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ENRIQUE HUERTAS-JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ APUNTES DE HISTORIA DE ESPAÑA

APUNTES DE

HISTORIA DE ESPAÑA

JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ RODRÍGUEZ


MANUEL ENRIQUE HUERTAS LEÓN

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ENRIQUE HUERTAS-JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ APUNTES DE HISTORIA DE ESPAÑA
TEMA 1. DEL PALEOLÍTICO A LA EDAD DEL HIERRO EN LA PENÍNSULA
IBÉRICA

1. EL PALEOLÍTICO EN LA PENÍNSULA IBÉRICA.


Los primeros testimonios de presencia humana en la Península Ibérica se
remontan a fechas próximas al millón de años, momento en el que arranca el
Paleolítico Inferior. En este periodo la presencia de vestigios arqueológicos
es muy escasa y está siempre en relación con el refugio del grupo y las
actividades de obtención de alimentos. Las densidades de población eran muy
bajas pero con una movilidad extraordinaria para el aprovechamiento de los
recursos. La industria lítica estaba conformada por unidades de talla unifacial y
bifacial. Como yacimiento importante podemos citar el complejo cárstico de
Atapuerca (Burgos). Allí aparecieron restos humanos con una antigüedad
cercana a los 800.000 años y rasgos craneales que combinan con el de tipos
humanos más modernos y más arcaicos. Este Homo, llamado Antecessor,
podría ser un antepasado del actual y del Neanderthal.
El Paleolítico Medio, entre el 90000-35000 a. C., coincide en el
tiempo con el hombre de Neanderthal y con el Sapiens Sapiens. Se
desarrolló la industria musteriense con un variado utillaje sobre lascas (bifaces,
raederas, puntas, cuchillos). Comienzan a cambiar las estrategias cinegéticas,
observándose una preferencia por determinadas especies, lejos del carroñeo
oportunista o indiscriminado de la etapa anterior. La mayor parte de los
yacimientos son en cuevas, destacando la Cueva de Piñar, Carigüela y
Zafarraya.
En el Paleolítico Superior podemos hablar de un aumento de la
complejidad social, del nivel de vida y sofisticación del utillaje de los distintos
momentos que van sucediéndose desde el 50000 a. C. hasta el 5000 a. C.
Como consecuencia del proceso de racionalización y especialización, los útiles se
fabrican con una tendencia a la microlitización, extrayéndose láminas
alargadas a las que se les aplican retoques para adaptarlas a funciones diversas.
La caza es ahora muy selectiva y diversificada, creciendo la importancia de la
recolección de vegetales y de la actividad pesquera en las costas. Sin duda, lo
más impactante fue el descubrimiento de la Cuevas que albergaban las pinturas
rupestres de Altamira.

2. DEL NEOLºÍTICO A LA EDAD DE LOS METALES


La llegada del Neolítico a la Península cambió de forma significativa los
procesos culturales que estaban desarrollándose hasta el momento. Las
prácticas agrícolas y ganaderas trajeron modificaciones en los comportamientos
sociales, tales como el incremento demográfico, la sedentarización,
especialización de funciones, almacenamiento y gestión de los excedentes, etc.
La hipótesis más aceptada entre los prehistoriadores es la de considerar que el
Neolítico peninsular viene de fuera y se instala en la costa mediterránea en
torno al 6000 a. C., donde se cultivarán los primeros cereales (cebada, esprilla,
escanda) y se criarán las primeras ovejas y cabras domésticas. Cuevas como las
del Nacimiento y Nerja reflejan la prosperidad agrícola de Andalucía oriental,
completada con la formación de auténticos poblados, el desarrollo de hábitats al
aire libre y del mundo de las creencias (megalitos).
Sobre este importante sustrato cultural van a crecer los primeros pueblos
metalúrgicos de la Península Ibérica.

3. LOS METALES EN LA PENÍNSULA IBÉRICA.


El uso del cobre dará paso al primer periodo de la Edad de los Metales: el
Calcolítico. Destacan aquí la Cultura de Los Millares (2500–1800 a. C.)
en la zona de Murcia y levante almeriense, caracterizada por poblados
fortificados en los que se desarrollaban la agricultura de regadío; y la
Cultura del vaso campaniforme (2200–1700 a. C.), presente en lugares
dispersos como el Tajo, Guadalquivir, Portugal, Cataluña y centro peninsular,
donde existían recipientes cerámicos con forma de campana invertida y ajuares
funerarios de cobre. Los monumentos megalíticos como el dolmen y el
dolmen de corredor siguen sorprendiendo en la actualidad, y se completan con
las taulas y navetas típicas de la cultura talayótica de las Islas Baleares.
La Edad del Bronce (1700–750 a. C.) tiene como principales procesos
culturales a la Cultura de El Argar (Almería, 1700–1400 a. C.),
eminentemente dedicada a la agricultura y ganadería; y la Cultura de los
campos de urnas (1100 – 750 a. C.), caracterizada por la presencia de
enterramientos en urnas por la zona del noreste peninsular. La organización
político-social creció en complejidad.
La Edad del Hierro peninsular (800–218 a. C.) muestra una mezcla
entre una evolución lenta de las culturas anteriores y las aportaciones de los
pueblos colonizadores (Fenicios, Griegos y Cartagineses) y Celtas.

4. LAS COLONIZACIONES HISTÓRICAS: FENICIOS, GRIEGOS Y CARTAGINESES


La cultura fenicia recibió influencias de toda la franja sirio-palestina y tuvo en
el comercio su actividad principal. Esto llevaría, allá por el siglo VIII a. C., a
contactos comerciales previos a la fundación de colonias por todo el

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Mediterráneo. Los textos nos hablan de una serie de colonias fenicias antiguas
como Gadir, cuya fundación se remonta a la legendaria fecha del año 1104 a. C.
Estrabón cita a colonias como Malaka, Sexi y Abdera, cuyo papel sería el de
servir de apoyo a la actividad comercial fenicia, siendo auténticos círculos
coloniales dedicados a la agricultura, minería, manufacturas, etc. El trabajo del
hierro, el uso del torno alfarero, el alfabeto y nuevas técnicas agrícolas fueron
valiosas aportaciones fenicias. Quizás el poblado mejor conocido sea el de
Toscanos (Málaga), rodeado de un foso con casas de muros de piedra,
grandes almacenes y talleres metalúrgicos. Las necrópolis de Sexi o Trayamar
nos traducen una estructura social compleja, aunque los restos religiosos son
escasos. En el Valle del Guadalquivir existen algunas figurillas de la diosa
Astarté, relacionadas probablemente con el culto personal de los fenicios o la
adoración tartésica posterior.
La llegada de los griegos hay que ponerla en relación con la segunda oleada
de colonización por el Mediterráneo, conocida como colonización focense, allá
por los siglos VII–VI a. C. La presencia griega en la Península Ibérica está
directamente relacionada con los intereses comerciales procedentes de los
distintos lugares de la Hélade, existiendo fuentes escritas, como las de
Herodoto, que nos relatan las relaciones de los griegos con Argantonio y el
reino de Tartessos. Massalia, Alalia, Mainake y Hemeroscopeión son
algunos de esos enclaves comerciales. Ampurias se convirtió en el centro
comercial más importante del Golfo de León y Cataluña, jugando un papel de
redistribuidora de los productos griegos hacia las comunidades indígenas, el
Languedoc, Cataluña y costa oriental de la Península Ibérica. En general, se
trata de establecimientos reducidos y de estructuras ligeras instaladas junto a
los poblados indígenas sin otro fin que el comercial. Los conflictos armados no
eran la tónica general, ya que la intensa relación comercial terminaba
provocando con el tiempo un intercambio cultural. Parece que la reciprocidad
primaba sobre el uso de la moneda, aunque corresponde a los griegos la
introducción de ésta en nuestras tierras. No se conocen lazos políticos claros,
pero sí una especie de solidaridad religiosa mediante el culto a la diosa Artemisa
de Éfeso. La huella de Grecia va a quedar más marcada en el Sudeste, donde
llegan incluso a imitarse cerámicas griegas, espadas, estatuarias funerarias o
creencias orientales.
Cartago fue fundada en las costas del norte de África por un grupo de
exiliados procedentes de Tiro, estando al margen de la expansión fenicia. A
mediados del siglo VI a. C. comenzó a adquirir importancia desde el punto de
vista político y económico, produciéndose entonces su expansión por el
Mediterráneo. El establecimiento de los cartagineses no supuso ni una
conquista territorial ni un cierre de mercados para los griegos y fenicios, sino
que existió lo que podríamos llamar una “entente” económica entre los grupos

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que tenían intereses en la zona. La presencia cartaginesa en la Península tuvo un


efecto vitalizador sobre la política, la economía y la sociedad, al igual que lo fue
la anterior relación entre fenicios y Tartessos. Entre los asentamientos más
destacados estaban Sexi, Cartago Nova, Baria y Eubusus. La finalidad
esencial era obtener minerales del Sureste peninsular, y solo en época bárcida
puede hablarse de un endurecimiento de las formas, claramente relacionado con
los intereses en la formación de una base militar. Con respecto a la cultura
material, podemos destacar las necrópolis con enterramientos variados, siendo
los hipogeos colectivos los más abundantes, seguidos de fosas, cistas y pozos
donde se mezcla la incineración con la inhumación. La derrota de Cartago a
manos de Roma en la Primera Guerra Púnica (264-41 a. C.) significó el
derrumbe de toda su estructura comercial. Las únicas alternativas posibles eran
explotar los recursos propios del norte de África o pasar al dominio militar de
los territorios que antes controlaban indirectamente. Las actividades
cartaginesas de Amílcar y Asdrúbal serán cortadas con la conquista romana de
Hispania.

