Está en la página 1de 26

MODERNISMO

Características del movimiento literario: Modernismo

◦ Abundancia de descripciones con imágenes plásticas y color.


◦ Rica adjetivación.
◦ Lenguaje sonoro y sensorial.
◦ Abundancia de recursos estilísticos con fines sensoriales, plásticos y rítmicos, como
aliteraciones, metáforas, sinestesias, desplazamientos semánticos o paralelismos,
bimembraciones, anáforas, etc.
◦ Motivos que se convierten en símbolos (cisne, galerías, jardín).
◦ Temas: soledad y angustia existencial, nostalgia, memoria, que se con creta en motivos como el
otoño, hojas secas, crepúsculos; la rebeldía, el rechazo del mundo circundante, el tedio de vivir…
La mujer aparece como el amor puro virginal e inaccesible y a veces el erotismo y la sensualidad
◦ Métrica: recuperan versos como el alejandrino y versículo, usan versos nuevos como dodecasílabo,
la silva arromanzada, soneto de alejandrinos, versos raros como eneasílabo y el hexámetro.
◦ Léxico complejo con arcaísmos, palabras esdrújulas y neologismos.
◦ Símbolos y motivos: galerías y recovecos del alma, el otoño, las hojas caídas, los atardeceres, los
jardines, las fuentes, la noche, lo misterioso, lo fantástico, los sueños.
◦ Se busca la evasión, y para ello se recurre a la búsqueda de la belleza sensorial, la evasión a
lugares exóticos (orientalismo, americanismo) llenos de belleza. También se recurre al
cosmopolitismo, la bohemia de París
◦ La búsqueda de la evasión también se produce en el tiempo (civilizaciones antiguas; la
caballerosidad de la Edad Media y sus motivos, las culturas precolombinas y el indigenismo; el
siglo XVIII versallesco).
◦ Uso de palabras esdrújulas.
◦ Autores: Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez, ambos en su primera etapa. Obras: Soledades.
Galerías. Otros poemas, de Antonio Machado, y Arias tristes, Jardines lejanos, La soledad
sonora, Sonetos espirituales, Poemas májicos y dolientes, Platero y yo , de Juan Ramón Jiménez

Ejemplo resuelto: Soledades. Galerías. Otros poemas

Jardín de octubre

Y nada importa ya que el vino de oro 11-


rebose de tu copa cristalina, 11A Motivos lujosos
o el agrio zumo enturbie el puro vaso… 11-
Motivos medievales
Tú sabes las secretas galerías 11A
del alma, los caminos de los sueños, 11- Imágenes típicas modernistas
y la tarde tranquila 7a
donde van a morir... Allí te aguardan 11- Romance en endecasílabos y heptasílabos
asonancia
las hadas silenciosas de la vida, 7a Rica adjetivación
y hacia un jardín de eterna primavera 11-
te llevarán un día. 7A Temática: la muerte

Características del Modernismo – Resuelto

Nos encontramos ante un texto de Antonio Machado, de su obra Soledades. Galerías. Otros poemas , de
su primera época, con influencia del Modernismo. Esta influencia la podemos apreciar en varios recursos
del texto.

Un primer elemento que ayuda a encuadrar este texto en el movimiento modernista es el uso de una rica
adjetivación. La poesía modernista es una poesía muy detallista y, para ello, emplea un gran número de
adjetivos que dotan al texto de precisión, de detallismo. Esto lo apreciamos en adjetivos como
“cristalino”, “puro”, “secretas”, “tranquilas”…

Otro recurso que encuadrar este texto en el Modernismo es la evasión. El poeta modernista busca
evadirse de la realidad y para ello recurre a otras épocas, como la medieval, con sus elementos típicos
(“hada”). Junto a esa evasión temporal, el poeta emplea una serie de elementos que dotan al texto de un
ambiente lujoso, exótico, un ambiente que lo aleja de la realidad, con elementos como “el vino de oro” o
“la copa cristalina”.

El texto gira en torno al tema de la muerte y, para desarrollarlo, Machado emplea una serie de
imágenes que son típicas del Modernismo y que se vinculan con ese tema. Son imágenes como las
“galerías”, “el camino”, los “sueños”, la “tarde”, elementos que los poetas vinculan con la muerte (el final
del camino de la vida; el final del día, la tarde o el ocaso…).

