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El interior del corazón está formado por cuatro cavidades: dos aurículas y dos
ventrículos. Estas cavidades están separadas entre sí, externamente por
el surco interauricular e interventricular que se unen en la cruz del corazón, e
internamente por el septum o tabique interauricular e interventricular que constan
una parte muscular y otra fibrosa.
Presenta cuatro estructuras valvulares: dos auriculoventriculares que comunican
cada aurícula con su ventrículo (mitral, entre aurícula y ventrículo izquierdo y
tricúspide, entre aurícula y ventrículo derecho) y dos válvulas sigmoideas (aórtica,
a la salida del ventrículo izquierdo y pulmonar, a la salida del ventrículo derecho).
La válvula mitral es bicúspide y las otras tres tienen tres velos. Las cavidades
derechas bombean la sangre desde la circulación sistémica (a través de las venas
cavas superior e inferior) hasta la circulación pulmonar y las cavidades izquierdas
bombean la sangre que llega desde la circulación pulmonar a la circulación
sistémica. Su tamaño vario con la edad, sexo y la superficie corporal del individuo,
aunque en una persona adulta normalmente oscila entre los 220-300g.
Las venas del cuerpo (representadas de color azul) se encargan de recoger el
dióxido de carbono y los desechos desde las diferentes partes del cuerpo. Esta
sangre entra en el corazón a través de la aurícula derecha, desde donde va a
pasar al ventrículo derecho y desde ahí se va a enviar a los pulmones donde
expulsará el dióxido de carbono y se cargará de oxígeno. Una vez realizado este
intercambio, la sangre oxigenada (representada en color rojo) regresará al lado
izquierdo del corazón (aurícula izquierda), para pasar luego al ventrículo izquierdo
desde donde se enviará a través de las arterias (representadas con el color rojo) a
todas las partes del cuerpo aportando el oxígeno necesario a cada una de las
células.
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HIPERTENSION
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Fisiopatología
Enfermedad cardiovascular
No cabe duda de que la HTA está reconocida como el mayor factor de riesgo en
todo tipo de patologías cardiovasculares, incluida la insuficiencia cardíaca, la
cardiopatía isquémica y las enfermedades periféricas vasculares. La incidencia de
infarto de miocardio y de enfermedad coronaria es mucho mayor en la población
hipertensa que en la normotensa, por lo que la HTA constituye una de las
principales causas de muerte cardíaca.
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Riñón
En el riñón, la HTA produce nefroangiosclerosis. En los estadios iniciales
coexisten glomérulos normales con lesionados. Éstos muestran aspecto isquémico
con engrosamiento de las paredes capilares. Los glomérulos isquémicos se
contraen de forma progresiva y la cápsula de Bowman sufre un depósito de
colágeno intracapsular en su cara interna. A medida que la lesión progresa se
convierte en nefrosclerosis maligna y aparecen hemorragias capsulares, se
forman gotas lipídicas y los glomérulos muestran separaciones entre el endotelio y
la membrana basal, con depósitos de fibrina. Se acompaña de un cuadro de
hematuria, proteinuria e insuficiencia renal, pudiendo llegar a la anuria.
Globo ocular
Aparecen una serie de lesiones oculares relacionadas con el grado de
hipertensión. Se produce un estrechamiento generalizado de las arteriolas. En
principio aparece un brillo de las arteriolas, que sufren una ligera depresión
marcando las partes del estrechamiento. Cada vez sufren una depresión más
clara y se habla de arteriolas en hilo de cobre. Cuando ya es muy avanzada
aparecen cambios en el trayecto de las venas, que se denominan «en hilo de
plata». El aumento de la presión arterial provoca anomalías en la contractibilidad
de la musculatura vascular, originando zonas de sobredistensión que provocan
turbulencias lesivas sobre la pared Pueden presentarse hemorragias y exudados
que se clasifican en función del número de cuadrantes que afectan. Cuando la
hipertensión es de predominio diastólico se produce una vasoconstricción
segmentaria, disminuyendo el calibre arteriolar y perdiéndose la relación
arteria/vena; con el tiempo aparecen lesiones como hemorragias, accidentes
vasculares e infiltrados de lípidos. Cuando fracasa la perfusión retiniana se
necrotiza la arteriola terminal.