5. LAS CULTURAS PENINSULARES PRERROMANAS: TARTESSOS, ÍBEROS Y


CELTAS.
La existencia de Tartessos ha estado ligada durante muchos años al mundo de
la leyenda, quizás debido a los datos contradictorios que aportaban las fuentes
literarias y a su difícil contraste con los vestigios arqueológicos conservados. Así,
han llegado hasta nosotros nombres de reyes míticos como Gerión, Gárgoris y
Habis. Sobre Argantonio sí aparece contrastada su existencia real.
Tradicionalmente se ha prestado mayor atención a las influencias que otras
culturas tenían sobre Tartessos que a una posible evolución interna de las
poblaciones autóctonas. Aunque su ubicación es inexacta, está demostrada
arqueológicamente la existencia de esta cultura en la zona del bajo Guadalquivir
y de la actual provincia de Huelva. El mayor florecimiento tendría lugar entre
los siglos VIII–VI a. C., época en la que los poblados tartésicos
experimentaron un importante crecimiento demográfico y una especialización
económica. Los núcleos de población se localizaron en zonas estratégicas
elevadas en el terreno, con la finalidad de dominar las minas, los campos de
cultivo o el ganado. La economía se basaba eminentemente en la agricultura,
ganadería y pesca, completada con la minería del cobre, plata y estaño. El
manejo de los metales fue espectacular, para algunos historiadores las minas
eran ya explotadas de manera familiar incluso antes de la llegada de los fenicios.
El comercio de estos metales sería llevado a cabo por clanes familiares que, con
el paso del tiempo, terminarían convirtiéndose en las élites de Tartessos.
Muestra de ello es la insigne obra de orfebrería en oro del Tesoro del
Carambolo (Sevilla). Las necrópolis son mejor conocidas que los poblados,
predominando los túmulos y la incineración sobre la inhumación. Es frecuente
encontrar en las tumbas
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ajuares funerarios de influencia fenicia formados por recipientes, joyas,


cerámicas y productos de lujo que podrían haber sido importados de oriente,
fabricados por los fenicios en la propia Península Ibérica o incluso imitados por
los Tartessos. En el siglo VI a. C. se produjo la crisis y decadencia de esta
cultura, quizás motivada en parte por la caída de Tiro, el agotamiento de las
minas o la competencia griega. A partir de este momento los cartagineses
intensificarán su presencia sobre las costas meridionales de la Península e Ibiza.
La victoria cartaginesa sobre los griegos en la Batalla de Alalia (535 a. C.)
permitió la llegada de influencias púnicas al valle del Guadalquivir y la Meseta.
Los Íberos eran los pueblos indígenas del este y sur peninsular. A partir del
siglo VIII a. C. estrecharon su relación con los pueblos colonizadores,
produciéndose un importante intercambio cultural. Destacaron los
Turdetanos, Bastetanos, Edetanos y Oretanos, organizados en
ciudades-estado independientes con la existencia de reyes. Las actividades
económicas eran amplias, destacando la agricultura, ganadería, metalurgia,
artesanía y comercio. Sus casas, fabricadas en adobe y elementos vegetales,
tenían plano rectangular. Contaban con una escritura propia, lo cual nos habla
del nivel cultural existente en estos pueblos. Los vestigios arqueológicos
encontrados, entre los que destacan las Damas de Elche y Baza o la Bicha
de Balazote, aventuran prácticas que van más allá del plano terrenal.
Los Celtas penetraron en la Península Ibérica hacia el año 1100 a. C.
Procedentes de los Pirineos, fueron consolidándose en la Meseta y zona
cantábrica, mezclándose con población autóctona de aquellos lugares:
Lusitanos, Astures, Galaicos y Cántabros. Se aglutinaron en poblados
fortificados, en cuyo interior proliferaban las casas circulares de adobe
pertenecientes a los miembros de los diferentes clanes familiares en los que se
articulaba su sociedad. Las actividades ganaderas y metalúrgicas, especialmente
el trabajo del hierro y el bronce, eran especialmente importantes en su
economía. Como es común a muchas sociedades antiguas, las prácticas
religiosas estaban estrechamente relacionadas con la adoración de elementos de
la naturaleza.

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TEMA 2. LA HISPANIA ROMANA: POLÍTICA, ECONOMÍA, SOCIEDAD Y
CULTURA

0. ROMA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA. 1.


ORGANIZACIÓN POLÍTICO-ADMINISTRATIVA.
2.ECONOMÍA HISPANORROMANA.
3.SOCIEDAD HISPANORROMANA.
4.ASPECTOS CULTURALES.

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1. ROMA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA.
La política expansionista desplegada por del Imperio Romano a lo largo
del Mediterráneo llevó hasta las costas peninsulares a los generales Publio y
Cneo Cornelio Escipión. El desembarco de sus tropas en Ampurias, en el año
218 a. C., con la finalidad de cortar el abastecimiento a los cartagineses de
Aníbal, terminaría abriendo la futura Hispania a la conquista romana. A
grandes rasgos, pueden distinguirse tres momentos:
1. Ocupación de la costa mediterránea y del interior de los Valles del Ebro y
Guadalquivir, concluida hacia el año 206 a. C. Aquí el apoyo de los Íberos del
valle del Ebro a la causa romana resultaría decisivo para la caída de Cartago
Nova y el posterior éxito de las campañas militares del Imperio contra los
púnicos.
2. Avances por la Meseta Central y oeste. Las tribus celtíberas, con la
iniciativa de los arévacos y vacceos, mantuvieron en jaque a las legiones
romanas durante algún tiempo. La represión fue durísima, destacando la
valiente resistencia de Numancia, que soportó 10 años el asedio romano hasta
ser destruida en el 133 a. C. En la franja occidental, entre los ríos Duero y Tajo,
los lusitanos, dirigidos por Viriato, desplegaron una cruenta guerra de guerrillas
contra el dominio romano que se apagó con la muerte de su líder en el 139 a. C.
3. Conquista de la franja cantábrica mediante luchas contra los cántabros,
astures y galaicos, concluida ya en época de Octavio Augusto (año 19 a. C.).
2. ORGANIZACIÓN POLÍTICO-ADMINISTRATIVA.
A finales del siglo I a. C., el Imperio romano dejará a Hispania impregnada
de su lengua, organización y costumbres, en un complejo proceso denominado
Romanización. Puede decirse que los dos primeros siglos de nuestra era serán
los de mayor auge de Hispania. Muestra de ello es la inclusión de algunas
familias peninsulares en el orden senatorial y de la aportación a Roma de tres
emperadores de raíces hispanas: Trajano, Adriano y Teodosio. Desde un
primer momento, y en aras de una organización eficaz, se procedió a la división
administrativa del territorio, aunque ésta fue variando a lo largo de los años. En
el siglo II a. C. todo el territorio quedó comprendido en dos zonas: la Hispania
Citerior (zona nororiental hasta Cartagena) y la Hispania Ulterior (zona
sur). Posteriormente, el emperador Augusto (siglo I a. C.) dividió el territorio en
tres provincias: la Bética, la Lusitania y la Tarraconense, con capitales en
Corduba, Emerita Augusta y Tarraco respectivamente. La Bética era la zona más
pacificada, por eso estaba gobernada por el Senado y por un pretor sin

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mando militar. La Lusitania y Tarraconense estaban bajo el gobierno de mandos
militares dependientes del Emperador. A finales del siglo III de nuestra era
existirían siete divisiones administrativas, que serían las definitivas:
Gallaecia, Tarraconense, Bética, Lusitania, Cartaginense, Baleárica y
Mauritania Tingitana.

