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A UN OLMO SECO

Al olmo viejo, hendido por el rayo


y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.

¡El olmo centenario en la colina


que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.

No será, cual los álamos cantores


que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.

Ejército de hormigas en hilera


va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.

Antes que te derribe, olmo del Duero,


con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas en alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
De Campos de Castilla

El poema titulado “Al olmo seco” es del poeta sevillano Antonio Machado, y pertenece al
libro Campos de Castilla, publicado en 1912.
Antonio Machado nace en Sevilla en 1875 y en 1883 se traslada a Madrid y ya no vuelve a
su tierra natal. A lo largo de su vida pasa por grandes vicisitudes y contratiempos, tanto políticos
como económicos. Empieza a colaborar en distintas revistas modernistas y en 1903 aparece su
primer libro, Soledades. También se publica la segunda edición de Soledades, galerías y otros
poemas en la que suprime algunos de lo poemas anteriores y añade otros nuevos. En esta segunda
edición, se propone distanciarse del lenguaje modernista y avanza sustancialmente en su línea
intimista. Se acentúa la nostalgia de la infancia y la juventud perdidas. El amor es tratado con tonos
más graves y el problema de Dios se intensifica considerablemente.
Durante este periodo hay una gran influencia del simbolismo y del romanticismo
tardío. Bécquer y los poetas franceses dejaron huellas profundas en él. Los simbolistas se proponen
ir más allá de lo sensible y, así, descubrirán lo que late bajo las apariencias en consonancia con el
alma del poeta. Para ello se cultiva el arte de sugerir: Los símbolos. Así en Machado, motivos
como la tarde, el agua, la noria, las galerías, constituyen símbolos de
realidades profundas, de obsesiones íntimas. También habla entonces de un “íntimo
monólogo”, de una poesía hecha mirando hacia dentro. La temática de Soledades gira en torno
a hondas cuestiones: el tiempo de la vida humana, la muerte, el problema de Dios… Con estos
temas se engarzan otros como la infancia, los sueños, el paisaje y el amor. Un amor soñado o un
amor perdido. Los sentimientos que abundan son de soledad y melancolía, el hastío de la vida, la
angustia vital y el sinsentido. En Machado la fusión de paisaje y alma, simbiosis de simbolismo e
intimismo, será central. Una serie de motivos temáticos se repiten. El camino será el símbolo del
vivir, el devenir; El jardín, la intimidad; la tarde, el alma del poeta; la fuente,
símbolo de ilusiones y esperanzas; el río, el fluir de la vida hacia la muerte, y la muerte, el mar. Por
otra parte hay en Soledades notas de estilo modernistas, tanto en sus recursos verbales como en su
métrica. Sin embargo la forma métrica más utilizada es la silva asonantada. En 1907 es destinado al
instituto de Soria, donde se casará con Leonor Izquierdo.
En 1912 publica la primera edición de Campos de Castilla, en el que se refleja su
preocupación por España, el amor a la naturaleza y los enigmas del hombre. Pero sobre todo
destacamos el paisaje y las gentes de Castilla. Es cierto que se produce una apertura del yo al
nosotros, pero lo que aparentemente parece, y es que el poeta se limita a presentar el paisaje que
aparece ante sus ojos, se desdice con la subjetividad de su descripción. Machado nos da una
interpretación del alma de esa tierra en sintonía con su propia alma. Selecciona el paisaje desde
su sensibilidad. Así recoge sobre todo, por un lado, lo adusto y austero, y por otro, lo recio y lo
fuerte. Machado selecciona todo lo que sugiere soledad, decadencia, fugacidad, muerte. Hay una
visión lírica y una visión crítica de Castilla. Una captación de la belleza del paisaje en fusión
con su alma, y un reflejo de la miseria, la decadencia, la desertización, las ruinas de los
pueblos… ligado con su profunda preocupación patriótica. Y es esta visión crítica la que
entronca a Machado con los regeneracionistas, quienes criticando la política del momento y
proponiendo reformas en los distintos ámbitos de la sociedad, pretendían cambiar el país. También,
con la generación del 98, intimista, preocupada por España, y con un aguzado lirismo por el
paisaje. Como miembro de la Generación del 98, comparte una serie de características que lo
definen particularmente: su formación intelectual, las relaciones personales, el desastre del 98 y los
actos colectivos,… refleja en sus poemas la preocupación por España, la España pobre, el atraso del
país, de sus gentes y de sus pueblos.
Utiliza la exaltación de su paisaje, de Castilla y el paisaje castellano, el paisaje como reflejo
íntimo del alma del poeta. Critica el atraso y la pobreza, pero también exalta de manera lírica el
paisaje. Esta utilización del paisaje como reflejo del alma y de la preocupación del poeta, lo
vemos claramente en el poema que comentamos.

