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La investigación existente ha demostrado que las empresas con altos niveles de orientación
empresarial (OE) superan a sus competidores. El presente estudio arroja luz sobre esta
relación de rendimiento en grandes empresas de alta tecnología que cotizan en bolsa,
examinando si la fuerza de esta relación depende del narcisismo del director general, un rasgo
de la personalidad de los ejecutivos que recientemente ha sido objeto de polémicas
publicaciones tanto académicas como profesionales. Se valida empíricamente un modelo de
investigación derivado de la teoría mediante datos secundarios de múltiples fuentes para 41
empresas del S&P 500 entre 2005 y 2007. Los resultados indican que los consejeros delegados
narcisistas suelen debilitar la relación OE-rendimiento, aunque lo contrario es cierto en
algunas condiciones, como en los mercados altamente concentrados y dinámicos.
Autor correspondiente: Andreas Engelen, Universidad Técnica de Dortmund, Martin Schmeißer-Weg 12,
Alemania. Correo electrónico: Andreas.Engelen@tu-dortmund.de
sostienen que es probable que los rasgos de personalidad de los directores generales
desempeñen un papel más importante en el comportamiento de los directores generales que
la simple demografía y que centrarse en la demografía impide encontrar los atributos
psicológicos que afectan al comportamiento de los directores generales (Nadkarni y
Herrmann, 2010). Lawrence (1997) se refiere a esta situación como la caja negra de la
demografía organizativa en la investigación de los altos cargos. La personalidad del
director general es importante, ya que los directores generales suelen enfrentarse a tanta
información, ambigüedad, complejidad y contradicción (Nadkarni y Herrmann, 2010) que
no sería sorprendente que la personalidad del director general desempeñara un papel
importante en la conversión exitosa de la OE en un rendimiento superior (Covin, Green y
Slevin, 2006).
Para abordar esta laguna, el presente estudio integra las ideas de la literatura de
personalidad sobre la relación OE-rendimiento y examina hasta qué punto los directores
generales narcisistas -aquellos que tienen una visión grandiosa de sí mismos y de sus
capacidades y que se centran en garantizar que esas imágenes de sí mismos se refuercen
constantemente (Chatterjee y Hambrick, 2007)- influyen en la relación OE-rendimiento. El
narcisismo parece ser un rasgo personal especialmente apropiado para nuestros fines, ya
que Chatterjee y Hambrick (2007) muestran que las decisiones estratégicas de los directores
generales narcisistas difieren sistemáticamente de las de otros directores generales.
También hay acuerdo en que las cualidades de quienes tienden a convertirse en directores
generales han cambiado con el tiempo; cada vez hay más directores generales con rasgos
narcisistas, por lo que el narcisismo es un tema oportuno (Campbell y Campbell, 2009;
Rosenthal y Pittinsky, 2006). Para examinar el impacto del narcisismo de los consejeros
delegados, integramos las ideas de la literatura sobre la personalidad para determinar si el
efecto del narcisismo en la relación OE-rendimiento depende de las características del
mercado (Wallace y Baumeister, 2002). El modelo de investigación derivado teóricamente
se pone a prueba mediante datos de panel secundarios de múltiples fuentes para 41
empresas de alta tecnología del S&P 500 para el período comprendido entre 2005 y 2007.
Esta investigación contribuye a la literatura de tres maneras. En primer lugar, la
investigación sobre la OE avanza al concretar la idea común de que los altos directivos son
los principales impulsores de la capacidad de la OE para convertirse en un rendimiento
financiero superior y al añadir el narcisismo de los directores generales a los moduladores
de esta relación de rendimiento. En segundo lugar, este estudio desarrolla la teoría de la alta
dirección, que apenas ha comenzado a examinar los efectos de la personalidad del director
general, en lugar de simples proxies demográficos, sobre los resultados a nivel de empresa
(Hiller y Hambrick, 2005; Chatterjee y Hambrick, 2007). El presente estudio abre la caja
negra de la investigación sobre las altas esferas al examinar cómo un rasgo de la
personalidad del director general interactúa con una orientación estratégica importante (es
decir, la OE) para facilitar los resultados de la empresa y cuándo es más fuerte este
impacto. En tercer lugar, este estudio contribuye a la investigación sobre el narcisismo de
los directivos al argumentar teóricamente y validar empíricamente en qué circunstancias el
narcisismo puede ser beneficioso o perjudicial para el rendimiento de la empresa.
para asumir cualquier riesgo. También sería esencial cierta proactividad. Del mismo modo, las
empresas que asumen riesgos y que están muy apalancadas financieramente no son
necesariamente emprendedoras. También deben dedicarse a la innovación tecnológica o de
producto-mercado.
