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BOLILLA 11: DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD


BIEN JURÍDICO PROTEGIDO
En el Código Penal, el concepto de propiedad no debe identificarse con el derecho real de dominio del CCC (que
conforme al art. 1941 CCC, dominio es el derecho real que otorga la facultad de usar, gozar y disponer material y jurídicamente de una cosa). En
materia penal, el concepto de propiedad es más amplio y debe extraerse de los arts. 14 y 17 CN, abarcando:

 El derecho real de dominio y los demás derechos reales (enumerados en el art. 1887 CCC -uso, usufructo, habitación,
superficie, etc.-).
 La tenencia y la posesión.
 Los derechos personales (es decir, lo que en Derecho Civil se conoce como obligaciones).
 Los bienes materiales (cosa muebles e inmuebles) e inmateriales (la energía eléctrica, el gas, etc.).

HURTO

Hurto simple

ARTÍCULO CP: 162

BIEN JURÍDICO

Se protege la tenencia de la cosa, es decir, el simple hecho de tener la cosa consigo; o más técnicamente: el
poder material sobre la cosa, que permite disponer de ella, aunque sea por poco tiempo. De manera, que no importa
el título por el cual la víctima tenía la cosa que le fue hurtada; pudo haber tenido la cosa a título de propietario,
de poseedor, de mero tenedor de ella, ya sea de manera legítima o ilegítima; en cualquiera de los casos habrá hurto
porque lo protegido es el simple hecho de tener la cosa en su poder.

OBJETO DEL DELITO

El objeto material del hurto es una cosa mueble ajena.

a. Cosa: conforme al art. 16 CCC, cosas son los bienes materiales y susceptibles de valor económico.

Entonces, las cosas tienen dos característica esenciales:

 Materialidad: un objeto es material cuando es corporal, por ende, ocupa un lugar en el espacio. Los
objetos inmateriales, si bien son bienes que integran el patrimonio de una persona, no son susceptibles
de hurto (ej.: los derechos).

¿Qué sucede en el caso de la energía eléctrica, señales de televisión, líneas telefónicas o el gas? El art.
16 CCC establece que las disposiciones referente a las cosas son aplicables a la energía y a las fuerzas
naturales susceptibles de ser puestas al servicio del hombre. Esto quiere decir se equiparán a las
cosas, por ende, puede ser objeto de hurto cuando está incorporada al patrimonio de del sujeto pasivo.

 Valor: la cosa debe tener valor, pero, para el derecho penal, se refiere un valor patrimonial, el cual no
siempre equivale a valor económico. Una cosa tiene valor patrimonial si, siendo apropiable por las
personas, les puede servir para satisfacer sus necesidades, usos o placeres, o bien representar un valor
puramente afectivo (ej.: cartas, autógrafos, recuerdos de seres queridos, etc.). Por lo tanto, carece de importancia
la clase de valor que la cosa tenga para la persona, este puede ser: económico, moral, histórico,
científico, religioso, afectivo, etc., pero una vez incorporada al patrimonio, tiene valor patrimonial. El
valor ínfimo o insignificante de la cosa no excluye la tipicidad.

JUAN MANUEL OLIVA


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b. Mueble: la cosa, además de ser material y susceptible de valor, debe ser mueble. Para el derecho penal, el
concepto de cosa mueble es más amplio que en el derecho civil, pues la noción abarca como cosas muebles
lo que para el CCC son inmuebles, por su carácter de representativo (los instrumentos públicos -art. 289 CCC) y
por su accesión a los inmuebles (son las cosas muebles que se encuentran inmovilizadas por su adhesión física al suelo, con
carácter perdurable. Forman un todo con el inmueble -art. 226 CCC-. Ej.: los ladrillos de una casa, los marcos de la ventanas o puertas,
etc.). Lo que importa para el Código Penal es la transportabilidad de la cosa, o sea, que la cosa mueble pueda
ser aprehendida y susceptible de ser trasladada de un lugar a otro, incluyendo los animales o semovientes
(art. 227 CCC).

c. Ajena: la cosa mueble, además, debe ser ajena, y esto implica dos requisitos:

1. Que la cosa no sea propia, es decir, no pertenezca a quien la hurta.


2. Que la cosa pertenezca a alguien que goce de la tenencia de la cosa.

La cosa mueble debe ser totalmente o parcialmente ajena.

 Es totalmente ajena, cuando pertenece en forma integral al patrimonio de otra persona.


 En cambio, es parcialmente ajena cuando sobre ella existe un condominio, o sea, gozan de la propiedad
o posesión varias personas, entre ellas el autor, el cual -al igual que los otros condóminos- es dueño o poseedor
de una parte de la cosa.

No existe delito de hurto:

 Si la cosa no tiene dueño porque no son de nadie; quien se apodere de ellas adquiere el dominio legítimamente
(ej.: los peces de aguas de uso público, los animales salvajes de caza, los animales domesticados cuando su dueño
no los reclama inmediatamente, etc.
 Si la cosa es abandonada por su dueño. El abandono implica que el dueño se ha desprendido de la cosa con la
intención de no continuar con su posesión o tenencia. Quien se apodere de la cosa abandonada por el dueño no
comete hurto, sino, que es un justo título para adquirir el dominio (art. 1947 CCC).

ACCIÓN TÍPICA

La conducta típica consiste en apoderarse ilegítimamente de una cosa mueble, total o parcialmente ajena.

El núcleo central del tipo está dado por el apoderamiento de la cosa. Para determinar que se entiende
jurídicamente por esta expresión la doctrina a sostenido dos posiciones distintas:

a. Teoría del desapoderamiento: nos dice que el delito consiste en quitar la cosa a su tenedor, con la intención
de disponer de ella. Concurren dos tipos de actos: uno material, que consiste en el desapoderamiento de
la cosa (es decir, quitar, sustraer la cosa a la víctima); y, otro intelectual, representado por la intención del autor de
ponerla bajo su propio poder de hecho.
(acto material) (acto intelectual)
Teoría del desapoderamiento = desapoderamiento + intención de disponer de la cosa

b. Teoría de la disponibilidad: el apoderarse exige no sólo la pérdida de poder sobre la cosa (desapoderamiento)
por parte de la víctima, sino la adquisición efectiva de poder por parte del autor; lo que implica una
disponibilidad física de la cosa por parte de éste, aunque sea por un breve período de tiempo. Esto es, la
posibilidad de ejercer sobre ella actos dispositivos o de disposición material.
(acto material) (acto material)
Teoría de la disponibilidad = desapoderamiento + efectiva disposición de la cosa

El apoderamiento debe ser ilegítimo. Este es un elemento normativo del tipo que adelanta la antijuridicidad.
Supone, objetivamente, una conducta contraria a la ley (antijurídica). Por lo tanto, no hay hurto quien se apodera de
manera legítima de algo. Así, no hay hurto si se lleva a cabo el desapoderamiento en cumplimiento de un deber, o
en ejercicio de un derecho, o con el consentimiento expreso o tácito del tenedor.

