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Virus de Epstein Barr

De misapuntes

Anexo al Tema 24.- VIRUS DE EPSTEIN-BARR

Contenido
1 Introducción
2 Aspectos Virológicos
3 Epidemiología
4 Transmisión y Patogenia
5 Manifestaciones clínicas (signos y síntomas)
6 Manifestaciones clínicas
6.1 Síntomas
6.2 Signos
7 Mononucleosis Infecciosa
7.1 Transmisión y Clínica
7.2 Evolución
7.3 Complicaciones
7.4 Diagnostico Diferencial
7.5 Tratamiento
7.6 Expectativas (pronóstico)
8 Otras enfermedades relacionadas con la infección por VEB
9 Bibliografía

Introducción
El virus de Epstein-Barr (VEB) pertenece a la familia de los Herpes Viridae y como el
resto de los miembros de esta familia es capaz de persistir en algunas células tras la
primoinfección.

La primoinfección generalmente es asintomática, sobre todo si se adquiere en la niñez.


Cuando esta ocurre en la juventud es frecuente que cause un cuadro agudo de fiebre,
odinofagia y adenopatías cervicales, junto con anomalías en el examen de la sangre
periférica anticuerpos heterófilos positivos. Este cuadro se denomina Mononucleosis
infecciosa (MI) o fiebre glandular. El VEB puede causar en casos raros infecciones más
graves cuya patogenia no está enteramente estudiada, como en la infección crónica activa
por el VEB2.

El VEB, desde su descubrimiento, se ha relacionado con enfermedades neoplásicas. Esto no


es extraño, pues el virus es capaz de interferir con los mecanismos fisiológicos de control de
la supervivencia y la proliferación celular. La infección por este virus se relaciona con el
desarrollo del Carcinoma nasofaríngeo, el Linfoma de Burkitt, la Enfermedad de Hodgkin y
(en pacientes con inmunodeficiencias) el Linfoma de células B.

En los últimos años se ha detectado una relación entre algunas enfermedades de etiología
autoinmune como la Artritis reumatoide (AR), el Lupus eritematoso sistémico (LES) o la
Esclerosis múltiple (EM). Esta relación no está enteramente establecida y sus mecanismos
patogénicos no se conocen.

Aspectos Virológicos
El VEB fue descubierto en 1964 en cultivos celulares que provenían de muestras de
Linfoma de Burkitt africano. Este virus pertenece a la familia Herpes viridae dentro de la
subfamilia Gammaherpesvirinae genus Lymphocriptovirus y está emparentado con virus
similares que infectan a chimpancés y macacos, por lo que se considera que la evolución
humana y la del VEB han seguido un camino paralelo.

La estructura del virus es superponible a la de otros virus de la familia. Se trata de un virus


de aproximadamente 180- 200 nm de diámetro, con una envoltura proteolipídica muy
compleja con al menos 6 proteínas virales representadas en ella, que son necesarias para
asegurar la infección de las células diana y para regular el ensamblaje y la salida de los
nuevos viriones en las infecciones productivas dentro de la envoltura se encuentra una
cápside icosaédrica de unos 100 nm de diámetro con la típica simétrica. Esta cápside
protege la información genética que está codificada en una molécula lineal de ADN de
doble hebra de unos 175 Mb. La organización del cromosoma es muy similar a la observada
en otros virus herpes con repeticiones terminales en ambos extremos de la molécula. El
ADN codifica unas 90 proteínas que se clasifican por su función y el momento del ciclo
vital del virus en el que se expresan en: proteínas de latencia, proteínas precoces (immediate
early [IE]), tempranas (early [EA]) o tardías (late). La molécula de ADN posee varios
promotores capaces de interactuar con proteínas virales y celulares, lo cual confiere al virus
la posibilidad de sintetizar conjuntos de proteínas distintos dependiendo de la situación de la
célula huésped. Esta versatilidad es una de las razones para explicar la capacidad del virus
para establecer infecciones latentes.
Epidemiología
Las infecciones por el EBV tienen una distribución mundial. Son más frecuentes al
principio de la infancia y presentan un segundo pico de frecuencia al final de la
adolescencia. Los niños se hacen susceptibles tan pronto como desaparece la protección de
anticuerpos maternos.