La teoría postula que los altos directivos, como el director general, son importantes por su
papel en la toma de decisiones estratégicas y la asignación de recursos a nivel de la
empresa (Hambrick, 2007), por lo que podemos suponer que el éxito de la conversión de
una postura estratégica como la OE en un rendimiento superior de la empresa es probable
que dependa de las características de la alta dirección.
Richard et al. (2009) muestran que la demografía de los directores generales (sector y
antigüedad en el cargo) modifica la relación entre el rendimiento de la OE. Así, la literatura
sobre la OE refleja los avances en la teoría más amplia de las altas esferas, en la que los
estudios se han centrado durante mucho tiempo en la demografía de los ejecutivos (Carpenter,
Geletkanycz y Sanders, 2004; Finkelstein, Hambrick y Cannella, 2009; Hambrick, 2007),
aunque Hambrick y Mason (1984) argumentaron desde el principio que los rasgos de
personalidad son mucho más relevantes para determinar el comportamiento de los
ejecutivos. Esta perspectiva se refleja en la investigación sobre marketing y gestión, que ha
demostrado que los rasgos de personalidad son mucho más predictivos del comportamiento
y la toma de decisiones que los simples datos demográficos (Priem, Lyon y Dess, 1999).
La personalidad de un director general determina el modo en que la información, las
condiciones y los estímulos externos son filtrados, interpretados y finalmente incorporados
a una decisión (Hambrick y Mason, 1984). Aunque los directores generales se enfrentan a
considerables limitaciones externas e internas, tienen discreción en muchas de sus
decisiones (Hambrick y Finkelstein, 1987). En este estudio, examinamos el grado de
narcisismo de los directores generales como rasgo fundamental de la personalidad y su
efecto sobre la OE. Aunque Ellis introdujo el concepto de narcisismo en la literatura
psicológica en 1898 (De Vries y Miller, 1984; Ellis, 1898), se remonta a la mitología
griega, cuando Narciso se enamoró de su propio reflejo en un estanque y se ahogó a causa
de su amor propio. La teoría sugiere que el grado de narcisismo del individuo es
relativamente estable y duradero y que se deriva de una combinación de factores genéticos
y de las primeras relaciones parentales (Campbell, Foster y Finkel, 2002). Por lo tanto, el
nivel de narcisismo de un individuo es relativamente inmutable y se sitúa en un continuo
(Emmons, 1987).
Hay acuerdo en que el narcisismo es un rasgo de personalidad multifacético que se
refleja en los cuatro factores de Emmons (1987), que en conjunto describen el rasgo de
personalidad del narcisismo: la explotación/el derecho, el liderazgo/autoridad, la
superioridad/la arrogancia y el ensimismamiento/la autoadmiración. Emmons (1987) y otros
señalan que estos factores se unen como un constructo unitario de la personalidad
(Campbell, Hoffman, Campbell y Marchisio, 2011); la superioridad, la arrogancia y la
necesidad constante de atención y admiración se han señalado como las principales
manifestaciones del narcisismo (Chatterjee y Hambrick, 2011).
El narcisismo es un rasgo de personalidad de los directores generales relevante para
nuestros fines por varias razones: En primer lugar, Chatterjee y Hambrick (2007) muestran
que las elecciones estratégicas de los directores generales narcisistas difieren de las de otros
directores generales, por lo que estas elecciones podrían proporcionar más o menos
circunstancias beneficiosas para la conversión de la OE en un rendimiento superior. En
segundo lugar, las literaturas sobre gestión y psicología coinciden en que el narcisismo es
frecuente en los puestos de alta dirección y que la prevalencia de directores generales
narcisistas ha aumentado en las dos últimas décadas, lo que hace que el narcisismo sea un
tema oportuno (Campbell y Campbell, 2009). En tercer lugar, el narcisismo se ha descrito
como un rasgo que abarca la personalidad de un director general de forma exhaustiva,
superponiéndose a otros rasgos de personalidad importantes, pero abarcando incluso más
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aspectos de la personalidad. Los investigadores esperan que los narcisistas tengan una alta
autoestima, pero la autoestima difiere del narcisismo en que éste abarca más rasgos,
incluyendo un sentido de derecho y una necesidad permanente de admiración (Chatterjee &
Hambrick, 2007). Del mismo modo, la autoevaluación básica se solapa con el narcisismo
(por ejemplo, la autoestima positiva), pero no abarca la necesidad permanente de aplauso y
admiración que
es característico del narcisismo (Simsek, Heavey y Veiga, 2010). El examen del narcisismo
de un director general hace posible un análisis exhaustivo del efecto de su personalidad en
la relación OE-rendimiento.
A continuación, desarrollamos argumentos sobre el efecto moderador del narcisismo del
CEO en la relación entre el rendimiento de la OE. Dado que el narcisismo es muy
polifacético, una de sus principales características es que es paradójico (Chatterjee y
Hambrick, 2011, p. 209), por lo que analizamos los diversos efectos del narcisismo de los
CEO identificados en la investigación existente y relacionamos estos efectos con la relación
OE-rendimiento.
