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TEMAS PRINCIPALES
PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES
Principio de legalidad

El principio de legalidad tiene su punto de partida en el art. 14 CN, del cual surge que todos los habitantes de la
Nación gozamos de los derechos reconocidos en la CN, pero no de manera absoluta, sino que las leyes van
reglamentar el ejercicio de esos derechos.
A su vez, el art. 18 CN, es el que recepta de manera específica el principio de legalidad al decirnos que, ningún
habitante de la Nación puede ser penado sin antes haberlo sometido a un juicio, y que su fundamento debe
basarse en una ley que sea anterior al acto por el que se lo imputa. Esa ley -la ley penal en nuestro caso- va a estar
haciendo lo que dice el art. 14 CN: reglamentando el ejercicio de los derechos -vemos así la relación entre las dos normas
constitucionales-.

De esta manera, se establece un principio básico del sistema liberal: nullum crimen, nulla poena sine lege ¿Qué
significa? Que ningún ciudadano va a poder ser castigado si no existe una ley en sentido estricto (esto es, emanada
del Congreso y sanciona y promulgada conforme a los que establece la CN) y que defina con claridad la conducta punible y la pena
-especie y cantidad- que corresponda a dicha conducta.
De la legalidad derivan una serie de consecuencias representadas en cuatro requisitos que debe cumplir la ley
penal:
1. Debe ser previa: como lo establece el art. 18 CN, la ley aplicable debe ser anterior al delito que se juzga.
¿Por qué debe ser anterior? Para que los ciudadanos puedan conocer al momento de actuar que conductas son delitos y
cuál es su pena. Conociendo de antemano las conductas delictivas y sus penas, los ciudadanos pueden motivar su
comportamiento en la norma y, además, permite limitar efectivamente el poder punitivo del Estado.

Como consecuencia lógica de esta garantía que plasmada en el art. 18 CN, deriva el principio de
irretroactividad de la ley penal ¿Qué quiere decir este principio? Nos quiere decir que se prohíbe aplicar
una ley penal posterior al hecho que modifique de manera negativa la situación del reo, es decir, que sea más
desfavorable para el reo. Es por ello, que este principio fija una regla general y, pero, a su vez, la misma tiene
una excepción:
 Regla: rige el principio “tempus regit actus”, es decir, rige la ley que estaba vigente al momento de
la comisión del hecho delictivo. Las leyes rigen sólo para casos futuros, posteriores a su sanción y no
pueden aplicarse a hechos ocurridos antes de su entrada en vigencia.
 Excepción: están dadas por la extraactividad de la ley pena más benigna, esto es la aplicación de la ley
fuera de su período de vigencia, siempre que resulte más favorable al imputado o, en su caso, al
condenado. Dicha excepción surge del art. 2 CP y el art. 9 de la Convención Americana sobre DDHH.
Estas excepciones se van a plantear cuando estamos frente a una sucesión de leyes penales en el
tiempo, es decir, desde el tiempo en que se cometió el delito, hasta que se dicta sentencia o mientras el
condenado cumple su pena, la ley puede haber cambiado; y al entrar a regir una nueva ley, pierde su
vigencia la ley anterior (es decir: la que regía al tiempo de cometerse el delito)

Ante tal situación se plantea una duda: ¿Qué ley debe aplicarse entonces? ¿La que regía al cometerse el
delito, al dictarse sentencia o la que regía durante la condena del reo?

Aquí es donde la extraactividad de la ley penal cobra importancia y nos va a dar la respuesta por medio
de sus dos especies:
a. La Retroactividad: autoriza la aplicación de la nueva ley a un hecho ocurrido con anterioridad a su
entrada en vigencia, siempre que beneficie al imputado (art. 2 CP; art. 9 CADH).

