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Con el fin de la última glaciación (Wurn) hace unos 10000 años se produce un cambio
climático, el clima se hizo más cálido y seco, desapareciendo progresivamente el modo de vida
cazador. El hombre tuvo que adaptarse diversificando su alimentación, a la vez que se produce un
aumento demográfico, que ejerce una gran presión sobre los recursos alimenticios. Tras un periodo
de transición conocido como Mesolítico o Epipaleolítico en el que el hombre intenta adaptar su
alimentación, se produce un gran cambio en las formas de vida social y económica, conocido
como revolución neolítica (iniciada en el Próximo Oriente) que llegó a la península a través del
Mediterráneo o bien apareció de forma autóctona, en torno al quinto milenio a.C.
la población. Además, aparecieron los excedentes, y con ellos los intercambios y el comercio. Todo
ello permite que surja la propiedad privada, las diferencias de riqueza y por tanto las diferencias
entre grupos sociales y una mayor jerarquización social. Esto puede atestiguarse en las prácticas
funerarias y cultos religiosos cada vez más avanzados, con la existencia de ajuares funerarios como
es el caso de la Cultura de los sepulcros de fosa en Cataluña
El área íbera se extendía por el levante y sur de la península, y era el territorio en el que vivían
pueblos diversos, pero con elementos comunes, como el uso de una misma lengua, el conocimiento
de la escritura, de clara influencia griega y fenicia, y el desarrollo de estructuras económicas, sociales
y políticas derivadas de su convivencia con dichos pueblos mediterráneos, así como con el reino de
Tartessos hasta su desaparición en el siglo VI a.C. El contacto con unas culturas más avanzadas
permite explicar su mayor desarrollo.
Su economía se basaba en la agricultura y la ganadería, una importante artesanía, destacando una
cerámica de gran calidad (debido a la introducción del torno alfarero) y los productos textiles.
Desarrollaron una importante metalurgia (armas “falcatas” y la orfebrería) y practicaban un gran
comercio con los pueblos colonizadores usando la moneda (introducida por griegos y fenicios).
Sus poblados amurallados se situaban en lugares elevados y, poco a poco, fueron adquiriendo
características propiamente urbanas. La sociedad estaba jerarquizada, comprendiendo desde la
aristocracia hasta los esclavos, y en ella se daban unas relaciones de carácter personal basadas en
el culto a un jefe, "devotio ibérica". Políticamente también recibieron claras influencias de los
colonizadores, sobre todo en la formación de estructuras estatales. Se organizaban en ciudades-
estado, bajo el gobierno de reyezuelos (régulos) o asambleas de claro predominio militar.
En sus manifestaciones artísticas destacó la escultura, de clara influencia fenicia, con abundantes
estatuillas votivas y obras de mayor tamaño e importancia como la Bicha de Balazote, la Dama de
Elche y la Dama de Baza.
Por lo que respecta al área celta, existe una clara diferenciación entre la zona del centro y
centro-oeste y la zona del norte y noroeste peninsular. Ambas zonas tienen en común el sustrato
económico, social y cultural celta de origen indoeuropeo, con un menor nivel de desarrollo, aunque
en el caso de los pueblos del centro, su contacto con los pueblos íberos les permitió un nivel de
desarrollo mayor. No conocen la escritura ni utilizan la moneda.
Entre los pueblos del centro y centro-oeste, la actividad económica se centraba en la agricultura
(vacceos) y la ganadería (vettones). Sin apenas desarrollo de la artesanía, su actividad minera fue
muy importante y la metalurgia del hierro, y con un escaso comercio mediante el trueque. Su
estructura social era tribal, basada en el parentesco y estructurada en clanes, con fuerte cohesión
entre sus miembros. No tenían una organización política estatal, limitándose a consejos de ancianos
o a seguir a cabecillas destacados por su valor en el combate. En algunos casos se desarrollaron
relaciones de clientela con los jefes, que les garantizaban la defensa.
En el norte y noroeste se desarrolló la cultura castreña, basada en poblados fortificados, castros,
rodeados de murallas, en cuyo interior se disponían las casas que alojaban a personas y ganado. Su
economía era básicamente ganadera, completada con la caza, pesca y la recolección. Con escaso
desarrollo artesanal, parece que se dedicaron a la metalurgia del oro, y el trueque fue su principal
método de intercambio comercial, por lo que no conocían la moneda. Su estructura social y política
eran básicamente iguales que las de los pueblos del centro peninsular.
