A finales del siglo XIX se produjo en toda Europa un cuestionamiento de los valores de la sociedad burguesa que había sido retratada por la novela realista. Como respuesta a la novela realista surgen dos movimientos literarios entendidos como dos caras de la misma realidad: el modernismo y la generación del 98. No todos los críticos están de acuerdo en separar estos dos conceptos. Una parte de la crítica cree que modernismo y 98 es solo una generación con distintas manifestaciones, producto del cambio de sensibilidad de la época. Otros, en cambio, piensan que existen suficientes diferencias como para hablar de dos movimientos distintos: modernismo frente a 98. Por razones didácticas, mantendremos los dos conceptos por separado. EL MODERNISMO Heredado del prerrafaelismo y modern style de la cultura anglosajona y del simbolismo y art nouveau de la cultura francesa, el modernismo es un movimiento literario que se gesta en Hispanoamérica introducido con Azul de Rubén Darío en 1888. Su estilo es refinado y sensual, con abundancia de palabras exóticas y recursos expresivos sonoros y coloristas. La búsqueda de la belleza determina un estilo muy ornamentado, de adjetivación abundante, metáforas originales, preferencia por el verso largo (alejandrino) y alteración libre de versos y estrofas tradicionales. En los textos modernistas es frecuente encontrar princesas, jardines, lagos, pavos reales, nenúfares, mármoles, ocasos, ninfas… Sus temas preferidos son las sensaciones de soledad, el hastío, la melancolía, la evasión del mundo real hacia lugares exóticos o cosmopolitas y la concepción vitalista del amor marcada por la indagación del sexo y el placer. Todo ello no muy alejado del romanticismo. Las obras más importantes de este movimiento son Azul y Prosas profanas de Rubén Darío, Soledades de Antonio Machado, Sonatas de Valle-Inclán y algunos de los primeros libros de Juan Ramón Jiménez, Ninfeas. LA GENERACIÓN DEL 98 Está formada por un grupo de escritores españoles. Los más destacados son Ángel Ganivet, Ramiro de Maeztu, Miguel de Unamuno, Azorín, Pío Baroja, Antonio Machado y Valle-Inclán. Estos autores surgen como consecuencia de la decadencia de España, acentuada con el Desastre del 98 (pérdida de las últimas colonias de ultramar) y que motiva a estos autores a analizar el problema de España: las causas de sus males, las posibles soluciones, el pasado, el futuro… Toman una actitud personalista ante el problema, buscando el conocimiento de España viajando por ella y describiendo los campos, las ciudades y los viejos monumentos para tratar de recrear literariamente la historia del país. En su estilo predomina el contenido sobre la expresión, caracterizado por un lenguaje sencillo y directo y ampliando su vocabulario mediante la inclusión de términos propios del habla popular y dialectal. Sus temas principales son, además del paisaje, la angustia existencial, el tema de Dios, el primitivismo y como más significativo la preocupación por la decadencia de España en dos vertientes: Reflexión sobre la identidad de España. Crítica social, especialmente al régimen de la Restauración basado en el turno de partidos y el caciquismo, el poder de la Iglesia, el militarismo y la incipiente necesidad de una reforma agraria. Las obras más importantes de la generación del 98 recogen otros temas relevantes como el de Castilla en Castilla de Azorín, el sentido de la vida y el paso del tiempo, el interés por la literatura clásica y medieval y lo que Unamuno llamó la intrahistoria, es decir, la historia del pueblo, de las personas que trabajan día a día, de los hechos cotidianos. 2.