En la edad adulta, más de 90% de los individuos han sido infectados por el virus y han
desarrollado anticuerpos contra él. En general, la IM es una enfermedad de adultos jóvenes.
En los grupos de nivel socioeconómico bajo y en zonas geográficas con un nivel de higiene
deficiente (p. e. países en vías de desarrollo), el EBV tiende a infectar a los niños a edades
tempranas, y la MI sintomática es infrecuente. En regiones con un nivel de higiene mayor,
la infección con frecuencia se retrasa hasta la edad adulta y la MI es más prevalente.

El EBV se propaga mediante el contacto con las secreciones bucales. Se transmite con
frecuencia de adultos a niños y entre adultos jóvenes por transferencia de saliva durante el
beso. El contagio a través de contactos menos íntimos es poco habitual.

Transmisión y Patogenia
El virus se transmite habitualmente a través de la saliva y llega al epitelio faríngeo donde es
capaz de infectar las células epiteliales. Las células B son infectadas al contacto con estas
células epiteliales, mientras que los linfocitos de las criptas tonsilares, son infectados
directamente.

En estas células el virus se multiplica estableciendo infecciones líticas. Los nuevos viriones
son capaces de infectar células linfoides B que transitan en la proximidad de las criptas
amigdalares. Algunos investigadores consideran que la infección de los linfocitos B se
produce directamente sin que intervengan las células epiteliales.

La entrada de los virus en las células linfoides es un proceso muy complejo en el que
intervienen varias proteínas virales. La entrada del virus es por endocitosis.

Cuando el virus penetra en el citoplasma se produce la decapsidación y el transporte del


ADN al núcleo por mecanismos no conocidos. Cuando la molécula de ADN alcanza el
núcleo, adquiere una conformación circular y forma un episoma. El primer paso para
establecer la infección latente es la síntesis del antígeno nuclear del VEB 1 (EBnA1).
Cuando el virus se disemina a través del torrente circulatorio. El virus contiene en su
envoltura una proteína, la gp350 que se une al receptor celular CD21. La mayoría de los
anticuerpos producidos por las células B durante la infección van dirigidos contra esta
proteína. En el momento de la fase aguda de la enfermedad, los linfocitos T y las células
NK proliferan en grandes cantidades observándose un aumento de tamaño de los ganglios
linfáticos y del bazo. En este momento, una de cada 100 células B en la sangre periférica
están infectadas por el virus mientras que la fase de convalecencia sólo lo está 1 por millón.

El EBV se ha transmitido en transfusiones sanguíneas y en el trasplante de médula ósea.


Más de 90% de los individuos seropositivos asintomáticos eliminan el virus en las
secreciones bucofaríngeas. La diseminación aumenta en enfermos inmunodeficientes y en
los que tienen mo
Mnonucleosis infecciosa.

En el control de la Mononucleosis infecciosa la inmunidad celular es más importante que la


inmunidad humoral.

Si la inmunidad por células T está comprometida puede producirse la proliferación de


células B con lo que la enfermedad puede pasar a ser un linfoma, si bien este no es más que
un paso de los muchos que se requieren para alcanzar la malignidad. Son raras las ocasiones
en que una infección por virus de Epstein-Barr alcanza el grado de linfoma de Burkitt o de
Carcinoma nasofaríngeo.

Manifestaciones clínicas (signos y


síntomas)
La mayor parte de las infecciones por virus de Epstein-Barr en los niños o adolescentes son
asintomáticas y se presentan como una faringitis con o sin amigdalitis. Por el contrario, en
los adultos el 75% de las infecciones en adolescentes provocan Mononucleosis infecciosa.
Es una enfermedad de transmisión por saliva. El 90% de los adultos que la padecen
presentan algún tipo de anticuerpo. El cuadro inicial de la Mononucleosis infecciosa en los
ancianos muy a menudo es inespecífico e incluye fiebre duradera, fatiga, mialgias y
malestar general. A diferencia de ello en dicho grupo de personas son relativamente raras
manifestaciones como faringitis, linfadenopatía, trombocitopenia, esplenomegalia y
linfocitos y monocitos atípicos.

El período de incubación de la Mononucleosis en los adultos jóvenes es de 4 a 6 semanas


antes de que comiencen a manifestarse los síntomas y signos. La fatiga, malestar y mialgia
comienzan a manifestarse 1 a 2 semanas antes de que aparezca la fiebre y el dolor de
garganta. La fiebre no suele ser demasiado intensa, y es más frecuente en las dos primeras
semanas de la enfermedad, aunque puede persistir más de un mes. El diagnóstico se realiza
mediante una serología para detectar anticuerpos a través de la prueba de Paul-Bunnell.