3. LA ECONOMÍA HISPANORROMANA.
Desde el punto de vista económico podemos reseñar que la Bética terminaría
por convertirse en uno de los lugares más prósperos del Imperio Romano. La
economía de base agrícola, basada en el cultivo del trigo, la vid y el olivo (tríada
mediterránea) conoció un momento de esplendor importante. A ello
contribuyeron novedades como la proliferación del regadío y la práctica del
barbecho, ambas traídas de la Península Itálica. Eran frecuentes las
explotaciones agrícolas de grandes dimensiones que estaban dedicadas a la
exportación de sus cosechas y eran trabajadas con mano de obra esclava, las
llamadas villas. A esto se unen las actividades relacionadas con el
aprovechamiento minero, sobre todo de cobre, plata, oro, hierro y mercurio,
además de las salinas y salazones de pescado o garum (Baelo Claudia). El
desarrollo del comercio venía a poner en valor esta diversidad de productos
peninsulares.
Al igual que en la Roma Imperial, la mayor parte de las actividades
económicas las realizaban esclavos, por lo que el sistema recibe el nombre de
esclavista.

4. LA SOCIEDAD HISPANORROMANA.
Con respecto a la sociedad, destaca la existencia de un grupo social
minoritario con acceso a las riquezas y con un enorme poder de influencia,
formado principalmente por los senadores y cargos políticos y militares al
servicio de Roma. La plebe urbana y rural de Hispania era más numerosa y
quedaba alejada de la situación de bonanza antes descrita, con ocupaciones
diversas tales como artesanía, comercio o el trabajo en el campo. Libertos y
esclavos completaban el panorama social a imagen y semejanza de la existente
en el Imperio Romano.
La familia romana tenía carácter patriarcal y las tareas de las mujeres
quedaban reservadas al ámbito doméstico. Sólo en ausencia del marido la mujer
asumía sus funciones y capacidad de tomar decisiones familiares.

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5. ASPECTOS CULTURALES.
Desde el punto de vista cultural, merece comentarse que los pueblos que
poblaban la Península Ibérica por aquel entonces verán profundamente
modificadas sus formas de vida. El latín se terminaría imponiendo como lengua
y será la base para las posteriores lenguas románicas (gallego, portugués,
castellano y catalán). El derecho romano contribuyó a una organización jurídica
más eficaz y a una mejora en la regulación de la vida de las ciudades y pueblos
bajo el dominio romano. Ciudades como Itálica, Hispalis, Emérita Augusta,
Corduba o Urso eran una muestra de cuanto venimos diciendo. Los edificios
públicos gozaban de una funcionalidad inédita hasta entonces (teatros,
anfiteatros, circos, termas, foros, templos…) y las calzadas fueron vertebrando
una compleja red de comunicaciones que mejoraron significativamente las
relaciones entre los diversos territorios de Hispania.
A partir del siglo III el Imperio Romano entró en crisis y sufrió un
debilitamiento generalizado: caída de la economía (fin de las conquistas y falta
de esclavos), inestabilidad política, guerras civiles, decadencia de un ejército
incapaz de frenar los avances bárbaros… A pesar de ello, el completo sustrato
romano, en el sentido más amplio de la palabra, será referente y base
fundamental para el desarrollo cultural posterior de nuestro país.

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TEMA 3. LAS INVASIONES BÁRBARAS: LA SUPREMACÍA


VISIGODA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

1. LOS VISIGODOS EN LA PENÍNSULA IBÉRICA.

2. EVOLUCIÓN POLÍTICA.

3. EL FINAL DE LA VIDA URBANA.

4. ASPECTOS CULTURALES.

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1. LOS VISIGODOS EN LA PENÍNSULA IBÉRICA.
Hacia el año 409 los suevos, vándalos y alanos fueron asentándose en la
Península Ibérica hasta resultar incómoda su presencia para los planes de
Roma. La incapacidad del Imperio para defender con recursos militares propios
a la población hispanorromana, arrasada por los invasores, hizo que entraran en
escena los visigodos.
Los visigodos, procedentes de la zona del Danubio, se habían establecido
en el sur de la Galia mostrándose dispuestos a actuar como aliados de los
romanos para expulsar a suevos, vándalos y alanos. Entre los años 415-416 los
visigodos actuaron militarmente contra alanos y vándalos, consiguiendo
eliminarlos. Los suevos fueron sitiados años más tarde en la zona de la actual
Galicia por Teodorico II (453-466). Tras sendas campañas de Eurico (466-484)
el reino visigodo adquirió plena independencia, sobre todo a raíz de la
desaparición del Imperio Romano de Occidente en el año 476. La capital
quedaría establecida en Tolosa hasta ser derrotados por los francos en el año
507 (Batalla de Vouillé). A partir de este momento el nuevo reino visigodo se
asentó en Hispania y situó su capital en Toledo. Los suevos siguieron
dominando la zona noroeste y los bizantinos se establecieron en el sureste.

2. EVOLUCIÓN POLÍTICA.
Sería el rey Leovigildo (572-586) el encargado de la consolidación del
poder real visigodo, unificando la Península mediante la expulsión de los
bizantinos y la conquista del reino suevo. Leovigildo iniciaría el recorrido hacia
la solución del problema religioso, culminado más tarde por su hijo Recaredo.
Los visigodos eran arrianos, seguidores de Arrio (256-336), y defendían que
Jesús era hombre y estaba desprovisto de naturaleza divina. Esta cuestión,
considerada una herejía por el mundo católico desde el Concilio de Nicea (325),
dificultaba las relaciones de convivencia entre los visigodos, arrianos, y los
hispanoromanos, que eran católicos.
Recaredo (586-601) y Recesvinto (653-672) contribuirán a la
integración de su pueblo, que seguía siendo una minoría en Hispania: cien mil
visigodos frente a cinco o seis millones de hispanorromanos. Recaredo se
convertirá al cristianismo en el año 589 y conseguirá el apoyo de la Iglesia, que
iba adquiriendo cada vez más influencia. Recesvinto, por su parte, implantará
leyes comunes para ambos pueblos (Liber Iudicorum o Fuero Juzgo).
Los reyes visigodos, designados de forma electiva, concentraban todo el
poder pero se veían mediatizados por instituciones como el Aula Regia, donde
la aristocracia visigoda intervenía de manera consultiva en la toma de

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decisiones, y los concilios de Toledo, asambleas cívico-religiosas. Eran
frecuentes las disputas entre las familias nobles para acceder al trono, lo cual
generaba inestabilidad política. Muestra de estas rivalidades es lo ocurrido con
los partidarios del noble Witiza y de Rodrigo, último rey visigodo, que
terminaron precipitando la llegada de los musulmanes por el norte de África en
el año 711.

3. EL FINAL DE LA VIDA URBANA.


Hispania en época visigoda fue adquiriendo rasgos cada vez más rurales que
urbanos. Las tierras que se habían repartido entre los invasores fueron
trabajadas indistintamente por campesinado libre, colonos o esclavos. Éstos
últimos terminarían convirtiéndose en siervos, campesinos dependientes de los
grandes propietarios de tierras. Con respecto a la propiedad de la tierra, la
Iglesia y la nobleza concentraban en sus manos los latifundios.
Desde el punto de vista económico, la práctica de la agricultura (cereales,
vid, olivo) y la ganadería trashumante eran las tareas principales. La artesanía y
el comercio decayeron, al igual que lo hicieron las rutas por las que discurrían
sus productos.
La sociedad era muy desigual. Tenía en su cúspide a una minoría rica
(realeza, nobles, alto clero, cargos políticos y militares) a la que seguían muy por
debajo los pequeños propietarios, artesanos y comerciantes. En el escalafón más
bajo estaban los siervos y esclavos.

4. ASPECTOS CULTURALES.
En el plano cultural, los visigodos construyeron pequeñas iglesias como las
de San Juan de Baños (Palencia) y San Pedro de la Nave (Zamora),
empleando el original arco de herradura. En el mundo de las letras, la obra de
Isidoro de Sevilla (Tratados de Física y cosmografía, Etimologías) resume
buena parte del saber de la antigüedad. Leandro creó en Sevilla una escuela
para la enseñanza del trivium (gramática, retórica y dialéctica) y el quadrivium
(aritmética, geometría, música y astronomía). El extraordinario manejo de los
metales nos ha dejado interesantes muestras de orfebrería en forma de armas,
broches, joyas y coronas (corona votiva de Recesvinto).
La llegada de los musulmanes a la Península y su victoria en el año 711 sobre
las tropas de don Rodrigo (Batalla del Guadalete) provocaron el ocaso del
reino visigodo.

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TEMA 4. AL-ÁNDALUS: OCHO SIGLOS DE PERVIVENCIA

0. LA INVASIÓN Y CONQUISTA MUSULMANA.

2. EL CALIFATO DE CÓRDOBA
3. LA CAÍDA DEL CALIFATO Y LOS REINOS TAIFAS. ALMORÁVIDES Y
ALMOHADES.
4. EL REINO NAZARÍ DE GRANADA.
5. ECONOMÍA, URBANISMO Y SOCIEDAD EN AL ÁNDALUS.

