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CONTENIDO
CAPÍTULO 1:
VALOR MORAL
Introducción.
Valores culturales.
Moral crítica.
Valores naturales.
El bien humano.
Del ser depende el deber.
Jerarquía de necesidades y de valores.
CAPÍTULO 2:
LA ÉTICA POLÍTICA EN LA AUTORIDAD
Autoridad jurídica.
Autoridad moral.
EI bien común.
Comunidad de diálogo.
Capacidad de escuchar.
La normalidad ética.
Congruencia de vida.
CAPÍTULO 3:
LA ÉTICA POLÍTICA EN EL PARTIDO
Proyecto de sociedad.
Conciencia de servicio.
Capacidad de escuchar y dialogar.
Control de la afectividad.
Fomentar la amistad.
Evitar el activismo.
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PRESENTACION
La aceptación de que la política, como toda actividad humana, está sujeta a las
exigencias de la ética, como toda actividad humana, tiene sus consecuencias
inmediatas sobre la vida diaria de las autoridades, el partido y en la vida
personal de los militantes y dirigentes de un partido como Acción Nacional.
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Así pues hemos preparado esta edición del material tanto en su forma de libro,
como en su versión de videocasete. Nuestra intención al hacerlo es no sólo
difundir el pensamiento, sino compartirlo solidariamente con nuestros
compañeros de lucha e ideales. Por ello es recomendable el uso de la versión
video en cursos o pláticas específicas, así como incluir este libro en las
bibliografías de cursos, ponencias y documentos del partido.
VALOR MORAL
CAPÍTULO 1
Introducción
Gracias a Dios tuve la fortuna de ser hijo de uno de los fundadores y me tocó ir
asimilando esto desde pequeño. Me tocó conocer muy de cerca a don Manuel,
a don Rafael Preciado, a Samperio, a Miguel Estrada Iturbide, todos
fueron gente con quien yo conviví en mi infancia, adolescencia y juventud.
Después me tocó conocer a ese gran hombre, extraordinario, a quien el PAN le
debe tanto: como fue, Adolfo Christlieb.
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Todos ellos, cada quien con su temperamento y su forma de ser, son de
verdad la personificación de la ética política, según los valores de Acción
Nacional.
Modelos sobran dentro de la historia del partido, desde estos gigantes hasta
los pequeños jefes de los pequeños pueblos, que han sido fieles a sus
convicciones y han entregado su vida por ellas.
Este tema de los valores está muy manoseado por muchos la- dos, creo que
ustedes estarán de acuerdo conmigo. Mucha gente habla de los valores,
escribe sobre el asunto, pero yo noto que hay una imprecisión, una variedad
lamentable, y que lo único que genera es confusión.
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Valores culturales
Y ¿qué son los valores culturales? Son las realidades consideradas buenas por
un grupo, una familia o una sociedad, y que en esos grupos, familias y
sociedades empujan a las personas a tratar de tomar en cuenta esos valores
culturales, cuando son considerados positivos, pero cuando son considerados
negativos se convierten en los antivalores culturales.
Hay grupos sociales económicos muy altos, en los que consideran un antivalor
el que una señora de alta sociedad repita un vestido muy elegante en dos
bodas diferentes y entonces para cada boda nueva tiene que comprar un
vestido nuevo, eso es un valor cultural, y ustedes saben que es verdad, ¡pobre
marido!; pero al mismo tiempo dice uno: ¡qué mente tan estrecha de esas
damas!, ¿qué no se dan cuenta de la miseria y del dolor humano de sus
hermanos?; eso es, de hecho, una moral cultural.
Eso que desde niños recibimos como moral cultural, sea en el campo, en la
ciudad, en Tepito, en las Lomas, en todas partes, ¿es realmente un valor
moral? Hay que dar el paso de considerar al ser.
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Moral crítica
Moral cultural política, verdad, y así tantas y tantas cosas. Por ejemplo, hay
algo para mí terrible, que tanto daño ha hecho en los valores morales políticos
en México, y es aquello de considerar a un hombre como excelente
gobernante sólo por el hecho de haber pavimentado muchas calles, levantado
puentes en las carreteras, sin importar que haya robado mucho dinero
durante su gestión.
Moral cultural política... son cosas que van pasando, y la falta de una revisión
crítica de todo esto permite que sigan sucediendo.
Entonces, hay que dar paso a una autoridad moral crítica. Crítica supone
criterios, criterios para juzgar. Los dos elementos esenciales de una moral
crítica son los valores naturales, y propiamente los valores éticos o morales.
Aquí, para efectos prácticos, voy a tomar como equivalentes los valores éticos
y morales.
Valores naturales
¿Qué son los valores naturales? ¿Cuándo manejamos los valores naturales?
¿Qué conexión tienen con nuestra vida?, sencillamente no hay un momento en
nuestra vida en que no estemos manejando valores naturales.
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La moral cultural nos dice: considera esto bueno, búscalo, y para buscarlo
actúa de tal manera, o para evitarlo actúa o deja de actuar. Acciones u
omisiones, entonces se nos inculca una moral cultural y a veces sin mala
voluntad, es el proceso didáctico y pedagógico del aprendizaje humano, de la
familia: actúa de tal manera, haz este tipo de acciones.
Aquí está el núcleo de todo: la moral no está en las cosas, la ética no está en
las cosas, el valor ético y el valor moral no están en las cosas, están en las
acciones. Un ejemplo: todos nosotros tenemos en nuestro lugar un vaso con
agua. Este vaso y esta agua no tienen moralidad, no son ni buenos ni malos
moralmente, pero tienen valores naturales; incluso una botella de sabrosísimo
tequila Herradura reposado, el mayor don en licores que Dios ha hecho en
México, en sí, ¿es bueno?, ¿es malo? ¡No! Naturalmente hablando es muy
bueno, moralmente hablando es otra cosa.
La moralidad está en las acciones, nunca hay que hablar de cosas buenas ni
malas, es preciso hablar de acciones buenas y malas, de decisiones buenas y
decisiones malas, de actitudes buenas y actitudes malas, pero si somos
precisos podemos hablar de acciones moralmente buenas o acciones
moralmente malas, no de cosas moralmente buenas o cosas moralmente
malas.
