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ETICA Y VALORES EN LA PRÁCTICA POLÍTICA

LUIS GONZÁLEZ MORFÍN, S.J.

CONTENIDO

CAPÍTULO 1:
VALOR MORAL

Introducción.
Valores culturales.
Moral crítica.
Valores naturales.
El bien humano.
Del ser depende el deber.
Jerarquía de necesidades y de valores.

CAPÍTULO 2:
LA ÉTICA POLÍTICA EN LA AUTORIDAD

Autoridad jurídica.
Autoridad moral.
EI bien común.
Comunidad de diálogo.
Capacidad de escuchar.
La normalidad ética.
Congruencia de vida.

CAPÍTULO 3:
LA ÉTICA POLÍTICA EN EL PARTIDO

Proyecto de sociedad.
Conciencia de servicio.
Capacidad de escuchar y dialogar.
Control de la afectividad.
Fomentar la amistad.
Evitar el activismo.

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PRESENTACION

A manera de renovación, buscamos largamente las oportunidades de


escuchar, con un buen planteamiento, fresco y claro como el agua de un
arroyo, las cosas en las que creemos. Buscamos entonces y propiciamos si
podemos la ocasión para ello. Tal es el caso de la serie de conferencias
magistrales que el padre, Luis González Morfín, sacerdote Jesuita. Impartió
a un grupo de capacitadores del Partido Acción Nacional el 22 de febrero de
1997.

Por gusto personal y conveniencia partidaria, invitamos al padre para que


compartiera con nosotros un poco de sus abundantes conocimientos en la
materia, sabiendo de antemano que nos sería de gran utilidad por su forma
didáctica y amena que acostumbra.

De hecho, advertirá el lector la forma sencilla, amable y profunda en la que


este pensador propone conceptos, los desarrolla y saca conclusiones muy
prácticas y muy humanas, muy útiles para cualquier persona, pero
especialmente para quienes tenemos en nuestras manos el imprimir un sello a
la formación de nuestros militantes.

La plática, en su conjunto, se divide en tres ámbitos:


1.- el valor moral,
2.- ética política en la autoridad y
3.- ética política en el partido.

La aceptación de que la política, como toda actividad humana, está sujeta a las
exigencias de la ética, como toda actividad humana, tiene sus consecuencias
inmediatas sobre la vida diaria de las autoridades, el partido y en la vida
personal de los militantes y dirigentes de un partido como Acción Nacional.

Sería egoísta y falto de responsabilidad con nuestros compañeros de partido,


limitar los alcances del planteamiento hecho al ámbito de la capacitación en
que fue generado. Nuestros capacitadores venidos de la República quedaron
convencidos de la bondad de las tesis expuestas; hasta llegar al propósito
personal de ahondar en ellas y convertirlas en modo de vida. Ellos llevarán el
mensaje, cursos y acciones de formación y capacitación. Pero conviene
favorecer el que este conjunto de mensajes y análisis del contexto en que se
viven los valores morales en política, sea conocido prontamente por muchas
personas dentro de nuestra organización política, como por muchas otras que
tienen inquietudes por estos temas.

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Así pues hemos preparado esta edición del material tanto en su forma de libro,
como en su versión de videocasete. Nuestra intención al hacerlo es no sólo
difundir el pensamiento, sino compartirlo solidariamente con nuestros
compañeros de lucha e ideales. Por ello es recomendable el uso de la versión
video en cursos o pláticas específicas, así como incluir este libro en las
bibliografías de cursos, ponencias y documentos del partido.

Deseo que el natural enriquecimiento de nuestro conocimiento de estos temas,


vaya acompañado de una sincera disposición de lograr la necesaria
congruencia entre lo que se piensa, se dice y se hace, tanto desde el campo de
la acción partidista como desde el campo de las acciones de gobierno que cada
vez en mayor proporción tienen que tomar personas emanadas de Acción
Nacional. Ojalá así sea.

México, D.F. a 13 de abril de 1997.

Federico Ling Altamirano


Director Nacional de Formación y Capacitación.

VALOR MORAL
CAPÍTULO 1

Introducción

Quiero agradecer de todo corazón esta oportunidad de compartir con


capacitadores y secretarios de capacitación de muchos estados algunas
reflexiones que me parecen muy importantes, esenciales, imprescindibles en
la tarea misma del partido. En estas tres charlas vamos a hablar de ética
política.
Yo creo que sin ética política, sin claridad para captar los valores morales en el
ejercicio de la política, y sin una opción fundamental de la voluntad y de la
afectividad para tratar de vivir esos valores, en el ejercicio de la política
ustedes estarían de sobra en el PAN.

Gracias a Dios tuve la fortuna de ser hijo de uno de los fundadores y me tocó ir
asimilando esto desde pequeño. Me tocó conocer muy de cerca a don Manuel,
a don Rafael Preciado, a Samperio, a Miguel Estrada Iturbide, todos
fueron gente con quien yo conviví en mi infancia, adolescencia y juventud.
Después me tocó conocer a ese gran hombre, extraordinario, a quien el PAN le
debe tanto: como fue, Adolfo Christlieb.