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1. LA INVASIÓN Y CONQUISTA MUSULMANA.


El año 711 supone un brusco cambio para la Península Ibérica. La
invasión musulmana se adentra por el estrecho, sin que el rey Don Rodrigo
pueda hacerles frente en la Batalla de Guadalete. Tarik certifica el final del
dividido reino visigodo, iniciando una nueva y duradera etapa de presencia
musulmana en la Península. En pocos años ésta es conquistada casi en su
totalidad, salvando la franja cantábrica y los Pirineos. La Batalla de
Covadonga (722) que se trata casi de una escaramuza, se convierte en el
germen de la resistencia cristiana, con la figura de don Pelayo como caudillo de
una dinastía a partir de la cual se formarán los reinos cristianos.
En los Pirineos, la derrota en Poitiers (732) supone el freno a las ansias de
conquista musulmana, que a partir de entonces se volcará en el control de
Hispania, quedando la frontera sellada posteriormente con la Marca
Hispánica de Carlomagno, a finales de siglo.
Durante los primeros años, Al-Andalus, nombre que recibe la provincia
Omeya, funciona como Emirato Dependiente de Damasco. Hasta el 756, año en
el que Abderramán I, último príncipe Omeya, escapa de la matanza de los
Abasíes y se instala en la Península, creando el Emirato independiente.
Construirá la Mezquita de Córdoba, hecho destacado de un periodo que sufrirá
progresivamente revueltas y enfrentamientos internos, que harán peligrar la
hegemonía en la Península.

2. EL CALIFATO DE CÓRDOBA

La llegada de Abderramán III supondrá un restablecimiento del poder


musulmán, que agotará el periodo de crisis, plasmándose en la creación del
Califato de Córdoba (929), sinónimo de la época de mayor esplendor de
Al-Andalus. Durante este periodo, el califa cordobés rompe con Bagdad y creará
un próspero reino que florecerá en todos los ámbitos. Será un periodo negativo
para la reconquista cristiana que sucumbe al poderío del Califato. Córdoba se
convierte en una de las ciudades más importantes de Europa, con un notable
desarrollo cultural y científico, que se plasmará en importantes obras literarias y
artísticas, así como en aportaciones claves en medicina, astronomía o
matemáticas. La construcción de Medina Azahara se convierte en el principal
legado artístico del primer Califa cordobés.

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Su hijo, Al-Hakam II, se convierte en protector de las artes, embelleciendo


la Mezquita de Córdoba. Con Hisham II, el protagonismo pasa a Almanzor,
terrible caudillo militar que atemorizó a los cristianos con sus razzias que
asolaron territorios cristianos como Barcelona o Santiago de Compostela, donde
solo perdonó la tumba del apóstol. Las crónicas cristianas certifican su epílogo:
“En 1002 muere Almanzor, fue sepultado en los infiernos”. Su muerte, acarreará
la desintegración política y la crisis de Al Andalus.

3. LA CAÍDA DEL CALIFATO Y LOS REINOS TAIFAS.


ALMORÁVIDES Y ALMOHADES.

A partir de 1031, se produce la división en Reinos Taifas, periodo de


decadencia política que se traduce en multitud de reinos independientes
enfrentados entre sí. Las Taifas de Sevilla, Toledo, Zaragoza o Valencia son
algunas de las más importantes.
La decadencia musulmana es aprovechada por los reinos cristianos que
avanzarán la línea de reconquista hasta el río Tajo. En 1085, cae Toledo en
poder de Alfonso VI de Castilla. La alarma se propaga por el Islam, que pide
ayuda, la cual se hará efectiva con la llegada de los Almorávides, pueblo
integrista del norte de África, que derrota a los cristianos en Sagrajas (1086).
Durante algún tiempo, se contiene el avance de la Reconquista. Pero los
enfrentamientos internos y el desprecio a los almorávides acelerarán la
desintegración y la formación de nuevas taifas durante el siglo XII. Será un
periodo oscuro de reyezuelos que tienen que buscar protección en otro pueblo
procedente del norte de África, en este caso los Almohades. Éstos se centran
en la guerra santa contra los cristianos, a los que derrotan en Alarcos (1195).
Se abrió un periodo de dominio en Al-Andalus, en el que trasladarán la capital a
Sevilla, donde dejarán su huella en construcciones importantes como la Giralda,
la Torre del Oro y las murallas.
Pero el año 1212 marca un antes y un después en la Reconquista. Se
producirá la Batalla de las Navas de Tolosa, cita a la que acuden en las
proximidades de Despeñaperros los reinos cristianos contra el Islam andalusí.
Será una gran victoria cristiana con Alfonso VIII a la cabeza, que conducirá al
desmoronamiento almohade, que asiste a la pérdida progresiva del sur,
mientras sucumbe a guerras civiles y la aparición de unas terceras taifas.

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ENRIQUE HUERTAS-JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ APUNTES DE HISTORIA DE ESPAÑA

4. EL REINO NAZARÍ DE GRANADA.

A partir de entonces, el Islam languidece lentamente hasta el siglo XV,


reducido al Reino Nazarí de Granada, que se aferra al sureste peninsular
abrigado por la orografía y las parias que pagaba a los reinos cristianos, que
estaban inmersos en luchas internas constantes que evitan la conclusión de la
Reconquista. Allí, florece una cultura y arte, que nos dejarán la Alhambra de
Granada, una fortaleza-palacio donde se establecía la corte nazarí.
La Batalla del Salado en 1340 supone la toma de Algeciras por Alfonso
XI de Castilla, y el definitivo cierre de la puerta africana a cualquier pueblo que
pretenda auxiliar a los nazaríes. Se inicia un lento asedio con escarceos y guerra
permanente entre ambos reinos. El final llegará el 2 de enero de 1492, día en
el que los Reyes Católicos
entren en Granada, y Boabdil entregue las llaves de la ciudad. “Llora como una
mujer lo que no has sabido defender como un hombre”, reza la famosa frase que
pronunciara su madre mientras contemplaba entre lágrimas por última vez la
ciudad antes de marcharse y cerrar ocho siglos de pervivencia musulmana en la
Península.

5. ECONOMÍA, URBANISMO Y SOCIEDAD EN AL ÁNDALUS.

Economía
La irrupción musulmana en la península resultó beneficiosa para su
economía. Las aportaciones fueron numerosas e importantes para el desarrollo
agrario y comercial de la península. La fuerte cultura del agua de los invasores
–acostumbrados a climas áridos donde es necesario aprovechar el agua- hizo
que se construyeran norias, acequias y se desarrollara el cultivo de regadío,
aprovechando los cauces de los ríos. Van a cultivar algodón, arroz y otros
productos de la huerta, que se van a expandir considerablemente.
Los artesanos musulmanes, transformarán los estilos artísticos anteriores,
introduciendo nuevos materiales. Se generaliza el uso del ladrillo y las yeserías,
que sirven para cubrir los materiales pobres, decorándose con motivos
epigráficos, de lacería y atauriques. La cerámica es abundante. Los cangilones
de las norias, las tejas árabes con forma curva que cubren los tejados y el
desarrollo de los zócalos cerámicos. El comercio se desarrolla por las rutas
mediterráneas y del norte de África. Textiles, hierro así como esclavos y oro
africano.

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ENRIQUE HUERTAS-JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ APUNTES DE HISTORIA DE ESPAÑA

Urbanismo
La ciudad musulmana se configura en torno a la mezquita. La Jara Mayur
atraviesa la ciudad hacia el lugar sagrado, a partir de la cual surgen vías
secundarias y otras menores, que desembocan en calles sin salida llamadas
adarves. La ciudad musulmana es orgánica e irregular. No requieren de grandes
plazas públicas, siendo una cultura cerrada hacia el interior, con calles
laberínticas y estrechas. En la parte más alta y difícil de acceder, se sitúa el
Alcázar. Los edificios administrativos, los baños y el zoco, completan las
principales infraestructuras de la ciudad. Tras las murallas, se encuentran los
arrabales que se sitúan cerca de las puertas de entrada, para comerciar con los
viajeros. Las almunias, son casas de campo a las afueras de la ciudad.

Sociedad
La sociedad musulmana es jerárquica. Los árabes puros eran los más
importantes entre los conquistadores, ocupando los principales cargos de la
administración. Los bereberes, eran pastores y nómadas del norte de África, que
se introdujeron en la península en las sucesivas oleadas invasoras, siendo
considerados de menor importancia. Los cristianos que se convertían al Islam,
son llamados muladíes. La mayoría lo hacía por temor a perder sus posesiones.
Los mozárabes, son los cristianos que permanecen como tales durante el
dominio musulmán.
Dentro de la sociedad, la aristocracia y los grandes propietarios, copan la
pirámide social más elevada. Los artesanos y campesinos forman la masa
popular, estando los esclavos en la cota más baja de la sociedad, careciendo de
derechos.

