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LA BARCA
AHUALULCO
CUQUÍO
TOTATICHE
ANACLETO GONZALEZ FLORES
SEM FAM
PROMOCION VOCACIONAL
INDICE
PRESENTACION
Agradecemos de manera especial a cada uno de los formadores que han acompañado a
los seminaristas en esta etapa inicial de la vida del seminario y que con su experiencia han
elaborado este material que desea ser un instrumento y un ayuda para tan grande tarea
como lo es la de formar a los futuros pastores.
PRIMERO DE SECUNDARIA
1.- Bloque: El Seminario como respuesta a Dios
Vocación, mi vida en el seminario, llamado y respuesta
Hacia un plan de vida (personal y grupal)
La Virgen María patrona de nuestra Diócesis y América latina
San José Sánchez del Río
B R E R B M U D E S N A M K
A I S Q R Ñ O J K X Y M S J
B Q E P S N P I L W Z O T I
C P T N T M Q H M V A R U H
D O U O A L R G N U B R V Z
E Ñ V Ñ U V F A I R G E L A
D N W N C I E R V T C Q W P
A D I C O R E N E G D P X E
D M X M V K S F T H E O Y R
I L Y L W J T E Ñ U F Ñ Z F
L K Z K X I U D O M R N A E
I J A J Y H V C P I G A B C
B I B I Z G W B Q L H M D T
A H C H A F X A R D I L C A
M G D G B E Y Z S A J K D G
A F E F C D B O N D A D E F
COMPROMISO
Cuidaré la perseverancia de la gracia desde el último día de mi confesión.
BIBLIOGRAFÍA
-Fr. Salvador Fernández, o.p.
-Homilía, Misa de sufragio en 50° aniversario de la muerte del Siervo de Dios Pío XII.
Ángelus en la Plaza de San Pedro, 8 de diciembre de 2008.
-Libro: A María con Benedicto XVI, recopilación de textos del Papa Benedicto XVI,
(2005– 2009)
.
COMPROMISO: Voy a aprenderme las citas Bíblicas para dar respuesta de mi fe.
BIBLIOGRAFÍA
Guía de los Sacramentos para niños de Arturo Cañamares publicado por Ediciones
Palabra.
Apologética.org
3.2 ¿CÓMO VIVIR LA EUCARISTÍA?
OBJETIVO: Que el seminarista viva de una manera consiente, activa y participativa la
celebración Eucarística y que pueda encontrar el gusto de ella.
VER CON LOS OJOS DEL PADRE
Es fundamental para nosotros cristianos comprender bien el valor y el significado de la
Santa Misa, para vivir cada vez más plenamente nuestra relación con Dios.
No podemos olvidar el gran número de cristianos que, en el mundo entero, en dos mil años
de historia, han resistido hasta la muerte por defender la eucaristía; y cuántos, todavía hoy,
arriesgan la vida para participar en la misa dominical. En el año 304, durante las
persecuciones de Diocleciano, un grupo de cristianos, del norte de África, fueron
sorprendidos mientras celebraban misa en una casa y fueron arrestados. El procónsul
romano, en el interrogatorio, les preguntó por qué lo hicieron, sabiendo que estaba
absolutamente prohibido. Y respondieron: «Sin el domingo no podemos vivir», que quería
decir: si no podemos celebrar la eucaristía, no podemos vivir, nuestra vida cristiana moriría.
De hecho, Jesús dijo a sus discípulos: «Si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no
bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene
vida eterna, y yo le resucitaré el último día» (Juan 6, 53-54).
Estos cristianos del norte de África fueron asesinados porque celebraban la eucaristía. Han
dejado el testimonio de que se puede renunciar a la vida terrena por la eucaristía, porque
esta nos da la vida eterna, haciéndonos partícipes de la victoria de Cristo sobre la muerte.
Un testimonio que nos interpela a todos y pide una respuesta sobre qué significa para cada
uno de nosotros participar en el sacrificio de la misa y acercarnos a la mesa del Señor.
¿Estamos buscando esa fuente que «fluye agua viva» para la vida eterna, que hace de
nuestra vida un sacrificio espiritual de alabanza y de agradecimiento y hace de nosotros un
solo cuerpo con Cristo? Este es el sentido más profundo de la santa eucaristía, que significa
«agradecimiento»: agradecimiento a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo que nos atrae y nos
transforma en su comunión de amor.
JUZGAR CON LOS CRITERIOS DEL HIJO
El Concilio Vaticano II fue fuertemente animado por el deseo de conducir a los cristianos a
comprender la grandeza de la fe y la belleza del encuentro con Cristo. Por este motivo era
necesario sobre todo realizar, con la guía del Espíritu Santo, una adecuada renovación de la
Liturgia, porque la Iglesia continuamente vive de ella y se renueva gracias a ella. Un tema
central que los Padres conciliares subrayaron es la formación litúrgica de los fieles,
indispensable para una verdadera renovación. Crecer en el conocimiento del gran don que
Dios nos ha donado en la eucaristía. La eucaristía es un suceso maravilloso en el cual
Jesucristo, nuestra vida, se hace presente. Participar en la misa «es vivir otra vez la pasión y
la muerte redentora del Señor. Es una teofanía: el Señor se hace presente en el altar para ser
ofrecido al Padre por la salvación del mundo» (Homilía de Papa Francisco en la santa misa,
Casa S. Marta, 10 de febrero de 2014). El Señor está ahí con nosotros, presente. Muchas
veces nosotros vamos ahí, miramos las cosas, hablamos entre nosotros mientras el
sacerdote celebra la eucaristía... y no celebramos cerca de Él. ¡Pero es el Señor! Si hoy
viniera aquí el presidente de la República o alguna persona muy importante del mundo,
seguro que todos estaríamos cerca de él, querríamos saludarlo. Pero pienso: cuando tú vas a
misa, ¡ahí está el Señor! Y tú estás distraído. ¡Es el Señor! Debemos pensar en esto. «Padre,
es que las misas son aburridas” —«pero ¿qué dices, el Señor es aburrido?» —«No, no, la
misa no, los sacerdotes» —«Ah, que se conviertan los sacerdotes, ¡pero es el Señor quien
está allí!». ¿Entendido? No lo olvidéis. «Participar en la misa es vivir otra vez la pasión y la
muerte redentora del Señor.
ACTUAR BAJO EL IMPULSO DEL ESPÍRITU SANTO
Intentemos ahora plantearnos algunas preguntas sencillas. Por ejemplo, ¿por qué se hace la
señal de la cruz y el acto penitencial al principio de la misa? Y aquí quisiera hacer un
paréntesis. ¿Vosotros habéis visto cómo hacen los niños la señal de la cruz? Tú no sabes
qué hacen, si la señal de la cruz o un dibujo. Hacen así [hace un gesto confuso]. Es
necesario enseñar a los niños a hacer bien la señal de la cruz. Así empieza la misa, así
empieza la vida, así empieza la jornada. Esto quiere decir que nosotros somos redimidos
con la cruz del Señor. Mirad a los niños y enseñadles a hacer bien la señal de la cruz. Y
estas lecturas, en la misa, ¿por qué están ahí? ¿Por qué se leen el domingo tres lecturas y los
otros días dos? ¿Por qué están ahí, qué significa la lectura de la misa? ¿Por qué se leen y
qué tiene que ver? O ¿por qué en un determinado momento el sacerdote que preside la
celebración dice: «levantemos el corazón»? No dice: «¡Levantemos nuestro móviles para
hacer una fotografía!». ¡No, es algo feo! Y os digo que a mí me da mucha pena cuando
celebro aquí en la plaza o en la basílica y veo muchos teléfonos levantados, no solo de los
fieles, también de algunos sacerdotes y también obispos. ¡Pero por favor! La misa no es un
espectáculo: es ir a encontrar la pasión y la resurrección del Señor. Por esto el sacerdote
dice: «levantemos el corazón». ¿Qué quiere decir esto? Recordadlo: nada de teléfonos.
Es muy importante volver a los fundamentos, redescubrir lo que es esencial, a través de
aquello que se toca y se ve en la celebración de los sacramentos. La pregunta del apóstol
santo Tomas (Cf Juan 20, 2 5), de poder ver y tocar las heridas de los clavos en el cuerpo de
Jesús, es el deseo de poder de alguna manera «tocar» a Dios para creerle. Lo que santo
Tomás pide al Señor es lo que todos nosotros necesitamos: verlo, tocarlo para poder
reconocer.
Los sacramentos satisfacen esta exigencia humana. Los sacramentos y la celebración
eucarística de forma particular, son los signos del amor de Dios, los caminos privilegiados
para encontrarnos con Él.
ACTIVIDAD:
Elabora un dibujo de la Eucaristía y responde a las siguientes preguntas.
1. ¿Recibo frecuentemente el Sacramento de la Eucaristía correctamente preparado?
2. ¿Cada cuando frecuento el Sacramento de la Reconciliación?
3. ¿Reflexiono que es el mismo Dios a quién recibo cuando tomo la Eucaristía?
4. ¿Soy consciente que a través del Sacramento de la Eucaristía me voy conformando con
Jesucristo?
COMPROMISO: hoy voy a participar de la Eucaristía y voy a descubrir la belleza que se
esconde en tan profundo misterio.
BIBLIOGRAFÍA: -Catholic.net.com -www.vatican.va
3.3 CÓMO CONFESARSE BIEN
OBJETIVO: Tener una herramienta básica de lo que es la confesión para formar la
conciencia recta en el Seminarista.
VER CON LOS OJOS DEL PADRE
Después de haberte examinado y dolerte los pecados, en la presencia de Dios, te arrodillas
en el confesionario y dices: Ave María Purísima. El sacerdote responde: Sin pecado
concebida. A continuación te santiguas diciendo: En el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo.
El sacerdote te bendecirá y tú dices, por ejemplo: Señor tú lo sabes todo, tú sabes que te
amo. Luego dices el tiempo que hace desde tu última confesión y dices los
pecados: Hace… (Tantos) días, semanas…meses…años, que me he confesado. Me acuso
de… (Confiesas tus pecados de una manera clara, breve, completa y muy sincera).
El sacerdote te ayudará con algunas preguntas, si lo cree conveniente; te dará algunos
consejos y te impondrá la penitencia. Antes de recibir la absolución, puedes manifestar tu
arrepentimiento con algunas palabras de contrición, por ejemplo: Jesús, Hijo de Dios, ten
misericordia de mí, que soy un pecador. El sacerdote pronuncia las palabras de la
absolución. Cuando escuches las palabras:”…Y YO TE ABSUELVO DE TUS PECADOS
EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO”,
respondes: Amén.
JUZGAR CON LOS CRITERIOS DEL HIJO
Terminada la confesión, agradece al Señor su bondad y misericordia por haberte perdonado
los pecados y haberte dado la gracia; cumple, lo antes posible, la penitencia y procura poner
en práctica, los consejos recibidos. La Iglesia recomienda vivamente la práctica de la
confesión frecuente, no sólo de los pecados mortales – que deben confesarse enseguida –
sino también de los pecados veniales. De esta manera, se aumenta el propio conocimiento;
se crece en humildad; se desarraigan las malas costumbres; se hace frente a la tibieza y
pereza espiritual; se purifica y forma la conciencia; nos ayudan en nuestra vida interior, y
aumenta la gracia en virtud del sacramento. Para crecer en el amor de Dios es muy
conveniente tener en mucha estima la confesión; confesarse a menudo y bien.
ACTUAR BAJO EL IMPULSO DEL ESPÍRITU SANTO
¿CUÁNTAS COSAS SON NECESARIAS PARA CONFESARSE BIEN?
Para confesamos bien son necesarias cinco cosas:
1.- Examen de conciencia: Es recordar todos los pecados cometidos desde la última
confesión bien hecha.
2.- Dolor de los pecados o arrepentimiento: Es un rechazo claro y decidido del pecado
cometido pensando en el amor que Dios nos tiene.
3.- Propósito de enmienda: Es la firme resolución de no volver a pecar, estando
dispuestos a poner los medios necesarios para evitar el pecado.
4.- Decir los pecados al confesor: Debemos confesar todos los pecados mortales y
conviene decir también los veniales Se han de confesar con humildad y sencillez,
manifestando los ciertos como ciertos y los dudosos como dudosos.
5.- Cumplir la penitencia: Es rezar las oraciones y hacer las buenas obras que nos mande
el confesor.
ACTIVIDAD
Realiza el siguiente ejercicio para descubrir cuáles son los pecados que ignorabas y que
ahora descubres que son pecados.
BREVE EXAMEN DE CONCIENCIA
¿He puesto en duda o negado las verdades de la fe católica que la Iglesia nos enseña?
¿Me he acercado indignamente a recibir algún sacramento?
¿He callado en confesión por vergüenza algún pecado grave?
¿Hago con desgano las cosas que se refieren a Dios?
¿Hago bien cada día los actos de piedad que me he propuesto?
¿Confieso mi fe cristiana, con valentía, ante los demás?
¿He blasfemado? ¿He jurado sin necesidad o sin verdad?
¿He faltado a Misa los domingos o días festivos?
¿Participo activamente en la Santa Misa?
¿He cumplido los días de ayuno y abstinencia?
¿Me confieso con la frecuencia necesaria y con la debida preparación?
¿Manifiesto respeto y cariño a mis padres y familiares?
¿Soy amable con los extraños y me falta esa amabilidad en la vida de familia?
¿He dado mal ejemplo a las personas que me rodean?
¿Tengo enemistad, odio o rencor contra alguien?
¿He hecho daño a otros con palabras o con obras?
¿Me he embriagado, bebido con exceso o tomado drogas?
¿He sido causa de que otros pecasen por mi conversación, mi modo de vestir, o con el
préstamo de algún libro o revista?
¿Me he dejado vencer por la pereza, en el cumplimiento de mis deberes?
¿Retraso con frecuencia el momento de ponerme a trabajar o estudiar?
¿Rindo en el trabajo?
¿He aceptado pensamientos, conversaciones o miradas impuras?
¿He realizado actos impuros? ¿Solo o con otras personas?
En el Matrimonio, ¿he puesto medios físicos o químicos para impedir tener hijos?
Antes de asistir a un espectáculo, ver una película o de leer un libro, ¿me entero de su
calificación moral?
¿He tomado dinero o cosas que no sean mías? ¿He restituido o reparado?
¿He malgastado dinero? ¿Doy limosna según mis posibilidades?
¿He mentido? ¿He reparado el daño que haya podido causar?
¿He hablado o pensado mal de otros? ¿He calumniado?
¿Me entristezco por envidia cuando los demás tienen cosas que yo no tengo?
¿Me preocupo de influir – con naturalidad y sin respetos humanos – para hacer más
cristiano el ambiente que me rodea?
¿Sé defender a Jesucristo y a su Iglesia?
¿Hago el propósito de plantearme más en serio mi formación cristiana y mi relación con
Dios?
COMPROMISO: Buscaré la Misericordia de Dios en el sacramento de la confesión. No
he venido a llamar a conversión a los justos, sino a los pecadores (Lc 5, 32)
BIBLIOGRAFÍA
https://parroquiadivinopastor.wordpress.com/
Francisco Luna y Luca de Tena, Cómo confesarse bien, 3ª edición, Santiago de chile, 1979.
3.4 ¿QUÉ ES LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL?
OBJETIVO: Reconocer la acción del Espíritu Santo y profundizar en una mejor decisión
en el presente, conforme al plan de Dios sobre mi vida.
VER CON LOS OJOS DEL PADRE
Terminología: el término «dirección espiritual», en cuanto expresión, aparece en los siglos
XVI-XVII para indicar una forma institucionalizada de ayuda espiritual, pero la realidad es
anterior al concilio de Trento. Hay otras denominaciones usadas hoy también por los
documentos de la Iglesia: «acompañamiento espiritual», «consejero espiritual». No es fácil
dar una explicación de las causas sociológicas, psicológicas y eclesiales del cambio en el
lenguaje, sin embargo, tales causas funcionaron como elementos purificadores de lo que
debe ser la dirección espiritual. Se puede aceptar el término «dirección espiritual» o
«acompañamiento espiritual» en el sentido que lo usaron siempre los maestros del espíritu
en la historia de la Iglesia. El director espiritual humano no es director en sentido primario
y absoluto, sino sólo en Jesucristo, modelo de todos los directores espirituales.
Jesucristo habla a las multitudes, forma a cada discípulo en persona y en grupo, y mantiene
coloquios de «auténtica dirección espiritual» con Nicodemo (Jn 3,1-21), con la samaritana
(Jn 4,7-42), con los dos discípulos de Emaús (Lc 24,13-33) y con otros muchos personajes.
JUZGAR CON LOS CRITERIOS DEL HIJO
La guía espiritual de Cristo adquiere su plena eficacia, a juzgar por sus efectos de
conversión del corazón de su coloquiante y por su transformación en un testigo fiel y en un
entusiasta propagador. Pero Jesucristo no sólo es un modelo de conversación que debe
imitar el director espiritual, sino que es el que hoy sigue su coloquio con cada hombre. La
labor del acompañante espiritual es acompañar ese coloquio de Cristo con el dirigido, sin
suplantarlo. «En estos coloquios breves, pero intensos, Jesús manifiesta su maestría estando
cercano al interlocutor, infundiendo confianza y creando un ambiente realmente amistoso.
Bajo estas condiciones invita a abrir las puertas del alma para su manifestación.
El acompañamiento vocacional, el director espiritual debe al mismo tiempo sembrar,
educar, formar y discernir y proponer la identidad vocacional. Y esto debe hacerlo
mostrando la lógica de la conexión entre Jesús y el proceso de identidad, el nexo entre
experiencia de Dios y auto-identidad. La vocación debe definir la identidad del dirigido.
ACTUAR BAJO EL IMPULSO DEL ESPÍRITU SANTO
El dirigido Finalmente, en la dirección espiritual no se puede olvidar que «es protagonista
necesario e insustituible» de su camino espiritual, porque «nadie nos puede sustituir en la
libertad responsable que tenemos cada uno como persona»; por ello, el discípulo
«fortalecerá de una manera más radical su libertad acogiendo la acción formativa del
Espíritu. Pero acoger esta acción significa también, por parte del dirigido, acoger las
«mediaciones» humanas de las que el Espíritu se sirve» con «su colaboración personal,
convencida y cordial.
CONCLUSIONES
1. La dirección espiritual es un carisma a implorar, una ciencia a aprender, un arte a
adquirir y una sabiduría a florecer.
2. La dirección espiritual es un hecho esencialmente teologal y eclesial que debe ser vivido
como medio y estímulo para el propio camino de fe y obediencia a la voluntad de Dios. Es
un ministerio de ayuda prestado comunitaria o individualmente, en nombre de la Iglesia y
en la fuerza del Espíritu Santo, al que quiere progresar en la vida de fe, de esperanza y de
caridad para asemejarse totalmente a Cristo, y por eso pide consejo y ayuda.
3. En la acción concreta de ayuda espiritual hay que saber entretejer y armonizar el primado
de la dirección del Espíritu Santo en cada persona, la responsabilidad primera de quien
sigue a Cristo y la función subsidiaria del maestro del espíritu.
4. Ciencia, sabiduría, discreción, experiencia, don de entender y arte de sugerir con
sencillez y eficacia (atender, responder e iniciar la acción) son cualidades del director
espiritual.
5. Se educa más por lo que se es, que por lo que se hace y dice. (Lo que dice el director
espiritual) sólo es fecundo desde el contexto del mensaje (la propia personalidad del
director espiritual en cuanto vivencia del Misterio de Cristo). La educación verdadera o la
transmisión de los valores, de la fe, obra en el dirigido por la mediación espiritual del ser
del acompañante, por contagio, por ósmosis, persona a persona. El discernir, el orientar o el
aconsejar es llevar a los demás lo contemplado.
6. El encuentro humano en dirección espiritual, mediación deseada por Dios del encuentro
con Cristo.
7. El dirigido debe mostrar docilidad a la llamada del Espíritu, confianza en el director
espiritual y autenticidad en sus decisiones.
ACTIVIDAD: Elaborar un plan de vida. ¿Quién soy?; ¿Cómo soy?; ¿Cuáles son mis
fortalezas personales?; ¿A dónde quiero llegar en el mediano y largo plazo?; ¿Qué metas
quiero alcanzar?; ¿Qué estoy haciendo para llegar a mi meta? ; ¿Cómo organizo mi tiempo?
COMPROMISO: Pediré a Dios que me ayude a discernir mi vocación en la dirección
espiritual y abrir mi corazón a mi director.
BIBLIOGRAFÍA
-JULIÁN G. BARRIO, Acompañamiento espiritual: ¿en qué y hacia qué?, Sal Terrae,
1985, pp. 339-344.
-SAN JUAN DE LA CRUZ, I N 1, 2, 1-8.
-SAN JUAN DE LA CRUZ, Avisos espirituales, A, 1, 30.
-JUAN PABLO II, PDV 40.
3.5 SANTO DOMINGO SAVIO
(† 1857)
Alumno de San Juan Bosco, nació en Riva de Chieri, provincia de Turín (Italia), el 2 de
abril de 1842, y ese mismo día fue bautizado. Su padre era herrero y se llamaba Carlos; su
madre, costurera, y tenía por nombre Brígida Agagliate; ambos muy buenos cristianos,
deseosos de que sus hijos se educaran en la religión y las letras. Niño superdotado, a los
cinco años sabía ayudar la misa y a los siete se le admitió a la primera comunión, a pesar de
que la costumbre común no le permitía antes de los doce. De su talento son pruebas los
"propósitos" que tomó ese día: "Primero, me confesaré con frecuencia y comulgaré todas
las veces que me lo permita el confesor; segundo, santificaré los días de fiesta; tercero,
mis amigos serán Jesús y María; cuarto, antes morir que pecar." A los doce años su padre
se lo presentó a Don Bosco. Este, después de sondearle, le dice: "Me parece que hay buena
tela". "¿Para qué puede servir esta tela?" —responde el hijo del herrero y de la costurera.
"Para hacer un buen traje y regalárselo a Nuestro Señor." "Entendido: pues yo soy la tela y
usted el sastre: hagamos ese traje." Y así entró Savio en el colegio de Don Bosco, llamado
"el Oratorio".
A la entrada del despacho vio un letrero que decía: Da mihi animas, cetera tolle. Con el
poco latín que ya sabía y la ayuda de Don Bosco, sacó su traducción: "Dadme almas y
quedaos con lo demás." "Comprendo —dijo Savio—; es un negocio de cielo, no de la
tierra; quiero entrar en él." Y con esas disposiciones entró en el colegio. Poco después oyó
una plática en que el director decía a sus alumnos que: Primero, es voluntad de Dios que
todos nos hagamos santos; segundo, que como Dios no manda cosas imposibles y, además,
ayuda, es fácil hacerse santo, aunque no sea de altar; tercero, que hay grandes premios
para quien se hace santo. Esto confirma a Domingo en sus ideas y propósitos. Decidió
hacerse santo. Y por primera medida escogió un confesor fijo y director de espíritu,
tomándolo al mismo Don Bosco. Tenía una idea un poco errada de la santidad, creyendo
que era necesario macerarse el cuerpo a fuerza de ayunos y penitencias. Su confesor y
director le enseñó que la esencia de la santidad está en hacer la voluntad de Dios y en
servirle con santa alegría". A ciertos reparos del chico, el director le enseñó que la
penitencia que de él quería Dios —pues que no le dispensaba de ella— era: combatir las
propias pasiones cuando se desordenen, conservar la paz y alegría de espíritu, sobrellevar
con paciencia las molestias del prójimo y las inclemencias y variedades del tiempo,
convirtiendo así en virtud voluntaria lo que es necesidad, cumplir alegremente el propio
deber y, sobre todo, trabajar por la salud de las almas, ejerciendo apostolado especialmente
entre los propios compañeros y en el ambiente en que se vive".
Savio amó el deporte y practicó el canto. Tenía una voz hermosísima. Fue uno de los
solistas del oratorio, en las iglesias y el teatro. No sin razón Su Santidad Pío XII lo ha
nombrado patrono y modelo de los Pueri Cantores del mundo entero. En sus cantos ponía
la mayor rectitud de intención: agradar sólo a Dios. Un día que había cantado un solo en la
catedral y recibido muchas felicitaciones, le sorprendieron llorando. Preguntado por la
causa, respondió: "Mientras cantaba, sentía cierta complacencia; ahora me felicitan...; así
pierdo todo el mérito." En la clase se distinguió siempre entre los primeros, siendo esto
parte del buen ejemplo que daba a sus compañeros. Sabía que cada minuto de tiempo es un,
tesoro". La caridad entre sus compañeros la practicó de mil maneras: ayudándoles en los
estudios y trabajos, avisándoles de sus defectos e irregularidades para evitarles castigos,
socorriéndoles en las necesidades, dándoles buenos consejos, consolándoles, intercediendo
por ellos y hasta prestándose a sufrir castigos por ellos.
No podía oír una palabra malsonante y mucho menos una blasfemia sin repararla con una
jaculatoria, y frecuentemente avisando al mal hablado; y lo hacía con tanta gracia y caridad,
que, lejos de llevárselo a mal, se esforzaban por enmendarse. ¿Y qué decir de su amor a
Jesús Sacramentado? Apenas despertaba, su corazón volaba al sagrario. Oía la santa misa
como si asistiera a la última Cena y a la muerte del Señor en el Calvario. Era feliz cuando
podía ayudarla. Ya a los pocos meses de estar en el oratorio su director le dio permiso de
comulgar diariamente y lo hacía como pudieran los serafines. Durante el día, y
especialmente durante los recreos, hacía frecuentes visitas "al Prisionero del altar", ya solo,
ya acompañado de muchos condiscípulos. Fiel alumno de Don Bosco, otra de sus grandes
devociones era la del Papa. Lo amaba ternísimamente, viendo en él al vicario y
representante de Jesús. Oraba por él, hablaba de él, narraba sus hechos, secundaba, como
podía, sus disposiciones y deseos. Antes de morir, le dio a su director el encargo de saludar
al Papa y contarle una visión que había tenido, en la cual le había visto portando el
Santísimo a través de un país nebuloso, el cual se iluminaba a medida que avanzaba; y que
ese país era Inglaterra.
Nuestro Señor premió, tanto amor con gracias y carismas singulares. Un día, durante la
misa, después de comulgar, quedó en éxtasis hasta las dos de la tarde, en que Don Bosco lo
sorprendió detrás del altar mayor elevado del suelo y con la mirada fija en la parte que daba
al tabernáculo. Despertado, preguntó si ya había terminado la misa. Las dulzuras que en
estos ratos disfrutaba no se pueden expresar con palabras. De pronto, una enfermedad
misteriosa empezó a minar su salud. En la enfermería ayudaba al enfermero a servir a los
otros enfermos. A pesar de sus deseos de morir en el oratorio, como todos, incluso los
médicos, tenían esperanza de que los aires nativos y el reposo le devolvieran la salud, tuvo
que marchar a Mondonio, hermoso pueblecito en las rientes colinas del Monferrato. Los
primeros días hubo alivio. Según costumbre de entonces, para curar la pulmonía, se le
practicaron diez sangrías, que él miraba con la sonrisa en los labios y la alegría en el
corazón: se unía a su Jesús. Sintiendo acercarse la muerte, pidió los santos sacramentos, y
luego a su padre que le rezara las letanías de la buena muerte, como se hace en el oratorio,
y poco antes de terminarlas, abrió los ojos, levantó las manos y dijo: "¡Qué cosas hermosas
estoy viendo! ¡La Santísima Virgen viene a llevarme! ¡Adiós, papá! ¡Valor!". Y así expiró.