La faringitis suele ser el signo más destacado y puede acompañarse de tumefacción de las
amígdalas, con un exudado que se asemeja al de la faringitis estreptocócica. En casi un 5 %
de los casos aparece un exantema morbiliforme o papuloso, que suele asentar sobre los
brazos o el tronco. Muchos enfermos padecen estos síntomas durante 2 a 4 semanas, pero el
malestar general y la fatiga pueden durar meses.

Manifestaciones clínicas
Síntomas
Dolor faríngeo.
Malestar general.
Cefalalgia.
Dolor abdominal, náusea o vómito.
Escalofríos.
Somnolencia.
Inflamación del bazo.
Rigidez o dolores musculares.

Signos
Dentro de las manifestaciones clínicas destacamos:

Linfadenopatía.
Fiebre.
Faringitis o amigdalitis.
Esplenomegalia.
Hepatomegalia.
Exantema.
Edema periorbitario.
Enantema en el paladar.
Ictericia.

Mononucleosis Infecciosa
La Mononucleosis infecciosa es una enfermedad infecciosa causada por el virus de Epstein
Barr (VEB), — la misma familia del virus del herpes —, pero también puede ser producida
por el Citomegalovirus y en un 1% de los casos por Toxoplasma gondii.

Aparece más frecuentemente en adolescentes y adultos jóvenes, y los síntomas que la


caracterizan son fiebre, faringitis o dolor de garganta y cabeza, inflamación de los ganglios
linfáticos y fatiga, lo que hace necesario un reposo absoluto total.

Transmisión y Clínica
Normalmente la llamada enfermedad del beso, se transmite principalmente por las
secreciones orales (saliva) o intercambio de saliva, en el 6% a través de besos, al beber del
mismo vaso etc. Se han descrito episodios epidémicos en varias partes del mundo. El virus
se elimina hasta 18 meses después de la infección primaria, luego se elimina
intermitentemente durante toda la vida (en ausencia de enfermedad clínica).

La mayoría de los síntomas que aparecen en la MI pueden ser atribuidos a la respuesta


inmune más que al propio virus, y en este sentido no se han detectado diferencias en la
carga viral entre sujetos con infección asintomática y con un cuadro de MI florido. El
período de incubación es de 4-7 semanas.

Casi la totalidad de los pacientes presentan fiebre. La odinofagia es también muy frecuente
(95%) sobre todo en adolescentes con hallazgos exploratorios de inflamación faríngea en el
85% de los casos. Las adenopatías laterocervicales están presentes en el 90% de los casos.
El hallazgo de adenopatías cervicales posteriores es más raro, pero muy indicativo de que la
etiología del cuadro es el VEB.

La tríada clásica completa (fiebre, faringitis y linfadenopatía) está presente en más del 50%
de los enfermos. Otros síntomas habituales incluyen postración, fatiga intensa que al inicio
del cuadro es comunicada en el 90% de los casos, cefalea moderada (50%) y dolores
articulares (40-50%). La faringitis es de características variables, desde eritematosa hasta
pultácea o úlceromembranosa.

Los hallazgos exploratorios más comunes, además de los ya mencionados, son: petequias
palatinas (50%), esplenomegalia que en la mayoría de las ocasiones sólo es detectada
mediante ecografía (10-50%), adenopatías axilares e inguinales (30-50%), hepatomegalia
(5-20%), erupción eritematosa maculosa o maculopapulosa (5%).
Evolución
Generalmente la evolución es buena y la mayoría de las manifestaciones clínicas ha
desaparecido al final de la cuarta semana. Un caso aparte es la fatiga y la hipersomnia que
pueden persistir durante meses después del cuadro de MI. Al cabo de 6 meses,
aproximadamente, el 10% de los pacientes continúa presentando estos síntomas. Se ha
asociado el Síndrome de fatiga crónica con la infección por el VEB, pero en la actualidad
esa asociación está muy cuestionada y no se considera que exista una relación causa-efecto.

