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BLOQUE 1 – LA LITERATURA ESPAÑOLA HASTA 1936

La poesía del Novecentismo, las Vanguardias y la Generación del 27.


Juan Ramón Jiménez.
Las décadas que van desde el comienzo de siglo hasta el inicio de la Guerra Civil suponen uno de los
períodos más fecundos de la literatura española (algunos hablan de la Edad de Plata de la Literatura
española). Confluyen en este período diferentes corrientes en la poesía:
- El Modernismo, con sus autores principales y sus epígonos: Rubén Darío, que muere en 1916, Antonio y
Manuel Machado, Juan Ramón Jiménez (sobre todo en sus comienzos) o el canario Tomás Morales,
representante de una poesía posmodernista. 3
- Los autores adscritos a la Generación del 98 (Unamuno y Valle-Inclán escriben también libros de
poemas).
- La Generación del 14 o Novecentismo (traducción del catalán noucentisme, término acuñado por Eugenio
D’Ors) está formada por un grupo de autores nacidos en torno a 1880. Estos autores protagonizan un periodo
de transición que culminará con el estallido poético de la Generación del 27. La Primera Guerra Mundial
(1914-1918), cuya fecha de inicio da nombre al grupo, generará un intenso debate entre germanófilos y
aliadófilos representando a los sectores conservadores y progresistas respectivamente. Son autores que
desean una renovación estética y persiguen el ideal de “arte puro” y deshumanizado cuyo objetivo es el
placer estético y la búsqueda de la esencia.
En marzo de 1914 el filósofo José Ortega y Gasset pronunciará una conferencia en la que planteará el
ideario que asumirá el grupo y donde se identificarán algunos rasgos que suponen una nueva actitud ante el
problema de España:
- Apertura al mundo exterior, sobre todo apelan a Europa como solución al problema de España.
- Propuestas constructivas y reformadoras: se propone actuar siguiendo principios de racionalidad y
eficacia para modernizar el país, siguiendo principios regeneracionistas (ciencia, escuelas, bibliotecas).
- El escritor como intelectual: visto como una voz crítica que contribuye a la creación de opinión. Casi
todos actuarán en consecuencia y participarán en la vida política de España.
- Institucionalización de la vida cultural: para promover la cultura desde el poder.
- Idea del arte puro: arte de base intelectual, que rechazaba el sentimentalismo de base romántica y
estaba dirigido a una minoría cultivada.
- Las Vanguardias, por su parte, son un conjunto de movimientos artísticos y culturales que se dan y se
suceden en Europa desde principios de siglo, que rompen con la visión estética e ideológica de etapas
anteriores, y que pretenden a través de sus innovaciones y obras la renovación de la literatura, del lenguaje
poético y del ser humano.
Los intelectuales y artistas reaccionan ante la realidad mundial, que no encuentra soluciones a los
problemas del hombre y la sociedad. A través de grupos y manifiestos buscan nuevos marcos que rompan
con el pasado artístico. Se suceden rápidamente unos “ismos” a otros en Europa: Expresionismo, Futurismo,
Cubismo, Dadaísmo, Surrealismo serán los más importantes.
Predominan la originalidad y la innovación creativa, llegando a lo anárquico e irracional, rompiendo la
sintaxis, y abarcando nuevos campos: la técnica como tema, los caligramas en la forma expresiva, o el
subconsciente como exploración. Sus antecedentes se encuentran en el Parnasianismo, Simbolismo,
Impresionismo y Decadentismo.
En España, se iniciaron más tarde, en torno a los años 20, el pionero e impulsor fue Ramón Gómez de la
Serna, aunque también las tertulias y revistas lo fomentan, destacando entre ellas La Revista de Occidente,
con Ortega y Gasset, y La Gaceta Literaria con Guillermo de la Torre. En el arte y la literatura, ahora,
España encuentra a Europa.
Aunque los distintos movimientos presentan rasgos específicos, podemos señalar algunos compartidos:
antirrealismo, primitivismo, irracionalismo, vocación minoritaria y afán de experimentación, que se
traducen en el empleo de técnicas rompedoras (caligrama, cadáver exquisito, poesía fonética, etc.).
En un principio se evaden de la realidad, “deshumanización del arte”, y sus obras, para minorías, toman
un carácter intelectual. Pero al inicio de los años 30, en España, la situación política les inclina hacia una
poesía más humana y social: “un arte para la vida”, “una poesía sin pureza”, en contraste con la poesía pura
de años anteriores.