Muere su mujer por una hemoptisis y renuncia a la beca que le habían otorgado para irse a
estudiar a París. Lo trasladan a Baeza donde se publicará la 2ª edición de Campos de Castilla, en la
que se intensifica su preocupación por España y abandona el pesimismo de la abulia. Supera por
tanto al 98 sintiéndose comprometido con una España joven, con la España que surge y está viva.
Aparece otra edición en 1919 de Soledades, galerías y otros poemas y de Poesías completas en
1917.
En 1924 nace Nuevas canciones, cuya nota predominante será el centenar de proverbios y
cantares presentes en el mismo. Sentencias y pensamientos paradójicos u oscuros, reflejos de sus
inquietudes filosóficas. El camino emprendido en Nuevas canciones lleva directamente a los
apócrifos, filosofía poética y de nueva aventura literaria.
De un cancionero apócrifo (1926) es la continuación de la lírica machadiana. Sus diversos
capítulos aparecieron sueltos en distintas revistas y más tarde se fueron incorporando a sus obras
completas. Agrupa textos de diversa índole y cabe destacar la composición de los dos poetas
inventados: Abel Martín y Juan de Mairena.
En 1928 se traslada a Segovia, donde conocerá a Pilar de Valderrama, Guiomar en sus
poemas. En 1928 y 1933 aparecen nuevas ediciones de Poesías completas. Así mismo, en 1933, se
publica la obra La tierra de Alvargonzález. En 1931 es destinado al instituto “Calderón” de Madrid
y en 1936 aparece la cuarta edición de Poesías completas (añade poemas a Guiomar)
En la guerra, un puñado de poemas nacieron para despertar el sentimiento colectivo:
Poesías de guerra (1936-1939), de temas variados, y con los que el poeta pretende estar “a la
altura de las circunstancias”. Destacamos “El crimen fue en Granada”, desgarradora elegía a
Federico García Lorca.
En 1938 es evacuado a Barcelona y en 1939 a la frontera francesa, donde morirá enfermo y
cansado.
Hombre bondadoso y modesto, retraído y tímido y alejado durante mucho tiempo de los
círculos artísticos y culturales. Defensor de una cultura para todos y preocupado profundamente por
España. Desde el punto de vista político, fue un liberal republicano, y un gran defensor de la
democracia. De gran influencia modernista aunque intimista, Machado escribe mirando hacia
adentro, tratando de apresar los universales del sentimiento. Entre sus temas destacamos: el
tiempo, la muerte, Dios y todo lo que gira en torno al destino del hombre y a la condición
humana. Pero también aparecen evocaciones de paisajes, recuerdos de infancias y un amor
más soñado que vivido. Soledad, angustia o melancolía son los resultados de ese mirar hacia el
fondo del alma.
Es indiscutible la angustia vital en la que se vio inmerso Machado con la enfermedad de
Leonor. Lo cerca que vio el deterioro y su decadencia. Por eso, el olmo viejo que reverdece (la
esperanza del poeta ante la enfermedad de su mujer).
El tema fundamental es la esperanza del poeta por la recuperación de su mujer enferma,
y el desconsuelo y angustias profundos que le genera su enfermedad. En cuanto a su estructura
externa, podemos observar una sucesión de versos heptasílabos y endecasílabos con rima
consonante y algún verso suelto. Por tanto, constituyen una silva. Así mismo, la estructura interna
la configuran tres partes fundamentales: una primera parte formada por los quince versos primeros,
en los que Machado hace una descripción del olmo viejo pero reverdecido en una de sus ramas. Una
segunda parte que abarca desde el verso dieciséis hasta el veintiséis, donde a través de un vocativo,
(dirigido a la vida) el poeta manifiesta que antes de que llegue la muerte quiere albergar la
esperanza de su renacer primaveral (de Leonor), esperanza que abarcan los últimos cinco versos y
que constituyen la tercera parte.
Desde el punto de vista literario, evidentemente nos encontramos ante un texto
perteneciente al género lírico, idóneo para la expresión subjetiva de los sentimientos del poeta.
Destacamos la función estética, que se evidencia en la abundancia de los recursos literarios
