar el equilibrio de una reacción química. Esto significa que acelera la
reacción en uno y otro sentido con el mismo factor.
Tomemos un ejemplo:
10-4 s-1
A B
10 -6 s -1

Supongamos que en la ausencia de enzima las constantes de velocidad son las magnitudes que
aparecen junto a las fechas. En el equilibrio:

[A] x 10-4 s-1 = [B] x 10-6 s-1

La constante de equilibrio K viene dada por la relación entre estas constantes de velocidad:

[B] 10-4
K = ----------- = ------------ = 100
[A] 10-6

La concentración de equilibrio de B es 100 veces la de A, haya o no enzima presente. Sin embargo,


se tardarían varias horas en conseguir este equilibrio sin enzima, y un segundo con enzima. Así pues,
las enzimas aceleran la llegada del equilibrio, pero no varían su posición. Esto es: la mezcla final
de la reacción una vez alcanzado el equilibrio es igual sin importar si ésta es o no catalizada por una
enzima.

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CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LAS ENZIMAS

1) Especificidad: Las enzimas son muy específicas tanto en la reacción que catalizan como en
la selección de las sustancias reaccionantes, denominadas SUSTRATOS. Una enzima cataliza
normalmente una sola reacción química, o un grupo de reacciones químicas estrechamente
relacionadas. Por eso un ser vivo requiere una gran variedad de enzimas para cubrir los distintos
tipos de reacciones que en él se llevan a cabo.
2) Poder catalítico: las enzimas aceleran las reacciones multiplicando su velocidad por un
millón de veces e incluso más.
3) Eficiencia: Las enzimas son más efectivas en pequeñas concentraciones, transformando un
gran número de moléculas de sustrato por unidad de tiempo.
Además, las enzimas NO sufren modificaciones químicas durante la catálisis; es decir, luego de la
reacción enzimática se recuperan inalteradas.

NOMENCLATURA

Una forma general de denominar a las enzimas es añadir el sufijo “asa” al nombre del sustrato; por
ejemplo la ureasa es la enzima que cataliza la hidrólisis de la urea; una transferasa cataliza la
transferencia de un grupo químico; una esterasa actúa sobre un éster. Los nombres de algunas
enzimas muy conocidas del sistema digestivo – por ejemplo pepsina, tripsina y quimotripsina – son
excepciones a la regla.
Actualmente se han adoptado ciertas recomendaciones de la “Internacional Enzime Comisión” para
sistematizar la nomenclatura y la clasificación de las diferentes enzimas conocidas en base al tipo
de reacción que catalizan. Entre las más importantes podemos mencionar
a) Oxidorreductasas: catalizan reacciones de óxido-reducción. Ej. Deshidrogenasas.
b) Transferasas: catalizan la transferencia de grupos funcionales entre dadores y aceptores. Ej.:
aminotransferasas (transaminasas); quinasas (transfieren un grupo fosfato desde un nucleótido
trifosfato hacia un aceptor)
c) Hidrolasas: catalizan reacciones de hidrólisis (ruptura de ciertas moléculas en presencia de
agua) Ej.: fosfatasas (eliminan grupos fosfatos).

CENTRO ACTIVO Y GRUPOS CATALÍTICOS

El centro activo de una enzima es la región de una enzima que interacciona con el sustrato (y el
grupo prostético si existe) y contiene los residuos que participan directamente en la producción y
ruptura de enlaces. Estos residuos se denominan grupos catalíticos y conforman lo que se denomina
el centro catalítico de la enzima (generalmente constituido por 5 ó 6 aminoácidos). Los centros
activos constituyen una porción relativamente pequeña del volumen total de la enzima.
Generalmente son entidades tridimensionales formadas por grupos que proceden de distintas partes
de una secuencia lineal de aminoácidos, razón por la cual es indispensable mantener la estructura
terciaria de la enzima para que sea catalíticamente activa.