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Todos ellos, cada quien con su temperamento y su forma de ser, son de
verdad la personificación de la ética política, según los valores de Acción
Nacional.

Modelos sobran dentro de la historia del partido, desde estos gigantes hasta
los pequeños jefes de los pequeños pueblos, que han sido fieles a sus
convicciones y han entregado su vida por ellas.

La tarea de ustedes es muy importante, claro está que su labor como


impulsores de la capacitación no se reduce a la ética política, hay muchos otros
aspectos, y no los quiero menospreciar, pero considero que este punto de la
ética política es especialmente importante.

Vamos a comenzar en este primer rato de conversación con lo que podríamos


llamar una visión sintética, una mirada sintética, pero al mismo tiempo que
vaya al centro de todo, sobre lo que es el valor moral o ético, el bien moral o
ético en general, porque si esto lo tenemos claro, tendremos claro el valor
moral en política. Si no lo tenemos claro, lo que trasmitiremos son
obscuridades nada más.

Este tema de los valores está muy manoseado por muchos la- dos, creo que
ustedes estarán de acuerdo conmigo. Mucha gente habla de los valores,
escribe sobre el asunto, pero yo noto que hay una imprecisión, una variedad
lamentable, y que lo único que genera es confusión.

La interpretación que uno oye de los valores llamados de la excelencia, hablo


de algunas interpretaciones no de todas, son la verdadera glorificación del
egoísmo; importados de más allá de la frontera, crece en muchos muchachos y
muchachas el ideal del "number one"; ¡ah!, caramba, qué bonito, vas a ser el
"número uno", por qué, para qué, según qué brújula, qué finalidades,
etcétera.

Y de veras va uno a veces a centros universitarios y a conferencias, incluso en


instituciones eclesiásticas, y hay muchas variedades, y si hay variedad sobre lo
que es el núcleo esencial, de lo que es bien moral, de valor moral, pues de
variedades se siguen variedades, de imprecisiones se siguen imprecisiones, de
obscuridades se siguen obscuridades; en cambio, de claridades se siguen
claridades, de profundidades se siguen profundidades.

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Valores culturales

Todos nosotros, desde pequeños, sin darnos cuenta comenzamos a vivir en


estos asuntos, empezamos a vivir la llamada moral cultural o valores
culturales, es decir, la moral, que de hecho es vivida en una sociedad, en un
grupo, en una familia, en un partido, en un barrio, etcétera. Antes de pasar a
criticarla, a juzgarla, dentro de esa moral cultural vivimos los llamados valores
culturales. Lamentablemente, la gran mayoría de exposiciones, conferencias y
escritos sobre este asunto queda limitada a los valores culturales, a la moral
cultural, sin agregar más.

Y ¿qué son los valores culturales? Son las realidades consideradas buenas por
un grupo, una familia o una sociedad, y que en esos grupos, familias y
sociedades empujan a las personas a tratar de tomar en cuenta esos valores
culturales, cuando son considerados positivos, pero cuando son considerados
negativos se convierten en los antivalores culturales.

Por ejemplo, yo creo que en determinados niveles sociales, en un banquete de


bodas, difícilmente pondrían como bebida el pulque; en cambio, en otros
lugares lo ponen y es muy rico; pero yo, que vivo en el norte, si hablo de
poner pulque en un banquete me preguntarían: ¿qué es eso? Es decir, hay
zonas en las que beber pulque es considerado un valor cultural, en otras,
definitivamente no.

Hay grupos sociales económicos muy altos, en los que consideran un antivalor
el que una señora de alta sociedad repita un vestido muy elegante en dos
bodas diferentes y entonces para cada boda nueva tiene que comprar un
vestido nuevo, eso es un valor cultural, y ustedes saben que es verdad, ¡pobre
marido!; pero al mismo tiempo dice uno: ¡qué mente tan estrecha de esas
damas!, ¿qué no se dan cuenta de la miseria y del dolor humano de sus
hermanos?; eso es, de hecho, una moral cultural.

Y así podríamos poner muchísimos otros ejemplos. Uno más: en los


universitarios de, cierto nivel económico es un valor cultural muy aceptado y
promovido el ir los fines de semana a una discoteca y pasarla bebiendo,
fumando, bailando y a veces también salpicando con un poquito de humo
especial la reunión, y si no van casi lo consideran pecado de omisión, digno de
confesar; es valor cultural para ellos.

Eso que desde niños recibimos como moral cultural, sea en el campo, en la
ciudad, en Tepito, en las Lomas, en todas partes, ¿es realmente un valor
moral? Hay que dar el paso de considerar al ser.

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Moral crítica

Para responder esta pregunta, damos ya el salto a la moral crítica. El paso de


la moral cultural a la moral crítica. Por ejemplo, la moral cultural política en
México durante muchos años, ¿cuál fue?, pues para qué voy a votar o el que
participa en política se mancha las manos, o bien: es perfectamente legítimo
robar las urnas.

Recuerdo una anécdota tragicómica en Guadalajara: era un día de elecciones,


poquito antes de las nueve, ya todos cansados, y recuerdo que llegó un grupo
de gente del PRI a robarse las urnas. La jefa de la pandilla era una mujer, que
con pistola en mano dirigía la operación. Pero ahí no está lo cómico, lo cómico
es que ella les decía a sus compañeros: "dense prisa para poder llegar a misa
de nueve".