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CONSUMACIÓN

Para determinar el momento consumativo de la acción, es decir, el momento en que se perfecciona la conducta de
apoderamiento, se han elaborado diferentes teorías, de las cuales las más importante son:

a. Teoría de la apprehensio (o de la aprehensión): se entiende que el hurto se consuma cuando el autor pone su
mano sobre la cosa. Es la más inadmisible de las teoría, y si alguna vez tuvo vigencia en el Derecho Romano, fue
porque no se había desarrollado plenamente la institución de la tentativa (ej.: es un colectivo, el sujeto pone la mano en
el bolsillo de la víctima y alcanza a tocar la billetera; la víctima se da cuenta, le impide sacar la mano y lo hace detener. Siguiendo esta teoría
el hurto se consumó, cuando en realidad sólo hubo tentativa). Actualmente sólo tiene un valor histórico.

b. Teoría de la amotio (o de la remoción): considera consumado el hurto cuando la cosa ha sido movida del lugar
donde estaba; de manera que no basta poner su mano sobre ella, sino que es necesario haberla movido de su
lugar original (ej.: el sujeto que entra a una joyería, saca varios relojes de lujo del estante donde se encuentran y los pone en una mochila,
en ese momento entra la policía y lo detiene. Para esta teoría el delito se consumó, pues el sujeto movió los relojes del lugar donde estaban
a su mochila). La doctrina y la jurisprudencia la aplicaron en un primer momento, hasta que se volcaron hacía la
teoría de la ablatio.

c. Teoría de la ablatio: el hurto se consuma cuando el sujeto saca la cosa de la esfera de custodia del dueño o
apartada del radio donde se ejercía su tenencia simbólica. Es decir, el hurto queda consumado cuando la cosa es
transportada de un lugar a otro (ej.: siguiendo el ejemplo del sujeto que entra a la joyería, el hurto quedaría consumado si luego de
meter lo relojes en su mochila se retira, por lo tanto, los saca de la joyería; o, sin sacar la mochila, la esconde en algún lugar para retirarlas
cuando ya no exista peligro. En ambos casos, la cosa ha sido sacada de la esfera de custodia de quien la detentaba). La doctrina y
jurisprudencia se inclinaron por esta teoría.

d. Teoría de la illatio: se considera consumado el hurto cuando la cosa ha sido llevada a un lugar seguro, donde el
auto piensa utilizarla, sacar provecho o tenerla definitivamente. Este teoría está descartada en la actualidad.

IMPORTANTE: no se debe confundir las dos posiciones que intentan explicar lo que se entiende jurídicamente
por apoderamiento, con las diversas teorías en torno al momento es que se debe considerar que la acción de
“apoderarse” de una cosa mueble ajena se ha consumado (perfeccionado) – ej.: uno puede inclinarse por la teoría del
desapoderamiento o de la disponibilidad, y, en cuanto, a la consumación, seguir la teoría de la amotio o de la ablatio-.

TIPO SUBJETIVO

Es un delito doloso, de dolo directo. El autor debe saber que la cosa mueble es ajena, que está realizando un acto
de apoderamiento que es antijurídico o ilegítimo, y tener la intención de llevar esa conducta a cabo. Es indiferente
el móvil o fin que inspire al autor a cometer el delito; lo haga por venganza, por placer, para destruir la cosa, etc.

Hurtos agravados

Hurto campestre
ARTÍCULO CP: 163 inc. 1

Se llama “hurto campestre” porque se lleva a cabo sobre objetos que se encuentran en el campo. La agravante
encuentra fundamento en la menor capacidad de protección y custodia de la cosa por parte del propietario, en
razón del lugar donde se encuentran.

La figura comprende cuatro variantes:

1. Hurto campestre propiamente dicho: para que concurra esta agravante debe darse dos situaciones:

 Que los productos estén separados del suelo: la expresión “productos” abarca los llamados frutos
dentro del ámbito civil (art. 233 CCC). A su vez, dicha expresión también comprende los productos

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vegetales (que son aquellos que la tierra da o produce) y los minerales que se extraen del suelo. Lo que es
importante es que esos producto estén “separados” del suelo, es decir, juntados, amontonados,
cosechados, etc. La separación debe ser por un hecho del hombre (por quien tena derecho a hacerlo, si el ladrón
separa los frutos con empleo de fuerza podría configurarse el robo), no de la naturaleza (ej.: frutos caídos producto de una
tormenta).

 Que los productos hayan sido dejados en el campo: “campo” es todo lugar fuera del radio poblado y
alejado de sitio habitado. Los productos deben ser “dejados” en el campo, lo que significa que deben
encontrarse a la intemperie (a cielo abierto, sin techo ni otro reparo alguno). Por lo que no se configura si los
producto se dejan en un granero, en los silos o depósitos.

2. Hurto de maquinarias o instrumentos de trabajo: quedan comprendidas todas las máquinas (ej.: tractores,
arados, cosechadoras, etc.) o utensilios (guadaña, pala, puntales, lonas, etc.) efectivamente aplicados a la actividad
rural – o sea, usados para trabajar en el campo-. Al momento del apoderamiento la cosa debe encontrarse en el
campo por haber sido dejada en tal lugar.

3. Hurto de productos agroquímicos, fertilizantes u otros similares: estos son todos aquellos que se utilizan
con frecuencia en la actividad agrícola con el fin de mantener y conservar los cultivos (ej.: fertilizantes, fungicidas,
insecticidas, herbicidas, etc.). La norma se refiere también a “otros similares”, siendo una regulación abierta que
permiten que se incorporen nuevos productos o especialidades que la ciencia y la técnica vayan
descubriendo o elaborando. Los productos deben haber sido dejados en el campo.

4. Hurto de elementos de los cercos: el hurto debe recaer sobre “alambres u otros elementos” que están
componiendo el cerco (ej.: postes, varillas, tranqueras, etc.). Debe tratarse de un cerco en funciones (de cerramiento
y, al menos simbólicamente, de seguridad). Por el contrario, si aquellos elementos que conforman parte del cerco
(varillas, postes, alambre, etc.), aun no fueron colocados, sólo hay hurto simple (ej.: es hurto simple, el apoderamiento de
alambres que han sido dejados en el suelo por la persona que estaba alambrando y suspendió la tarea).
La figura comprende todo tipo de cerco, no sólo el que está hecho con alambre (cerco de palos, ramas, etc.).
Puede ocurrir, como producto de la conducta típica, que haya destrucción total o parcial del cerco. La idea
de destrucción implica, siempre, el empleo de una fuerza propia tendiente a lograrlo. Pero, ello no significa
que el hecho configure un robo calificado. Esto sólo va a ocurrir si la extracción de elemento del cerco se
hace con el empleo de una fuerza anormal o destructiva (ej.: para poder ingresar al predio rural enviste con su auto el
cerco perimetral). Si la fuerza utilizada es normal (ej.: para ingresar al predio rural corta los alambres con una pinza), se
configura esta agravante del hurto.

Hurto calamitoso
ARTÍCULO CP: 163 inc. 2

La agravante se fundamenta es dos razones: la menor defensa de la víctima y la mayor criminalidad de quien se
vale de esta situación de calamidad.