Era el 9 de marzo de 1857. Poco después se apareció a su padre y a Don Bosco, radiante de
gloria y al frente de una multitud de niños y de personas mayores. Pío XI lo declaró
Venerable en 1938; Pío XII lo elevó al honor de los altares como Beato el 1 de junio de
1950 y como Santo el 12 y 13 de junio de 1954.
Cuatro aspirantes de Acción Católica han hecho de él esta semblanza:
1) Fue siempre el primero en todo, por amor de Cristo Rey.
2) Vivió de Jesús
3) Entregó su corazón a la Virgen
4) Fue alegremente obediente
5) Fue heroicamente leal
6) Fue eucarísticamente puro
7) Fue siempre alegre
8) Fue apóstol
9) Amó al Papa
10) Amó a la patria.
BIBLIOGRAFÍA
RODOLFO FIERRO, S. D. B.
IV.- BLOQUE: LA ORACIÓN COMO ENCUENTRO CON CRISTO
4.1 ¿QUÉ ES LA ORACIÓN?
OBJETIVO: Descubrir la importancia de la oración en la vida del seminarista para que
pueda tener un encuentro con Dios, consigo mismo y con los demás, a través de las
diferentes formas de relacionarse con el Creador.
VER CON LOS OJOS DEL PADRE
1. Qué es la oración
En castellano se cuenta con dos vocablos para designar la relación consciente y coloquial
del hombre con Dios: plegaria y oración. La palabra “plegaria” proviene del verbo
latino precor, que significa rogar, acudir a alguien solicitando un beneficio. El término
“oración” proviene del substantivo latino oratio, que significa habla, discurso, lenguaje.
Las definiciones que se dan de la oración, suelen reflejar estas diferencias de matiz que
acabamos de encontrar al aludir a la terminología. Por ejemplo, San Juan Damasceno, la
considera como «la elevación del alma a Dios y la petición de bienes convenientes»,
mientras que para San Juan Clímaco se trata más bien de una «conversación familiar y
unión del hombre con Dios».
La oración es absolutamente necesaria para la vida espiritual. Es como la respiración que
permite que la vida del espíritu se desarrolle. En la oración se actualiza la fe en la presencia
de Dios y de su amor. Se fomenta la esperanza que lleva a orientar la vida hacia Él y a
confiar en su providencia. Y se agranda el corazón al responder con el propio amor al Amor
divino. En la oración, el alma, conducida por el Espíritu Santo desde lo más hondo de sí
misma (Catecismo, 2562), se une a Cristo, maestro, modelo y camino de toda oración
cristiana (Catecismo, 2599 ss.), y con Cristo, por Cristo y en Cristo, se dirige a Dios Padre,
participando de la riqueza del vivir trinitario (Catecismo, 2559-2564). De ahí la importancia
que en la vida de oración tiene la Liturgia y, en su centro, la Eucaristía.
JUZGAR CON LOS CRITERIOS DEL HIJO
2. Expresiones o formas de la oración
Atendiendo a los modos o formas de manifestarse la oración, los autores suelen ofrecer
diversas distinciones: oración vocal y oración mental; oración pública y oración privada;
oración predominantemente intelectual o reflexiva y oración afectiva; oración reglada y
oración espontánea, etc. En otras ocasiones los autores intentan esbozar una gradación en la
intensidad de la oración distinguiendo entre oración mental, oración afectiva, oración de
quietud, contemplación, oración unitiva...
El Catecismo estructura su exposición distinguiendo entre: oración vocal, meditación y
oración de contemplación. Las tres «tienen en común un rasgo fundamental: el
recogimiento del corazón.
Oración vocal
La expresión “oración vocal” apunta a una oración que se expresa vocalmente, es decir,
mediante palabras articuladas o pronunciadas. Esta primera aproximación, aun siendo
exacta, no va al fondo del asunto. Pues, de una parte, todo dialogar interior, aunque pueda
ser calificado como exclusiva o predominantemente mental, hace referencia, en el ser
humano, al lenguaje; y, en ocasiones, al lenguaje articulado en voz alta, también en la
intimidad de la propia estancia. De otra, hay que afirmar que la oración vocal no es asunto
sólo de palabras sino sobre todo de pensamiento y de corazón. De ahí que sea más exacto
sostener que la oración vocal es la que se hace utilizando fórmulas preestablecidas tanto
largas como breves (jaculatorias), bien tomadas de la Sagrada Escritura
(el Padrenuestro, el Ave María...), bien recibidas de la tradición espiritual (el Señor mío
Jesucristo, el Veni Sancte Spiritus, la Salve, el Acordaos...).
Todo ello, como resulta obvio, con la condición de que las expresiones o formulas recitadas
vocalmente sean verdadera oración, es decir, que cumplan con el requisito de que quien las
recita lo haga no sólo con la boca sino con la mente y el corazón.
ACTUAR BAJO EL IMPULSO DEL ESPÍRITU SANTO
La meditación
Meditar significa aplicar el pensamiento a la consideración de una realidad o de una idea
con el deseo de conocerla y comprenderla con mayor hondura y perfección. En un cristiano
la meditación –a la que con frecuencia se designa también oración mental– implica orientar
el pensamiento hacia Dios tal y como se ha revelado a lo largo de la historia de Israel y
definitiva y plenamente en Cristo. Y, desde Dios, dirigir la mirada a la propia existencia
para valorarla y acomodarla al misterio de vida, comunión y amor que Dios ha dado a
conocer. La meditación puede desarrollarse de forma espontánea, con ocasión de los
momentos de silencio que acompañan o siguen a las celebraciones litúrgicas o a raíz de la
lectura de algún texto bíblico o de un pasaje autor espiritual. En otros momentos puede
concretarse mediante la dedicación de tiempos específicamente destinados a ello. En todo
caso, es obvio que –especialmente en los principios, pero no sólo entonces– implica
esfuerzo, deseo de profundizar en el conocimiento de Dios y de su voluntad, y en el
empeño personal efectivo con vistas a la mejora de la vida cristiana. En ese sentido, puede
afirmarse que «la meditación es, sobre todo, una búsqueda» (Catecismo, 2705); si bien
conviene añadir que se trata no de la búsqueda de algo, sino de Alguien. A lo que tiende la
meditación cristiana no es sólo, ni primariamente, a comprender algo (en última instancia, a
entender el modo de proceder y de manifestarse de Dios), sino a encontrarse con Él y,
encontrándolo, identificarse con su voluntad y unirse a Él.
La oración contemplativa
El desarrollo de la experiencia cristiana, y, en ella y con ella, el de la oración, conducen a
una comunicación entre el creyente y Dios cada vez más continuada, más personal y más
íntima. En ese horizonte se sitúa la oración a la que el Catecismo califica de contemplativa,
que es fruto de un crecimiento en la vivencia teologal del que fluye un vivo sentido de la
cercanía amorosa de Dios; en consecuencia, el trato con Él se hace cada vez más directo,
familiar y confiado, e incluso, más allá de las palabras y del pensamiento reflejo, se llega a
vivir de hecho en íntima comunión con Él. Oración contemplativa, con palabras tomadas de
Santa Teresa de Jesús, que no es otra cosa «sino tratar de amistad, estando muchas veces
tratando a solas con quien sabemos nos ama»
ACTIVIDAD: escribe una oración que salga de tu corazón y ponte en la presencia del
Señor para que estando frente a Él; puedas comunicar lo escrito.
COMPROMISO
Realizaré todos los días la reflexión de la Palabra de Dios, utilizando este método de
oración.
BIBLIOGRAFÍA
Catecismo de la Iglesia Católica, 2558-2758.
J.L. Illanes, Tratado de teología espiritual, Eunsa, Pamplona 2007, pp. 427-483.
4.2 MÉTODOS DE ORACIÓN
OBJETIVO: Saber distinguir los diferentes métodos de oración para encontrarse con el
Señor, en el acompañamiento vocacional.
VER CON LOS OJOS DEL PADRE
Los métodos de oración son muchos. Los vinculados a la cultura occidental tratan de
favorecer una oración centrada, en primer término, en el pensamiento ordenado y la palabra
con que éste se expresa. Los métodos derivados de la cultura bíblica propician una oración
que se hace desde el corazón: un corazón que sabe escuchar, más que pensar, y acumula la
energía del amor encauzándola en un caminar humilde con su Dios.
Otros métodos se inspiran en la tradición oriental de la meditación, basada
fundamentalmente en la profundización de la conciencia por medio de la relajación, el
silencio mental y afectivo, la concentración y la superación del deseo.
JUZGAR CON LOS CRITERIOS DEL HIJO
1. Oración de toma de conciencia
Es fundamental y base de pasos posteriores lograr la interiorización de la propia conciencia
mediante la oración; o lo que es lo mismo, lograr que nuestra conciencia se haga receptiva,
pasiva (quieta), silenciosa, atenta y, desde esa conciencia profunda y honda, conocernos y
conocer la realidad que nos rodea.
Éste modelo que se propone es tomado de los claretianos, que ayudará a descubrir un
nuevo método de encuentro con el Señor.
ACTUAR BAJO EL IMPULSO DEL ESPÍRITU SANTO
Proceso de preparación
a. El proceso comienza por la práctica de la relajación corporal. La pedagogía de la
oración pasa por el aprendizaje de la relajación como posibilidad integradora del cuerpo en
el rito oracional. Somos cuerpo y espíritu, por eso oramos también corporalmente. La
relajación es el silencio del cuerpo. Existen muchas técnicas de relajación.
b. Sigue el sosiego emotivo, el silenciamiento de nuestras actividades interiores. La
capacidad de escuchar es una de las manifestaciones más claras y básicas de nuestra
conciencia receptiva. La escucha consiste fundamentalmente en prestar atención. Esto
requiere silencio y quietud. Ahora bien, el silencio más importante es el interior. Hay que
crearlo con el aquietamiento progresivo de todas las actividades interiores, con el sosiego
emotivo, centrando y fijando la atención en algo que unifique todas nuestras energías
interiores.
c. En tercer lugar, el proceso requiere recogimiento mental o atención
continuada (concentración). Es el elemento fundamental del proceso de profundización de
la conciencia. Para conseguir la capacidad de atención continuada hay muchas prácticas. La
pedagogía de la concentración comienza por despertar el deseo de orar. Comporta también
unos ejercicios adecuados y no empeñarse en luchar contra las distracciones sino, más bien,
en integrarlas en el mismo proceso de la oración. No luchar no equivale a consentir. Supone
no alterarse por la presencia del mensaje distractivo, volver la atención a las técnicas de
relajación y concentración que se estén empleando y continuar la oración.
Toma de conciencia
Sigue la toma de conciencia de nuestra realidad y de nuestra filiación divina en Cristo. Para
profundizar en nuestra experiencia cristiana y vocacional se debe tomar conciencia:
- De la propia interioridad como lugar de encuentro con Dios;
- De la oración del Espíritu en el fondo de nuestro corazón;
- Del amor del Padre que el Espíritu derrama en nuestros corazones;
- De nuestra elección e identidad profunda en Cristo
ACTIVIDAD
Medita la siguiente frase y pon en práctica el método de oración que más te gustó. “No me
han elegido ustedes a mí, sino que yo los he elegido a ustedes, y los he destinado para que
vayan y den fruto, y que su fruto permanezca; de modo que todo lo que pidan al Padre en
mi nombre se los conceda”. (Juan 15, 16)
Tomar posesión exterior y actitud interior orantes. Sosegarse interiormente e invocar al
Espíritu Santo. Comienza a leer lentamente la oración. Muy lentamente. Al leerla trata de
vivenciar lo que lees. Trata de Asumir aquello, decirlo con "toda el alma", haciendo "tuyas"
las frases leídas, identificando tu atención con el contenido o significado de las frases. Si te
encuentras con una expresión que te "dice" mucho, para ahí mismo. Repítela muchas veces,
uniéndote mediante ella al Señor, hasta agotar la riqueza de la frase, o hasta que su
contenido inunde tu alma. Piensa que Dios es como la "otra orilla"; para ligarnos con esa
orilla no necesitamos de muchos puentes; basta un solo puente, una sola frase para
mantenernos enlazados. Si no sucede esto, proseguir leyendo muy lentamente, asumiendo y
"cordializando" el significado de lo que lees. Para de vez en cuando. Vuelve atrás para
repetir y revivir las expresiones más significantes.
COMPROMISO
Todos los días practicaré el método de oración que me ayude a encontrarme con Dios para
seguir descubriendo lo que Dios quiere de mí.
BIBLIOGRAFÍA
-Rm 8, 34; 1Jn 2, 1; 1Tm 2, 5-8; Hb 7, 27 y en la Iglesia. Hc 12, 5; 20, 36; 21, 5.
-Método de meditación inspirado en Claret.
-Manual de Oración. I. Larrañaga.
BIBLIOGRAFÍA
Catholic.net
BIBLIOGRAFÍA
- www.diocesisplasencia.org
-La Historia de Salvación Guía de la Primera Unidad Segunda Etapa de la Misión
Continental. Santo Domingo República Dominicana. Mons. José Grullón Estrella Obispo
de San Juan de la Maguana Presidente Comisión Nacional de la Misión Continental y de
Catequesis (CANOCA)
-http://diocesistarazona.org/wp-content/uploads/sites/4/2018/01/encuentros_006.pdf
BIBLIOGRAFÍA
-Escuela Diocesana de Oración: Grandes orantes bíblicos Ficha 7 palabra de Dios y la
cumplen".
-Juan Pablo II, Rosarium Virginis Mariae,
-http://www.hospitalarias.org/wp-content/uploads/Acto-mariano.-2-dia.pdf
4.7 HABLEMOS DE SAN JOSE
OBJETIVO: Imitar al Señor san José, dispuesto a escuchar a Dios y su mensaje a través
del silencio y que el seminarista pueda tomar esta devoción de San José como patrono del
seminario.
VER CON LOS OJOS DEL PADRE
José es el esposo de María; María es la esposa de José; su matrimonio es verdadero; Jesús
ha sido concebido de la esposa de José; María ha concebido por obra del Espíritu Santo.
Todas estas afirmaciones encuentran su fundamento en el evangelio; su realidad está
ordenada a la encarnación del Verbo. El concilio de Calcedonia (DS 148) y los concilios de
Constantinopla (DS 219; DS 291) formularán ese misterio en la terminología habitual, pero
son los evangelistas los que subrayan en sus relatos los elementos esenciales. «José, hijo de
David, no temas tomar contigo a María tu mujer, porque lo engendrado en ella es del
Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su
pueblo de sus pecados» (Mt 1, 20-21).
El Evangelista Mateo explica el significado de este momento, delineando también como
José lo ha vivido. Sin embargo, para comprender plenamente el contenido y el contexto, es
importante tener presente el texto paralelo del Evangelio de Lucas. En efecto, en relación
con el versículo que dice: «La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre,
María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró
encinta por obra del Espíritu Santo» (Mt 1, 18), el origen de la gestación de María «por
obra del Espíritu Santo» encuentra una descripción más amplia y explícita en el versículo
que se lee en Lucas sobre la anunciación del nacimiento de Jesús: «Fue enviado por Dios
el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un
hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María» (Lc1, 26-27).
JUZGAR CON LOS CRITERIOS DEL HIJO
Las palabras del ángel: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo» (Lc 1, 28),
provocaron una turbación interior en María y, a la vez, le llevaron a la reflexión. Entonces
el mensajero tranquiliza a la Virgen y, al mismo tiempo, le revela el designio especial de
Dios referente a ella misma: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios;
vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El
será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su
padre» (Lc 1, 30-32).
El evangelista había afirmado poco antes que, en el momento de la anunciación, María
estaba «desposada con un hombre llamado José, de la casa de David». La naturaleza de este
«desposorio» es explicada indirectamente, cuando María, después de haber escuchado lo
que el mensajero había dicho sobre el nacimiento del hijo, pregunta: «¿Cómo será
esto, puesto que no conozco varón?» (Lc 1, 34). Entonces le llega esta respuesta: «El
Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el
que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios» (Lc 1, 35). María, si bien ya estaba
«desposada» con José, permanecerá virgen, porque el niño, concebido en su seno desde la
anunciación, había sido concebido por obra del Espíritu Santo.
ACTUAR BAJO EL IMPULSO DEL ESPÍRITU SANTO
Lucas coincide con el de Mateo 1, 18 y sirve para explicar lo que en él se lee. Si María,
después del desposorio con José, se halló «encinta por obra del Espíritu Santo», este hecho
corresponde a todo el contenido de la anunciación y, de modo particular, a las últimas
palabras pronunciadas por María: «Hágase en mí según tu palabra» (Lc 1, 38).
Respondiendo al claro designio de Dios, María con el paso de los días y de las semanas se
manifiesta ante la gente y ante José «encinta», como aquella que debe dar a luz y lleva
consigo el misterio de la maternidad. A la vista de esto «su marido José, como era justo y
no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto» (Mt 1, 19), pues no sabía
cómo comportarse ante la «sorprendente» maternidad de María. Ciertamente buscaba una
respuesta a la inquietante pregunta, pero, sobre todo, buscaba una salida a aquella situación
tan difícil para él. Por tanto, cuando «reflexionaba sobre esto, he aquí que se le apareció en
sueños un ángel del Señor y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir en tu casa a
María, tu esposa, pues lo concebido en ella es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, a
quien pondrás por nombre Jesús, porque salvará a su pueblo de sus pecados"»
(Mt 1, 20-21). Existe una profunda analogía entre la «anunciación» del texto de Mateo y la
del texto de Lucas. El mensajero divino introduce a José en el misterio de la maternidad de
María. La que según la ley es su «esposa», permaneciendo virgen, se ha convertido en
madre por obra del Espíritu Santo. Y cuando el Hijo, llevado en el seno por María, venga al
mundo, recibirá el nombre de Jesús. Era éste un nombre conocido entre los israelitas y, a
veces, se ponía a los hijos. En este caso, sin embargo, se trata del Hijo que, según la
promesa divina, cumplirá plenamente el significado de este nombre: Jesús-Yehosua, que
significa, Dios salva. El mensajero se dirige a José como al «esposo de María», aquel que,
a su debido tiempo, tendrá que imponer ese nombre al Hijo que nacerá de la Virgen de
Nazaret, desposada con él. El mensajero se dirige, por tanto, a José confiándole la tarea de
un padre terreno respecto al Hijo de María. «Despertado José del sueño, hizo como el
ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer» (Mt 1, 24). El la tomó en
todo el misterio de su maternidad; la tomó junto con el Hijo que llegaría al mundo por obra
del Espíritu Santo, demostrando de tal modo una disponibilidad de voluntad, semejante a
la de María, en orden a lo que Dios le pedía por medio de su mensajero
ACTIVIDAD
Contesta lo siguiente: A San José, la voluntad de Dios le es revelada en sueños. ¿Cuáles son
mis sueños?; Leo la vida de San José y pienso: ¿Cuál habrá sido el momento más difícil de
la vida de José?, ¿Cuál habrá sido el momento más gozoso y alegre?; ¿Con qué virtudes me
imagino a José como padre y esposo?
-Escribe una oración a San José, pidiéndole por mi papá, por su trabajo, sus sueños, sus
dolores y alegrías.
COMPROMISO
Invocar al Señor San José y seré Obediente a la voz de Dios, trataré de escucharlo en la
noche de mi silencio Sagrado.
BIBLIOGRAFÍA-Exhortación Apostólica Redemptoris Custos del Sumo Pontífice Juan
Pablo II, sobre la figura y la misión de San José en la vida de Cristo y de la Iglesia -T.
STRAMARE, Diccionario de Mariología. Págs. 988-996.
SEGUNDO DE SECUNDARIA
OBJETIVO: Que el seminarista profundice y desarrolle su identidad cristiana
ayudándole a conocer y ejercitar aquellas virtudes humanas y cristianas que le sirvan para
contrarrestar los vicios o pecados y así pueda perseverar en un habitual estado de gracia
para que pueda ser un verdadero discípulo y dé testimonio de su fe.
I.- BLOQUE: EL TESTIMONIO
1.1 DISCÍPULOS Y MISIONEROS
OBJETIVO: Impulsar en el seminarista la importancia de su ser discípulo y misionero en
la etapa que vive, mediante el conocimiento de la importancia de la vocación, iluminada
con la Sagrada Escritura, para que reconozca la responsabilidad que tiene en la vida de la
Iglesia sin importar si llega o no al ministerio sacerdotal.
VER CON LOS OJOS DEL PADRE
El ser discípulos del Señor y misioneros es muy importante, porque debemos anunciar el
evangelio que da esperanza a todos, no solo para los católicos, sino también para quien no
cree o que incluso esté alejado de la Iglesia (cf. EG 14). Hemos de llevar un mensaje
kerigmático que dice: «Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu
lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte» (EG 164). Un mensaje que
implique un encuentro con el Señor que transforma nuestra vida. Sin embargo, nos
podemos encontrar con una realidad en la que nos podemos preocupar por mantener una
comunidad y no por disfrutar y fructificar en la comunidad eclesial, en la gran familia que
es la Iglesia. O incluso con la gran tentación, como alguna vez escuche, de hacer
actividades que parecen son mundanas que espirituales, lo cual implica que haya un vacío
en el cristiano y busque como llenar ese vacío. Incluso podemos caer en la tentación de
mantenernos como ciertos discípulos que obran bien, pero no por evangelizar o llevar a
Cristo, sino que buscan el reconocimiento de las personas y no su salvación.
Ver video: https://www.youtube.com/watch?v=wX3oGsaW6wU
JUZGAR CON LOS CRITERIOS DEL HIJO
Texto Lc 10,1-12.17-20 Misión de los setenta y dos
En unos ejercicios espirituales en el Mayor se nos compartía que nosotros somos elegidos,
pero no porque ya estemos preparados o porque ya lo sepamos todo, sino que el Señor nos
elige y nos prepara; el Señor nos confía una misión a pesar de no estar preparados. Y
siguiendo el texto bíblico debemos considerar que los discípulos enviados llevan
indicaciones por parte del Señor para desenvolver la misión.
● En el tiempo de Jesús había otros movimientos que, como Jesús, procuraban vivir y
convivir de forma nueva, por ejemplo, Juan Bautista, los fariseos y otros. Muchos de ellos
formaban también comunidades de discípulos (Jn 1,35; Lc 11,1; Hec 19,3) y tenían sus
misioneros (Mt 23,15). ¡Pero había una gran diferencia! Por ejemplo, los fariseos, cuando
iban a misión, iban prevenidos. Pensaban que no podían confiar en la comida de la gente
que no siempre era ritualmente “pura”. Por esto, llevaban bolsa y dinero para poder cuidar
de su propia comida. Así, en vez de ayudar a superar las divisiones, estas observancias de la
Ley de la pureza debilitaban aún más la vivencia de los valores comunitarios.
● La propuesta de Jesús es diferente. Trata de rescatar los valores comunitarios que se
estaban extinguiendo, y procura renovar y reorganizar las comunidades para que fueran
nuevamente una expresión de la Alianza, una muestra del Reino de Dios. Es lo que nos
muestra hoy el evangelio que describe el envío de los 72 discípulos:
● Lucas 10,1: La Misión. Jesús envía a los discípulos a los lugares a donde él mismo debe
ir. El discípulo es el portavoz de Jesús. No es dueño de la Buena Nueva. El los envía de dos
en dos. Esto favorece la ayuda mutua, pues la misión no es individual, sino que es
comunitaria. Dos personas representan mejor que una la comunidad.
● Lucas 10,2-3: La corresponsabilidad. La primera tarea es rezar para que Dios envíe a los
obreros. Todo discípulo y discípula debe sentirse responsable de la misión. Por esto tiene
que rezar al Padre para la continuidad de la misión. Jesús envía a sus discípulos como
corderos en medio de lobos. La misión es tarea difícil y peligrosa. Pues el sistema en que
vivían y en el que seguimos viviendo era y sigue siendo contrario a la reorganización del
pueblo en comunidades vivas. La Misión para la cual Jesús envía a los 72 discípulos trata
de rescatar cuatro valores comunitarios:
● Lucas 10,4-6: La hospitalidad. Al contrario de los otros misioneros, los discípulos y
discípulas de Jesús no pueden llevarse nada, ni bolsa, ni sandalias. Sólo pueden y deben
llevar la paz. Esto significa que deben confiar en la hospitalidad de la gente. Pues el
discípulo que va sin nada, llevando apenas la paz, muestra que confía en la gente. Acredita
que va a ser recibido, y la gente se siente respetada y confirmada. Por medio de esta
práctica, el discípulo critica las leyes de exclusión y el antiguo valor de la hospitalidad. No
saludar a nadie por el camino significa, probablemente, que no se debe perder tiempo con
cosas que no pertenecen a la misión.
● Lucas 10,7: El compartir. Los discípulos no deben andar de casa en casa, sino
permanecer en la misma casa. Esto es, deben convivir de forma estable, participar de la
vida y del trabajo de la gente del lugar y vivir de lo que reciben en cambio, pues el obrero
merece su salario. Esto significa que deben confiar en el compartir. Así, por medio de esta
nueva práctica, ellos rescatan una antigua tradición de la gente, critican la cultura de
acumulación que marcaba la política del Imperio Romano, y anunciaban un nuevo modelo
de convivencia.
● Lucas 10,8: La comunión de mesa. Los discípulos deben comer lo que la gente les ofrece.
No pueden vivir separados, comiendo su propia comida. Esto significa que deben aceptar la
comunión de mesa. En el contacto con la gente no pueden tener miedo a perder la pureza
legal. Actuando así, critican las leyes de la pureza que estaban en vigor y anunciaban un
nuevo acceso a la pureza, a la intimidad con Dios.
● Lucas 10,9a: La Acogida a los excluidos. Los discípulos deben ocuparse de los enfermos,
curar a los leprosos y expulsar los demonios (Mt 10,8). Esto significa que deben acoger
dentro de la comunidad a los que de ella fueron excluidos. Esta práctica solidaria critica la
sociedad que excluye y apunta hacia salidas concretas.
● Lucas 10,9b: La llegada del Reino. Si todas estas exigencias son respetadas, los
discípulos pueden y deben gritar a los cuatro vientos: ¡El Reino ha llegado! Pues el Reino
no es una doctrina, ni un derecho canónico, ni un catecismo, sino que es una nueva manera
de vivir y convivir a partir de la Buena Nueva que Jesús nos trae: Dios es Padre y por esto
todos somos hermanos y hermanas. Educar para el Reino no es en primer lugar enseñar
verdades y doctrinas, sino que es una nueva manera de vivir y de convivir, una nueva forma
de actuar y de pensar1.
El discípulo debe evitar caer en 7 tentaciones o las bien llamadas coartadas2.
I. El subjetivismo. Es la tentación de ver la realidad a mi conveniencia, viendo mi
propio beneficio, haciéndome incluso un vividor en el seminario, sin valorar los bienes que
recibimos de Dios a través de las personas.
II. La transferencia. Se refiere a buscar a un culpable sea en el ambiente, en los medios
de comunicación, etc.; Por ejemplo, cuando no sale bien una actividad en el seminario
busca la persona excusarse, ya que lo realizado no salió bien por que otros no lo
permitieron, o como cuando en las misiones no fui responsable en lo que hice y le echo la
culpa a las personas porque no iban al barrio donde le tocó atender.