Los principales movimientos vanguardistas son: el Futurismo (creado por Marinetti exalta la civilización
mecánica y la tecnología); el Cubismo (basado en la descomposición de la realidad) o el Dadaísmo (que
defiende el absurdo en la literatura). En el caso de la literatura en lengua española, podemos destacar el
Creacionismo (fundado por Vicente Huidobro) que rechaza la relación de la literatura con la realidad; el
Ultraísmo de Borges y Gerardo Diego; o el Surrealismo (fundado por André Bretón) que exalta lo
fantástico, lo irracional y los sueños, con autores tan significativos como los de la Generación del 27.
Destaca Ramón Gómez de la Serna que es el introductor de las vanguardias en España. Creía que el
mundo no era más que un circo grotesco, únicamente describible en términos de humor; para conseguir ese
tono humorístico, utiliza recursos como la parodia, la personificación de objetos o la cosificación. Imprimió
su peculiar estilo en diferentes géneros literarios, pero sobre todo destaca porque fue el creador de un nuevo
género, la greguería: enunciado breve e ingenioso que refleja una mirada novedosa sobre la realidad,
poniendo en relación ideas o realidades no conectadas habitualmente. Sus elementos constitutivos son la
metáfora y el humor.
- La generación del 27 agrupa a los escritores que por edad coinciden en las mismas circunstancias
históricas, nacidos en los últimos años del siglo XIX y primeros del XX. Se les llama también poetas
surrealistas o nietos del 98. Les une a todos la misma fe hacia la poesía, las tertulias de la Residencia de
Estudiantes, el homenaje a Góngora en 1927, los lazos de amistad, las publicaciones en las mismas revistas.
Su contexto histórico, que se corresponde con el primer tercio del s. XX, se caracteriza por la aparición de
profundos cambios sociales, ideológicos y políticos. El arte y la literatura encuentran nuevos cauces
expresivos.
Las características literarias que les dan unidad son las siguientes:
- Mismas influencias: de sus predecesores (Juan R. Jiménez o Gómez de la Serna), de autores clásicos
como Bécquer o los autores del Siglo de Oro, de la lírica popular y de las Vanguardias. Por ello, insertan
en sus temas y técnicas tradición y renovación.
- Influencia de las Vanguardias, sobre todo del Surrealismo.
- Utilizan la metáfora como elemento vital del poema.
- Afán de originalidad e innovación, que les lleva, en casos al hermetismo.
- Búsqueda de la poesía pura, especialmente en sus primeros tiempos.
- Su sensibilidad social y artística, su respeto por lo humano y por nuestra lírica culta y popular, junto con
su carácter innovador, les llevará a buscar un equilibrio entre lo intelectual y el sentimiento, la inspiración
y la perfección técnica, la pureza estética y la autenticidad humana, lo minoritario y lo mayoritario (lo
elitista y lo popular), lo universal y lo español.
- Innovación y originalidad que alcanza a todo: al lenguaje por el uso de vocablos inusitados en poesía
hasta entonces (revólver, alcantarilla, telegrama, telescopio, barruntar); a la métrica ya que prescinden
en muchos casos de medida y rima (verso libre) y a los temas, nuevos o viejos con nuevo enfoque.
La trayectoria de estos autores se puede dividir en varias etapas:
1ª. Abarca los primeros años 20, bajo la influencia del neopopularismo, la poesía pura y el creacionismo;
metáforas audaces y huella clasicista. Trataron de eliminar la anécdota y el sentimiento y el objetivo de la
poesía es puramente estético. Las obras en las que el neopopularismo, combinado con el primitivismo
característico de las vanguardias, se manifiesta de forma más evidente son el Romancero gitano, de García
Lorca, y Marinero en tierra, de Alberti.
Por otra parte, la influencia de Juan R. Jiménez y su poesía pura será decisiva en autores como Pedro
Salinas (La voz a ti debida, Razón de amor) y Jorge Guillén (Cántico).
2ª. A partir de 1928 los intelectuales se posicionan ante los sucesos políticos. Influencia del Surrealismo
con imágenes insólitas, hondos sentimientos y rehumanización, que intensifica el compromiso de los poetas
del 27. Interés por la poesía de A. Machado. Los temas propios del ismo: la libertad, el amor, los sueños, la
angustia existencial. Influencia también de Pablo Neruda que por esta época está en nuestro país y que
publica la revista Caballo Verde para La Poesía.
La influencia del Surrealismo se evidencia fundamentalmente en algunos libros como La realidad o el
deseo de Cernuda, Sobre los ángeles de Alberti, Poeta en Nueva York, de García Lorca, y en La destrucción
o el amor y Espadas como labios, de Aleixandre.