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Si la nueva ley más benigna entra a regir luego de la sentencia condenatoria firme, de acuerdo
a lo que establece el art. 2 CP, se aplica retroactivamente dicha ley que debe primar siempre
sobre la cosa juzgada, hasta el cumplimiento de la condena o hasta que se extingan todos los
efectos de ésta.
Ejemplo
Juan le pega a Pedro con un caño en la cabeza causándole la muerte. Al momento que comete el hecho, el
homicidio tenía una pena de prisión de 8 a 25, pero durante el juicio el CP se modifica y se disminuye la pena
del homicidio pasando a ser de 6 a 20 años ¿Qué ley debe aplicar el juez? Deberá aplicar retroactivamente la
nueva ley, dado que beneficia al reo, o sea a Juan.
Lo mismo ocurría si ya se hubiera dictado sentencia firme, y luego de la misma la nueva ley disminuye la pena
de 6 a 20 años, también se debe aplicar retroactivamente esta nueva ley más benigna para el condenado, pues
como dice el art. 2, la aplicación de la ley penal más favorable al reo rige por sobre la cosa juzgada.
b. La Ultraactividad: permite que la ley vigente al tiempo de comisión o en el tiempo intermedio entre
el delito y la sentencia, siga rigiendo para la regulación del hecho aun después de su derogación,
cuando la nueva ley que la sustituye es más gravosa.
Ejemplo
Supongamos que Juan está en juicio por la muerte de Pedro a quien mato de varias puñaladas, siendo la pena
del homicidio al momento de que ocurrió el hecho, de 8 a 25 años de prisión. Durante el proceso se produce
una modificación en la escala penal del homicidio que ahora asciende a la pena de prisión de 10 a 30 años,
siendo una sanción más gravosa para Juan ¿Qué ley deberá aplicar el juez? Claramente no será la nueva ley,
pues perjudica a Juan, por lo que deberá aplicar ultraactivamente la ley derogada, o sea, se sigue rigiendo la ley
que establecía la pena de 8 a 25 años de prisión, pues dicha ley que estaba vigente al momento de que Juan
cometiera el hecho, era más benigna o favorable para él. La nueva ley más gravosa sólo va a regir para hechos
futuros, es decir, que se va aplicar a los homicidios que se cometan luego de su entrada en vigencia.

2. Debe ser escrita: no puede haber delito ni pena, sin que su descripción esté en una ley del Congreso, esto es,
la sancionada y promulgada conforme a las reglas de la CN y publicada debidamente. También va a
corresponder que sean regladas por ley las normas complementarias de la represión (ej.: participación criminal,
tentativa, concurso de delitos, etc.).

Por la aplicación de principios de legalidad, que exige la ley escrita y previa, la costumbre no constituye una
fuente inmediata de conocimiento en el DP, por lo que no puede dar base a la creación de tipos delictivos,
penas o medidas de seguridad.

Con respecto a ello, sólo existen dos excepciones:

 En el ámbito del derecho penal internacional convencional donde se admite costumbre internacional
para punir los delitos de lesa humanidad. Dicha excepción surge de dos fallos de la CSJN: “Arancibia
Clavel” y “Simón”.

 El ius cogens.
3. Debe ser estricta: hace referencia a un cierto grado de precisión de la ley penal y tiene como principal
consecuencia la prohibición la analogía in malam partem (la que perjudica al reo). Por el contrario, es admisible la
aplicación de la ley penal por analogía in bonam partem (la que beneficia al reo).
¿Qué es la analogía? La analogía, consiste en aplicar a un hecho no contemplado en la ley, las normas sobre
un hecho similar, pero no idéntico.
La analogía puede ser:
a. Legal: se castiga un hecho por su semejanza con otro que la ley reprime. Las dos conductas son
parecidas, aunque la segunda no está prevista por la ley (ej.: aplicar la pena que el art. 193 CP conmina para “el que
arrojase cuerpo contundentes o proyectiles contra un tren o tranvía”, a una persona que los arroja contra un colectivo, por existir
una semejanza entre tren, tranvía y colectivo. En dicho caso, se estaría haciendo analogía in malam parten, pues el CP sólo se refiere
a eso dos vehículos en particular y no a los colectivos, por lo que extender el alcance de la figura penal a quien arroja, por ejemplo,
una piedra a un colectivo, sería inadmisible).

b. Jurídica: no parte de la semejanza del hecho con la conducta penada por la ley, aquí la similitud reside
en la necesidad de castigar ambas conductas. Se entiende que dos tipos de hechos causan un daño
parecido a la sociedad y por eso se castiga la segunda conducta en modo similar a la primera, a pesar
de no estar prevista, a diferencia de la primera, por la ley penal (ej.: se busca que no la prensa no hable mal del

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gobierno de turno, por lo tanto, con el fin de que ello no se produzca, se busca que dicha conducta sea sancionada con la misma
pena que el hurto – art. 162 CP; 1 mes a dos años de prisión-. Aquí, no hay similitud en las conductas sólo se busca que tenga una
misma sanción para que las personas se puedan motivar en la norma, es decir, por medio del temor que causa la imposición de la
pena, no cometan la conducta de hablar mal del gobierno de turno).