La figura prevé dos hipótesis:

1. Hurto cometido aprovechando las facilidades provenientes de un desastre o conmoción pública:


“desastre público” es un acontecimiento dañoso de grandes proporciones, cuyos efectos recaen sobre un
número indeterminado de bienes y personas, sea de un sector o a toda la población, de una localidad o
región (ej.: grandes incendios, explosiones, terremotos, inundaciones, etc.). Por su lado, la “conmoción pública” se trata
de situaciones de perturbación, alboroto o confusión pública, producida por conflicto internos o externos
que repercuten en la sociedad.

En ambos supuestos hay una alteración de la comunidad.

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2. Hurto cometido aprovechando las facilidades provenientes de un infortunio particular: “infortunio


particular” es una desgracia sufrida por la víctima, la cual puede ser física (ej.: parálisis, ceguera, ataques de
epilepsia, ebriedad, desmayos, etc.) o espiritual (ej.: la pérdida de un ser querido).

En las dos hipótesis, en fundamental:

 Que la sustracción se cometa “con ocasión de”, es decir, en el mismo momento en que ocurren los sucesos
calamitosos; ni antes ni después, sino mientras se está produciendo el desastre o conmoción pública, o el
infortunio particular.

 La calificante se configura si el autor se ha aprovechado de las facilidades que esas situaciones le han
brindado. De lo contrario, no resulta aplicable la agravante.

Hurto con ganzúa o llave falsa


ARTÍCULO CP: 163 inc. 3

La razón de la agravante reside en los medios que utiliza el autor, quien, con habilidad, astucia o fraude, vence
las defensas y protección de la cosa que se encuentra colocada por la víctima bajo llave.

La cosa se debe encontrar en un lugar cerrado o unida a otros elementos que impidan o dificulten su apoderamiento.
Es decir, la cosa debe estar protegida con cerradura -o sea, por un mecanismo que funcione mediante llave- (ej.: una
habitación cerrada con llave, un cajón o una vitrina con cerradura, una cadena cerrada con candado).

La figura se refiere a una serie de instrumentos que se utilizan para abrir las cerraduras:

1. Ganzúa: es todo objeto que, sin ser llave, permite mediante maña o destreza abrir cerraduras (ej.: una
alambre doblado en la punta, un clavo, una chapita, etc.).

2. Llave falsa: es aquella que no está específicamente destinada a abrir una determinada cerradura, es decir,
no es la llave verdadera (ej.: el duplicado de la verdadera que hizo hacer el autor por su cuenta).

3. Llave verdadera: es la que el dueño o tenedor a destinado a abrir la cerradura. El tipo exige que ella haya
sido:

— Sustraída: es aquella que ha sido quitada a su dueño o tenedor, o sea, sin su consentimiento.

— Hallada: es aquella que, no la tiene el dueño o tenedor, sea por la a perdido u olvidado, y es encontrada
por el ladrón, o por un tercero que se la entrega a aquél.

— Retenida: es aquella obtenida de manera legítima, sea por que su tenedor o titular se la entregó al
ladrón o a un tercero (o sea, hay consentimiento por parte del tenedor o titular), pero que luego ha conservado en
su poder contra la voluntad de quien se la entregó o de quien tenía la orden de entregársela.

La agravante se configura se esto medios se utilizan tanto para penetrar al lugar donde la cosa se encuentra como
para salir de éste con la cosa sustraída.

En todos los casos, el autor debe hacer funcionar la cerradura por medio de habilidad o destreza, pero no por
medio de la fuerza, pues si la cerradura fuese rota o forzada, hay violencia y se configura el robo.

Hurto con escalamiento


ARTÍCULO CP: 163 inc. 4

La agravante se fundamenta en el modo de cometer el delito sorteando impedimentos puestos como defensa de la
propiedad, que terminan tornándose ineficaces. En esta figura (como al del hurto con ganzúa), alcanza para justificar la

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agravante que la conducta del autor produce una invasión más enérgica y grosera al ámbito de custodia de la
víctima y, por ende, una mayor afectación del bien jurídico “propiedad”.

¿Qué se entiende por “escalamiento”? La doctrina nos dice que es toda penetración por una vía que no está
destinada a servir como entrada (ej.: entrar por una ventana, trepar una pared, etc.). Pero, además de entrar por una vía que
no corresponde, se requiere que el sujeto activo haya tenido que superar algún obstáculo o vencer alguna defensa
(real, efectiva y no meramente simbólica), que ha sido predispuesta como resguardo de la cosa y para lo cual el ladrón
haya tenido que realizar un considerable esfuerzo, habilidad o maniobra.

Existe escalamiento no sólo cuando se asciende (por alturas) o se pasa por encima de obstáculos, sino también cuando
para entrar al lugar se han tenido que vencer obstáculos que están al nivel o por debajo del suelo (ej.: hay escalamiento
si se ha saltado una gran fosa o se ha entrado excavando un túnel). Si se escala para salir con la cosa hurtada, no hay hurto
agravado sino hurto simple (ej.: el ladrón que entró por la puerta, pero al ser sorprendido salta una pared o trepa hasta el techo para poder
huir).

El escalamiento puede ser externo (ej.: para entrar en la casa) o interno (ej.: se entró a la casa por la puerta, pero para entrar a una
habitación de la misma se introdujo por la banderola).

Hurto de cosas transportadas


ARTÍCULO CP: 163 inc. 5

El fundamento de la agravante es la menor protección que tienen cierta cosas por el lugar donde se encuentran y
por el momento en que se lleva a cabo el delito (la mayor tutela está relacionada con el accionar de los “piratas del asfalto”).

En este caso el apoderamiento recae sobre mercaderías u otras cosas muebles transportadas. La definición de
mercadería está contemplada en el art. 77 CP: se refiere a toda clase de efectos susceptibles de expendio. A su
vez, para que se configure esta agravante, las mercaderías o cosas muebles, deben estar siendo transportadas,
vale decir, en proceso de traslado. Desde el momento en que en que comienza el proceso de carga de la cosa “ya”
está en situación de transporte, en desplazamiento (por lo tanto, si la mercadería está aun en depósito sin iniciar el proceso de
carga, no se configura la agravante). Con respecto a los medios de transporte, la calificante comprende el trasporte
terrestre, aéreo y marítimo o fluvial, urbano o interurbano, para lo cual también puede utilizarse cualquier clase de
vehículos; no están comprendidos el transporte a pie, por medio de animales o artefactos mecánicos (ej.: carro del
supermercado, la bicicleta, etc.).

La figura requiere que el hurto se cometa entre el momento de carga de las cosas y el de su destino o entrega; o
durante las escalas que se realicen:

1. Momento de carga: debe entenderse como “proceso de carga”, que es aquel que se realiza durante el
período que va desde que comienzan las operaciones tendientes a concretar o poner en marcha dicho
proceso, hasta que las mercadería está depositada en el medio de transporte.