¿Qué es valor natural? Son las capacidades que tiene cualquier realidad para
satisfacer una necesidad humana auténtica. Veamos: esta agua, ¿qué valor
natural tiene? Puede ser su capacidad de calmar la sed, de facilitarnos el aseo,
de preparar la comida, de fertilizar la tierra, etcétera.
Pero, sobre esto de los valores naturales hay algunas cosas que es preciso
decir, porque de ahí depende mucho de los valores morales.
Primero, necesitamos conocer para qué son las cosas, porque ahí
descubriremos sus valores naturales. Es una bobada lo que estoy diciendo,
pero a veces las grandes verdades científicas dependen de bobadas.
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Necesitamos conocer para qué son las cosas. Descubrir su estructura interna,
fisicoquímica, mecánica, etcétera, y ahí descubrir para qué son.
Segundo, hay que usar las cosas para lo que son, en verdad usar las cosas
para lo que son.
¿Qué pasaría si viéramos de repente que dos compañeros comenzaran a
morder los vasos?, están usando las cosas para lo que no son. Las capacidades
naturales del vaso no son para que lo muerdas o que lo comas. Otro ejemplo:
si a la hora de la comida alguien se atreve a darnos tacos de lápices, no se
vale, ¿verdad?
Entonces, primero saber para qué son las cosas, aquí está el valor ético de la
ciencia: descubrir para qué son las cosas; segundo, usar las cosas para
lo que son.
Pensemos un rato, no nos podemos detener, pero abramos la puerta así como
para fecundar el pensamiento: la palabra humana, el hecho de poder hablar
oralmente o poder escribir. ¿Para qué es la palabra?, ¿usamos la palabra para
lo que es? Preguntémonos, ¿para qué es el dinero?, ¿usamos el dinero para lo
qué es?, ¿lo usamos para eso siempre? ¿Para qué es el cuerpo de un hombre,
de una mujer?, ¿usamos el cuerpo de un hombre y una mujer para lo que son?
Otro inciso sobre valores naturales: nada sirve para todo, todo sirve para
algo; esto tiene mucha importancia.
Como les decía, nada sirve para todo, por ejemplo: si nos dan un taco de lápiz
o si mordemos un vaso, pues no, porque no son para eso; la capacidad, los
valores naturales de esta realidad son limita- dos, porque son realidades
creadas, nos dan un buen servicio dentro de su limitación.
Por ejemplo: qué diría una de las mamás que anda por aquí si el día de su
cumpleaños o de su santo llegara uno de sus hijos, ya adolescente o joven, y
le diera como muestra de cariño un ladrillazo en la cabeza.
Ella le diría de inmediato: oye, hijo, ¿por qué me haces esto?, porque esa es
mi manera de felicitarte, le contesta su hijo. La verdad es que los ladrillazos no
sirven para felicitar.
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No porque yo lo diga o decrete que te voy a dar un beso con un topetazo de
coche a 60 km/por hora, pues no se vale, porque no es para eso.
Les pongo ejemplos ridículos, pero hay otros que no son tan ridículos. Lo que
les decía de la palabra, de la sexualidad humana, del dinero, de la autoridad, y
ya pasando a nuestro campo, ¿usamos o usan la autoridad para lo que es?,
¿para servir?, porque la autoridad es para servir, no tiene ningún otro sentido.
La usamos a veces como pretexto para actuar con prepotencia, para robar,
para la impunidad y para muchas cosas de las que la historia y el presente
mexicanos están llenos.
Muy sintéticamente, los valores naturales son las capacidades naturales que
están en las cosas y que pueden satisfacer cualquier necesidad humana; ¿en
dónde están?, en las cosas, en las cosas que usamos, absolutamente siempre.
Valores morales
Ahora bien, demos el paso a los valores morales. En primer término, antes de
preguntarnos qué son los valores morales, debemos preguntarnos ¿en dónde
están los valores morales? Están en las acciones humanas, en las decisiones
humanas, en las actitudes humanas, en las actitudes, con e, y en las
reflexiones humanas; ahí están los valores humanos, positivos o negativos, es
decir, el bien o mal moral están en nuestras acciones, el bien o mal moral
nosotros los vamos produciendo con nuestras acciones, el bien o mal moral no
existen antes de nuestras decisiones y acciones.
Lo que existen son las pistas para producir el bien, pero por des- gracia a
veces no las seguimos y producimos el mal; sin embargo, antes de nuestra
decisión y acción no existe el valor moral, lo producimos con nuestra conducta.
Esto es de una trascendencia muy bella, pero hasta cierto punto aterrador,
porque lo que está en juego a través de una decisión mía, el peso de mi
libertad es enorme.
El peso de mi libertad es enorme, por eso de lo único que le he reclamado a
Dios algunas veces en mi vida es que me haya hecho libre, porque el peso de
la libertad ¡qué grande es!; tomar decisiones tremendas, dice uno: "no, Dios,
mejor que venga un 'borrego' a tomarlas en mi lugar, me cambio con él";
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pues no, tienes que reflexionar, tienes que decidir y tienes que actuar; por eso
eres persona y nadie te va a sustituir, nadie.
Insistimos: el valor moral está en todo eso que hemos dicho, pero ¿qué es
el valor moral?, es el uso correcto de los valores naturales; ojo con esto: uso
correcto de los valores naturales.
Si yo me tomo dos tazas de café, creo que es un uso correcto del café, pero
si me tomo un garrafón de café probablemente acabe con una nerviolera
incontrolable y un día hasta un infarto me dé. Mejor hago un uso correcto del
café.
En el primer caso estás produciendo un valor moral positivo, si vas más allá
de lo que puedes resistir estás produciendo un valor moral negativo.
Observen ustedes: ¿puede haber una regla detallada, bien detallada,
universal para esto? No. ¿Vamos a publicar (si hay aquí uno o habrá aquí
pronto un diputado local o federal) que nadie puede tomar más de tres
Coronas extra, o que nadie puede tomar más de dos cañitas de tequila?
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No, porque no podemos sacar leyes universales detalladas; si son detalladas
no son universales. Ven entonces el valor moral, vuelvo a repetir el uso
correcto o incorrecto de los valores naturales, del agua, del vino, de la
comida, del coche, del cuerpo, de tu belleza, de tu palabra, tu preparación
profesional, de tus cualidades físicas, de otro tipo, de tantas y tantas cosas.