En Derecho Penal la analogía, como ya se dijo, está prohibida la analogía in malam partem, o sea, aquella
fundamenta la imposición de una pena o el agravamiento de la situación del imputado o condenado. Por el
contrario, es admisible la aplicación de la ley penal por analogía in bonam partem, vale decir, la que se hace
para excluir o minorar la pena o mejorar la situación de interesado.
4. Debe ser cierta: se refiere al “mandato de certeza o de determinación”, es decir, la norma penal debe
determinar perfectamente, de manera clara e inteligible, las conductas prohibidas y la consecuencia penal
correspondiente. La ley penal siempre debe emplear un lenguaje claro, preciso, completo y objetivo. De
esta manera:
 se impide que los tipos o las sanciones penales sean formuladas en forma tan amplia que su aplicación
dependa de una decisión libre y arbitraria del juez.
 permite al ciudadano predecir con suficiente grado de certidumbre, los comportamientos punibles y las
penas o medias de seguridad aplicables.
A su vez, la exigencia de este mandato de certeza, encuentra su fundamento en la idea de que la norma penal
es la garantía para el ciudadano, porque tiene como ponerle un límite al poder punitivo del Estado y asegurar
el respeto por la dignidad humana.

Principio de reserva

El principio de reserva deriva del de legalidad, y se vincula con el sistema democrático, que tiene a la libertad civil
como punto central del sistema político. Este principio lo vamos a encontrar receptado en el art. 19 in fine CN y
nos quiere decir que esa libertad supone que “ningún hombre de la Nación será obligado a hacer lo que no
manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe”. Por lo tanto, esa libertad sólo va a poder existir si hay una
taxatividad de las prohibiciones hecha por la ley, es decir, que se configure un catálogo de delitos y sus penas
correspondientes (acá vemos como se relaciona con el requisito de ley previa que surge del principio de legalidad). De esta manera el
ciudadano va a saber que lo que no está prohibido por la ley, está permitido. Por lo tanto, así se está demarcando
ese ámbito de libertad que se protege por medio de este principio constitucional.

La combinación del art. 18 y 19 CN les garantiza a los individuos una zona exenta de castigo, un espacio libre
de injerencia del DP (por eso se llama de reserva), donde aquellos por más inmorales o perjudiciales que sean, no
están configurados y castigados (delitos y penas) por una ley previa a la producción de esos hechos.

Principio de lesividad

Principio que lo encontramos en el art. 19 CN y de donde surge la regla por la cual, se impide prohibir y castigar
una acción humana, si ésta no perjudica o de cualquier modo ofende los derecho individuales o sociales de
un tercero, la moral o el orden público.

Para que las acciones caigan dentro del ámbito del derecho en general y del derecho penal en particular, deben
ofender o lesionar:

a. El orden público: expresión que hace referencia al interés general o colectivo y, en definitiva, al bien común,
entendido como el bien del público en general y no solo de una parte (aunque esa parte se la mayoritaria).
b. La moral pública: se refiere al núcleo de valores y principios con los que somos socializados, representan la
ética de la sociedad. Muchas veces pueden compartirse o no, pero en la sociedad van a ser valores instalados.
Este concepto no alude ni moral cristiana, ni católica, ni la de las mayorías.
c. Los derechos de terceros.

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Entonces ¿en qué consiste el principio de lesividad? Consiste en que el DP no castiga ninguna conducta que no
afecte bienes jurídicos, ya que el DP tiene la función primordial de proteger bienes jurídicos. Por lo tanto,
sólo puede intervenir cuando las conductas afectan gravemente, ya sea dañando o poniendo en riesgo, bienes
jurídicos protegidos por el ordenamiento jurídico penal.

¿Qué es un bien jurídico? Son aquellas condiciones que son esenciales para la existencia y evolución del sistema
social. Condiciones que nos permiten desarrollarnos en sociedad libremente y, a su vez, permitiendo a los demás
ese desarrollo.
Como decía Von Liszt, son los intereses vitales del individuo o de la comunidad, los cuales no son creados sino por
la vida misma, pero la protección jurídica (que hace el legislador) eleva ese interés vital a la categoría de bien
jurídico.

Principio de mínima suficiencia

Este principio supone tolerar un cierto nivel de conflictividad social sin que exista una reacción jurídico penal, la
cual sólo debe preverse cuando sea estrictamente necesaria.