III. La seudosolidaridad. Más que ser solidario se busca ser señalado, es decir, no me
interesan los demás, sino ser reconocido por las personas.
IV. La justificación hipócrita. No corregir para no molestar, debe ser una fraterna
corrección.
V. Tristeza, cinismo. Nuestra cara pertenece a los demás y no tenemos el derecho de
robarles la alegría. Aquí no se vale decir: “yo no sabía que amargaba a los demás”.
VI. Sustitucionalismo, como el ladrón generoso, el ladrón de los ricos para dárselo a los
pobres. En lugar de hablar de Dios se busca lo que es social, políticamente correcto.
VII. Falsa humildad. Me hacen falta caídas para elevarme.
ACTUAR BAJO EL IMPULSO DEL ESPÍRITU SANTO
En equipos compartir cuales son las características que debe tener un seminarista para ser
un buen discípulo; por ejemplo, en la vida cotidiana, cuando va a su casa, con sus amigos,
en las vacaciones de comunidad, etc. Después se les invita a compartir a todo el grupo, aquí
sería bueno que terminará con una pequeña convivencia recordando las cosas bellas que
han vivido en el seminario.
BIBLIOGRAFÍA:
La Biblia de Nuestro Pueblo, texto de L. ALONSO SCHÖKEL, China 201219.
Lectio divina: https://ocarm.org/es/content/lectio/lectio-lucas-101-9
Ejercicios espirituales por el Cardenal Carlos Amigo Vallejo en el seminario mayor,
septiembre del 2007.
1
Esta división bíblica está tomada de la lectio divina de los hermanos carmelitas:
https://ocarm.org/es/content/lectio/lectio-lucas-101-9
2
Estas 7 coartadas están tomadas de en unos ejercicios espirituales por el Cardenal Carlos Amigo Vallejo en
el seminario mayor en septiembre del 2007.
1.2 LA VOCACIÓN, TESTIMONIO Y SERVICIO
OBJETIVO: Impulsar la respuesta del llamado que Dios hace al seminarista,
manifestando al Señor con su propia vida en el servicio al hermano, para llevar la alegría
del evangelio a su vida y a la de los demás sin importar si creen o no en Dios.
VER CON LOS OJOS DEL PADRE
Para ver la realidad que vivimos podemos ver el video:
https://www.youtube.com/watch?v=N3-8kieXfbw
En la actualidad nos encontramos ante el peligro de no responder al llamado del Señor
porque vivimos inmersos en un mundo inmediatista, un mundo tecnológico, en el que nos
hace olvidar la presencia de Dios en nuestras vidas incluso olvidándonos de lo que vendrá
al final de los tiempos. Se vive para el momento, pero en un vacío existencial, en el que
hace falta la presencia de Dios3.
Se necesitan personas que respondan y se entreguen a su vocación, sea matrimonial,
sacerdotal, religiosa o laical. Respondiendo con generosidad haciendo suyas las palabras
del Papa Francisco: «Más allá de toda apariencia, cada uno es inmensamente sagrado y
merece nuestro cariño y nuestra entrega. Por ello, si logro ayudar a una sola persona a vivir
mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida» (EG 164).
JUZGAR CON LOS CRITERIOS DEL HIJO
Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián; una vez llevó el
rebaño más allá del desierto hasta llegar a Horeb, el monte de Dios. El ángel del Señor se le
apareció en una llamarada entre las zarzas. Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse.
Moisés dijo:
– Voy a acercarme a mirar este espectáculo tan admirable: cómo es que no se quema la
zarza.
Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza:
– Moisés, Moisés.
Respondió él:
– Aquí estoy.
Dijo Dios:
– No te acerques. Quítate las sandalias de los pies, porque el sitio que pisas es terreno
sagrado.
Y añadió:
– Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob.
Moisés se tapó la cara temeroso de mirar a Dios.
El Señor le dijo:
3
Cf. F. COSENTINO, Sui sentieri di Dio, 176-179.
– He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me
he fijado en sus sufrimientos. Y he bajado a librarlos de los egipcios, a sacarlos de esta
tierra para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel, el país de
los cananeos, hititas, amorreos, fereceos, heveos y jebuseos. La queja de los israelitas ha
llegado a mí, y he visto cómo los tiranizan los egipcios. Y ahora, anda, que te envío al
Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los israelitas. (Ex 3,1-10).
El llamado que Dios implica testimonio y también servicio. Cuando le respondemos a Dios
no nos podemos quedar en el ámbito personal, necesitamos abrirnos a la entrega, al
servicio, pero no cualquiera sino un servicio acompañado de un verdadero testimonio que
implica ser un discípulo de alma entregado por el pueblo desde su estado de vida en el que
Dios la ha llamado. Veamos algunos puntos interesantes de este texto del libro del Éxodo
que fueron compartidos en un retiro espiritual por el padre Alejandro (el Amigo) en paz
descanse4.
Un primer momento es ir más allá del desierto. Ante este ambiente tan mediático
necesitamos salir de nuestro yo para que el Señor se nos revele. Dios nos habla
constantemente, pero tristemente estamos tan ocupados que no tenemos tiempo de
dirigirnos a Él, urge ese encuentro (cf. EG 1).
Un segundo momento es maravillarnos. Necesitamos descubrir la zarza ardiente que
ilumina nuestra vida y nos lleva a reconocer lo maravilloso que es la presencia de Dios en
mi vida. Cuantas veces el Señor nos ha llamado en los acontecimientos más sencillos de la
vida, incluso dando luces a las cuestionantes que llegan a nuestra vida.
El tercer momento es el llamado por nuestro nombre. La relación de Dios para con
nosotros es personal y se dirige a la persona a la que llama por su nombre: Moisés,
Abraham, Josué, Marta, María.
El cuarto momento es quitarse las sandalias, es decir, descubrir que el tiempo que estamos
pasando es un tiempo maravilloso, no es un castigo o una cuestión de obligación, Dios se
vale de muchas cosas para darnos un mensaje. En este momento es bueno caminar en un
ambiente de oración y reflexión, porque mi vocación no es un juego o algo que puedo
tomar a la ligera. Dios nos ha dado un tiempo sagrado para reflexionar e ir descubriendo
nuestra vocación que a lo largo del tiempo irá madurando, para culminar en la entrega con
generosidad como fruto de ese encuentro constante con Dios a través del desierto en el que
constantemente se alimenta de Dios. Hermano seminarista no pierdas el tiempo, este tiempo
que vives es sagrado.
El quinto momento es el envío de Moisés. Debemos estar al servicio de los hermanos
llevando un mensaje de esperanza que no es un simple paliativo, sino que implica una
verdadera salvación. Por ello es importante que nuestra respuesta a Dios sea reconociendo
que somos una misión para todos aquellos que necesitan de Dios, así nos lo dice el papa
Francisco: «Yo soy una misión en esta tierra, y para eso estoy en este mundo. Hay que
reconocerse a sí mismo como marcado a fuego por esa misión de iluminar, bendecir,
vivificar, levantar, sanar, liberar» (EG 273). Una misión que no se queda encerrada
solamente para los católicos, sino que está abierto para todo aquel que la necesita (cf. EG
14). Porque «compartir la vida con la gente y entregarnos generosamente, necesitamos
4
Los puntos y algunas cuestiones, son tomados del retiro impartido por el padre Alejandro a un grupo de
teología del seminario mayor, agregándole un ultimo punto que no fue impartido por él.
reconocer también que cada persona es digna de nuestra entrega. No por su aspecto físico,
por sus capacidades, por su lenguaje, por su mentalidad o por las satisfacciones que nos
brinde, sino porque es obra de Dios, criatura suya» (EG 274).
ACTUAR BAJO EL IMPULSO DEL ESPÍRITU SANTO
Se puede culminar con el video de la vocación sacerdotal, Fishers of men:
https://www.youtube.com/watch?v=gN3ROP4akbs
Se debe motivar y exhortar a los muchachos para que se den cuenta de los compromisos
que pueden tomar desde esta etapa de su formación, descubriendo el llamado del Señor que
necesita que lleves la «alegría del Evangelio» (EG 1). Pueden hacer algunos compromisos
por equipos y escribirlos de manera creativa en una cartulina y dejándolos a la vista de la
comunidad.
BIBLIOGRAFÍA:
La Biblia de Nuestro Pueblo, texto de L. ALONSO SCHÖKEL, China 201219.
COSENTINO, F., Sui sentieri di Dio. Mappe della nuova evangelizzazione, Milano 2012.
FRANCISCO, Evangelii Gaudium. Exhortación apostólica, México 2013.
5
Los textos que se ofrecen sobre los dos dogmas están tomados tal cual de una síntesis de dogmas Marianos
que se ofreció en la clase de Mariología en el Seminario Mayor de Guadalajara en el año 2009.
En el curso del s. V, Nestorio, elegido patriarca de Constantinopla en el 428, en cierto
momento, en sus predicaciones, inicia a combatir el título de “Theotókos” (Madre de Dios).
El concilio de Efeso (431) condena a Nestorio: afirma sobre todo el dogma de la unidad de
Cristo, en unidad según la “hypóstasis”, es decir, según la persona, y por consecuencia
afirma que María debe ser llamada “Madre de Dios” (Theotokos). Es importante notar que
la definición dogmática de Efeso fue antes de todo cristológica, y por consecuencia
mariológica. Cuando fue definido el carácter personal divino del hombre Cristo, la
maternidad de María fue definida como divina.
Toda la fe cristiana referente al Verbo encarnado puede ser sintetizada así: Jesús es a la vez
verdadero Dios y verdadero hombre. Diciendo que María es Madre “de Dios” decimos que
Jesús es verdadero Dios; Diciendo que María es “Madre” de Dios decimos que Jesús es
verdadero hombre; y decimos también que en Él la divinidad y la humanidad están unidos
en la misma persona.
Virginidad de María. Es necesario decir, sobre todo, que toda consideración que se hace,
hablando de María Santísima, es siempre la consecuencia de un juicio sobre Jesús. Por lo
mismo también podemos decir que cualquier definición en mérito a la mariología (la
disciplina teológica que estudia la figura de María) se deriva de una precedente reflexión
cristológica. Por lo tanto, María es casta porque primariamente el amor de Cristo es
purísimo.
En el primer milenio se consolidaron sobre todo dos convicciones: la primera que María
Santísima es Madre de Dios, la segunda que es “la Virgen” por excelencia, la Virgen de las
vírgenes.
El primer Concilio ecuménico que habla explícitamente de la perpetua virginidad de María
es el Concilio de Constantinopla II (553): “Tomó carne de la gloriosa Theotokos y siempre
virgen María”.
La definición dogmática de la perpetua virginidad de María pertenece al Concilio
Lateranense del 649, convocado por el Papa Martín I. Esta definición es infalible e
irreformable. La perpetua virginidad de María es por tanto verdad de fe definida.
¿Pero qué cosa es exactamente la virginidad? Entendida en perspectiva cristiana comporta
la entrega total de la persona, alma y cuerpo, mente y corazón a Jesucristo.
Entendiendo en este modo la virginidad podemos entender el sentido de lo que la Iglesia
enseña, a partir al menos desde el s. IV, cuando dice que María Santísima fue virgen antes
del parto, durante el parto y después del parto.
La concepción virginal (“Virginitas ante partum”) es muy claro leyendo el pasaje del
Evangelio tanto de Mateo que retoma la profecía de Isaías (7, 14) “la Virgen concebirá y
dará a luz un hijo”; como en el pasaje de la Anunciación de san Lucas, donde se puede ver
claramente en filigrana la referencia a la profecía de Isaías, y de Jesús. Es sobre todo
fundamental en este texto la pregunta de María al ángel (las primeras palabras de María):
“¿cómo sucederá esto puesto que no conozco varón” (1, 34).
El dogma de la Virginidad, afirma que la integridad física de María no fue lesionada en el
acto del parto. Como en la concepción, así como también después en toda su vida. El modo
como concibió y parió tuvo un carácter extraordinario.
La escritura atestigua solo indirectamente la virginidad de María después del parto. El
hecho de que el Salvador moribundo confie a su madre a la protección de san Juan (Jn 19,
26: “mujer ahí tienes a tu hijo), presupone que María no tenía otros hijos más que a Jesús.
Por su parte la interpretación tradicional de Lc 1, 34, por la respuesta de María “¿cómo
sucederá esto, si no conozco varón?”, arguye el propósito que María tenía de virginidad
perpétua, hecha por una particular iluminación divina.
En síntesis:
BIBLIOGRAFÍA:
A. MÁRQUEZ AQUINO – AL. dir., María, portadora de Jesús, Arquidiócesis Primada de
México, México 2006.
6
A. MÁRQUEZ AQUINO – AL. dir., María, portadora de Jesús, 62.
1.4 MARÍA DISCÍPULA FIEL
OBJETIVO: Motivar al seminarista a vivir su discipulado siguiendo como ejemplo a
nuestra Madre Santísima, la Virgen María, para vivir nuestro ser de discípulos desde la
etapa en la que nos encontramos, madurando cada vez más en nuestra vivencia de fe.
VER CON LOS OJOS DEL PADRE
El discipulado que seguimos los católicos, en la actualidad puede ser un discipulado
mediocre que no implica un verdadero cambio, que se centra solo en su vivencia de fe
personal que no lleva consigo un cambio en la vida cristiana, que no construye el reino, que
no construye familia, se mueve en la lógica del cumplimiento dominical, sacramental y
festivo, pero no hay una verdadera repercusión en la vida de los cristianos que conlleve un
cambio personal y comunitario en favor de la construcción del Reino, de la construcción de
familia7.
El discípulo vive en una familia, siguiendo a Jesús, y un claro ejemplo de cómo ser
discípulos lo encontramos en la Virgen María, ella que es la mujer que cumple con la
voluntad de Dios, ella que no solo es discípula, sino que es discípula fiel8.
JUZGAR CON LOS CRITERIOS DEL HIJO
Leer la cita de Mt 12,47-50 La madre y los hermanos de Jesús
Debemos ser discípulos auténticos, no basta con ser discípulos, como veíamos más arriba,
sino que debemos ser auténticos, de tal manera que obedezcamos y actuemos en esa nueva
familia y bajo el ejemplo de la Virgen María9.
María, primera discípula, hizo el camino de la fe y seguimiento de Jesús que todo creyente
debe emprender10.
Para disponernos a tener una mayor luz en el discipulado que debemos seguir, veamos
como nos iluminan los momentos en que nuestra madre santísima se hace presente en el
Nuevo Testamento. A continuación, se presentarán diversas citas que el expositor podrá
explicar de manera general, para dar oportunidad a que los muchachos tengan una
aportación al tema con la actividad.
Lc 1,26-38: Anuncio del nacimiento de Jesús.
Lc 1,39-56: Visita a su prima santa Isabel.
Lc 2,1-20: Nacimiento de Jesús.
Lc 2, 21-35: Circuncisión, Presentación de Jesús y Bendición.
Lc 2,41-52: El niño Jesús en el templo.
Mt 12,47-50: La madre y los hermanos de Jesús.
Jn 19,25-27: María al pie de la cruz.
Jn 2,1-12: La boda de Caná.
7
Cf. La lección de C. DOTOLO, La singularità di Gesù di Nazaret TF2068 | 2019, Pontificia Università
Gregoriana.
8
Cf. G. J. MORADO, Mayo virtual: La primera y más perfecta discípula, [acceso 18/11/19],
http://www.infocatolica.com/blog/puertadedamasco.php/mayo_virtual_la_primera_y_mas_perfecta_d.
9
Cf. Nota de la cita Mt 12,46-50.
10
Nota de la cita Mt 12,46-50.
Hch 1,12-14.2,1-13 María presente en Pentecostés
ACTUAR BAJO EL IMPULSO DEL ESPÍRITU SANTO
Como actividad se pueden hacer equipos en los que se les reparta a los muchachos cada una
de las citas para que la lean y hagan un dibujo sea sobre el pasaje que han leído o en
referencia a su propia vida de seminaristas, para después presentarlo a todos. Al final se les
puede preguntar a los muchachos: ¿qué fue lo que les llamó más la atención sobre estos
pasajes de la Biblia y cómo los ilumina para ser verdaderos discípulos fieles?
BIBLIOGRAFÍA:
DOTOLO, C., La singularità di Gesù di Nazaret TF2068 | 2019, Pontificia Università
Gregoriana [Lección].
La Biblia de Nuestro Pueblo, texto de L. ALONSO SCHÖKEL, China 201219.
MORADO, G. J., Mayo virtual: La primera y más perfecta discípula, [acceso 18/11/19],
http://www.infocatolica.com/blog/puertadedamasco.php/mayo_virtual_la_primera_y_mas_
perfecta_d.
11
Todos los datos que aquí se presentan de nuestros santos, están tomados del libro: F. GONZÁLEZ
FERNÁNDEZ, Sangre y corazón de un pueblo. Historia de la persecución anticatólica en México y sus
mártires, T. II, Jalisco 2008, 921-932.
ganado que luego fue llevado a Teocaltiche para que aprendiera a leer y a escribir,
descubriendo su vocación sacerdotal ingresa en el seminario auxiliar del lugar para pasar
después al seminario clandestino de Guadalajara; los seminaristas tuvieron que andar de
casa en casa para seguir formándose, ante el peligro de la persecución, incluso ante la
clausura del seminario clandestino tuvieron que huir, pero ello no impidió que continuaran
su formación al sacerdocio, ya que buscaron otros lugares.
Nuestro santo pidió ser ordenado, a pesar de las dificultades por las que estaban viviendo, y
recibió el sacerdocio por el arzobispo de Guadalajara don Francisco Orozco y Jiménez, el
cual lo envía a suplir a otro santo mártir, santo Toribio Romo, llegando a Cuquío. Inició su
ministerio en momentos en el que era prohibido ejercer públicamente. Sin embargo, a pesar
de todo, fue un sacerdote alegre e integrado a la comunidad a los cuales les llamaba
hermanos, a quienes no los tendría por mucho tiempo, pues su labor pastoral duró solo un
año al sufrir el martirio con su párroco el padre Justino. Incluso dirá el arzobispo don
Francisco Orozco y Jiménez: «¡Me mataron a un ángel!».
El martirio del párroco don Justino y su vicario el padre Atilano sucedió en la casa donde se
refugiaban, en el rancho de las Cruces, la noche del 1 de julio de 1928. Pero hay un
antecedente a este suceso que tiene que ver con el presidente de Cuquío llamado José
Ayala, el cual, anticatólico, se separó de su esposa y se unió a una sobrina con la que tuvo
dos hijos, los cuales, en cierta ocasión, en ausencia del presidente fueron bautizados por el
cura Justino por petición de la madre, lo cual causó un gran enojo, prometiendo incluso
vengarse. Y dicha venganza no tardó en llegar, pues un feligrés traicionó a los sacerdotes
escondidos.
El presidente José Ayala fue junto con 40 soldados al rancho donde se encontraban
escondidos los pastores, tocaron la puerta y el cura Justino abrió y los saludó con el «Viva
Cristo Rey», el presidente blasfemó y le disparo. Mientras tanto el padre Atilano estaba en
su cuarto y encomendó su alma a Dios. Los asesinaron a él y a un hermano del señor cura.
Los cuerpos fueron llevados a Cuquío sobre burros, ya que no dejaron que los llevaran en
tablas, dejando su sangre por el camino, pues sus manos y pies arrastraban en el camino.
Posteriormente fueron tirados en la plaza y las personas los consideraron verdaderos
mártires de Cristo y empezaron a tomar reliquias. Y, además, a pesar de la prohibición del
presidente, la gente puso los cuerpos en cajas llevándolos a la tumba, expresando su fe, y
claro sin faltar el grito de ¡Viva Cristo Rey!
ACTUAR BAJO EL IMPULSO DEL ESPÍRITU SANTO
¿Qué te llama la atención sobre estos mártires? ¿Cómo te motivan para continuar tu
formación en el Seminario? ¿por qué quieres ser sacerdote?
Se invita a descubrir los valores positivos de estos hermanos que entregaron su vida por
Cristo. Se forman equipos y conforme van respondiendo las preguntas por equipos se les
entrega una parte de la imagen del santo para que al formar la imagen descubran el rostro
del santo. O simplemente entregar las piezas de la imagen para que descubran que santo es,
mientras tanto se les puede poner de fondo el himno de los mártires Justino y Atilano:
https://www.youtube.com/watch?v=f3wnR6MLE9A
BIBLIOGRAFÍA:
GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, F., Sangre y corazón de un pueblo. Historia de la persecución
anticatólica en México y sus mártires, T. II, Jalisco 2008, 921-932.
La Biblia de Nuestro Pueblo, texto de L. ALONSO SCHÖKEL, China 201219.
20
Cfr. A. ROYO MARÍN, teología de la perfección cristiana, pg. 558. BAC, MADRID, 1962
21
Cfr. A. ROYO MARÍN, teología de la perfección cristiana, pg. 558. BAC, MADRID, 1962
22
Cfr. A. ROYO MARÍN, teología de la perfección cristiana, pg. 559. BAC, MADRID, 1962
23
Cfr. A. ROYO MARÍN, teología de la perfección cristiana, pg. 561. BAC, MADRID, 1962
24
Cfr. CEC. Nro. 1809.
2.3 VIRTUD DE LA PRUDENCIA
OBJETIVO: Fomentar en el alumno la virtud de la prudencia con bases bíblicas y del
magisterio de la Iglesia, para que conociendo esta virtud y su importancia, aprendan a
discernir en cada situación de la vida lo que sea más conveniente para bien suyo y de los
demás.
VER CON LOS OJOS DEL PADRE
El mundo actual plantea una diversidad de posturas, de ideologías, de religiones, de
inferencias sobre el hombre. Podemos decir que cada día nacen nuevos retos para las
personas. Uno de estos retos es conservar las virtudes y los valores que nos humanizan y
nos acercan a Dios.
La virtud de la prudencia es una de las cuatro virtudes cardinales que en conjunto con las
virtudes teologales son llamadas las siete lámparas de la vida cristiana, como lo enseña el
Santo Padre Juan XXIII.
Hay una infinidad de definiciones acerca de la prudencia, veamos algunas de ellas.
I. La prudencia es la cualidad, la virtud que disponen algunas personas que lo llevarán
a actuar y conducirse en la vida con suma precaución y reflexión, evitándose por
tanto el desencadenamiento de posibles daños o consecuencias negativas por un
obrar anticipado e intempestivo.
II. El término prudencia proviene del latín prudentia, que es una cualidad que consiste
en actuar o hablar con cuidado, de forma justa y adecuada, con cautela, con
moderación, con previsión y reflexión, con sensatez y con precaución para evitar
posibles daños, dificultades, males e inconvenientes, y respetar la vida, los
sentimientos y las libertades de los demás.
III. La prudencia es la capacidad que tienen algunas personas para detenerse a analizar
las diferentes variables existentes y evaluar sus posibles consecuencias antes de
adoptar una decisión. Habitualmente suele ser sinónimo de sensatez, moderación,
cautela, madurez o reflexión.
IV. La prudencia busca la acción humana racional, la acción justificada. La prudencia,
en base al conocimiento, señala la mejor acción que un hombre puede seguir en la
circunstancia; la acción "correcta", "válida para todos", la que no puede ser objetada
(superada) por otra.
Analicemos las deficiones y encontremos el punto común entre ellas. Para encontrar la
verdadera virtud de la prudencia.
JUZGAR CON LOS CRITERIOS DEL HIJO
La Sagrada Escritura nos brinda varios pasajes donde encontramos la virtud de la
prudencia. Escuchemos y reflexionemos en las siguientes citas.
Porque Yahveh es el que da la sabiduría, de su boca nacen la ciencia y la prudencia (Prov.
2,6)
El tardo a la ira tiene gran prudencia, el de genio pronto pone de manifiesto su necedad
(Prov. 14,29)
La prudencia es fuente de vida para el que la tiene, el castigo de los necios es la necedad
(Prov.16,22)
La prudencia del hombre domina su ira, y su gloria es dejar pasar una ofensa (Prov. 19,11)
Con la sabiduria se construye una casa, y con la prudencia se afianza (Prov. 24,3)
Tengo más prudencia que todos mis maestros, porque mi meditación son tus dictámenes
(Sal. 119,99)
Por eso pedí y se me concedió la prudencia, supliqué y me vino el espíritu de sabiduría
(Sab.7,7)
No desprecies lo que cuentan los viejos, que ellos tambien han aprendido de sus padres,
pues de ellos aprenderás prudencia y a dar respuesta en el momento justo. (eclesiástico 8,9).
ACTUAR BAJO EL IMPULSO DEL ESPÍRITU SANTO
1. El hombre prudente
De esta virtud han dicho ya muchas cosas los antiguos. Les debemos profundo
reconocimiento y gratitud por ello. En una cierta dimensión nos han enseñado que el valor
del hombre debe medirse con el metro del bien moral que lleva a cabo en su vida. Esto
precisamente sitúa en primer puesto la virtud de la prudencia. El hombre prudente, que se
afana por todo lo que es verdaderamente bueno, se esfuerza por medirlo todo, cualquier
situación y todo su obrar, según el metro del bien moral. Prudente no es, por lo tanto-como
frecuentemente se cree-, el que sabe arreglárselas en la vida y sacar de ella el mayor
provecho; sino quien acierta a edificar la vida toda según la voz de la conciencia recta y
según las exigencias de la moral justa.
De este modo la prudencia viene a ser la clave para la realización de la tarea fundamental
que cada uno de nosotros ha recibido de Dios. Esta tarea es la perfección del hombre
mismo. Dios ha dado a cada uno de nosotros su humanidad. Es necesario que nosotros
respondamos a esta tarea programándola como se debe.
2. El cristiano prudente
El cristiano tiene el derecho y el deber de contemplar la virtud de la prudencia también con
otra perspectiva. Esta virtud es como imagen y semejanza de la providencia de Dios mismo
en las dimensiones del hombre concreto. Porque el hombre ha sido creado a imagen y
semejanza de Dios. Y Dios realiza su plan en la historia de lo creado y, sobre todo, en la
historia de la humanidad. El objetivo de este designio es el bien último del universo, como
enseña Santo Tomás. En el punto central de su realización se encuentra Jesucristo, en el que
se ha manifestado el amor eterno y la solicitud de Dios mismo, Padre, por la salvación del
hombre. Esta es a la vez la expresión plena de la divina providencia.
Por consiguiente, el hombre, que es imagen de Dios, debe ser -como otra vez nos enseña
Santo Tomás-, en cierto modo, la providencia. Pero en la medida de su propia vida. El
hombre puede tomar parte en este gran caminar de todas las criaturas hacia el objetivo, que
es el bien de la creación. Y expresándonos aún más con el lenguaje de la fe, el hombre debe
tomar parte en este designio divino de la salvación; debe caminar hacia la salvación, y
ayudar a los otros a que se salven. Ayudando a los demás se salva a sí mismo.
25
Cfr. AQUINO TOMÁS, Q 61, Art, 2, Libro II.
26
Cfr. JUAN PABLO II, audiencia general, miércoles 15 de noviembre de 1978.
27
Cfr. JUAN PABLO II, audiencia general, miércoles 15 de noviembre de 1978.
28
JUAN PABLO II, audiencia general, miércoles 15 de noviembre de 1978.
¿En qué momentos de mi vida he demostrado tener coraje y fortaleza para defender lo que
era importante en un ambiente adverso?
¿Qué estaría dispuesto a hacer si llegara en nuestros tiempos una fuerte persecución contra
la fe?
