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ENZIMAS POLIFACETICAS
Presenta:
DUVAN FERNANDO ACOSTA OYOLA
Tutor:
DIEGO ALFREDO OSORIO DÍAZ
los bioquímicos han investigado las enzimas [catalizadores biológicos] por más de 130
años. mucho antes de que tuvieran una comprensión realista de las bases físicas del
estado vivo, los bioquímicos apreciaron de manera instintiva la importancia de las
enzimas. Con la aplicación de tecnologías concebidas por los bioquímicos, los biólogos
fueron determinando gradualmente las propiedades de los sistemas biológicos. Este
trabajo demostró finalmente que casi todo proceso en los seres vivos sucede a causa de
reacciones catalizadas por enzimas. Hasta fechas recientes todas las enzimas conocidas
eran proteínas, pero investigaciones innovadoras revelaron que las moléculas de RNA
también tienen propiedades catalíticas. las proteínas catalíticas, mientras que las
características de las moléculas catalíticas de RNA se describen en el capítulo 18.
Sin enzimas, la mayor parte de las miles de reacciones bioquímicas que sustentan los
procesos vitales ocurrirían a velocidades imperceptibles. Determinaciones recientes de las
velocidades de las reacciones no catalizadas (no mejoradas) en agua van desde 5 s para la
hidratación del CO2 hasta 1 100 millones de años para la descarboxilación de la glicina. En
contraste, las reacciones catalizadas por enzimas suelen ocurrir en lapsos que van de los
microsegundos a los milisegundos. De hecho, las enzimas son el medio por el cual los
organismos canalizan el flujo de energía y materia.
Fig1
Un catalizador altera la energía libre de activación ΔG‡ y no la energía libre estándar ΔG°
de la reacción.
1
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Obsérvese que el H alcohólico está empezando a separarse como un ion H + y el H del
metileno está empezando a partir como ion hidruro (H:−)
Para que ocurran a una velocidad útil, la mayoría de las reacciones químicas requiere un
aporte inicial de energía. A temperaturas por encima del cero absoluto (−273.1°C o 0 K),
todas las moléculas poseen energía vibratoria, que aumenta al calentar las moléculas.
Considere la siguiente reacción espontánea:
A+B→C
Conforme aumenta la temperatura, las moléculas que vibran (A y B) tienen mayor
probabilidad de chocar. Una reacción química ocurre cuando las moléculas que chocan
poseen una cantidad mínima de energía denominada energía de activación (Ea) o, con
mayor frecuencia en bioquímica, energía libre de activación (ΔG‡). No todas las colisiones
producen reacciones químicas, debido a que sólo una fracción de las moléculas posee la
energía suficiente o la orientación correcta para reaccionar (p. ej., para romper los enlaces
o para reagrupar los átomos en moléculas de producto). Se pueden incrementar las
colisiones aumentando la temperatura de la reacción o la concentración de los reactivos
para aumentar las velocidades de formación de productos. Sin embargo, elevar la
temperatura en los sistemas vivos es poco realista por el daño estructural a las
biomoléculas, y la concentración de la mayoría de los reactivos es relativamente baja.
Los seres vivos utilizan enzimas para eludir estas restricciones. Cada tipo de enzima
contiene una superficie de unión única e intrincada, que se denomina sitio activo. Cada
sitio activo es una hendidura o grieta en una gran molécula de proteína en la que se
pueden unir moléculas de sustrato en una orientación que favorece la catálisis. Sin
embargo, el sitio activo es más que un sitio de unión. Varias de las cadenas laterales de los
aminoácidos que recubren este sitio participan de forma activa en el proceso catalítico.
La forma y la distribución de la carga del sitio activo de una enzima limitan los
movimientos y las conformaciones permitidas del sustrato, haciendo que éste se asemeje
más al estado de transición. En otras palabras, la estructura del sitio activo se utiliza para
orientar de forma óptima al sustrato. Como resultado, el complejo enzima-sustrato se
convierte en producto y enzima libre sin el requerimiento de alta energía del estado de
transición limitado. Como consecuencia, la velocidad de reacción se incrementa en grado
significativo respecto a la de la reacción no catalizada. Varios factores más (que se
describen en la sección 6.4) también contribuyen al incremento de la velocidad.
Las enzimas, como todos los catalizadores, no alteran el equilibrio de la reacción, sino que
aumentan la velocidad hacia el equilibrio. Considere la siguiente reacción reversible:
A⇌B
Sin un catalizador, el reactivo A se convierte a producto B a una determinada velocidad.