2. Destino: es el lugar preestablecido donde tiene que llegar el transporte dando por finalizado el traslado.

3. Entrega: es el momento en que el producto es puesto en manos del receptor de la cosa.

4. Durante las escalas: es el lugar (generalmente destinado por las empresas de transporte) donde el vehículo que
transporta la carga se detiene durante el viaje, sea para descanso de los pasajeros y el personal, arreglos
mecánicos o carga de combustible.

Hurto de vehículos dejados en la vía pública


ARTÍCULO CP: 163 inc. 6
El fundamento de la agravante esta dado por la naturaleza del objeto protegido (vehículo) como por la especial
situación en que se encuentra (vía pública), situación que revela un verdadero estado de indefensión de la cosa objeto
de tutela.

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La agravante sólo concurre si el vehículo fue dejado (colocado, estacionado, aparcado), por su dueño o tenedor, en la vía
pública o en un lugar de acceso público, sin ningún tipo de custodia que implique una defensa de la cosa, aún en
aquellas que tiene mecanismos de autodefensa (o sea, los que tengan alarma, llave de encendido especial, etc.). Si el vehículo
quedó en la vía pública estacionado con personas dentro, no se configura la agravante, por que no hay indefensión
de la cosa.

 Vehículo: es todo artefacto o medio de traslación que se utiliza para el transporte de personas o cosas y que
se desplaza por tierra, aire o agua (hay discusión sobre este concepto de vehículo). El término abarca a toda clase de
vehículos, aunque no sean de los propulsados a motor (ej.: bicicleta), siempre que sirvan para el transporte de
personas.

 Vía pública: se debe entender como todo lugar que se encuentra afectado al uso directo del público (ej.: calles,
plazas, paseos, puentes, caminos, etc.) por donde circulan las personas o cosas en general.

 Lugar de acceso público: se entiende como aquel en que, no siendo una vía pública, se permite el ingreso y uso
del público en general (ej.: playas de estacionamiento).

Hurto agravado por la condición del sujeto activo


ARTÍCULO CP: 163 bis

Es una agravante genérica que se aplica a todos las figuras de hurto y encuentra fundamento no sólo en la calidad
del autor, sino en la circunstancia de dicha envestidura facilita la comisión del delito y dificulta la tareas de
investigación.

El sujeto activo debe ser un miembro de las fuerzas de seguridad, policiales y del servicio penitenciario (todos
conceptos que se han desarrollado en otras figuras delictivas). No es necesario que el hurto se cometa con motivo u ocasión del
cumplimiento de la función, sólo basta con que ostente la condición que establece el tipo penal. Por lo tanto, pueden
ser autores quienes se encuentran ocupando el cargo o función pública, como aquellos que están fuera de servicio,
de licencia o sometidos a algún procedimiento administrativo o judicial (ej.: suspendidos preventivamente), no así los que
han sido exonerados de la fuerza o dados de baja, los que han renunciado al cargo o función pública o los que estén
retirados efectivamente, pues han perdido la calidad requerida para que se configure la agravante.

ROBO

Figura básica

ARTÍCULO CP: 164

ACCIÓN TÍPICA

La acción típica del robo es la misma que la del hurto: apoderamiento ilegítimo de cosa mueble, total o
parcialmente ajena; pero se le agregan dos elementos: fuerza en las cosas o violencia física en las personas.

En efecto, entre el hurto y el robo hay una relación de género a especie. Robar, en principio es lo mismo que hurtar,
pero la diferencia radica en que, en el robo hay procedimientos violentos. El género hurto se transforma en la
especie robo, cuando existe fuerza en las cosas o violencia en las personas. Si no concurren estos elementos, el
hecho constituye simplemente hurto.

Hurto = apoderamiento ilegítimo + cosa mueble ajena (total o parcialmente)


Robo = apoderamiento ilegítimo + cosa mueble ajena (total o parcialmente) + [fuerza en las cosas o violencia en las personas]

Los conceptos de “apoderamiento ilegítimo” y los elementos normativos “cosa mueble ajena” que se vieron en el
hurto, se aplican al robo. Lo mismo para el tipo subjetivo.

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Por lo tanto, lo que queda por analizar son lo elemento propios del robo:

a. Fuerza en las cosas: la fuerza es una energía física, que puede ser humana o artificial, y que produce en la
cosa un cambio, un daño o un movimiento. El concepto abarca la energía eléctrica. Por lo tanto, la fuerza
puede ejercerse usando el cuerpo o usando instrumentos (ej.: martillo, un hacha, etc.).

Se habla de “fuerza en las cosas”, cuando la fuerza se emplea para vencer la resistencia material o las
defensas de la cosa, por ende, siempre debe existir un objeto que opone resistencia.

Para que existe robo, la doctrina exige que la fuerza o medios empleados no sean los normales u ordinarios,
es decir, que no sean los que normalmente usa el dueño o tenedor de la cosa para tomarla. La fuerza que
transforma al hurto en robo es aquella necesaria para vencer materialmente la resistencia al apoderamiento,
que debe ser, además, anormal o destructiva (ej.: no es robo apoderarse de un neumático sacando las tuercas, pues, aunque
el ladrón haya empleado fuerza, ella es el modo normal de tomar la cosa. Ahora, si para apoderar del neumático se debió cortar la
cadena o romper el candado que lo aseguraba, hay robo, porque éste no es el modo normal de tomar la cosa, se está utilizando una
fuerza anormal. Esto también ocurre cuando se intenta robar el estéreo del auto y para ello el ladrón rompe la ventana).

La fuerza se debe ejercer durante los actos de apoderamiento, quedando excluida la fuerza que se utiliza
después del apoderamiento para lograr la impunidad o para obtener la cosa.

b. Violencia en las personas: la violencia es el despliegue de energía física llevado a cabo con el objeto de
vencer la resistencia susceptible de ser opuesta por la víctima del acto de apoderamiento. El concepto de
violencia abarca los medios hipnóticos y narcóticos (art. 78 CP).

Se dice “susceptible” porque no es necesario que para que haya robo la víctima oponga resistencia efectiva
a la acción del autor, sino lo que importa es la conducta de este último (ej.: la conducta puede consistir en arrebatos,
golpes -siempre que no pasen el límite de las lesione leves, sino ya es calificado-, empujones, zamarreos, atar a la víctima, encerrarla es
una habitación, amenazas -mientras no sea con arma, sino se agrava la conducta-). No se requiere que la energía desplegada
por el autor tenga un determinada intensidad, basta con que tenga relación con el apoderamiento.

Lo importante es que la violencia objetivamente, tiene que ser empleada como un medio para sustraer la cosa
mueble ajena, como así también para procurar la impunidad.

La violencia debe manifestarse, debe ser efectiva, real, sobre la víctima (ej.: sobre el cuerpo de la víctima, ej.:
arrebato, golpes, empujón, zamarreos, agarra a la víctima y empujarla a una habitación, etc.) o contra la víctima (dirigida hacia la
persona, ej.: disparo de arma o amenaza con o sin arma). No se requiere que exista contacto físico del cuerpo del
autor con el de la víctima (ej.: hay robo cuando el ladrón se apodera de una cartera que ha arrebato de un tirón).