Moral cultural política, verdad, y así tantas y tantas cosas. Por ejemplo, hay
algo para mí terrible, que tanto daño ha hecho en los valores morales políticos
en México, y es aquello de considerar a un hombre como excelente
gobernante sólo por el hecho de haber pavimentado muchas calles, levantado
puentes en las carreteras, sin importar que haya robado mucho dinero
durante su gestión.

Moral cultural política... son cosas que van pasando, y la falta de una revisión
crítica de todo esto permite que sigan sucediendo.

Entonces, hay que dar paso a una autoridad moral crítica. Crítica supone
criterios, criterios para juzgar. Los dos elementos esenciales de una moral
crítica son los valores naturales, y propiamente los valores éticos o morales.
Aquí, para efectos prácticos, voy a tomar como equivalentes los valores éticos
y morales.

Valores naturales

¿Qué son los valores naturales? ¿Cuándo manejamos los valores naturales?
¿Qué conexión tienen con nuestra vida?, sencillamente no hay un momento en
nuestra vida en que no estemos manejando valores naturales.

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La moral cultural nos dice: considera esto bueno, búscalo, y para buscarlo
actúa de tal manera, o para evitarlo actúa o deja de actuar. Acciones u
omisiones, entonces se nos inculca una moral cultural y a veces sin mala
voluntad, es el proceso didáctico y pedagógico del aprendizaje humano, de la
familia: actúa de tal manera, haz este tipo de acciones.
Aquí está el núcleo de todo: la moral no está en las cosas, la ética no está en
las cosas, el valor ético y el valor moral no están en las cosas, están en las
acciones. Un ejemplo: todos nosotros tenemos en nuestro lugar un vaso con
agua. Este vaso y esta agua no tienen moralidad, no son ni buenos ni malos
moralmente, pero tienen valores naturales; incluso una botella de sabrosísimo
tequila Herradura reposado, el mayor don en licores que Dios ha hecho en
México, en sí, ¿es bueno?, ¿es malo? ¡No! Naturalmente hablando es muy
bueno, moralmente hablando es otra cosa.

La moralidad está en las acciones, nunca hay que hablar de cosas buenas ni
malas, es preciso hablar de acciones buenas y malas, de decisiones buenas y
decisiones malas, de actitudes buenas y actitudes malas, pero si somos
precisos podemos hablar de acciones moralmente buenas o acciones
moralmente malas, no de cosas moralmente buenas o cosas moralmente
malas.

¿Qué es valor natural? Son las capacidades que tiene cualquier realidad para
satisfacer una necesidad humana auténtica. Veamos: esta agua, ¿qué valor
natural tiene? Puede ser su capacidad de calmar la sed, de facilitarnos el aseo,
de preparar la comida, de fertilizar la tierra, etcétera.

La realidad es el agua, los valores naturales están en el agua, y así


podríamos poner muchísimas cosas que usamos en nuestra vida
continuamente.

Están ustedes escribiendo ahora, ¿cuál es la capacidad natural de su lápiz o


los valores naturales de su suéter?: de su lápiz, la capacidad para escribir,
de su suéter, protegerse del f río y dar un adorno digno. De un auto, ¿cuáles
son las capacidades naturales?: la capacidad de transportar, y así podríamos
abundar en muchísimos más ejemplos.

Pero, sobre esto de los valores naturales hay algunas cosas que es preciso
decir, porque de ahí depende mucho de los valores morales.

Primero, necesitamos conocer para qué son las cosas, porque ahí
descubriremos sus valores naturales. Es una bobada lo que estoy diciendo,
pero a veces las grandes verdades científicas dependen de bobadas.

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Necesitamos conocer para qué son las cosas. Descubrir su estructura interna,
fisicoquímica, mecánica, etcétera, y ahí descubrir para qué son.

Segundo, hay que usar las cosas para lo que son, en verdad usar las cosas
para lo que son.
¿Qué pasaría si viéramos de repente que dos compañeros comenzaran a
morder los vasos?, están usando las cosas para lo que no son. Las capacidades
naturales del vaso no son para que lo muerdas o que lo comas. Otro ejemplo:
si a la hora de la comida alguien se atreve a darnos tacos de lápices, no se
vale, ¿verdad?

Entonces, primero saber para qué son las cosas, aquí está el valor ético de la
ciencia: descubrir para qué son las cosas; segundo, usar las cosas para
lo que son.

Pensemos un rato, no nos podemos detener, pero abramos la puerta así como
para fecundar el pensamiento: la palabra humana, el hecho de poder hablar
oralmente o poder escribir. ¿Para qué es la palabra?, ¿usamos la palabra para
lo que es? Preguntémonos, ¿para qué es el dinero?, ¿usamos el dinero para lo
qué es?, ¿lo usamos para eso siempre? ¿Para qué es el cuerpo de un hombre,
de una mujer?, ¿usamos el cuerpo de un hombre y una mujer para lo que son?