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ENRIQUE HUERTAS-JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ APUNTES DE HISTORIA DE ESPAÑA

TEMA 5. LA RECONQUISTA CRISTIANA Y LA PENÍNSULA DE LOS CINCO


REINOS

1. LARECONQUISTA EN LOS REINOS OCCIDENTALES: SIGLOS


VIII-X.
2. LA RECONQUISTA EN LOS REINOS ORIENTALES: SIGLOS
VIII-X.

3. LA RECONQUISTA EN LOS REINOS OCCIDENTALES: SIGLOS XI


XIII.

4. LA RECONQUISTA EN LOS REINOS ORIENTALES: SIGLOS XI


XIII.

5. REINOS OCCIDENTALES: LA RECONQUISTA DURANTE LOS


SIGLOS XIV-XV.

6. REINOS ORIENTALES: LA RECONQUISTA DURANTE LOS SIGLOS


XIV-XV.

7 . LA UNIFICACIÓN POLÍTICA DE LOS REYES CATÓLICOS.

8. ECONOMÍA Y SOCIEDAD.

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ENRIQUE HUERTAS-JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ APUNTES DE HISTORIA DE ESPAÑA

La invasión musulmana había supuesto una rápida conquista. En escasos


años, casi toda la Península había caído en sus manos, a excepción de la franja
cantábrica, donde la orografía tan abrupta y la cercanía del mar hicieron que los
Omeyas restaran importancia a aquellos núcleos. Sin embargo, será allí donde
surja la mecha que encienda la Reconquista.

1. LA RECONQUISTA EN LOS REINOS OCCIDENTALES: SIGLOS


VIII-X.

Año 722, los rebeldes Astures derrotarán a un ejército musulmán en


Covadonga. Se trató casi de una escaramuza, pero adquirió una gran carga
simbólica, siendo el punto de partida de la Reconquista cristiana. Alfonso I
(yerno de Pelayo), consolidará la resistencia y fortificará la frontera. Alfonso II
iniciará tareas repobladoras abriendo camino en el valle del Duero. Ordoño I
conquistó León, a donde se trasladará la capital del reino asturiano, que se
convierte en Reino de León. A finales del siglo IX, se alcanza la línea del Duero
con Alfonso III. También surge en este periodo el Condado de Castilla, dentro
del reino leonés, con el conde Rodrigo como primer titular.
El siglo X es duro para la Reconquista. A pesar de la victoria en Simancas
en el 939, el califato se alza en el periodo de mayor esplendor musulmán en la
Península. Las disputas se suceden entre los reinos cristianos, de donde surgirá
Castilla como condado hereditario con Fernán González, obteniendo la
independencia real de León. Hasta la muerte de Almanzor y la posterior
desintegración en Taifas, los cristianos no conseguirán avanzar.

2. LA RECONQUISTA EN LOS REINOS ORIENTALES: SIGLOS


VIII-X.

El reino de Navarra es el más antiguo. Afianzaron su independencia


derrotando a los Carolingios en Roncesvalles (778); a partir de entonces,
Carlomagno se repliega a la zona pirenaica oriental.
En el siglo IX se creó el Reino de Pamplona con Íñigo Arista como
primer rey; la política de pactos perpetuará la independencia del Reino, que
cambiará de dinastía en el siglo X. La Jimena, tendrá reyes como Sancho
Garcés y García Sánchez, que anexionará el Condado de Aragón.
La derrota en Poitiers (732) supone el fin de la expansión musulmana
hacia el norte y la posterior expansión carolingia por los Pirineos, tratando

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ENRIQUE HUERTAS-JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ APUNTES DE HISTORIA DE ESPAÑA

de asegurar el flanco sur de su Imperio. Se creará la llamada Marca


Hispánica (795), territorios defendidos por Condes que defendían el acceso al
territorio franco.
Aragón, junto a Sobrarbe, Ribagorza y Pallars, es uno de esos condados que
surge por la necesidad carolingia de asegurar la frontera y, como decimos, será
incorporado a Navarra más tarde. La toma de Barcelona en el 801 supone la
plasmación de la marca y la creación de otro condado, el más importante de los
Condados Catalanes, que se harán hereditarios con Wifredo El Velloso, y
conseguirán la independencia de los francos en la segunda mitad del siglo X con
los Borrell.

3. LA RECONQUISTA EN LOS REINOS OCCIDENTALES: SIGLOS XI


XIII.

En el año 1031, la crisis de Al-Andalus se traduce en la desintegración en


Reinos Taifas, que marcará un periodo de luchas internas en el Islam
peninsular. La debilidad musulmana acarreará un periodo de avances cristianos
en la Reconquista, que serán frenados con parias, es decir, con grandes
cantidades en oro para comprar la paz.
El siglo XI está marcado en su primer tercio por el dominio del rey navarro
Sancho III el Mayor (1000-1035), que domina los territorios cristianos. A
su muerte, dividió las posesiones entre sus hijos y se fragmentan de nuevo en
diversos reinos. Su hijo Fernando I unirá Castilla y León en 1037, aunque
volverán a separarse más tarde.
El año 1085 se produce la conquista de Toledo a manos de Alfonso VI de
Castilla, que tuvo una gran importancia en todos los aspectos, hasta el punto,
que las Taifas piden ayuda a los Almorávides. Estos, que frenarán el avance
castellano en Sagrajas al año siguiente, recuperarán la unidad musulmana por
un tiempo, a pesar de los méritos cristianos, que verán como El Cid recupera
Valencia y cómo se propaga el espíritu de cruzada contra el Islam en toda
Europa. Tampoco resulta positivo el intento de unión entre los reinos cristianos
con la boda de Urraca, hija de Alfonso VI, y Alfonso I el Batallador,
monarca de Aragón y Navarra.
A la muerte de Alfonso VII, que dará brío a la Reconquista con nuevas
ofensivas militares, al ocupar la cuenca del Tajo y Almería, Castilla se separa de
León, donde reinará Fernando II. Alfonso VIII amenaza la cuenca del
Guadiana tomando Cuenca, pero su ofensiva al sur será frenada por los
Almohades en la Batalla de Alarcos (1195). La victoria musulmana vuelve a
reforzar Al-Andalus, lo que obliga a los cristianos a unirse contra el Islam. La
Batalla de las Navas de Tolosa (1212) es una de las fechas claves de la
Reconquista. Alfonso VIII comanda las tropas castellanas con la ayuda de

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ENRIQUE HUERTAS-JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ APUNTES DE HISTORIA DE ESPAÑA

Aragón y Navarra para doblegar al enemigo, lo que supondrá abrir la puerta a la


recuperación del sur y una disgregación en Taifas de Al-Andalus.
En 1230 se produce la unión definitiva de Castilla y León en la figura de
Fernando III el Santo. Será este Rey el que acometa la conquista del sur,
tomando paulatinamente Córdoba, Jaén, Murcia y Sevilla (1248). Su hijo,
Alfonso X el Sabio consolida las conquistas y emprende una importante labor
cultural con la Escuela de Traductores de Toledo. También tiene una
importante labor en la difícil repoblación de las nuevas tierras conquistadas y en
la creación de la Mesta. Tras los avances de Jerez y El Puerto, Sancho IV
tomará Tarifa.
Portugal, condado heredado por Alfonso Henríquez en 1114, se separará
de Galicia y vencerá posteriormente a los musulmanes en Ourique (1138),
convirtiéndose en rey. Proseguirá la expansión hacia el sur, rebasando durante
el siglo XIII la línea del Tajo llegando hasta El Algarve.
4. LA RECONQUISTA EN LOS REINOS ORIENTALES: SIGLOS
XI-XIII.

Navarra vive su edad dorada con Sancho III el Mayor, que domina los
reinos cristianos de la Península (Castilla, León, Navarra y Aragón) entre el
1000 y el 1035. Tras su muerte, el reino acabará repartido por herencias y se
debilitará. Tras Sancho IV, el reino se reparte entre castellanos y aragoneses,
recuperando la independencia con García Ramírez. A partir del siglo XIII,
Navarra se debilita y entra en la órbita francesa de la casa de Champaña.
Aragón se configura como reino durante el siglo XI con Ramiro I. Alfonso
I el Batallador conseguirá un gran avance hacia el sur, conquistando plazas
como Tudela, Tarazona o Zaragoza.
En los Condados Catalanes destacó, dentro del siglo XII, Ramón
Berenguer IV, que hizo efectiva la unión con Aragón y conquistó a su vez
Lérida y Tolosa. Alfonso II será el primer rey de Aragón y Cataluña unificadas.
El siglo XIII supone el despegue del Reino Aragonés. Jaime I el
Conquistador lleva a cabo una gran expansión territorial hacia el sur, que se
salda con la conquista de Mallorca, Ibiza y Valencia. Tras el tratado de Almizra,
las huestes aragonesas inician la expansión comercial por el Mediterráneo, una
vez que sus límites peninsulares chocan con los intereses castellanos en el sur.
Menorca se conquista en este siglo con Alfonso III.