La violencia física sobre las personas puede tener lugar antes, durante o después del hecho:

 Antes del robo, para facilitarlo (ej.: golpear al sereno, para luego entrar a la fábrica; la mucama que narcotiza a la
dueña de casa para que luego entren sus cómplices, etc.).

 Durante el robo, momento que va desde el comienzo de ejecución hasta el final de la consumación (ej.: el ladrón
que ata a la víctima y se apodera de lo ella lleva, etc.).

 Después de cometido el robo, para procurar su impunidad. Se debe haber consumado el apoderamiento o
el desistimiento de la tentativa y, posteriormente, el ladrón ejercer violencia para lograr su impunidad. Con
“procurar la impunidad” se refiere a la impunidad del autor y del hecho, del robo. De modo que comprende
todas las violencias para lograr la impunidad, sea del autor o de otros participantes (ej.: cuando después de
apoderarse de la cosa, el ladrón huye y para evitar ser detenido hiere a quien trata de cerrarle el paso, etc.).

CONSUMACIÓN

El robo se consuma con el apoderamiento de la cosa ajena y, el comienzo de ejecución inicia a partir del momento
en que comienza a aplicarse la fuerza en la cosa o infligir la violencia en las personas, cuando estas son utilizada
como medio para el apoderamiento.

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TIPO SUBJETIVO

Es un delito doloso, de dolo directo. El autor debe saber que la cosa mueble es ajena, que está realizando un acto
de apoderamiento que es antijurídico o ilegítimo, y tener la intención de llevar esa conducta a cabo. A su vez, el
autor debe tener la finalidad de valerse de la fuerza en las cosas o violencias en las personas como medios para el
desapoderamiento, caso contrario, el delito no se configura, por ausencia de tipo subjetivo.

Diferencias entre el robo y la extorsión

La diferencia entre el robo y la extorsión se comenzaron a plantear en ciertas épocas donde la intimidación era
una modalidad común a ambas figuras; lo que luego se modificó para poder distinguirlas y, para ello, se dejó la
expresión violencia física para el robo, y la expresión intimidación para la extorsión. Pero, a partir de esta
modificación nación un nuevo planteo: si toda intimidación dirigida a un apoderamiento ilegítimo traslada la
conducta a la figura de la extorsión. A partir de aquí los autores dieron sus opiniones con la finalidad de diferenciar
el robo de la extorsión:

a. Posición de Soler: para este autor la diferencia se encuentra es una cuestión temporal: cuando la
intimidación (como amenaza de causar un mal) era inminente y ellos llevaba a la entrega inmediatamente la cosa
dado, había robo; en cambio, cuando la intimidación era futura y daba un lapso de tiempo que permitía a la
víctima optar por someterse o no a la voluntad del autor, por lo que, había una cierta mediatez en la entrega
de la cosa, había extorsión.

b. Posición de otro sector doctrinario: decían que siempre que se utilizara violencia física como medio para
apoderarse de la cosa mueble ajena, constituía robo; por su lado, siempre que se utilizara intimidación para
apoderarse o lograr una disposición patrimonial, constituía extorsión.

c. Posición de Buompadre: se refiere a la forma en la cual se produce el apoderamiento, por lo que, si es la


víctima la que entrega la cosa, hay extorsión; pero, si el sujeto activo desapodera a la víctima para luego
apoderarse la cosa mueble, hay robo.

Robos agravados

Robo con homicidio


ARTÍCULO CP: 165

Esta figura se diferencia del “homicidio criminis causa” del art. 80 inc. 7 en el hecho de que es un delito que
exige el dolo directo de primer grado de homicidio. En el caso del art. 80 inc. 7 la muerte resulta ser un medio para
obtener la finalidad (se mata “para” preparar, facilitar, consumar u ocultar el robo, asegurar sus resultados o procurar la impunidad; o “por”
no haber podido consumar el robo). Hay un elemento subjetivo especial (para o por) que no tiene el delito del art. 165.
Por el contrario, en la figura de robo con homicidio (u homicidio en ocasión de robo), la muerte es una consecuencia
producida en el marco de un hecho robo. La muerte, aunque previsible, representa un suceso que no ha estado
anticipadamente en los planes del autor.

Homicidio criminis causa = autor mata “para” robar o “por” no haber podido consumar el robo
Robo con homicidio = “al robar” el autor mata

El problema de esta figura se plantea en el tipo subjetivo, donde la doctrina no es pacífica en determinar si el
homicidio que resulta del robo debe ser a título de dolo o a título de culpa. Así, los diferentes autores dieron
diversas vías de solución:

a. Por un lado, Soler -entre otros-, entiende que la conducta homicida debe ser culposa o preterintencional.

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b. Otros autores, entre ellos Núñez, consideran que la figura abarca tanta los homicidios dolosos (dolo eventual
o directo) como los culposos. Quedan fuera de la figura los homicidios criminis causa del art. 80 inc. 7 -esta
es la posición mayoritaria de los tribunales de Córdoba-.

c. Por último, autores como Buompadre, aceptan sólo el homicidio doloso excepto el homicidio criminis causa
del art. 80 inc. 7. Si el homicidio es culposo se debe solucionar por medio de las reglas del concurso real
de delitos -posición seguida por el profe-.

Por medio de una interpretación gramatical, Buompadre justifica su posición diciendo que, el legislador,
cuando se refiere a un tipo culposo o preterintencional, no utiliza la forma técnica “homicidio” para
referirse al resultado, sino que usa expresiones tales como “produjera la muerte” (art. 81 inc. 1b -homicidio
preterintencional-), “causare a otro la muerte” (art. 84 -homicidio culposo-), “si ocurriere la muerte” (art. 106. 3er párr. -
abandono de personas agravado por la muerte de la víctima-), “resultare la muerte de la persona ofendida” (art. 124 – abusos
sexuales agravados por la muerte de la víctima-), etc. Esto permite deducir que, como la figura del art. 165 nos dice
“si con motivo u ocasión del robo resultare un homicidio”, es seguro que el autor a querido algo más o algo
distinto a la mera culpa o preterintención. Es compatible con el dolo del homicidio simple (directo o eventual). En
este caso basta con que el autor, debiera prever que de su conducta (violencia física, disparo de arma, etc.) “puede
resultar” un homicidio (dolo eventual). Si frente a esa previsión, el autor continuó con su obrar actuando con
indiferencia respecto a la posibilidad de causar la muerte de una persona, el homicidio resultante configura
el delito de robo con homicidio, por aplicación del dolo eventual.

El robo con homicidio es un delito complejo que exige para que se consume los dos hechos que lo componen:
el apoderamiento violento o su tentativa y la muerte de una persona (que puede ser la víctima, un tercero, otro
partícipe).

Robo con homicidio = robo o tentativa de robo + homicidio

Robo con lesiones


ARTÍCULO CP: 166 inc. 1

El robo se agrava por el resultado; es decir, si se producen lesiones graves (art. 90) o gravísimas (art. 91) como
consecuencia de las violencias ejercidas para robar. Las lesiones leves no agravan el robo, pues este tipo de
lesiones quedan comprendidas dentro del concepto de violencia física en las personas.

