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Así como en nuestro cuerpo alternamos estados de salud y de enfermedad, así la situación de
“salud” de tu vida vocacional puede alternar con otras situaciones en las que esa salud se ve
afectada. El siguiente ejercicio no pretende catalogar o etiquetar a las personas como sanas o
enfermas, sino ayudarte a descubrir y reconocer que hay situaciones y aspectos de tu vida
vocacional en los cuales se puede reconocer cierta afectación, y por ello es conveniente
revisarlos y poner remedio.
Hablar de salud vocacional no significa que la vocación sea una realidad conseguida o
acabada, al contrario, se trata de reconocer un camino en el cual el hombre se está haciendo
continuamente. La vivencia de los valores vocacionales nunca es un absoluto ni una posesión;
al contrario, permanecemos en la humilde búsqueda de esos valores que rebasan con mucho
nuestra capacidad humana porque sólo podemos hacerlos vida en dependencia de la gracia de
Dios y con la constante ayuda de los hermanos.
Este pequeño autoexamen en torno a los indicadores de tu salud vocacional y sus contrarios,
como meros indicadores que pueden variar según las circunstancias, puedes repetirlo en
distintos momentos porque intenta señalar lo que ocurre aquí y ahora con tus actitudes
vocacionales. Por medio de él se quiere insistir en la importancia de cuidar tu propia vocación,
de poner atención a los puntos débiles, y de buscar mayores equilibrios en tu personalidad. Se
trata de ser consciente de lo que te ocurre, de no vivir distraído.
Para hacer esta prueba, observa la siguiente tabla. En cada fila aparecen cuatro indicadores.
Coloca una señal en el indicador que se repite con mayor frecuencia en tu comportamiento.
Pregúntate: ¿qué es lo que me ocurre más frecuentemente? Intenta ser sincero contigo mismo,
reconociendo la verdad. No puedes poner puntos intermedios, sino que tienes que elegir uno de
los cuatro. Tampoco puedes dejar filas en blanco. Si te surgen dudas, señala hacia lo que más te
ocurre.
Después de hacer el ejercicio, sigue las normas de evaluación de este. Puedes atreverte a mirar
los resultados con apertura, anticipación y buen humor, tal como hemos indicado, y por ello te
puedes animar a compartirlos con otras personas.
1
HERMANDAD DE SACERDOTES OPERARIOS DIOCESANOS, Desarrollo e integración personal, 108-111, Servicios de Animación
Vocacional Sol, México 2012.
PRUEBA DE SALUD VOCACIONAL
Indicadores de
Indicadores
salud vocacional Puntos intermedios (1)
contrarios (0)
(2)
Serenidad Inquietud Nerviosismo Irritación
Hay una experiencia El intento por vivir La tensión interior por La tensión se torna
serena de la vida y los valores provoca vivir los valores irritabilidad. La
de los valores cierta inquietud en el provoca un estado de vivencia de los valores
vocacionales. El tono vital de la permanente resulta angustiosa o
1
tono general de la persona, se percibe en nerviosismo que en estresante. El tono
persona es de alegría ella un tono de ciertos momentos general de la persona
y de paz consigo tensión interior más o compromete su es de tensión.
misma. menos incómoda. estabilidad.
Indicadores de
Indicadores
salud vocacional Puntos intermedios (1)
contrarios (0)
(2)
primera oportunidad.
Indicadores de
Indicadores
salud vocacional Puntos intermedios (1)
contrarios (0)
(2)
la capacidad de aprovecha lo que se le defensivas, aunque al corrección. Tiende a
percibir el lado dice. final acepta. justificarse.
oscuro de su
personalidad.
Tendencia al Búsqueda del Descuido de algunos Polarización en una
equilibrio equilibrio aspectos actividad
Sabe vivir los Aunque de repente Hay un descuido Privilegia una
diversos momentos descuida unos notable de unos actividad en
con intensidad, y aspectos, reacciona aspectos a favor de detrimento de otras.
9 aunque es libre buscando el otros, sobre todo en Se adivina un
para sacrificar equilibrio entre los momentos en los que desequilibrio en su
espacios de gozo, diversos factores de se ve sometido a capacidad de trabajar
también sabe su personalidad. presión. y descansar.
disfrutarlos.
Normas de evaluación:
Los indicadores que has seleccionado de la primera columna valen 2 puntos.
Los de la segunda o tercera columna, valen un punto.
Los de la tercera columna no valen nada.
La máxima suma que puedes tener es de 20 puntos. El mínimo es 0.
Lo importante no es el número de puntos que sumes, sino que te hagas consciente de aspectos
en los cuales es necesario madurar.
El estado ideal de la persona que emprende un camino vocacional no es el de una vía recta, sin
ningún tropiezo. Esto no sería real. Más bien es el de la aguda conciencia de todo lo que falta
para poder vivir con transparencia los valores vocacionales y de ir afrontando estas dificultades
poco a poco.
Si comparamos la épica de las naciones con la épica evangélica, llama la atención que en la
Iglesia naciente no se oculta la debilidad de los líderes. Los apóstoles aparecen como personas
pecadoras y arrepentidas. No se remarcan sus cualidades personales, sino el don de Dios que
permanece vivo pese a todas las deficiencias humanas. San Pablo expresa magistralmente esta
realidad: Pero este tesoro lo llevamos en vasijas de barro, para que todos vean que una fuerza
tan extraordinaria procede de Dios y no de nosotros (2 Corintios 4,7).
La vida vocacional consiste así en caminar, sí, con la conciencia del ideal al que aspiras, pero
al mismo tiempo, con una conciencia no menos lúcida del barro del que estás formado. Es
precisamente en la conjunción de ambos elementos, con toda la complejidad y dificultad que
supone, donde surge el campo en que es posible una vida de santidad.
Para reflexionar y orar
Eres templo del Espíritu Santo y estás llamado a acrecentar el contenedor para ser portador de
gracia a tus hermanos. Te invito a que te apasiones en tu propio crecimiento, que te mires en
proceso y dando pasos concretos, sin engaños, libremente. Desea ser morada de Dios. San
Agustín lo decía así:
Sea Dios morada para ti y se tú morada para Él; permanece en Dios y que Dios permanezca en ti. Dios
permanece en ti para contenerte; tú permaneces en Dios para no caer…Al amarle nos hemos hecho amigos
de Él; amándole nos volvemos bellos2.
Ora a Dios deseando tu crecimiento, madurez e integración personal, haciendo tuyas las
palabras dirigidas a los efesios:
Compórtense como hijos de la luz, cuyo fruto es la bondad, la justicia y la verdad. Busquen lo que agrada al
Señor y no tomen parte en las obras vanas de quienes pertenecen al reino de las tinieblas; al contrario,
denúncienlas, pues lo que ésos hacen en secreto, hasta decirlo da vergüenza. Pero cuando todo eso hay sido
denunciado por la luz, quedará al descubierto; y lo que queda al descubierto es a su vez luz. Por eso se dice:
despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos y te iluminará Cristo3.
2
AGUSTÍN DE HIPONA, Homilías sobre la primera carta de San Juan 9, 1.9, en: Obras completas, vol. 18, 671.685-687, BAC, Madrid
2003.
3
Ef 5, 8-14.