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de la Cruz Hernández María Fernanda

Universidad Juárez Autónoma De Tabasco


División Académica de Ciencias de la Salud
Licenciatura en Enfermería

Obstetricia

Profesora:
Dra. Consuelo Mezquita Pérez

Unidad I
Trabajo de investigación. Tema:
- Desarrollo embrionario y sus anexos: Gametogénesis,
fecundación, migración e implantación
- Diferenciación celular del embrión
-
Alumna:
de la Cruz Hernández María Fernanda 212E64126

4to “F”

Villahermosa, Tabasco, 2023

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de la Cruz Hernández María Fernanda

Desarrollo embrionario y sus anexos: Gametogénesis,


fecundación, migración e implantación
El desarrollo embrionario es un proceso continuo que comienza cuando un óvulo es fertilizado por un
espermatozoide, la división celular, el crecimiento, la diferenciación e incluso la muerte celular,
transforman el óvulo fertilizado en un ser humano multicelular.
La gametogénesis es el proceso mediante el cual las células germinales experimentan cambios
cromosómicos y morfológicos en preparación para la fecundación; La gametogénesis masculina se
denomina espermatogénesis y la femenina ovogénesis.
Ovogénesis. La ovogénesis es el mecanismo de formación de los gametos femeninos u óvulos. Los
ovarios comienzan a desarrollarse pronto en la vida fetal de la mujer. Todos los óvulos que producirá
la mujer están formados en el sexto mes de vida fetal. El ovario da origen a las ovogonias, que se
transforman en ovocitos. La meiosis comienza en todos los ovocitos antes del nacimiento del feto
femenino, pero se detiene antes de completar la primera división, permaneciendo en esta fase de
reposo hasta la pubertad. Durante ésta, el ovocito primario maduro experimenta (por ovogénesis) la
primera división meiótica en los folículos de Graaf del ovario. Tanto los ovocitos secundarios como el
cuerpo polar contienen 22 cromosomas autosómicos de estructura doble y un cromosoma sexual de
estructura doble (X).
Espermatogénesis. Durante la pubertad, el epitelio germinal de los túbulos seminíferos de los testículos
comienza el proceso de la espermatogénesis, que genera gametos masculinos (espermatozoides). La
espermatogonia diploide se replica antes de comenzar la primera división meiótica, denominándose
entonces espermatocito primario. Durante la primera división meiótica, la espermatogonia forma dos
células, los espermatocitos secundarios, con 22 cromosomas autosómicos de doble estructura cada
uno y un cromosoma sexual de doble estructura (X o Y). Durante la segunda división meiótica se dividen
para constituir cuatro espermátidas, con un número haploide de cromosomas cada una. Las
espermátidas experimentan una serie de cambios durante los que pierden la mayor parte de su
citoplasma y se convierten en espermatozoides.
Fecundación.
La fecundación es el mecanismo por el que un espermatozoide se fusiona con un óvulo para formar
una nueva célula diploide o zigoto. A continuación se describen los acontecimientos que dan lugar a la
fecundación.
Con la ovulación, el ovocito secundario y las células adheridas del complejo cúmulo-ovocito se liberan
del ovario. Aunque técnicamente esta masa de células se libera en la cavidad peritoneal, el ovocito es
con rapidez engullido por el infundíbulo de la trompa de Falopio. La fecundación, que normalmente
ocurre en el oviducto, debe tener lugar dentro de unas pocas horas, y no más de 1 día después de la
ovulación. Debido a esta ventana estrecha, los espermatozoides deben estar presentes en las trompas
de Falopio en el momento de la llegada de los ovocitos. Los mecanismos moleculares permiten que
los espermatozoides pasen entre las células foliculares; a través de la zona pelúcida, que es una capa