No todos los conflictos deben canalizarse a través del derecho penal ¿Por qué? Dado que es la herramienta
más agresiva, más violenta del Estado. Es por ello que la aplicación del DP se deja para el último lugar, para
cuando sea estrictamente necesario y en la medida de lo necesario.

Del principio de mínima suficiencia se derivan dos subprincipios:

a. El de subsidiariedad (o ultima ratio penal): se acuerdo a este principio el derecho debe ser un recurso
extraordinario que debe usarse sólo cuando un conflicto no se puede solucionar de manera efectiva y
suficiente por otra rama del derecho (ej.: civil, laboral, administrativa, etc.).
b. El de fragmentariedad: significa que las conductas que el derecho penal sanciona deben ser consideradas
peligrosas o graves para los bienes jurídicos. No cualquier ataque a bienes jurídicos puede formar parte del
elenco del derecho penal, solo los más ofensivos.

Principio de culpabilidad

Este principio de culpabilidad lo encontramos receptado en los arts. 1 y 33 CN y en los arts. 8 y 11 CADH. Dicho
principio exige, como presupuesto de la pena, reconocer la capacidad de autodeterminarse, es decir, cada persona
es capaz de decidir por sí, que no es otra cosa que la LIBERTAD. Pero la autodeterminación no sólo implica libertad,
sino responsabilidad por las decisiones que toma. Si no pudiera obrar con libertad de acción no podría responder,
ya que el derecho penal no pena acontecimientos fortuitos, sino que pena conductas desarrolladas con libertad, y,
ese actuar libremente nos hace responsables. Es por ello, que se nos puede culpar, hacer un reproche por el hecho
que hemos cometido.
Entonces, este principio le va a poner un límite al poder punitivo estatal, al determinar, en fin, que el DP no va a
poder penar a aquellas personas que no tienen a su alcance una capacidad razonable para comprender las
consecuencias del delito y evitarlo.
Del principio de culpabilidad derivan cuatro consecuencias importantes:

a. Principio de personalidad: nos indica que nadie puede ser castigado por un hecho ajeno, sólo se responde
por el hecho propio.
b. Principio de responsabilidad por el hecho: nuestro DP es un DP de hecho, se parte del presupuesto de la
libertad de la persona, se deriva que el DP no sólo puede castigar conductas, porque aquellas son la
manifestación exterior del comportamiento de un hombre libre, ya sea a través de una acción o una omisión.

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Sólo dichas acciones humanas exteriorizadas pueden afectar bienes jurídicos penales. Si no hay una acción
externa, no hay delito y el DP no debe intervenir.
El DP no va a poder castigar modos de ser de la persona, sus pensamientos, la mera expresión de los mismos,
las creencias, los deseos, etc. Ello es propio de un derecho penal de autor que se centra en la peligrosidad
del sujeto, donde por medio del DP el Estado busca identificar a los sujetos peligrosos para aislarlos o
eliminarlos, o de alguna manera tenerlos identificados para después aplicar la pena sobre esos sujetos por
lo que son y no por lo que hicieron.
c. Principio de dolo o culpa: para poder penar un hecho, es necesario que el autor haya obrado con dolo o culpa,
o sea, la responsabilidad del sujeto que comete un delito es subjetiva, siendo la base de la subjetividad la
representación y la voluntad. Esto funciona como una barrera a la responsabilidad objetiva, representada
por el principio “versare in re illicita”, del cual surge que el delito responde hasta por el caso fortuito,
independientemente de lo que la persona se hubiera representado y haya querido hacer.
d. Principio de imputación personal: significa que impide al DP castigar con una pena a un autor por un hecho
antijuridico (contrario al derecho) que no alcance determinadas condiciones psíquicas que permitan comprender
el sentido de la prohibición, que no pueda dirigir las acciones, etc., es decir, que no sea inimputable (art. 34
CN).

Principio de proporcionalidad

Este principio nos quiere decir que la gravedad de la pena debe resultar proporcionada -tener cierta correspondencia-
a la gravedad del hecho que la persona a cometido. Debe haber una relación con el nivel de reprochabilidad y
culpabilidad de la persona (ej.: el Código Aduanero – Ley 22.415- en su art. 872 establece la misma pena para la tentativa de contrabando
que para el delito consumado. En dicho supuesto hay una clara violación al principio de proporcionalidad).

La proporcionalidad limita la especie y medida de la pena a aplicar en un caso concreto.