Cabe esperar que algunas características de los CEO narcisistas faciliten la relación entre
el rendimiento y la OE. Debido al deseo de superioridad inherente al narcisismo de los
CEO, Campbell et al. (2011) afirman que los líderes narcisistas están abiertos a soluciones
novedosas, por lo que aceptan el cambio y asignan los recursos de la empresa en
consecuencia. Esta tendencia parece ser importante para que la OE se convierta en un
rendimiento superior, ya que es más probable que estos directores generales asignen
recursos financieros y de otro tipo, como la mano de obra, a la realización de actividades
empresariales. Wiklund y Shepherd (2005) y B. Anderson y Eshima (en prensa) afirman
que estos recursos pueden permitir la experimentación en la aplicación de la estrategia, lo
que la investigación existente ha demostrado que es un importante facilitador de la relación
OE-rendimiento (Covin et al., 2006). Los directores generales que no tienen esta
mentalidad son menos propensos a alojar estos recursos, limitando la experimentación e
inhibiendo el potencial de rendimiento de la OE.
Una de las características más destacadas de los narcisistas es su necesidad de aplauso
constante, que tiene su origen en la autoadmiración y el deseo de superioridad y que les
impulsa a una orientación extrema hacia las tareas y los objetivos y a tomar decisiones
audaces y rápidas (De Vries y Miller, 1984; Wallace y Baumeister, 2002). Tanto la rapidez
de las decisiones como la audacia se han presentado como facilitadores de la relación OE-
rendimiento, ya que generalmente dan lugar a la elección de movimientos estratégicos
radicales de gran potencial (Covin et al., 2006). El afán por la gloria y el aplauso lleva a los
líderes narcisistas a promover los proyectos grandiosos y vistosos que son típicos de las
actividades empresariales implementadas con éxito (por ejemplo, la entrada en el mercado
de los primeros con innovaciones), ya que es más probable que dichos proyectos obtengan
la atención del público y el aplauso que los movimientos estratégicos como las mejoras
incrementales en la fabricación.
Por otra parte, hay razones para creer que los directores generales narcisistas debilitan la
relación OE-rendimiento. Los directores generales narcisistas tienden a ignorar las
necesidades de sus subordinados y compañeros (Kets de Vries y Miller, 1985), a obtener
autoafirmación disminuyendo a los demás (Bogart, Benotsch y Pavlovic, 2004) y a hacer
que sus subordinados se sientan incompetentes y sin poder (McClelland y Burnham, 1976).
Así, el director general crea un entorno hostil que puede frenar la realización de actividades
relacionadas con la OE, como la entrada en el mercado por delante de la competencia. Estas
actividades narcisistas también pueden dar lugar a que los empleados teman asumir la
responsabilidad, impulsar sus ideas o cuestionar el statu quo. Esta reticencia puede debilitar
el potencial de rendimiento de las empresas emprendedoras, ya que las ideas
emprendedoras suelen ser puestas en práctica por empleados distintos a los de la alta
dirección (Wales et al., en prensa).
Al ejercer su autoridad y perseguir el liderazgo en solitario, los narcisistas no estimulan
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intelectualmente a sus seguidores (Howell y Avolio, 1993) y establecen una cultura de
"hombres que sí", limitando así el conjunto de alternativas empresariales de la empresa
(Podsakoff, MacKenzie, Moorman y Fetter, 1990). Esta limitación es especialmente
perjudicial para las empresas emprendedoras, ya que los empleados de los niveles
jerárquicos más bajos, especialmente los que tienen un contacto regular con los clientes,
son las principales fuentes de ideas de productos nuevos e innovadores y son la clave para
la implementación efectiva y exitosa de las actividades empresariales en el mercado
(Wales, Monsen, & McKelvie, 2011).
Enraizada en su arrogancia y superioridad está la frecuente falta de voluntad de los
narcisistas para admitir el fracaso y detener a tiempo las iniciativas que no tienen éxito
(Kets de Vries y Miller, 1985). Este comportamiento es perjudicial para las empresas de
orientación empresarial, que tienden a operar en entornos inciertos que requieren un
enfoque de ensayo y error (Covin et al., 2006) que da lugar a fracasos ocasionales o incluso
frecuentes (McGrath, 1999 ). Green, Covin y Slevin (2008) afirman que la capacidad de
reaccionar estratégicamente es un componente importante de las empresas emprendedoras
de éxito. Por lo tanto, las empresas dirigidas por directores generales que evitan las críticas
y el fracaso tienen menos probabilidades que otras de beneficiarse de las actividades
empresariales.
A los directores generales narcisistas les gusta ser líderes, tener autoridad y dominar y
controlar todas las actividades (Kets de Vries y Miller, 1985). Estas características suelen
conducir a un uso ineficaz de los recursos, los conocimientos y la información disponibles
y, en última instancia, acaban en luchas internas que consumen mucho tiempo y que
pueden obstaculizar la capacidad de aprovechar la ventaja de ser el primero.