Debido a que es una reacción reversible, B también se convierte en A. La expresión de la
velocidad para la reacción directa es kF[A]n, y para la reacción inversa es kR[B]m. Los
superíndices n y m representan el orden de la reacción, que refleja el mecanismo por el
que A se convierte en B, y viceversa. Un orden de reacción de 2 para la conversión de A en
B indica que es un proceso bimolecular y que las moléculas de A deben colisionar para que
se produzca la reacción (sección 6.3). En el equilibrio, las velocidades de las reacciones
directa e inversa son iguales:
kF[A]n=kR[B]m
que se reagrupa a
kFkR=[B]m[A]n
El cociente de las constantes directa e inversa es la constante de equilibrio:
Keq=[B]m[A]n
Por ejemplo, en la ecuación , si m = n = 1 y kF = 1 × 10−3 s−1 y kR = 1 × 10−6 s−1, entonces:
Keq=10−310−6=103
En el equilibrio, por lo tanto, la proporción entre los productos y los reactivos es de 1 000
a uno.En una reacción catalizada, las velocidades de reacción directa e inversa aumentan,
pero la Keq (en este caso 1 000) permanece sin cambio. Si el catalizador aumenta tanto la
velocidad directa como la inversa por un factor de 100, entonces la velocidad directa se
hace 100 000, y la inversa se transforma en 100. Debido al impresionante aumento de la
velocidad de la reacción directa que hace posible el catalizador, el equilibrio se alcanza en
segundos o minutos, en lugar de horas o días.
Es importante reconocer que la teoría del equilibrio químico supone condiciones ideales.
Por ejemplo, las soluciones ideales contienen solutos en tan baja concentración que no
existen interacciones como la repulsión estérica o las fuerzas de atracción. Sin embargo, la
mayoría de las reacciones que ocurren en solución se desvía de la idealidad. En tales
circunstancias, las constantes de equilibrio se basan no en las concentraciones de soluto,
sino en actividades, cantidades llamadas concentraciones efectivas que toman en cuenta
las interacciones intermoleculares. La concentración efectiva o actividad (a) de un soluto
es igual a:
a=γc
donde γ es un factor de corrección denominado coeficiente de actividad, que depende del
tamaño y de la carga de la especie y de la fuerza iónica de la solución en que la especie
está reaccionando, y c es la concentración en moles por litro. El impacto de este
fenómeno puede ser considerable. Por ejemplo, la capacidad de unión al oxígeno de la
hemoglobina, la proteína predominante en los eritrocitos, difiere en varios órdenes de
magnitud dependiendo de si se mide dentro de los eritrocitos o en un amortiguador
diluido. (Trudy McKee a. J., 2016) La constante de equilibrio para una reacción en
condiciones no ideales está dada por:
Keqo=γB[B]/γA[A]=KeqiΓ
La especificidad enzimática es una propiedad de las enzimas que se explica en parte por el
modelo de llave y cerradura propuesto por Emil Fischer en 1890. Cada enzima se une a un
solo tipo de sustrato debido a que el sitio activo y el sustrato poseen estructuras
complementarias. La forma global del sustrato y su distribución de carga le permiten
entrar e interactuar con el sitio activo de la enzima. En una variante moderna del modelo
de llave y cerradura propuesta por Daniel Koshland, denominada modelo de ajuste
inducido, se toma en cuenta la estructura flexible de las proteínas (fig. 2.2. En este
modelo, el sustrato no se ajusta con precisión a un sitio activo rígido. En vez de ello, las
interacciones no covalentes entre la enzima y el sustrato modifican la estructura
tridimensional del sitio activo, adecuando la forma de éste a la del sustrato en su
conformación de estado de transición.
FIG 2.2
Aunque la actividad catalítica de algunas enzimas sólo depende de las interacciones entre
los aminoácidos del sitio activo y el sustrato, otras enzimas requieren componentes no
proteínicos para realizar sus actividades. Los cofactores enzimáticos pueden ser iones,
como el Mg2+ o el Zn2+, o moléculas orgánicas complejas denominadas coenzimas. El
componente proteínico de una enzima que carece de un cofactor esencial se
denomina apoenzima. Las enzimas intactas con sus cofactores unidos se
denominan holoenzimas.