presentes. Así encontramos personificaciones en “El olmo centenario en la colina que lame el
Duero”, “Ejército de hormigas en hilera va trepando por él”, “antes que el río hasta la mar te
empuje”, utilizadas para la descripción. Metáforas en: “quiero anotar en mi cartera”, “Mi corazón
espera”, “otro milagro de la primavera”, referidas todas a la esperanza del poeta. Una comparación
en: “No será, cual los álamos cantores que guardan el camino y la ribera, habitado de pardos
ruiseñores”, aludiendo a la salud, y el paralelismo de la segunda parte del poema “antes que” que
resaltamos especialmente, ya que a través de ella Machado pone el énfasis en el presente con vida
(frente al futuro y la muerte). Y por último, múltiples encabalgamientos que contribuyen a su rima y
estructura, además de resaltar algunos términos como “espera” y “también” con las que cierra el
poema.
Señalamos también la función apelativa del lenguaje que se hace explícita en el poema a
través de los vocativos “olmo del Duero” y “olmo” dirigidos a la vida. Con una visión laica de la
existencia, Machado manifiesta la esperanza que tiene en un milagro de la vida con respecto a la
salud de su mujer (“Hacia la luz y hacia la vida”), y la función representativa que queda patente a
través de la descripción que Machado hace del olmo, pues refleja, por un lado, la naturaleza misma,
y por otro, su simbología: el alma desconsolada del poeta y su esperanza final: “…un musgo
amarillento…”, “…al tronco carcomido y polvoriento”; “…urden sus telas grises las arañas.”;
“hacia la luz y hacia la vida”.
Desde el punto de vista lingüístico, en el nivel léxico-semántico podemos hablar del campo
semántico de la naturaleza: olmo, rayo, lluvia, valles, río, mar, colina, rama…, así como del campo
semántico de los colores: verdes, amarillentos, pardos, grises, blancas,…Desde el punto de vista
morfosintáctico, advertimos la presencia de múltiples adjetivos calificativos y especificativos (es
más común encontrar epítetos): viejo, carcomido,
polvoriento, seco, amarillento, referidos todos a la vejez del olmo. Adjetivos opuestos: “cantores” y
“verdecidas” que, por el contrario, reflejan la vida, la fuerza y la juventud. También destacamos el
presente de los verbos con valor presente y futuro: lame, mancha, convierta, empuje, derribe,
tronche… (Los dos últimos de significación violenta) y el futuro “será” ausente de juventud, que
relacionamos con el adverbio “Mañana”, (convertido en leña para la hoguera). … Podemos señalar
igualmente el gerundio del poema, “trepando”, forma verbal utilizada mucho por Machado para
reflejar su propia concepción de la poesía: “Palabra en el tiempo, aquella que es capaz de apresar el
sentimiento íntimo, que como todo en la vida humana es un imparable discurrir.” Para finalizar
hablamos de la modalidad oracional enunciativa como la predominante, a pesar de la carga afectiva
del poema. Sin embargo, esta modalidad se rompe con la exclamación “¡El olmo centenario en la
colina que lame el Duero!”. No podemos cerrar este apartado sin resaltar una sucesión de
sustantivos que giran en torno al eje central del poema, pues, por un lado, reflejan la vejez y el
peligro de la muerte, y por otro, la vida y la esperanza: olmo, hojas, hacha, yugo, torbellino, mar;
rama, corazón, primavera, álamos y río.
Para finalizar, señalamos algunos de los símbolos que tanto usaba Machado en su poesía
como influencia del Simbolismo: El río y el mar, vida y muerte respectivamente, y que nos
recuerdan a Jorge Manrique: “Nuestras vidas son los ríos/ que van a dar a la mar/ que es el morir”.
El olmo, símbolo del alma del poeta, el camino, símbolo del transcurso de la vida, y el álamo,
símbolo de juventud y fuerza.
Si entre sus versos se nutre la desesperación por la enfermedad de Leonor y el deseo
profundo de que la vida le regale otro tiempo con ella, no es tampoco descabellado ver en sus
palabras, la esperanza de una nueva España que andaba por llegar.

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