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gruesa de glucoproteína que rodea la membrana celular del ovocito; y en el citoplasma del ovocito. La
fusión de los dos núcleos y la mezcla de cromosomas maternos y paternos crean el cigoto.
Preparación para la fecundación. El proceso de fecundación tiene lugar en la ampolla (tercio exterior)
de la trompa de Falopio. Durante la ovulación, las altas concentraciones de estrógenos aumentan el
peristaltismo dentro de las trompas, facilitando el movimiento del óvulo por la trompa hacia el útero. El
óvulo no presenta una capacidad intrínseca de movimiento. Las concentraciones elevadas de
estrógenos también causan un adelgazamiento del moco cervical, lo que facilita el desplazamiento de
los espermatozoides a través del cuello uterino, el útero y hasta las trompas de Falopio.
El óvulo maduro y el espermatozoide sólo tienen un tiempo breve para unirse. Los óvulos se consideran
fértiles durante 12 a 24 horas después de la ovulación. Los espermatozoides pueden sobrevivir en el
aparato reproductor femenino de 48 a 72 horas, pero se consideran sanos y muy fértiles sólo durante
las primeras 24 horas. En una única eyaculación, un varón deposita de 200 a 500 millones de
espermatozoides en la vagina, de los cuales sólo unos cientos alcanzan realmente la ampolla. El tiempo
de tránsito del cuello uterino hasta la trompa de Falopio puede ser tan breve como de 5 minutos, pero
normalmente transcurre una media de 4 a 6 horas después de la eyaculación. Las prostaglandinas del
semen incrementan las contracciones del músculo liso uterino y facilitan el transporte de los
espermatozoides. Las trompas de Falopio tienen una acción ciliar doble que facilita el movimiento del
óvulo hacia el útero y de los espermatozoides desde el útero hasta el ovario.
Antes de la fecundación el espermatozoide debe experimentar dos procesos: capacitación y reacción
acrosómica. La capacitación es la eliminación de la membrana plasmática que cubre el acrosoma del
espermatozoide y la pérdida de los lípidos y las proteínas del líquido seminal y de la cubierta
glucoproteína. Si no se elimina la membrana plasmática del espermatozoide, éste no será capaz de
fecundar el óvulo. La capacitación ocurre en el aparato reproductor femenino (con ayuda de las enzimas
uterinas) y se cree que dura casi 7 horas. La reacción acrosómica sigue a la capacitación. El acrosoma
de los espermatozoides que rodean al óvulo liberan sus enzimas (hialuronidasa, una proteasa denominada
acrosina, y enzimas dispersoras de la corona) y, en consecuencia, degradan el ácido hialurónico de la
corona radiada. En el momento de la penetración, se produce un cambio celular en el óvulo que impide
la entrada de otro espermatozoide.
El momento de la fecundación. Después de la entrada del espermatozoide en el óvulo, una señal química
impulsa al ovocito secundario a finalizar la segunda división meiótica, de modo que se forma el núcleo
del óvulo y se expulsa el segundo cuerpo polar. El momento verdadero de la fecundación se produce
cuando se unen ambos núcleos. Sus membranas nucleares individuales desaparecen y sus cromosomas
se emparejan para formar un zigoto diploide. Dado que cada núcleo contiene un número haploide de
cromosomas (23), esta unión restablece el número diploide (46). El zigoto contiene una nueva
combinación de material genético que produce un individuo diferente de los padres y de cualquier otra
persona.
Asimismo, en el momento de la fecundación se determina el sexo del zigoto. Los dos cromosomas
(cromosomas sexuales) del par 23 (XX o XY) determinan el sexo de una persona. Los cromosomas X
son más anchos y contienen más genes que los Y. Las mujeres tienen dos cromosomas X, y los
varones un cromosoma X y otro Y. Mientras que el óvulo maduro sólo produce un tipo de cromosoma
(uno X), la espermatogénesis da lugar a dos espermatozoides con un cromosoma X y otros dos con
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un cromosoma Y. Cuando cada gameto contribuye con un cromosoma X, el zigoto resultante es


femenino. Cuando el óvulo aporta un cromosoma X y el espermatozoide un cromosoma Y, el zigoto
resultante es masculino. Algunos rasgos se denominan ligados al sexo porque están controlados por los
genes del cromosoma sexual X.
Desarrollo preembironario. Los 14 primeros días del desarrollo, comenzando el día en que el óvulo es
fecundado (concepción), se denominan fase preembrionaria o de óvulo. El desarrollo después de la
fecundación se puede dividir en dos fases: multiplicación y diferenciación celulares (membrana
embrionaria). Esta fase se caracteriza por una multiplicación y una diferenciación celulares rápidas y por
la formación de las membranas embrionarias y las capas germinativas primarias. Estas fases y el
mecanismo de implantación (anidación), que ocurre entre ambos, se describen a continuación
Multiplicación celular. La multiplicación celular comienza cuando el zigoto se desplaza a través de la
trompa de Falopio hacia la cavidad del útero. Este transporte dura 3 días o más y se realiza
principalmente por una corriente de líquido muy débil en la trompa, que es consecuencia de la acción
de golpeteo del epitelio ciliado que recubre la trompa. El zigoto entra entonces en un período de
divisiones mitóticas rápidas denominado segmentación, durante el que se divide en dos, cuatro, ocho, y
así sucesivamente, células. Estas células, llamadas blastómeros, son tan pequeñas que la masa celular en
desarrollo sólo es ligeramente mayor que el zigoto original. Los blastómeros están unidos por la zona
pelúcida, que se encuentra debajo de la corona radiada. Los blastómeros forman finalmente una bola
maciza de 12 a 16 células denominada mórula. Al entrar ésta en el útero, aumenta el líquido intracelular
y comienza a formarse una cavidad en su interior. La masa maciza interna de células se conoce como
blastocisto. La capa exterior de células que rodea la cavidad y reemplaza la zona pelúcida es el
trofoblasto. Finalmente, el trofoblasto se transforma en una de las membranas embrionarias, el corion.
Implantación (anidación). El feto depende de la placenta para las funciones pulmonares, hepáticas y
renales. Esto se logra a través de la relación anatómica de la placenta y su interfaz uterina. En resumen,
la sangre materna brota de los vasos uteroplacentarios y baña el sincitiotrofoblastoto externo. Esto
permite el intercambio de gases, nutrientes y otras sustancias con sangre capilar fetal dentro del núcleo
de cada vellosidad. Por tanto, la sangre materna y fetal normalmente no se mezcla en esta placenta
hemocorial. El cigoto sufre escisión lenta durante 3 días mientras permanece en la trompa de Falopio.
La mórula ingresa a la cavidad uterina aproximadamente 3 días después de la fecundación. La
acumulación gradual de líquido entre las células de la mórula conduce a la formación del blastocisto
temprano.
Seis o 7 días después de la fecundación, los blastocistos se implantan en la pared uterina. Este proceso
se puede dividir en tres fases:
1) Aposición. Contacto inicial del blastocisto con la pared uterina.
2) Adhesión. Contacto físico incrementado por el blastocisto y la decidua.
3) Invasión. Penetración e invasión de sincitiotrofoblasto y citotrofoblasto en la decidua, el tercio interno
del miometrio y la vasculatura uterina.
La implantación exitosa requiere un endometrio receptivo apropiadamente cebado con estrógeno y
progesterona por el cuerpo lúteo. Dicha receptividad uterina está limitada a los días 20 a 24 del ciclo.