¿En qué tareas de mi vida ordinaria reconozco que necesito ser fuerte para empezar a
trabajar la fortaleza?
¿Cuál será mi primer reto a vencer?
ACTUAR BAJO EL IMPULSO DEL ESPÍRITU SANTO
De acuerdo a lo que anteriormente hemos reflexionado, se propone dialogar por medio de
equipos espontáneos algunos ejemplos de personajes de la vida real, o del cine, literatura,
que hubiesen sido ejemplo de fortaleza, y comentar en el pequeño equipo, qué compromiso
se lleva cada quien para responder con alegría y generosidad en los trabajos y tareas que el
Seminario les propone para formarse como hombres íntegros, a ejemplo de los héroes y
modelos de fortaleza que en el equipo se mencionen.
29
Cf. GS (N.11) PG 173-174.
30
Cf. Gal 4,4
31
Cf. Documentación litúrgica, nuevo enquiridión de san pío X a Benedicto XVI, n. 4385, pg. 1096.
32
Cf. CEC 494. Pg. 138.
33
Cf. ALFONSO MARÍA DE LIGORIO, las glorias de María, págs. 210-216.
III.- BLOQUE: LA GRACIA Y EL PECADO
3.1 EL PECADO, RECHAZO AL AMOR DE DIOS
OBJETIVO: Inducir a los alumnos en el conocimiento de la realidad del pecado y sus
consecuencias, para que ellos logren rechazarlo y optar por la vida de la gracia.
VER CON LOS OJOS DEL PADRE
El pecado, según la definición del Catecismo de la Iglesia católica consiste en un acto o un
deseo contrarios a la ley eterna. 34 San Agustín de Hipona lo definirá como: el amor de sí
34
Cf. CEC. Nros. 1849-1850
mismo hasta el desprecio de Dios.35 De acuerdo a la gravedad los pecados se clasifican en
veniales o mortales. 36
Pecado Mortal: Es todo aquél acto de la voluntad que se dirige contra la caridad en la
relación con Dios, como por ejemplo: la blasfemia, el perjurio; o contra la caridad al
próximo: el homicidio, el adulterio.37 Para que alguna persona incurra en pecado mortal se
requieren tres condiciones: Materia grave, pleno conocimiento y pleno consentimiento. La
materia grave es cualesquiera de las faltas contra de los diez mandamientos.38
Pecado Venial: Se origina cuando la voluntad del pecador se dirige a una cosa que
contiene en sí un desorden, que no atenta en grado sumo a la caridad con Dios o para con el
próximo, tal es el caso de las palabras ociosas que de algún modo pueden ofender la
relación entre el hombre y Dios, y entre los mismos hermanos. 39 Ha de tenerse en cuanta
que el pecado venial que se comete de modo constante y deliberando, sin el debido
arrepentimiento, va conduciendo poco a poco a cometer cualquier pecado mortal.40
Consecuencias del pecado:
El pecado engendra el vicio, y el vicio es contrario a la virtud y al orden establecido por
Dios. El pecado tiende a reproducirse, y a reforzarse como un virus que se expande en un
organismo, tiene consecuencias negativas en la vida personal y comunitaria. 41 Los pecados
pueden clasificarse según el número de las virtudes, pero de modo contrario, o en los
pecados capitales, que son todos aquellos pecados de los que se derivas otros.42
JUZGAR CON LOS CRITERIOS DEL HIJO
Una vez visto a groso modo lo que es el pecado y sus consecuencias, invítese a los
seminaristas a reflexionar cuál es el pecado dominante, o el hábito vicioso que en su vida
personal ha llegado a afectar a la vida de la comunidad. Se recomienda realizar este
momento en un ambiente de silencio, o con cantos de meditación y de perdón.
35
Cf. CEC. Nro. 1850
36
Cf. CEC. Nro. 1856
37
Cf. CEC. Nro. 1856
38
Cf. CEC. Nro. 1859 y 1863.
39
Cf. CEC. Nro. 1856
40
Cf. CEC. Nro. 1863. Pg.511
41
Cf. CEC. Nro. 1865.
42
Cf. CEC. Nro. 1866.
3.2 LOS PECADOS CAPITALES
OBJETIVO: Comprender el significado de “pecado capital” y ayudar a los seminaristas
a identificar mejor el pecado para lograr un mejor discernimiento de la propia conciencia.
VER CON LOS OJOS DEL PADRE
El pecado es una realidad que toca la conciencia del ser humano. Aunque algunos no
quieren llamarle pecado, por su connotación “moral”, pueden darse cuenta que en su
interior, aquella “falta” o error inquieta.
Los católicos comunes suelen distinguir entre pecados graves y pecados no graves
(veniales), pero con poca capacidad para identificar si su pecado es o no grave.
Además de la dificultad anterior, muchos han escuchado sobre los diez mandamientos, y
sobre los pecados capitales, pero difícilmente pueden nombrarlos todos y encuentran aún
más dificultad en saber qué falta cometieron en realidad al reflexionar sobre algún pecado
cometido.
JUZGAR CON LOS CRITERIOS DEL HIJO
Evagrio Póntico en el siglo IV (“sobre los ocho vicios malvados”) enumera las principales
pasiones del hombre en 8 (ira, soberbia, vanidad, envidia, avaricia, cobardía, gula y lujuria),
un siglo más tarde el sacerdote rumano Juan Casiano (“colaciones”) redujo la lista a los
siete que hoy conocemos. El papa Gregorio Magno (540-604) los oficializó en su obra
monumental conocida como “moralia in Job” o “expositio in librum Iob” que es un
comentario al libro de Job.
El término “capital” no se refiere a la gravedad del pecado, sino a que da origen a muchos
otros pecados. Capital se deriva del sustantivo cabeza que designa la parte superior y la que
dirige el cuerpo de un animal, aquí se aplica metafóricamente a todo lo que es principio de
algo, que origina y/o dirige a otros pecados.
Un pecado capital es aquel que tiene un fin excesivamente deseable de manera tal que en su
deseo, un hombre comete muchos pecados, todos los cuales se dice son originados en aquel
vicio como su fuente principal.
El pecado capital puede darse en el pensamiento o en la obra.
La clave para entender este tipo de vicios es comprender que el vicio se da cuando hay un
desorden, un exceso, un mal uso. Por ejemplo el comer algo delicioso moderadamente
como un buen chocolate después de haber comido con normalidad no puede llamarse gula,
se puede deleitar el paladar con moderación sin pecar.
Los fines que buscan estos pecados son fuertemente apetecibles para el hombre y por eso el
mismo apetito engendra los medios para alcanzar este fin. Tales medios son otros pecados
particularmente afines a este medio, por ejemplo la avaricia, que tiene como fin la
indefinida acumulación de riquezas, engendra el fraude, el dolo, el robo, la dureza del
corazón y muchos otros que tiendan a ese fin.
Se presenta ahora una tabla con el vicio capital y la virtud que lo combate
BIBLIOGRAFÍA:
SANTO TOMÁS DE AQUINO, Suma Teológica, I-II, 71-89
Catecismo de la Iglesia Católica, 1866, 2514, 2534, 2290, 2539, 2094, 2733
43
A. ROYO MARÍN, O.P. Ser o no ser santo esa es la cuestión, Pg. 41. Madrid BAC.2000.
44
Cf. CIC 494. Pg. 540
45
Cf. CIC 494. Pg.540
46
Cf. CIC 494. Pg.542
47
A. ROYO MARÍN, O.P. Ser o no ser santo esa es la cuestión, Pg. 49. Madrid BAC.2000.
3.4 LA CASTIDAD: INTEGRACIÓN HUMANA DE LA SEXUALIDAD
OBJETIVO: Descubrir el valor de la castidad, integrando la propia sexualidad como un
don de Dios para vivir en la armonía conmigo mismo y los demás.
VER CON LOS OJOS DEL PADRE
La castidad tiene como significado la integración de la sexualidad en la persona humana, en
su ser corporal y espiritual.48 La castidad por tanto requiere del dominio de sí, que va
fortaleciendo la voluntad que se realiza de modo libre; para lograr la virtud de la castidad se
necesita de un conocimiento de sí mismo. 49 Esto nos remite al ejemplo de lo que realizaba
Sócrates con sus alumnos para comenzar la enseñanza de las grandes verdades de la vida,
diciéndoles: conócete a ti mismo. Porque del auto conocimiento se obtiene considerable
ventaja para reconocer las propias debilidades, pero también se podrá implementar la
necesaria dosis de ascesis, que contribuya a la moderación y mortificación de los sentidos50.
La castidad es la virtud sobrenatural moderadora del apetito genésico, del apetito
procreador. De tal manera que el ejercicio de la sexualidad no es lo principal en la vida del
hombre, pero constituye una parte de su ser corporal y psicológico que es importante
integrar y no combatir como si de un enemigo irreconciliable se tratara51.
A la voluntaria abstención del ejercicio de la sexualidad, se le conoce como virtud virginal
de la castidad, y el que la asume libremente hace presente, de manera anticipada la
realidad del Reino de los Cielos en la tierra 52. Es importante mencionar que la castidad
también es una virtud que compete a los llamados a la vida matrimonial, que se observa
desde el noviazgo, en donde los novios se conocen para prepararse al Sacramento que los
unirá para toda la vida, pero reservando la unión marital hasta el momento de haber
contraído nupcias. Y ya siendo esposos no significa que deban entregarse
desordenadamente a los placeres sensuales por hablar de una sexualidad legal, sino que
también han de aprender a educarse y a potenciar otros muchos aspectos de la sexualidad
humana que no se limitan a la unión genital53.
Algunos pecados contra la castidad:
La lujuria: Deleite desordenado del placer venéreo. Se busca solo el placer en sí mismo,
separándolo de la finalidad para lo que nos fue dado54.
La masturbación: Excitación voluntaria de los órganos sexuales buscando el placer
venéreo. La doctrina católica es clara contra la mentalidad pseudocientífica que dice que es
un acto normal en el comportamiento humano55.
La pornografía: Consiste en sacar de la intimidad de los protagonistas actos sexuales
reales o imaginarios para exponerlos ante terceros; lo cual resulta una falta grave de la
explotación humana cosificando a las personas, reduciéndolas a meros objetos de placer56.
JUZGAR CON LOS CRITERIOS DEL HIJO
Se propone de manera individual que cada uno de los alumnos frente a una imagen de la
Virgen María, haga un breve examen de conciencia pensando las veces que ha fallado
48
Cfr. CEC. No. 2337.
49
Cfr. CEC. No. 2339.
50
Cfr. CEC. No. 2340.
51
ANTONIO ROYO MARÍN. Teología de la perfección cristiana. Págs. 562-563. Vol. II. BAC. Madrid, 1962.
52
Cfr. Mt. 19,12.
53
ANTONIO ROYO MARÍN. Teología de la perfección cristiana. Págs. 562-563. Vol. II. BAC. Madrid, 1962.
54
Cfr. CEC. No 2351.
55
Cfr. CEC. No 2352.
56
Cfr. CEC. No 2354.
contra la castidad, y realizar con su intercesión el propósito de romper con cualquier tipo de
esclavitud sexual.
ACTUAR BAJO EL IMPULSO DEL ESPÍRITU SANTO
Una vez que ya se ha hecho el compromiso ante Dios y la Virgen de vivir en la pureza, ya
solo queda realizar una auto-restricción de todo aquello que nos induzca al pecado. Entrar a
las redes sociales únicamente buscando lo que me lleve al bien y la verdad y no aquello que
me esclavice por medio de la mentira, practicando la mortificación de los sentidos, para
poder decir con el Apóstol Pablo: todo lo puedo, pero no todo me conviene, todo lo puedo,
pero no me haré esclavo de nada, ni de nadie (1Co 6,12).
BIBLIOGRAFÍA
Alma Siletium, SHEILA MORATAYA, Austin, TX, sheilamorataya.co, 8 septiembre 2017,
Sección: Blog, Sheila Morataya.
BENEDICTO XVI, Audiencia General, Plaza de San Pedro, miércoles 7 de marzo de 2012
ANSELM GRUN, El elogio del silencio, Sal Terrae 2004.
BIBLIOGRAFÍA
J. RATZINGER, Fede, Verità, Tolleranza. Il cristianesimo e le religioni del mondo,
Cantagalli, Siena 2003, p. 167
http://www.elblogdelnaturalista.com/2016/10/05/los-beneficios-del-silencio-en-un-mundo-
lleno-de-ruido
ANSELM GRUN, El elogio del silencio, Sal Terrae 2004.
LECTURAS PARA PROFUNDIZAR
Consejo Pontificio para la Cultura (2004), ¿Dónde está tu Dios? La fe cristiana ante la
increencia religiosa.
FRANCISCO, Homilía en Santa Marta, 20-XII-2013 (“Cuando el silencio es música”).
FRANCISCO, Homilía en Santa Marta, 10-VI-2016 (“El silencio sonoro”).
BENEDICTO XVI, Homilía, 6-X-2006 (Silencio y contemplación).
BENEDICTO XVI, Audiencia, 7-III-2012 (“Oración y silencio: Jesús, maestro de oración”).
GUARDINI, R. Cartas sobre la formación de sí mismo, Palabra, 2017 (carta 8: “El alma”)
(orig: Briefe über Selbstbildung).
IZQUIERDO, C. “Palabra (y silencio) de Dios”, Scripta Theologica 41 (2009/3) 945-960.
NEWMAN. J. H. “Cristo oculto del mundo”, en Sermones parroquiales 4, Encuentro, 2010
(orig. “Christ Hidden from the World”, Parochial and Plain sermons 4)
“Cristo manifestado en el recuerdo”, en Sermones parroquiales 4, Encuentro, 2010
(orig. “Christ Manifested in Remembrance”, Parochial and Plain sermons 4)
ORDEIG. M. “Búsqueda, recogimiento... El valor del silencio”, Palabra, febrero 2018.
RATZINGER, J. “¿Estamos salvados? O Job habla con Dios”, en Ser Cristiano, Desclée de
Brouwer, 2007 pp. 15-38 (edición anterior: Ser Cristiano, Sígueme 1967, 13-28).
(orig. Vom Sinn des Christseins).
SARAH, R. La fuerza del silencio, Palabra 2017 (orig. La force du silence).
THIBON, G. L’ignorance étoilée, Fayard, 1974 (cap. 13. “La présence absente”).
4.3 LA CONTEMPLACIÓN FRUTO DEL SILENCIO
OBJETIVO: Contribuir a que el seminarista descubra que el silencio es parte del proceso
hacia la contemplación que le permite maravillarse de las cosas y sucesos cotidianos para
que pueda allí descubrir las manifestaciones de Dios y ayudar así a desarrollar lo
extraordinario en lo ordinario y le dé herramientas para discernir los signos de los
tiempos.
VER CON LOS OJOS DEL PADRE
La llamada de la Iglesia a la realización de la “Lectio Divina”, nos ayuda a generar un
proceso de encuentro con Dios de manera paulatina partiendo de la lectura de la Sagrada
Escritura. Sabemos que este proceso de reflexión consta de cinco fases que partiendo de la
lectura nos lleva a la acción, es decir, a la puesta en práctica de la Palabra de Dios. Los
pasos son: lectio, oratio, meditatio, contemplatio y actio. Llevar a cabo este método implica
la lectura orante de la Palabra de Dios y elemento fundamental para realizarlo es el silencio.
No podremos llegar a la acción si antes do realizamos la contemplación y sin silencio y
oración difícilmente podemos concretizar las reflexiones en nuestra vida particular y
concreta, la vida real.
Es importante que partamos de poseer una idea clara de lo que es contemplar, esto nos
permitirá comprender el desarrollo y la puesta en práctica del presente tema. Una definición
de diccionario nos dice que la contemplación es: “Observación atenta y detenida de una
realidad, especialmente cuando es tranquila y placentera; "la contemplación del arte; la
contemplación silenciosa de la naturaleza". Y más propiamente según nuestro tema
podríamos entender que es: Reflexión serena, detenida, profunda e íntima sobre la
divinidad, sus atributos y los misterios de la fe; "los cartujos dedican buena parte del día a
la contemplación".
La contemplación es una práctica que por el abundante y a veces abrumador ruido de
nuestras sociedades modernas es difícil realizar o incluso pretender. Muchas veces es
necesario apartarse a un lugar solitario y apartado de la ciudad para realizarlo. Sin embargo,
no deja de ser necesario para poder acceder al encuentro con lo trascendente, es decir con
Dios.
JUZGAR CON LOS CRITERIOS DEL HIJO
A través de la contemplación el hombre puede llegar a las realidades trascendentes y
sobrenaturales, centrando su mente en Dios y evidentemente que para poder lograrlo será
necesario entrar a partir del silencio, sin él difícilmente se alcanzará la contemplación que
nos ha de ayudar a comprender la propia realidad y luego transformarla partiendo de la
propia conversión.
La contemplación que necesariamente ha de partir del silencio puede ser auxiliada por la
ascesis, es decir, la capacidad que el hombre desarrolla para dominar las pasiones del
cuerpo y con ello iluminar el alma, sin que esto signifique un menosprecio del primero
(cuerpo) para exaltar lo segundo (alma), sino que es más bien un desarrollo de las
potencialidades de lo que es la constitución del hombre. La ascesis contribuye pues a
pretender la contemplación, fruto del silencio y la oración.
Llegar a la contemplación no es nada sencillo, es necesario vaciarse de uno mismo, del
mundo y entrar en contacto con Dios; de esta manera podremos luego aterrizar lo meditado
en circunstancias particulares y concretas que harán más sólida nuestra espiritualidad y más
constante y deseable nuestro encuentro con Dios. Los grandes santos de nuestra iglesia
después de la contemplación han experimentado la mística espiritual.
La contemplación hará en nosotros más factible el encuentro con Dios y nos permitirá ser
más sensibles a su presencia, esto por supuesto exige de nosotros conversión y cambio de
actitudes y para llegar a estos niveles de oración siempre será indispensable el silencio, un
silencio no sólo soportado sino deseado y disfrutado que será consecuentemente fructífero,
concreto y eficaz para nosotros y para los demás.
Meditados y reflexionados nuestros oficios ordinarios nos pueden llevar al encuentro de
Dios, esto es meditar los salmos de la liturgia de las horas o las lecturas bíblicas nos ayudan
a encontrarnos con Dios, pero si sólo los hacemos por rutina, podrán incluso cansarnos, por
ello es necesario que lo ordinario lo hagamos bien para convertirlo en extraordinario.
Para poder llegar a la contemplación es necesario silenciar el cuerpo y la mente, no
significa esto que es sinónimo de dormir o dormitar sino de realizar tal concentración en la
oración que nos lleve a centrarnos en alguna frase o idea que nos ayude a profundizar lo
que realizamos, orar o meditar para transformar, así entramos en silencio con Dios y ahí
podremos con mayor facilidad escucharlo.
Podemos lograr la interiorización que nos lleva a la contemplación porque según San Pablo
a los Corintios en su primera carta nosotros somos “templos del Espíritu Santo” ( 1 Cor 3,
16), de esta manera dice Santa Teresa: “Entra", porque tienes "al Emperador del cielo y de
la tierra en tu casa ... no ha menester alas para ir a buscarle, sino ponerse en soledad y
mirarle dentro de sí ... Llámase recogimiento porque recoge el alma todas las potencias
(voluntad, entendimiento, memoria) y se entra dentro de sí con su Dios".
A partir de la contemplación podremos permitirle a Dios ser el “Alfarero” de nuestra vida y
así nos pueda moldear según su voluntad. Así nos sentiremos atraídos por Dios, permitirle
que se quede en nosotros y dejarlo que actúe en nuestras vidas. Santo Tomás consideraba la
contemplación como “un instante con Dios que se vive eternamente”.
La contemplación no deja de ser un don de Dios, pero que requiere nuestro esfuerzo,
nuestra voluntad de querer encontrarnos con Él.
Buscar a Dios en el silencio si es una decisión de quien entra en oración, la contemplación
será un fruto de ello y un regalo, un don de Dios que lo entrega a quién Él quiere, en el
momento que Él lo quiere y por el tiempo que Él quiere.
Algunos frutos que podemos experimentar a través de la oración y del silencio, aún cuándo
no sea la contemplación son abundantes, entre otros:
1. Ir descubriendo la Voluntad de Dios para nuestra vida
2. Querer lo que Dios quiere para nosotros
3. Unirnos a la voluntad divina
La oración de contemplación no es exclusiva de los grandes místicos y ascetas, sino que es
para todo el que quiera participar de ella.
Dice el Cardenal Norberto Rivera, Arzobispo Emérito de la Arquidiócesis Primada de
México: La contemplación es mirada de fe, fijada en Jesús. "Yo lo miro y él me mira",
decía, en tiempos de su santo cura, un campesino de Ars que oraba ante el Sagrario. Esta
atención a Él es renuncia a “mí”. Su mirada purifica el corazón. La luz de la mirada de
Jesús ilumina los ojos de nuestro corazón; nos enseña a ver todo a la luz de su verdad y de
su compasión por todos los hombres. La contemplación dirige también su mirada a los
misterios de la vida de Cristo. Aprende así el "conocimiento interno del Señor" para más
amarlo y seguirlo (Cf San Ignacio de Loyola, Ejercicios Espirituales 104). La
contemplación es escucha de la palabra de Dios. Lejos de ser pasiva, esta escucha es la
obediencia de la fe, acogida incondicional de siervo y adhesión amorosa del hijo. Participa
en el “sí” del Hijo hecho siervo y en el "fiat" de su humilde esclava. La contemplación es
silencio, este "símbolo del mundo venidero" (San Isaac de Nínive, Tractatus Mystici 66) o
"amor silencioso" (San Juan de la Cruz). Las palabras en la oración contemplativa no son
discursos, sino ramillas que alimentan el fuego del amor. En este silencio, insoportable
para el hombre "exterior", el Padre nos da a conocer a su Verbo encarnado, sufriente,
muerto y resucitado, y el Espíritu filial nos hace partícipes de la oración de Jesús
(Catecismo de la Iglesia Católica 2715 - 2717).
La oración de contemplación ha de llevar al recogimiento del corazón y lleva a la búsqueda
de Dios y lleva al confrontamiento de la propia vida con la Palabra de Dios, es un medio
privilegiado e íntimo del encuentro con Dios. Contemplar de alguna manera es hacernos
presentes, partícipes de lo que es contemplado, recreando lo que se medita y participar
como espectador, pero desde dentro de la escena o colocarnos como destinatarios primeros
del mensaje que se medita, para ello nos ayuda la imaginación educada o conducida, no la
que nos hace divagar sino la que nos ayuda a recrear y actualizando lo que se lee o medita.
Todo esto constituye en realidad una ayuda en la vida espiritual.
Para llegar a la contemplación en necesario dominar e involucrar nuestros sentidos, tanto
internos como externos, de esta manera, se involucra a todo el ser humano, sus potencias,
cualidades y condiciones pues parte de la realidad personal para transformarla.
Participar de la contemplación exige combatir las distracciones, las tentaciones que
obstaculizan incluso la simple y sencilla oración pues en muchos casos la oración es un
combate contra nosotros mismos y contra el demonio, se trata de un combate espiritual. Y
aunque la imaginación en este tipo de oración es una ayuda se puede convertir como decía
Santa Teresa en “la loca de la casa” pues no resulta fácil convertirla en aliada de la oración.
Además, la contemplación requiere quietud y tiempo para realizarla y evidentemente,
silencio.
Estos esfuerzos para realizar la oración de contemplación iniciada con el silencio habrán de
llevar a tener frutos en la vida concreta e individual, obteniendo aplicaciones reales aunque
sencillas y en verdad vale la pena esforzarse en este tipo de oración que como dijimos,
parte del silencio.
ACTUAR BAJO EL IMPULSO DEL ESPÍRITU SANTO
Es necesario que nuestra oración ordinaria nos lleve al involucramiento de lo que leemos y
para ello hemos de sentirnos interpelados, destinatarios de la Palabra de Dios, de esta
manera podremos sentirnos amados como Pedro, perdonados y acogidos como el Hijo
Pródigo, invitados a seguir a Jesús como los apóstoles, invitados a la conversión o ser
partícipes del Reino de Dios, a llevar el Evangelio hasta los últimos rincones de la tierra,
etc.
Si no experimentamos la oración así puede convertirse rutinario en nosotros escuchar la
Palabra de Dios o repetir los salmos en la Liturgia, dejar pasar inadvertidas todas las gracias
y bendiciones que quiere Dios regalarnos y que habitualmente nos ofrece.
Partir del silencio es fundamental, si pretendemos realizar nuestra oración entre los ruidos
nos pueden ganar los distractores o la imaginación misma, entrar en un ambiente de
silencio que parte del exterior para llegar al interior facilita la oración y ella el encuentro
con Dios. No debemos olvidar que para escuchar a Dios debemos nosotros callar, para
luego entender como se hace en cualquier diálogo.
La oración de silencio o contemplativa ha sido descrita detalladamente en las obras de dos
Doctores de la Iglesia: Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, ellos nos pueden
ayudar a profundizar estos temas.
ACTIVIDADES SUGERIDAS:
- Una lectura apropiada a la edad de ejemplos de contemplación como: San Ignacio de
Loyola, San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, Santa Catalina de Siena, San Francisco
de Asís, etc.
-Realizar un ejercicio de Lectio Divina
BIBLIOGRAFÍA
*Las tradiciones cristianas y las oraciones. Explicadas por el Cardenal Norberto Rivera.
*San Ignacio de Loyola, Ejercicios Espirituales
*Catecismo de la Iglesia Católica
*HOMILÍA.ORG 14 ENERO 2019
*CATHOLIC. NET 14 ENERO 2019
4.4 EL SILENCIO EN LA SAGRADA ESCRITURA
OBJETIVO: Hacer ver al seminarista cómo es que por medio del silencio Dios se ha
comunicado con diferentes personajes y les ha transmitido una misión especial dentro de la
historia de la salvación.
VER CON LOS OJOS DEL PADRE
Una lectura de la realidad actual a propósito del silencio es que es poco valorado, estamos
ordinariamente en un ambiente de ruido, hoy pocos en la comunicación saben cuándo hay
que hablar y cuándo hay que callar, pocos saben usar los silencios en la vida, se han
olvidado de los elementos fundamentales en la conversación, diálogo, tertulia o debates.
Muchos en el diálogo no sabemos escuchar. Se nos ha olvidado que el silencio no hace
difícil el diálogo, sino que a la inversa lo hace posible. El silencio y el habla son
complementarios, hemos de aprender a combinarlos justamente, es más en el diálogo
fructuoso cuando uno habla el otro escucha, guarda silencio. Dice el Eclesiastés: “Hay un
tiempo para callar y un tiempo para hablar”. Con ello podemos también descubrir lo
importante que es el silencio incluso en la Sagrada Escritura, podemos hablar por ejemplo
del silencio de San José, el aparente silencio de Dios ante las exigencias o necesidades del
pueblo, etc.
El silencio resulta pues importante para saber escuchar, si no sabemos callar, difícilmente
podremos escuchar, y en consecuencia no podremos poner en práctica lo que se nos
comunica o se nos pide. Dios habla en el silencio y constancia de esto lo dan las diversas
citas bíblicas. Para comunicarnos con Dios también debemos aprender a guardar silencio,
escuchar a Dios no solamente es un deber del hombre sino una oportunidad para orientar la
vida y aclarar las situaciones difíciles que se le presentan en la vida.