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ENRIQUE HUERTAS-JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ APUNTES DE HISTORIA DE ESPAÑA

5. REINOS OCCIDENTALES: LA RECONQUISTA DURANTE LOS


SIGLOS XIV-XV.

La Baja Edad Media en Castilla es sinónimo de enfrentamientos y luchas


nobiliarias que alargan la agonía del Islam, que sobrevive gracias a las parias y al
comercio. Aun así, las ciudades siguen cayendo con cuentagotas. Alfonso XI
sofoca el intento de invasión musulmán en la Batalla del Salado (1340), que
se salda con la toma de Algeciras y el fin de cualquier esperanza andalusí de
nuevas ayudas procedentes del estrecho. Las epidemias de peste empobrecen y
debilitan el reino castellano que se aferra a la ganadería.
El reinado de Pedro I el Cruel es convulso. Se enfrenta a la nobleza, a la
que pretende restar privilegios, lo que le genera muchos enemigos, que
apoyarán a su hermanastro Enrique de Trastámara, en su lucha por la
corona. En Montiel la conspiración toma forma y Pedro I será asesinado por su
propio hermano, que reinará como Enrique II.
Juan I, su sucesor, buscará en su reinado el control de la corona
portuguesa. Pero perderá en Aljubarrota (1385) toda posibilidad de
anexionar Portugal.
El siglo XV es sinónimo en Castilla de luchas fratricidas y conspiraciones
nobiliarias con la corona en el centro de las mismas. Juan II y Enrique IV
tratarán en vano de luchar contra los grandes de Castilla. Por el camino,
asesinatos como el del condestable Álvaro de Luna y sucesos como la “Farsa
de Ávila” (1464), que obligará a Enrique a la lucha tras ser depuesto
simbólicamente por la nobleza a favor de su hermano. Por el Pacto de
Guisando (1468), nombrará sucesora a su hermana Isabel, pero poco después
rectifica a favor de su hija Juana la Beltraneja, al casarse Isabel en secreto
con Fernando de Aragón. Esto acarreará una guerra civil entre los partidarios de
ambos bandos, cuyo desenlace se decidirá en la Batalla de Toro (1476), tras
la cual Isabel se convierte en reina de Castilla. Su matrimonio con Fernando,
que se convierte en rey de Aragón, significa la unificación de ambas coronas.

6. REINOS ORIENTALES: LA RECONQUISTA DURANTE LOS


SIGLOS XIV-XV.

El Reino de Aragón iniciaría en el siglo XIV su expansión por el Mediterráneo


con Jaime II. El Tratado de Celtabellota lleva el Reino a Sicilia. Los

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ENRIQUE HUERTAS-JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ APUNTES DE HISTORIA DE ESPAÑA

Almogávares, mercenarios catalanes al servicio de Aragón, consiguen dos


nuevos ducados: Atenas y Neopatria.
Tras la gran peste de 1348, se inicia la decadencia económica del Reino, a la
que hay que unir la dinástica. La muerte de Martín el Humano (1410),
produce la entrada de los Trastámara en la Corona de Aragón. El Compromiso
de Caspe (1412) supone la entronización de Fernando I de Antequera (nieto
de Enrique II de Castilla).
Alfonso V conquista Nápoles y Benevento, mientras que Juan II tiene que
hacer frente a las rebeliones en Cataluña de los Payeses de Remensa y la pugna
por la Corona de Navarra, que ganará al príncipe de Viana. La muerte de su
esposa Blanca había iniciado la pugna entre los partidarios de Juan (rey
consorte), los Agromonteses, y los del hijo Carlos, los Beamonteses, que se
saldará con la victoria del primero y el encierro del segundo.
A su muerte en 1479, subirá al trono de Aragón Fernando II el Católico,
que unificará el Reino con Castilla, mientras que Navarra recobra autonomía
durante algunos años hasta que el propio Fernando la anexiona en 1512.
En Portugal, los siglos XIV y XV son periodos de auge económico y
expansionismo. Con la Casa de Avis se inician las exploraciones marítimas y
con Enrique el Navegante y Manuel I, el apogeo expansionista.

7 . LA UNIFICACIÓN POLÍTICA DE LOS REYES CATÓLICOS.

La Península de los Reyes Católicos supone la unión definitiva de los


reinos cristianos y el fin de la Reconquista. Desde 1482, se toman Alhama,
Málaga, Mojácar, Guadix, Baza y Almería. Sin embargo, la fecha importante se
producirá el 2 de enero de 1492, con la toma de Granada y el fin de Al
Andalus.
Además, en 1492 se germina un nuevo periodo de España y de la historia. Se
termina el periodo de Reconquista en el que han estado inmersos los reinos
cristianos frente al Islam durante toda la Edad Media, configurándose una
nueva etapa política de unión basada en la fortaleza de los reyes. Del mismo
modo, se produce el descubrimiento de América a manos del navegante
Cristóbal Colón, bajo el patrocinio de la Corona de Castilla. La relevancia de
tales hechos, y los cambios políticos, económicos y sociales que acarrean, nos
adentran en un nuevo periodo histórico, la Edad Moderna.

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ENRIQUE HUERTAS-JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ APUNTES DE HISTORIA DE ESPAÑA

8. ECONOMÍA Y SOCIEDAD.

La economía de los reinos cristianos se basaba en la agricultura y la


ganadería. La agricultura estaba bastante atrasada, utilizando el arado romano y
la rotación bienal y trienal, generando pobres resultados. La aridez de los
campos castellanos se repartía en el cultivo del trigo y la vid en el norte y el
predominio ganadero a través de la Mesta que fundara Alfonso X el Sabio. La
Mesta contaba con numerosos privilegios y exenciones tributarias. Las cañadas
reales, inutilizaban grandes extensiones para la trashumancia del ganado, sobre
todo ovino, destinado al comercio de la lana con Flandes.
La actividad textil, tuvo más importancia en el reino de Aragón, que también
estaba dedicado a la agricultura, con un sistema de carácter feudal que
restringía el acceso a las tierras de labor.
La artesanía en las ciudades se organizaba mediante los gremios, que
adquirieron un notable poder y que regulaban toda la actividad artesanal de un
oficio, estableciendo las categorías de aprendiz, oficial y maestro, todo bajo
estrictas normas. Las ferias de ganado y comercio, impulsaron el crecimiento de
las ciudades, que brillaron en Castilla durante el siglo XIII, pro las crisis
dinásticas, trasladan la hegemonía a Aragón en el XIV, enriquecida por su
expansión por el Mediterráneo y el desarrollo de rutas comerciales.
La sociedad durante la reconquista, estaba encabezada por los nobles, que
alcanzaban tanto poder como el rey, en permanentes intrigas de corte y con
privilegios como los mayorazgos y los señoríos jurisdiccionales. El clero,
diferenciaba entre el alto clero -nutrido de obispos, abades y altos dignataarios
de la Iglesia- y el bajo clero –curas, frailes, etc.- que se dividía en clero regular y
secular, es decir, sometido a una regla o destinado a una parroquia. Los
campesinos y artesanos libres forman las capas populares. Por debajo, los
siervos y vasallos que están adscritos a la tierra de un señor feudal y por último
los esclavos.

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ENRIQUE HUERTAS-JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ APUNTES DE HISTORIA DE ESPAÑA

TEMA 6. LA MONARQUÍA AUTORITARIA Y LA CREACIÓN DE


UN IMPERIO

1. LA UNIÓN DINÁSTICA DE CASTILLA Y ARAGÓN.

2. LA POLÍTICA INTERIOR DE LOS REYES CATÓLICOS. 3. LA

POLÍTICA DINÁSTICA Y LA CREACIÓN DE UN IMPERIO. 4.


ECONOMÍA Y SOCIEDAD.

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1. LA UNIÓN DINÁSTICA DE CASTILLA Y ARAGÓN.

Isabel I es proclamada reina de Castilla en 1474, al imponerse a


Juana la Beltraneja –su sobrina, hija de su hermanastro Enrique IV, el anterior
rey- en la guerra que libraban por el trono, siendo definitiva la Batalla de Toro
para la victoria de Isabel. Su boda en secreto con Fernando de Aragón en 1469,
supone la ira de su hermano –el rey Enrique IV el impotente- que había anulado
los acuerdos para la sucesión de Isabel, firmados en el Tratado de Toros de
Guisando (1468) y que provoca la guerra. Con Isabel como reina de Castilla,
en 1479 Fernando se convierte en rey de Aragón, produciéndose la unión
dinástica, que sin embargo permite cortes propias y jurisdicción a cada corona.
La conquista de Granada en 1492 y la de Navarra –anexionada por Fernando-
en 1512, aunque manteniendo fueros y privilegios, significa la unión definitiva
de las Españas.
2. LA POLÍTICA INTERIOR DE LOS REYES CATÓLICOS.