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La adherencia está mediada por receptores de superficie celular en el sitio de implantación que
interactúan con los receptores de blastocisto.
Mientras está flotando en la cavidad uterina, el blastocisto se nutre de las glándulas uterinas, que secretan
una mezcla de lípidos, mucopolisacáridos y glucógeno.
Bajo la influencia de la progesterona, el endometrio aumenta de grosor y vascularización para prepararse
para la implantación y la nutrición del óvulo. Tras la implantación, el endometrio recibe el nombre de
decidua. La parte de decidua que recubre el blastocisto se denomina decidua capsular, la situada
directamente debajo del blastocisto implantado es la decidua basal, y la que cubre el resto de la cavidad
uterina, decidua verdadera (parietal). La parte materna de la placenta se desarrolla a partir de la decidua
basal, que contiene un gran número de vasos. Las vellosidades coriónicas en contacto con la decidua
basal formarán la parte fetal de la placenta.

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Diferenciación celular del embrión.


Cada ser humano comienza su vida como una única célula (huevo fertilizado o zigoto). Esta única célula
se reproduce y, a su vez, cada célula resultante se reproduce también en un proceso continuo. Las
células nuevas son similares a las originarias. Las células se reproducen por mitosis o meiosis, dos
mecanismos diferentes, aunque afines. La mitosis produce copias exactas de la célula original, lo que
posibilita el crecimiento y el desarrollo, y en individuos maduros es el mecanismo por el que las células
corporales continúan dividiéndose y regenerándose. La meiosis es el mecanismo de división celular que
origina los óvulos y los espermatozoides necesarios para generar un nuevo organismo.
• Objetivo de la Meiosis. Producir células sexuales (gametos). Reducir a la mitad el número de
cromosomas (de número diploide [46] a haploide [23]), de manera que cuando se produzca la
fecundación se restablezca el número diploide normal. Introducir variabilidad genética.
• Objetivo de la Mitosis. Producir células para el crecimiento y la reparación hística. Es la división celular
característica de todas las células somáticas.
Capas germinativas primarias. Alrededor del décimo al decimocuarto día después de la concepción, la
masa homogénea de células del blastocisto se diferencia en las capas germinativas primarias. Estas tres
capas, el ectodermo, el mesodermo y el endodermo se forman al mismo tiempo que las membranas
embrionarias; y todos los tejidos, órganos y sistemas orgánicos se desarrollarán a partir de estas capas
de células germinativas primarias. Por ejemplo, la diferenciación del endodermo da lugar a la formación
del epitelio de revestimiento de los aparatos respiratorio y digestivo.
Membranas embrionarias
Las membranas embrionarias comienzan a formarse en el momento de la implantación. Estás
membranas protegen y sostienen el embrión durante su crecimiento y desarrollo dentro del útero. La
primera membrana que se forma es el corion, la membrana embrionaria más externa que encierra el
amnios, el embrión y el saco vitelino. El corion, una membrana gruesa que se desarrolla a partir del
trofoblasto, tiene muchas proyecciones digitiformes, denominadas vellosidades coriónicas, en su
superficie. Estas vellosidades pueden utilizarse para realizar un diagnóstico genético precoz del embrión
entre la semana 8 y 10 de gestación mediante la obtención de muestras de ella

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Referencias bibliográficas.
o Cunningham, F. G., & Williams, J. W. (2020). Williams Obstetricia (25 edición). McGraw-Hill Education.
Páginas 80, 87 y 88.
o W Ladewig, P., L London, M., Moberly, S., & B Olds, S. (2006). Enfermería maternal y del recién
nacido (Sta edición). MCGRAW-HILL INTERAMERICANA DE ESPAÑA.
o Barona, A. C. S. (2019, 30 mayo). Desarrollo embriológico humano | RECIAMUC.
https://www.reciamuc.com/index.php/RECIAMUC/article/view/215

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