Cerebro
Una de las mayores complicaciones de la HTA son los accidentes
cerebrovasculares. El aumento de la presión arterial puede provocar hemorragias
cerebrales y, en presencia de aterosclerosis, trombosis. También son frecuentes
las encefalopatías hipertensivas, que es un síndrome neurológico caracterizado
por cefaleas, somnolencia, vértigo, confusión y, en último termino, convulsiones y
un estado de coma.
Entre los accidentes cerebrovasculares destacan los siguientes:
Hemorragias subaracnoideas. Se produce una rotura del aneurisma que provoca
cefalea intensa, rigidez de la nuca y ausencia de signos neurológicos focales.
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Hemorragias intraparenquimatosas. Ocasiona una intensa cefalea, náuseas,
vómitos y defectos sensoriales. Las alteraciones neurológicas dependen de la
localización, siendo las talámicas las que presentan un pronóstico más
complicado, mientras que las pontianas producen cuadriparesia y un coma
profundo.
Clasificación
La clasificación se puede hacer atendiendo a varios criterios: según el valor de la
presión arterial, según el grado de repercusión visceral, según la etiología y según
el grado de actividad de renina plasmática.
Hipertensión renal
Las alteraciones en la hemodinámica intrarrenal contribuyen a la patogenia de la
HTA, y cualquier oclusión en las arterias renales produce un aumento en la
presión arterial. La nefroesclerosis, la glomerulonefritis, la nefropatía diabética,
infartos renales, trombosis renales, tumores, etc. pueden provocar HTA.
Otro mecanismo por el cual la enfermedad renal posee un papel en la patogenia
de la hipertensión está relacionado con la capacidad que tiene el riñón para
excretar sal y agua. Un aumento en la retención de sodio y líquidos produce un
incremento de la presión arterial.
Hipertensión endocrina
La aldosterona provoca HTA como consecuencia de un aumento en la retención
de sodio. Esta hormona es secretada por la zona glomerular de la corteza
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suprarrenal, y en el aldosteronismo primario la velocidad de secreción aumenta y
se vuelve autónoma. La hipertensión resultante es consecuencia del aumento en
la retención de sodio y en el volumen plasmático.
Los esteroides también poseen un efecto mineralocorticoide, por lo que en el
síndrome de Cushing es característica la HTA. También la hiperplasia renal
congénita se acompaña de un exceso de mineralocorticoides e hipertensión.
Hipertensión genética
Los sujetos procedentes de progenitores con HTA padecen la enfermedad con
mayor frecuencia que aquellos cuyos padres no la padecieron, demostrándose
que la hipertensión puede tener una base genética. En la actualidad ya es un
hecho, constatado mediante estudios epidemiológicos, que existe una mayor
incidencia de la HTA en familiares de sujetos con la patología establecida,
fenómeno denominado como «agrupación familiar».
Hipertensión neurogénica
En las regiones laterales y posteriores del hipotálamo hay centros presores que
producen aumentos agudos de la presión arterial, por lo que la lesión cerebral de
estructuras que controlan la actividad simpática puede inducir HTA crónica.
El sistema nervioso constituye el mecanismo de control más rápido de la presión.
Un aumento de la actividad nerviosa simpática modifica la liberación de renina y
de aldosterona, alterando la capacidad renal para excretar sodio y agua, al mismo
tiempo que provoca vasoconstricción arteriolar.