Los sustratos se unen a los centros activos por numerosas fuerzas débiles (fundamentalmente por
puente de hidrógeno). Son hoyos o hendiduras a los que los sustratos quedan ligados, donde

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generalmente el agua ha quedado excluida (salvo que sea un componente de la reacción). Un


sustrato debe tener una forma adecuada para introducirse en el centro activo. La metáfora
establecida en 1890 por Emil Fischer, sobre la llave y la cerradura, parecía ser esencialmente
correcta porque permitía entender la estereoespecificidad de la catálisis. Sin embargo, está
actualmente probado que la forma de los centros activos de algunas de las enzimas se modifican
sensiblemente al unirse al sustrato, como fue postulado por Koshland en 1958. Los centros activos
de estas enzimas tienen formas que son complementarias a las del sustrato solamente después de
que el sustrato se ha unido. Este proceso de reconocimiento dinámico se denomina ajuste inducido
y puede compararse con los cambios que sufre un guante al ponerle la mano en su interior (figura
2).

Figura 2: Modelos de interacción enzima-sustrato.


B A: modelo llave – cerradura (izquierda). B: modelo de ajuste inducido (derecha).

COFACTORES

En algunas enzimas, la parte proteica por sí sola posee actividad catalítica y por esta característica se
las clasifica como enzimas simples. Otras, sin embargo, dependen para su actividad catalítica de la
estructura proteica y de otras estructuras no proteicas, y por ello se las clasifica como enzimas
conjugadas. Esas estructuras no proteicas reciben el nombre de cofactores. Son resistentes al calor
o termoestables a diferencia de las proteicas que son termolábiles. El complejo enzima-cofactor
recibe el nombre de holoenzima. A la fracción proteica aislada del cofactor, que es inactiva, se la
denomina apoenzima.
Los cofactores pueden ser:
● Simplemente iones metálicos (por ej. Mg 2+; Mn2+; Cu2+) ó
● En algunos casos moléculas orgánicas más complejas. Estas últimas reciben el nombre de
coenzimas.
Si la molécula orgánica se encuentra unida por enlaces covalentes a la enzima, la coenzima recibe el
nombre de grupo prostético. Muchas veces las coenzimas están vinculadas por su estructura química
a las vitaminas hidrosolubles (vit B 6 , vit B1) (ver figura 3).

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Figura 3: Clasificación de las enzimas según su estructura.

CURVAS DE ACTIVIDAD EN FUNCIÓN DE LA TEMPERATURA Y EL PH

a) Temperatura: en un margen relativamente pequeño de temperatura, según aumenta la


temperatura, la velocidad de reacción catalizada por una enzima cambia, normalmente aumenta
primero y después desciende. Por lo tanto, existe un rango óptimo de temperatura en la cual la
enzima es mucho más activa.

Figura 4. Curva de actividad enzimática en función de la temperatura


Este comportamiento es el resultado de dos fenómenos concurrentes:
1- Incremento previsto en cualquier reacción química, esté o no catalizada (aumenta la
temperatura, aumenta la energía de colisión).
2- Progresiva inactivación de la enzima por desnaturalización.

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Por lo tanto, todas las enzimas tendrán una temperatura óptima que en la mayoría de los casos será
coincidente con la fisiológica (figura 4).

Figura 5: Curvas de actividad enzimática en función del pH de algunas enzimas.

b) pH: la mayoría de las enzimas poseen un pH característico en el que su actividad es máxima. Por
encima y por debajo de ese pH la actividad disminuye. Este efecto del pH se debe a varios factores:
1) la ionización de los grupos laterales de la enzima (recordemos que las enzimas son proteínas,
y que sus monómeros, AA, son capaces de captar o ceder protones según el pH del medio en el que
se encuentren).
2) de los grupos funcionales del sustrato que pueden modificar sus cargas según el pH del
medio.
3) de las modificaciones que sufra la estructura terciaria de la enzima, que pueden influir en la
interacción enzima-sustrato facilitándola o entorpeciéndola.

El rango de pH en el cual una enzima es activa, así como su pH óptimo, son característicos de cada
enzima y se corresponden con las condiciones fisiológicas en las cuales la misma debe actuar. Por
ejemplo: la pepsina tiene como pH óptimo entre 1,5 y 2,5 y su lugar de acción es la mucosa del
estómago donde el pH es aproximadamente igual a 2; la tripsina muestra su mayor actividad a
valores de pH del medio cercanos a 8.0 y al modificar ese pH la actividad disminuye (figura 5).

CINETICA ENZIMATICA

Todas las consideraciones generales que hemos visto sobre cinética química pueden aplicarse a las
reacciones catalizadas por enzimas. Sin embargo, estas últimas tienen la particularidad de mostrar
el fenómeno de saturación por el sustrato.