Principio de judicialidad

Se trata de una garantía procesal creada en favor del imputado, con el fin de preservar la aplicación correcta
e imparcial aplicación de la ley penal en el caso concreto. Tiene su fuente en la CN en los principios de juez natural,
de división de poderes y de juicio previo.

Este principio hace referencia a que el DP se debe aplicar de manera pública no privada, es decir, la
responsabilidad y castigo del autor tiene que surgir de un órgano público. En nuestro derecho los órganos que se
encargan de conocer y resolver las causas por responsabilidad penal, son los tribunales judiciales, quienes son
independientes de los poderes Ejecutivo y Legislativo.

Principio non bis in idem

Dicho principio consagra la prohibición de perseguir y castigar a una persona más de una vez y por un mismo
hecho. Este principio efectiviza la seguridad jurídica de aquella persona que ya fue perseguida penalmente por el
Estado.

 La prohibición de “perseguir” se refiere a una persecución simultánea, es decir, cuando estamos frente a una
litispendencia ¿Qué significa esto? Cuando iniciado un nuevo proceso contra un sujeto, existe otro proceso
pendiente idéntico, es decir, donde se procesa al mismo sujeto, por una misma causa de persecución y por el
mismo objeto.
 La prohibición de “castigar” se refiere a castigar sucesivamente, es decir, cuando estamos frente a una cosa
juzgada ¿Qué quiere decir? Cuando existe otro proceso anterior con sentencia firme que trata del “mismo
asunto” (identidad de partes, objeto y causa).

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Entonces, para poder aplicar esta garantía, se requiere -como se puede ver- que se dé una triple identidad: de persona,
de objeto y de causa de persecución.
Este principio lo encontramos receptado de manera expresa en el art. 8.4 de la Convención Americana de
Derechos Humanos (donde se prohíbe que el inculpado absuelto sea procesado de nuevo por el mismo hecho) y en el art.
14.7 del Pacto de Derechos Civiles y Políticos (donde se señala que nadie puede ser juzgado por un delito por el cual ya
haya sido condenado o absuelto en virtud de una sentencia firme). Ambos instrumentos internacionales tienen jerarquía
constitucional a partir de la reforma constitucional de 1994, conforme lo establece el art. 75 inc. 22 CN.

Principio de humanidad y personalidad de las penas

a. Principio de humanidad: este principio, basado en la dignidad humana, se refiere en general a la exclusión de
las penas y tratos:

 Crueles: consisten en extremados sufrimiento físicos o psíquicos (ej.: tormentos, azotes, mutilación, etc.).
 Degradantes: aquí hay un desconocimiento de la dignidad humana y la rebajan en su condición (ej.:
castración, experimentos médicos, etc.).

 Infamantes: implican la pérdida de derechos civiles o la estigmatización permanente del sujeto por su
calidad de condenado, menoscabando su honra u honor (ej.: poner una marca en la frente de un condenado).
b. Principio de personalidad de las penas: nos indica que nadie puede ser castigado por un hecho ajeno, sólo se
responde por el hecho propio.

La base de este principio la encontramos en el art. 119 CN, que tipifica el delito de traición a la Nación,
establece que la pena no podrá trascender directamente de la persona del delincuente.

Principio de resocialización

Con dicho principio se busca evitar la marginación de los condenados. En la medida de lo posible, son preferibles
las penas que no impliquen la separación de la sociedad. De todas maneras, la resocialización constituye la
finalidad de las penas privativas de la libertad.
Con la resocialización se busca hacer comprender al sujeto que ha delinquido (violando así las normas) las expectativas
que dichas normas contienen, evitando en el futuro la comisión de nuevos delitos.

Principio de prohibición de prisión por deudas

Este principio refiere a la prohibición de penalizar el mero incumplimiento de obligaciones contractuales. Está
previsto en el PSJCR estableciendo que nadie puede ser detenido por incumplimiento de obligaciones de
carácter netamente civil. A su vez, consagra que nadie será encarcelado por el solo hecho de no poder cumplir
una obligación contractual.