Métricamente, el poeta recurre a una de las formas preferidas del poeta modernista, el romance, de
claro carácter medieval, con lo que volvemos a enlazar con esa evasión en el tiempo. Pero aquí el poeta
no emplea un romance típico, sino que el poeta lo pasa por el rodillo modernista y le impregna de
características especiales, como es el uso de versos largos, como el endecasílabo combinados con versos
cortos, como los heptasílabos, recurriendo así a lo que se conoce como una silva arromanzada.
Textos del Modernismo: Antonio Machado

El viajero (de Soledades)

Está en la sala familiar, sombría,


y entre nosotros, el querido hermano
que en el sueño infantil de un claro día
vimos partir hacia un país lejano.

Hoy tiene ya las sienes plateadas,


un gris mechón sobre la angosta frente,
y la fría inquietud de sus miradas
revela un alma casi toda ausente.

Deshójanse las copas otoñales


del parque mustio y viejo.
La tarde, tras los húmedos cristales,
se pinta, y en el fondo del espejo.

El rostro del hermano se ilumina


suavemente. ¿Floridos desengaños
dorados por la tarde que declina?
¿Ansias de vida nueva en nuevos años?

¿Lamentará la juventud perdida?


Lejos quedó -la pobre loba- muerta.
¿La blanca juventud nunca vivida
teme, que ha de cantar ante su puerta?

¿Sonríe el sol de oro


de la tierra de un sueño no encontrada;
y ve su nave hender el mar sonoro,
de viento y luz la blanca vela hinchada?

Él ha visto las hojas otoñales,


amarillas, rodar, las olorosas
ramas del eucalipto, los rosales
que enseñan otra vez sus blancas rosas

Y este dolor que añora o desconfía


el temblor de una lágrima reprime,
y un resto de viril hipocresía
en el semblante pálido se imprime.

Serio retrato en la pared clarea


todavía. Nosotros divagamos.
En la tristeza del hogar golpea
el tictac del reloj. Todos callamos.
Orillas del Duero (de Soledades)

Se ha asomado una cigüeña a lo alto del campanario.


Girando en torno a la torre y al caserón solitario,
ya las golondrinas chillan. Pasaron del blanco invierno,
de nevascas y ventiscas los crudos soplos de infierno.

Es una tibia mañana.


El sol calienta un poquito la pobre tierra soriana.

Pasados los verdes pinos,


casi azules, primavera
se ve brotar en los finos
chopos de la carretera
y del río. El Duero corre, terso y mudo, mansamente.
El campo parece, más que joven, adolescente.

Entre las hierbas alguna humilde flor ha nacido,


azul o blanca. ¡Belleza del campo apenas florido,
y mística primavera!

¡Chopos del camino blanco, álamos de la ribera,


espuma de la montaña
ante la azul lejanía,
sol del día, claro día!
¡Hermosa tierra de España.
(de Soledades)

Yo voy soñando caminos


de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adónde el camino irá?

Yo voy cantando, viajero,


a lo largo del sendero...
—La tarde cayendo está—.
En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día;
ya no siento el corazón.

Y todo el campo un momento


se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.

La tarde más se oscurece;


y el camino se serpea
y débilmente blanquea,
se enturbia y desaparece.

Mi cantar vuelve a plañir:


Aguda espina dorada,
quién te volviera a sentir
en el corazón clavada.
(de Soledades)

Fue una clara tarde, triste y soñolienta —No sé qué me dice tu copla riente
tarde de verano. La hiedra asomaba de ensueños lejanos, hermana la fuente.
al muro del parque, negra y polvorienta...
La fuente sonaba. Yo sé que tu claro cristal de alegría
ya supo del árbol la fruta bermeja;
Rechinó en la vieja cancela mi llave; yo sé que es lejana la amargura mía
con agrio ruido abrióse la puerta que sueña en la tarde de verano vieja.
de hierro mohoso y, al cerrarse, grave
golpeó el silencio de la tarde muerta. Yo sé que tus bellos espejos cantores
copiaron antiguos delirios de amores:
En el solitario parque, la sonora mas cuéntame, fuente de lengua encantada,
copia borbollante del agua cantora cuéntame mi alegre leyenda olvidada.
me guió a la fuente. La fuente vertía
sobre el blanco mármol su monotonía. —Yo no sé leyendas de antigua alegría,
sino historias viejas de melancolía.
La fuente cantaba: ¿Te recuerda, hermano,
un sueño lejano mi canto presente? Fue una clara tarde del lento verano...
Fue una tarde lenta del lento verano. Tú venías solo con tu pena, hermano;
tus labios besaron mi linfa serena,
Respondí a la fuente: y en la clara tarde dijeron tu pena.
No recuerdo, hermana, Dijeron tu pena tus labios que ardían;
mas sé que tu copla presente es lejana. la sed que ahora tienen, entonces tenían.