Aunque el mundo hable y nos llene de ruidos debemos aprender a gustar de los silencios,
pero no un silencio vacío, sino un silencio que nos lleva a la plenitud, que ilumina nuestra
vida.
JUZGAR CON LOS CRITERIOS DEL HIJO
Citas bíblicas que hablan del silencio son bastantes, en este apartado enumeraremos algunas
y en lo posible se hará una breve reflexión.
En el Antiguo Testamento tenemos ejemplos suficientes. Así el libro de los Proverbios
17,28, dice: “hasta el necio, si calla, se le tiene por sabio, por inteligente, si cierra los
labios”, ello nos ayuda a comprender cómo todos los hombres, independientemente de su
condición cuando optan por el silencio pueden lograr mucho, es sabido que es necesario
callar para escuchar, por ello el hombre que sabe callar puede considerarse sabio y
prudente. El silencio es fuente de sabiduría. Proverbios 10,19: “En las muchas palabras, la
transgresión es inevitable, más el que refrena sus labios es prudente”; esto quiere decir que
hablar sin mesura nos puede llevar a ofender sin querer hacerlo, por eso es mejor guardar
silencio y medir nuestras palabras.
Haciendo referencia a Jesús el profeta Isaías dice “No clamará ni alzará (su voz), ni hará
oír su voz en la calle” (42,2). Dios también es silencio dice el Salmo 50, 21: “Estas cosas
has hecho, y yo he guardado silencio; pensaste que yo era tal como tú; (pero) te
reprenderé, y delante de tus ojos expondré (tus delitos)”.
Los salmos también reclaman incluso el silencio de Dios ante el clamor del pueblo así lo
descubrimos en el salmo 28: “A ti clamo, oh SEÑOR; roca mía, no seas sordo para
conmigo, no sea que, si guardas silencio hacia mí, venga a ser semejante a los que
descienden a la fosa”. El silencio de Dios hace sentirse al salmista como extranjero en su
propia tierra como lo narra el salmo 39: “Escucha mi oración, oh SEÑOR, y presta oído a
mi clamor; no guardes silencio ante mis lágrimas; porque extranjero soy junto a ti,
peregrino, como todos mis padres”.
El silencio de Dios duele al pueblo que confía en él (Is 64,12), aparenta ser mudo ante las
maldades de los insensatos (Habacuc 1, 13); los malvados actúan en el silencio; recuerda
que lo que dice la ley es para callar la boca de quienes están bajo la ley (Rm 3,19);
aludiendo a Jesús dice el profeta “lo soporta todo y guarda silencio” ante las humillaciones
durante su pasión ( Is 53,7); y luego los Hechos de los Apóstoles lo confirman (Hch 8, 32).
En los proverbios se dice: “el que frena sus labios es prudente” (10,19); el hombre prudente
guarda silencio (11,12), de modo que el silencio construye y hace al hombre sabio.
Jesús dejaba callados a quienes se oponían a Él (Mt 22,34), les reclamaba sobre los
quehaceres permitidos en sábado (Mc 3,4); maravillaba con sus respuestas a las multitudes
(Lc 20,26); sus adversarios guardaban silencio ante los milagros que realizaba en el juicio
Jesús guardaba silencio (Mc 14,61; 15, 4-5). Jesús ordenaba a los demonios que callaran
(Mc 1, 25-26) y también al viento y al mar (Mc 4, 39); las multitudes guardaban silencio
ante la predicación de los apóstoles (Hch 15,12).
Por cualquier ámbito que sea visto el silencio de Dios manifiesta siempre amor, pues
podemos descubrir que de algún modo “Dios es silencio”. Dios es silencioso y en algunos
momentos parece ausente, alejado de las necesidades del pueblo, desinteresado de los gritos
de auxilio, sin embargo, Dios mira y resuelve. Pero ¿por qué Dios guarda silencio?, porque
con él entra y transforma el corazón del hombre y el alma comprende no el olvido sino la
paciencia de Dios ante las infidelidades de los hombres, después de comprenderlo el
hombre regresa a Dios, un regreso nuevo y diferente, comprometido, que ha experimentado
el amor, no hemos de olvidar que después del huracán y el temblor en el susurrar de una
suave brisa se manifiesta Dios a Elías (1 Re 19, 12-13).
En fin, los acontecimientos más importantes de la Sagrada Escritura están envueltos de
silencios, las actitudes de grandes personajes son con el mismo tinte (Abraham, Gn 24, 12-
21). La escucha silenciosa de Samuel ante su llamado (1Sm 3, 1-20) nos habla también de
lo importante que es saber guardar silencio para escuchar el llamado vocacional, si no
sabemos guardar silencio entonces nuestra vocación quedará perdida en el ruido.
ACTUAR BAJO EL IMPULSO DEL ESPÍRITU SANTO
Ahora, después de descubrir la importancia del silencio en la Sagrada Escritura y cómo a
través de él Dios se comunica con el hombre y le entrega, en algunos casos, una misión
especial, es importante que podamos meditar nosotros a partir de alguna de las citas
bíblicas que se han presentado a fin de encontrar la practicidad y actualidad de la Palabra de
Dios.
Pensar que Dios nos habla y que hemos de aprender a guardar silencio para poder
escucharle nos permitirá incluso descubrirle en los momentos ordinarios y extraordinarios
del acontecer cotidiano. Dios habla en la Biblia y nos habla a cada uno y en cada
circunstancia, podemos escucharlo como lo hizo el joven Samuel, o San José u otros santos
de la Historia de la Salvación.
Responder las siguientes preguntas nos puede servir a aplicar el tema a nuestra vida:
¿Qué descubrimos en la actitud de escucha de los diferentes personajes bíblicos?
¿Qué representa en la Sagrada Escritura el silencio?
¿Cómo podemos descubrir que Dios nos habla en el silencio?
¿Qué relación habrá entre la escucha en silencio y la obediencia a la voz de Dios?
¿Qué relación guardan el silencio y el habla?
¿Cuáles son las causas que creo que limitan mi capacidad de escuchar a Dios?
ACTIVIDADES SUGERIDAS:
Leer alguna de las citas bíblicas mencionadas durante el tema y profundizarla.
Hacer un listado de los beneficios de hacer silencio.
Enumerar los ruidos “internos” y “externos” que le persiguen y platicarlos con el
director espiritual.
Hacer una recreación del llamado de Samuel e integrarme como algún personaje o
como espectador de la escena
BIBLIOGRAFÍA
PEDRO SERRANO MARTÍNEZ, Periódico El País, 10 Enero 2014
P. JUAN CARLOS ORTEGA, L.C., http://www.la-oracion.com
4.5 LA ASUNCIÓN DE MARÍA AL CIELO
OBJETIVO: Reconocer en María un auxilio y un camino concreto hacia el encuentro con
Jesús para lograr afianzar la devoción mariana en el seminarista a través de este
prodigioso acontecimiento que ayuda a comprender la predestinación y predilección d
María.
La fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen María se celebra en toda la Iglesia el 15 de
agosto. Esta fiesta tiene un doble objetivo: La feliz partida de María de esta vida y la
asunción de su cuerpo al cielo.
“En esta solemnidad de la Asunción contemplamos a María: ella nos abre a la esperanza, a
un futuro lleno de alegría y nos enseña el camino para alcanzarlo: acoger en la fe a su Hijo;
no perder nunca la amistad con él, sino dejarnos iluminar y guiar por su Palabra; seguirlo
cada día, incluso en los momentos en que sentimos que nuestras cruces resultan pesadas.
María, el arca de la alianza que está en el santuario del cielo, nos indica con claridad
luminosa que estamos en camino hacia nuestra verdadera Casa, la comunión de alegría y de
paz con Dios”. Homilía de Benedicto XVI (2010)
¿QUÉ ES EL DOGMA DE LA ASUNCIÓN?
El dogma de la Asunción se refiere a que la Madre de Dios, luego de su vida terrena fue
elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial. Este Dogma fue proclamado por el Papa Pío
XII, el 1º de noviembre de 1950, en la Constitución Munificentisimus Deus:
"Después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces y de invocar la luz del Espíritu de la
Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar
benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de
la muerte; para aumentar la gloria de la misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda
la Iglesia, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles
Pedro y Pablo y con la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma
divinamente revelado que La Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María,
terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo".
Ahora bien, ¿por qué es importante que los católicos recordemos y profundicemos en el
Dogma de la Asunción de la Santísima Virgen María al Cielo? El Nuevo Catecismo de la
Iglesia Católica responde a este interrogante: "La Asunción de la Santísima Virgen
constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la
resurrección de los demás cristianos" (966).
La importancia de la Asunción para nosotros, hombres y mujeres de comienzos del Tercer
Milenio de la Era Cristiana, radica en la relación que hay entre la Resurrección de Cristo y
la nuestra. La presencia de María, mujer de nuestra raza, ser humano como nosotros, quien
se halla en cuerpo y alma ya glorificada en el Cielo, es eso: una anticipación de nuestra
propia resurrección.
Más aún, la Asunción de María en cuerpo y alma al cielo es un Dogma de nuestra fe
católica, expresamente definido por el Papa Pío XII hablando "ex-cathedra". Y ... ¿qué es
un Dogma? Puesto en los términos más sencillos, Dogma es una verdad de Fe, revelada por
Dios (en la Sagrada Escritura o contenida en la Tradición), y que además es propuesta por
la Iglesia como realmente revelada por Dios.
En este caso se dice que el Papa habla "ex-cathedra", es decir, que habla y determina algo
en virtud de la autoridad suprema que tiene como Vicario de Cristo y Cabeza Visible de la
Iglesia, Maestro Supremo de la Fe, con intención de proponer un asunto como creencia
obligatoria de los fieles católicos.
El Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica (#966) nos lo explica así, citando a Lumen
Gentium 59, que a la vez cita la Bula de la Proclamación del Dogma: "Finalmente, la
Virgen Inmaculada, preservada libre de toda mancha de pecado original, terminado el curso
de su vida en la tierra, fue llevada a la gloria del Cielo y elevada al Trono del Señor como
Reina del Universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los señores y
vencedor del pecado y de la muerte". Y el Papa San Juan Pablo II, en una de sus Catequesis
sobre la Asunción, explica esto mismo en los siguientes términos: "El dogma de la
Asunción afirma que el cuerpo de María fue glorificado después de su muerte. En efecto,
mientras para los demás hombres la resurrección de los cuerpos tendrá lugar al fin del
mundo, para María la glorificación de su cuerpo se anticipó por singular privilegio" (San
Juan Pablo II, 2-julio-97).
"Contemplando el misterio de la Asunción de la Virgen, es posible comprender el plan de
la Providencia Divina con respecto a la humanidad: después de Cristo, Verbo encarnado,
María es la primera criatura humana que realiza el ideal escatológico, anticipando la
plenitud de la felicidad, prometida a los elegidos mediante la resurrección de los cuerpos"
(San Juan Pablo II, Audiencia General del 9-julio-97).
Continúa el Papa: "María Santísima nos muestra el destino final de quienes `oyen la
Palabra de Dios y la cumplen' (Lc. 11, 28). Nos estimula a elevar nuestra mirada a las
alturas, donde se encuentra Cristo, sentado a la derecha del Padre, y donde está también la
humilde esclava de Nazaret, ya en la gloria celestial" (San Juan Pablo II, 15-agosto-97)
Los hombres y mujeres de hoy vivimos pendientes del enigma de la muerte. Aunque lo
enfoquemos de diversas formas, según la cultura y las creencias que tengamos, aunque lo
evadamos en nuestro pensamiento, aunque tratemos de prolongar por todos los medios a
nuestro alcance nuestros días en la tierra, todos tenemos una necesidad grande de esa
esperanza cierta de inmortalidad contenida en la promesa de Cristo sobre nuestra futura
resurrección.
Mucho bien haría a muchos cristianos oír y leer más sobre este misterio de la Asunción de
María, el cual nos atañe tan directamente. ¿Por qué se ha logrado colar la creencia en el
mito pagano de la re-encarnación entre nosotros? Si pensamos bien, estas ideas extrañas a
nuestra fe cristiana se han ido metiendo en la medida que hemos dejado de pensar, de
predicar y de recordar los misterios, que como el de la Asunción, tienen que ver con la otra
vida, con la escatología, con las realidades últimas del ser humano.
El misterio de la Asunción de la Santísima Virgen María al Cielo nos invita a hacer una
pausa en la agitada vida que llevamos para reflexionar sobre el sentido de nuestra vida aquí
en la tierra, sobre nuestro fin último: la Vida Eterna, junto con la Santísima Trinidad, la
Santísima Virgen María y los Ángeles y Santos del Cielo. El saber que María ya está en el
Cielo gloriosa en cuerpo y alma, como se nos ha prometido a aquéllos que hagamos la
Voluntad de Dios, nos renueva la esperanza en nuestra futura inmortalidad y felicidad
perfecta para siempre.
TU CUERPO ES SANTO Y SOBREMANERA GLORIOSO
Los santos Padres y grandes doctores, en las homilías y disertaciones dirigidas al pueblo en
la fiesta de la Asunción de la Madre de Dios, hablan de este hecho como de algo ya
conocido y aceptado por los fieles y -lo explican con toda precisión, procurando, sobre
todo, hacerles comprender que lo que se conmemora en esta festividad es, no sólo el hecho
de que el cuerpo sin vida de la Virgen María no estuvo sujeto a la corrupción, sino también
su triunfo sobre la muerte y su glorificación, a imitación de su Hijo único, Jesucristo. Y,
así, san Juan Damasceno, el más ilustre transmisor de esta tradición, comparando la
asunción de la santa Madre de Dios con sus demás dotes y privilegios, afirma, con
elocuencia vehemente:
"Convenía que aquella que en el parto había conservado intacta su virginidad conservara su
cuerpo también después de la muerte libre de la corruptibilidad. Convenía que aquella que
había llevado al Creador como un niño en su seno tuviera después su mansión en el cielo.
Convenía que la esposa que el Padre había desposado habitara en el tálamo celestial.
Convenía que aquella que había visto a su hijo en la cruz y cuya alma había sido atravesada
por la espada del dolor, del que se había visto libre en el momento del parto, lo contemplara
sentado a la derecha del Padre. Convenía que la Madre de Dios poseyera lo mismo que su
Hijo y que fuera venerada por toda criatura como Madre y esclava de Dios."
Según el punto de vista de san Germán de Constantinopla, el cuerpo de la Virgen María, la
Madre de Dios, se mantuvo incorrupto y fue llevado al cielo, porque así lo pedía no sólo el
hecho de su maternidad divina, sino también la peculiar santidad de su cuerpo virginal:
"Tú, según está escrito, te muestras con belleza; y tu cuerpo virginal es todo él santo, todo
él casto, todo él morada de Dios, todo lo cual hace que esté exento de disolverse y
convertirse en polvo, y que, sin perder su condición humana, sea transformado en cuerpo
celestial e incorruptible, lleno de vida y sobremanera glorioso, incólume y participe de la
vida perfecta."
Otro antiquísimo escritor afirma: "La gloriosísima Madre de Cristo, nuestro Dios y
salvador, dador de la vida y de la inmortalidad, por él es vivificada, con un cuerpo
semejante al suyo en la incorruptibilidad, ya que él la hizo salir del sepulcro y la elevó
hacia sí mismo, del modo que él solo conoce." Todos estos argumentos y consideraciones
de los santos Padres se apoyan, como en su último fundamento, en la sagrada Escritura;
ella, en efecto, nos hace ver a la santa Madre de Dios unida estrechamente a su Hijo divino
y solidaria siempre de su destino.
Y, sobre todo, hay que tener en cuenta que, ya desde el siglo segundo, los santos Padres
presentan a la Virgen María como la nueva Eva asociada al nuevo Adán, íntimamente unida
a él, aunque de modo subordinado, en la lucha contra el enemigo infernal, lucha que, como
se anuncia en el protoevangelio (Gn 3,15), había de desembocar en una victoria absoluta
sobre el pecado y la muerte, dos realidades inseparables en los escritos del Apóstol de los
gentiles. Por lo cual, así como la gloriosa resurrección de Cristo fue la parte esencial y el
último trofeo de esta victoria, así también la participación que tuvo la santísima Virgen en
esta lucha de su Hijo había de concluir con la glorificación de su cuerpo virginal, ya que,
como dice el mismo Apóstol: Cuando esto mortal se vista de inmortalidad, entonces se
cumplirá la palabra escrita: "La muerte ha sido absorbida en la victoria." Por todo ello, la
augusta Madre de Dios, unida a Jesucristo de modo arcano, desde toda la eternidad, por un
mismo y único decreto de predestinación, inmaculada en su concepción, asociada
generosamente a la obra del divino Redentor, que obtuvo un pleno triunfo sobre el pecado y
sus consecuencias, alcanzó finalmente, como suprema coronación de todos sus privilegios,
el ser preservada inmune de la corrupción del sepulcro y, a imitación de su Hijo, vencida la
muerte, ser llevada en cuerpo y alma a la gloria celestial, para resplandecer allí como reina
a la derecha de su Hijo, el rey inmortal de los siglos.
LA ASUNCIÓN DE MARÍA.
Audiencia General del Santo Padre Juan Pablo II: del 9 de julio de 1997.
La tradición de la Iglesia muestra que este misterio "forma parte del plan divino, y está
enraizado en la singular participación de María en la misión de su Hijo".
"La misma tradición eclesial ve en la maternidad divina la razón fundamental de la
Asunción. (...) Se puede afirmar, por tanto, que la maternidad divina, que hizo del cuerpo
de María la residencia inmaculada del Señor, funda su destino glorioso". Juan Pablo II
destacó que "según algunos Padres de la Iglesia, otro argumento que fundamenta el
privilegio de la Asunción se deduce de la participación de María en la obra de la
Redención".
"El Concilio Vaticano II, recordando el misterio de la Asunción en la Constitución
Dogmática sobre la Iglesia (Lumen Gentium), hace hincapié en el privilegio de la
Inmaculada Concepción: precisamente porque ha sido ´preservada libre de toda mancha de
pecado original´, María no podía permanecer, como los otros hombres, en el estado de
muerte hasta el fin del mundo. La ausencia de pecado original y la santidad, perfecta desde
el primer momento de su existencia, exigían para la Madre de Dios la plena glorificación de
su alma y de su cuerpo". El Papa señaló que "en la Asunción de la Virgen podemos ver
también la voluntad divina de promover a la mujer. De manera análoga con lo que había
sucedido en el origen del género humano y de la historia de la salvación, en el proyecto de
Dios el ideal escatológico debía revelarse no en un individuo, sino en una pareja. Por eso,
en la gloria celeste, junto a Cristo resucitado hay una mujer resucitada, María: el nuevo
Adán y la nueva Eva".
Para concluir, el Papa aseguró que "ante las profanaciones y el envilecimiento al que la
sociedad moderna somete a menudo al cuerpo, especialmente al femenino, el misterio de la
Asunción proclama el destino sobrenatural y la dignidad de todo cuerpo humano".
DOGMA
Los dogmas marianos, hasta ahora, son cuatro:
María, Madre de Dios
La Virginidad Perpetua de María
La Inmaculada Concepción
La Asunción de María.
El Papa Pío XII bajo la inspiración del Espíritu Santo, y después de consultar con todos los
obispos de la Iglesia Católica, y de escuchar el sentir de los fieles, el primero de noviembre
de 1950, definió solemnemente con su suprema autoridad apostólica, el dogma de la
Asunción de María. Este fue promulgado en la Constitución "Munificentissimus Deus":
¿CUÁL ES EL FUNDAMENTO PARA ESTE DOGMA?
El Papa Pío XII presentó varias razones fundamentales para la definición del dogma:
1. La inmunidad de María de todo pecado: La descomposición del cuerpo es
consecuencia del pecado, y como María, careció de todo pecado, entonces Ella estaba
libre de la ley universal de la corrupción, pudiendo entonces, entrar prontamente, en
cuerpo y alma, en la gloria del cielo.
2. Su Maternidad Divina: Como el cuerpo de Cristo se había formado del cuerpo de
María, era conveniente que el cuerpo de María participara de la suerte del cuerpo de
Cristo. Ella concibió a Jesús, le dio a luz, le nutrió, le cuido, le estrecho contra su pecho.
No podemos imaginar que Jesús permitiría que el cuerpo, que le dio vida, llegase a la
corrupción.
3. Su Virginidad Perpetua: como su cuerpo fue preservado en integridad virginal, (toda
para Jesús y siendo un tabernáculo viviente) era conveniente que después de la muerte
no sufriera la corrupción.
4. Su participación en la obra redentora de Cristo: María, la Madre del Redentor, por
su íntima participación en la obra redentora de su Hijo, después de consumado el curso
de su vida sobre la tierra, recibió el fruto pleno de la redención, que es la glorificación
del cuerpo y del alma.
La Asunción es la victoria de Dios confirmada en María y asegurada para nosotros. La
Asunción es una señal y promesa de la gloria que nos espera cuando en el fin del mundo
nuestros cuerpos resuciten y sean reunidos con nuestras almas.
BIBLIOGRAFÍA
*Papa Pío XII, el 1º de noviembre de 1950, en la Constitución Munificentisimus Deus
*CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA
*ACI PRENSA, EN LÍNEA, CONSULTADO EL 06 DE MARZO DE 2019
*Catholic. Net, consultada el 06 de marzo de 2019
*Audiencia General del Santo Padre Juan Pablo II: del 9 de julio de 1997.
4.6 SAN JOSÉ HOMBRE DE SILENCIO
OBJETIVO: Hacer ver al seminarista cómo desde el silencio activo como el de San José
se colabora en el plan divino de salvación para que haga la opción por un silencio
productivo y fructífero para sí y para los demás.
VER CON LOS OJOS DEL PADRE
La santidad, es la manifestación del encuentro con Dios y de la adhesión libre que el
hombre realiza a Él; a lo largo de la historia este concepto se ha ido comprendiendo,
ampliando y diversificando, pero siempre gira en torno a la divinidad; sabemos que la
santidad en el Antiguo Testamento era sinónimo por ejemplo de justicia, y así, el hombre
justo era considerado santo. Es el caso particular del padre putativo de Jesús, es decir, de
San José, varón justo que fue capaz de escuchar a Dios en el silencio ante tan grande misión
de custodiar los dos más grandes tesoros de Dios, a Jesús, su Unigénito y a María la madre
de Jesús podemos nosotros tratar de comprender su silencio y junto con él los frutos de ese
silencio.
Aún cuándo en nuestro tiempo no es valorado suficientemente el silencio, la historia nos
muestra que es muy valioso en las diferentes circunstancias que vive el ser humano.
Necesitamos reflexionar cuánto mal se ha hecho en la historia a través del habla mal
empleada y cuántas veces es mejor callar un poco, guardar silencio y luego actuar. Si
seguimos este proceso (callar, escuchar, hablar) podremos conseguir buenos resultados en
el proceso de comunicación, en el diálogo y evidentemente en la solución de conflictos por
lo que nuestro silencio será productivo.
Saber escuchar, y saber callar es verdaderamente un arte como es un arte el saber hablar.
Aunque poco valorado el silencio tiene múltiples razones de ser en la persona.
JUZGAR CON LOS CRITERIOS DEL HIJO
Seguramente en más de alguna ocasión hemos nosotros escuchado que de las palabras
dichas por San José no hay ningún registro a lo largo de toda la Sagrada Escritura, más bien
su silencio es el que nos ha hablado y sobre todo nos ha enseñado a escuchar, seguramente
sabía sufrir sin decir nada, al menos sin hacerlo notar, así vivió muchos acontecimientos
como la maternidad de María y así su silenció la protegió de las calumnias que seguramente
le esperarían; en ese mismo silencio comprendió lo que Dios le comunicaba por medio de
los sueños para defender y custodiar a María y a Jesús, su respuesta se concretó en hechos,
en actitudes, en un estilo de vida, siempre dijo si a Dios a través de sus actitudes, de sus
respuestas en el cumplimiento de la voluntad de Dios.
Lo que experimentó al recibir a Jesús niño lo guardó en lo más profundo de su alma,
comprendió su misión y con grande sencillez la cumplió. Su silencio se hizo patente con
sus actitudes, lo que seguro experimentó al “perder” a Jesús en el templo y la preocupación
y confianza que de tal hecho se desprendieron. San José nos muestra que sólo en el silencio
podemos acoger a Jesús y María y así entender los planes de Dios.
Todo esto nos hace comprender que el silencio de San José no fue improductivo sino más
bien un silencio lleno de frutos. Mirar ahora a José sin duda entonces debe ayudarnos a
comprender lo que significa callar y lo productivo que puede resultar el silencio. Sólo en el
silencio productivo, de escucha podemos nosotros comprender lo mucho que tal vez hemos
perdido al momento de hablar sin mesura. Por ello podemos considerar a José, como de
hecho lo considera la Iglesia como “varón prudente” como una invitación que se nos hace
también a nosotros para vivir esta grande virtud que nos enseña a hablar y también a callar
en los momentos justos y sin que nuestro silencio quiera ser indiferencia o desinterés, sino
más bien escucha y aparejada actuación.
La prudencia como un efecto del silencio al estilo de San José no sólo resulta beneficioso
para nosotros sino también para los demás pues gracias al “auriga de las demás virtudes”
como la llama San Agustín, podemos tener buenas relaciones con los demás evitando
conflictos, pero también haciendo el bien, realizando acciones productivas en favor de los
demás. Ser prudente viene de vivir un silencio activo, efectivo y productivo. La prudencia
nos hace hombres de escucha y consecuentemente hombres sabios que saben decidir.
Para vivir el silencio y aprender de él no es necesario ser ermitaño, así lo muestra la vida de
San José, sólo es necesario que queramos escuchar a Dios y ahí en nuestra vida ordinaria
podemos escuchar a Dios, y como consecuencia vivir la prudencia y la sabiduría. Para vivir
el silencio necesitamos disponernos y proponernos hacerlo de tal manera que cada
acontecimiento de nuestra vida nos enseñe a escuchar a Dios y con ello obtener los frutos
del silencio, disfrutarlos y compartirlos.
La vida afanosa y agitada de nuestros tiempos exige momentos de silencio y escucha que
nos alimenten y fortalezcan para seguir en el camino. San José nos enseña también que el
silencio más que ausencia de palabra es la expresión de la atención, la escucha y la
contemplación. Hemos de entender que para hablar bien debemos saber escuchar bien, eso
nos garantizará hablar lo necesario y lo prudente y más bien actuar correctamente.
El Papa Francisco durante su viaje a Filipinas en el año 2015 señaló a propósito de su
devoción a San José: “Yo quiero mucho a San José porque es un hombre fuerte de silencio.
En mi escritorio tengo una imagen de San José durmiendo y durmiendo cuida a la Iglesia.
Sí, lo puede hacer, lo sabemos”, señaló el Papa.
Pueden considerarse algunos grados del silencio que nos ayuden a descubrir lo productivo
que puede resultarnos intentar llevarlo a la práctica y de alguna manera imitar a San José:
1º.Hablar poco con las creaturas y mucho con Dios
2º.Silencio en el trabajo, en los movimientos
3º.Silencio de la imaginación
4º.Silencio de la memoria
5º.Silencio de las creaturas
6º.Silencio del corazón
7º.Silencio de la naturaleza, del amor propio
8º.Silencio del espíritu
9º.Silencio del propio juicio
10º.Silencio de la voluntad
11º.Silencio consigo mismo
12º.Silencio con Dios
ACTUAR BAJO EL IMPULSO DEL ESPÍRITU SANTO
Es necesario que empecemos a comprender que el silencio no es simplemente la ausencia
de ruidos o distracciones, sino que se convierte en una ocasión productiva en nuestra vida,
es decir generadora de frutos. Así pues:
1. El silencio nos brinda la capacidad para escuchar, es por eso por lo que el
silencio exige de nosotros callarnos y luego como una consecuencia el poder
entender lo que otros pretenden comunicaros.