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Figura 6: Representación de la velocidad de reacción V, en función de la concentración de sustrato


[S], para una enzima que obedece a la cinética de Michaelis - Menten.

En la figura 6 vemos el efecto de la concentración del sustrato sobre la velocidad de la reacción


catalizada por un enzima: S → P. Cabe considerar que el número de moléculas de enzima (cantidad
de enzima) es constante durante la experiencia.

A una concentración de sustrato baja, la velocidad inicial de la reacción (V 0) es casi proporcional a


la concentración de sustrato [S]. Sin embargo, a medida que la concentración de sustrato aumenta,
la velocidad deja de ser proporcional hasta alcanzar una [S] donde se aproxima asintóticamente a
una velocidad constante (V máx.) y llega a ser esencialmente independiente de dicha concentración.

La velocidad de la reacción aumenta a medida que aumenta la [S] hasta alcanzar la velocidad
máxima (Vmáx). A partir de allí todas las moléculas de enzima están combinadas con el sustrato
(la enzima está saturada) y un nuevo aumento en la [S] carece de efecto sobre la velocidad de la
reacción.

Todas las enzimas muestran el efecto de saturación, pero varían ampliamente con respecto a la [S]
que se necesita para alcanzarlo. El efecto de saturación condujo a algunos de los primeros
investigadores a formular hipótesis que la enzima y el sustrato reaccionan reversiblemente para
formar un complejo, como etapa inicial en la reacción catalizada.

Leonor Michaelis y M.L. Menten desarrollaron en 1913 una teoría general acerca de la acción
cinética de las enzimas. Dicha teoría supone que la enzima se combina en primer lugar con el
sustrato (S) para formar el complejo enzima – sustrato (ES); a continuación este último se escinde
en una segunda etapa, para formar enzima libre y producto (P).

E + S ↔ ES → E + P

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Michaelis y Menten dedujeron la ecuación de velocidad para las reacciones catalizadas por enzimas
que sólo actúan sobre un sustrato.

Donde:
V0 = velocidad inicial
[S] = sustrato
V máx = velocidad máxima
Km = constante de Michaelis-Menten

La curva obtenida al graficar la velocidad de una reacción catalizada por una enzima michaeliana,
frente a concentraciones creciente de sustrato es una hipérbola (Fig. 6).

Significado de los valores de Km y V máx

Los valores de Km varían ampliamente. Dependen de cada sustrato particular y de las condiciones
ambientales como pH, temperatura y fuerza iónica. Km puede definirse matemáticamente como la
[S] necesaria para alcanzar la mitad de la velocidad máxima de reacción.
Es inversamente proporcional a la afinidad de la enzima por el sustrato, es decir a menor Km, mayor
afinidad de la enzima por el S, ya que es menor la [S] necesaria para alcanzar la mitad de V máx. El
Km se expresa en unidades de concentración (Molar).Si una enzima actúa sobre varios sustratos se
considera como el sustrato natural o fisiológico a aquel con el que se obtiene la menor Km.
La velocidad máxima varía ampliamente de una enzima a otra, para una concentración de enzima
determinada. Depende directamente de la concentración de enzima presente; también varía con la
estructura del sustrato, el pH y la temperatura.

INHIBIDORES ENZIMÁTICOS

Si a un sistema enzimático se le añaden sustancias que impiden la actividad propia de la enzima, se


dice que el sistema ha sido inhibido. La sustancia usada con estos fines se denomina “inhibidor”. La
inhibición de la actividad enzimática por moléculas específicas pequeñas y por iones es importante
porque constituye uno de los mecanismos de control en los sistemas biológicos. También muchos
fármacos actúan inhibiendo enzimas, tales como el AZT, que inhibe a una de las enzimas del Virus
de Inmunodeficiencia Humana (VIH); o las sulfamidas, antibióticos que inhiben el crecimiento
bacteriano.

Muchos inhibidores son agentes que desnaturalizan a las enzimas, ya que estas son proteínas
precipitables por una diversidad de agentes como aniones complejos o cationes de metales pesados
(Pb2 , Ag+). Estos iones actúan sobre casi todas las enzimas. Otras sustancias bloquean
específicamente determinadas acciones enzimáticas y su especificidad es tal que sólo cierto sustrato
y cierta enzima son susceptibles a la inhibición.