Sin duda, hay una enorme cantidad de puertas, de reflexiones éticas,


comienzan a surgir a propósito de cualquier realidad, de todo: del vino, de la
comida, del automóvil, del adorno, del vestido, de todo. La ética abarca todo el
comportamiento humano.

Otro inciso sobre valores naturales: nada sirve para todo, todo sirve para
algo; esto tiene mucha importancia.

Como les decía, nada sirve para todo, por ejemplo: si nos dan un taco de lápiz
o si mordemos un vaso, pues no, porque no son para eso; la capacidad, los
valores naturales de esta realidad son limita- dos, porque son realidades
creadas, nos dan un buen servicio dentro de su limitación.

Por ejemplo: qué diría una de las mamás que anda por aquí si el día de su
cumpleaños o de su santo llegara uno de sus hijos, ya adolescente o joven, y
le diera como muestra de cariño un ladrillazo en la cabeza.
Ella le diría de inmediato: oye, hijo, ¿por qué me haces esto?, porque esa es
mi manera de felicitarte, le contesta su hijo. La verdad es que los ladrillazos no
sirven para felicitar.

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No porque yo lo diga o decrete que te voy a dar un beso con un topetazo de
coche a 60 km/por hora, pues no se vale, porque no es para eso.

Les pongo ejemplos ridículos, pero hay otros que no son tan ridículos. Lo que
les decía de la palabra, de la sexualidad humana, del dinero, de la autoridad, y
ya pasando a nuestro campo, ¿usamos o usan la autoridad para lo que es?,
¿para servir?, porque la autoridad es para servir, no tiene ningún otro sentido.
La usamos a veces como pretexto para actuar con prepotencia, para robar,
para la impunidad y para muchas cosas de las que la historia y el presente
mexicanos están llenos.

Muy sintéticamente, los valores naturales son las capacidades naturales que
están en las cosas y que pueden satisfacer cualquier necesidad humana; ¿en
dónde están?, en las cosas, en las cosas que usamos, absolutamente siempre.

Ustedes están usando montones de valores naturales y yo también; y como les


decía: no hay un segundo que no estemos usando valores naturales. En todo,
absolutamente en toda nuestra conducta, recuerden buscar para qué son las
cosas y usar las cosas para lo que son, y dentro de este usar las cosas para lo
que son, yo les decía: nada sirve para todo y todo sirve para algo.

Valores morales

Ahora bien, demos el paso a los valores morales. En primer término, antes de
preguntarnos qué son los valores morales, debemos preguntarnos ¿en dónde
están los valores morales? Están en las acciones humanas, en las decisiones
humanas, en las actitudes humanas, en las actitudes, con e, y en las
reflexiones humanas; ahí están los valores humanos, positivos o negativos, es
decir, el bien o mal moral están en nuestras acciones, el bien o mal moral
nosotros los vamos produciendo con nuestras acciones, el bien o mal moral no
existen antes de nuestras decisiones y acciones.

Lo que existen son las pistas para producir el bien, pero por des- gracia a
veces no las seguimos y producimos el mal; sin embargo, antes de nuestra
decisión y acción no existe el valor moral, lo producimos con nuestra conducta.
Esto es de una trascendencia muy bella, pero hasta cierto punto aterrador,
porque lo que está en juego a través de una decisión mía, el peso de mi
libertad es enorme.
El peso de mi libertad es enorme, por eso de lo único que le he reclamado a
Dios algunas veces en mi vida es que me haya hecho libre, porque el peso de
la libertad ¡qué grande es!; tomar decisiones tremendas, dice uno: "no, Dios,
mejor que venga un 'borrego' a tomarlas en mi lugar, me cambio con él";

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pues no, tienes que reflexionar, tienes que decidir y tienes que actuar; por eso
eres persona y nadie te va a sustituir, nadie.

Aunque no podemos agotar el tema, por el momento es importante que tengan


ustedes la nostalgia, el sueño, la gran ilusión de tener una conciencia moral
rectamente formada en general y en la política, sobre todo para que en las
circunstancias ordinarias de su vida ustedes reflexionen, tomen decisiones y
actúen bien sin necesidad de consultar a nadie, a base de una conciencia recta
y sincera; solamente en casos especiales, muy difíciles, pues sí convendría
consultar; pero aunque a ustedes les parezca increíble, ya a fines del siglo
XX y frontereando el tercer milenio todavía existen grupos de personas de
nivel económico alto, de nivel profesional alto en determinados aspectos,
pero de un enanismo ético lamentable que para saber si van a ver tal
película o tal espectáculo llaman elegantemente con su celular al padrecito
para consultar si pueden hacerlo, eso es pasmoso, pero existe; es decir,
tienen su cura de bolsillo, su monja de bolsillo y a veces su obispo de
bolsillo. Eso no se vale, porque entonces, ¿dónde está el crecimiento
humano?, es un enanismo ético y ético político terrible.

Insistimos: el valor moral está en todo eso que hemos dicho, pero ¿qué es
el valor moral?, es el uso correcto de los valores naturales; ojo con esto: uso
correcto de los valores naturales.

Si yo me tomo dos tazas de café, creo que es un uso correcto del café, pero
si me tomo un garrafón de café probablemente acabe con una nerviolera
incontrolable y un día hasta un infarto me dé. Mejor hago un uso correcto del
café.