Las actividades de algunas enzimas pueden regularse. Los ajustes de la velocidad de las
reacciones catalizadas por las enzimas permiten a las células responder con eficacia a los
cambios en el ambiente. Los organismos pueden controlar las actividades enzimáticas de
forma directa, principalmente mediante la unión de activadores o inhibidores, la
modificación covalente de las moléculas enzimáticas, o de manera indirecta regulando la
síntesis de enzimas.
FIG.3
Liasas. Las liasas catalizan reacciones en las que ciertos grupos (p. ej., H2O, CO2 y NH3) se
eliminan para formar un doble enlace, o se añaden a un doble enlace. Son ejemplos de
liasas las descarboxilasas, las hidratasas, las deshidratasas, las desaminasas y las sintasas.
Ligasas. Las ligasas catalizan la formación de enlaces entre dos moléculas de sustrato. Por
ejemplo, la DNA ligasa une fragmentos de cadenas de DNA. Los nombres de muchas
ligasas incluyen el término sintetasa. Varias otras ligasas se denominan carboxilasas.
Hoy en día no resulta complicado encontrar una definición precisa de lo que es una
enzima. En toda descripción aparecerá, con mayor o menor grado de exactitud, aquello de
que “son proteínas que aceleran o impulsan reacciones químicas, transformando los
denominados sustratos en productos”.
Una enzima no debe confundirse con los catalizadores convencionales de origen mineral o
inorgánico como el hidróxido potásico, zeolitas o sales de cobre o hierro. Las enzimas
tienen origen biológico y son producidas naturalmente por los seres vivos.
Entre sus ventajas frente a los catalizadores inorgánicos, las enzimas muestran una alta
especificidad; es decir, las enzimas son capaces de reconocer y seleccionar el sustrato para
transformarlo en el producto deseado. Además, tienen una alta eficiencia catalítica;
aceleran las reacciones incluso hasta varios millones de veces. Otras dos grandes ventajas
es que son biodegradables, lo que permite reducir los problemas ambientales que pueden
derivarse de su uso, al tiempo que no requieren de condiciones extremas de
funcionamiento, ni altas temperaturas ni valores extremos de pH o salinidad.
Funcionamiento de una enzima.
Por estas y otras ventajas, las enzimas tienen numerosas aplicaciones en la industria
química, alimentaria, farmacéutica y cosmética, entre otras. Enzimas muy útiles en
nuestra vida cotidiana son las proteasas, amilasas o lipasas que forman parte de los
detergentes. Las proteasas eliminan manchas de sangre o hierba; las amilasas residuos de
alimentos como salsas o purés y las lipasas las manchas de aceite o maquillaje.
En la industria textil, se emplean para el tratamiento de fibras y telas, para los pantalones
vaqueros lavados a la piedra sustituyendo a otros productos químicos.
En la industria papelera, se emplean para el refinado y blanqueado del papel, retirar capas
protectoras de almidón y mejorar las características de la hoja tales como la resistencia,
grosor o suavidad.
Las enzimas son, por tanto, biocatalizadores con numerosas aplicaciones, que abaratan
procesos industriales y reducen su impacto ambiental, estando presente en un
sorprendente número de actividades en nuestra vida cotidiana.
Las enzimas son la verdadera "clave de la vida", tanto para las bacterias como para el ser
humano. Hoy día, se utilizan en gran medida para la fabricación de productos
alimentarios.
Las enzimas, esas moléculas proteínicas que encontramos en los organismos vivos, son
auténticos "motivadores" de reacciones bioquímicas. Afectan al desarrollo de una
reacción metabólica, pero al mismo tiempo se mantienen inalterables. A la vez que
resultan esenciales para el metabolismo de todo ser vivo, pueden utilizarse
independientemente, para activar reacciones químicas. Incluso sin que hubiera conciencia
de ello, su uso se remonta a culturas milenarias, tal y como muestra la función de los
microorganismos en la producción de alimentos y alcohol en las culturas mesopotámicas.
Su eficacia, su especificidad y su perfecta integración en el entorno explican la función
vital que desempeñan en la fabricación de productos alimentarios y en numerosos
sectores industriales.2
El glúcido más común es la glucosa: un monosacárido metabolizado por casi todos los
organismos conocidos. La oxidación de un gramo de glúcidos genera aproximadamente 4
kcal de energía; algo menos de la mitad que la generada desde lípidos.