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La inhibición enzimática puede ser tanto reversible o irreversible.

a) Inhibidor irreversible: el inhibidor ( I ) queda covalentemente unido a la enzima, provocando


un cambio permanente en dicha molécula, lo que resulta en una pérdida definitiva de su actividad.
Este tipo de inhibición no puede ser tratada por los principios de Michaelis - Menten que suponen
la formación reversible de los complejos E-I (enzima-inhibidor) o ESI (enzima-sustrato-inhibidor).
Ejemplo: los venenos organofosforados, utilizados como insecticidas producen inhibición
irreversible de la acetilcolinesterasa, una enzima fundamental para la función del sistema nervioso.

b) Inhibidor reversible: se caracteriza, en contraste con el irreversible, por la rápida disociación


del complejo enzima-inhibidor. De los tres tipos de inhibición reversible que pueden sufrir las
enzimas, estudiaremos la competitiva y la no competitiva:

1. Inhibidor competitivo: el inhibidor presenta similitud estructural con el sustrato y puede


combinarse con la enzima libre ( E ) de tal modo que compite con el sustrato normal para unirse al
centro activo (Fig. 8). Como ( I ) reacciona reversiblemente con E para formar un complejo E-I, este
tipo de inhibición puede contrarrestarse aumentando la [S].
.

Figura 8: Representación esquemática del mecanismo de acción de un inhibidor


competitivo.

Obsérvese que cuando (I) interacciona con (E) no se libera el producto (ecuación vertical). Pero
como esta unión es reversible, al liberarse el inhibidor aparece el producto (ecuación horizontal).
La inhibición competitiva se reconoce experimentalmente con facilidad, debido a que el porcentaje
de inhibición para una determinada concentración de inhibidor, disminuye al incrementarse la
concentración de sustrato (figura 9). La presencia de un inhibidor competitivo incrementa el Km de
la enzima por el sustrato; esto provoca que se precisen mayores [S] para que se alcance la Vmáx
(disminuye la afinidad de la enzima por el sustrato). Por otra parte, no afecta el valor de Vmáx, la
cual se alcanza al agregar determinada [S] (figura 9). Ejemplo: La droga AZT como inhibidor
competitivo de la enzima transcriptasa reversa del virus VIH.

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Figura 9: Curva de velocidad en función de la concentración de sustrato en presencia y ausencia


de un inhibidor competitivo.

2. Inhibidor no competitivo: el inhibidor no competitivo puede combinarse con E o con el


complejo E-S, interfiriendo con la acción de ambos; se une a un sitio de la E distinto al sitio activo,
a menudo para deformar a la E, de modo que no pueda formarse el complejo ES a su velocidad
normal y una vez formado no libere los productos de la reacción (Fig. 10).

Ejemplo: pertenecen a este tipo de inhibidores, ciertas sustancias capaces de unirse


reversiblemente a grupos sulfhidrilo de algunos aminoácidos de la enzima, como por ejemplo, los
iones Cu2+ , Hg2+ y Ag+, su unión provoca cambios conformacionales que inactivan a la enzima.

Figura 10: Representación esquemática del mecanismo de acción de un inhibidor


no competitivo

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La presencia del inhibidor no competitivo no modifica el Km de la enzima por el sustrato (no se une
al sitio activo), pero si afecta a la Vmáx de la reacción disminuyéndola. A diferencia de la inhibición
competitiva, no puede restablecerse la Vmáx con el agregado de sustrato. (Fig. 11).

Figura 11: Curva de velocidad en función de sustrato en ausencia y presencia de un


inhibidor no competitivo.