La naturaleza paradójica del narcisismo se refleja en nuestros argumentos sobre si los
directores generales narcisistas son beneficiosos o perjudiciales para la conversión de la OE
en un rendimiento superior de la empresa. Mientras que algunos argumentos favorecen un
efecto moderador positivo del narcisismo de los directores generales, nuestra hipótesis es
un efecto moderador negativo, ya que algunas de sus consecuencias perjudican
sustancialmente a dos de los principales facilitadores de la relación OE-rendimiento
identificados en la investigación existente sobre la OE: la motivación de los empleados para
actuar de forma empresarial (Engelen, Gupta, Strenger y Brettel, en prensa) y la capacidad
de incorporar procesos de retroalimentación y de prueba y error en la elaboración de
estrategias (Covin et al., 2006). Ambos factores de éxito parecen estar generalmente
inhibidos por un CEO narcisista, por lo que esperamos que los efectos negativos del
narcisismo del CEO sobre el rendimiento de la OE dominen los pocos efectos positivos.
Por lo tanto,
Hipótesis 2: La relación entre la OE y el valor para el accionista está moderada negativamente por
el grado de narcisismo del director general, de modo que la relación entre el nivel de OE de
una empresa y el valor para el accionista es más fuerte en una empresa con un director general
menos narcisista que en una empresa con un director general más narcisista.
relevante, ya que cuanto más concentrado esté el mercado, mayor será la audiencia pública
para el CEO (Luo & Homburg, 2007). El nivel de desafío de una tarea en el ámbito de la
organización puede reflejarse en el grado de dinamismo del mercado, ya que operar en
mercados dinámicos tiende a ser un esfuerzo más desafiante que operar en situaciones
estables (Jaworski y Kohli, 1993). Por lo tanto, examinamos cómo estas condiciones de
mercado afectan al impacto de un director general narcisista en la relación OE-rendimiento,
como se deriva de la hipótesis 2.
especialmente perjudicial en entornos más competitivos, en los que muchos actores luchan
por la supervivencia y por ser los primeros (Vivek, 2011), pero es probable que tenga
menos efecto en los mercados concentrados.
Como los narcisistas se sienten superiores y tienden a comportarse de forma arrogante,
suelen ser insensibles a las críticas y rara vez se creen capaces de equivocarse o piensan
que hay cosas que no saben. Como resultado, evitan el comportamiento de prueba y error
que suele ser un importante facilitador de la relación OE-rendimiento (Covin et al., 2006) y
que ahorra recursos, ya que la realización de actividades empresariales puede consumir
tiempo y recursos (Covin y Slevin, 1991). Sin embargo, la conservación de los recursos
puede ser menos importante en los mercados concentrados que en los fragmentados, ya que
los agentes tienden a disponer de más recursos que los agentes en los mercados
fragmentados.
El tercer efecto negativo del narcisismo de los directores generales en la relación OE-
rendimiento, que los directores generales narcisistas con gran autoridad tienden a controlar
y dominar todas las actividades, puede ser menos perjudicial en los mercados concentrados
que en los fragmentados. El control y el dominio de todos los aspectos de la empresa por
parte del director general pueden ralentizar las actividades estratégicas, consumiendo
tiempo y recursos, pero las empresas de los mercados concentrados y menos competitivos
(Chatterjee y Hambrick, 2007) suelen tener más recursos y márgenes más elevados (Vivek,
2011) que las de los mercados más fragmentados, por lo que el impacto de este aspecto
negativo del narcisismo se reduce.
En general, estos argumentos sugieren que los efectos positivos del narcisismo de los
consejeros delegados en la relación OE-rendimiento se refuerzan (debilitan) en los
mercados concentrados (fragmentados), mientras que los efectos negativos del narcisismo
de los consejeros delegados se debilitan (refuerzan) en los mercados con- centrados
(fragmentados). Por lo tanto, complementando la hipótesis 2, afirmamos la siguiente
interacción de tres vías:
Figura 1
Visión general del modelo de investigación
H1
Orientación empresarial
Valor para el accionista
H2
Metodología
Muestra
Para investigar la relación entre los rasgos de personalidad de los directores generales y
los resultados a nivel de empresa, resulta ventajoso un entorno caracterizado por un alto
nivel de discreción que mantiene al mínimo las restricciones culturales, legales y de gestión
(Hambrick, 2007). Por lo tanto, el presente estudio se basa en empresas estadounidenses, ya
que este ámbito cultural se caracteriza por un alto nivel de discreción y un bajo nivel de
restricciones de gestión (Crossland y Hambrick, 2011). Para cumplir con los requisitos de
divulgación que conlleva un estudio que se basa únicamente en datos secundarios, este
estudio utilizó las empresas que cotizan en bolsa del S&P 500 como marco de muestreo.