2. El silencio nos ayuda a comprender las situaciones que vivimos y sabiamente
obtener como resultados decisiones prudentes y sensatas, de modo que de todo
podamos tener una enseñanza.
3. El silencio abre además la posibilidad de vivir asertivamente.
4. El silencio nos ayuda a evitar o detener conflictos.
5. En el silencio podemos nosotros pensar lo que decimos y pasar por el filtro de la
prudencia lo que pretendemos comunicar,
6. En el silencio podemos reflexionar y meditar los acontecimientos cotidianos.
7. A través del silencio podemos leer los signos de los tiempos como nos lo sugiere
el mismo Jesús.
8. En el silencio podemos escuchar y entender lo que pasa en nuestro interior, nos
capacita para escuchar a los demás y también nos abre la posibilidad para
escuchar a Dios.
9. El silencio nos ayuda a contemplar la grandiosidad de la naturaleza.
10. El silencio nos abre las posibilidades de actuar.
Seguramente estos habrán de ser algunos de los muchos frutos del silencio en nuestra vida
si nos animamos a vivirlo, muchos más frutos podríamos enumerar, sólo practicándolo en
este sentido positivo podríamos sacar muchos provechos.
ACTIVIDADES SUGERIDAS
Se propone ahora meditar y compartir en pequeños grupos algunas frases acerca del
silencio de tal manera que al finalizar la sesión se pueda hacer una plenaria.
"El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de
la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. Y el fruto del servicio es la
paz" (Madre Teresa de Calcuta).
“No tengas miedo del silencio, en él encontrarás respuestas… o preguntas: te
harán libre”. (Félix de Valois)
La santa Madre Teresa de Jesús, enseñó que orar es: “tratar de amistad
estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama” que
“hemos de procurar estar a solas”.
“El silencio de la lengua nos ayuda a hablarle a Dios. El de los ojos, a ver a
Dios. Y el silencio del corazón, como el de la Virgen, a conservar todo en
nuestro corazón” (Madre Teresa de Calcuta).
BIBLIOGRAFÍA
P. ALBINO NAVARRO, San José, misterio de silencio, Guadalajara 2009
ANSELM GRÜN, Elogio del Silencio, Sal Terrae, Bilbao 2004
Mensaje del Papa Francisco en su viaje a Filipinas en el 2015
Los doce grados del silencio Por: Catholic.net, consulta en línea 20 de marzo de 2019
TERCERO DE SECUNDARIA
OBJETIVO: Que el seminarista valore el llamado de Dios en cada vocación específica y
lleve una vida de gracia a través de la vivencia de los sacramentos que lo impulse, según
su etapa, a vivir los consejos evangélicos, para que en la práctica de éstos, haga un buen
discernimiento y le permita dar una respuesta generosa a Dios.
I.- BLOQUE: EL SEMINARISTA HOY
1.1 SER Y QUEHACER DEL SEMINARISTA
OBJETIVO: Que el seminarista descubra cuál es la esencia de su vocación y las tareas
que debe realizar para una mejor respuesta a Dios.
VER CON LOS OJOS DEL PADRE
Las vocaciones eclesiales deben ser valoradas y cultivadas con solicitud pastoral, para que
puedan florecer y madurar. Entre las diversas vocaciones, suscitadas incesantemente por el
Espíritu Santo en el pueblo de Dios, la llamada al sacerdocio ministerial es un don para la
Iglesia57. La Iglesia, a través del Seminario, busca acompañar a discernir esos brotes de
vocación sembrados en los corazones de los muchachos, guiarlos en su respuesta a Dios y
formar en ellos auténticos cristianos.
En esa respuesta que el muchacho hace a Dios, es importante que el seminarista menor
conozca su identidad y su quehacer.
JUZGAR CON LOS CRITERIOS DEL HIJO
Ser seminarista es ser un hombre de fe. Se busca que el muchacho vaya creciendo y
madurando en la fe y esto le lleve a ser un buen católico.
Ser seminarista es haber sido elegido y llamado por el Señor desde el seno materno. Es
dejarse llevar por el Señor toda su vida. En un don que Dios da, pero que conlleva una
respuesta todos los días. La virgen María le dijo a Dios Sí, así también nosotros decirle Sí
Señor yo quiero seguirte.
Ser seminarista es prepararse para ser otro Cristo. Ciertamente el seminario menor tiene
como finalidad ayudar a la maduración humana y cristiana de los adolescentes que
muestran algunos signos de vocación al sacerdocio ministerial, con el fin de desarrollar,
conforme a su edad, la libertad interior que les haga capaces de corresponder al designio
de Dios sobre su vida58, y no la formación meramente sacerdotal, pero ya desde esta etapa
se les va encaminando y preparando a lo que después será la formación sacerdotal en el
Seminario Mayor.
Ser seminarista es ser amigo de Jesús. Se debe iniciar en el seminarista una amistad
cercana y confiada con Jesús a través de la oración, como un diálogo cercano y amoroso.
Tener un encuentro personal con Él, a través de la Eucaristía alimentándose de su Palabra,
su Cuerpo y su Sangre.
Ser seminarista es crecer humanamente. El alumno debe, según su etapa, ir creciendo en
virtudes y desarrollar sus dones al servicio de los demás. Que se distinga por su piedad,
honestidad, respeto hacia las mujeres, trabajador, obediente, servicial, dócil, caritativo,
limpio, bien educado, amable, etc.
57
Cf. Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis, 11.
58
RFIS 18
Ser seminarista es amar con amor de predilección a la Santísima Virgen María. Es
entregarse a Ella para que la Virgen María lo lleve como niño pequeño a Jesús. Si el
seminarista no ama a la Santísima Madre no puede llegar a Dios. Ella es la puerta que nos
lleva de la mano a Jesús y nos acompaña en nuestro caminar hacia el Sacerdocio.
Ser seminarista es renunciar a los gustos personales y comodidades. Todos en nuestras
vidas tenemos ciertas comodidades en nuestras casas y gustos personales que todos los días
vamos haciendo, pero debemos ser conscientes que todo implica renuncia y sacrificio, no
sólo el que quiere ser sacerdote, sino toda persona que quiere lograr algo en su vida, tiene
que hacerlo. Pero más el muchacho que quiere ser sacerdote, tendrá que dejar cosas
buenas, por algo muchísimo más grande que es Jesús.
Ser seminarista es ser un hombre de ciencia. Ser un muchacho que le guste el estudio,
aunque le cueste trabajo, pero que se esfuerce por aprender y actualizarse.
ACTUAR BAJO EL IMPULSO DEL ESPÍRITU SANTO
¿A qué va el seminarista al Seminario? Va a aprender de Dios y ser su amigo, que es lo
más importante y a aprender las ciencias humanas. Va a aprender a vivir las virtudes
teologales y cardinales, la pureza en su vida, a saber entregarse a los demás, a saber
renunciar a sí mismo, a hacer amigos, a ser servicial etc. Va a aprender a conocer mejor la
fe y vivirla.
Ser seminarista es un don que Dios da a los que Él quiere y esto no debe llevar a
comprometernos a responderle con mayor generosidad todos los días haciendo todo lo
mejor posible por Él y para Él.
Si la cólera, la avaricia,
la sensualidad de tus sentidos
quieren hundir la barca de tu espíritu,
que tus ojos vayan a esa estrella: invoca a María!
San Bernardo
BIBLIOGRAFÍA
Estudio Bíblico de Little Rock
JEAN TAULER, Imitation de la Vie pauvre de N.-S. Jésus-Christ, traducida del alemán por
un sacerdote de la diócesis de Strasbourg, París 1914 (la traducción del francés ha sido
realizada por Manuel Ángel Martínez, O.P.).
Este artículo fue originalmente publicado en el Arkansas Catholic el 19 de agosto de 2017.
Derechos de autor Diócesis de Little Rock. Todos los derechos son reservados. Este
artículo podrá ser copiado o redistribuido con reconocimiento y permiso del editor.
Por: Germán Sánchez Griese | Fuente: Catholic.net
BCC “Skjulte Skatter” (“Tesoros Escondidos”) en diciembre de 1912.
© Copyright Stiftelsen Skjulte Skatters Forlag. Publicado en por: P. Miguel A. Fuentes,
IVE | Fuente: Catholic.net
P. Jorge Loring, ‘Para Salvarte’, n. 68,25-26.
- No tratar de obtener siempre lo mejor para ti y lo que sobre para los demás.
- No criticar, hacer juicios, decir chismes de otros.
- No burlarse o maldecir a otros.
- Tratar a todos de igual manera: a los que están arriba de ti y a los que están abajo de ti.
JUSTICIA DISTRIBUTIVA
- Nos dice que la persona que reparte las cosas o los puestos, debe hacerlo honestamente,
de acuerdo con los méritos y a las necesidades de cada uno.
- Se peca contra esta justicia, cuando se reparten las cosas o se dan los puestos, al que es
¨cuate¨ o al que me cae bien, o al que trae una influencia, o una recomendación de
alguien de arriba.
JUSTICIA SOCIAL
- Nos dice que cada una de las personas de la sociedad debe actuar para lograr el bien
común, el bien de todos y no solo el suyo.
- Para lograr el bien de todos, se hacen las LEYES. Todos estamos obligados a obedecer
esas leyes para que la convivencia en la sociedad sea más fácil y vivamos en paz.
ACTIVIDADES SUGERIDAS
1. Preguntas para reflexionar:
¿Quiénes son perseguidos por causa de la justiciar en nuestro mundo? ¿En nuestra nación?
¿De qué modos podrían los cristianos ayudar a los oprimidos a recibir las bendiciones del
reino de los cielos?
¿Cómo puede el silencio convertir a alguien en cómplice de la persecución?
¿Dónde o cuándo has sido testigo de la bendición del reino de los cielos sobre los que han
sido perseguidos?
2. Buscar citas bíblicas que hablan acerca de la justicia
3. Encontrar en algún evangelio las injusticias que tuvo que vivir Jesús para anunciar el Reino
de Dios y enlistarlas.
BIBLIOGRAFÍA
La Verdad Católica en línea, consulta el 10 de abril de 2019
Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia
Clifford Yeary, Director Asociado, Estudio Bíblico de Little Rock, en línea el 10 de abril
de 2019
Catecismo de la Iglesia Católica
3.5 BIENAVENTURADOS LOS MISERICORDIOSOS, PORQUE
ALCANZARÁN MISERICORDIA.
OBJETIVO: Contribuir en la formación del adolescente para que descubra la
importancia de experimentar y hacer vivir el perdón como acto humano y como efecto
sacramental a través de la confesión para capacitarlo a vivir reconciliado con Dios,
consigo mismo y con su entorno.
VER CON LOS OJOS DEL PADRE
La palabra misericordia tiene su origen en dos palabras del latín: misereri, que significa
tener compasión, y cor, que significa corazón. Ser misericordioso es tener un corazón
compasivo. La misericordia, junto con el gozo y la paz, son efectos del amor; es decir, de la
caridad.
“Bienaventurados los misericordiosos...” No sólo en los tiempos históricos en los que vivió
Jesús antes de su ascensión, sino en estos tiempos en que vivimos, hace falta la
misericordia. Cuando la desgracia alcanza proporciones desmedidas, la misericordia se
vuelve una necesidad que atienden oficialmente las organizaciones mundiales o nacionales.
Sabemos que la ONU y otras organizaciones filiales ayudan a las víctimas de guerra, a los
refugiados, a los que padecen hambre. La Cruz Roja es el paladín de la ayuda voluntaria y
desinteresada a los que sufren. En México, y en casi todos los países, hay obras semejantes
que se distinguen por su altruismo y filantropía. A nivel de católicos, tenemos Cáritas
(Caridad) que trata de expresar en obras la fe de la Iglesia.
Así la misericordia se hace experimentar a los demás, pero también se experimenta en uno
mismo por parte de Dios a través del sacramento de la reconciliación o por medio del
perdón de los demás. Esto nos ayuda a vivir reconciliados y por supuesto nos hace vivir en
paz.
El sacramento de la reconciliación es el medio a través del cual Dios nos permite recobrar
la gracia y también la paz y con ello nos capacita para comulgar y vivir en armonía con
Dios, con los demás, con uno mismo y con el entorno.
JUZGAR CON LOS CRITERIOS DEL HIJO
Dice León Duffour en el diccionario bíblico que “la misericordia en un lenguaje corriente,
influenciado por el latín de la Iglesia, identifica la misericordia con la compasión y el
perdón” y muy probablemente este uso ordinario o común nos ayuda a comprender en
realidad lo que significa y con facilidad poder llevarlo a la práctica.
Cuando el Papa Francisco publicó el documento sobre la misericordia dijo que era un
paréntesis en la vida de la Iglesia y con ello manifiesta el grande amor que Dios tiene y
como abundantemente repite la sagrada escritura, Dios no quiere la muerte del pecador,
sino que se arrepienta y viva, por ello nos invitó en su momento a vivir el “Jubileo de la
Misericordia” que estuvo envuelto en muchas acciones y eventos que nos hacían ver
cercana la misericordia divina. Ahí encontramos que el perdón en un signo de esa
misericordia que el Padre ejerce sobre nosotros cuando aceptamos su invitación a la
conversión, el llamado a vivir el Evangelio. La misericordia es un mirar hacia adelante,
reconocer en ella el amor que Dios nos tiene y seguir caminando al encuentro del Padre.
La misericordia del Padre el Papa Francisco la quiere hacer ver a través de una bula que
convoca a la celebración de un año extraordinario acerca de la “misericordia divina”; el
Papa Francisco leyó y entregó la Bula Misericordiae Vultus (“El rostro de la misericordia”)
en la tarde de este sábado en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, con motivo del
Jubileo de la Misericordia que comenzó el 8 de diciembre y concluyo el 20 de noviembre
de 2016.
El Papa dice en este documento que: “Siempre tenemos necesidad de contemplar el
misterio de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de paz. Es condición para
nuestra salvación. Misericordia: es la palabra que revela el misterio de la Santísima
Trinidad. Misericordia: es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro
encuentro. Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona
cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida.
Misericordia: es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de
ser amados no obstante el límite de nuestro pecado.”
Luego señala: “Es propio de Dios usar misericordia y especialmente en esto se manifiesta
su omnipotencia”. Las palabras de santo Tomás de Aquino muestran cuánto la misericordia
divina no sea en absoluto un signo de debilidad, sino más bien la cualidad de la
omnipotencia de Dios. Es por esto que la liturgia, en una de las colectas más antiguas,
invita a orar diciendo: “Oh Dios que revelas tu omnipotencia sobre todo en la misericordia
y el perdón”. Dios será siempre para la humanidad como Aquel que está presente, cercano,
providente, santo y misericordioso.”
A propósito de la naturaleza divina dice el Papa Francisco: “Paciente y misericordioso” es
el binomio que a menudo aparece en el Antiguo Testamento para describir la naturaleza de
Dios. Su ser misericordioso se constata concretamente en tantas acciones de la historia de la
salvación donde su bondad prevalece por encima del castigo y la destrucción.”
Luego de entender un poco la misericordia, podemos también hablar de una de sus
consecuencias lógicas que incluso de vuelven una exigencia, “el perdón”, el Catecismo de
la Iglesia Católica en los números 997,980 y 982: “Nuestro Señor vinculó el perdón de los
pecados a la fe y al Bautismo: "Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la
creación. El que crea y sea bautizado se salvará" (Mc 16, 15-16). El Bautismo es el primero
y principal sacramento del perdón de los pecados porque nos une a Cristo muerto por
nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación (cf. Rm 4, 25), a fin de que
"vivamos también una vida nueva" (Rm 6, 4). Por medio del sacramento de la Penitencia,
el bautizado puede reconciliarse con Dios y con la Iglesia: … No hay ninguna falta por
grave que sea que la Iglesia no pueda perdonar. "No hay nadie, tan perverso y tan culpable
que, si verdaderamente está arrepentido de sus pecados, no pueda contar con la esperanza
cierta de perdón" (Catecismo Romano, 1, 11, 5). Cristo, que ha muerto por todos los
hombres, quiere que, en su Iglesia, estén siempre abiertas las puertas del perdón a
cualquiera que vuelva del pecado (cf. Mt 18, 21-22).”.
El perdón es un acto de voluntad porque consiste en una decisión. ¿Cuál es el contenido
de esta decisión? ¿Qué es lo que decido cuando perdono? Al perdonar opto por cancelar
la deuda moral que el otro ha contraído conmigo al ofenderme, y, por lo tanto, lo
libero en cuanto deudor. No se trata, evidentemente, de suprimir la ofensa cometida, de
eliminarla y hacer como que nunca haya existido, porque carecemos de ese poder. Sólo
Dios puede borrar la acción ofensiva y hacer que el ofensor vuelva la situación en que se
encontraba antes de cometerla. Pero nosotros cuando perdonamos realmente, desearíamos
que el otro quedara completamente eximido de la mala acción que cometió. Por
eso, “perdonar implica pedir a Dios que perdone, pues sólo así la ofensa es
aniquilada”.
Y luego buscar la reconciliación, que en nuestra Iglesia no sólo es un acto humano
sino también un sacramento en el que recibimos e Dios el perdón y recobramos la
gracia que nos ayuda a seguir en el camino de la perfección espiritual.
Sin duda son bienaventurados aquellos que viven la misericordia, quienes pueden
gozar de parte de Dios de este bendito don que restaura y siempre prepara.
ACTUAR BAJO EL IMPULSO DEL ESPÍRITU SANTO
Una manera muy simple de vivir la misericordia de una manera muy concreta es vivir las
obras de misericordia que la Iglesia nos propone y que bien sabemos que se dividen para su
estudio en dos, las espirituales y las corporales, a saber:
Las espirituales son:
- Enseñar al que no sabe.
- Dar un buen consejo al que lo necesita.
- Corregir al que yerra.
- Perdonar las injurias.
- Consolar al triste.
- Soportar las flaquezas del prójimo.
- Orar por vivos y difuntos.
Las corporales son:
- Dar de comer al hambriento.
- Dar de beber al sediento.
- Dar posada al peregrino.
- Vestir al desnudo.
- Visitar a los enfermos.
- Socorrer al cautivo.
Estas obras de misericordia son pedidas por el mismo Cristo (Mt 25, 31-46); la Iglesia
añadió una más: Enterrar a los muertos. Se considera que las obras de misericordia
corporales se pueden expresar en una sola: dar limosna.
ACTIVIDADES SUGERIDAS
*Representar alguna de las parábolas de la misericordia narradas en San Lucas.
*Meditar a la luz de la parábola del hijo pródigo las siguientes palabras: solicitud
del hijo joven, libertad, pecado, falsa felicidad, absoluta pobreza y miseria, momento
de conversión: examen de conciencia, la decisión y la conversión, el retorno, perdón
del padre: el perdón de Dios, nuevo manto y túnica, fiesta/festejo y banquete, hijo
mayor, el hijo pródigo, el padre.
BIBLIOGRAFÍA
Catholic.net, consultado el 10 de abril de 2019
LEÓN DUFFOUR, Diccionario de Teología Bíblica
Catecismo de la Iglesia Católica
Bula Misericordiae Vultus
3.6 NUESTRA SEÑORA DE LA CANDELARIA
OBJETIVO: Fomentar la devoción mariana del seminarista a través de las diferentes
advocaciones de la Virgen María para fortalecer la espiritualidad del adolescente y
descubrir en María protección y luz para la vida.
HISTORIA DE LA DEVOCIÓN
El nombre de Candelaria tiene su origen en la fiesta que celebra la Iglesia (antaño con gran
solemnidad) el cuadragésimo día del Nacimiento de Jesús (2 de febrero) como cierre
del período navideño. Con la purificación de la madre y la presentación del hijo en
el templo, quedaba cerrado en la ley judaica el ritual que acompañaba el nacimiento de un
niño.
Del verbo latino candere, que significa "brillar por su blancura", estar blanco o brillante
por el calor (compárese con "incandescencia"), arder, abrasar, se forma en español la
palabra candela.
La advocación mariana de la Virgen de la Candelaria o Nuestra Señora de la Candelaria
tuvo su origen en Tenerife (España). Según la tradición, la Virgen se apareció en 1392 a
dos aborígenes “guanches” que pastoreaban su rebaño. Ellos al llegar a la boca de un
barranco, vieron que el ganado no avanzaba.
Uno de los pastores avanzó para ver lo que pasaba y vio en lo alto una pequeña imagen de
madera de una mujer, como de un metro de alto. En la imagen, la señora portaba una vela
en la mano izquierda y cargaba a un niño en el brazo derecho, mientras que el pequeño
llevaba en sus manos un pajarito de oro.
Fray Alonso de Espinosa describió la historia en 1594: en Chimisay vieron sobre una peña,
casi a la orilla del mar, la figura de una mujer que creyeron animada. Como estaba
prohibido a los hombres hablar o acercarse a las mujeres en despoblado, le hicieron señas
para que se retirase a fin de que pasase el ganado. Pero al querer ejecutar la acción,
el brazo se le quedó yerto y sin movimiento. El otro pastor quiso herirla con su cuchillo.
Pero en lugar de herirla, quedó herido el mismo.
Asustados, huyeron los dos pastores a Chinguaro, la cueva-palacio del mencey Acaymo,
para referirle lo acontecido. El mencey acudió con sus consejeros. Ella no respondía pero
nadie se atrevía a tocarla. El mencey decidió que fuesen los mismos dos pastores ya heridos
quienes la recogieran para llevarla al palacio. Ellos, al contacto con la imagen, quedaron
sanados. El mencey comprendió que aquella mujer con un niño en brazos era cosa
sobrenatural. El mismo rey entonces quiso llevarla en sus brazos, pero después de un
trecho, por el peso, necesitó pedir socorro.
Es así que en lugar de la aparición hay hoy día una cruz y en el lugar donde el mencey pidió
socorro, un santuario a Nuestra Señora del Socorro. La llevaron a una cueva cerca del
palacio del rey hoy convertida en capilla. Más tarde un joven llamado Antón, que había
sido tomado como esclavo por los castellanos y había logrado escapar y regresar a su isla,
reconoció en la imagen milagrosa a la Virgen María. Él, habiendo sido bautizado le relató
al mencey y a su corte la fe cristiana que él sostenía.
Así llegaron a conocer a la Virgen María como "La Madre del sustentador del cielo y
tierra" y la trasladaron a la Cueva de Achbinico (detrás de la actual Basílica de Candelaria)
para veneración pública.
La Virgen de la Candelaria, patrona de Canarias, y se venera en la Basílica de Nuestra
Señora de la Candelaria en Tenefire. Más adelante, esta devoción se extendió y llegó
también a América. En Argentina, por ejemplo, su fiesta se celebra en la localidad de
Candelaria (Misiones), tomado de las antiguas reducciones jesuíticas (capital de los treinta
pueblos guaraníes que incluía a Paraguay, Argentina y Brasil).
Actualmente hay procesiones y se espera a la Virgen con serenata popular. Asimismo, en la
ciudad de Humahuaca, Jujuy, se realiza la tradicional danza de los toritos y fuegos
artificiales. Mientras que, en la provincia de Tucumán, en la localidad de Villa de Leales,
esta festividad es una de las más multitudinarias. En Guaraní, provincia de Buenos Aires, la
Virgen de la candelaria es patrona de la ciudad.
En Copacabana – la paz, en la Bolivia de 1583, fue tallada la imagen de la Virgen de la
Candelaria de Copacabana por Francisco “Tito Yupanqui”. El Templo de Copacabana es el
segundo templo más antiguo de Hispanoamérica. En este país altiplánico, la Virgen de la
Candelaria es patrona de Aquile (Cochabamba), Rurrenabaque (Beni), Samaipata (Santa
Cruz), Azurduy (Chuquisaca) y de la comunidad de La Angostura en Tarija.
En la Iglesia de San Antonio, en la isla Mancera en Valdivia (Chile), hay registros del culto
a la Virgen de la Candelaria que datan del año 1645. Es venerada en los sectores mineros
del norte del país. En la ciudad chilena de Copiapó existe un santuario de la Virgen de la
Candelaria y en el pueblo de Mincha, comuna de Canela, se encuentra un templo donde hay
gran devoción a la Candelaria y que es monumento histórico nacional desde 1980.
La ciudad de Medellín en Colombia fue erigida en sus orígenes como “Villa de Nuestra
Señora de la Candelaria de Medellín” y por ello la Virgen aparece en el escudo de la
ciudad. De igual manera, la primera Catedral de la actual Arquidiócesis de Medellín fue la
Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria. Otras ciudades colombianas también la tienen
como patrona.
En Puno, al sur de Perú, la Fiesta de la Candelaria es una de las más importantes de la
región. Allí la imagen de la Virgen de la Candelaria es sacada en procesión por las calles de
la ciudad, acompañada de danzas y música tradicional.
En noviembre del 2014, la UNESCO declaró la Festividad de la Virgen de la Candelaria de
Puno como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Llamada también Fiesta de la Purificación de María (griego, Hupapante), Fiesta de la
Presentación del Niño Jesús en el Templo. En el rito latino se observa el día 2 de febrero.
De acuerdo a la ley mosaica, una madre que había dado a luz a un hijo varón era
considerada impura por siete días; además debía permanecer treinta y tres días "en
purificación de su sangre"; pero si daba a luz a una niña, se duplicaba el tiempo que excluía
a la madre del santuario. Al cumplirse el tiempo de su purificación (cuarenta u ochenta
días) la madre debía traer al Templo un cordero para el holocausto y un pichón de paloma o
una tórtola por el pecado"; si no era capaz de ofrecer un cordero, podía presentar dos
tórtolas o dos pichones; el sacerdote oraba por ella y entonces quedaba limpia.
(Levítico 12,2-8).
Cuarenta días después del nacimiento de Cristo María cumplió con este precepto de la Ley;
ella redimió a su primogénito en el Templo (Números 18,15), y fue purificada por la
oración del Bendito Simeón, en la presencia de Ana la profetisa (Lucas 2,22 ss.). Sin duda,
la primitiva Iglesia de Jerusalén celebraba este acontecimiento, la primera presentación
solemne de Cristo en la casa de Dios. Lo encontramos testimoniado para la primera mitad
del siglo IV por la peregrina de Burdeos, Egeria o Silvia. El día (14 de febrero) se
guardaba solemnemente con una procesión a la Basílica Constantiniana de la Resurrección,
una homilía sobre Lucas 2,22 ss., y el Santo Sacrificio. Pero todavía la fiesta no tenía
nombre propio; se le llamaba simplemente día cuadragésimo después de la Epifanía. Esta
última circunstancia prueba que la Epifanía en Jerusalén era entonces la Fiesta
del Nacimiento de Cristo.