Glucólisis
2
https://www.sanitas.es/sanitas/seguros/es/particulares/biblioteca-de-salud/dieta-alimentacion/
nutricion/san041215wr.html
Reacción global de la glucólisis1
La glucólisis o glicolisis (del griego glycos, azúcar y lysis, ruptura), es la vía metabólica
encargada de oxidar la glucosa con la finalidad de obtener energía para la célula. Consiste
en 10 reacciones enzimáticas consecutivas que convierten a la glucosa en dos moléculas
de piruvato, el cual es capaz de seguir otras vías metabólicas y así continuar entregando
energía al organismo.
Metabolismo.
Las definiciones de las moléculas de la vida, así como sus características y su función nos
permiten ocuparnos de una cuestión importante, ¿cómo obtienen las células la energía
necesaria para llevar a cabo todas sus funciones vitales? Estos procesos se llevan a cabo
mediante reacciones químicas, que en conjunto son conocidas como metabolismo. En un
organismo tan sencillo como la bacteria E. coli se realizan al menos un millar de
reacciones químicas (Strayer, 1995).
La digestión comprende los procesos metabólicos y químicos por lo cual los alimentos son
hidrolizados a formas adecuadas para que puedan ser absorbidos por la pared de la
mucosa y puedan ser utilizados por las células.
La absorción de los nutrimentos por las células puede llevarse a cabo a través de
diferentes mecanismos. Uno de ellos es la difusión pasiva a través de poros, es decir
moléculas pequeñas como las moléculas de agua o electrolitos se mueven por difusión a
favor de un gradiente de concentración (Prescott). En la difusión facilitada (ver figura 5),
los nutrimentos se mueven a favor de un gradiente de concentración, pero a diferencia de
la difusión pasiva, en este mecanismo es necesaria una proteína acarreadora, ya que
moléculas solubles en agua no son capaces de atravesar la membrana celular (Prescott,
2002). Finalmente el mecanismo de transporte activo siempre es mediado por proteínas
de transporte (ver Figura 5); pero, además las moléculas se mueven en contra de un
gradiente de concentración por lo que se necesita energía para el paso de los nutrimentos
a través de la membrana de las células
CONCLUCIONES
Todo organismo vivo necesita alimentarse para sobrevivir, desde los organismos
más simples, compuestos por una sola célula, hasta los organismos más
desarrollados. Al microscopio, es posible observar como una bacteria fagocita las
macromoléculas que se encuentran en el medio, extendiendo parte de su
membrana celular para rodear completamente a las moléculas hasta introducirla al
citoplasma, donde posteriormente se llevará a cabo la digestión de los nutrientes y
la obtención de energía.
Por su parte, las plantas desarrollaron estructuras especializadas (raíces) para
absorber su alimento del suelo. Por lo tanto, las plantas que se encuentran en
suelos ricos en nutrientes crecerán más que aquellas que se encuentran en suelos
pobres. Sin embargo, a lo largo de la evolución algunas plantas, como los cactus, se
han adaptado al suelo árido donde viven, desarrollando raíces más largas que les
permitan encontrar los recursos necesarios para sobrevivir.
La alimentación de los mamíferos es mucho más compleja que la de otros
organismos vivos, pues están formados por sistemas de células especializadas que
les permiten la descomposición de los alimentos, la absorción de los nutrientes y
su distribución a todas las células de su cuerpo para así obtener la energía
necesaria y desempeñar todos los procesos vitales. En los mamíferos también se
observan dietas muy variadas; esto depende del metabolismo y de los nutrientes
necesarios para su supervivencia. El oso polar se alimenta principalmente de
focas, ya que necesita comida rica en grasa que le permita sobrevivir a las
temperaturas congelantes del polo norte. Los rumiantes han desarrollado un
sistema digestivo capaz de degradar la celulosa de las plantas para la obtención de
energía.
A diferencia de otros mamíferos, el ser humano como el ser más desarrollado del
planeta, ha hecho de su alimentación un placer; es decir, al hombre le gusta
disfrutar sus alimentos, mezclando sabores y texturas, aprovechando los recursos
naturales de cada región e innovando en la elaboración de platillos para la
satisfacción de paladares exigentes. Pero, ¿qué pasa con los alimentos una vez
ingeridos? ¿Cómo es que obtenemos los nutrientes necesarios para nuestro
desarrollo? Para resolver éstas y otras preguntas es pertinente indagar en las
moléculas indispensables para la vida y en el metabolismo del ser humano.