Elegimos el sector de la alta tecnología estadounidense como contexto industrial para la
relación entre el rendimiento de la OE y lo definimos sobre la base de la lista de códigos
SIC de alta tecnología de la organización de defensa TechAmerica. La investigación
existente ha demostrado que la relación OE-rendimiento es particularmente fuerte en estos
contextos (Rauch et al., 2009). El hecho de que los directivos no estén sujetos a normas
estrictas, lo que les permite observar una amplia gama de disposiciones directivas y perfiles
estratégicos (Hambrick y Finkelstein, 1987), respaldó esta decisión. Para evitar las
influencias de la crisis financiera iniciada en 2008, los datos se recogieron para el periodo
comprendido entre 2005 y 2007.
En primer lugar, seleccionamos empresas que cotizaron en el índice S&P 500 en los tres
años comprendidos entre 2005 y 2007 y que obtuvieron más de la mitad de sus ingresos de
la alta tecnología. Utilizando los datos de ExecuComp, excluimos a las empresas con
directores generales que no ocuparon sus cargos durante al menos uno de los años
considerados más el año anterior completo para evitar anomalías en el análisis derivadas de
eventos de sucesión (Chatterjee & Hambrick, 2007). Otras limitaciones de los datos, así
como la estructura de autocorrelación elegida para el modelo de ecuación estimada
generalizada (GEE), que requiere al menos dos observaciones sucesivas de la misma
empresa, redujeron la muestra final a 41 empresas y 41 directores generales únicos, lo que
dio lugar a 101 observaciones de años de empresa.
Medidas
EO
Según nuestra comprensión de la OE (basada en Miller, 1983), la OE se conceptualiza
unidimensionalmente como la prevalencia simultánea de la proactividad, la innovación y la
asunción de riesgos. El presente estudio utiliza el análisis de contenido para medir la OE a
través de un enfoque de análisis de texto asistido por ordenador (CATA) basado en el
trabajo de Short, Broberg, Cogliser y Brigham (2010), que derivan y prueban listas de
palabras ("diccionarios") que indican "capacidad de innovación", "proactividad" y
"asunción de riesgos" (véase el apéndice). Utilizamos el software de análisis de textos
DICTION (Hart, 2000) para buscar estas palabras en las cartas a los accionistas de cada
empresa de cada año y utilizamos su frecuencia como medida del nivel de OE de la
empresa.
La carta a los accionistas fue la fuente preferida para medir el nivel de OE de una
empresa, ya que es el texto más utilizado en la literatura sobre gestión (Duriau, Reger y
Pfarrer, 2007) y la retórica empleada en ella se ha relacionado con las acciones y los
resultados de la organización (Short et al., 2010). El documento final suele ser el resultado
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de la alta dirección, y no sólo del director general, por lo que refleja la asignación de la
atención de los altos directivos en la empresa.
Narcisismo
Empleamos la medida que Chatterjee y Hambrick (2007) desarrollaron basándose en la
comprensión del narcisismo de Emmons (1987), que subyace en nuestros argumentos
teóricos esbozados anteriormente.
Remuneración relativa en metálico del CEO. Este indicador divide la suma del salario y
la prima del director general (utilizando datos de ExecuComp) por la del segundo ejecutivo
mejor pagado de la empresa, de modo que cuanto mayor sea la proporción, mayor será el
nivel de narcisismo.
Remuneración no monetaria del CEO. Esta medida divide los ingresos del director
general declarados como "Otra remuneración" (utilizando datos de ExecuComp) entre los
del segundo ejecutivo mejor pagado de su empresa, de modo que cuanto mayor sea la
proporción, mayor será el nivel de narcisismo. Ambos indicadores relacionados con la
retribución se relacionan con la superioridad/arrogancia y la explotación/derecho en la
concepción del narcisismo de Emmons (1987) (Chatterjee & Hambrick, 2007).
El uso de pronombres en primera persona del singular por parte del director general en
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las entrevistas. Chatterjee y Hambrick (2007) operacionalizan esta dimensión dividiendo el
número de todos los pronombres en primera persona del singular (yo, mí, mío, mi, yo
mismo) utilizados por el director general en las entrevistas por la suma de todos los
pronombres en primera persona del singular.
pronombres plurales (nosotros, nuestro, nuestra, nosotros mismos) utilizados por el director
general en las mismas entrevistas, de modo que cuanto mayor sea la proporción, mayor será
el nivel de narcisismo. Este indicador se relaciona, en particular, con el liderazgo/autoridad,
la superioridad/arrogancia y la explotación/el derecho (Chatterjee & Hambrick, 2007).