Como ven, la ética nos invade por todos lados, y digo ¡qué bello es esto!;
bueno, esto será porque mi doctorado fue de cuestiones éticas y morales y
me encanta el asunto.
Ahora bien, ¿qué significa el uso correcto de los valores? Vamos avanzando
poquito a poco: primero vimos en dónde está el valor moral, luego qué es
el uso correcto de los valores naturales, y ahora qué significa.
Significa, en primer lugar, usar las cosas para lo que son, ahí comienza
todo. Usar cualquier realidad para lo que es; por ejemplo, tú eres
presidente municipal, tu autoridad como presidente municipal ¿para qué es?,
usa las cosas para lo que son, comienza por ahí. Eres diputado federal, ¿para
qué?, ¿para hacer concurso de siestas sabrosas con otros colegas en las
curules? No. Entonces, ¿para qué? Usa tu investidura como diputado federal
para lo que es.
Ese es el primer elemento para el uso correcto de !os valores naturales: usa
las cosas y las realidades para lo que son; y segundo, aquí está otro punto
muy importante: usa los valores naturales para el bien humano, personal,
familiar y colectivo.
Repito, usa los valores naturales para el bien humano, personal, familiar y
colectivo. Aquí está la esencia de la ética, producir el bien humano, ser con
Dios, co-creadores del bien humano, personal, familiar y colectivo. Esto es
bellísimo, y esta es una tarea que comienza desde la familia, cuando los papás
van formando a sus hijos en el auténtico bien humano. ¿Verdad qué es
hermoso?, pero a veces ve uno cada disparate en los pobres papás.
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El bien humano
Ahora demos el siguiente paso: ¿qué es ese bien humano?, ¿qué es esa
construcción humana? Como pueden ver, todo es una lógica. Paso tras paso.
Por ejemplo, para ustedes las respetabilísimas damas que están por aquí
cuántas veces ven y oyen en la televisión: "si usas tal tipo de tlapalería vas a
estar irreconocible, todos los hombres de la ciudad van a estar detrás de ti"; y
a nosotros nos dicen: "si usas tal perfume, mira el cacheteadero de muchachas
que se van a la banqueta por ti"; eso es falso, totalmente falso.
¿O tu valor depende de los metros que mida tu coche?, ¿sí o no?
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Esto es tremendo, sobre todo cuando los niños desde chiquititos viven en este
ambiente y cuando no hay en la familia un contrarrestar esto con cariño y con
firmeza; van creciendo con una idea desviada de lo que son las auténticas
necesidades humanas y toman como auténticas las falsas necesidades,
entonces entienden mal el valor moral, entienden mal el uso de los valores
naturales y se dejan guiar únicamente por la moral cultural.
Este es de los puntos que necesitamos reflexionar más, sobre todo ante los
medios de comunicación. No digo que todos los medios de comunicación sean
unos canallas, pero que han hecho un mal tremendo haciéndonos creer como
imprescindibles muchas cosas que no lo son, estoy convencido de eso.
Fíjense en esto, por ejemplo para una autoridad política. Ocurre esto en
prácticamente todos los municipios, nuestros alcaldes, los presidentes
municipales de nuestro país que reciben muy poco dinero para ejercer su
servicio como autoridad. Por ejemplo, en Torreón estamos estrenando
presidente municipal panista, un estupendo hombre, Jorge Zermeño, pero él
y su equipo están sufriendo de verdad, es increíble: sin recursos, con todo en
contra.
Pero, ¿qué es más importante?, ¿que los pocos recursos que tienes los
enfoques a meter agua potable en diez colonias proletarias que no la tienen o
que en algunas avenidas céntricas o colonias ya de muy buena posición
económica pongas luces con farolas muy bonitas y que sueltan una luz muy
sofisticada? Esto nos llevó ya a la jerarquía de necesidades.
Tú, como autoridad, ¿qué dirías?, ¿qué es más importante?; claro que es
mucho menos brillante meter agua potable en colonias populares; en cambio,
lo otro sería apantallante.
Sin embargo, una autoridad debe tener muy clara la jerarquía de necesidades
de la cual se desprende la jerarquía de valores, y de la jerarquía de valores la
jerarquía de políticas, de acciones y de programas. Esto es importantísimo.
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Yo creo que uno de los grandes méritos del actual gobierno de Jalisco es que
prácticamente el 80 por ciento de su obra pública es en el campo, en zonas
rurales que estaban totalmente desatendidas con gente necesitada,
marginada, y ahora va uno a determinada zona rural y mira una escuela
nueva, un hospitalito nuevo y las calles bien arregladas.
Ahora, esto mismo aplicado a las personas: de la idea que tengas de quién
eres tú como persona y quiénes son los demás como personas va a depender
la idea que te formes acerca de qué debes hacer para construirte a ti y
construir a los demás como personas. Esto es importantísimo, del ser
depende el deber. Dicho rápidamente, sin profundizarlo, de la antropología
depende la ética.
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Y la relación con Dios: una misa rápida, por vía corta, cada semana y nada
más para darle trámite al asunto. Y los alcohólicos, del trabajo... del ser,
depende el deber, de la idea que tengas de lo que es la política va a
depender la idea que te formes acerca de cómo debes actuar para realizar la
política. Viendo el ser brota la diferencia entre las falsas y verdaderas
necesidades.
El concebir al ser humano, con una estructura natural en la que están íntima e
inseparablemente mezclados lo espiritual y lo material, es muy importante
tenerlo en cuenta; tiene consecuencias políticas. Alguien, una autoridad que se
fija nada más en aspectos materiales y que no deja libertad (fíjense bien, no
estoy hablando de autoridades mochas y ahora "eres católico a
fuerzas") para el ejercicio de las convicciones religiosas está mutilando al ser
humano, en lo que es, somos espíritu y materia bien mezclados,
inseparablemente mezclados uno en el otro.
Así nacimos, no nos preguntaron cuando nacimos si queríamos ser así o no.
Por eso siempre hay que recordar que lo espiritual repercute en lo material y
lo material repercute en lo espiritual.
