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Los dos autores tienen en común sus inicios dentro del Modernismo ya que ambos evolucionarán hacia
principios estéticos distintos. Antonio Machado se acercará a la Generación del 98 y ofrecerá una visión crítica de
la situación española. Juan Ramón Jiménez se convertirá en el máximo representante del Novecentismo, influye
en sus contemporáneos y en la Generación del 27; sin embargo, su trayectoria es muy personal, para una minoría
y no se puede encuadrar en ningún movimiento en particular.
ANTONIO MACHADO
Tradicionalmente se incluye a Machado dentro de la Generación del 98, aunque desde el punto de vista
estético son indudables sus orígenes modernistas, prueba de ello es su primera obra, Soledades.
En su siguiente obra, Campos de Castilla, además de los temas constantes -el paso del tiempo, la muerte, el
amor,...-, aparece el tema de España: su preocupación por la decadencia en que se encuentra, el amor por sus
paisajes y sus gentes o el interés por su historia. Se observa una visión crítica que motivó la adscripción del poeta
a la Generación del 98.
SOLEDADES, GALERÍAS Y OTROS POEMAS: 1903: Soledades (42 poemas), 1907: Soledades, Galerías y otros
poemas (95 poemas).
Machado parte de un planteamiento lírico sentimental en el que utiliza abundantes espacios característicos
del Modernismo simbolista: ambientación en parques, atardeceres, jardines solitarios adornados con fuentes en
las que el agua se estanca; recursos literarios típicos del Modernismo como las aliteraciones, sinestesias...,
abundante adjetivación sobre todo de tipo sensorial; presencia de ciertos tipos de ritmos novedosos: versos
dodecasílabos, alejandrinos.
Los TEMAS en esta obra son los clásicos en Machado: el paso del tiempo -angustia y nostalgia-, la muerte,
el sueño, el amor, el paisaje -como reflejo de los estados anímicos-, la intimidad (dolor, angustia, soledad,...).
Siguiendo la tradición simbolista que le llega a través del Modernismo, Machado empleará en sus poemas
como recurso primordial los SÍMBOLOS:
- Para representar el paso del tiempo: el reloj, la tarde (espacio temporal preferido, símbolo de tristeza y
melancolía), el agua (símbolo de vida cuando brota y de fugacidad cuando corre), los caminos y el caminante (la
vida que pasa y no ha de volver)...
- Para referirse a la muerte: las campanas, los cementerios, los cipreses, el agua estancada ...
- Otros símbolos: el huerto, el jardín son evocaciones de la infancia; la noria, la monotonía; el jardín otoñal, la
melancolía...
La MÉTRICA se caracteriza por la asonancia en los versos pares, a modo de romances y, en general, metros
tradicionales. Pero también introduce un poema caracteristico del autor: la silva arromanzada (versos ilimitados
heptasílabos y endecasílabos con asonancia en los pares) en la que combina dos poemas no estróficos clásicos.
Los TEMAS FUNDAMENTALES son la descripción de las tierras de Soria -prototipo del paisaje castellano,
austero, árido y gris- y las reflexiones, críticas y dolorosas, sobre la decadencia española. También en este
poemario se enfrenta a otras obsesiones como la existencia del ser humano y las preocupaciones religiosas.
Aparecen también en este libro, en los poemas escritos en Baeza a partir de 1912 (incorporados en 1917),
evocaciones nostálgicas de Soria y emocionados recuerdos de Leonor. También hay descripciones del paisaje
andaluz.
El grupo de Proverbios y cantares está constituido por una serie de poemas breves que recogen reflexiones
y sentencias de carácter filosófico sobre los grandes temas de la existencia humana.
Hay una serie de Elogios a distintos poetas e intelectuales amigos: Rubén Darío, Unamuno, etc.
En el libro aparece también un largo romance: La tierra de Alvargonzález que relata una dramática historia
fratricida (tema de Caín) de envidia y codicia por la tierra.
La poesía de Campos de Castilla es menos intimista y más objetiva y descriptiva que Soledades. Se da un
paso del yo al nosotros, de lo personal a lo general, de lo individual a lo colectivo.
La MÉTRICA es muy variada, además de mantener las novedades modernistas: alejandrinos y la silva
arromanzada .