Hipertensión dependiente de renina
El sistema renina-angiotensina-aldosterona puede participar en la patogenia de la
HTA. La angiotensina II se forma a partir de la angiotensina I por acción de la
enzima de conversión de la angiotensina (ECA), siendo un potente
vasoconstrictor. Además, la ECA inhibe la formación de cininas, que actúan como
sustancias vasodilatadoras.
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Factores de riesgo
Obesidad
La obesidad ha sido ampliamente reconocida como un factor de riesgo para el
desarrollo de HTA. Es común en todas las sociedades desarrolladas. El
mecanismo por el cual la obesidad y la distribución de la grasa a nivel abdominal
provoca un mayor riesgo de HTA no es conocido. Se ha observado que la pérdida
de peso se correlaciona con una disminución de las cifras de PA.
Resistencia a la insulina
La resistencia a la insulina es un trastorno metabólico que se manifiesta por una
reducción en la utilización de la glucosa en el músculo esquelético periférico. El
hecho de que ciertos grupos étnicos no presenten asociación entre la resistencia a
la insulina y la hipertensión significa probablemente, que están participando tanto
mecanismos genéticos como fenómenos ambientales, que contrarrestan la
influencia de la insulina. No todos los individuos que presentan resistencia a la
insulina son hipertensos y la mayoría de los hipertensos no obesos no presentan
resistencia a ella. Sin embargo, ambas alteraciones se presentan juntas con una
frecuencia mucho mayor de lo que se esperaría por azar. La insulina favorece la
retención renal de sodio (Na) con el consecuente aumento del volumen
intravascular, incrementa la actividad del Sistema Nervioso Simpático aumentando
las resistencias periféricas y el gasto cardíaco, favorece la proliferación de las
células musculares lisas, facilitando la aterogénesis y parece provocar, una
alteración en el transporte transmembrana, incrementando la concentración de Ca
intracelular y aumentando la resistencia vascular.
Alcohol
Se han descrito varios posibles mecanismos por los que el alcohol media su efecto
en la PA:
– Aumento de los niveles de renina-angiotensina y/o de cortisol.
– Efecto directo sobre el tono vascular periférico, probablemente a través de
interacciones con el transporte del calcio.
– Alteración de la sensibilidad a la insulina15.
– Estimulación del Sistema Nervioso Central16.
– Depleción de magnesio que podría provocar vasoespasmo e HTA.
Ingesta de sal
El aporte excesivo de Na induce hipertensión por aumento del volumen sanguíneo
y de la precarga, lo cual eleva el gasto cardíaco. Son predictores clínicos de
sensibilidad a la sal: obesidad, edad avanzada, raza negra, niveles bajos de renina
plasmática, actividad incrementada del Sistema Nervioso Simpático (SNS) y
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presencia de enfermedades concomitantes tales como la insulínresistencia/DM y
la insuficiencia renal y la microalbuminuria, patrón no dipper (ausencia del
descenso nocturno de la PA). pero con mayor incremento relacionado con la edad
en el caso de los hipertensos, indicando que la elevación de la presión arterial con
la edad puede ser un reflejo de la sensibilidad a la sal.
Estrés
Existe un mecanismo por el que el estrés intermitente se puede traducir en
hipertensión sostenida. La adrenalina secretada en la médula suprarrenal induce
cambios mucho más importantes y prolongados de la PA que la relativamente
breve respuesta de huida. Estimula los nervios simpáticos y además actúa sobre
el receptor beta 2 presináptico, para facilitar la liberación de más noradrenalina
(NA). Además puede haber una alteración en la recaptación neuronal de NA en
individuos con hipertensión esencial que dejaría expuestas las células vulnerables
a niveles más elevados de NA.
Medidas dietéticas
Se sugiere que puede haber una correlación inversa entre la ingesta de potasio y
la HTA. El exceso de sodio produce menos efectos sobre la presión si éste se
administra con potasio, debido a que aumenta la excreción de sodio por el riñón.