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Vivienda digna, la alimentación suficiente la necesidad de una comunicación
afectiva profunda, somos seres con espíritu.
Somos seres emotivos. Lo que se llama la intimidad afectiva, vivir en
ambientes de confianza, la necesidad de seguridad pública, de atención
médica, de vestido digno, etcétera; más o menos una docena, esas son las
auténticas; las otras no son necesidades reales, son necesidades artificiales
que la publicidad nos quiere inyectar a como dé lugar para que seamos
servidores del consumismo y para enriquecer a los grandes grupos
industriales y comerciales que nos quieren vender todas esas cosas.
Esto necesitamos tenerlo muy claro, y sería cuestión de tener tiempo para
llegar a un consenso de cuáles de estas exigencias humanas fundamentales
comunes y permanentes vivimos.
Si yo digo que únicamente soy un ser viviente, zoológico, hecho para comer,
entonces, ¿comiendo ya te realizaste como persona? ¿Cuál va a ser tu deber?
¿Comer y nada más comer? sí, nada más comer. Y pensar que hay personas
que esto lo toman muy en serio, ¿verdad?, o beber o cosas así. Entonces, todo
lo que no está en el ser es artificial, es publicitario, no es una auténtica
necesidad humana.
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Jerarquía de necesidades y de valores
Y en esto creo que debemos tener muy claro otro punto: según la importancia
de necesidades es la importancia de los valores.
La jerarquía de valores depende de la jerarquía de necesidades, saquemos la
cuenta en esto para lo personal, para lo familiar y para lo colectivo.
Un caso muy claro, que me parece muy claro, un presidente municipal que
prefiere, con toda sensatez, poner agua potable en sus colonias proletarias y
dejar el alumbrado elegante para cuando se pueda. La jerarquía de valores
depende de la jerarquía de necesidades, y todo esto nace de lo que somos, del
ser humano. No es invento, no es artificio, no es publicidad. Es lo que somos,
es nuestra naturaleza, es nuestra estructura profunda. '
Pero también hay que ser flexibles, porque hay épocas en que tanto personas
como familias, como colectividades, pueden tener suficiente- mente satisfecha
una de estas exigencias, en cambio, con enormes carencias en otras; por
ejemplo, a lo mejor el mínimo de alimentación lo tienen suficientemente
cubierto, pero el mínimo de educación está en la calle, muy mal.
Entonces, yéndonos hasta el fondo, otra vez sintetizando todo lo que hemos
visto hasta aquí sobre valor moral, para luego pasar a la ética política en la
autoridad, el valor moral positivo es el uso correcto de los valores naturales;
el uso correcto, ¿qué quiere decir?, usar las cosas para lo que son y para
construir personas en convivencia, que estamos conviviendo.
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¿Qué es construir personas?, satisfacer las auténticas necesidades humanas
que brotan de nuestro ser, ese conjunto de exigencias humanas
fundamentales, comunes y permanentes, ahí está la producción del valor
moral en personas, familias y colectividades.
Autoridad jurídica
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Por ejemplo, Gandhi muy pocos años de su vida fue autoridad jurídica, pero
¡qué autoridad moral tuvo!; Luther King, otro gran tipo; durante muchos
años. Mandela, en Sudáfrica, autoridad moral sin autoridad jurídica; y para
quienes somos creyentes, Jesucristo, quien nunca tuvo autoridad jurídica
en la sociedad judía, nunca tuvo autoridad jurídica de ningún tipo, pero tuvo
autoridad moral.
Este punto hay que tenerlo muy en cuenta. En cambio, una autoridad jurídica
sin autoridad moral es funesta; cuál es el ideal: que envuelva su autoridad
jurídica en autoridad moral. Creo que en el país y en el partido hay personas
que están ahorita gobernando y que están dando ejemplo importante de todo
esto; yo pienso, es opinión mía, que Vicente en Guanajuato, Beto Cárdenas en
Guadalajara, son casos muy especiales de autoridad moral, aparentemente
hacen poco, pero llegan con la gente y los convencen que allí hay autoridad
moral.
Autoridad moral
Evidentemente que una persona con puesto político, con autoridad jurídica, si
tiene autoridad moral mucho más fácilmente vivirá y promoverá la ética
política. ¿Cuál es la ética política?, hay que distinguirla de otros aspectos que
más bien pertenecen a otros rumbos de la ética, también muy respetables; la
ética política nace del compromiso convencido, sincero, de entrega total para
promover el bien común, de ahí nace, lo que llamamos en moral la opción
fundamental, mi opción fundamental como mujer política es el bien común,
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mi opción fundamental como hombre político es el bien común, mi opción
fundamental de ahí nace, y mi bondad moral dependerá de mi promoción del
bien común dentro de mis limitaciones humanas; de ahí va a depender y de
ahí depende la santidad del político, ¡ah, sí, la santidad del político con el
"negro" Durazo!, ése no, pero hay otros muchos de los que sí podemos hablar
como verdaderos santos en política, además de los casos que les decía en
Europa y aquí en México.
En Europa hay uno que me impresiona muchísimo, ojalá puedan leer su vida
algún día, Giorgio La Pira, que fue alcalde de Florencia durante 16 años.
Toda esa zona siempre la dominó el Partido Comunista, menos a Florencia, y
en Florencia los comunistas votaban por La Pira como alcalde porque era un
hombre, sí, muy buen administrador, pero sobre todo con una autoridad moral
impresionante, su compromiso con los más débiles era conmovedor
verdaderamente.
Cuentan sus historiadores, sobre todo en tiempo de invierno, iba siempre a pie
desde su casa a la presidencia municipal; con bastante frecuencia La Pira
llegaba a su oficina sin saco, sin suéter y sin zapatos, porque en el camino se
había encontrado gente miserable que no tenía eso y sin la posibilidad de
conseguirlo.
¡Oiga! le decían, pero señor alcalde cómo llega así, y les respondía: "¿cuánto
tiempo va a tardar usted en traerme de mi casa otro suéter, otro saco y otros
zapatos, y cuanto tiempo tardaría ese hombre en conseguir zapatos, suéter y
saco?" Fue 16 años alcalde de Florencia, su autoridad moral era arrasadora.