El tipo abarca tanto las lesiones dolosas como las culposas, incluso las preordenadas al robo y los resultados
preterintencionales. Una vez que se produce la lesión, se configura la agravante, aunque el robo haya quedado en
grado de tentativa.

Robo con armas


ARTÍCULO CP: 166 inc. 2

El robo se agrava cuando es cometido con “armas”. Del texto legal surgen 4 hipótesis

1. El robo con cualquier arma que no sea de fuego (art. 166 inc. 2 1er párr.): aquí se refiere a armas en
general, las cuales se clasifican en:

a. Armas propias: son los objetos que han sido ideados y fabricados tanto para la ofensa como para la
defensa. Su propia estructura es apta o suficiente par aumentar el poder ofensivo o defensivo de la
persona. Estas se subclasifican en:

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— Armas a distancia:

 De disparo: artefactos diseñados para lanzar proyectiles (ej.: armas de fuego, ballestas, rifles de aire
comprimido, arco y flecha, etc.). Si bien las armas de fuego quedan comprendidas dentro del
concepto de “arma propia”, si el robo se comete con éstas, la agravante se desplaza al 2do párr.
del art. 166, aplicándose una mayor sanción por la mayor potencialidad para agredir por la
efectividad y el daño que produce el arma de fuego, o sea, además la intimidación que produce,
genera un mayor peligro para la víctima.

 De lanzamiento: no contienen proyectiles, pero están también diseñadas para ser lanzadas (ej.:
dardos, granadas, etc.).

— Armas de combate cuerpo a cuerpo: son aquellas que no están diseñadas par lanzar proyectiles o
ser arrojadas, sino para causar daño en un rango de distancia mucho más próximo. Puede ser:

 De naturaleza punzo-cortante, que son las llamadas “armas blancas”, es decir, las dotas de
punta y contra filo, para causar daños perforando o infligiendo cortes en el cuerpo (ej.: espadas,
sables, cuchillos de combate, etc.).

 De naturaleza contundente, es decir, destinadas al impacto causando daño a través de


fracturas o contusiones (ej.: manoplas, nunchakus, tonfa policial, etc.).

b. Armas impropias: es todo objeto fabricado para cualquier otra necesidad, es decir, que no es una arma
propia, pero que en el modo particular que se la utiliza aumenta el poder ofensivo o defensivo de las personas
que los usan. Estos objetos se emplean de manera violenta para atacar a la víctima.

Las armas pueden ser impropias por su diseño (ej.: martillos, mazas, palos, hachas, cuchillos de cocina, guadaña, etc.)
o por su uso, que se da en el caso en que las armas propias son utilizadas de un modo distinto de aquél
para el que fueron fabricadas (ej.: en el caso en el ladrón utiliza un revolver como objeto contundente, en vez de apuntar
con él, pegándole un culatazo a la víctima que se encuentra de espaldas).

Para que se configure el agravante por utilización de arma impropia, es necesario que exista
acometimiento, es decir, atacar con ímpetu y fuerza contra la víctima. No basta con la simple exhibición
amenazante.

2. El robo con un arma de fuego (art 166 inc. 2 2do párr.): dentro de las armas propias de disparo, están
las “armas de fuego” que, de acuerdo a la ley 20.429 y al art. 3 inc. 1 del decreto 395/75, son las que
utilizas la energía de los gases producidos por la deflagración de la pólvora para lanzar un proyectil a distancia.
El texto legal se refiere a aquellas armas de fuego con capacidad operativa comprobada (aptas para el
disparo).

Para que se configure el agravante el arma de fuego debe ser usada en sentido propio -como arma-, pues
se si utiliza en sentido impropio (como objeto contundente) el tipo se desplaza a la figura del art. 166 inc. 2 1er
párr. -robo con armas- (ej.: si el ladrón saca un revolver apunta a la cabeza de la víctima para que le de sus pertenencias, la están
usando en sentido propio -como arma- y, por ende, se aplica la figura del robo con arma de fuego. Ahora, si el ladrón saca el revolver y
golpea a la víctima con la culata del mismo para que suelte el celular que quiere sustraerle, la está usando como un objeto contundente,
se aplicaría la figura del robo con armas -arma impropia-. Ahora, su el ladrón, hubiese sacado el revolver poniéndolo en la panza de la
víctima y luego le pega un culatazo, sin disparar, el revolver ya fue usado como arma de fuego, por lo tanto, se configura la agravante
por dicha calidad de arma).

3. El robo con arma de utilería (art. 166 inc. 2 3er párr.): “arma de utilería” es todo objeto que represente
una réplica, símil o imitación de un arma, sea o no de fuego. Quedan comprendidas en el tipo, las “armas de
juguete”. El arma de utilería, al igual que en la agravante por uso de arma de fuego, debe usarse en sentido
propio -como arma-.

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4. El robo con arma de fuego sin operatividad acreditada (art. 166 inc. 2 3er párr.): hace referencia al
arma de fuego cuya aptitud de disparo no pudiera tenerse de ningún modo por acreditada, quedando
comprendidas las armas de fuego no aptas para el disparo (no operativas), sea por defectos en el
mecanismo (ej.: falta el percutor), por carecer de idoneidad para hacer correr peligro a la víctima, por estar
descargadas o por otras insipiencias en su funcionamiento. Se trata de supuestos de “arma simulada” o
“arma falsa” que, aunque puede resultar apta para aumentar la intimidación de la víctima, no tienen
capacidad funcional para poner en peligro su vida o integridad física.

Robo en despoblado
ARTÍCULO CP: 167 inc. 1

El robo se agrava si es cometido en lugar despoblado. el despoblado es todo lugar fuera de un radio poblado o de los
lugares habitados de la ciudades, pero su característica principal es que no permite a la persona que se encuentra en
él, lograr de inmediato el auxilio de terceros, o refugio, o amparo. O sea, lo fundamental para que exista la agravante,
es que la víctima, en razón del aislamiento del, se encuentre imposibilitada de recibir auxilio.

Despoblado no equivale a “descampado” o campo abierto.

La agravante se fundamenta en el mayor desamparo que tienen las personas o las cosas en lugares que, por sus
propias características muestran una menor posibilidad de auxilio o socorro.

Robo en despoblado y en banda


ARTÍCULO CP: 167 inc. 2

Para que se configure esta agravante deben concurrir las dos circunstancias que surgen del tipo:

a. Despoblado: ya explicado en la figura anterior.


b. En Banda: equivale a la asociación ilícita de art. 210, es decir, es el conjunto de 3 o más individuos que integran
una asociación criminal destinada a cometer delitos indeterminados. Tiene que ser una verdadera organización
delictiva. La sola pluralidad de participantes no configura la banda. El grupo de personas que constituye la
banda, debe participar en los actos ejecutivos del robo para que se pueda aplicar la agravante.

La agravante en banda se justifica en la situación de indefensión de la víctima o de la cosa y en el mayor poder


vulnerante de la actuación en banda.

