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La pintura levantina y la pintura cantábrica son dos estilos artísticos prehistóricos que
presentan diferentes características. Por un lado, la pintura cantábrica realiza sus primeras
apariciones durante el Paleolítico superior a manos del Homo Sapiens y dichas pinturas se
encuentran localizadas en el interior de cuevas del suroeste de Francia y la región
cantábrica, siendo uno de los ejemplos más representativos la cueva de Altamira.
En cambio, la pintura levantina se desarrolló durante el periodo del mesolítico y el neolítico
en cuevas y abrigos rocosos al aire libre situados en la región levantino-mediterránea, como
por ejemplo El Cogul en Lérida.
Centrándonos en los motivos predominantes; la pintura cantábrica se enfoca en imágenes
estáticas de animales (principalmente bisontes), figuras humanas con atributos sexuales o
rasgos animales y signos abstractos, presentando un estilo realista y empleando la
monocromía con líneas definidas; al contrario que la levantina, que incluye figuras humanas
esquematizadas y una marcada sensación de movimiento en escenas de caza y de vida
cotidiana y que utiliza la policromía con trazos más amplios
La cultura megalítica se dio durante la Edad de los Metales. Esta se basaba en las
construcciones de uno o varios grandes bloques de piedra creadas por los pueblos de esta
época. Sus funciones eran varias dependiendo de su complejidad. El más sencillo es el
menhir, un monolito clavado verticalmente con un significado conmemorativo o para marcar
territorio. Le siguen los dólmenes, de carácter funerario. Los más básicos son dos monolitos
clavados verticalmente y uno sobre ellos en horizontal; sin embargo, algunos más
complejos constan de un corredor que conduce a una cámara y suelen estar cubiertos
formando una pequeña colina (dólmenes de Menga y Viera, Antequera). Por último, los
cromlech, son círculos de piedras verticales, mayoritariamente comunes en el noroeste de
Europa, también construidos con sentido ritualístico.
5. Cuáles son las principales características de las culturas íbera y celta y explica
el diferente nivel de desarrollo de las áreas celta e ibera.
Para empezar, los íberos se extendieron por el sur peninsular, levante, valle del Ebro y
Cataluña. Su economía se basaba en la agricultura (olivo, vid y trigo) además de la
ganadería, minería, metalurgia y comercio. Su sociedad estaba jerarquizada y dirigida por
una élite guerrera encabezada por un caudillo. Poseían moneda y escritura propia e
introdujeron la incineración.
Por otro lado, los celtas habitaban en las dos mesetas y en el noreste peninsular. Su
economía se basaba en la agricultura y la ganadería. En el norte conocían la metalurgia del
hierro y el arado de dos ruedas pero desconocían la moneda. Su sociedad se organizaba en
clanes. La aristocracia se encargaba del gobierno y otros aspectos. En algunas zonas
entraron en contacto con los íberos, dando lugar a los celtíberos.
En cuanto al tipo de asentamiento, los celtas habitaban en pequeños poblados fortificados
de estructuras circulares llamados castros. Los íberos habitaban en poblados amurallados
en casas de planta rectangular. Su mayor desarrollo se puede explicar por el comercio
establecido con los pueblos colonizadores del Mediterráneo Oriental. Entre los restos
artísticos hallados, destacan la Dama de Elche y la Dama de Baza.
Los fenicios, griegos y cartagineses llegaron por el Mediterráneo atraídos por los recursos
mineros de la Península. Además de las pesquerías, las salazones y la orfebrería.
Introdujeron el olivo, la vid, el torno alfarero, el uso de la moneda, el alfabeto, la salazón del
pescado y la púrpura entre otros. También tuvieron una importante influencia en el arte del
sur y levante peninsular.
Los fenicios establecieron enclaves comerciales por todo el sur del Mediterráneo, además,
también introdujeron sus factorías. Los griegos destacaron por su establecimiento de sus
colonias en la costa catalana. Y por último, los cartagineses después de una serie de
conflictos con los fenicios y griegos, fundaron Cartago Nova.
Los visigodos, una tribu germánica, se establecieron en la península ibérica en el año 507.
A lo largo de los siglos VI y VII, lograron unificar territorialmente la península, eligiendo
Toledo como su capital. Su convivencia con las comunidades hispanorromanas y germanas
fue desafiante, marcada por conflictos entre clanes visigodos y la nobleza hispanorromana.
Para promover la fusión de ambos grupos, el rey visigodo Recaredo tomó una medida
significativa en el III concilio de Toledo en el año 589, abandonando el arrianismo y
adoptando el catolicismo como religión oficial del pueblo. Esto tenía un carácter más político
que religioso, ya que le aseguró el apoyo de la aristocracia hispanorromana y de la
influyente iglesia. En el año 654 Recesvinto, logró la unificación jurídica con la iglesia
ejerciendo un papel crucial en la política, respaldando al monarca siempre que sus acciones
fueran acordes a los intereses eclesiásticos. Los obispos adquirieron un nuevo poder en
asuntos sociales, fiscales y judiciales. Los reyes visigodos convocaban concilios que
incluían obispos y nobles, para discutir asuntos religiosos, sociales, políticos y judiciales. La
monarquía era electiva, con la designación del rey dependiendo de la nobleza, aunque esta
misma limitaba el poder del monarca. El rey contaba con el Aula Regia, una asamblea
consultiva compuesta por la nobleza
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5. Describa las grandes etapas y las causas generales que conducen al mapa
político de la península Ibérica al final de la Edad Media.