—Fue esta misma tarde: mi cristal vertía —Adiós para siempre la fuente sonora,
como hoy sobre el mármol su monotonía. del parque dormido eterna cantora.
¿Recuerdas, hermano?... Los mirtos talares, Adiós para siempre; tu monotonía,
que ves, sombreaban los claros cantares fuente, es más amarga que la pena mía.
que escuchas. Del rubio color de la llama,
el fruto maduro pendía en la rama, Rechinó en la vieja cancela mi llave;
lo mismo que ahora. ¿Recuerdas, hermano?... con agrio ruïdo abrióse la puerta
Fue esta misma lenta tarde de verano. de hierro mohoso y, al cerrarse, grave
sonó en el silencio de la tarde muerta.
(de Soledades)

Anoche cuando dormía


soñé ¡bendita ilusión!
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.
Dí: ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
en donde nunca bebí?

Anoche cuando dormía


soñé ¡bendita ilusión!
que una colmena tenía
dentro de mi corazón;
y las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas,
blanca cera y dulce miel.

Anoche cuando dormía


soñé ¡bendita ilusión!
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.
Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.

Anoche cuando dormía


soñé ¡bendita ilusión!
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón.
de Soledades, galerías y otros poemas

La plaza y los naranjos encendidos


con sus frutas redondas y risueñas.

Tumulto de pequeños colegiales


que, al salir en desorden de la escuela,
llenan el aire de la plaza en sombra
con la algazara de sus voces nuevas.

¡Alegría infantil en los rincones


de las ciudades muertas!...
¡Y algo nuestro de ayer, que todavía
vemos vagar por estas calles viejas!
Antonio Machado, Soledades. Galerías. Otros poemas

He andado muchos caminos,


he abierto muchas veredas;
he navegado en cien mares,
y atracado en cien riberas.

En todas partes he visto


caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra,

y pedantones al paño
que miran, callan, y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.

Mala gente que camina


y va apestando la tierra...

Y en todas partes he visto


gentes que danzan o juegan,
cuando pueden, y laboran
sus cuatro palmos de tierra.

Nunca, si llegan a un sitio,


preguntan a dónde llegan.
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja,

y no conocen la prisa
ni aun en los días de fiesta.
Donde hay vino, beben vino;
donde no hay vino, agua fresca.

Son buenas gentes que viven,


laboran, pasan y sueñan,
y en un día como tantos,
descansan bajo la tierra.
Antonio Machado, Soledades. Galerías. Otros poemas

Amada, el aura dice


tu pura veste blanca...
No te verán mis ojos;
¡mi corazón te aguarda!

El viento me ha traído
tu nombre en la mañana;
el eco de tus pasos
repite la montaña...
No te verán mis ojos;
¡mi corazón te aguarda!

En las sombrías torres


repican las campanas...
No te verán mis ojos;
¡mi corazón te aguarda!

Los golpes del martillo


dicen la negra caja;
y el sitio de la fosa,
los golpes de la azada...
No te verán mis ojos;
¡mi corazón te aguarda!
Antonio Machado, Soledades. Galerías. Otros poemas

Me dijo una tarde


de la primavera:
Si buscas caminos
en flor en la tierra,
mata tus palabras
y oye tu alma vieja.
Que el mismo albo lino
que te vista sea
tu traje de duelo,
tu traje de fiesta.
Ama tu alegría
y ama tu tristeza,
si buscas caminos
en flor en la tierra.
Respondí a la tarde
de la primavera:
Tú has dicho el secreto
que en mi alma reza:
yo odio la alegría
por odio a la pena.
Mas antes que pise
tu florida senda,
quisiera traerte
muerta mi alma vieja.
Antonio Machado, Soledades. Galerías. Otros poemas

En medio de la plaza y sobre tosca piedra,


el agua brota y brota. En el cercano huerto
eleva, tras el muro ceñido por la hiedra,
alto ciprés la mancha de su ramaje yerto.

La tarde está cayendo frente a los caserones


de la ancha plaza, en sueños. Relucen las vidrieras
con ecos mortecinos de sol. En los balcones
hay formas que parecen confusas calaveras.