Debido a las limitaciones de los datos, el número de entrevistas a directores generales
disponibles no fue suficiente para calcular esta dimensión, por lo que se excluyó de nuestro
índice final de narcisismo. Sin embargo, el impacto de esta reducción es limitado, ya que el
índice de narcisismo sin la dimensión de la entrevista y el índice de narcisismo que incluye
la dimensión de la entrevista (para las empresas para las que se disponía de entrevistas con
los directores generales) tienen una correlación de 0,93.
A continuación, construimos una puntuación de narcisismo estandarizando cada
dimensión utilizando la media y la desviación estándar de todas las observaciones
disponibles de la dimensión. A continuación, construimos el índice final de narcisismo
calculando la media de los valores estandarizados en las cuatro medidas (Chatterjee &
Hambrick, 2007). Un análisis factorial indicó que la estructura de un factor capta mejor los
datos de narcisismo y que todos los ítems se cargan con más fuerza que 0,7 en este único
factor (con un valor propio > 1). Una fiabilidad compuesta de 0,71 y una varianza media
extraída de 0,51 confirman la estructura de un factor.
Variables de control
Para reducir la varianza causada por las variables que no están directamente relacionadas
con la pregunta de investigación, controlamos los factores a nivel del director general, de la
empresa y del entorno.
Factores a nivel de CEO. Los datos de ExecuComp se utilizaron para controlar la edad
del director general y su permanencia en el cargo, ya que se ha demostrado que estos dos
factores influyen en la relación OE-rendimiento (Richard et al., 2009).
Factores del entorno. Incluimos el código SIC principal de dos dígitos de Datastream, la
cuota de ingresos de alta tecnología de la empresa (utilizando la declaración de
TechAmerica y los datos de Datastream) y el año individual de todos los datos recogidos
como variable ficticia.
Tabla 1
Estadísticas descriptivas y correlaciones (N = 101)
Variable M SD 1 2 3 4 5 6 7 8 9
*p < .1
**p < .05
***p < .01
Hallazgos
Resultados de la prueba de
hipótesis
El cuadro 1 ofrece estadísticas descriptivas y correlaciones para las variables continuas.
Las pruebas de multicolinealidad confirmaron que la multicolinealidad no es un
problema en los datos, ya que el factor de inflación de la varianza está muy por debajo de
10 y el índice de condición está por debajo del umbral de 20 (Hair, Anderson, Tatham y
Black, 1998). La tabla 2 proporciona los resultados de la GEE para todas las pruebas de las
hipótesis derivadas después de estandarizar todas las variables independientes y
moderadoras para minimizar la multicolinealidad (Aiken y West, 1991) y facilitar la
interpretación.
Las cifras presentadas para los modelos 1a, 1b y 1c respaldan plenamente la hipótesis 1
(β = 0,11, p < 0,05), que predecía una relación significativa y positiva entre la OE y el valor
para los accionistas.
En consonancia con la hipótesis 2, el término de interacción bidireccional de la OE y el
narcisismo del director general fue significativo al nivel p < 0,05 (β = -,12) en el modelo 2.
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Por lo tanto, el grado de narcisismo del director general moderó negativamente la relación
entre la OE y el rendimiento.
La hipótesis 3 afirma que la dirección del efecto moderador del narcisismo depende del
grado de concentración del mercado. El término relacionado en el modelo 3a es
significativo a la p < .01
Cuadro 2
Resultados de los análisis de regresióna (Variable dependiente: q de Tobin)
Figura 2
Interacción a tres bandas: El narcisismo frente a la concentración del mercado
Baja concentración del mercado (< .06)Alta concentración del mercado
(>.1)
La q de
La q de
Tobin
Tobin
Figura 3
Interacción a tres bandas: Narcisismo frente a dinamismo de mercado
Bajo dinamismo del mercado (<.01)Alto dinamismo del mercado
(>.05)
11
La q de
La q de
Tobin
Tobin
dinamismo del mercado. En situaciones de bajo dinamismo del mercado, hay una pendiente
positiva para el bajo narcisismo, mientras que esta pendiente es negativa cuando el
dinamismo del mercado es alto. Según el procedimiento de Dawson y Richter (2006), los
mercados dinámicos (no dinámicos) son aquellos con valores superiores a .05 (inferiores
a .01). Mientras que en los mercados estables la pendiente de la función de rendimiento de
la OE disminuye significativamente (p < 0,01) cuando aumenta el nivel de narcisismo del
director general, observamos el efecto contrario cuando la empresa actúa en un mercado
más dinámico, aunque el efecto no es significativo (p = 0,6). En conjunto, estos resultados
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apoyan en parte
Análisis adicionales
Mientras que el presente estudio se basa en la comprensión unidimensional generalizada
de la OE como la exhibición simultánea de innovación, proactividad y asunción de riesgos
(Miller, 1983; Wales et al., en prensa), Lumpkin y Dess (1996) añaden las dimensiones de
agresividad y autonomía al constructo de la OE, para las que Short et al. (2010)
proporcionan instrumentos de medición. Para esta conceptualización de cinco dimensiones,
la literatura también ha construido medidas agregadas, como hacemos nosotros para la
conceptualización de tres dimensiones (Wales et al., en prensa). En consecuencia,
estimamos nuestros modelos de regresión con esta medida alternativa de cinco dimensiones
para la OE y encontramos que el efecto de la OE sobre el rendimiento de la empresa es de
nuevo menor cuando el narcisismo del director general es fuerte (β = -.13, p < .05).