Desde Jerusalén esta fiesta del día cuadragésimo se extendió a toda la Iglesia, y más tarde
se celebraba el 2 de febrero, ya que en los últimos veinticinco años del siglo IV se introdujo
la fiesta romana de la Natividad de Cristo (25 de diciembre). Fue atestiguada
en Antioquía en 526 (Cedrenue); el emperador Justiniano I la introdujo a todo el Imperio
Oriental (542) en acción de gracias por el cese de la gran pestilencia que había despoblado
la ciudad de Constantinopla. En la Iglesia Griega fue llamada Hypapante tou Kyriou, el
encuentro (occursus) del Señor y su Madre con Simeón y Ana. Los armenios la llaman: "La
Venida del Hijo de Dios al Templo" y todavía la observan el 14 de febrero (Tondini di
Quaracchi, Calendrier de la Nation Arménienne, 1906, 48); los coptos la llaman "la
presentación del Señor en el Templo" (Nilles, Kal. Man., II 571, 643). Quizás el decreto de
Justiniano también le dio ocasión a la Iglesia Romana (¿a Gregorio I?) para que introdujera
esta fiesta, pero aún falta información definida sobre este punto.
La fiesta aparece en el sacramentario gelasiano (tradición manuscrita del siglo VII) bajo el
nuevo título de Purificación de la Santísima Virgen María, pero no se menciona la
procesión. El Papa Sergio I (687-701) introdujo una procesión para este día. El gregoriano
(tradición del siglo VIII) no habla de esta procesión, cuyo dato prueba que la procesión de
Sergio era "la estación" ordinaria, no el acto litúrgico de hoy. Ciertamente que el Papa
Gelasio no introdujo esta fiesta para suprimir los excesos del “lupercalia” (festival de la
fertilidad en la antigua Roma que se celebraba el 15 de febrero en honor al dios pastoral
Luperco), (Migne, Missale Gothicum, 691), y esto se extendió lentamente en Occidente; no
se encuentra en "el Leccionario" de Silos (650), ni en el "Calendario" (731-741) de Santa
Genoveva de París. En Oriente se celebraba como un fiesta del Señor; en Occidente como
una fiesta de María; aunque el invitatorio (Gaude et lætare, Jerusalén, occurrens Deo tuo),
las antífonas y responsorios nos recuerden su concepción original como una fiesta del
Señor. La bendición de las velas no entró al uso común antes del siglo XI; esto no tiene
nada en común con la procesión del “lupercalia”. En la Iglesia Latina esta Fiesta
(Purificatio B.M.V.) es una doble de segunda clase. En la Edad Media tenía una octava en
la mayoría de las diócesis; también hoy día las órdenes religiosas cuyo objeto especial es
la veneración de la Madre de Dios (carmelitas, servitas) y muchas diócesis (Loreto, la
provincia de Siena, etc.) celebran la octava.
LA IMAGEN DE LA VIRGEN ACTUAL
Como consecuencia de la desaparición de la primera imagen, en el temporal de 1826, hubo
que realizar las fiestas de febrero de 1827 sin imagen alguna, utilizándose el óleo existente
en el Convento de los Dominicos de Candelaria.
Dado el valor religioso de la Virgen de la Candelaria, los frailes encargaron al escultor
orotavense Fernando Estévez (1788-1845), calificado como "el mejor imaginero tinerfeño"
una nueva imagen. Sus cualidades artísticas y el reconocimiento del sentir del pueblo hacia
la Patrona de Canarias le hicieron concebir una imagen ligeramente distinta, original,
perfecta dentro del estilo neoclásico (con formas realistas y barrocas) que, en un primer
momento -empezó a hacerla en agosto de 1827-, confundió a los fieles, si bien pronto sería
igualmente venerada.
Según María Jesús Riquelme los rituales y milagros atribuidos a la Virgen de Candelaria
desde su aparición en las costas canarias y el tener el título de "Patrona Universal" del
archipiélago hicieron pensar a Estévez en la profunda significación esotérica que, sin negar
la tradición cristiana de María, tenían las "Vírgenes Negras" desde el medioevo, de
reconocida fama y milagros.
Sin embargo, no siguió rígidamente todas las directrices presentes en éstas, en las que, se
cuida especialmente la ejecución del rostro, no tanto la del Hijo, lo que no ocurre en nuestro
caso. Tampoco coincide la altura, que en las medievales es de 70 cm. más 30 cm. de peana
y la otra excede en 90 cm. más del total.
Sí sigue el estilo en los ropajes, con predominio constante de azules, blancos y dorados;
además se han encontrado imágenes medievales que también presentan telas encoladas
pintadas.
La negrura del rostro puede tener un valor simbólico de gran profundidad; para el peregrino
puede significar duda y pecado. En la alquimia medieval el negro está considerado como la
propia naturaleza femenina. Su forma, trazo de la nariz y los ojos almendrados son una
característica oriental propia de estas imágenes, hecho que también se da en la obra de
Estévez.
La actual imagen fue restaurada en 1972 por el escultor orotavense Ezequiel de León. Su
trabajo consistió en hacer un cuerpo pleto de brazos fijos -en los que insertó las manos de
Estévez- tallado en madera de cedro y adaptando la cabeza de la Virgen convenientemente
encolada a éste; también policromó e historió la túnica con los típicos letreros que tenía la
imagen desaparecida. Asimismo, realizó un impresionante trabajo de restauración
(carcoma, brazos totalmente desarmados, etc).
La belleza y perfección en los rasgos de la Virgen actual de 1,60 cm., así como en su Hijo,
han sido ampliamente comentadas. Así, el Dr. Hernández Perera, catedrático de Historia del
Arte de la Universidad Complutense de Madrid dijo que "Entre las Vírgenes obras de
Estévez, bastaría únicamente la de Candelaria para inmortalizar a su autor".
CURIOSIDADES ICONOGRÁFICAS
Por norma general, en las imágenes de la Virgen María con el Niño Jesús recostado en los
brazos, el Niño suele ir en el brazo izquierdo, por una razón elemental de sentido maternal
(la madre lleva al hijo en la mano izquierda para darle de comer y cuidarlo con la mano
derecha). La imagen de la Candelaria tiene, por el contrario, al niño recostado en el brazo
derecho.
Además, el Niño Jesús tiene asido entre sus manos un pajarito. Sin duda es símbolo de
las Tórtolas o pichones que la madre estaba obligada a entregar, según la Ley de Moisés,
cuando iba a presentar a su hijo en el templo.
Por otra parte, talladas en los ropajes de la Virgen de Candelaria original existían unas
extrañas letras cuyo significado aún se desconoce. La actual talla de la Virgen de
Candelaria también lleva impresas estas letras. Éstas eran:
1. Pretina del cuello: etiepesepmeri.
2. Manga izquierda: lpvrinenipepneifant.
3. Parte inferior de la túnica: eafm ipnini fmearei.
4. Cinturón: narmprlmotare.
5. Manto, en el brazo derecho: olm inranfr taebnpem reven nvinapimlifinipi nipian.
6. Orla de la mano izquierda: evpmirna envpmti epnmpir vrvivinrn apvi meri pivniam ntrhn.
7. Parte trasera, en la cola: nbimei anneeiperfmivifve.
BENDICIÓN DE VELAS Y PROCESIÓN
De acuerdo al Misal Romano, después de tercia el celebrante, vestido con la estola y capa
pluvial de color púrpura, se para al lado del altar desde donde se lee
la epístola y bendice las velas (las cuales deben ser elaboradas con ceras de abeja) habiendo
cantado o recitado las cinco oraciones prescritas, rocía e inciensa las candelas. Luego de
haber cantado o recitado las cinco oraciones prescritas, asperja e incensa las velas; luego las
distribuye al clero y a los laicos mientras el coro canta "El Cantico de Simeón (Nunc
Dimittis). Se repite la antífona "Lumen ad revelationem gentium et gloriam plebis tuæ
Israel" después de cada verso, según la costumbre medieval de cantar las antífonas. Durante
la procesión que ahora sigue, y en la que todos los presentes llevan velas encendidas en sus
manos, el coro canta la antífona "Adorna thalamum tuum, Sion", compuesta por San Juan
Damasceno, una de los pocas piezas cuyos texto y música la Iglesia Romana ha tomados
prestados de los griegos. Las otras antífonas son de origen romano.
La procesión solemne representa la entrada de Cristo, que es la Luz del Mundo, al Templo
de Jerusalén. Forma una parte esencial de los servicios litúrgicos del día, y se debe celebrar
en cada parroquia donde se pueda tener los ministros requeridos. La procesión siempre se
celebra el 2 de febrero aun cuando el Oficio y la Misa de la fiesta fueran transferidas al 3 de
febrero. Antes de la reforma de la liturgia latina por Pío V(1568), en las Iglesias del norte y
del oeste de los Alpes esta ceremonia era más solemne. Después de la quinta oración se
cantaba un prefacio. La antífona “Ave María” precedía al "Adorna". Mientras que ahora la
procesión se celebra dentro de la iglesia, en la Edad Media el clero abandonaba la iglesia y
visitaba el cementerio que lo rodeaba. Una vez que regresaba la procesión, un sacerdote con
la imagen del Niño Dios, la recibía en la puerta y entraban a la Iglesia con el clero, quienes
cantaban el cántico de Zacarías, el “Benedictus Dominus Deus Israel". En la conclusión, al
entrar al santuario, el coro cantaba el responsorio, "Gaude Maria Virgo" o la prosa,
"Inviolata" o alguna otra antífona apropiada al caso.
BIBLIOGRAFÍA
* Holweck, Frederick. "Candlemas." The Catholic Encyclopedia. Vol. 3. New York: Robert
Appleton Company, 1908. 30 octubre 2010, Traducido por Margarita Mayorquín. Rc.
http://www.newadvent.org/cathen/03245b.htm. Consultada en línea el 14 de febrero de
2019
*Aci Prensa, consulta en línea, 14 de febrero de 2019
* www.ecured.cu/Virgen_de_la_Candelaria, consultada el 14 de febrero de 2019
3.7 SANTO CURA DE ARS
OBJETIVO: Contribuir a que el seminarista descubra en la santidad del Cura de Ars la
espiritualidad de entrega y desprendimiento, de servicio y confianza en Dios que le motiven
a vivir estas virtudes para hacerlas suyas y practicarlas en su camino de discernimiento y
acompañamiento vocacional.
DATOS BIOGRÁFICOS
Martirologio Romano: Memoria de san Juan María Vianney, presbítero, que durante más
de cuarenta años se entregó de una manera admirable al servicio de la parroquia que le
fue encomendada en la aldea de Ars, cerca de Belley, en Francia, con una intensa
predicación, oración y ejemplos de penitencia. Diariamente catequizaba a niños y adultos,
reconciliaba a los arrepentidos y con su ardiente caridad, alimentada en la fuente de la
Eucaristía, brilló de tal modo, que difundió sus consejos a lo largo y a lo ancho de toda
Europa y con su sabiduría llevó a Dios a muchísimas almas (†1859). Fecha de
canonización: 31 de mayo de 1925 por el Papa Pío XI. Uno de los santos más populares en
los últimos tiempos ha sido San Juan Vianney, llamado el santo Cura de Ars. En él se ha
cumplido lo que dijo San Pablo: "Dios ha escogido lo que no vale a los ojos del mundo,
para confundir a los grandes".
Era un campesino de mente rústica, nacido en Dardilly, Francia, el 8 de mayo de 1786.
Durante su infancia estalló la Revolución Francesa que persiguió ferozmente a la religión
católica. Así que él y su familia, para poder asistir a misa tenían que hacerlo en
celebraciones hechas a escondidas, donde los agentes del gobierno no se dieran cuenta,
porque había pena de muerte para los que se atrevieran a practicar en público su religión.
La primera comunión la hizo Juan María a los 13 años, en una celebración nocturna, a
escondidas, en un pajar, a donde los campesinos llegaban con bultos de pasto, simulando
que iban a alimentar sus ganados, pero el objeto de su viaje era asistir a la Santa Misa que
celebraba un sacerdote, con grave peligro de muerte, si los sorprendían las autoridades.
Juan María deseaba ser sacerdote, pero a su padre no le interesaba perder este buen obrero
que le cuidaba sus ovejas y le trabajaba en el campo. Además, no era fácil conseguir
seminarios en esos tiempos tan difíciles. Y como estaban en guerra, Napoleón mandó
reclutar todos los muchachos mayores de 17 años y llevarlos al ejército. Y uno de los
reclutados fue nuestro biografiado. Se lo llevaron para el cuartel, pero por el camino, por
entrar a una iglesia a rezar, se perdió del grupo. Volvió a presentarse, pero en el viaje se
enfermó y lo llevaron una noche al hospital y cuando al día siguiente se repuso ya los
demás se habían ido. Las autoridades le ordenaron que se fuera por su cuenta a alcanzar a
los otros, pero se encontró con un hombre que le dijo. "Sígame, que yo lo llevaré a donde
debe ir". Lo siguió y después de mucho caminar se dio cuenta de que el otro era un desertor
que huía del ejército, y que se encontraban totalmente lejos del batallón. Y al llegar a un
pueblo, Juan María se fue a donde el alcalde a contarle su caso. La ley ordenaba pena de
muerte a quien desertara del ejército. Pero el alcalde que era muy bondadoso escondió al
joven en su casa, y lo puso a dormir en un pajar, y así estuvo trabajando escondido por
bastante tiempo, cambiándose de nombre, y escondiéndose muy hondo entre el pasto seco,
cada vez que pasaban por allí grupos del ejército. Al fin en 1810, cuando Juan llevaba 14
meses de desertor el emperador Napoleón dio un decreto perdonando la culpa a todos los
que se habían fugado del ejército, y Vianney pudo volver otra vez a su hogar. Trató de ir a
estudiar al seminario, pero su intelecto era romo y duro, y no lograba aprender nada. Los
profesores exclamaban: "Es muy buena persona, pero no sirve para estudiante no se le
queda nada". Y lo echaron.
Se fue en peregrinación de muchos días hasta la tumba de San Francisco Regis, viajando de
limosna, para pedirle a ese santo su ayuda para poder estudiar. Con la peregrinación no
logró volverse más inteligente, pero adquirió valor para no dejarse desanimar por las
dificultades. El año siguiente, recibió el sacramento de la confirmación, que le confirió
todavía mayor fuerza para la lucha; en él tomó Juan María el nombre de Bautista. El Padre
Balley había fundado por su cuenta un pequeño seminario y allí recibió a Vianney. Al
principio el sacerdote se desanimaba al ver que a este pobre muchacho no se le quedaba
nada de lo que él le enseñaba, pero su conducta era tan excelente, y su criterio y su buena
voluntad tan admirables que el buen Padre Balley dispuso hacer lo posible y lo imposible
por hacerlo llegar al sacerdocio.
Después de prepararlo por tres años, dándole clases todos los días, el Padre Balley lo
presentó a exámenes en el seminario. Fracaso total. No fue capaz de responder a las
preguntas que esos profesores tan sabios le iban haciendo. Resultado: negativa total a que
fuera ordenado de sacerdote. Su gran benefactor, el Padre Balley, lo siguió instruyendo y lo
llevó a donde sacerdotes santos y les pidió que examinaran si este joven estaba preparado
para ser un buen sacerdote. Ellos se dieron cuenta de que tenía buen criterio, que sabía
resolver problemas de conciencia, y que era seguro en sus apreciaciones en lo moral, y
varios de ellos se fueron a recomendarlo al Sr. Obispo. El prelado al oír todas estas cosas
les preguntó: ¿El joven Vianney es de buena conducta? - Ellos le respondieron: "Es
excelente persona. Es un modelo de comportamiento. Es el seminarista menos sabio, pero
el más santo" "Pues si así es - añadió el prelado - que sea ordenado de sacerdote, pues,
aunque le falte ciencia, con tal de que tenga santidad, Dios suplirá lo demás".
Y así el 12 de agosto de 1815, fue ordenado sacerdote, este joven que parecía tener menos
inteligencia de la necesaria para este oficio, y que luego llegó a ser el más famoso párroco
de su siglo (4 días después de su ordenación, nació San Juan Bosco). Los primeros tres
años los pasó como vicepárroco del Padre Balley, su gran amigo y admirador. Unos curitas
muy sabios habían dicho por burla: "El Sr. Obispo lo ordenó de sacerdote, pero ahora se va
a encartar con él, porque ¿a dónde lo va a enviar, que haga un buen papel?". Y el 9 de
febrero de 1818 fue enviado a la parroquia más pobre e infeliz. Se llamaba Ars. Tenía 370
habitantes. A misa los domingos no asistían sino un hombre y algunas mujeres. Su
antecesor dejó escrito: "Las gentes de esta parroquia en lo único en que se diferencian de
los ancianos, es en que ... están bautizadas". El pueblucho estaba lleno de cantinas y de
bailaderos. Allí estará Juan Vianney de párroco durante 41 años, hasta su muerte, y lo
transformará todo.
El nuevo Cura Párroco de Ars se propuso un método triple para cambiar a las gentes de su
desarrapada parroquia. Rezar mucho. Sacrificarse lo más posible, y hablar fuerte y duro.
¿Qué en Ars casi nadie iba a la Misa? Pues él reemplazaba esa falta de asistencia,
dedicando horas y más horas a la oración ante el Santísimo Sacramento en el altar. ¿Qué el
pueblo estaba lleno de cantinas y bailaderos? Pues el párroco se dedicó a las más
impresionantes penitencias para convertirlos. Durante años solamente se alimentará cada
día con unas pocas papas cocinadas. Los lunes cocina una docena y media de papas, que le
duran hasta el jueves. Y en ese día hará otro cocinado igual con lo cual se alimentará hasta
el domingo. Es verdad que por las noches las cantinas y los bailaderos están repletos de
gentes de su parroquia, pero también es verdad que él pasa muchas horas de cada noche
rezando por ellos. ¿Y sus sermones? Ah, ahí sí que enfoca toda la artillería de sus palabras
contra los vicios de sus feligreses, y va demoliendo sin compasión todas las trampas con las
que el diablo quiere perderlos. Cuando el Padre Vianney empieza a volverse famoso
muchas gentes se dedican a criticarlo. El Sr. Obispo envía un visitador a que oiga sus
sermones, y le diga que cualidades y defectos tiene este predicador. El enviado vuelve
trayendo noticias malas y buenas.
El prelado le pregunta: "¿Tienen algún defecto los sermones del Padre Vianney? - Sí,
Monseñor: Tiene tres defectos. Primero, son muy largos. Segundo, son muy duros y
fuertes. Tercero, siempre habla de los mismos temas: los pecados, los vicios, la muerte, el
juicio, el infierno y el cielo". - ¿Y tienen también alguna cualidad estos sermones? -
pregunta Monseñor-. "Si, tienen una cualidad, y es que los oyentes se conmueven, se
convierten y empiezan una vida más santa de la que llevaban antes". El Obispo satisfecho y
sonriente exclamó: "Por esa última cualidad se le pueden perdonar al Párroco de Ars los
otros tres defectos".
Los primeros años de su sacerdocio, duraba tres o más horas leyendo y estudiando, para
preparar su sermón del domingo. Luego escribía. Durante otras tres o más horas paseaba
por el campo recitándole su sermón a los árboles y al ganado, para tratar de aprenderlo.
Después se arrodillaba por horas y horas ante el Santísimo Sacramento en el altar,
encomendando al Señor lo que iba decir al pueblo. Y sucedió muchas veces que al empezar
a predicar se le olvidaba todo lo que había preparado, pero lo que le decía al pueblo causaba
impresionantes conversiones. Es que se había preparado bien antes de predicar. Pocos
santos han tenido que entablar luchas tan tremendas contra el demonio como San Juan
Vianney. El diablo no podía ocultar su canalla rabia al ver cuantas almas le quitaba este
curita tan sencillo. Y lo atacaba sin compasión. Lo derribaba de la cama. Y hasta trató de
prenderle fuego a su habitación. Lo despertaba con ruidos espantosos. Una vez le gritó:
"Faldinegro odiado. Agradézcale a esa que llaman Virgen María, y si no ya me lo habría
llevado al abismo". Un día en una misión en un pueblo, varios sacerdotes jóvenes dijeron
que eso de las apariciones del demonio eran puros cuentos del Padre Vianney. El párroco
los invitó a que fueran a dormir en el dormitorio donde iba a pasar la noche el famoso
padrecito. Y cuando empezaron los tremendos ruidos y los espantos diabólicos, salieron
todos huyendo en pijama hacia el patio y no se atrevieron a volver a entrar al dormitorio ni
a volver a burlarse del santo cura. Pero él lo tomaba con toda calma y con humor y decía:
"Con el patas hemos tenido ya tantos encuentros que ahora parecemos dos compinches".
Pero no dejaba de quitarle almas y más almas al maldito Satanás.
Cuando concedieron el permiso para que lo ordenaran sacerdote, escribieron: "Que sea
sacerdote, pero que no lo pongan a confesar, porque no tiene ciencia para ese oficio". Pues
bien: ese fue su oficio durante toda la vida, y lo hizo mejor que los que sí tenían mucha
ciencia e inteligencia. Porque en esto lo que vale son las iluminaciones del Espíritu Santo, y
no nuestra vana ciencia que nos infla y nos llena de tonto orgullo. Tenía que pasar 12 horas
diarias en el confesionario durante el invierno y 16 durante el verano. Para confesarse con
él había que apartar turno con tres días de anticipación. Y en el confesionario conseguía
conversiones impresionantes.
Desde 1830 hasta 1845 llegaron 300 personas cada día a Ars, de distintas regiones de
Francia a confesarse con el humilde sacerdote Vianney. El último año de su vida los
peregrinos que llegaron a Ars fueron 100 mil. Junto a la casa cural había varios hoteles
donde se hospedaban los que iban a confesarse. A las 12 de la noche se levantaba el santo
sacerdote. Luego hacía sonar la campana de la torre, abría la iglesia y empezaba a confesar.
A esa hora ya la fila de penitentes era de más de una cuadra de larga. Confesaba hombres
hasta las seis de la mañana. Poco después de las seis empezaba a rezar los salmos de su
devocionario y a prepararse a la Santa Misa. A las siete celebraba el santo oficio. En los
últimos años el Obispo logró que a las ocho de la mañana se tomara una taza de leche.
De ocho a once confesaba mujeres. A las 11 daba una clase de catecismo para todas las
personas que estuvieran ahí en el templo. Eran palabras muy sencillas que le hacían
inmenso bien a los oyentes. A las doce iba a tomarse un ligerísimo almuerzo. Se bañaba, se
afeitaba, y se iba a visitar un instituto para jóvenes pobres que él costeaba con las limosnas
que la gente había traído. Por la calle la gente lo rodeaba con gran veneración y le hacían
consultas. De una y media hasta las seis seguía confesando. Sus consejos en la confesión
eran muy breves. Pero a muchos les leía los pecados en su pensamiento y les decía los
pecados que se les habían quedado sin decir. Era fuerte en combatir la borrachera y otros
vicios.
En el confesionario sufría mareos y a ratos le parecía que se iba a congelar de frío en el
invierno y en verano sudaba copiosamente. Pero seguía confesando como si nada estuviera
sufriendo. Decía: "El confesionario es el ataúd donde me han sepultado estando todavía
vivo". Pero ahí era donde conseguía sus grandes triunfos en favor de las almas.
Por la noche leía un rato, y a las ocho se acostaba, para de nuevo levantarse a las doce de la
noche y seguir confesando. Cuando llegó a Ars solamente iba un hombre a misa. Cuando
murió solamente había un hombre en Ars que no iba a misa. Se cerraron muchas cantinas y
bailaderos. En Ars todos se sentían santamente orgullosos de tener un párroco tan santo.
Cuando él llegó a esa parroquia la gente trabajaba en domingo y cosechaba poco. Logró
poco a poco que nadie trabajara en los campos los domingos y las cosechas se volvieron
mucho mejores. Siempre se creía un miserable pecador. Jamás hablaba de sus obras o
éxitos obtenidos. A un hombre que lo insultó en la calle le escribió una carta humildísima
pidiéndole perdón por todo, como si él hubiera sido quién hubiera ofendido al otro. El
obispo le envió un distintivo elegante de canónigo y nunca se lo quiso poner. El gobierno
nacional le concedió una condecoración y él no se la quiso colocar. Decía con humor: "Es
el colmo: el gobierno condecorando a un cobarde que desertó del ejército". Y Dios premió
su humildad con admirables milagros. El 4 de agosto de 1859 pasó a recibir su premio en la
eternidad.
Fue beatificado el 8 de enero de 1905 por el Papa San Pío X, y canonizado por S.S. Pío XI
el 31 de mayo de 1925.
ANÉCDOTAS DEL SANTO CURA DE ARS
Por causa de una intensa niebla la campiña San Juan M. Vianney no encontraba el pueblito
de Ars donde el obispo le había asignado como párroco (Feb, 1818). Entonces el santo
encuentra un niño llamado Antoine Givre a quien le dice: "Muéstrame el camino a Ars y yo
te mostraré el camino al cielo".
Este monumento, que aparece en la imagen, está a muy corta distancia de Ars.
El campesino y el Sagrario
Un campesino de Ars llevaba largo rato delante del Sagrario. Pasó más de una hora, y el
reverendo Vianney se le acercó para preguntarle: ¿Qué haces aquí tanto tiempo? Y el buen
hombre le contestó: Yo le miro, Él me mira. Nada más.
Vuestro marido se ha salvado
En otra ocasión, al entrar en la iglesia parroquial, vio a una mujer llorando. Se dirigió a ella
e iluminado por Dios, le dijo: Vuestra oración, señora, ha sido oída. Vuestro marido se ha
salvado. La mujer no salía de su asombro ante esas palabras, porque su marido no había
sido practicante de la religión y su muerte fue repentina. El Cura de Ars añadió: Acordaos
de que un mes antes de morir, cogió de su jardín la rosa más bella y os dijo: “Llévala a la
imagen de la Virgen Santísima…” Ella no lo ha olvidado.
Libro malo
Cuenta el autor de un libro, sobre el Santo Cura de Ars:
En el prólogo, tuve la mala fortuna de trazar a grandes rasgos el cuadro de su vida y de
presentarle como un modelo de virtud y de santidad. Al día siguiente, por la mañana me vio
en la iglesia y me hizo seña de que le siguiera: su fisonomía revelaba una aflicción y una
severidad extraordinarias. Entré con él en la sacristía. Cerró la puerta, y con decisión y
derramando abundantes lágrimas, me dijo: “Amigo mío, no le creía capaz de escribir un
libro malo".
- ¡Oh, señor Cura!
- ¡Es un libro malo… un libro malo...! ¿Cuánto le ha costado a usted? Quiero pagarle en
seguida su valor y después iremos a quemarlo.
Estupefacto, preguntábale yo dónde estaba la maldad del libro.
- Sí, sí… ¡Es un libro malo…, es un libro malo…!
- ¡Pero, dígame, si quiere, por qué…!
- Pues bien, por esto, ya que usted se empeña: porque habla de mí como de un hombre
virtuoso, como de un santo, siendo así que soy el último de los sacerdotes.
- Sin embargo, señor Cura, he mostrado el libro a hombres ilustrados; el señor obispo ha
revisado las pruebas; lo ha aprobado. No puede en modo alguno ser malo.
Las lágrimas del Cura de Ars iban aumentando.
- Quite usted, me dijo, todo lo que a mí se refiere y será un buen libro.
