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La Peor de las Debilidades Humanas

Por H. Spencer Lewis F. R. C.

El Rosacruz Biblioteca Virtual

Si me requirieran examinar el campo de las debilidades humanas,


según lo revelado en las muchas miles de cartas que han pasado a través de
mis manos en los últimos quince años, de hombres y las mujeres en todos
los caminos de la vida, quienes buscan desenredar algunos de sus
problemas serios y levantarse de las situaciones calamitosas en las cuales
han llegado a estar implicados, y para seleccionar una debilidad humana o
la tendencia del mal que es sobretodo responsable de las condiciones
infelices que los seres humanos traen sobre sí mismos, seleccionaría la
debilidad casi universal de la falta de sinceridad como la más seria y viciosa.

No solo la falta de sinceridad conduce a usar un manto de hipocresía,


que daña la reputación y la tendencia afortunada de las condiciones para el
individuo en cuanto se refieren a los problemas externos, sino el crecimiento
y el desarrollo de una actitud insincera, hacia uno o más de los importantes
principios de la vida, rompe la energía interna del individuo y hace a tal
persona, incapaz de ajustarse a la naturaleza verdadera de las cosas a
través del mundo.

La persona que es insincera sobre uno o más problemas de interés


inmediato y serio para él, crea inconscientemente una actitud ficticia y
artificial hacia otro y quizás condiciones desconocidas en la vida. Tal
persona, separa una porción grande del entonamiento cósmico natural que
le trae revelaciones e impresiones intuitivas y ciertamente prohíbe lo más
posible ese entonamiento humano con la masa de la humanidad, que hace
felices los compañerismos, las amistades confiables, y una comprensión
correcta de relaciones humanas.

Es solamente natural que cada uno de nosotros, debe evitar en todos


nuestros asuntos diarios, en nuestras actividades sociales y de pasatiempo,
a la persona que descubrimos ser insincera en su actitud general. Incluso
aquellos que tienen una tendencia ellos mismos a ser insinceros, son
impresionados con el carácter dudoso y la naturaleza no fiable de una
persona que sea insincera en cualquiera de sus acciones normales y
naturales en la vida.

Quizás en dos de los campos más grandes e importantes del esfuerzo


humano en la tierra, encontramos la cantidad más grande de falta de
sinceridad, donde parecería ser lo menos donde debiera ser encontrada. Me
refiero a la religión y a los negocios. No hay duda que la falta de sinceridad
es una de las causas fundamentales de la falla en los negocios.

Hace algunos años, y quizás por algunos siglos, fue creído que el
entusiasmo era muestra de sinceridad. Cuando encontrábamos un
individuo grandemente entusiasta respecto a su negocio u ocupación
vocacional, creíamos que el entusiasmo era el resultado de su sinceridad y
que los dos combinados, eran las piedras fundamentales sobre las cuales el
éxito constituiría inevitablemente su gran recompensa. Creímos incluso que
la persona joven o el neófito en el mundo de los negocios, que manifestaba
entusiasmo extremo sobre su actividad comercial particular, demostraba su
sinceridad y estaba destinado a cosechar la recompensa de la buena
fortuna.

Asimismo, creímos que el entusiasmo en la religión era una indicación


de la sinceridad, y había una tendencia de parte de humanidad a pensar
que a más entusiasmo, incluso fanatismo, la persona religiosa revelada, más
sincera era él e indudablemente el más piadoso y bendecido. Esta creencia
condujo al despliegue ostentoso y artificial del fervor religioso entusiasta por
parte de los que quisieron que creyéramos que tal actitud indicaba su
sinceridad y su merecimiento de nuestro respeto y de nuestro apoyo...

En el mundo de los negocios, hoy [1935]... las formas conservadoras y


dignificadas de propaganda no se siguen rígidamente.

El entusiasmo extremo y las exageraciones elaboradas de expresión y


de actitud han llegado a ser absolutamente comunes. Mientras que la
reñida competencia en cada línea, incluso en el negocio de conducir una
iglesia sobre una base económica independiente, se ha desarrollado a un
alto grado y el máximo de entusiasmo genuino se debe utilizar para hacer
un negocio exitoso, el grado de este entusiasmo no es más una guía
confiable en cuanto a la sinceridad del individuo, la naturaleza de su
negocio, o el producto que él ofrece.

Hemos descubierto con lecciones muy amargas que, después de todo,


hay un punto en el desarrollo y expresión del entusiasmo donde su
naturaleza es indicativa de su falta de sinceridad, más bien que de
sinceridad, y de los miles que han tomado ventaja de un conocimiento
superficial de la psicología humana, para procurar engañar al público con
una exageración de entusiasmo artificial.

Lo mismo puede ser dicho, acerca de muchas de las formas de


actividad religiosa, política y social en el mundo occidental.
Es solamente natural para quién es bastante sincero, ser
definitivamente positivo y entusiasta sobre sus creencias. Pero hay una
vasta diferencia entre un entusiasmo nacido de la sinceridad y de un
entusiasmo que es creado artificialmente para indicar una sinceridad que no
existe.

El mero hecho que, un hombre es absolutamente entusiasta sobre el


negocio que él dirige y la mercancía que está vendiendo o el producto que
está ofreciendo, no indica que él es sincero sobre lo que declara. Él puede
ser entusiasta solamente debido a los deseos comerciales monetarios de su
corazón.

Es un hecho conocido en los análisis de la ética en los negocios, que el


hombre que es sincero solamente en su deseo de hacer dinero fuera de su
negocio, de no rendir servicio a la humanidad y de no proveer un artículo
digno que resuelva demandas legítimas, está condenado a fallar tarde o
temprano y nunca será capaz de competir con cualquier otro negocio similar
que se base sobre honesta sinceridad.