- NOVECENTISMO Y VANGUARDIAS Entre 1914 y el comienzo de la Guerra Civil alcanza su esplendor un grupo de intelectuales (no solamente escritores) bajo la denominación de novecentismo o generación del 14. Se trata de intelectuales liberales que pretenden modernizar la sociedad y acercar España a Europa. Su nueva estética reivindicativa del nuevo siglo consiste en rechazar las tendencias del siglo anterior, tanto el romanticismo como el realismo. Las características del nuevo movimiento son: Intelectualismo y rechazo del sentimentalismo. Europeísmo, alejándose del dramatismo noventayochista y buscando modernizar España. Presencia en la vida cultural y política para orientar la marcha de la sociedad. Ideal universalista y cosmopolita (preferencia por la cultura urbana). Esteticismo y preocupación formal: distanciamiento arte-vida e interés por la obra bien hecha. Con estas premisas, practican una literatura orientada a la serenidad clásica con un lenguaje depurado y selectivo hacia un público minoritario. Se inclinan preferentemente hacia el ensayo, la novela y la poesía. ENSAYO En este género destaca Ortega y Gasset, filósofo y autor de La deshumanización del arte, donde expone las teorías estéticas que servirán como base de las vanguardias, España invertebrada y La rebelión de las masas. Otros ensayistas por resaltar son Eugenio D’Ors, Gregorio Marañón y Manuel Azaña. NOVELA Los novecentistas realizan una renovación basada en la fusión de la narración con el ensayo. Destacan: La novela intelectual de Ramón Pérez de Ayala. La novela artística, llena de sugerencias, como Nuestro padre San Daniel de Gabriel Miró. POESÍA Los posmodernistas inician el camino hacia la poesía pura, cargada de perfección formal y desprovista de sentimentalismo. La figura más importante es la de Juan Ramón Jiménez, impulsor del modernismo y gran renovador de nuestra poesía contemporánea. Su evolución poética va del modernismo más brillante aunque con tonos tristes de Arias tristes o Soledad Sonora a la poesía pura profundizando en el conocimiento y la aspiración al absoluto de los libros escritos en el exilio como La estación total o Animal de fondo. LAS VANGUARDIAS Son un conjunto de movimientos artísticos y literarios desarrollados en España y América en las primeras décadas del siglo XX. Son como una respuesta a la crisis espiritual de Occidente, concretada en un radical descontento ante el presente y hacia todo el proceso histórico que ha conducido hasta él (Primera Guerra Mundial, Revolución rusa, Gran Depresión y Segunda Guerra Mundial con el auge de los fascismos). Los rasgos comunes que comparten todas las vanguardias son antirrealismo, primitivismo, irracionalismo, vocación minoritaria y afán de experimentación. Estas características se traducen en técnicas realmente rompedoras como caligramas, cadáveres exquisitos, poesía fonética, collage o ready-made. Las vanguardias españolas nacen con Ramón Gómez de la Serna. Este escritor es el eslabón entre el novecentismo y los movimientos vanguardistas, introduciendo en España la traducción, en 1909, del manifiesto futurista de Marinetti. Escribe novelas, ensayos y obras teatrales pero su gran reputación se debe a las greguerías, definidas por él como una mezcla de humor y metáfora mostrando una perspectiva inédita de la realidad y acercándose al absurdo. El ultraísmo es un movimiento específico de la poesía española. Influenciado por el futurismo, se caracteriza por la disposición visual de las palabras, el uso de metáforas originales y la supresión de signos de puntuación. En Hispanoamérica destacan tres poetas fundamentales: Vicente Huidobro, fundador del creacionismo con Altazor, César Vallejo, quien distorsiona el lenguaje y busca la solidaridad y Pablo Neruda con su obra Veinte poemas de amor y una canción desesperada de corte romántico. 3.