Alejandro VI concede a Isabel y Fernando el título de Reyes


Católicos, cuya unión origina un nuevo periodo marcado por el autoritarismo
monárquico, refrendado por autores como Maquiavelo en su Príncipe. El
poder de los reyes se impone sobre los nobles que habían marcado las luchas
internas durante los siglos anteriores. Además, el “tanto monta, monta tanto
Isabel como Fernando” fortaleció la idea de monarquía unitaria sin distinguir
reinos. Por tanto, la fragmentación peninsular dio paso a la unificación del
territorio de la antigua Hispania, que iniciará un periodo de creciente
hegemonía política.
Por otra parte, a la unidad política se añade la religiosa, que cohesionará el
Reino bajo la bandera de la Religión Católica. En esta línea, cobrará fuerza la
Santa Inquisición, creada en 1480 en Castilla, con el objetivo de perseguir
las herejías y los falsos conversos, escribiendo algunos de los episodios más
tristes de nuestra historia y forjando la leyenda negra española.
1492 tiene importancia por otros aspectos no políticos; supone desde el
punto de vista religioso, la expulsión de los judíos; y desde el punto de vista
cultural, la publicación de Gramática de la Lengua Castellana de Antonio de
Nebrija, hecho de vital importancia para el predominio de esta lengua en
España.

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ENRIQUE HUERTAS-JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ APUNTES DE HISTORIA DE ESPAÑA

En 1496 se completa la conquista de Canarias y se celebra la boda entre la


princesa Juana y Felipe el Hermoso, lo que supone que la sucesión española
pase a la casa de Habsburgo.

3. LA POLÍTICA DINÁSTICA Y LA CREACIÓN DE UN IMPERIO.

La muerte de Isabel la Católica en 1504 supone el ascenso de Juana la


Loca al trono de Castilla, bajo el auspicio de su padre. Pero el dudoso estado
mental de la Reina abrirá una brecha por el poder entre Fernando y su yerno
Felipe el Hermoso, que se impone en un primer momento, pero fallece en
1506. Sin embargo, la descendencia asegura para Carlos –nacido en Gante y
heredero de ambos linajes- un imperio a su mayoría de edad, que engloba las
posesiones españolas a ambos lados del océano y la herencia del imperio
alemán. De igual modo, se había favorecido la futura unión con la corona
portuguesa, al unir a otra hija –Isabel- con el rey de Portugal.
Fernando vuelve al poder apoyado por el Cardenal Cisneros, y Juana es
recluida en Tordesillas a partir de 1509, por el empeoramiento de su estado
mental tras la muerte de Felipe. De ahí hasta su muerte en 1516, Fernando
dirigió los designios del Reino, anexionando Navarra en 1512 y perdiendo el
Milanesado años después.

4. ECONOMÍA Y SOCIEDAD.

La economía de los reinos, castigada permanentemente por innumerables


guerras internas y externas -con Francia como principal enemigo- merman la
capacidad de ayudar a una economía, que seguirá basada en la agricultura - que
hará sufrir a la población problemas de abastecimiento, agravados por la
primacía de la ganadería y sus privilegios-, la exportación de lana castellana y el
comercio por el Mediterráneo. El final de la reconquista, cierre los ingresos de
las parias musulmanas y su floreciente comercio.
En la sociedad de los Reyes Católicos, los nobles ven mermada su influencia
en la corte, con el autoritarismo monárquico que configura un poderoso ejército
a su servicio, con personajes como Gonzalo Fernández de Córdoba -“El gran
capitán”- a la cabeza. Otro aspecto relevante, fue la liquidación de las diversas
revueltas en los reinos, como la de los payeses de Remensa en Cataluña, con la
Sentencia de Guadalupe.

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ENRIQUE HUERTAS-JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ APUNTES DE HISTORIA DE ESPAÑA

TEMA 7. LOS AUSTRIAS MAYORES Y EL ESPLENDOR DEL SIGLO XVI.

1. EL REINADO DE CARLOS V (1516-1556)


1.1 LA POLÍTICA INTERIOR.
1.2. LA POLÍTCA EXTERIOR DE CARLOS V.

2. EL REINADO DE FELIPE II (1556-1598)


2.1. LA POLÍTICA INTERIOR.
2.2. LA POLÍTICA EXTERIOR Y LA CONTINUACIÓN DEL LEGADO.
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ENRIQUE HUERTAS-JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ APUNTES DE HISTORIA DE ESPAÑA

1. EL REINADO DE CARLOS V (1516-1556)

1.1. LA POLÍTICA INTERIOR.

En 1516 sube al trono Carlos I de España y V de Alemania.


Heredero del Imperio europeo de los Habsburgo, incluyendo el título de
Emperador y del Imperio español, incluyendo los territorios de ultramar, lo que
lo convierte en el monarca más poderoso del momento.
La política interior que le espera en España es difícil. Carlos es un
emperador europeo nacido en Gante, que apenas habla el castellano. Su
concepción imperial choca con las regiones de España que desaprueban su corte
extranjera, lo que producirá el inevitable enfrentamiento. Se inicia así la guerra
de los Comuneros, alentada por la nobleza, que ve en el centralismo del poder
real un obstáculo a sus pretensiones. En Villalar (1521), los comuneros son
reducidos y sus cabecillas (Padilla, Bravo y Maldonado) ejecutados.
El otro problema interno del nuevo rey será la rebelión de las Germanías
en Valencia y Mallorca, que será igualmente aplastada.
Además, los gastos bélicos en los interminables frentes que libra el
emperador afectan a las arcas, que se ven aliviadas con la oleada de
descubrimientos en el nuevo mundo, tras la llegada de Colón y las sucesivas
expediciones de Hernán Cortes, Pizarro y el resto de conquistadores. El oro y la
plata nutren los barcos españoles que llegan a Sevilla, pero los diferentes frentes
abiertos, no hacen sino elevar la inflación y los gastos.

1.2. LA POLÍTCA EXTERIOR DE CARLOS V.

La política exterior del Emperador es una gran cruzada donde encarna la


defensa del catolicismo contra sus enemigos protestantes y musulmanes,
además de la pugna continua contra su enemigo tradicional, Francia, bajo el
reinado de Francisco I.
En 1525 derrota a los franceses en la Batalla de Pavía, donde el propio
Francisco I es capturado. Recupera el Milanesado, Borgoña, Génova y Nápoles.
La posterior coalición de Francia con el papado, Inglaterra, Florencia y Venecia,
lleva al Emperador al Saco de Roma en 1527, que dispersa los mejores años
del Renacimiento en Italia, por la traición del Papa.

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ENRIQUE HUERTAS-JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ APUNTES DE HISTORIA DE ESPAÑA

Otro foco de conflicto será la expansión turca en el Mediterráneo, que llegó a


su apogeo con el Sitio de Viena en 1529, donde las tropas imperiales frenaron
a Solimán el Magnífico a las puertas de la ciudad.
Su cruzada contra los protestantes le acarreó un fuerte desgaste político y
económico que le ocupó todo el reinado. Los gastos de guerra agotaban el oro
proveniente de las Indias, y las arcas quedaron sumidas en grandes deudas por
préstamos a la Corona. Por otra parte, su lucha contra el Luteranismo no tuvo
los apoyos necesarios. En 1545 el Papa convoca el Concilio de Trento con el
respaldo imperial. Los protestantes se alían en la Dieta de Worms, negándose
a asistir. Las consecuencias de la pugna llevan a la Batalla de Mulhberg
(1547), donde el Emperador y sus aliados derrotan a los protestantes. Sin
embargo, algunos de los aliados, como Mauricio de Sajonia, cambiarán de
bando y Carlos V tiene que acabar cediendo a la escisión religiosa. En 1555,
agotado, firma la Paz de Augsburgo. Al año siguiente, abdica en su hijo
Felipe, aunque cediéndole a su hermano Fernando el título de Emperador y los
territorios alemanes. Se retira al Monasterio de Yuste, donde muere en
1558.

2. EL REINADO DE FELIPE II (1556-1598)

Felipe II no fue emperador, fue rey de España y de sus posesiones. Sin


embargo, encarna la misma idea de monarca católico y absoluto, aunque con
mayor arraigo a la Península, estableciendo la capital y su Corte en Madrid.
Estuvo a la altura de su padre, en un reinado que se antojó incluso más difícil en
cuanto a enemigos en el horizonte.