Complicaciones
En el curso de la MI se pueden presentar complicaciones diversas, pero todas ellas son muy
infrecuentes (inferiores al 1%). La muerte es excepcional, aunque se han comunicado casos
en relación con roturas esplénicas, miocarditis, infecciones bacterianas secundarias u
obstrucción de la vía aérea.

Diagnostico Diferencial
La MI puede confundirse con otras entidades similares como la primoinfección por
citomegalovirus (CMV), Toxoplasma, VIH, faringitis virales o faringitis estreptocócicas.
Desde el punto de vista clínico, es fácil diferenciarlas en muchas ocasiones. Cuando no sea
posible se aplicarán las pruebas diagnósticas específicas (especialmente en embarazadas).

Tratamiento
Aunque la Mononucleosis infecciosa causada por VEB normalmente no requiere
tratamiento, en casos raros puede desencadenar un fallo agudo del hígado. Se ha
comprobado que en infecciones graves el agente antiviral Valacyclovir puede reducir el
conteo e incluso eliminar el VEB. El objetivo del tratamiento es aliviar los síntomas. Los
medicamentos como los esteroides tienen poco o ningún beneficio. También se debe evitar
los deportes de contacto mientras el bazo esté inflamado (para prevenir una ruptura).

Expectativas (pronóstico)
La fiebre normalmente cede en 10 días y tanto la inflamación de ganglios linfáticos como la
del bazo se curan en 4 semanas. La fatiga usualmente desaparece en unas cuantas semanas,
pero puede persistir por 2 ó 3 meses.
Otras enfermedades relacionadas con la
infección por VEB
Esclerosis múltiple.
Síndrome de Stevens Johnson.
Linfoma de Burkitt.
Hepatitis.
Síndrome de Alicia en el país de las maravillas o Micropsia.
Linfoma No-Hodgkin.
Enfermedad de Hodgkin.
Alteración linfoproliferativa post-trasplante.
Leucoplasia vellosa bucal.

Destacamos algunos de ellos:

Una de las enfermedades relacionadas con la infección por VEB es la Leucoplasia vellosa
bucal, que es una manifestación temprana de la infección por el virus de de
inmunodeficiencia humana en los adultos. La mayoría de los pacientes presentan lesiones
elevadas, corrugadas y blancas en la lengua (y a veces en la mucosa bucal) que contienen
ADN del EBV. Los niños con infección por el VIH pueden padecer una Neumonitis
intersticial linfoide. Con frecuencia es estos pacientes se encuentra ADN del EBV en el
tejido pulmonar.

El EBV se vincula con diversas neoplasias malignas. Alrededor de 15% de los casos de
Linfoma de Burkitt en Estados unidos y cerca del 90% de los mismos en África se
vinculan con el EBV. Los pacientes africanos con linfoma de Burkitt tienen cifras altas de
anticuerpos contra EBV y sus tejidos tumorales suelen contener DNA vírico.

El Carcinoma nasofaríngeo anaplásico siempre coincide con la infección por EBV y los
tejidos afectados contienen DNA y antígenos de este virus. Las personas con el carcinoma
mencionado suelen mostrar mayores títulos de anticuerpos contra el virus.

También llamado Linfoma no Hodgkin, es un cáncer que se origina en el tejido linfático.


Este tejido comprende los ganglios linfáticos y los órganos relacionados que forman parte
del sistema inmunológico y del sistema productor de sangre del cuerpo. Los ganglios
linfáticos son órganos pequeños en forma de frijol que se encuentran debajo de la piel en el
cuello, las axilas y la ingle. También se encuentran en muchas otras partes del cuerpo, por
ejemplo dentro del tórax, el abdomen y la pelvis.
El EBV también se ha vinculado con la Enfermedad de Hodgkin en particular con el tipo
de Celularidad mixta. En la mitad de los casos, en promedio, dentro de las células de
Reed-Sternberg se identifican ADN y antígenos del virus. El riesgo de que surja enfermedad
de Hodgkin con positividad de EBV aumenta significativamente en adultos jóvenes después
de Mononucleosis infecciosas EBV-seropositiva.

En promedio, la mitad de los Linfomas no Hodgkin en individuos con Sida tiene EBV, es
decir, son seropositivos respecto a ellas.

Bibliografía
1. Principios de Medicina Interna. Ed. Harrison. Editorial McGraw Hill. 18ª Edición,
2005. pp.1162-1166 ISBN 9786071507273

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Categoría: Patología Oral

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