La calma es infinita en la desierta plaza,


donde pasea el alma su traza de alma en pena.
El agua brota y brota en la marmórea taza.
En todo el aire en sombra no más que el agua suena.
Textos del Modernismo: Juan Ramón Jiménez

Parque viejo, de Primeras poesías

Me he asomado por la verja de lo espeso de la umbría,


del viejo parque desierto: como una nube de incienso,
todo parece sumido surje una rosa fantástica,
en un nostáljico sueño. cuyo suavísimo cuerpo
Sobre la oscura arboleda, se adivina, eterno y solo
en el transparente cielo tras mate y flotante velo.
de la tarde, tiembla y brilla Sus ojos clava en los míos,
un diamantino lucero. y, entre las brumas huyendo,
Y del fondo de la sombra, se pierde, callada y triste,
llega, acompasado, el eco en el irse del sendero…
de algún agua que suspira, Desde el profundo boscaje,
al darle una gota un beso. llega, monótono, el eco
de algún agua que responde,
Mis ojos pierdo, soñando, Al darle una gota un beso.
en el vaho del sendero: Y allá sobre las magnolias,
una flor que se moría, en el traslúcido cielo
ya se ha quedado sin pétalos; de la tarde, brilla y tiembla
de una rama amarillenta, una lágrima lucero
al aire trémulo y fresco,
una pálida hola mustia, El jardín vuelve a sumirse
dando vueltas, cae al suelo. en melancólico sueño,
y un ruiseñor, dulce y alto,
Ramas y hojas se han movido, jime en el hondo silencio.
no sé qué turba el misterio:
De Pastorales

Tristeza dulce del campo.


La tarde viene cayendo.
De las praderas segadas
llega un suave olor a heno.

Los pinares se han dormido.


Sobre la colina, el cielo
es tiernamente violeta.
Canta un ruiseñor despierto.

Vengo detrás de una copla


que había por el sendero,
copla de llanto, aromada
con el olor de este tiempo;
copla que iba llorando
no sé qué cariño muerto,
de otras tardes de setiembre
que olieron también a heno.
De Pastorales

Doraba la luna el río


- ¡fresco de la madrugada!-
Por el mar venían olas
Teñidas de luz de alba.

El campo débil y triste


se iba alumbrando. Quedaba
el canto roto de un grillo,
la queja oscura de un agua.

Huía el viento a su gruta,


el horror a su cabaña;
en el verde de los pinos
se iban abriendo las alas.

Las estrellas se morían,


se rosaba la montaña;
allá en el pozo del huerto
la golondrina cantaba.
Remembranzas, de Almas de violeta

Recuerdo que cuando niño


me parecía mi pueblo
una blanca maravilla,
un mundo mágico, inmenso;
las casas eran palacios
y catedrales los templos;
y por las verdes campiñas
vagaba alegre, contento,
inundado de ventura
al mirar el limpio cielo,
celeste como mi alma,
como mi alma sereno,
creyendo que el horizonte
era de la tierra el término…
No veía en su ignorancia
mi inocente pensamiento,
otro mundo más hermoso
que aquel mundo de mi pueblo…;
¡qué blanco, qué blanco todo!
¡todo qué grande, qué bello!
Recuerdo también que un día
en que regresé a mi pueblo
después de largos viajes,
me pareció un cementerio;
en su mezquina presencia
se agigantaba mi cuerpo…;
las casas no eran palacios,
ni catedrales los templos,
y en todas partes reinaban
la soledad y el silencio…
Extraña impresión sentía
buscando en mi pensamiento
la memoria melancólica
de aquellos felices tiempos,
en que no soñaba un mundo
como el mundo de mi pueblo…
¡Cuántas veces, entre lágrimas,
con mis blancos días sueño,
y reconstruyo en mi mente
la visión de aquellos tiempos!
¡Ay! ¡quién de nuevo pudiera
encerrar el pensamiento
en su cárcel de ignorancia!
¡quién pudiera ver de nuevo
el mundo más sonriente
en el mundo de mi pueblo…!
Otoño, de Sonetos espirituales

Esparce octubre, al blando movimiento


del sur, las hojas áureas y las rojas,
y en la caída clara de sus hojas
se lleva al infinito el pensamiento.

¡Qué amena paz en este alejamiento


de todo, ¡oh prado bello, que deshojas
tus flores, oh agua, fría ya, que mojas
con tu cristal estremecido el viento!

¡Encantamiento de oro! ¡Cárcel pura,


en que el cuerpo, hecho alma, se enternece,
echado en el verdor de una colina!