Y creo que es lo que tienen que preguntarse muchos de ustedes; bueno, todos
son capacitadores y van a formar a mucha gente joven, algunos de ustedes
serán candidatos y van a formar candidatos, fórmenlos en eso, sobre todo.
A ver, ¿qué necesitas para tener autoridad moral?, ¿qué necesitas para tener
autoridad moral, en la promoción del bien común? ¿Tu gran pasión como
política y como político es el bien común?, y tu autoridad moral, ¿cuál será?,
porque no bastan solemnidades de soy senador, me siento en tal curul muy
elegante; pero ahorita te mandan a volar en eso de la autoridad moral, por lo
menos la gente joven necesita ver en ti congruencia, credibilidad, capacidad de
arrastre, y sería muy interesante que a la hora de capacitar ustedes dialogaran
e hicieran dialogar sobre todo a gente joven sobre; ¿cuál es la forma de
obtener autoridad moral a la hora de promover el bien común?
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Creo que es una pregunta tremendamente importante, porque sencillamente
está en convencer, arrastrar, hacer creíble la visión política del PAN, hacer
creíble lo que el PAN piensa sobre el bien común, hacer creíbles las grandes
inspiraciones doctrinarias del PAN, hacer creíble el proyecto de sociedad, los
principios fundamentales del partido, etcétera, basada en la autoridad moral de
ustedes, la autoridad moral de los candidatos; somos humanos, eso es un
hecho.
En varios de los puntos gobernados por autoridades del PAN ya han habido
casos, ustedes lo saben, en que lejos de haber autoridad moral hay una línea
más bien contraria y hay desprestigio.
Es la realidad, somos humanos, y no porque ustedes sean del PAN están
automáticamente canonizados, como dice mucho Efraín, mi hermano: todos,
incluidos los del PAN, somos pecadores standard, y a todos y a todas nos
puede llegar la tentación del poder político mal entendido, la tentación de
hacer trampas para enriquecernos, la tentación de la prepotencia, etcétera.
No hay que pensar que porque soy del PAN soy santo, ¡mentira! Más bien
cuestiónate, forma, promueve diálogos acerca de qué es la autoridad moral
en la política, ¿tú cómo la ves?, y hacer que la gente hable, no hay mejor
bibliografía que la propia experiencia, no hay mejor libro que la propia
experiencia.
Entonces, la ética política es promovida por personas y por autoridades
jurídicas con autoridad moral para lograr el bien común.
El bien común
Y, ¿qué es el bien común? Hace rato me preguntaba uno de ustedes si era sólo
cosas materiales o qué es el bien común. Veamos, el bien común es un
ambiente social en el que hay suficientes bienes y servicios materiales,
espirituales y culturales que le dan, le ofrecen a cada persona la oportunidad
de sobrevivir, crecer, mejorar y realizarse como persona humana y de ayudar
a otros a que hagan lo mismo, eso es el bien común.
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incorregible, pues ni modo, es responsabilidad de él, no es responsabilidad de
la autoridad.
Yo creo que esto merece la pena un estudio muy serio, porque creo que es
tarea del gobierno el bien común. Sí, fulana de tal, aquí tienes todas las
oportunidades para ser persona, para crecer como persona. Tú también, fulano
de tal. Y a esto responden: "no quiero"; bueno, pues, "date en la torre" tú
solo, ni modo.
Creo que algunos de ustedes habrán visto una película reciente, estremecedora
pero al mismo tiempo muy bella por el fondo que presenta, me refiero a Adiós
a las Vegas, que trata sobre la decisión de un hombre de dejarse destruir, no
dejarse ayudar a pesar de que cuenta con todas las ayudas que él' quiera,
pues no.
Muy bien, vamos a pensar cosas concretas: sería formidable que tuviéramos
en todas nuestras ciudades, pueblos, estados, etcétera, instituciones de
servicio público para la salud, creo que algunos van mejorando; otros, por
desgracia, están atrasados. Entonces, ¿cuál sería el bien común ahí promovido
por una autoridad política?, el uso correcto de los valores naturales,
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¿de cuáles?, la capacidad profesional de los médicos, buenos aparatos, buenas
camas, medicinas, capacitación de enfermeras, porque el uso correcto de todos
esos, de esos valores naturales va para dar toda esa atención de salud al
pueblo, ese es el bien común en aspecto de salud.
Hace algunos años, en una discusión con directores federales de es- cuelas de
gobierno, una directora nos decía con una sinceridad enorme: "mis profesores
no dan más del 20 por ciento de su tiempo a los muchachos, todo lo demás es
grilla y es perder el tiempo en otras cosas". ¿Eso es bien común? ¿Eso es usar
bien el tiempo como valor natural?
Hay que considerar otro punto muy importante y que a veces se olvida: la
capacitación permanente y progresiva de los profesores. Creo que esto es
sumamente importante.
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Yo no sé si aquí haya profesores o profesoras. Si hay... bueno, qué bueno,
pero a lo mejor lo que voy a decir no les va a gustar, pero lo voy a decir:
pocos sectores me he encontrado en la vida, tan reacios, tan resistentes a la
revisión y al cambio como los profesores. ¿Por qué? Quizá son problemas de
inseguridad, no tanto de inseguridad por capacidad, sino de inseguridad
económica. De que "si quiero crecer, a lo mejor el compañero tal o el líder
sindical tal me mete zancadilla y pierdo el trabajo". Mucho de la inseguridad en
el profesor es por no perder el trabajo.
Comunidad de diálogo
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"Entonces, ¿para qué la cortaste?, ¿sólo por cortarla?". Y comienzan los
demás chiquillos, no la maestra: "oye, ¿tú crees que está bien cortar una flor
por cortarla?"
"¿Te gustaría que yo fuera a tu casa y cortara las flores y cortara todo?"
"No". "¡Ah!, ¿entonces por qué cortas las flores de aquí del jardín de la
escuela?
Fíjense, sobre el hecho de cortar una flor se torna una clase de reflexión, de
diálogo. Esta comunidad de diálogo ¿qué está formando?, pues una actitud
importante de ética ecológica.