Recoge composiciones escritas en fechas muy diversas y con temática variada: los sentimientos personales,
el tema del tiempo, evocaciones del paisaje andaluz y castellano, elogios,... Continúa la serie de Proverbios y
cantares iniciada en Campos de Castilla.
Los poemas de este libro se caracterizan técnicamente por la influencia de la lírica popular: breves,
esenciales, métrica de verso corto y rima asonante, sencillez lingüística general.
En los años posteriores no publica ningún libro de versos, prefiere otros medios de expresión: el teatro (La
Lola se va a los puertos), la prosa, los textos de corte filosófico (Juan de Mairena). En las sucesivas ediciones de sus
Poesías completas (1928 y 1933) aparecen poemas añadidos como: Canciones a Guiomar o las Poesías de guerra
entre las que destaca El crimen fue en Granada, elegía por la muerte de Federico García Lorca.
La evolución de su obra está marcada por una fuerte tendencia a la interiorización, una búsqueda incansable
(y “enfermiza”) de la expresión desnuda, de una poesía pura y un deseo de perfección que le llevaba a no quedar
nunca totalmente satisfecho de sus poemas.
Él mismo reduce su trayectoria a tres etapas: etapa “sensitiva”, etapa “intelectual” y etapa “suficiente” o
“verdadera”. En uno de sus poemas sintetiza esta evolución. Sin embargo, no hay que tomar las diversas etapas
de un modo excesivamente rígido, en el que sea posible encuadrar todos los libros.
vestida de inocencia;
de no sé qué ropajes;
fastuosa de tesoros...
y yo le sonreía.
de su inocencia antigua.
Creí de nuevo en ella.
Y se quitó la túnica,
Eternidades (1917).
Está influenciada por la literatura de fin de siglo: esteticismo, decadentismo, simbolismo y modernismo.
Ninfeas y Almas de violeta tratan la nostalgia, el misterio y la muerte (tema obsesivo en toda su obra).
“Vino primero, pura, vestida de inocencia”: se refiere a las obras escritas entre 1903 y 1907: Arias tristes (su
primer gran libro); Jardines lejanos: poesía sencilla de formas, transparente de emoción. Predominan los
sentimientos de soledad, de melancolía y los temas del paso del tiempo y la muerte. En la versificación dominan
los octosílabos y las asonancias. El lenguaje es sobrio y musical.
“Luego se fue vistiendo de no sé qué ropajes” se refiere a los “ropajes” modernistas: La soledad sonora;
Sonetos espirituales… Típicamente modernistas son: la utilización del color y otros elementos sensoriales, la
adjetivación brillante, el uso de ritmos largos (ej.: el alejandrino), las metáforas embellecedoras y las
sinestesias; pero, a pesar de lo que él dice, su poesía nunca llegó a ser tan “fastuosa de tesoros”, como la de
Rubén Darío; es más bien un Modernismo intimista, especialmente la que surge después de un tiempo vivido en
Moguer, su tierra natal ( Platero y yo , prosa poética).
ADOLESCENCIA
En el balcón, un instante
nos quedamos los dos solos.
Desde la dulce mañana Entre el velo de la lluvia
de aquel día, éramos novios. que pone gris el paisaje,
—El paisaje soñoliento pasan las vacas, volviendo
dormía sus vagos tonos, de la dulzura del valle.
bajo el cielo gris y rosa Las tristes esquilas sueñan
del crepúsculo de otoño.— alejadas, y la tarde
Le dije que iba a besarla; va cayendo tristemente
bajó, serena, los ojos sin estrellas ni cantares.
y me ofreció sus mejillas, La campiña se ha quedad
como quien pierde un tesoro. ofría y sola con sus árboles;
—Caían las hojas muertas, por las perdidas veredas
en el jardín silencioso, hoy no volverá ya nadie.
y en el aire erraba aún Voy a cerrar mi ventana
un perfume de heliotropos.— porque si pierdo en el valle
No se atrevía a mirarme; mi corazón, quizás quiera
le dije que éramos novios, morirse con el paisaje.
...y las lágrimas rodaron (Arias tristes)
de sus ojos melancólicos.
EL VIAJE DEFINITIVO
La niña chica era la gloria de Platero. En cuanto la veía venir hacia él, entre las lilas, con su vestidillo blanco y su sombrero de
arroz, llamándolo dengosa: —¡Platero, Plateriiillo!—, el asnucho quería partir la cuerda, y saltaba igual que un niño, y
rebuznaba loco.