En una decadencia de hermosura,


la vida se desnuda, y resplandece
la excelsitud de su verdad divina.
De Rimas

En el balcón, un momento
nos quedamos los dos solos;
desde la dulce mañana
de aquel día, éramos novios.
El paisaje soñoliento
dormía sus vagos tonos
bajo el cielo gris y rosa
del crepúsculo de otoño.
Le dije que iba a besarla;
la pobre bajó los ojos
y me ofreció sus mejillas
como quien pierde un tesoro.
Las hojas muertas caían
en el jardín silencioso,
y en el aire fresco erraba
un perfume de heliotropos.
No se atrevía a mirarme;
le dije que éramos novios,
y las lágrimas rodaron
de sus ojos melancólicos.
De La soledad sonora

Viene una esencia triste de jazmines con luna


y el llanto de una música romántica y lejana…
De las estrellas baja, dolientemente, una
brisa con los colores nuevos de la mañana…

Espectral, amarillo, doloroso y fragante,


por la niebla de la avenida voy perdido,
mustio de la armonía, roto de lo distante,
muerto entre los rosales pálidos del olvido…

Y aún la luna platea las frondas de la tibieza


cuando ya el día rosa viene por los jardines,
anegando en sus lumbres esta vaga tristeza
con música, con llanto, con brisa y con jazmines.
De La soledad sonora

¡Hermano de mi alma! ¡Oh rosal amarillo,


que esta tarde de otoño te inflamas de belleza,
qué enfermo se hace el sol para tu dulce brillo,
rosal del sol, de hueso, de olvido y de tristeza!

¡Corazón, alma en flor, oh rosal ignorado,


de rosas amarillas y perfume doliente!,
¿por qué, en este rincón de jardín olvidado
te mustias, en un sueño de auroras de poniente?

¿Cuál ilusión errante envuelves en fragancia?


¿Quieres un sur de nieve, quiere un norte de oro?
¿A qué exhalas tan triste perfume de distancia
si tienes en ti mismo, ¡oh rosal!, tu tesoro?
Juan Ramón Jiménez, La soledad sonora

Pájaro errante y lírico, que en esta floreciente


soledad de domingo, vagas por mis jardines,
del árbol a la yerba, de la yerba a la fuente
llenas de hojas de oro y caídos jazmines…

¿qué es lo que tu voz débil dice al sol de la tarde


que sueña dulcemente en la cristalería?
¿eres, como yo, triste, solitario y cobarde,
hermano del silencio y la melancolía?

¿Tienes una ilusión que cantar al olvido?


¿una nostaljia eterna que mandar al ocaso?
¿un corazón sin nadie, tembloroso, vestido
de hojas secas, de oro, de jazmín y de raso?
Juan Ramón Jiménez, Adolescencia, de Primeras poesías

En el balcón, un instante
nos quedamos los dos solos.
desde la dulce mañana
de aquel día éramos novios.
-El paisaje soñoliento
dormía sus vagos tonos,
bajo el cielo gris y rosa
del crepúsculo de otoño-.
Le dije que iba a besarla;
bajó, serena, los ojos
y me ofreció sus mejillas
como quien pierde un tesoro.
-Caían las hojas muertas,
en el jardín silencioso,
y en el aire erraba aún
un perfume de heliotropos-.
No se atrevía a mirarme;
le dije que éramos novios,
...y las lágrimas rodaron
de sus ojos melancólicos.
Juan Ramón Jiménez, Alegría nocturna, en Baladas de primavera

¡Allá va el olor
de la rosa!
¡Cójelo en tu sinrazón!

¡Allá va la luz
de la luna!
¡Cójela en tu plenitud!

¡Allá va el cantar
del arroyo!
¡Cójelo en tu libertad!
Juan Ramón Jiménez, Un jardín que nos consuele,de Jardines lejanos

Cuando el corazón nos duele


por causa de una mujer,
qué dulce es poder tener
un jardín que nos consuele!

A veces, una violeta,


en la más larga avenida,
es buena para la herida
de un corazón de poeta.

Es la fragancia, que envuelve


la pena del corazón,
que hace cantar la canción
de lo que ya nunca vuelve...

Brisa triste, brisa en calma


de mi jardín florecido,
¿dónde encuentras ese olvido
que pones sobre mi alma?

Di, brisa ¿en qué blanco cielo,


en qué fuentes, en qué lumbres
recoges tus mansedumbres
y tus voces de consuelo?

...Pues que tan triste frescor


tienes, violeta, y tú, brisa,
¿a qué quiero la sonrisa
de sus dos labios en flor?

Qué dulce es poder tener


un jardín que nos consuele,
cuando el corazón nos duele
por causa de una mujer¡

También podría gustarte