¿No podemos capacitar a los profesores para esto?, para este método o para
otro. ¿Por qué siempre a la antigüita? Vemos profesores heroicos, a veces
tienen que caminar horas por sierras, por montañas, por senderos del desierto,
¡caramba!, ¿por qué no darles capacitación en esos medios?
Por ejemplo, algunos profesores de Torreón todos los días tienen que recorrer
hora y media en autobús y luego otra hora por una brecha para llegar a sus
escuelas. Es heroico. Y de regreso igual. Cinco horas diarias de transporte para
dar su clase, pasan gran parte del día en el transporte. ¿La Secretaría de
Comunicaciones sabrá eso? Se deberían idear sistemas para esto.
El otro día me pasó una cosa muy vergonzosa. Iba a mi clase por la tarde y
entonces pasé frente a una escuela con un clarísimo exceso de velocidad,
aproximadamente 70 km/por hora, afortunadamente no había niños en la
calle, ni nada, pero sí había un motociclista que había sido mi alumno,
"quiubo, padre", me saludó. "Híjole", y nada más el gesto de mi alumno de:
¿dónde está lo que nos enseñó? Reconocí que sí venía a exceso de velocidad,
nos despedimos y se fue.
Todo esto se va hilando, todo esto forma parte de un todo. Cuando oye uno a
los policías que estamos tan acostumbrados a maltratarlos, pero cuando uno
conoce las experiencias que tienen, los riesgos que corren, los reos que
persiguen, dice uno:
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"con razón se forman ese carácter, vamos a escucharlos, no veo otra manera".
Uno nos comentaba que al participar y defender un banco en un asalto, hace
unos años, por desgracia en la balacera murió un sujeto. Ustedes saben que en
la policía de Torreón no hay ningún abogado para defenderlos, ninguno.
Y son gentes que arriesgan su vida por sueldos de hambre. Bueno, le
pregunté: ¿cómo le hizo?, y me contestó: "pasé ocho meses en el sótano del
ayuntamiento". Así podemos extendernos en todo lo que es el bien común.
Quise comenzar hablando de cosas concretas, tan concretas, para ver que el
bien común no es hablar del sexo de los angelitos, ni cuál es la pista de
aterrizaje del Espíritu Santo. Cosas bien concretas: cuáles van a ser los
sistemas parlamentarios, los reglamentos del Senado, los reglamentos de la
Cámara de Diputados, etcétera; según los diversos niveles de la autoridad para
promover el bien común, como autoridad jurídica con autoridad moral.
Entonces, el bien común, ¿qué tan grande es?, tal y como son las necesidades
humanas. Según la extensión de las exigencias humanas es la extensión del
bien común, así de sencillo. ¿Con cuáles métodos?, buscar las circunstancias y
necesidades de cada momento. No es lo mismo el bien común, las exigencias
concretas del bien común en un momento determinado, lo mismo en León, que
en Aguascalientes, que en Guadalajara, ¿verdad?
Capacidad de escuchar
Yo no puedo captar todos los problemas sociales, para eso hay un equipo,
para eso hay Cabildo en los ayuntamientos, para eso hay un grupo de
diputados de Acción Nacional y un grupo de senadores de México; para eso
hay un gobernador con su Consejo, etcétera, solamente así se pueden captar
las exigencias humanas más urgentes en un momento determinado y elaborar
las políticas para los nuevos pro- gramas, y después las etapas para ir
recorriendo hasta los grandes bienes y servicios que satisfagan esas
exigencias.
Yo no sé si hayan sido autoridad o algunos de ustedes lo sean, quizá lo van a
ser y van a formar gente que seguramente se va a presentar como candidato a
un puesto. Uno de los puntos más importantes para que captes las exigencias
humanas de tu pueblo es tener un Consejo, un grupo formado, bien variado,
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a lo mejor se va más allá o más lejos de lo que es la mera constitución formal
de lo que es formar un Cabildo; no es que menosprecie el Cabildo ni mucho
menos, quizá se necesite algo mayor: escuchar, no sólo captar las exigencias,
sino luego trasladarlas a planes, etcétera.
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Yo no sé si alguno de ustedes esté trabajando en un DIF. Esto es
importantísimo, el DIF que yo conozco, que tengo la suerte de conocer, es el
DIF de Torreón, formado por un tipazo impresionante, muy bueno, donde
precisamente la nota común de este tipo es ¡que a todo el mundo lo escucha
con el corazón!, los trata con cuidado, con tal respeto y delicadeza; sí toma en
cuenta los problemas, pero además escucha con el corazón.
Bueno, esto es lo que yo les quería decir sobre la ética política en la autoridad,
se conecta claramente con lo que hemos visto del valor moral y de las
exigencias humanas fundamentales.
La normalidad ética
Bueno, yo creo que lo primero que hay que decir es: la normalidad estadística
no es lo mismo, nunca será lo mismo, que la normalidad ética. Y de la pura
normalidad estadística no puede nacer la normalidad ética. Es decir, la
bondad moral de las acciones no depende de la frecuencia con que se repitan
las acciones. Hay acciones muy repetidas que siempre serán destructivas y
siempre serán inmorales. Estadísticamente son normales, éticamente no son
normales. ¿Por qué? Porque son destructivas de las personas, aunque sean
muy repetidas.
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¿Cuántos nos mueren de hambre diariamente en el mundo?
¿Estadísticamente es normal? Sí. ¿Éticamente es normal? No.
Esto, que quede claro.
Entonces, el hecho de que: "¡ah!, pues todo el mundo lo hace", de que mucha
gente repita acciones, no constituye un criterio moral. La acción que "todo
mundo hace", ¿es constructiva o destructiva de personas?, ¿satisface o no
satisface las exigencias humanas auténticas? Esa es la pregunta que hay que
hacerse. Porque, fíjense, si no al rato llegaríamos a una conclusión muy
folklórica y trágica: la injusticia repetida, se convierte en justicia; la mentira
repetida, se convierte en verdad; el fraude repetido, se convierte en
honestidad; el adulterio repetido, se convierte en fidelidad. No puede ser.
Congruencia de vida
Amanecen como Santa Teresa de Jesús, comen como lrma Serrano, cenan,
pues, como alguna de las compañeras del subcomandante Marcos. Así es, ¿no?
Es la realidad. Pues, ¿qué autoridad moral? No hay autoridad moral.