2.1. LA POLÍTICA INTERIOR.

La política interior, arrastró las deudas y empréstitos contraídos por el


Emperador en sus innumerables guerras. La situación, lejos de mejorar
empeoró: los continuos conflictos y la reducción de ingresos procedentes de las
Indias llevaron a tres bancarrotas durante su reinado.
Como su padre, tuvo que hacer frente a varias revueltas internas. Destaca la
Revuelta de las Alpujarras (1868-1871), en la que los moriscos granadinos
se levantan contra las tropas reales, que se imponen y son dispersados. Otro
conflicto a destacar fue el problema con el ex secretario Antonio Pérez,
encarcelado por vender secretos de Estado. Se fugó y fue perseguido hasta
Aragón, donde fue acogido, produciéndose la entrada en acción del ejército real.

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ENRIQUE HUERTAS-JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ APUNTES DE HISTORIA DE ESPAÑA

En 1580, Felipe II hace valer sus derechos sobre la corona portuguesa y la


anexiona a sus territorios, tras derrotar a las tropas lusas.

2.2. LA POLÍTICA EXTERIOR Y LA CONTINUACIÓN DEL LEGADO.

En política exterior, continua los frentes abiertos por su padre. Las guerras
con Francia se traducen en la Batalla de San Quintín (1557), tras lo cual
levantará el Escorial para conmemorar la efeméride. Por la Paz de
Cateau-Cambrésis se reconoce el Franco Condado y Nápoles para España y se
acuerda la boda de Felipe con Isabel de Valois, hija del rey de Francia.
Los turcos continúan amenazando el Mediterráneo, organizándose una Liga
Santa contra el infiel. En octubre de 1571 se produjo la Batalla de Lepanto,
en la que los barcos turcos son derrotados por la Liga comandada por Don
Juan de Austria.
El foco protestante en los Países Bajos hace que el Rey envíe al Duque de
Alba, que crea el Tribunal de los tumultos. Más tarde, también serán enviados
el propio Don Juan de Austria y Alejandro Farnesio. En sus últimos años,
firma la Paz de Vervins (1598).
El otro problema candente será Inglaterra. La deriva anglicana la convierte
en enemiga de Felipe II. El apoyo inglés a los piratas, que asaltan barcos
españoles y los protestantes en los Países Bajos, decide al rey a deponer a
Isabel I. Para ello, en 1588 envía a la Armada Invencible contra las costas
inglesas. Pero el temporal se ceba con los barcos españoles, que terminan
acorralados, suponiendo el fin del esplendor marítimo de nuestra armada.
En 1598, fallece Felipe II en El Escorial, iniciándose el reinado de su hijo
Felipe III.

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ENRIQUE HUERTAS-JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ APUNTES DE HISTORIA DE ESPAÑA

TEMA 8. LOS AUSTRIAS MENORES Y LA DECADENCIA DEL SIGLO XVII

1. EL REINADO DE FELIPE III.


2. EL REINADO DE FELIPE IV.
3. EL REINADO DE CARLOS II.
4. EL ESPLENDOR CULTURAL DEL SIGLO DE ORO.
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El siglo XVII supone la pérdida del anterior esplendor político, y el inicio


de un periodo prolongado de decadencia. Felipe III, Felipe IV y Carlos II
dan nombre a un periodo conocido como el de los Austrias Menores,
caracterizado por la figura del valido, que gobernará ante la debilidad real.

1. EL REINADO DE FELIPE III.

Felipe III (1598-1621) es un rey débil entregado a la caza y los placeres


mundanos, que busca la tregua en los frentes abiertos. Gobernará con su valido,
el Duque de Lerma –que utilizó su influencia para trasladar la corte
temporalmente a Valladolid, para luego regresarla a Madrid años más tarde,
especulando y obteniendo beneficios por ello- y posteriormente el Duque de
Uceda –hijo del anterior- tras el cese de Lerma en 1618.
En su reinado, se firma la Paz de Londres (1604), que pone fin a la guerra
contra los ingleses que heredó al llegar al trono. La Tregua de los doce años
(1609) con los Países Bajos, algo que la población ve con malos ojos, dado que
supone el sometimiento en una lucha que los reyes anteriores habían librado
durante todo el siglo anterior. Para compensar el desaguisado, se decreta la
expulsión de los moriscos el mismo año, ejecutándose de forma escalonada
hasta 1613.
Su reinado se considera de transición, debido a la huida en los diferentes
frentes que había protagonizado su padre, que murió consciente de la falta de
carácter de su sucesor, por lo que trató de cerrar las diferentes brechas que tenía
abiertas en sus últimos años. La economía, siguió arrastrando penosamente las
deudas acumuladas por los reinados anteriores, con numerosos empréstitos de
banqueros extranjeros.

2. EL REINADO DE FELIPE IV.

Felipe IV (1621-1665) gobierna mediante su valido, el Conde-Duque de


Olivares, que intenta llevar a cabo reformas en la administración. La Unión
de Armas es uno de sus proyectos, en el que cada región aportaba soldados y
dinero al Estado, pero sus reformas terminan fracasando, ante la oposición
sobre todo en Cataluña.
El año 1640 se convierte en una fecha nefasta para el valido. Se produce la
rebelión en Cataluña, mediante el Corpus de Sangre, que iniciará un conflicto
de doce años donde la región se somete a Francia. El mismo año,

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Portugal aprovecha la revuelta y se independiza definitivamente, al dividir las


fuerzas de los Tercios españoles.
En la política exterior las cosas no van mejor. La doble guerra en la que
estamos inmersos termina de forma negativa. Olivares apoya al Emperador en la
Guerra de los Treinta Años, que termina con la derrota de los católicos y la
firma de la Paz de Westfalia (1648) que supone la desmembración del
imperio Habsburgo. La guerra contra Francia continúa hasta 1659, cuando se
firma la Paz de los Pirineos, con la que se pierde Artois, el Rosellón y la
Cerdaña. Se consuma por tanto, la debacle del Imperio español, que entrará en
clara decadencia.
3. EL REINADO DE CARLOS II.

Carlos II el Hechizado (1665-1700) cierra el siglo y la dinastía de los


Austrias. Carlos fue una persona enfermiza desde niño, aquejado de una
debilidad física y mental que ponía en jaque el futuro de su reino. Su madre,
Mariana de Austria, es la regente, apoyada en el Padre Nithard primero, y
Fernando de Valenzuela después. La incapacidad del Rey es notoria, en un
periodo donde Francia sigue arrebatándole territorios en sucesivas guerras, con
Luís XIV en el trono. La debilidad del rey, es aprovechada por su hermanastro –
Don Juan José de Austria- que no contento con el virreinato de Aragón, decide
asediar Madrid, pero enferma y muere.

La muerte sin descendencia del rey era previsible, a pesar de los intentos
infructuosos tras diversos matrimonios que constataron su incapacidad para
procrear. Desde antes de su muerte, las principales coronas europeas conspiran
para alcanzar la corona española. En 1700 fallece Carlos II, dejando en el
testamento su trono a Felipe de Anjou –aspirante francés y nieto de Luís XIV
en detrimento de Carlos de Austria. A partir de entonces, se desata en Europa
una Guerra de Sucesión por la corona española.

4. EL ESPLENDOR CULTURAL DEL SIGLO DE ORO.

La decadencia política acarrea la paradoja de una etapa de esplendor


cultural y artístico, si bien, desde el siglo XVI encontramos una brillante nómina
de literatos y artistas. En la literatura, se van a suceder nombres como Góngora,
Quevedo, Calderón de la Barca, Lope de Vega o Miguel de Cervantes, que van a
propiciar que las letras españolas tomen un cariz universal.

En el terreno artístico, la labor contrarreformista surgida de Trento,


tendrá en la Iglesia –sobre todo los jesuitas- un mecenas incansable para los
artistas, tratando de mostrar el dogma a través de la creación artística. Muchos

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religiosos, se convierten en arquitectos que levantan Iglesias y conventos, en un


país donde el panteísmo esta agarrado con fuerza en la sociedad.

La imaginería procesional, tiene en España el principal foco artístico.


Berruguete y Juni en el XVI, serán precursores de la madera policromada, que
da forma a diversas iconografías de Cristo, la Virgen y los santos. Durante el
XVII, Gregorio Fernández se convierte en el principal representante de la
escuela castellana, mientras Martínez Montañés y su discípulo Juan de Mesa
van a destacar en la primera mitad de siglo, siendo Pedro Roldán el más
destacado durante la segunda mitad del XVII.
En pintura, se produce la eclosión de los grandes maestros del barroco.
Ribera, que recoge el tenebrismo de Caravaggio en su primera etapa; Zurbarán,
pintor de frailes con marcado claroscuro o Velázquez, maestro del barroco
español, que siendo pintor de corte crea algunas de las obras maestras del arte
universal como Las Meninas, La rendición de Breda, el Retrato de Inocencio X ó
Las Hilanderas. En el último cuarto de siglo, será otro sevillano –Murillo- el que
destaque con una sublime delicadeza en el tratamiento de las Inmaculadas y en
el retrato social de la picaresca y las clases populares.

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