REGULACIÓN DE LA ACTIVIDAD ENZIMÁTICA

La actividad de las enzimas en las células es ajustada a los requerimientos fisiológicos, cambiantes
a cada momento. Existen varios mecanismos de regulación.
La actividad de la enzima es proporcional a los niveles de sustrato cuando la concentración de
sustrato es baja. En condiciones fisiológicas, las concentraciones de sustrato se encuentran por
debajo o próximas al Km, de ésta manera, los niveles de sustrato determinan la mayor o menor
actividad enzimática. Al aumentar la concentración de sustrato en la célula, se acelera su utilización
y viceversa.
Las transformaciones de un determinado compuesto en el organismo se producen generalmente a
través de una serie de etapas o reacciones, cada una de ellas catalizadas por una enzima diferente.
En cada reacción se forma un nuevo producto, que es utilizado como sustrato por la enzima de la
etapa siguiente. En casi todas estas secuencias de reacciones (vías metabólicas) existe una o más
enzimas que actúan como reguladores del flujo de sustratos y productos, ajustándolos a las
necesidades de la célula. Estas enzimas reguladoras no sólo cumplen su función catalizadora, sino
que aumentan o disminuyen su actividad en respuesta a señales específicas.
De acuerdo con el tipo de señal a la cual responden, las enzimas reguladoras pueden poseer:

REGULACIÓN A CORTO PLAZO

En este grupo se encuentran las enzimas alostéricas y las reguladas covalentemente.


Son responsables de alteraciones en el estado metabólico de la célula o del tejido en que se
encuentran en un intervalo de tiempo relativamente corto (segundos para las alostéricas y unos
minutos para las reguladas covalentemente).

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1) Enzimas alostéricas

La mayoría de las enzimas alostéricas son enzimas determinantes de la velocidad de ciertas vías
metabólicas. Su actividad es modulada por ligandos, en forma muy diferente a las inhibiciones
competitivas y no competitivas. Las enzimas alostéricas, además del sitio activo poseen uno o más
sitios adicionales llamados sitios alostéricos a los que se unen en forma específica ligandos
conocidos como efectores o moduladores alostéricos. La unión de un modulador alostérico causa
una modificación en la enzima, de modo que la afinidad por el sustrato cambia. Los moduladores
positivos aumentan la afinidad de la enzima por el sustrato. Los moduladores negativos disminuyen
la afinidad de la enzima por el sustrato (figura 12).

Figura 12: Enzima alostérica: Esquema del cambio conformacional de la enzima en presencia de un
modulador positivo

Cinética alostérica

Resulta difícil generalizar el comportamiento cinético de las enzimas alostéricas, ya que cada una
tiene su comportamiento característico. Sí está claro que dichas enzimas no siguen la cinética de
Michaelis-Menten, por lo tanto no es conveniente utilizar los parámetros Km y Vmáx, aunque varios
autores aplican los términos Km aparente y V máx aparente para comparar la cinética frente a
distintos moduladores. Muchas enzimas alostéricas muestran curvas sigmoideas de velocidad de
reacción frente a la concentración de sustrato (Fig. 13).

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Figura 13: Cinética enzimática de una enzima alostérica (sigmoidea)

La relación sigmoidea entre la [S] y la velocidad es necesaria para el control eficaz de una enzima,
ya que cambios leves en la [S] provocan que la actividad enzimática comience o se detenga. En
contraste, si la enzima presentase una cinética de Michaelis-Menten (enzima Micheliana), se
requeriría un cambio relativamente considerable de [S] para provocar una modificación significativa
de la velocidad inicial. Algunas enzimas alostéricas responden a la unión de un modulador con un
cambio en el valor de Km aparente sin que varíe la Vmáx; inversamente otros muestran variación
en la Vmáx en respuesta al modulador sin que varíe el Km aparente.

Importancia de las enzimas alostéricas en la regulación de las vías metabólicas


En muchos sistemas multienzimáticos el producto final de la secuencia de reacciones puede actuar
como un inhibidor específico de una enzima situada al comienzo de la secuencia o muy próxima a
él. Esto determina que la velocidad de la secuencia completa de reacciones resulte condicionada
por la concentración del producto final. Este tipo de modulación se designa de diversas maneras:
inhibición por producto final, inhibición feed-back, o retroalimentación negativa. Esta primera
enzima resulta ser una enzima alostérica, y esa etapa catalizada por dicha enzima, por lo general
irreversible en las condiciones intracelulares, se designa etapa limitante (Fig. 14).

Figura 14: Retroinhibición de la primera enzima de una vía metabólica por unión del producto (en
este caso también modulador negativo) a un sitio alostérico de dicha enzima.