Robo en lugar poblado y en banda


ARTÍCULO CP: 167 inc. 2

Debe concurrir para que se configure la agravante las dos circunstancias calificantes:

a. Lugar poblado: es lo contrario a despoblado, o sea, todo sitio dentro del radio urbano (ciudades, villas, pueblos,
sus calles, plazas y baldíos inmediatos), en los cuales la víctima cuenta con la posibilidad de recibir auxilio, amparo o
refugio.
b. En banda: ya explicado más arriba.

Robo con perforación o fractura


ARTÍCULO CP: 167 inc. 3

La agravante encuentra su fundamento en la destrucción de las cosas y en la violación del derecho a la intimidad
de la víctima, que se ve afectado por las fuerzas que utiliza el ladrón para vencer las defensas materiales que se
han colocado de antemano tanto para resguardo de la víctima como de sus bienes.

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Esta figura se denomina “robo por efracción”. La efracción consiste en vencer, por medios violentos, obstáculos
materiales o defensas que se oponen a la codicia ajena. Esos medios violentos deben ser los que exige el tipo objetivo:

a. Perforación: se entiende como la acción agujerear una cosa, atravesándola totalmente, de lado a lado.

b. Fractura: es la acción de romper o quebrar con esfuerzo una cosa.

En ambos supuestos, los actos de fuerza deben recaer sobre objetos o cosas que hayan sido de antemano colocados
como medios de defensa, cercamiento o protección. Estos medios defensivos deben ser los que señala el tipo:
pared, cerco, techo, piso, puerta o ventana.

La defensa puesta como protección puede ser interior o exterior. La efracción se puede realizar tanto para entrar
como para salir del domicilio.

El sólo hecho de la efracción no alcanza para que concurra la agravante, pues se exige aquella se cometa en:

a. Un lugar habitado: es aquel que, al momento del hecho, está destinado o sirve efectivamente de morada,
permanente o transitoria, a una persona, aunque ésta esté ausente al momento de producirse el robo. Es decir,
tiene que existir rastros o indicios (ej.: muebles, ropas, etc.) que en el lugar viven personas. El abandono del
lugar, sea temporario (ej.: la casa que tengo en la playa que dejo deshabitada en el invierno) o definitivo, excluye la
agravante.

b. Dependencias inmediatas: son aquellos espacios accesorios a la vivienda, que forman parte integrante de ella.
Son los sitios contiguos, próximos o cercanos a la vivienda (ej.: el garaje, la bodega, el patio, el altillo, el
galpón, etc.). Lo que importa es que conformen un todo, una sola unidad, con el lugar.

Robo agravado por circunstancias calificativas del hurto


ARTÍCULO CP: 167 inc. 4

El robo se agrava por las misma circunstancias que califican al hurto, enumeradas en el art. 163 CP. En este
supuesto sería: robo campestre, robo calamitoso, robo con ganzúa o llave falsa, robo con escalamiento, robo de
mercaderías transportadas, robo de vehículos dejados en la vía pública.

Robo agravado por la condición del sujeto activo


ARTÍCULO CP: 167 bis

El robo se agrava por las misma circunstancia que califica al hurto en el art. 163 bis, es decir, si el sujeto activo
es miembro de las fuerzas de seguridad, policiales o servicio penitenciario.

EXTORSIÓN
Bien jurídico

Al ser los delitos de extorsión, pluriofensivos, el bien jurídico protegido en las diferentes figuras es: la propiedad
y la libertad personal. En estos delitos, el desplazamiento de la cosa objeto del delito se produce por la actividad
de la misma víctima (diferencia con el robo, en donde la víctima no interviene prácticamente en el desplazamiento), que es quien la
entrega o pone a disposición del autor, pero con su voluntad viciada por la coerción. Por eso en estos delitos hay
ataque a la libertad, pero es sólo el medio para lograr atacar la propiedad ajena, que el bien jurídico prevalente.

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Extorsión básica o común

ARTÍCULO CP: 168

ACCIÓN TÍPICA

La conducta típica consiste en obligar a otro (esto es, compeler, exigir, hacer cumplir una cosa o mandato) a realizar
una prestación de carácter patrimonial: entregar, enviar, depositar o poner a disposición de este o de un tercero,
cosas, dinero o documentos que produzcan efectos jurídicos.

Para compeler a la víctima y poder lograr la prestación deseada el autor se vale de diversos medios:

a. Intimidación: se refiere a la amenaza, que consiste en producir temor en la víctima por medio del anuncio o
advertencia de sufrir un mal, que va a recaer sobre ella o un tercero, o sobre bienes que son valiosos para la
persona.

La intimidación debe ser “idónea” para infundir temor, es decir, debe tener aptitud suficiente para
generar un estado de miedo en la víctima que condicione su voluntad -la tuerza- para que termine realizando
la prestación que exige el autor. Además, tiene que ser “ilegítima”, o sea, realizada sin que el autor tenga
derecho a exigir lo que pide. Si tiene derecho a exigir o la exigencia está justificada, no hay extorsión (ej.:
el acreedor que, para obtener el pago de una deuda legítima, amenaza con llevar a juicio al deudor o pedir su quiebra. Aquí tiene derecho
a exigir y, a su vez, daño amenazado es justo. En cambio, si el acreedor le hubiera dicho al deudor que le pague si no lo va a buscar para
matarlo, el reclamo es justo, pero no el daño que se amenaza, por lo tanto, podría configurar el delito de coacción). El daño
amenazado debe ser “futuro” debe hacer referencia a un hecho o circunstancia que ocurra en el futuro,
pues sólo de esa manera puede constituir un peligro potencial para la víctima, capaz de perturbar su vida
normal. Son atípicos los anuncios de males pasados o presentes (ej.: te hubiera matado, ahora mismo te voy a matar,
etc.).

La intimidación siempre coloca a la víctima en un dilema: se somete a la exigencias del autor o afronta el
riesgo de que se produzca el daño anunciado. No importa la opción que elija la víctima, su voluntad siempre
va a estar viciada por la coerción, lo que imposibilita que elija libremente.

b. Simulación de autoridad pública o falsa orden de la misma: estos dos medios son formas de intimidación
por engaño, porque requiere no sólo el engaño sobre la calidad que se invoca (funcionario o autoridad pública)
sino porque se utiliza como un procedimiento intimidatorio, pues la víctima actúa con su voluntad viciada
por el miedo que infunde la autoridad que finge tener el autor.

“Simula” aquella persona que representa algo, fingiendo o imitando lo que no es.

Cuando se refiere a similar “autoridad pública” significa que el autor debe fingir una calidad funcional que
no tiene. No tiene que tratarse de una autoridad verdadera sino de una falsa autoridad, porque si el autor
en realmente un funcionario público o autoridad pública, no habría extorsión, sino el delito de exacciones
ilegales (art. 266 CP).

Por su lado, cuando con la conducta el autor simula “falsa orden” de autoridad pública, está fingiendo la
existencia de una orden (mandato o prohibición) que proviene de dicha autoridad. Aquí existe una autoridad
pública competente para poder exigir la prestación a la víctima, pero esa orden no ha sido impartida por
ella o, también existiendo esa orden impartida por autoridad, ésta última no tiene competencia para exigir
la prestación.