La reconquista, en tres fases, inicia en los siglos VIII-X con el núcleo asturiano, formado por
astures y por una minoría hispanovisigoda que eligen como rey a Pelayo, quién dirigió la
lucha contra los musulmanes en Covadonga. Castilla fue la principal frontera con el mundo
muslmán y se convirtió en un condado independiente. El núcleo pamplonés estuvo ocupado
alternativamente por franco y musulmanes. En el núcleo franco, los carolingios extienden su
influencia con el fin de evitar las razzias musulmanas y asegurar el control de su territorio.
Surgen el condado de Aragón y condados catalanes y estos fueron la marca hispánica. Se
formó el núcleo del reino de Aragón y los condes catalanes adquirieron mayor
independencia. El rey Sancho III mediante vasallaje y matrimonios llegó a controlar Castilla,
León, Navarra, Aragón y el condado barcelonés. Esta unidad se rompió al dividir su reino
entre sus hijos. Alfonso VI conquista Toledo (1085) y se independiza el condado de Portugal
(1143). Alfonso II unió Aragón y Cataluña con la denominación de Corona de Castilla.
Durante el siglo XIII Alfonso VIII, rey de Castilla, en 1212 se produjo la victoria cristiana de
las Navas de Tolosa. Jaime I el Conquistador incorporó Valencia y Mallorca a la corona de
Aragón. Finalmente en 1469, S.XIV, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón se casan y en
1479 accede cada uno al trono uniendo las dos coronas aunque cada una de ellas mantuvo
sus territorios, fueros y leyes, instituciones y lenguas.
Entendemos por ‘repoblación’ a la ocupación de tierras vacías que fueron abandonadas por
los musulmanes y era necesario repoblar por los cristianos. El río Tajo acabó siendo la
división entre una España latifundista al sur y una de pequeñas y medianas propiedades al
norte. Los sistemas de repoblación fueron: La repoblación por presura, que era la simple
ocupación de tierras bajo órdenes del rey. Se aplicó al norte del Duero y en la zona
pirenaica. También estaba la repoblación concejil, en la que el rey concedía a las ciudades
de los territorios conquistados un Fuero y se constituía un concejo que regía la ciudad. Se
desarrolló en las tierras entre el Duero y los Montes de Toledo y el valle del Ebro. En la
repoblación de las Órdenes Militares, grandes extensiones de tierra divididas en
encomiendas eran entregadas a las Órdenes Militares que habían destacado en su
conquista. Se llevó a cabo en el valle del Guadiana y al norte de Castellón. Por último
estaba la repoblación por repartimientos, en la que tras la conquista de una ciudad se hacía
inventario y se repartía entre quienes habían participado en la conquista. Se aplicó en el
valle del Guadalquivir y en el litoral levantino de Castellón a Murcia.
El origen de las cortes se encuentra en las reuniones que mantenían nobles y altos cargos
del clero en época visigoda (Curia Real). Con la incorporación de los miembros de la
oligarquía urbana, nacieron las cortes. Se trataban de cortes estamentales porque había
representación de la nobleza, el clero y el estado llano.
Sus funciones eran esencialmente dos: atender las consultas del rey en asuntos de especial
importancia y votar las peticiones económicas, impuestos de carácter extraordinario
solicitadas por el rey.
Se ha considerado tradicionalmente que las cortes de Aragón, Cataluña y Valencia junto
con las de Navarra tuvieron mayor protagonismo económico que las de Castilla. En
cualquier caso, las cortes estamentales no son representativas de la voluntad general, no
tienen poder legislativo y no controlaban al monarca.
En dicha escuela llevaron a cabo la traducción de textos greco-latinos que habían sido
traducidos del árabe o del hebreo al latín y al castellano. Esto fue posible por la convivencia
de las comunidades judía, cristiana y musulmana, lo que facilitó la comunicación cultural
entre ellas. La actividad de esta escuela permitió el renacimiento filosófico, teológico y
científico primero de España y luego de todo el occidente cristiano, permitiendo así el
Renacimiento. Fue a mediados del siglo XIII cuando el rey de Castilla y León, Alfonso X el
Sabio institucionalizó la ‘’Escuela de Traductores’’.
El Honrado Concejo de la Mesta fue creado en 1273 por Alfonso X el Sabio. Se trataba de
una asociación de pastores que les otorgaba importantes privilegios como eximirse del
servicio militar. Con el paso del tiempo, se añaden nuevos privilegios reales a la Mesta, y,
en 1480 se decreta dejar libre el paso de rebaños entre Aragón y Castilla otorgando así
libertad absoluta para el tránsito de ganados en ambos reinos. Con esto pretendían
incrementar los ingresos y el comercio de la lana que proporcionaba la oveja merina.
Los territorios de Al-Ándalus conquistados por los cristianos y entregados a los nobles se
denominaban señoríos. Había dos tipos: El Señorío Territorial, en el que el señor tiene la
propiedad de la tierra y una parte (llamada manso) la entrega el señor a los campesinos
para que la cultiven. A cambio, éstos tienen que pagar. Por otro lado, el Señorío
Jurisdiccional no implica la propiedad de la tierra, el señor impartía justicia, ponía multas y
recaudaba impuestos.
La sociedad estaba dividida en tres estamentos (nobleza, clero y pueblo llano) La nobleza y
el clero eran estamentos privilegiados mientras que el publo llano carece de ellos. Los
privilegiados no pagaban impuestos, gozaban de códigos de justicia y tribunales propios.
Además, el clero recibía el diezmo (10% de las cosechas).
La nobleza se dividía en alta y baja, al igual que el clero, alto clero y bajo clero. El pueblo
llano era el estamento más numeroso y heterogéneo (campesinos, artesanos, mercaderes y
hombres de negocios). Con el tiempo, mercaderes y artesanos fueron constituyendo una
burguesía independiente