BLOQUE 1 – LA LITERATURA ESPAÑOLA HASTA 1936
El contacto con el surrealismo supuso además una renovación estilística que se concentra en el uso de
imágenes y metáforas irracionales y de asociaciones libres de palabras.
3ª. Poesía social, exigida por las circunstancias sociales de los años 30.
Tras la Guerra Civil, deshecho el grupo, componen desde el exilio o en España (D. Alonso, V. Aleixandre,
G. Diego) con humanismo dolorido y angustia existencial. La evolución personal de cada uno les encamina
hacia estéticas muy diversas, aunque todos coinciden en retomar los temas humanos, agudizados por el
sufrimiento y sus consecuencias inmediatas (exilio, censura y miseria).
Un rasgo recurrente de la poesía en el exilio es la irrupción del tema de España desde diferentes ópticas:
la evocación nostálgica, como en algunas composiciones de Alberti; o una visión más crítica y desdeñosa, 3
como en algunas composiciones de Cernuda.
Pervivirán, por otra parte, temas como el amor (Cernuda o Guillén) o el anhelo panteísta de fusión con la
totalidad o la naturaleza (Emilio Prados o Salinas).
Los principales autores son los siguientes: Jorge Guillén que condensa la realidad hasta su pura esencia y
utiliza un lenguaje muy elaborado, lleno de optimismo y plenitud (Cántico). Pedro Salinas, cuya obra busca
lo esencial y está llena de autenticidad, ingenio, agudeza (La voz a ti debida, Razón de amor). Gerardo
Diego con una poesía experimental y vanguardista (Alondra de verdad). Dámaso Alonso, que cultivó una
poesía sincera y emotiva (Poemas puros. Poemillas de la ciudad). Vicente Aleixandre que usaba metáforas
visionarias y verso libre (La destrucción o el amor). Luis Cernuda, poeta sensible, rebelde y dolorido y
muy sugerente. El tema central de su poesía es su insatisfacción vital causada por el choque entre el deseo de
realización personal y la norma social. Su estilo destaca por la originalidad de símbolos y metáforas. La
realidad y el deseo es el título bajo el que se ha publicado su obra poética entera. R. Alberti que cultivó la
poesía popular, surrealista y social. Marinero en tierra, es la obra donde aúna las formas métricas populares
con formas clásicas, e incorpora imágenes y metáforas vanguardistas; en Sobre los ángeles expresa una
visión del mundo como caos y su obra Entre el clavel y la espada, de carácter social. F. G. Lorca en cuya
obra se distinguen dos etapas:
1ª. 1921- 1928: composiciones de tono popular, muy musicales y de imágenes sugerentes, y en las que
aparecen ya sus temas recurrentes: el misterio, el amor frustrado… Romancero gitano.
2ª 1929-1936: en Poeta en Nueva York da expresión a a la deshumanización, a la injusticia y el materialismo
que rigen la sociedad capitalista. Y en otras obras como Sonetos del amor oscuro, el tema es el amor
imposible, vinculado al fracaso y a la muerte.
En cuanto a su estilo, se caracteriza por una original fusión de lo culto y lo popular a los que dota de una
personal musicalidad. Además, es creador de símbolos de gran hondura expresiva, como la luna, la sangre,
el agua, el caballo o los colores, que representan valores como el deseo, el misterio o la muerte. Destaca
también por el poder sugerente y evocador de sus imágenes y metáforas, cargadas de misteriosas
asociaciones.
Y, por último, Miguel Hernández, considerado el benjamín del grupo, de hondo humanismo, inspiración
y técnica, junto con lo tradicional. El rayo que no cesa cuyo tema es el amor, la vida y la muerte. Viento del
pueblo, poesía comprometida. Tras la guerra civil, Cancionero y romancero de ausencias.
Juan Ramón Jiménez (1881-1958)
Pertenece cronológicamente a la Generación del 14, y como algunos de sus
contemporáneos estuvo comprometido con la regeneración del país. Sin embargo, presenta
una trayectoria poética singular, con un hilo conductor: la búsqueda de la belleza, lo
esencial o lo absoluto a través de la poesía.
Nace en Moguer (Huelva) en 1881. En 1900 marcha a Madrid, llamado por Rubén Darío,
para luchar por el Modernismo. Muere su padre y entra en una fuerte depresión durante
varios años. En Madrid contacta con la Institución Libre de Enseñanza y la Residencia de
Estudiantes. Se casa en 1916 con Zenobia Camprubí, baluarte espiritual de él en sus depresiones y
melancolías, ya que padecía de hiperestesisa. A la vuelta de la luna de miel publica Diario de un poeta
recién casado, obra con la que abandona el Modernismo. Al comenzar la guerra marcha al exilio.