- LA POESÍA DE LA GENERACIÓN DEL 27 La generación del 27 está conformada por un grupo de escritores españoles, fundamentalmente poetas, que publican sus primeras obras en la tercera década del siglo XX. Los nombres más relevantes son Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Vicente Aleixandre, Emilio Prados, Rafael Alberti, Luis Cernuda y Manuel Altolaguirre. Los rasgos más significativos que definen a esta asociación son: Homogeneidad de su formación. La mayoría procede de familias burguesas de tradición liberal, manteniendo estancias en el extranjero y con una sólida formación literaria. Amistad. Demostrada por la voluminosa correspondencia conservada, las dedicatorias de sus poemas y sobre todo por las elegías que escriben tras la muerte de alguno de ellos. Cauces de difusión compartidos. Publican sus poemas en las mismas revistas literarias. Concepción común de la poesía. Su actitud estética semejante aspira a una síntesis entre tradición y vanguardia. Unen estructuras métricas tradicionales con las influencias del creacionismo y el surrealismo. Los aúna un acontecimiento generacional, el homenaje a Góngora (murió en 1627). Las características estilísticas más comunes a su poesía son: Empleo de recursos estilísticos irracionales como el símbolo o la sinestesia. Cultivo de la metáfora y la imagen. Experimentación en métrica y ritmo: uso del verso libre. Sus temas preferidos son el amor como dador de vida, las preocupaciones sociales como las injusticias, las inquietudes íntimas como las frustraciones, los deseos inalcanzables y la angustia de la existencia y la muerte como un camino trágico que lleva al dolor y el llanto. TRAYECTORIA POÉTICA Primera etapa. En las primeras obras del grupo, se combinan tres líneas poéticas: el creacionismo, el neopopularismo y la poesía pura, que busca la realidad esencial e inmutable escondida tras las experiencias. Los poemarios más destacados son Marinero en tierra de Alberti, Romancero gitano de Lorca y La voz a ti debida de Salinas. Segunda etapa. A partir de 1929, algunos poetas reciben la influencia del surrealismo. Esta se traduce en una expresión más directa y angustiada de los conflictos íntimos y la rebelión contra las convenciones sociales (rehumanización), empleando metáforas e imágenes irracionales. Las obras más significativas de este periodo son La realidad y el deseo de Cernuda, Sobre los ángeles de Alberti, Poeta en Nueva York de Lorca y La destrucción o el amor de Aleixandre. Tercera etapa. Tras la Guerra Civil, el asesinato de Lorca y el exilio de la mayor parte del grupo tienen como consecuencia su dispersión. En España solo se quedaron Gerardo Diego, Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre que hicieron de mentores para los poetas más jóvenes. El resto se exiliaron en diferentes países europeos o americanos y en sus obras se percibe la irrupción del tema de España desde diferentes ópticas. Los dos poemarios más importantes de la posguerra son Clamor de Guillén y Desolación de la quimera de Cernuda. 4.- EL TEATRO ANTERIOR A 1939 En las primeras décadas del siglo XX se desarrollan dos tendencias principales en el teatro: un teatro comercial que responde a los gustos del público y un teatro anticomercial que se mantiene alejado del público pero cuyas obras son más renovadoras. EL TEATRO COMERCIAL Conviven distintas líneas: la alta comedia, el teatro poético, la tragedia grotesca y los sainetes de ambientación madrileña. Pero hay dos nombres que hay que destacar: Carlos Arniches. Crea la tragicomedia grotesca, en la que se combinan elementos trágicos y cómicos mostrando los vicios de la sociedad mediante personajes caricaturescos. En La señorita de Trevélez, la cruel broma a una solterona sirve para denunciar la miseria moral de la burguesía provincial. Jacinto Benavente. Destacan sus comedias de ambientación burguesa y melodramas rurales como La malquerida, aunque la más original es Los intereses creados, donde critica la hipocresía de la sociedad burguesa regida por la conveniencia y el dinero. EL TEATRO ANTICOMERCIAL Formado por autores modernistas y de la generación del 98, estas obras poseen rasgos comunes: Abandono del realismo, como El señor de Pigmalión de Jacinto Grau. La reflexión filosófica mediante la acción esquemática y cargada de símbolos como La venda de Unamuno. La recuperación de formas primitivas de la teatralidad como la tragedia en Fedra de Unamuno, el auto