También surgen efectos positivos significativos sobre el rendimiento de la empresa de las
interacciones de tres vías entre la OE, el narcisismo y la concentración del mercado (β =
0,41, p < 0,01) y entre la OE, el narcisismo y el dinamismo del mercado (β = 0,33, p <
0,05).
Además, estimamos nuestros modelos, como se indica en la Tabla 2, con las
dimensiones individuales de la OE para determinar qué dimensiones de la OE, si es que hay
alguna, son los principales factores impulsores de la interacción con el narcisismo del
director general o si los efectos moderadores están presentes de manera uniforme en todas
las dimensiones. Las dimensiones de autonomía (β = -.16, p < .01), proactividad (β = -.14,
p<
.05), y la asunción de riesgos (β = .21, p < .05) muestran efectos de interacción
significativos con el narcisismo del CEO sobre el rendimiento financiero de la empresa. Por
lo tanto, la proactividad y la autonomía son los principales impulsores individuales de
nuestro hallazgo en términos de la Hipótesis 2 (es decir, el efecto moderador negativo del
narcisismo del CEO sobre el rendimiento de la OE).
Debate
El presente estudio introduce el narcisismo del consejero delegado como moderador de
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la relación OE-rendimiento, y sus conclusiones indican que la relación positiva entre la OE
y el valor para el accionista se debilita generalmente cuando el narcisismo del consejero
delegado es fuerte. Un examen configuracional muestra que las empresas emprendedoras
deberían tener consejeros delegados narcisistas sólo en raras circunstancias, como cuando
operan en mercados concentrados o en mercados dinámicos (parcialmente apoyados). Estos
resultados tienen algunas implicaciones importantes para la literatura sobre la OE, la teoría
de los niveles superiores y el narcisismo.
EO
Este estudio hace avanzar la investigación sobre la OE de varias maneras: En primer
lugar, el estudio concreta la idea común de que los altos directivos influyen en el impacto
de la OE sobre el rendimiento de la empresa (Covin y Slevin, 1991). Como muestra la
revisión de Wales et al. (en prensa), sólo un estudio examina las características del director
general como moderadoras de la relación entre el rendimiento de la OE: Richard et al.
(2009) concluyen que el sector y la permanencia en el cargo determinan la fuerza de esta
relación. Nuestro estudio muestra que la personalidad del director general -el narcisismo,
en particular- desempeña un papel importante en la conversión de la OE en un rendimiento
superior. Los entornos empresariales imponen a los directores generales muchos estímulos
caracterizados por la ambigüedad y el dinamismo, y en estas situaciones, la personalidad
del director general es fundamental para las decisiones que se toman para toda la empresa.
El presente estudio también avanza en la investigación sobre la OE al ampliar la
investigación sobre la relación OE-rendimiento al considerar el valor del accionista como
una variable dependiente. Mientras que la investigación existente se ha centrado en gran
medida en las medidas relacionadas con el mercado y la rentabilidad (Rauch et al., 2009),
nuestro estudio deriva teóricamente y valida empíricamente el valor del accionista, medido
por la q de Tobin, como una consecuencia del rendimiento de la OE. Por lo tanto, la OE se
convierte en un tema relevante para los altos ejecutivos y para quienes se dedican al
gobierno corporativo de las grandes empresas.
En tercer lugar, nuestro estudio se diferencia de la investigación existente sobre las
consecuencias de la OE en cuanto a que utiliza datos secundarios de empresas que cotizan
en bolsa, en lugar de una investigación con pequeñas y medianas empresas. Nuestro
enfoque muestra que los datos secundarios -aplicando la CATA a los documentos
disponibles públicamente- permiten examinar a las empresas más grandes en cuanto a si la
OE es una opción estratégica viable (Short et al., 2010). Además, se pueden generar datos
de panel, con todas sus ventajas desde el punto de vista metodológico (por ejemplo, el
control de la causalidad inversa y la heterogeneidad no observada).
con la postura estratégica de la empresa para evaluar su eficacia. No parece haber una
"receta" universal para los rasgos de personalidad de los directores generales que sean
beneficiosos o perjudiciales, conclusión que contradice algunos estudios de investigación
de las altas esferas basados en la investigación demográfica, en los que han surgido algunas
relaciones "univer- sales" válidas, como la relación entre la experiencia funcional y la
capacidad de innovación de la empresa o la existente entre la internacionalidad y el
rendimiento de la empresa (Carpenter, 2002; Carpenter et al., 2004; Carpenter, Sanders y
Gregersen, 2001).