En la medida que se consume y bajan los niveles de producto final la inhibición disminuye y la
actividad enzimática se desarrolla normalmente. Aparentemente resulta más fácil inhibir una
enzima que hacerla más activa. Por ello es frecuente que las activaciones consistan en suprimir una

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inhibición previa. No obstante se postula una activación por precursor, donde el primer sustrato
actúa como modulador positivo de la primera enzima de la secuencia (en este caso, el sustrato no
sólo interacciona con los centros activos de la enzima, sino que también con los alostéricos)
(Recordar que el ligando unido al sitio alostérico no se transforma y por eso actúa como modulador
y si se transforma el unido al sitio activo dando lugar a productos).

2) Enzimas reguladas por modulación covalente

Algunas enzimas son reguladas por la adicción o sustracción de grupos químicos unidos
covalentemente (ver figura 15). Este proceso constituye un mecanismo de regulación enzimática a
corto plazo. Por ejemplo, las enzimas que sintetizan y degradan el glucógeno están reguladas por la
introducción de un grupo fosfato anclado a un residuo de serina. Dicha modificación covalente
origina un cambio conformacional en la enzima y dependiendo de que enzima se trate, puede
activarla o inactivarla.

La ventaja de este tipo de regulación por enzimas interconvertibles (activa ↔ inactiva) radica en el
hecho de que a corto plazo, se puede variar la proporción de enzima activa, sin necesidad de
remover la estructura proteica total (figura 16).

Otras enzimas están controladas por la fosforilación de residuos de treonina y tirosina. Estas
modificaciones pueden ser revertidas por la hidrólisis de la unión éster de fosfato. Existen enzimas
específicas que catalizan la inserción y otras que catalizan la separación del grupo fosfato.

Figura 15: Distintos grupos transferidos en mecanismos de modulación covalente

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Figura 16. Esquema de la modificación covalente de la enzima glucógeno fosforilasa por


fosforilación y desfosforilación.

En los sistemas biológicos, muchas de las moléculas mensajeras, como las hormonas que favorecen
la comunicación entre los distintos órganos, circulan a baja concentración pero tienen importantes
efectos sobre sus órganos blancos. La señal generada por la unión de pequeñas cantidades de
hormona, es multiplicada varias veces dentro de las células a través de un proceso de amplificación
biológico. El mecanismo de esta amplificación involucra una cascada de reacciones donde la
activación de una enzima inicial activa a una segunda enzima y así sucesivamente hasta lograr un
producto determinado. Estos mecanismos de regulación, como etapa final de cascadas de
amplificación suelen llevarse a cabo por modulaciones covalentes.

En síntesis, este mecanismo consiste en unir en forma covalente un grupo químico a la enzima a
fin de producir un aumento o disminución de su actividad enzimática y es reversible en e l sentido
de que existe otra reacción que elimina dicho grupo.

REGULACIÓN POR ZIMÓGENOS

Algunas enzimas se sintetizan en forma de precursor inactivo y son activadas en un momento


dado y en un lugar fisiológicamente apropiado. Los precursores enzimáticamente inactivos de las
enzimas proteolíticas se denominan zimógenos (ej. pepsinógeno, tripsimogeno,
quimotripsinógeno) (Fig. 17). El tripsinógeno se sintetiza en el páncreas y se activa por la rotura de
un enlace peptídico en el intestino delgado, para formar la enzima tripsina. La rotura irreversible
de uno o más enlaces péptidos se traduce en una nueva conformación mediante la cual los residuos
del sitio activo adoptan nuevas posiciones óptimas para la catálisis. Si este tipo de enzima fuera

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sintetizada en una forma activa dentro de la célula, sería potencialmente autodestructora,


desencadenando su acción proteolítica contra cualquiera de las otras proteínas.

Figura 17: Activación proteolítica del Tripsinógeno.

REGULACIÓN ENZIMÁTICA A LARGO PLAZO

La velocidad de las reacciones químicas que ocurren en cualquier célula depende de la cantidad de
enzima presente. Dicha cantidad puede ser regulada por un mecanismo a largo plazo, mediado por
un control genético actuando en el proceso de transcripción, de modo que, las síntesis de las
enzimas puede ser inducida por sus propios sustratos y reprimida por sus productos. En ambos
casos el resultado final es que las enzimas se sintetizan únicamente cuando son necesarias. Este
proceso es especialmente evidente en el hígado y en el intestino de los mamíferos, que deben
adaptarse a las fluctuaciones de la ingesta.