Algunos investigadores también consideran que el calcio puede afectar a la
presión arterial, pero hay datos que apoyan distintas teorías y es difícil extraer
conclusiones. Si se confirma su influencia, sería recomendable tenerlo en
consideración, sobre todo al analizar la dureza de las aguas.
Café
Un sujeto hipertenso no debe sobrepasar los 300 mg de cafeína por día
(aproximadamente unas 3 tazas). La cafeína es un excitante que produce
taquicardia y un aumento en la resistencia vascular cerebral, siendo capaz de
elevar la presión arterial sistólica de forma transitoria, aunque carezca de efectos a
largo plazo o sobre la prevalencia de la HTA en la población.
Tabaco
Aunque en algunos casos la población fumadora tiene unos valores de HTA
inferiores a los de la no fumadora, este hecho probablemente se debe a una
reducción del peso corporal, parámetro que incide directamente en la presión
sanguínea. En cualquier caso, las innumerables repercusiones cardiovasculares
desfavorables hacen recomendable reducir o suprimir el consumo de tabaco.
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Manifestaciones clínicas
La mayoría de las personas con presión arterial alta no tienen signos ni síntomas,
incluso si las lecturas de presión arterial alcanzan niveles peligrosamente
elevados.
Algunas personas con presión arterial alta pueden tener dolor de cabeza, dificultad
para respirar o sangrado nasal, pero estos signos y síntomas no son específicos y,
por lo general, no se presentan hasta que dicho trastorno alcanza una etapa grave
o potencialmente fatal.
Diagnostico
Monitoreo ambulatorio. Esta prueba de control de la presión arterial durante 24
horas se utiliza para confirmar si tienes la presión arterial alta. El dispositivo
utilizado para esta prueba mide tu presión arterial a intervalos regulares durante
un período de 24 horas y brinda un panorama más preciso de los cambios en la
presión arterial en el transcurso de un día y noche promedios. Sin embargo, esos
dispositivos no están disponibles en todos los centros médicos y es posible que no
se reembolsen.
Análisis de laboratorio. El médico puede recomendarte una prueba de orina
(análisis de orina) y análisis de sangre, incluida una prueba de colesterol.
(ECG). Esta prueba rápida e indolora mide la actividad eléctrica del corazón.
Ecocardiograma. En función de los signos y síntomas y de los resultados de las
pruebas, tu médico puede solicitar un ecocardiograma para verificar si hay más
signos de enfermedad cardíaca. Un ecocardiograma utiliza ondas de sonido para
producir imágenes del corazón.
Tratamiento
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No obstante, a veces, los cambios en el estilo de vida no son suficientes. Si la
dieta y el ejercicio no ayudan, tu médico puede recomendarte medicamentos para
bajar la presión arterial.
Eres un adulto sano menor de 65 años con un riesgo del 10 por ciento o más
de padecer una enfermedad cardiovascular en los próximos 10 años.
Los medicamentos que se utilizan para tratar la presión arterial alta incluyen los
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sustancia química natural que los estrecha. Los antagonistas de receptores
de la angiotensina II incluyen el candesartán (Atacand), el losartán (Cozaar) y
otros.
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Antagonistas de la aldosterona. Estos medicamentos también se
consideran diuréticos. Algunos ejemplos son la espironolactona y la
eplerenona (Inspra). Estos medicamentos bloquean el efecto de un químico
natural que puede ocasionar la acumulación de sal y líquidos, lo cual
contribuye a la aparición de presión arterial alta. Se pueden utilizar para tratar
la hipertensión resistente.
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Cambiar los medicamentos para la presión arterial alta para determinar las
combinaciones y dosis más adecuadas
Revisar todos los medicamentos que tomas, incluyendo aquellos que tomas
para otras afecciones o compras sin receta médica
Complicaciones
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Referencias
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1. C. Maicas Bellido ELFJAL. Hipertension arterial. V ed. Borreguero DLJJ, editor. Madrid : AULA
MÉDICA EDICIONES (Grupo Aula Médica, S.L.); 2018.
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