Un ejemplo más. Vamos a un banquete, por desgracia mi capacidad de


garganta etílica es muy limitada, yo sé, no aguanto mucho bebiendo; allá
bebemos la cerveza Corona, yo cuando mucho tres Coronitas y ya; en cambio,
veo que hay otros que, Dios mío, me da una envidia, y lo mismo se diga de
las cañitas de tequila y todo eso, ¿verdad? Entonces, el uso correcto es beber
lo que tu organismo sea capaz de resistir sin que tu salud se dañe. No bebas
más allá de eso.

En el primer caso estás produciendo un valor moral positivo, si vas más allá
de lo que puedes resistir estás produciendo un valor moral negativo.
Observen ustedes: ¿puede haber una regla detallada, bien detallada,
universal para esto? No. ¿Vamos a publicar (si hay aquí uno o habrá aquí
pronto un diputado local o federal) que nadie puede tomar más de tres
Coronas extra, o que nadie puede tomar más de dos cañitas de tequila?

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No, porque no podemos sacar leyes universales detalladas; si son detalladas
no son universales. Ven entonces el valor moral, vuelvo a repetir el uso
correcto o incorrecto de los valores naturales, del agua, del vino, de la
comida, del coche, del cuerpo, de tu belleza, de tu palabra, tu preparación
profesional, de tus cualidades físicas, de otro tipo, de tantas y tantas cosas.

Como ven, la ética nos invade por todos lados, y digo ¡qué bello es esto!;
bueno, esto será porque mi doctorado fue de cuestiones éticas y morales y
me encanta el asunto.

Ahora bien, ¿qué significa el uso correcto de los valores? Vamos avanzando
poquito a poco: primero vimos en dónde está el valor moral, luego qué es
el uso correcto de los valores naturales, y ahora qué significa.

Significa, en primer lugar, usar las cosas para lo que son, ahí comienza
todo. Usar cualquier realidad para lo que es; por ejemplo, tú eres
presidente municipal, tu autoridad como presidente municipal ¿para qué es?,
usa las cosas para lo que son, comienza por ahí. Eres diputado federal, ¿para
qué?, ¿para hacer concurso de siestas sabrosas con otros colegas en las
curules? No. Entonces, ¿para qué? Usa tu investidura como diputado federal
para lo que es.
Ese es el primer elemento para el uso correcto de !os valores naturales: usa
las cosas y las realidades para lo que son; y segundo, aquí está otro punto
muy importante: usa los valores naturales para el bien humano, personal,
familiar y colectivo.
Repito, usa los valores naturales para el bien humano, personal, familiar y
colectivo. Aquí está la esencia de la ética, producir el bien humano, ser con
Dios, co-creadores del bien humano, personal, familiar y colectivo. Esto es
bellísimo, y esta es una tarea que comienza desde la familia, cuando los papás
van formando a sus hijos en el auténtico bien humano. ¿Verdad qué es
hermoso?, pero a veces ve uno cada disparate en los pobres papás.

Llevo toda mi vida dedicado a colegios y universidades, y una de mis


principales conclusiones de tantos años de educación es la falta de colegios
para papás, porque ¡hacen unas cosas!, nos entregan a veces a sus hijos
cuando ya están tan dañados éticamente que se dificulta saber por dónde
encaminar a este pobre chamaquito o chamaquita.

Bien humano personal, familiar y colectivo, fíjense ustedes lo que esto


significa: la realización de la vocación humana en toda su plenitud, la ética
nos va llevando a eso.

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El bien humano

Ahora demos el siguiente paso: ¿qué es ese bien humano?, ¿qué es esa
construcción humana? Como pueden ver, todo es una lógica. Paso tras paso.

¿Qué es esa construcción humana?: la satisfacción en ti, en los demás y en


mí de las auténticas necesidades humanas, ese es el bien humano.

Usar los valores naturales correctamente, es decir, produciendo valores


morales, de tal manera que satisfagamos todos y nos ayudemos a satisfacer
todos comunitariamente, familiarmente, personalmente, nuestras auténticas
necesidades humanas; ese es el bien humano, esa es la construcción humana.

Ahora bien, aquí es donde vienen desviaciones a veces más en la ciudad


que en el campo, pero ya también en el campo hay muchas deformaciones,
que le debemos sobre todo a la publicidad.

Nos hacen sentir como necesidades auténticas otras desviaciones que en


realidad no son necesidades, y les digo a veces a mis alumnos y a mis
alumnas en la universidad y en el bachillerato al ver su blusa, su camisa: está
muy bonita, te ves muy bonita, etcétera, a ver, si le pones un letrerito "Oscar
de la Renta", ¿qué le añade?, valor cultural, porque ¿acaso ese letrerito va a
protegerte más contra el frío?, ¿te va a adornar más?, ¿te va a volver más
guapa? No, lo único es que te van a cobrar el 300 por ciento más, porque tiene
ese letrerito, ¿sí o no?

Aquí tienen ustedes un caso muy claro de lo qué es el influjo de la publicidad y


del consumismo, que nos hace o que quiere crear en nosotros falsas
necesidades. Esto es muy importante tenerlo en cuenta.