Ella, en una confianza ciega, pasaba una vez y otra bajo él, y le pegaba pataditas, le dejaba la mano, nardo cándido, en aquella
bocaza rosa, almenada de grandes dientes amarillos: o, cogiéndole las orejas, que él ponía a su alcance, lo llamaba con todas
las variaciones mimosas de su nombre: -¡Platero! ¡Platerón! ¡Platerillo! ¡Platerete! ¡Platerucho!
En los largos días en que la niña navegó en su cuna alba, río abajo, hacia la muerte, nadie se acordaba de Platero. Ella, en su
delirio, lo llamaba triste: ¡Plateriiilo!... Desde la casa oscura y llena de suspiros, se oía, a veces, la lejana llamada lastimera del
amigo. ¡Oh estío melancólico!
¡Qué lujo puso Dios en ti, tarde del entierro! Setiembre, rosa y oro, como ahora, declinaba. Desde el cementerio ¡cómo
resonaba la campana de vuelta en el ocaso abierto, camino de la gloria!... Volví por las tapias, solo y mustio, entré en la casa
por la puerta del corral y, huyendo de los hombres, me fui a la cuadra y me senté a pensar, con Platero. (Platero y yo)
“Mas se fue desnudando”: la ruptura con el Modernismo se produce de forma definitiva en 1916 con Diario de
un poeta recién casado, libro que surge como fruto de su viaje a América con su futura esposa, Zenobia Camprubí.
Su novedad es asombrosa: desaparece el léxico modernista, la adjetivación sensorial, los ritmos sonoros,
suprime el ornamento exterior para adentrarse en lo profundo, en lo bello, en lo esencial. Predominan los poemas
breves, en versos escuetos y preferentemente sin rima (verso libre y poema en prosa)). La adjetivación tiene
menos importancia; el sustantivo y el verbo son ahora las palabras esenciales (quiere dar “el nombre exacto de
las cosas”). Es una poesía estilizada y depurada, en la que el mar es el eje vertebrador. El viaje simboliza el viaje a
la modernidad y hacia su madurez estética.
Le siguen Eternidades, Piedra y cielo y se cierra con La estación total (escrito entre 1923 y 1936). La
intelectualización, la abstracción , la densidad del contenido, la búsqueda del ideal… llevan al autor a dirigirse “a
la inmensa minoría” que, según él, es la minoría sensible.
LA NEGRA Y LA ROSA
“Y se quitó la túnica”: Incluye todo lo escrito durante su exilio. Destacan dos libros: En el otro costado y Dios
deseado y deseante. La poesía se hace más trascendente y depurada, si cabe, hasta llegar a veces a unos extremos
de abstracción que hacen difícil su comprensión. El paso de la vida a la muerte, el dolor de la soledad, el ansia de
eternidad… son los temas predominantes, todo ello envuelto en la constante búsqueda de lo absoluto y en la
referencia a un Dios alejado del cristiano, identificado con la belleza y la naturaleza.
Se me pide que escriba algo en "Universidad" sobre mis ideas ortográficas; o mejor dicho, se me pide que
esplique por qué escribo yo con jota las palabras en “ge”, “gi”; por qué suprimo las “b”, las “p”, etc., en
palabras como “oscuro”, “setiembre”, etc., por qué uso “s” en vez de “x” en palabras como “excelentísimo”,
etc.
Primero, por amor a la sencillez, a la simplificación en este caso, por odio a lo inútil. Luego, porque creo
que se debe escribir como se habla, y no hablar, en ningún caso, como se escribe. Después, por antipatía
a lo pedante. ¿Qué necesidad hay de poner una diéresis en la “u” para escribir “vergüenza”? Nadie dice
“excelentísimo” ni “séptima”, ni “transatlántico”, ni “obstáculo”, etc. Antiguamente la esclamación “Oh” se
escribía sin “h”, como yo la escribo hoy, y “hombre” también. ¿Ya para qué necesita “hombre” la “h”; ni otra,
“hembra”? ¿Le añade algo esa “h” a la mujer o al hombre? Además, en Andalucía la jota se refuerza mucho
y yo soy andaluz .[...]