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Para que pueda ocurrir el fenómeno de la fecundación, el hombre debe eyacular en el interior
de la vagina de la mujer. En este momento, los espermatozoides podrán ascender por el tracto
genital femenino y llegar hasta las trompas de Falopio, lugar donde se encontrarán con el
óvulo.
Una vez los espermatozoides llegan a las trompas de Falopio después del coito, solamente
podrán encontrarse con el óvulo si la mujer se encuentra en sus días fértiles y ha
habido ovulación. En ese caso, los espermatozoides se colocarán alrededor del óvulo e
intentarán fecundarlo.
Una vez atraviesan esta capa, los espermatozoides se encuentran con una segunda barrera: la
zona pelúcida, la capa externa que rodea al óvulo.
Para poder atravesar esta segunda barrera, la cabeza del espermatozoide establece contacto
con el receptor ZP3 de la zona pelúcida del óvulo. Esto desencadena la reacción acrosómica,
que consiste en la liberación de enzimas hidrolíticas denominadas espermio lisinas. Dichas
enzimas disuelven la zona pelúcida para permitir el paso del espermatozoide.
Fusión de membranas
Cuando el espermatozoide entra en contacto con la membrana plasmática del óvulo, se
desencadenan 3 procesos distintos en el gameto femenino:
La formación del cono de fecundación permite la fusión de la membrana del óvulo con la del
espermatozoide para que la cabeza del espermatozoide pueda entrar. A su vez, gracias a la
despolarización de la membrana del óvulo y a la liberación de gránulos corticales, se evita la
entrada de otro espermatozoide.
Por su parte, el espermatozoide avanza hasta que su cabeza, que contiene el núcleo del
espermatozoide, queda junto al pronúcleo femenino. La cola se desprende para terminar
degenerando y el núcleo se hincha para formar el pronúcleo masculino.
Una vez ambos pronúcleos se encuentran uno junto al otro, ocurre la fusión de ambos.
Esto supone que las membranas de ambos pronúcleos desaparezcan para que sus cromosomas
puedan juntarse y que la célula restablezca su dotación cromosómica, es decir, 46 cromosomas
en total.
Todo este proceso de la fecundación culmina con la formación del cigoto humano: primera
célula del organismo fruto de la unión del óvulo y el espermatozoide.
Además de todo esto, en la fecundación queda establecido si el futuro bebé será un niño o una
niña en función de sus cromosomas sexuales:
Cigoto masculino: sus cromosomas sexuales son XY y el futuro bebé será un niño.
Cigoto femenino: sus cromosomas sexuales son XX y el futuro bebé será una niña.
El óvulo siempre es portador del cromosoma X. Por tanto, el sexo del embrión se definirá según
si el espermatozoide es portador de un cromosoma X o un cromosoma Y.
Aunque hemos visto cada una de las etapas de la fecundación de forma detenida, en la
siguiente imagen puedes ver un esquema del proceso completo.
Para que puedan originarse gemelos, la fecundación es idéntica a la que da lugar a un único
bebé: un espermatozoide penetra en el interior del óvulo. La diferencia reside en las divisiones
celulares que ocurren a continuación. En este caso, por causas aún desconocidas, el embrión se
divide en dos y se originarán dos bebés idénticos genéticamente, lo que implica que serán del
mismo sexo.
El origen de los mellizos es distinto. En este caso, se produce la fecundación de dos óvulos
distintos, cada uno de ellos por un espermatozoide. Por tanto, los procesos de fecundación y
desarrollo embrionario serían los habituales, con la particularidad de que los dos bebés se
desarrollarían a la vez en el vientre materno. Los bebés no serían genéticamente idénticos ni
tampoco tienen por qué ser del mismo sexo.