A través de las señales hormonales se puede activar o reprimir la síntesis de novo de ciertas enzimas,
logrando con ello la modificación del número de moléculas de enzima de determinado tejido.
Ejemplo: la insulina induce la síntesis de varias enzimas que participan en el metabolismo de los
glúcidos.

Este tipo de regulación es considerado relativamente lento frente a los mecanismos a corto plazo
(modulación alostérica y covalente) que constituyen una forma más fina y rápida para adecuar la
actividad enzimática al requerimiento celular.

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COMPARTIMENTALIZACIÓN

Generalmente las vías anabólicas y catabólicas se llevan a cabo en diferentes organelas


(compartimentos), con el fin de optimizar la economía celular. La localización de los procesos
metabólicos en el citosol o en organelas facilita su regulación. Por ejemplo, no sería eficiente que
la síntesis y la oxidación de los ácidos grasos se llevaran a cabo en el mismo compartimiento; de
hecho, mientras la oxidación se desarrolla en la mitocondria, la síntesis se realiza en el citoplasma.

ISOENZIMAS

Son enzimas que catalizan la misma reacción pero que poseen distinta estructura química por lo
que migran con velocidades diferentes en una electroforesis. Pueden presentarse dentro del mismo
organismo en distintas localizaciones o inclusive en la misma célula. Ejemplo: la enzima lactato
deshidrogenasa (LDH) presenta 5 isoenzimas, todas catalizan la misma reacción y todas poseen
cuatro subunidades. La diferencia se encuentra en la forma en que se combinan entre sí las
subunidades. Aunque las 5 variedades catalizan la misma reacción global, poseen distinto valor de
Km, adaptándose a los requerimientos específicos de la célula que las produce. Otras enzimas como
la creatinfosfoquinasa y la fosfatasa alcalina comparten esa propiedad.

Las isoenzimas existen en diferentes proporciones en los diferentes tejidos, de allí que constituyan
un elemento importante para el diagnóstico de algunas enfermedades. Otras isoenzimas presentan
diferente localización subcelular como la aspartato aminotransferasa y la malato deshidrogenasa.
Una forma está libre en citosol y la otra asociada a mitocondrias.

IMPORTANCIA DE LA MEDICIÓN DE LAS ENZIMAS SÉRICAS EN EL DIAGNÓSTICO CLÍNICO

La determinación de la actividad de algunas enzimas suele realizarse en los laboratorios de


Bioquímica Clínica con fines diagnósticos. Resulta habitual que el médico pida al laboratorio, la
determinación en plasma de ciertas enzimas presentes en altas concentraciones en determinado/s
tejido/s.
Si dichos tejidos son alterados por procesos inflamatorios, o por anoxia, las membranas celulares se
deterioran y pueden llegar a romperse. La consecuencia de este hecho es la liberación de aquellas
enzimas intracelulares desde los tejidos hacia la sangre, con el consecuente aumento de su número
de plasma. Ejemplos: transaminasas como marcadores hepáticos; creatin-fosfato-quinasa como
marcador muscular, amilasa como marcador pancreático; etc. Cuando las enzimas están distribuidas
en muchos tejidos un aumento en los niveles plasmáticos no es índice de daño en un tejido en
particular. En estos casos es útil la medición de isoenzimas como se mencionó antes. Si las
isoenzimas tienen localización subcelular diferente también pueden ser útiles para estimar la
gravedad del daño. Así, una isoenzima mitocondrial informa de necrosis celular y no sólo un proceso
inflamatorio como podría indicar la isoenzima citosólica.
La medición de la actividad enzimática en biopsias de tejidos o células sanguíneas puede ayudar a
confirmar diagnósticos o detectar pacientes con deficiencias genéticas en la síntesis de una enzima
en particular. El tratamiento de las enfermedades ocasionadas por defecto de una enzima mediante
la aplicación de la misma todavía se halla en estudio. Si se las utiliza, por ejemplo, para la disolución
de coágulos sanguíneos (por ejemplo estreptoquinasa en las situaciones de infarto).

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Además de los usos médicos las enzimas tienen aplicación en los procesos industriales, como por
ejemplo en el tratamiento de residuos, y también se aplican en investigaciones ci entíficas (análisis
secuencial de ARN y ADN; síntesis de materiales biológicos para la investigación, etc).

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