Queda pendiente el punto de cómo distinguir las falsas necesidades de las


verdaderas, ya hablaremos de esto después.

Por ejemplo, para ustedes las respetabilísimas damas que están por aquí
cuántas veces ven y oyen en la televisión: "si usas tal tipo de tlapalería vas a
estar irreconocible, todos los hombres de la ciudad van a estar detrás de ti"; y
a nosotros nos dicen: "si usas tal perfume, mira el cacheteadero de muchachas
que se van a la banqueta por ti"; eso es falso, totalmente falso.
¿O tu valor depende de los metros que mida tu coche?, ¿sí o no?

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Esto es tremendo, sobre todo cuando los niños desde chiquititos viven en este
ambiente y cuando no hay en la familia un contrarrestar esto con cariño y con
firmeza; van creciendo con una idea desviada de lo que son las auténticas
necesidades humanas y toman como auténticas las falsas necesidades,
entonces entienden mal el valor moral, entienden mal el uso de los valores
naturales y se dejan guiar únicamente por la moral cultural.

Este es de los puntos que necesitamos reflexionar más, sobre todo ante los
medios de comunicación. No digo que todos los medios de comunicación sean
unos canallas, pero que han hecho un mal tremendo haciéndonos creer como
imprescindibles muchas cosas que no lo son, estoy convencido de eso.

Hace pocas semanas, en clases en la Iberoamericana de Torreón, tratando este


punto brincaron tres alumnas de diseño, pero como rayo. Ellas se dieron
cuenta del cuestionamiento que yo les estaba haciendo a su carrera, porque
mucho del diseño gráfico es publicidad, y dijeron: "es que estás cuestionando
la carrera, dime por qué la cuestionas, si en la carrera nos enseñan a producir
de tal manera los anuncios y la publicidad que manipulemos a la gente". Yo les
contesté: tú lo acabas de decir, no lo acabo de decir yo, ¡tú lo dijiste!

Fíjense en esto, por ejemplo para una autoridad política. Ocurre esto en
prácticamente todos los municipios, nuestros alcaldes, los presidentes
municipales de nuestro país que reciben muy poco dinero para ejercer su
servicio como autoridad. Por ejemplo, en Torreón estamos estrenando
presidente municipal panista, un estupendo hombre, Jorge Zermeño, pero él
y su equipo están sufriendo de verdad, es increíble: sin recursos, con todo en
contra.

Pero, ¿qué es más importante?, ¿que los pocos recursos que tienes los
enfoques a meter agua potable en diez colonias proletarias que no la tienen o
que en algunas avenidas céntricas o colonias ya de muy buena posición
económica pongas luces con farolas muy bonitas y que sueltan una luz muy
sofisticada? Esto nos llevó ya a la jerarquía de necesidades.
Tú, como autoridad, ¿qué dirías?, ¿qué es más importante?; claro que es
mucho menos brillante meter agua potable en colonias populares; en cambio,
lo otro sería apantallante.

Sin embargo, una autoridad debe tener muy clara la jerarquía de necesidades
de la cual se desprende la jerarquía de valores, y de la jerarquía de valores la
jerarquía de políticas, de acciones y de programas. Esto es importantísimo.

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Yo creo que uno de los grandes méritos del actual gobierno de Jalisco es que
prácticamente el 80 por ciento de su obra pública es en el campo, en zonas
rurales que estaban totalmente desatendidas con gente necesitada,
marginada, y ahora va uno a determinada zona rural y mira una escuela
nueva, un hospitalito nuevo y las calles bien arregladas.

Del ser depende el deber

Vamos a continuar, estábamos en que cuáles son las auténticas necesidades


humanas y cuáles las falsas necesidades humanas, porque de esto depende la
producción de auténticos valores morales.

Y aquí entramos a un punto que al principio les va a sonar un poco


abstracto, pero no se desesperen. Del ser depende el deber, es decir,
aplicado a las cosas, a las realidades que tienen los valores naturales: de la
idea que tengas de lo qué las cosas son y de para qué son va a depender la
idea que tengas de cómo debes usarlas, del ser depende el deber. Aplicado a
las cosas, de la idea que tengas de lo qué son las cosas y para qué son va a
depender la idea que te formes de cómo debes usarlas. Por eso la
importancia: volvemos a los valores naturales, saber para qué son las cosas
y usarlas para lo que son.

Ahora, esto mismo aplicado a las personas: de la idea que tengas de quién
eres tú como persona y quiénes son los demás como personas va a depender
la idea que te formes acerca de qué debes hacer para construirte a ti y
construir a los demás como personas. Esto es importantísimo, del ser
depende el deber. Dicho rápidamente, sin profundizarlo, de la antropología
depende la ética.

Pongamos un caso. Para la antropología marxista ortodoxa de los primeros


fundadores: Hegel, Feuerbach, Marx, Lenin, todos aquellos, ¿qué es el ser
humano?, es un hombre para la producción económica. Ese es el ser. ¿Cuál
será el deber del hombre?, producir.