sacramental en Angelita de Azorín o la farsa cultivada por Valle-Inclán y Lorca. De todos los autores sobresale la figura de Valle-Inclán, que propone una total renovación en la escena española experimentando diversos modelos desde la corriente modernista en Cuento de abril, el ciclo mítico con Las Comedias Bárbaras y Divinas palabras y las farsas hasta desembocar en la que cuajan las líneas anteriores, el esperpento. Este consiste en una deformación sistemática de personajes y valores, ofreciendo una denuncia de la sociedad española en obras como Luces de bohemia y Martes de carnaval. EL TEATRO VANGUARDISTA Y DE LA GENERACIÓN DEL 27 Con el propósito de acercarse más al pueblo, surgen otros grupos teatrales con el propósito de solidaridad e igualdad que despertaron la República. Los autores más importantes son: Federico García Lorca. Cree en la fuerza del poeta para transformar con su palabra la realidad, por eso en su teatro hay mucha poesía y simbolismo. Sus obras son ejemplo de un espectáculo total cargado de texto, escenografía, música y danza. Algunas de sus obras más importantes son tragedias de tema social como Bodas de sangre o La casa de Bernarda Alba en las que entra en conflicto la realidad opresora con los deseos de libertad. Max Aub. Comienza con obras vanguardistas para acabar en el exilio con un teatro comprometido. Alejandro Casona. Ajeno al vanguardismo, el tema central de su teatro suele ser la oposición entre fantasía y realidad en obras como La dama del alba o La barca sin pescador. Rafael Alberti. Tras una etapa vanguardista con El hombre deshabitado, en el exilio escribe de manera comprometida con Noche de guerra en el Museo del Prado. 5.- LA POESÍA DE 1939 A FINALES DEL SIGLO XX. TENDENCIAS, AUTORES Y OBRAS PRINCIPALES Durante el franquismo, la cultura está condicionada por la desaparición de las élites intelectuales, la represión de los perdedores y la restricción de las libertades básicas. La censura condiciona la creación literaria y la vida cultural se desarrolla en una situación anómala y excepcional. La instauración de la democracia tras la muerte de Franco permitió la normalización definitiva del tejido cultural del país. LA POESÍA EXISTENCIAL DE LOS AÑOS 40 Poesía arraigada. Se encuentran los poetas complacientes con el régimen de Franco, adoptando una forma clasicista al estilo de Garcilaso con una vivencia armónica y reconciliadora del mundo. Es una poesía intimista preocupada por la belleza formal. Los nombres más importantes son Luis Rosales con La casa encendida y Leopoldo Panero con La estancia vacía. Poesía desarraigada. Estos poetas presentan una visión pesimista y angustiada de la existencia. El año clave es 1944, en el que aparece Hijos de la ira de Dámaso Alonso y Sombra del paraíso de Vicente Aleixandre. Los rasgos más característicos de esta tendencia son el tono trágico, los temas de sufrimiento, angustia y dolor, imprecaciones a Dios sobre el desconsuelo… El estilo presenta una gran sencillez formal. LA POESÍA SOCIAL DE LOS AÑOS 50 En torno al año 1955 la poesía, igual que el teatro y la novela, se carga con contenidos sociales. Esta tendencia se inicia con tres obras fundamentales: Pido la paz y la palabra de Blas de Otero, Cantos iberos de Gabriel Celaya y La quinta del 42 de José Hierro. Los rasgos más significativos son el uso de la poesía como instrumento de transformación social, la relevancia del tema (denuncia de injusticias sociales y falta de libertad) frente a los aspectos formales y un estilo directo y simple. Otras tendencias alejadas de lo social son el postismo de Carlos Edmundo de Ory próximo a las vanguardias, Miguel Labordeta próximo al surrealismo y el Grupo Cántico, conformado por cordobeses y que pretende prolongar la poesía de la generación del 27. LA POESÍA DE LOS AÑOS 60 A finales de los 50 irrumpe una nueva promoción. Esta vez la poesía se concibe como un instrumento de indagación de la propia experiencia. Las características