Siéntese
Un día el Cura de Ars, sentado en su pequeña cátedra, catequizaba a una multitud de
peregrinos. La gente estaba apretujada hasta el umbral de la iglesia, cuando llegó un pobre,
cargado con sus alforjas y apoyado en dos muletas. Quería entrar, pero ¡imposible…! El
señor Cura advirtió sus inútiles esfuerzos. De repente, el santo se levanta, pasa por entre la
multitud, y atravesando las apretadas filas, lleva de la mano al mendigo. En toda la iglesia
no queda libre ni un asiento. El Cura de Ars hace subir al hombre a la tarima y lo sienta en
su sitio, desde el que daba su catequesis, y le dice: “¡Ea!” Y continúa hablando de pie…
59
Cfr. R.F., n. 106
60
Cfr. R. P., n. 4
61
Cfr. R.P., n. 4
62
Cfr. R.F., n. 25
Cuando murieron sus padres, Antonio tenía unos dieciocho o veinte años, y quedó él solo
con su única hermana, pequeña aún, teniendo que encargarse de la casa y del cuidado de su
hermana. Habían transcurrido apenas seis meses de la muerte de sus padres, cuando un día
en que se dirigía, según costumbre, a la iglesia, iba pensando en su interior «los apóstoles lo
habían dejado todo para seguir al Salvador, y cómo, según narran los Hechos de los
apóstoles, muchos vendían sus posesiones y ponían el precio de venta a los pies de los
apóstoles para que lo repartieran entre los pobres; pensaba también en la magnitud de la
esperanza que para éstos estaba reservada en el cielo; imbuido de estos pensamientos, entró
en la iglesia, y dio la casualidad de que en aquel momento estaban leyendo aquellas
palabras del Señor en el Evangelio:
Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres –así tendrás un
tesoro en el cielo– y luego vente conmigo».
Entonces Antonio, como si Dios le hubiese infundido el recuerdo de lo que habían hecho
los santos y con aquellas palabras hubiesen sido leídas especialmente para él, salió en
seguida de la iglesia e hizo donación a los aldeanos de las posesiones heredadas de sus
padres (tenía trescientas parcelas fértiles y muy hermosas), con el fin de evitar toda
inquietud para sí y para su hermana. Vendió también todos sus bienes muebles y repartió
entre los pobres la considerable cantidad resultante de esta venta, reservando sólo una
pequeña parte para su hermana.
Habiendo vuelto a entrar en la iglesia, oyó aquellas palabras del Señor en el Evangelio: «No
os agobiéis por el mañana».
Saliendo otra vez, dio a los necesitados incluso lo poco que se había reservado, ya que no
soportaba que quedase su poder ni la más mínima cantidad. Encomendó su hermana a unas
vírgenes que él sabía eran de confianza y cuidó de que recibiese una conveniente
educación; en cuanto a él, a partir de entonces, libre ya de cuidados ajenos, emprendió en
frente de su misma casa una vida de ascetismo y de intensa mortificación.
Trabajaba con sus propias manos, ya que conocía aquella afirmación de la Escritura: El que
no trabaja que no coma; lo que ganaba con su trabajo lo destinaba parte a su propio
sustento, parte a los pobres.
Oraba con mucha frecuencia, ya que había aprendido que es necesario retirarse para ser
constantes en orar: en efecto, ponía tanta atención en la lectura, que retenía todo lo que
había leído, hasta tal punto que llego un momento en que su memoria suplía los libros.
Todos los habitantes del lugar, y todos los hombres honrados, cuya compañía frecuentaba,
al ver su conducta, lo llamaban amigo de Dios; y todos lo amaban como a un hijo o como a
un hermano.
Santo Tomas Aquino: “No hay diferencia entre matarse el largo o en corto tiempo. Se
comete una rapiña, en vez de hacerse una ofrenda, cuando se acentúa inmoderadamente el
cuerpo por la demasiada escases de alimento o el poco sueño”
4.3 LA HUMILDAD
Objetivo: Que el formando aprenda a reconocer desde su propia condición humana sus
potencias y limites, de manera que pueda ponerlos al servicio de la comunidad, sabiéndose
uno con sus hermanos.
VER CON LOS OJOS DEL PADRE
Definición:
Etimología
Del lat. Humiliare
Real
Virtud que consiste en el conocimiento de nuestras limitaciones y debilidades, y en obrar de
acuerdo con este conocimiento.
JUZGAR CON LOS CRITERIOS DEL HIJO
¿Cómo ponerla en práctica?:
Actitudes
No vivir en la soberbia.
Saberse no perfecto pero perfectible.
Reconocer a todos como iguales.
Estar dispuesto a colaborar, mediante el dialogo, al desarrollo de las cualidades del otro.
ACTUAR BAJO EL IMPULSO DEL ESPÍRITU SANTO
La voz de la Iglesia
La celebración del sacramento de la penitencia, mediante el ejercicio del examen de
conciencia, ayuda a reconocer con humildad las propias fragilidades y pecados.63
Se espera que los seminaristas manifiesten con su comportamiento un estilo de vida en la
humildad y el servicio a los hermanos.64
El candidato no puede imponer sus condiciones personales, sino que debe aceptar con
humildad y agradecimiento las normas que le impone la Iglesia.65
Obstáculos para ejercer este valor
Internos
Soberbia
Envidia
Menospreciar a los demás
Externos
Solo velar por el propio bienestar.
Tener la visión de que son indispensables.
Algunos ejemplos
Laicos
63
Cfr. R.F., n. 105
64
Cfr. R.F., n. 133
65
Cfr. R.F., n. 194
Seneca: “Muchos abrían podido llegar a la sabiduría si no se hubiesen creído demasiado
sabios”
Khalil Gribran: “Protegerme de la sabiduría que no llora, de la filosofía que no ríe y de
la grandeza que no se inclina ante los niños”
Santos
San Cristóbal Magallanes:
“Si el sacerdote no es humilde no podrá ser santo”
APÉNDICE
LA POBREZA EVANGÉLICA
OBJETIVO: Explicar brevemente el sentido de la pobreza evangélica, brindando algunas
consideraciones prácticas para su mejor vivencia.
VER CON LOS OJOS DEL PADRE
Nuestra sociedad es marcadamente consumista y materialista, y nuestro seminario no está
exento de esto peligro (al fin, hijos de nuestro tiempo).
Se observa en algunos seminaristas, la tendencia a la presunción de cosas materiales
(marcas de ropa, aparatos electrónicos, etcétera).
Algunos alumnos buscan llevar un ritmo de vida que no es de acorde a la situación
socioeconómica de su familia.
Ciertos alumnos se avergüenzan de la realidad monetaria de sus padres.
Algunos alumnos con una estabilidad económica familiar apoyan de manera discreta y
generosa a sus compañeros de más bajos recursos.
Se nota también una tendencia hacia un apego egoísta a los bienes y poca disposición a
compartir.
Existe solidaridad en los grupos, aunque en ocasiones se da sólo en situaciones extremas.
El ejemplo de una vida de comodidades y lujos de algunos seminaristas mayores y
presbíteros es un anti testimonio muy fuerte para los jóvenes seminaristas.
JUZGAR CON LOS CRITERIOS DEL HIJO
« Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro
en el cielo. Luego ven y sígueme». (Mt 19, 21).
« Bienaventurados ustedes lo pobres, porque suyo es el reino de Dios». (Lc 6,20).
« Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se
entregará a uno y despreciará a otro. Nadie puede servir a Dios y al dinero». (Mt 6, 24).
« Que el dinero sea tu perdición, porque has pensado que el don de Dios se compra con
dinero». (Hch 8,20).
« La raíz de todos los males es el afán de dinero, y algunos, por dejarse llevar por él se
extraviaron en la fe y se atormentaron con muchos sufrimientos». (Mt 19, 21).
« Mas no se crea —escribe— que esté mandado a los santos el no conservar dinero para su
uso propio o para los pobres; pues se lee que el Señor mismo tenía, para formar su Iglesia,
una caja..; sino más bien que no se sirva a Dios por esto, ni se renuncie a la justicia por
temor a la pobreza» ». (SAN BEDA EL VENERABLE, In. Lucae evang. Expositio, IV, in c.
12: PL 92, 494-5.)
« Mas Nos consta que hoy muchos sacerdotes viven efectivamente en condiciones de
pobreza real. La glorificación de uno de ellos [San Juan María Vianney], que
voluntariamente vivió tan despojado y que se alegraba con el pensamiento de ser el más
pobre de la parroquia, les servirá de providencial estímulo para renunciar a sí mismos en la
práctica de una pobreza evangélica.». (SAN JUAN XXIII, Sacerdottii nostri primordi ).
« De la pobreza evangélica los Padres sinodales han dado una descripción muy concisa y
profunda, presentándola como «sumisión de todos los bienes al Bien supremo de Dios y de
su Reino». En realidad, sólo el que contempla y vive el misterio de Dios como único y
sumo Bien, como verdadera y definitiva Riqueza, puede comprender y vivir la pobreza, que
no es ciertamente desprecio y rechazo de los bienes materiales, sino el uso agradecido y
cordial de estos bienes y, a la vez, la gozosa renuncia a ellos con gran libertad interior, esto
es, hecha por Dios y obedeciendo sus designios ». (SAN JUAN PABLO II, Pastores dabo
vobis 30)
«Entiendan los alumnos con toda claridad que no están destinados al mando ni a los
honores, sino que se entregan totalmente al servicio de Dios y al ministerio pastoral.
Edúquense especialmente en la obediencia sacerdotal en el ambiente de una vida pobre y en
la abnegación propia, de forma que se acostumbren a renunciar ágilmente a lo que es lícito,
pero inconveniente, y asemejarse a Cristo crucificado». (CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO
II, Optatam Totius, 9)
ACTUAR BAJO EL IMPULSO DEL ESPÍRITU SANTO
Una vida sobria y austera por parte de los formadores es una motivación y da a los alumnos
y a los fieles en general un ejemplo de credibilidad y autenticidad sacerdotal.
Se debe hacer conciencia a los muchachos del justo valor de los bienes materiales, en las
charlas de formación humana y espiritual.
Debe buscarse que los alumnos vivan de manera sobria invitándolos a evitar el uso de lujos
superfluos en el vestir.
Para fomentar la generosidad y la conciencia social organizar, al menos una vez al año, una
campaña de recolección, ya sea de despensa, en seres domésticos por parte de los alumnos
en beneficio de una comunidad local necesitada y hacer una visita pastoral integral: apoyo
material, presencia espiritual (Rosario y Misa), visiteo.
Poner especial atención en aquellos que buscan vivir en una realidad económica ajena a la
real familiar y aquellos que se avergüencen de sus padres por esos motivos con
acompañamiento y consejo exhortativo.
Insistir en la relación libertad –austeridad con ejemplos asequibles y concretos para la edad.
CASTIDAD
OBJETIVO: Dar una visión general de la vivencia de la castidad en nuestros tiempos y
sus repercusiones en la formación sacerdotal.
VER CON LOS OJOS DEL PADRE
La sociedad de nuestro tiempo está significativamente marcada por una visión
distorsionada de la sexualidad humana, que en vez de verla como un don precioso y
sagrado, se considera meramente como un medio de placer, cosificando a la persona al
convertirla en un objeto para satisfacer los instintos de una manera egoísta. Y esta realidad
de nuestra sociedad que la formación en la pureza y la castidad sea un reto cada vez mayor.
Podemos constatar lo siguiente;
Cada vez más seminaristas proviene de familias desintegradas, donde la figura paterna, o
bien está ausente o no se preocupa por ser un modelo para sus hijos, lo que dificulta que
el seminarista pueda tener su dimensión afectiva bien integrada.
La supuesta educación sexual dada por las instituciones públicas y en ocasiones también
privadas, muestran una visión deformada de la sexualidad introduciéndoles
progresivamente ideología de género y anticoncepción como lo normal y hasta natural.
Muchos alumnos no saben hacer un uso adecuado de los medios de comunicación,
especialmente del internet, buscando contenido de carácter erótico – pornográfico.
Existen casos de seminaristas que fueron abusados sexualmente, lo que genera una
dificultad para poder desarrollar de una manera armónica su sexualidad.
Las conversaciones entre los alumnos sobre temática sexual, suelen ser desde morbo y la
cosificación a la mujer.
Algunos de los jóvenes seminaristas no son capaces de tratar de una manera adecuada y
natural, o incluso al menos civilizada a las mujeres de su edad.
La masturbación es para algunos, una práctica más o menos frecuente.
JUZGAR CON LOS CRITERIOS DEL HIJO
«Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios». (Mt 5,48).
« Por tanto, amados, teniendo estas promesas, limpiémonos de toda inmundicia de la carne
y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios». (2Cor 7,2).
«Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada es
puro, sino que tanto su mente como su conciencia están corrompidas». (Tt ,1 ,15).
«Habéis oído que se dijo: “no cometerás adulterio”. Pero yo os digo: “todo el que mira a
una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón”». (Mt. 5,28).
«La castidad resulta condición preciosa para el crecimiento genuino del amor
interpersonal». (PAPA FRANCISCO, Amoris laetitia 206)
«El consejo evangélico de la castidad desarrolla la madurez de la persona, haciéndola capaz
de vivir la realidad del propio cuerpo y de la propia afectividad desde la lógica del don».
(RATIO FUNDAMENTALIS INSTITUTIONIS SACERDOTALIS, 110).
«Esta ascesis necesaria de la castidad, lejos de encerrar al sacerdote en un estéril egoísmo,
lo hace de corazón más abierto y más dispuesto a todas las necesidades de sus hermanos:
“Cuando el corazón es puro —decía muy bien el Cura de Ars— no puede menos de amar,
porque ha vuelto a encontrar la fuente del amor que es Dios”». (SAN JUAN XXIII,
Sacerdotii nostra primordia).
ACTUAR BAJO EL IMPULSO DEL ESPÍRITU SANTO
Siendo el contexto familiar, la mayor oportunidad para los seminaristas para el desarrollo
psiocosexual, resulta fundamental fomentar las herramientas de apoyo para que los padres
de familia puedan brindar un apoyo adecuado a los hijos en esta etapa.
Dar a los alumnos la confianza de poder hablar con sus formadores sobre estos temas, para
así poder ayudarlos mejor a su formación.
Sería muy oportuno procurar que los seminaristas tengan un trato frecuente y natural con
las mujeres de su edad, sobre todo con sus compañeras de clase.
Ir enseñando a los adolescentes a llamar las cosas por su nombre evitado los motes dados a
las distintas partes del cuerpo humano.
Ser los formadores ejemplo en cuanto a los modos y maneras de referirse y tratar a la
mujer, evitando vulgaridades y doble sentido.
Exponer de manera clara la visión cristiana de la sexualidad humana, advirtiendo
ciertamente los peligros en contra de la castidad, pero centrándose sobre todo en la belleza
y lo plenificante de la vivencia de la castidad.
Brindar un especial e integral acompañamiento a los alumnos que presenten dificultades
para la vivencia de la castidad, así como herramientas preventivas para todos.
Desde el plano humano, acentuarse la importancia del autodominio, la prudencia y el
deporte como medios eficaces para la vivencia plena de la castidad.
Buscar el apoyo de la sana psicología como un medio para el desarrollo integral en este
campo.
Desde el plano espiritual, insistir en que la castidad no es una victoria personal, sino ante
todo gracia. Resaltar la devoción mariana, la oración personal, el examen de conciencia, la
dirección espiritual y la confesión sacramental como medios eficacísimos para vivir esta
gracia.
OBEDIENCIA
OBJETIVO: Dar algunas notas sobre la importancia de esta virtud humana y evangélica
buscando ayudar a crear conciencia en los alumnos en el sentido de obedecer para ser más
libres.
VER CON LOS OJOS DEL PADRE
En nuestro tiempo el sentido de autoridad, en todos los ámbitos, se ha ido perdiendo
paulatinamente debido a una concepción extrapolada de autonomía, libertad y
autosuficiencia.
Algunas situaciones que ocurren en nuestra institución son:
Al venir de familias disfuncionales, algunos niños no tienen del todo clara una figura de
autoridad.
Algunos seminaristas provienen de contextos familiares donde no se les puso
oportunamente límites.
Otros asocian, debido al contexto familiar violento, obediencia con miedo.
Falta de capacidad para seguir órdenes.
En ocasiones se tiene una visión demasiado optimista de la naturaleza humana, dando
libertades no propias ni proporcionales a la edad y madurez.
Unos cuantos de los alumnos tiene una obediencia servil e hipócrita.
JUZGAR CON LOS CRITERIOS DEL HIJO
«Le contestó Jesús: —El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y
haremos nuestra vivienda en él». (Jn 14,23).
«No se contenten sólo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos.
Llévenla a la práctica». (St 1,12).
«Porque así como por la desobediencia de uno solo muchos fueron constituidos pecadores,
también por la obediencia de uno solo muchos serán constituidos justos». (Rom 5,19).
«Padre, si es Tu voluntad, aparta de Mí esta copa; pero no se haga Mi voluntad, sino la
Tuya». (Lc 22,42).
«En la raíz de estas tendencias se halla, en no pocos jóvenes, una experiencia desviada de la
libertad: lejos de ser obediencia a la verdad objetiva y universal, la libertad se vive como un
asentimiento ciego a las fuerzas instintivas y a la voluntad de poder del individuo». (SAN
JUAN PABLO II, Pastores dabo vobis 9)
«Entre las virtudes más necesarias en el ministerio de los presbíteros, recordemos la
disposición de ánimo para estar siempre prontos para buscar no la propia voluntad, sino el
cumplimiento de la voluntad de aquel que los ha enviado (cf. Jn 4, 34; 5, 30; 6, 38)».
(CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, Presbyterorum Ordinis 16)
«[…] la obediencia, que, en el caso de la vida espiritual del sacerdote, presenta algunas
características peculiares. Es, ante todo, una obediencia «apostólica», en cuanto que
reconoce, ama y sirve a la Iglesia en su estructura jerárquica. […].La obediencia cristiana,
auténtica, motivada y vivida rectamente sin servilismos, ayuda al presbítero a ejercer con
transparencia evangélica la autoridad que le ha sido confiada en relación con el Pueblo de
Dios: sin autoritarismos y sin decisiones demagógicas. Sólo el que sabe obedecer en Cristo,
sabe cómo pedir, según el Evangelio, la obediencia de los demás. La obediencia del
presbítero presenta además una exigencia comunitaria; en efecto, no se trata de la
obediencia de alguien que se relaciona individualmente con la autoridad, sino que el
presbítero está profundamente inserto en la unidad del presbiterio, que, como tal, está
llamado a vivir en estrecha colaboración con el Obispo y, a través de él, con el sucesor de
Pedro. Este aspecto de la obediencia del sacerdote exige una gran ascesis, tanto en el
sentido de capacidad a no dejarse atar demasiado a las propias preferencias o a los propios
puntos de vista, como en el sentido de permitir a los hermanos que puedan desarrollar sus
talentos y sus aptitudes, más allá de todo celo, envidia o rivalidad. La obediencia del
sacerdote es una obediencia solidaria, que nace de su pertenencia al único presbiterio y que
siempre dentro de él y con él aporta orientaciones y toma decisiones corresponsables. Por
último, la obediencia sacerdotal tiene un especial «carácter de pastoralidad». Es decir, se
vive en un clima de constante disponibilidad a dejarse absorber, y casi «devorar», por las
necesidades y exigencias de la grey. Es verdad que estas exigencias han de tener una justa
racionalidad, y a veces han de ser seleccionadas y controladas; pero es innegable que la
vida del presbítero está ocupada, de manera total, por el hambre del evangelio, de la fe, la
esperanza y el amor de Dios y de su misterio, que de modo más o menos consciente está
presente en el Pueblo de Dios que le ha sido confiado». (SAN JUAN PABLO II, Pastores
dabo vobis 28)
ACTUAR BAJO EL IMPULSO DEL ESPÍRITU SANTO
Ha de fomentarse un espíritu de disciplina, mediante reglas claras y aplicación paternal.
Ir desterrando del seminario modelos anacrónicos de enseñanza con extrapolaciones e
iracundos arrebatos por parte de la autoridad como manera de autoafirmación por parte del
formador.
Es imprescindible una cercanía real con alumnos para conocerlos verdaderamnte, siempre
dejando en manifiesto el papel paternal del formador, ya que perder de vista el rol propio
del formador causa confusión en los seminaristas.
Para fomentar en los alumnos, un espíritu de verdadera obediencia, procurar ser siempre
claros en cuanto a la formulación de reglas claras de disciplina, procurando exponerles los
motivos fundantes de cada una de ellas.
Hacer cumplir el reglamento con fidelidad y objetividad haciendo las correcciones
paternales, y (en su caso) las sanciones pertinentes.
Dar la libertad a los muchachos progresivamente, evitando modelos formativos donde se da
manga ancha a la libertad de los alumnos para percatarse desde lejos como hacen uso de la
misma. Nuestra labor es formativa, preventiva y paternal, no policiaca ni de espionaje.
Sería conveniente exponer a los alumnos el valor de la obediencia por medio de una lectio
divina adaptada a su edad sobre el valor salvífico de la obediencia perfecta de Cristo a su
padre.
Asimismo, sería oportuno una exposición sistemática tanto desde el campo humano como
espiritual de este consejo evangélico con muchos ejemplos prácticos e ilustrado con la vida
de los santos.
SEMINARIOS AUXILIARES
DE LA ARQUIDIOCESIS
DE GUADALAJARA
EXAMEN VOCACIONAL
Tercero de Secundaria
DATOS PERSONALES Y AUTOBIOGRAFÍA
DATOS GENERALES
Nací el día ______ del mes de _______________ del añ o________________ en (lugar) __________________________________
MI FAMILIA
PAPÁ
Nombre:
___________________________________________________________________________________________________
Edad: ______________________ Vive en: _________________________________________________________
Trabaja en (lugar): _____________________________________________________________________________
Su oficio es: _____________________________________________________________________________________
Mis relaciones con él fueron…
___________________________________________________________________________________________________
MAMÁ
Nombre: ________________________________________________________________________________________
Edad: ______________________ Vive en: _________________________________________________________
Trabaja en (lugar): _____________________________________________________________________________
Su oficio es: _____________________________________________________________________________________
MIS HERMANOS
Escribo su nombre y edad, de mayor a menor. Me ubico en el lugar donde me
corresponde y subrayo mi nombre y el del hermano o hermana con quien mejor
convivo. (Si no tienes hermanos sólo menciónalo así)
Escribe el nombre, si tienes, de algú n familiar cercano que sea sacerdote o religiosa.
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
MI PERSONA
[Describe tu situación en los siguientes aspectos]
SALUD:
He tenido las siguientes enfermedades y operaciones: (Si nada de esto tuviste, solo
menciónalo).
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
PRESENTE
FUTURO
En caso de que Dios no me llame por este camino desearía realizarme y servir a Dios y
a la sociedad en una de estas profesiones o trabajos (Enuméralas por orden de
preferencia) y escribe las razones:
2.
3.
MI VIDA CRISTIANA
[Completa lo siguiente]
¿Có mo es mi participació n en la Parroquia?
___________________________________________________________________________________________________
La direcció n espiritual ¿La he tomado en serio?, ¿Soy honesto en ella?, ¿La pido cuá ndo
creo necesitarla?
¿En qué consiste mi oració n? (liturgia, rezos aprendidos, visitas espontá neas a Jesú s,
oració n personal, etc.) ¿Me gusta orar?
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
¿Me he estancado o creo que he retrocedido en mi oració n? ¿La hago por obligació n?
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
¿Guardo el ayuno eucarístico? (es decir, no comer una hora antes de comulgar) ¿Por
qué?
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
Una persona que para mí es modelo de vida cristiana es… ¿Por qué?
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
¿Leo la Biblia?, ¿Leo el catecismo?, ¿Conozco algo sobre nuestra Iglesia?, ¿Conozco
sobre la vida de los santos?, ¿Para qué me sirve?
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
Lo que má s me aburre de la vida espiritual es…
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
¿Mi vida espiritual me lleva a ser mejor en otros aspectos de mi vida? (con mi familia,
estudios, compañ eros, formadores, en la calle, etc.)
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
¿Hago oració n só lo cuando me lo piden o me ven?, ¿Cuá ndo tengo problemas?, ¿Só lo
cuando tengo ganas?, ¿Por qué?
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
¿Rezo también, aunque tenga aridez espiritual, es decir, cuando tengo crisis o estoy
desanimado?,¿Por qué lo hago?
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
Para mí la fe es…
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
¿Quiénes son las personas que má s me han ayudado en la vida espiritual?, ¿Por qué?
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
¿Qué significa para mí que todos somos hermanos?, ¿Por qué lo creo?, ¿Có mo lo
manifiesto?
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
MI VOCACIÓN
[Completa lo siguiente]
MI HISTORIA VOCACIONAL
¿Tengo algú n sacerdote cercano con quien platico o convivo?, ¿Quién?, ¿por qué?
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
RECTITUD DE INTENCIÓN
¿He consultado con alguien sobre mis inquietudes?, ¿Con quién?, ¿Sobre qué?
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
¿Hasta ahora, segú n lo que pienso y siento creo que éste será mi camino para servir a
Dios?, ¿por qué?
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________
¿Considero que le estoy respondiendo a Dios en este llamado que me hace?, ¿Por qué?
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¿Amo mi vocació n?, ¿Cuá les señ ales dejan ver que amo mi vocació n y la cuido?
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¿Hoy mi llamado es má s fuerte o menos fuerte?, ¿Siento que se enfría?, ¿En qué lo
noto?
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¿Me gusta mucho el dinero?, ¿Me gustan las cosas caras?, ¿Me molesta que no me den
lo que quiero?
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¿Estoy dispuesto a renunciar a personas o cosas por tal de seguir a Jesú s?, ¿A cuá les?
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¿Lo que hago bien, lo hago sin esperar nada a cambio?, ¿Espero que me agradezcan o
den algo a cambio?
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¿Acepto a las personas como son, con sus defectos y cualidades?, ¿Só lo a algunos?
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¿Sabes tratar a las personas?, ¿Sabes sonreír, ser generoso y darte a los demá s?
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¿Te sientes inseguro ante los demá s?, ¿Sufres por ello o te resignas?
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¿Has aprendido a llevar una amistad sana, viril o sientes dudas frecuentemente?, ¿Por
qué?
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¿Te cuesta cultivar la amistad fraterna?, ¿Has consultado tus dudas sobre la amistad y
las has solucionado?
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¿Có mo es tu trato con las mujeres: con timidez, desenfreno, serenidad, inquietud,
educació n, vulgaridad, vergü enza, tentació n, ¿con exagerada atracció n o con atracció n
controlable?, ¿por qué lo notas?, ¿có mo lo explicas?
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¿Tienes novia?, ¿Hay alguna señ orita que te atraiga?, ¿có mo tratas esa atracció n?
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¿Te persiguen demasiado las tentaciones?, ¿Sabes dominarlas con la gracia de Dios y
tu esfuerzo constante?
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¿Te gusta leer, ver, curiosear revistas y películas pornográ ficas?, ¿Utilizas el internet
para ver pornografía?
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¿Te preocupa tu castidad futura?, ¿Tienes miedo a lo que pueda venir después?
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¿Has tratado este punto de la castidad con amplitud y sinceridad con tu director
espiritual y con tu prefecto, o sientes miedo o vergü enza de hacerlo?
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[Subraya o pinta con marcatextos los aspectos en los que encuentras marcada facilidad]
Me gusta reparar aparatos Me interesa lo científico Quisiera tener muchos
hijos
Soy bueno para convencer a Me gusta ayudar a las Sé dibujar bien
otros personas
Sé administrar bien el Soy bueno para explicar Quiero hacer algo por el
dinero cosas mundo
Me gustaría celebrar la Participo en actividades del Me gusta cuidar animales
Misa templo
memoria la vida
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