Entonces, la relación afectiva no es, no está en el ser del hombre la


preocupación por la trascendencia ni la relación con un ser superior. Eso no
está en el ser del hombre, ¿por qué ha de estar en el deber?; y sin embargo,
cuántos hay que siendo cristianos o queriendo ser cristianos diciendo que lo
son, en este punto de vista o éste punto concreto, tienen una mentalidad
profundamente marxista: "yo soy para trabajar", "atender la relación
afectiva con mi esposa, con mis hijos", sólo sobras y migajas.

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Y la relación con Dios: una misa rápida, por vía corta, cada semana y nada
más para darle trámite al asunto. Y los alcohólicos, del trabajo... del ser,
depende el deber, de la idea que tengas de lo que es la política va a
depender la idea que te formes acerca de cómo debes actuar para realizar la
política. Viendo el ser brota la diferencia entre las falsas y verdaderas
necesidades.

El concebir al ser humano, con una estructura natural en la que están íntima e
inseparablemente mezclados lo espiritual y lo material, es muy importante
tenerlo en cuenta; tiene consecuencias políticas. Alguien, una autoridad que se
fija nada más en aspectos materiales y que no deja libertad (fíjense bien, no
estoy hablando de autoridades mochas y ahora "eres católico a
fuerzas") para el ejercicio de las convicciones religiosas está mutilando al ser
humano, en lo que es, somos espíritu y materia bien mezclados,
inseparablemente mezclados uno en el otro.
Así nacimos, no nos preguntaron cuando nacimos si queríamos ser así o no.
Por eso siempre hay que recordar que lo espiritual repercute en lo material y
lo material repercute en lo espiritual.

Hace unos días un muchacho se quejaba porque le había ido pésimamente en


su examen de Matemáticas IV, en la universidad, y decía: "ando más crudo
que nada, toda la noche estuve bebiendo en una juerga y ando pésimo del
estómago y con un dolor de cabeza fatal", y yo le dije que si en esas
condiciones quería sacar diez. Lo material repercute en lo espiritual. Todo
ese daño al organismo por el mal uso de los valores naturales está
repercutiendo en que a la hora de tu examen estuviste catastrófico y
reprobaste, bien reprobado, por tonto.

También lo espiritual repercute en lo material. Veamos: recibimos una noticia


que nos impacta mucho, tiene consecuencias materiales la alegría de saber
que ya aprobaste tu examen profesional; o bien, la alegría de saber que se
ganó un ayuntamiento muy importante: Guadalajara, Monterrey, Puebla
Torreón, etcétera, esto que es en principio de tipo espiritual, emocional, tiene
consecuencias materiales en el organismo.

Es obvio, de esta estructura brotan las auténticas necesidades humanas que


muchos las formulan así: conjunto de exigencias humanas, fundamentales
comunes y permanentes. Lo que antes llamaban ley natural. Por ejemplo, la
necesidad de una vivienda digna donde la familia esté no solamente protegida
respecto a las condiciones del clima, sino que tenga, por un lado, espacios
para su privacidad y, por otro, para la necesidad hospitalaria.

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Vivienda digna, la alimentación suficiente la necesidad de una comunicación
afectiva profunda, somos seres con espíritu.
Somos seres emotivos. Lo que se llama la intimidad afectiva, vivir en
ambientes de confianza, la necesidad de seguridad pública, de atención
médica, de vestido digno, etcétera; más o menos una docena, esas son las
auténticas; las otras no son necesidades reales, son necesidades artificiales
que la publicidad nos quiere inyectar a como dé lugar para que seamos
servidores del consumismo y para enriquecer a los grandes grupos
industriales y comerciales que nos quieren vender todas esas cosas.

Esto necesitamos tenerlo muy claro, y sería cuestión de tener tiempo para
llegar a un consenso de cuáles de estas exigencias humanas fundamentales
comunes y permanentes vivimos.

En lo personal, he vivido muchas experiencias con muchos grupos de


universitarios y de bachillerato, en que los muchachos viendo su propia
experiencia interna y viendo la experiencia humana que ellos observan,
llegamos a un consenso de 12 necesidades básicas. Hay consenso espontáneo
sobre diez, y entonces concluyen que la construcción humana depende de que
tú me ayudes a satisfacer estas necesidades y yo te ayudo a ti, ¿cómo?,
produciendo valores morales, usan- do bien los naturales. Estas son las
auténticas necesidades humanas, las que brotan de la estructura humana,
espiritual y material.

En cambio, otras cosas son enormemente artificiales. Por ejemplo, a nivel


económico, en el ámbito de la economía de un país, ¿qué es más importante:
que produzcamos coches de mucho lujo o que permitamos la importación de
coches de mucho lujo, o que garanticemos la alimentación básica del pueblo, o
que haya escuelas para nuestros niños, o que nuestros profesores estén bien
capacitados? Observen como todo nace del ser depende el deber. De la idea
correcta acerca de lo que eres va a depender la idea correcta de cómo actúas,
y aquí está la raíz de todo para el bien humano personal, familiar y colectivo.

Si yo digo que únicamente soy un ser viviente, zoológico, hecho para comer,
entonces, ¿comiendo ya te realizaste como persona? ¿Cuál va a ser tu deber?
¿Comer y nada más comer? sí, nada más comer. Y pensar que hay personas
que esto lo toman muy en serio, ¿verdad?, o beber o cosas así. Entonces, todo
lo que no está en el ser es artificial, es publicitario, no es una auténtica
necesidad humana.