son: Autobiografías integradas en la circunstancia histórica. Amplitud temática: amor, amistad, tiempo o evocación de la infancia. Lenguaje conversacional e intimista. Distanciamiento irónico respecto de sus propias emociones. Los autores más importantes son Ángel González, Jaime Gil de Biedma, José Agustín Goytisolo y Claudio Rodríguez. LA POESÍA DE LOS AÑOS 70: LOS NOVÍSIMOS Los novísimos, llamados así por aparecer en una antología de Castellet, comparten unos rasgos comunes: Libertad formal. Introducción de elementos exóticos. Barroquismo de los tebeos. Culturalismo que toman del cine y la música popular como el rock and roll. Escapismo (sobre todo a Venecia) e influencia de las vanguardias. Algunos autores de este periodo son Pere Gimferrer y Leopoldo María Panero. POESÍA DE LA DEMOCRACIA Se reconocen dos tendencias confluidas en algunos autores recientes: Poesía de la experiencia. Aglutinados, recurren a la ternura como una nueva forma de rebeldía, cuyos máximos representantes son Luis García Montero y Benjamín Prado que proponen una poesía de ambientación urbana y contemporánea con elementos narrativos y tono conversacional, identificándose con las vivencias y emociones de las personas. Poesía del silencio. Estos poetas renuncian a lo sentimental para plantear temas como la reflexión metalingüística, la preocupación por la muerte… Con el cambio de siglo, los poetas evolucionan hacia una poesía más meditativa. 6.- EL TEATRO DE 1939 A FINALES DEL SIGLO XX. TENDENCIAS, AUTORES Y OBRAS PRINCIPALES En la posguerra, los dramaturgos españoles siguen escribiendo teatro en el exilio: Rafael Alberti con El adefesio y Alejandro Casona, cuyas obras de La dama del alba y Las sandalias del pescador presentan una combinación escapista de poesía y misterio en un conflicto de fantasía y realidad con personajes alegóricos. EL TEATRO DE LOS AÑOS 40 El teatro de la primera posguerra está condicionado por dos circunstancias: el exilio de dramaturgos como Casona, Max Aub, Alberti, la muerte de Valle-Inclán, el asesinato de Lorca y el férreo control de la censura franquista. Los rasgos compartidos de este primer teatro son preferencia por la comedia y carácter evasivo. Las dos tendencias existentes son: Comedia burguesa. Cultivan un teatro estéticamente convencional e ideológicamente conservador, en el que los temas principales son la búsqueda de la felicidad, la infidelidad, los celos… Su objetivo es entretener al espectador. Los autores más destacados son Jacinto Benavente, Edgar Neville… Comedia del disparate. Sus principales representantes son Miguel Mihura con Tres sombreros de copa y Enrique Jardiel Poncela con Eloísa está debajo de un almendro. En su teatro predomina el humor absurdo de corte vanguardista utilizando recursos escénicos como juegos de palabras, acumulación de objetos inservibles en el escenario o situaciones disparatadas. EL TEATRO SOCIAL DE LOS AÑOS 50 En los años 50, en España surge un teatro comprometido con la realidad social y política del país que oscila entre dos polos: El posibilismo de Antonio Buero Vallejo, donde se inscriben tragedias caracterizadas por el uso de personajes históricos, elementos simbólicos y efectos de inmersión que pretenden que el autor tome conciencia de la trágica condición del ser humano, así como la realidad de la época, marcada por la miseria, la ignorancia, la corrupción moral y la falta de libertad. Obras muy conocidas de este autor son La Fundación, El tragaluz, Historia de una escalera y En la ardiente oscuridad. La agitación política y social de Alfonso Sastre, cuyos dramas contienen de manera más explícita la situación política de España y las injusticias sociales. EL TEATRO EXPERIMENTAL DE LOS AÑOS 60 Influidos por el surrealismo, el teatro del absurdo y de la crueldad, Fernando Arrabal y Francisco Nieva son los dos autores fundamentales del teatro experimental o vanguardista contra el teatro real de contenido social predominante en los años 50.