Todo de esto tiene una aplicación particular para esos hombres y


mujeres que estén inclinados a estudios y quienes se dedican devotamente a
algún definido sistema de auto ayuda. Esto se aplicaría particularmente a
los estudiantes de misticismo, desarrollo personal y la evolución individual.
En el mismo grado que el estudiante es verdaderamente sincero en sus
estudios y deseos de mejorarse, él tendrá éxito y al mismo grado que él es
superficial o artificialmente entusiasta, sin ser realmente sincero, él fallara
en encontrar lo que esté intentando y fallara en derivar cualquier beneficio
de sus estudios, investigaciones, y aplicaciones de los principios que él está
estudiando.

Entusiasmo refrenado

En mis visitas a los varios centros Rosacruces y a otras actividades


filosóficas en Europa, y en mis contactos con grandes y pequeñas asambleas
de hombres y mujeres en Europa, quienes dedican su tiempo muy
entusiastamente a la promoción de tales enseñanzas, me impresione muy
profundamente por el extremo grado de sinceridad que fue revelado en sus
actitudes. El muy grande grado de entusiasmo o forma externa de
propaganda que es tan evidente en Norteamérica, está ausente en Europa,
debido a su histórica creencia en ser algo conservadores en conexión con
cosas que se ocupan de la cultura ética, religión, filosofía, y las cosas más
altas de la vida.

Si juzgáramos el grado de sinceridad de esta gente en Europa por


nuestros estándares norteamericanos de entusiasmo, nos engañarían
grandemente, en la creencia de que no parecen tan devotos a su trabajo
como realmente son. Pero requiere solamente algunas horas de asociación
con ellos, para descubrir que debajo de esa actitud de entusiasmo
refrenado, allí hay una gran y muy profunda sinceridad.

Afortunadamente para nuestro propio trabajo Rosacruz y el trabajo de


movimientos similares, aquí en este continente, hay millares que son tan
sinceros, tan dedicados y con la voluntad de hacer secretos y desconocidos
sacrificios en nombre de su dedicación como encontramos en Europa, pero,
desafortunadamente, hay muchos más millares en este Nuevo Mundo que
no son tan sinceros y que miran sobre su dedicación a este trabajo o su
interés en asuntos similares como un mero incidente de la vida que no
requiere la sinceridad profunda que se da a otras cosas. Hay millones en
este Nuevo Mundo que son apenas sinceros sobre cualquier cosa asociada a
sus vidas, excepto las formas más materialistas de beneficio egoísta
personal.

Lo Esencial

Si consiguiéramos el máximo de un libro que estamos leyendo, una


lección que estemos estudiando, un ejercicio que estemos practicando, o un
pensamiento que mantenemos en meditación, nos corresponde ser
extremadamente sinceros y devotos al asunto o ponerla a un lado y no darle
ningún pensamiento sea lo que sea. No podemos quedarnos medio o parte
interesados sobre él si debemos derivar cualquier beneficio. No necesitamos
hacer una religión de nuestro estudio de un libro; no necesitamos hacer un
fetiche fuera de nuestro interés en cualquiera materia para ser
absolutamente sinceros, pero tenemos y debemos determinar si la materia
actual es digna de nuestro tiempo y atención concentrada. Debemos
después desarrollar una actitud de la sinceridad más profunda y hacerla
verdaderamente una parte de nosotros mismos, así como de nuestra
consciencia externa.

En casi cada caso, donde las personas han escrito a nuestro Consejo
de Solaz por ayuda en la mejora de condiciones personales, hemos
encontrado que mientras que había una ansiedad por aplicar cierto buen
consejo e instrucción provechosa, allí faltaba un grado de sinceridad en lo
más fundamental y la naturaleza interna del sistema a ser seguido. Es un
cosa difícil de revelar a algunas personas, porque la falta de sinceridad ha
sido una debilidad tan humana en cuanto a llegado a ser subconsciente, por
decir así, y desconocida incluso a los que están sufriendo de ella.

Estoy eliminando por consideración aquí, por supuesto, a esas


personas que son manifiestamente insinceras y que están enteradas de su
propia falta de sinceridad y que está intentando aprovecharse solamente de
cada condición afortunada, mientras aparentan estar de acuerdo con los
ideales tras de tales situaciones. Desafortunadamente, encontramos a estas
personas en cada camino de la vida, en cada organización, en cada plan y
esquema de interés humano. Por semanas, meses, o años pueden usar un
manto auto diseñado y auto coloreado de sinceridad con el cual engañen a
muchos, mientras que planean aprovecharse de la autenticidad y de la
sinceridad de otras. Y aun cuando su insinceridad es descubierta, a veces es
difícil revelarla a otras y eliminarlos de la posición falsa que ocupan.
Probablemente esta es una parte del mal en el mundo, con el cual debemos
todos contender, y probablemente todos nosotros tenemos un cierto grado
de tal pecado.

Sin embargo, hay en el mundo aquellos que son tan sinceros en su


dedicación a algunas de las cosas más altas de la vida, que nos fuerzan a
pasar por alto cualquier debilidad que puedan tener y que intentan redimir
a estas personas y conducirlas en una trayectoria que les traiga mayor
felicidad y éxito. Pero el hecho indiscutible es que en el mismo grado que
somos sinceros privadamente, lo que sea nosotros hagamos, promoviendo y
apoyando, o abogando y adoptando, a ese grado derivaremos el mayor
beneficio y asistiremos a otros en derivar una ventaja similar. Así, nuestro
éxito en la vida, se puede calibrar tan exactamente por el grado de
sinceridad que domina todo nuestro pensamiento y actuar.

Artículo traducido de la revista “The Rosicrucian Digest” de Marzo de 1976


AMORC ©

P.C.D.G.

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