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Yo creo que es de las cuestiones de las que deberíamos preguntar- nos más
como partido: qué tanto nos apoyamos en seguir creyendo a fondo, con alegría
y con entusiasmo, en medio de tantas dificultades, de tantas contradicciones,
en todos esos valores que dan sentido a nuestra vida personal y política.
Otra pregunta que va más o menos por aquí: puede haber, y de hecho hay,
personas en situaciones, digamos, irregulares familiarmente,
matrimonialmente, y que se acercan al partido y aspiran a puestos de elección
popular como candidatos, etcétera. Bueno, yo creo que este asunto es
sumamente delicado. Es como también, en otro grado, el caso de personas en
situación semejante que se acercan a dar clase en nuestra (Universidad
Iberoamericana), por ejemplo. Yo creo que hay que estudiar, por un lado con
firmeza, por otro lado con comprensión, cada caso concreto.
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Perdónenme si les digo esto: ¿tienen ustedes idea de la riqueza
sensacional que hay en los escritos del PAN? ¡Es increíble!... incluso están
viniendo a estudiarlos investigadores de otros países: de América del Sur y
hasta de Europa. Y nosotros, ¿los conocemos?: "Humanismo Político", y la
serie de diez libros publicados por Editorial JUS, que escribió mi papá, don
Efraín González Luna, y todo lo que escribieron don Manuel Gómez
Morin, Rafael Preciado Hernández; los libros que escribió Adolfo
Christlieb lbarrola, etcétera. ¿Los hemos leído? ¡Son una verdadera delicia!
Yo diría que parte de la capacitación puede ser sencillamente: si nos vamos a
juntar con 40 personas en Villahermosa, por ejemplo, vamos a comentar
juntos cuatro capítulos de tal libro, seleccionados bien. Y ahí tienen ustedes
material inagotable.
Proyecto de sociedad
Creo que es el primer compromiso político: conocer qué es el PAN y decir, ¿de
veras me comprometo con todo esto?, sí o no. Porque fíjense, en el fondo, y
esto es sumamente grave, sumamente importante, en los Principios de
Doctrina y después ya dentro de cada campaña, en las plataformas, en los
programas, en las planeaciones estratégicas, en lo que dicen los candidatos,
etcétera, lo que hay ahí es un proyecto de sociedad que está en juego. Un
proyecto de sociedad, con toda la seriedad que esto supone.
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Para no detenerme en los seis, sino sólo en los extremos, voy a hablar de lo
que él llama el "México de los príncipes'' y luego el "México de la
hambruna".
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Hace un rato platicábamos sobre asuntos semejantes entre varios de
nosotros. Yo me acuerdo de los primeros tiempos en que... ¡caramba!, ¡cómo
costaba trabajo conseguir personas que aceptaran candidaturas!...
Una vez se presentó, me lo contó mi hermano Efraín, que iba con él, con Díaz
Ordaz, que era presidente, y le dijo:
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Y eso les toca mucho y muy directamente a ustedes, capacitadores y
responsables de la capacitación. Y recuerden lo que decía hace rato de las
comunidades de diálogo: si van a un grupo donde hay tantas personas,
faciliten el diálogo; por ejemplo: sobre este aspecto, que es parte del proyecto
de sociedad, ¿qué piensas?... vamos a dialogar: ¿qué es el partido?, aquí está;
¿sigues o no sigues?, adelante... opta... ¿te convence o no te convence? Pero
no "nomás" me aviento porque, pues... "a lo mejor me toca".
Conciencia de servicio
Otro punto muy importante que veo como elemento de la ética política en el
partido es la conciencia, la convicción, de que ser autoridad, tanto en el
partido como en puestos de elección popular, es servicio. Es servicio, no es
prepotencia, no es charolazo. No vale la pena que el PAN le abra la puerta a
priistas vestidos de azul. Hay que ver eso con toda claridad. Conciencia para lo
que es el bien común. Y eso que hay pautas muy claras para servir al bien
común, por ejemplo, todo lo que hemos dicho para servir al bien común,
tanto dentro como fuera del partido. La conciencia de servicio.
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O sea que tenían esa conciencia profunda. Por un lado, el servicio, por otro, el
contacto con el débil, el servicio al débil. Nada de sentirse grandes señorones
intocables. ¡No!, no había eso, para nada, entre esas gentes.
Yo creo que hay cosas en las que es preciso ser muy firme. Y si es necesario,
hacer aclaraciones por el bien del partido y por el bien de México. Si no se
hacen aclaraciones, ¡cuidado! porque podemos perder el partido.
Que no se nos meta en el partido una mentalidad muy mexicana: "si reconozco
que tú tienes razón, me ganas; ah, ¡y no me ganas!". ¿Tienes razón? "Oye, te
agradezco la parte de verdad que tú tienes y que yo no tenia, y que me acabas
de entregar". ¿Perdió alguien? No. ¿Quién ganó? Los dos. "Había una parte de
verdad que yo no tenía y que tú me acabas de dar, y una parte de verdad que
tú no tenías y yo te la acabo de dar''.
Me acuerdo, como dato cómico, cuando era diputado, por el PPS, Jorge
Cruickshank García. No recuerdo cuál diputado del PAN, con mucho sentido del
humor, apenas Cruickshank iba subiendo a la tribuna para hablar en la Cámara
de Diputados, se paraba este panista desde su curul: "¡En contra!", decía en
voz alta.
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Y el presidente de debates se quedaba todo destanteado:
-"Oiga, pero cómo en contra, cuando todavía ni siquiera habla".
-"No, pero es que lo único que va a decir son disparates. Cualquier cosa que
diga "Kruschef" García, van a ser disparates; entonces, desde ahorita ¡en
contra!" Bueno, como un dato simpático de política pasa, verdad, pero dentro
del partido hay que tener cuidado en eso. .
Control de la afectividad
Otro punto muy importante de la ética en el partido que tiene que ver con algo
muy personal, y que cada uno de ustedes tendrá que revisar.
¿Qué tanto controlo o qué tanto me dejo arrastrar en mi afectividad, por
simpatías y antipatías, hacia grupos o personas que presentan proyectos de
ley, presentan estudios especiales?