Además de mostrar cómo el rasgo de personalidad del narcisismo influye en el
rendimiento de la empresa en una dirección específica (es decir, en combinación con una
postura estratégica específica como la OE), nuestro estudio muestra cuándo lo hace. Los
resultados indican que un rasgo de personalidad específico puede ser beneficioso para un
resultado deseado (en este caso, un mayor efecto de la OE en el rendimiento de la empresa)
en algunas situaciones y perjudicial en otras. Estos resultados sugieren que el impacto de
los rasgos de personalidad de los directivos en los resultados de las empresas es complejo -
posiblemente incluso más complejo que las relaciones ampliamente investigadas entre los
datos demográficos de los directivos y los resultados a nivel de empresa- y que la relación
sólo puede entenderse en un contexto estratégico y de mercado.
Una segunda limitación reside en la muestra estadounidense del estudio. Como toda
cultura, la de Estados Unidos tiene su propio trasfondo social y económico, y su
individualismo y tolerancia a la incertidumbre le otorgan una considerable discrecionalidad
a los directivos (Hofstede, 2001). Determinar hasta qué punto la cultura nacional,
especialmente el nivel de discrecionalidad, influye en los resultados del estudio sería un
objetivo útil para futuras investigaciones.
Una tercera limitación puede residir en el hecho de que tratamos el narcisismo como un
constructo de un solo factor, como también han hecho y validado las investigaciones
existentes en este ámbito (Chatterjee y Hambrick, 2007). Las investigaciones futuras
podrían examinar cómo los diferentes elementos del constructo narcisismo (como el
liderazgo/autoridad o la superioridad/arrogancia) desempeñan diferentes papeles en la
relación entre el rendimiento y la OE.
Una última limitación de nuestros argumentos teóricos y del estudio empírico puede
residir en el uso de la volatilidad de las ventas para captar el dinamismo del mercado.
Podría haber otros factores de dinamismo a nivel de mercado, como la innovación o los
cambios regulares relacionados con la regulación. La investigación futura podría examinar
teórica y empíricamente cómo otros tipos de dinamismo influyen en el papel que
desempeña el narcisismo de los directores generales en la relación OE-rendimiento.
Implicaciones prácticas
El presente estudio tiene algunas implicaciones importantes y útiles para los
profesionales. Demuestra que la OE aumenta el valor de los accionistas, lo que convierte a
la OE en un constructo de interés para todos los que participan en el gobierno corporativo.
Esta idea plantea una pregunta sobre la mejor manera de convertir la DPE en un
rendimiento superior. Aunque la personalidad del director general se acepta desde hace
tiempo como un factor importante en el liderazgo, los profesionales aprenden que los
rasgos de personalidad del director general son factores importantes para potenciar las
actividades empresariales.
El presente estudio también proporciona a quienes seleccionan al director general
algunas recomendaciones. Es importante conocer los rasgos narcisistas de los posibles
candidatos, ya que las historias destacadas sobre directores generales narcisistas de éxito
durante las dos últimas décadas, como Steve Jobs de Apple -que es descrito como un
narcisista productivo por Maccoby (2004)-, Jeff Bezos de Amazon y Andy Grove de Intel,
pueden llevar a algunos a considerar a estos can- didatos narcisistas como "balas de plata".
Sin embargo, nuestros resultados muestran que los directores generales narcisistas no
deberían ser contratados para dirigir empresas de orientación empresarial porque los efectos
negativos de estos directores generales sobre el rendimiento suelen ser mayores que sus
efectos positivos.
Sin embargo, hay raras situaciones en las que las empresas pueden beneficiarse de los
rasgos narcisistas del director general, especialmente cuando la concentración del mercado
o el dinamismo del mercado (parcialmente apoyado) son fuertes. En estos entornos, las
ventajas del narcisismo compensan sus desventajas. Puede que no sea casualidad que Jobs,
Bezos y Grove, todos ellos consejeros delegados narcisistas de éxito, operaran en mercados
comparativamente concentrados y dinámicos.
Conclusión:
Descargado de jom.sagepub.com en Bobst Library, New York University el 18 de octubre de 2014
El presente estudio introduce el narcisismo del director general como moderador de la
relación entre la OE y el valor para el accionista y muestra que la personalidad del director
general puede ser importante para aprovechar todo el potencial de las empresas con
orientación empresarial. El modelo de contingencia muestra que el narcisismo de los
directores generales suele debilitar la relación OE-rendimiento, pero una perspectiva
configuracional muestra que también puede ser beneficioso para las empresas
emprendedoras cuando la concentración del mercado o la
Anexo
Constructos de medición
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