Finalmente se instala en Puerto Rico en 1951. En 1956 se le concede el Premio Nobel. Ese mismo año
muere Zenobia. Juan Ramón muy afectado morirá en 1958.

Su concepto de la poesía.
Juan Ramón dedicó por entero su vida a la poesía. La poesía es su vida. Su poesía intencionadamente, se
dirige a la minoría. La poesía es para él belleza, inteligencia o conocimiento, y eternidad: belleza que
intentará buscar en su forma más pura y absoluta; inteligencia y conocimiento para alcanzar la esencia de la
realidad, la verdad, y eternidad, consecuencia de la belleza y de la verdad. Su poesía se suele dividirse en
tres etapas:
1ª Etapa sensitiva (1896-1915):
Algunas obras de esta estapa son: Ninfeas y Almas de violeta (1900) de inspiración neorromántica, tono
melancólico y decadente; Arias tristes (1903) y Jardines lejanos (1904), poesía sencilla, llena de
adjetivación, léxico decadente, musical, de un Modernismo intimista y simbolista. La soledad, el tiempo,
la melancolía, son sus temas.
En obras posteriores su poesía es más modernista, pero no tan fastuosa como la de Rubén Darío. Es
más íntima, más contemplativa y sentimental que la del Modernismo, como en Elejías (1908), Poemas
májicos y dolientes (1909), La soledad sonora (1911).
Usa diversos tipos de versos, pero preferentemente el alejandrino, con musicalidad. Abundan las
figuras (sinestesias, aliteraciones), para despertar las sensaciones. Destaca su obra Sonetos espirituales.
Temas característicos de esta etapa: la búsqueda del “sentido profundo y eterno de la vida”, anhelo de
infinito, de eternidad, que solo encontrará respuesta en la última etapa de su poesía, y la obsesión por la
muerte, la tristeza y la melancolía.
2ª Etapa intelectual. (1916-1936):
Alcanza aquí una poesía más personal y un estilo más depurado y con Diario de un poeta recién
casado (1916) marca su ruptura con el Modernismo. Son poemas breves, densos, de verso libre y llenos
de emoción, belleza, ansia de eternidad. Es ya “poesía desnuda”, conceptual y emotiva, que le introduce
dentro del marco de la Generación del 14.
Continúa buscando la realidad profunda, la esencia de las cosas con su sed de conocimiento, para
poseer la verdad. Esa búsqueda se plasma en Eternidades, Piedra y cielo, La estación total…
3ª Etapa suficiente o verdadera. (1936-1958)
Tras la guerra, en el exilio, siente dolor por España y nostalgia. Se encierra en sí mismo e intenta
fundirse plenamente con su obra. Su obra cada vez es más depurada, exigente y ambiciosa. Poesía pura,
desnuda, esencial. Adquiere un gran dominio del verso libre, con una carga conceptual profunda, para
ello se sirve de dos símbolos básicos: los nombres de las cosas que se convierten en encarnación de su
esencia, y el mar que representa la pluralidad del mundo que se ofrece a la contemplación del poeta para
que, por medio de la palabra, lo empuje hacia su plenitud, hacia su esencia.
Sus últimas obras: En el otro costado (poemas de 1936-1942), en el que destaca el poema en prosa
“Espacio”, que escribió tras salir del hospital y superar una profunda crisis, es un repaso de su existencia
y de lo que está por llegar. Dios deseado y deseante (1948-1949) donde unifica eternidad, Dios,
naturaleza y belleza con él, y él con ellos. Incluye una obra ya publicada Animal de fondo (1946). Ese
Dios es su conciencia, con la que se identifica el poeta. En todas ellas se aprecia el influjo del panteísmo
de Spinoza, del hinduismo o de la poesía mística, que ofrecen nuevos caminos a la búsqueda metafísica o
espiritual del poeta.
En cuanto a su influencia, es el máximo poeta de la Generación del 14, fue faro y maestro de los poetas
del 27 y todos aquellos que buscaban una “poesía pura”. Las circunstancias históricas y sociales que se
dieron tras la guerra propiciaron que su poesía quedara en un cierto distanciamiento. Serán los
Novísimos, a finales de los años 60, los que lo recobren y le lleven a ocupar el puesto de uno de los
mejores poetas de nuestro siglo. Hoy sigue teniendo influencia en los que se adentran en el mundo de la
creación poética.

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