Este es otro punto clave. Y esto que vale para el partido, vale para el
Clero y vale para todos; vale para el Vaticano y vale para todos lados.
¡Es importantísimo!
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Porque a veces nos hacemos bolas y resulta que estamos discutiendo, y en el
fondo estamos en lo mismo. Todo por no pedir aclaraciones.
Fomentar la amistad
Hay dos puntos más que quiero mencionar. No es posible hacerlo a un nivel
universal dentro del partido, pero es sumamente necesario, como un
elemento ético, puesto que es un elemento que ayuda a la construcción de
personas y a la construcción del partido: ¿qué tanto fomentamos la amistad
entre nosotros?
Fíjense, cuando uno trabaja por valores éticos, como ustedes, o por grandes
ideales éticos o religiosos, llega un momento, esto es muy claro, lo demuestra
la historia, en que uno sigue adelante, ya no con los compañeros de trabajo,
sino con los amigos, que también son compa- ñeros de trabajo.
Christlieb decía: "por favor, antes que los acuerdos intelectuales entre
nosotros, fomentemos la concordia, ¡corazones unidos! Y ahí nacerá, de esos
corazones unidos, la capacidad para entendernos muchísimo". Recuerden a
Salomón en diálogo con Dios: "dame un corazón capaz de escuchar a mi
pueblo". Para ustedes se puede aplicar: “dame un corazón capaz de escuchar
a mis compañeras y a mis compañeros", y no dejarme llevar por primeras
impresiones menos positivas, o por rumores, o por chismes, o cosas de ese
tipo.
Yo creo que es de las cosas que hay que revisar más en serio en el partido y
en todo grupo comunitario; uno de ellos son ustedes, que están luchando
por grandes ideales. No basta que estemos de acuerdo, necesitamos
corazones unidos. ¡Piénsenlo! Si necesitas a alguien que, cuando te fue mal
en una elección, te reciba en su casa y te diga "ven, vamos a platicar,
desahogate y ya", y cosas de ésas así: ¡ayudarnos!, ¡ayudarnos! ¿Te fue mal
en un proyecto de gobierno, en algo a lo que tú le echaste muchas ganas y no
te salió?, ¡ven, no te hundas, hombre, vamos a platicar!, ¡"santifica" tu
desconsuelo con un vasito de tequila, mano!
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Evitar el activismo
Este es otro punto del que yo de veras estoy convencido, y no como una
vaguedad, sino como un ¡elemento ético!, porque es para construirlos a
ustedes y para construir los grupos de trabajo dentro del partido. Y esto me
lleva al siguiente punto: ¡cuidado con el activismo! ¡Qué bueno que hay mucha
gente que va a barriadas pobres, a ejidos, en fin, a muchos lugares, a visitar,
etcétera! Pero la alimentación del corazón y de la inteligencia, ¿qué? Ahí es
donde entra el apoyo de nosotros en organizar grupos de estudio, etcétera.
Claro, no depende siempre de todos los capacitadores, pues ni que fueran
trompos chilladores que anden por todos lados. No. Pero sí fomentar la
formación de grupos, en donde: "oye, qué tal si una vez a la semana
estudiamos un capitulo de un libro que valga la pena, de alguno de los
fundadores o de algún otro político actual".
Quién no puede, si quiere, dedicar una hora y media a la semana ara leer
un artículo o capítulo de unas ocho o diez páginas Y luego reunirse otro
rato largo, otra hora y media: "oye, pues yo vi esto, y esto y esto, y tú, y tú
y tú", para intercambiar puntos de vista en grupos chicos.
Y esto pasa en todos los grupos de trabajo. Entre nosotros sacerdotes, entre
religiosos, en muchos grupos de laicos comprometidos en tareas religiosas,
gente de muy buena voluntad, pero... activistas. A ver, "siéntate, lee, vamos a
platicar". No tienen capacidad de hacerlo. Parece que traen hormigas en todos
lados. Yo creo que es otra de las cosas importantes, como elemento de la
ética, porque es construcción de la capacidad de pensar, de enfrentarse a la
realidad, de ser críticos. Porque es parte de mantenerte en una planeación
continua de respuesta a las necesidades del país, de captar las necesidades
mismas del país. ¿Cómo se ven en esto?
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Y quiero terminar con un último punto, poco agradable, pero como ustedes son
tan "pecadores standard" como yo, creo que se vale: desterremos del
partido todo lo que sea "golpe bajo" "grilla", rumores, chismes'; cómo
daña eso, ¡cómo provoca desilusión! Es decir: "no, pues aquí no; es que
sí, los ideales son muy bellos, los libros son muy bellos, pero... ¿en la
práctica?"
Que entre ustedes no pase eso, por favor. Es mucho más sano decir: "no estoy
de acuerdo contigo por esto, y esto y esto... Ahora, a ver tú qué me dices...",
eso no es chisme ni es grilla, ¡eso es lealtad!
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Para manifestar si estamos de acuerdo o en desacuerdo con algún proyecto,
con algún punto doctrinal, con algo, verdad, pero ¡de frente!; "dime lo que tú
piensas y sientes, y por qué, y luego yo te digo lo que yo pienso y siento, y por
qué, y no andar "serpenteando" por ahí. Recuerdo un dicho de un ilustre
panista, que decía: "México es el país de los acuerdos superficiales,
para ocultar los desacuerdos profundos, por que no tenemos valentía
para hablar entre nosotros de los desacuerdos profundos". Y dice uno:
"¡Ay, caray! “A mí esa frase se me pego mucho. Entonces, ¡piénsenlo!
Esto es lo que yo les quería decir sobre la ética política en el partido. Ustedes
revisen. No lo acepten sólo porque yo lo digo. Revísenlo, dialóguenlo,
piénsenlo. Incluso, si pueden, medítenlo, órenlo, y saquen sus consecuencias.
Y vean, de lo que he dicho, qué tanta conexión tiene con lo que, Felipe
Calderón decía: "cuidado con perder el partido, por la preocupación de
ganar el gobierno".
EPESSA
Este libro no puede ser reproducido en todo o en parte, en forma alguna, sin permiso del Partido
Acción Nacional. -----------------------------------Primera edición Junio 1997. ISBN-968-6302-53-0
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