6 ESTÁNDARES BLOQUE I: LA PREHISTORIA Y LA EDAD ANTIGUA
Las manifestaciones artísticas de los pueblos del área celta no fueron tan numerosas ni importantes
como las de los Iberos, destacando la llamada “cultura de los verracos”, desarrollada entre los
vetones, caracterizada por grandes esculturas de animales, quizás relacionados con cultos ganaderos.
Si analizamos como era el panorama peninsular cuando se produce la llegada de los romanos,
observamos diferentes zonas geográficas. El área íbera (andaluza y mediterránea) había alcanzado
un elevado grado de desarrollo cultural, gracias a las colonizaciones, con una estructura económica,
política y social compleja. A diferencia de estos, en el centro y el oeste y los del norte presentaban
una organización menos avanzada.
El grado de complejidad y de adaptación a nuevas influencias influirá en la rápida o lenta conquista
por parte de Roma y como consecuencia en su mayor o menor romanización.
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El alto grado de romanización que alcanzó la península permite entender que varios emperadores
romanos nacieran en la península como es el caso de Adriano, Trajano y Teodosio o importantes
filósofos de la época como Séneca.
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Por otra parte, la iglesia católica aumentó su importancia con tras la conversión de Recaredo
al catolicismo. A partir de este momento, la jerarquía eclesiástica intervino cada vez más en la vida
política. El rey era ungido por los obispos lo que daba un carácter sagrado a su título y los Concilios
se convirtieron en asambleas de carácter político y legislativo en las que se tomaban grandes
decisiones del reino. Poco a poco aumentó también su poder económico y territorial haciéndose
dueña de numerosas tierras, también donadas por los reyes, lo que la convirtió en un poder
comparable al de la nobleza.
Nobleza e Iglesia como grupos poderosos tenían intereses comunes y coincidían en impedir
el establecimiento de una monarquía fuerte que pudiera limitar su influencia y privilegios.
Además, los reyes dependían de su apoyo para acceder al trono y mantenerse en él, lo que fue causa
de la debilidad de la monarquía visigoda que terminó en el 711 con la invasión musulmana.
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Estándar 5: REPRESENTA UNA LÍNEA DEL TIEMPO DESDE 250 A. C. HASTA 711 D. C, SITUANDO EN ELLA LOS
PRINCIPALES ACONTECIMIENTOS HISTÓRICOS.
ESTÁNDARES BLOQUE I: LA PREHISTORIA Y LA EDAD ANTIGUA
12 ESTÁNDARES BLOQUE I: LA PREHISTORIA Y LA EDAD ANTIGUA
El proceso de transformación que tiene lugar durante las primeras etapas de la prehistoria en
la Península Ibérica se refleja de manera evidente en las diferencias que muestra el arte rupestre. El
ARTE RUPESTRE O PARIETAL, es aquel realizado sobre una pared rocosa de las cuevas o abrigos. En
la Península Ibérica distinguimos dos tipos; las pinturas cantábricas y las pinturas levantinas.
En cuanto a los temas representados, en las pinturas cantábricas se observa un arte figurativo
donde se representan animales de gran tamaño (propios de los últimos glaciares como bisontes,
ciervos, caballos etc.) los cuales no forman escenas, no está presente la figura humana, aunque sí
que aparecen algunas figuras antropomorfas como las impresiones en negativo o en positivo de las
manos. En cambio, en las pinturas levantinas predominan las representaciones narrativas con
escenas muy dinámicas, de las que forman parte hombres y animales. Se reconocen momentos de
la vida cotidiana como caza, recolección y danzas rituales entre otros. En ellas se observa la diferencia
entre hombres y mujeres que se representan de diferente color y tamaño, así como del empleo de
nuevas armas.
De las pinturas de la cornisa cantábrica destacan las cuevas como Altamira o El Castillo (En
Cantabria), que constituyen uno de los mejores ejemplos de arte paleolítico en el mundo y son
reconocidas por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Del arte levantino destacan la Cueva
de los Caballos de la Vallorta (en Castellón) o el Abrigo de Cogull (en Lleida)
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