Principio in dubio pro homine

A partir de la reforma constitucional de 1994 a través del art. 75 inc. 12 se le confiere la misma jerarquía que
la CN a un conjunto de tratados de DDHH. De dichas convenciones internacionales surge una norma que recepta
un principio que es común en varios de esos instrumentos, cuyo objeto y fin hace referencia a una pauta
hermenéutica de interpretación de los derechos fundamentales del ser humano. Ese principio es el Pro Homine.
¿Qué no dice dicho principio? El principio es un criterio interpretativo hermenéutico en virtud del cual, se
debe acudir a la norma más amplia, o a la interpretación más extensiva, cuando se trate de reconocer
derecho protegidos e, inversamente, a la norma o a la interpretación más restringida cuando se trata de
establecer restricciones permanentes al ejercicio de los derechos (como es el caso del DP). Este principio coincide

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con el rasgo fundamental del derecho de los DDHH, eso es, estar siempre a favor del hombre (reconocer el principio
máximo de la dignidad humana).

Si lo vemos desde el ámbito del DP, a este principio lo vemos actuar cuando, en caso de duda siempre se va a estar
por la interpretación más amplia o extensiva de la libertad de la persona, de sus derechos.

INTERPRETACIÓN DE LA LEY PENAL


¿Qué significa interpretar?

Interpretar consiste en la tarea de buscar el sentido y el alcance de una norma jurídica (en nuestro caso la ley
penal).
Entendiéndose:
a. Por sentido, el significado de la fórmula legal (o sea, de cada figura delictiva contenida en el CP), que nos quiere decir,
que representa, que denota.
b. Por alcance, a que sujetos comprende la norma penal.

¿Cuáles son los procesos que integran la interpretación judicial?

La labor interpretativa consta de dos procesos:

1. El de intelección: que es descubrir la voluntad abstracta contenida en la norma general, es decir, su sentido
y alcance.
Ejemplo
Art. 164 (Robo) “el que se apoderare ilegítimamente de una cosa mueble, total o parcialmente ajena, con fuerza en la cosas o con
violencia física en las personas…”. Por medio del proceso de intelección, por un lado, se va a desentrañar el sentido de esta norma,
definiendo qué significa apoderamiento ilegítimo, que es una cosa mueble y a que se refiere con que sea ajena, que es lo que se
quiere decir con fuerza en la cosas, que significa violencia física en las personas, etc. Por otro lado, también se va a determinar el
alcance de dicha norma, diciendo que tanto el autor del delito (sujeto activo) como la víctima (sujeto pasivo) puede serlo cualquier
persona, es decir, la norma alcanza a todos -al conjunto de la sociedad-.

2. El de subsunción: aquí se analiza el hecho concreto y ver si este hecho se condice con el sentido general de la
norma. Subsumir sería analizar si la conducta desplegada por el sujeto condice con determinado delito (si
encaja dentro del tipo penal). De esta manera, vemos si la norma se puede aplicar al caso concreto.

La subsunción no sólo la hace el juez, sino que, al tener la ley penal una función de motivación y garantía, que
también implica que el sujeto realice esa subsunción (lo debe hacer para que se motive y diga “esta es una acción de matar”,
entonces se abstiene de realizar dicha conducta porque es lo que dice la norma, de lo contrario se la va a imponer una pena -ir preso-).

Ejemplo
Juan quiere matar a Pedro por lo que para lograrlo le coloca veneno en el café que está por tomar. Pedro toma el café y muere a los
15 minutos de ingerirlo. Juan sabe que tiene al frente a otra persona, sabe que es ocasionar la muerte a otra persona, sabe que la
sustancia química que lo colocó en el café va a causar inminentemente la muerte de Pedro y sabe que coloca dicha sustancia de
manera oculta en el café para que Pedro no lo advierta. Juan está realizando una correcta subsunción de los hechos en el caso
concreto, por lo que encuadraría en la norma general del art. 80 inc. 2 CP (homicidio agravado por la utilización de veneno).
Desde el lado del juez, éste también va llevar a cabo este mismo proceso de subsunción llegando a determinar que Juan es autor
del delito de homicidio agravado por el uso de veneno, correspondiéndole la pena de prisión perpetua.

Al cursar Derecho Penal II ustedes van a realizar estos dos procesos. El proceso de intelección es lo que van a
realizar al analizar cada figura delictiva. Cada artículo de la parte especial contiene un tipo penal (homicidio, aborto,
hurto, robo, etc.) y se va a ir “desmenuzando” cada uno para saber que significa cada elemento que integra el tipo y
a que personas alcanza. Por su lado, cuando en la misma materia le den para resolver casos prácticos, van a estar
llevando a cabo el proceso de subsunción, ya que se da un caso concreto y ustedes deberán ver si encuadra en una
determinado tipo penal, o sea, van a estar ocupando el mismo papel que representa un juez.

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