La prestación de carácter patrimonial que requiere el autor, por medio de la intimidación, puede consistir en:

a. Entregar: consiste en colocar o poner la cosa exigida en poder del autor.


b. Enviar: significa remitir o trasladar algo al ámbito de una del autor.
c. Depositar: denota la actividad de colocar o poner dinero u otro objeto de valor en un lugar, bajo la custodia,
posesión o dominio del autor.

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d. Poner a disposición: quiere decir dejar o colocar la cosa en algún lugar determinado habilitando al autor
para que pueda usarla como propia.

Los bienes exigidos a la víctima pueden ser:

a. Cosas: son las cosas muebles, pues las conducta exigidas a la víctima sólo son compatibles con la idea de
desplazamiento de esta clase de cosas, lo cual resulta imposible en supuestos de inmuebles.
b. Dinero: se debe entender como la moneda que circula en el país, de curso legal en él o fuera de él, sea
nacional o extranjera. Si no posee curso legal, el objeto se desplaza al concepto de cosa (ej.: monedas antiguas
de colección).
c. Documentos que produzcan efectos jurídicos: documento es cualquier manifestación de voluntad firmada
destinada a servir de prueba. Se hace referencia a documentos que “produzcan efectos jurídicos”, por lo
tanto, cualquier efecto jurídico está comprendido, por más que no sean de naturaleza patrimonial. Quedan
comprendidos los documentos informáticos, los documentos en blanco, los anulables (de nulidad relativa) y los
que están prescriptos; no así los documentos de nulidad absoluta, porque no pueden producir ningún efecto.

SUJETOS

 Sujeto activo: puede ser cualquier persona, incluso un funcionario público (salvo para el supuesto de simulación de
autoridad, dado que si es realmente funcionario no se configura esta agravante, sino el delito de exacciones ilegales).
 Sujeto pasivo: puede ser cualquier persona.

CONSUMACIÓN

El delito se consuma -al ser un delito de resultado- cuando se produce el perjuicio patrimonial causado a la víctima, o sean
cuando la víctima intimidada realice la prestación que se le exige ilegítimamente. Se admite la tentativa (el comienzo
de ejecución del delito se da desde el momento en que el autor comienza a ejecutar los actos de intimidación contra la víctima).

TIPO SUBJETIVO

Es un delito doloso, sólo admite dolo directo.

Extorsión de documentos

ARTÍCULO CP: 168 2do párr.

ACCIÓN TÍPICA

La acción consiste en obligar a otro a suscribir o destruir documentos de obligación o de crédito.

Se presentan dos diferencias con la figura básica:

a. Los medios para extorsionar son los mismos que en la figura básica, pero en esta figura se agrega uno más:
el empleo de violencia como medio doblegante de la voluntad. La violencia exigida es la violencia física (la
misma que se estudió en el robo).

b. El acto exigido a la víctima ya no es una prestación patrimonial, la suscripción o destrucción de documentos


de obligación o de crédito. Estos documentos son aquellos instrumentos que representan un derecho de exigir
la cosa que es objeto de la obligación (que es un crédito), o de dar una cosa (que es una deuda). El documento puede
ser público o privado.

Se suscribe un documento cuando se lo firma al pie o al final del documento. Respecto al documento que
se firma, no es necesario que se trate del título que de nacimiento a la obligación, sino que también se
puede tratar de cualquier título valor, como es el caso de los endosos de un cheque o un pagaré.

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Se destruye un documento cuando se lo deshace o se lo arruina, o sea, cuando se lo torna inútil para hacerlo
valer. No es necesario que sea quemado, cortado o hecho desaparecer, basta que es actúe de manera tal
que el instrumento resulte inidóneo para que se pueda exigir legalmente por medio de éste la prestación
de contenido patrimonial que surge de la obligación nacida de ese documento.

CONSUMACIÓN

Con respecto al momento consumativo hay que distinguir:

 Si la acción es la de suscribir un documento: el delito se consuma cuan el documento ha salido del poder del
firmante, ya que sólo entonces comienza a correr riesgo el bien jurídico.

 Si la acción es la de destruir un documento: se consuma inmediatamente a partir del momento de a inutilización


del documento.

TIPO SUBJETIVO

Al igual que la figura básica, es un delito doloso, de dolo directo.

Chantaje

ARTÍCULO CP: 169

La figura del “chantaje” consiste en obligar a la víctima a realizar alguno de los actos previstos en el art. 168
(entregar, enviar, etc., cosas, dinero, documentos, suscribir o destruir documentos de obligación o de crédito), pero difiere de la extorsión
común y de la extorsión documental, por el medio del cual se vale el autor para extorsionar a la víctima:

a. Amenaza de imputaciones contra el honor: imputar se refiere a la conducta de atribuir a una persona a
responsabilidad de un hecho que es reprochable que, en este supuesto, dicha imputación afecta la
honorabilidad de la víctima (ej.: decir que en su juventud era prostituta). No es necesario que la imputación sea
verdadera o falsa, cualquiera fuera el caso, de igual forma queda lesionado el honor de la víctima. La
amenaza puede ser verbal o escrita, resulta indistinto, lo importante es que se vulnere el honor de la
víctima.

b. Amenaza de violar revelar secretos: secreto son aquellos datos o acontecimientos que sólo quedan
reservados al ámbito de intimidad de la víctima y no están, por ende, destinados a ser revelados o conocidos
por terceros. Es un delito que afecta la propiedad y la intimidad de la víctima. Aquí los hecho que amenace
revelar deben ser ciertos (no se puede violar un secreto que no existe) y, en caso de tratarse de dato, estos deben
ser sólo conocidos y reservados dentro de la esfera íntima de la víctima con la voluntad de no ser
mostrados o puestos en conocimientos de terceros.

Secuestro extorsivo

ARTÍCULO CP: 170

El secuestro extorsivo es un delito pluriofensivo (ataca la libertad y la propiedad) que, con respecto a su tipo objetivo,
tiene los mismo elementos que el secuestro coactivo; como así también son iguales sus agravantes y atenuantes.
La gran diferencia radica en el tipo subjetivo, ambos delitos son dolosos (de dolo directo) y tienen una exigencia
subjetiva adicional que exige que el autor actúe con un propósito determinado: mientras que en el secuestro
coactivo esa exigencia subjetiva radica en que las acciones típicas se ejecutan con la finalidad de obligar a la
víctima o un tercero, haga, no haga o tolere algo en contra de su voluntad; en el secuestro extorsivo dicha finalidad
es la de “sacar rescate”, es decir, obtener un precio (dinero u otra prestación económica) por la libertad de la víctima
cautiva.

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Con respecto a al momento consumativo, es un delito permanente, es decir, se consuma cuando el autor comienza
a sustraer, retener u ocultar con la finalidad de sacar rescate, y se mantiene hasta que la víctima recupera la
libertad. No se requiere para la consumación que el auto logre el fin propuesto (logre o no el rescate).

JUAN MANUEL OLIVA

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