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Jerarquía de necesidades y de valores

Y en esto creo que debemos tener muy claro otro punto: según la importancia
de necesidades es la importancia de los valores.
La jerarquía de valores depende de la jerarquía de necesidades, saquemos la
cuenta en esto para lo personal, para lo familiar y para lo colectivo.

Un caso muy claro, que me parece muy claro, un presidente municipal que
prefiere, con toda sensatez, poner agua potable en sus colonias proletarias y
dejar el alumbrado elegante para cuando se pueda. La jerarquía de valores
depende de la jerarquía de necesidades, y todo esto nace de lo que somos, del
ser humano. No es invento, no es artificio, no es publicidad. Es lo que somos,
es nuestra naturaleza, es nuestra estructura profunda. '

Pero también hay que ser flexibles, porque hay épocas en que tanto personas
como familias, como colectividades, pueden tener suficiente- mente satisfecha
una de estas exigencias, en cambio, con enormes carencias en otras; por
ejemplo, a lo mejor el mínimo de alimentación lo tienen suficientemente
cubierto, pero el mínimo de educación está en la calle, muy mal.

Entonces, yo creo que corresponde a la autoridad, consultando, escuchando,


etcétera, ir diciendo en este momento, dentro de este conjunto de exigencias
humanas fundamentales, comunes y permanentes, precisamente para facilitar
la construcción humana de personas, familias y colectividades, en este
momento voy a atender más esto porque hay otras cosas suficientemente
cubiertas; en cambio, éstas están totalmente descubiertas, y así, con
flexibilidad, según las diversas circunstancias, según los diversos desafíos y
necesidades que vayamos viendo por la observación sensata de la realidad, la
búsqueda de consensos, etcétera, iremos viendo ahora hay que atender esto,
esto otro.

Por ejemplo, yo pienso que actualmente en el país o en muchas ciudades del


país una de las exigencias humanas fundamentales que urge atender es la
seguridad pública, creo que estamos de acuerdo, porque todos hemos vivido
experiencias de asaltos, secuestros, de montones de cosas sumamente
serias, la impartición de la justicia o cosas de este tipo.

Entonces, yéndonos hasta el fondo, otra vez sintetizando todo lo que hemos
visto hasta aquí sobre valor moral, para luego pasar a la ética política en la
autoridad, el valor moral positivo es el uso correcto de los valores naturales;
el uso correcto, ¿qué quiere decir?, usar las cosas para lo que son y para
construir personas en convivencia, que estamos conviviendo.

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¿Qué es construir personas?, satisfacer las auténticas necesidades humanas
que brotan de nuestro ser, ese conjunto de exigencias humanas
fundamentales, comunes y permanentes, ahí está la producción del valor
moral en personas, familias y colectividades.

LA ÉTICA POLÍTICA EN LA AUTORIDAD


CAPÍTULO 2

El segundo punto, la ética política en la autoridad, si se habla de la autoridad


se habla necesariamente de la política.

Quisiera comenzar recordando una frase de aquel extraordinario Papa, que a lo


mejor ya lo tenemos un poco olvidado, pero que es uno que ha dado la mayor
aportación doctrinal para la vida política nacional e internacional, Pío XII, quien
dice: entre las actividades humanas más importantes, sin duda la más
destacada y la más noble es la vida política.

Y miren que a él le tocó la Segunda Guerra Mundial y participó mucho en la


formación personal y moral de los grandes reconstructores de Europa, después
de la Segunda Guerra Mundial, tales como: de Gasperi, Adenauer, Schuman,
en Bélgica, y otros muchos que fueron estupendos.

Ética política en la autoridad. Comencemos tratando de dar un poco de


precisión de lo que es la autoridad, la autoridad como persona, son quienes
ocupan diversos lugares, diversas funciones y diversos ámbitos de
competencia en la gestión del bien común (diputados, senadores,
gobernadores, presidentes municipales), esa es autoridad como personas.

Autoridad jurídica

Autoridad como derecho, lo que se llama autoridad jurídica, es el poder


moral, o sea, el poder según la moral de dar órdenes y prohibiciones para el
bien común del grupo del que se es autoridad: una familia, una escuela, un
hospital, una ciudad, un Estado, etcétera. Esa es la autoridad jurídica.

¿Qué es la autoridad moral?, es la capacidad de convencimiento, de arrastre,


de confiabilidad que tiene una persona por la calidad humana de su conducta y
por su preparación. Esa es la autoridad moral, representa la capacidad de
convencimiento, de arrastre, de credibilidad que tiene una persona por la
calidad humana de su conducta y por su preparación o capacidad.

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Por ejemplo, Gandhi muy pocos años de su vida fue autoridad jurídica, pero
¡qué autoridad moral tuvo!; Luther King, otro gran tipo; durante muchos
años. Mandela, en Sudáfrica, autoridad moral sin autoridad jurídica; y para
quienes somos creyentes, Jesucristo, quien nunca tuvo autoridad jurídica
en la sociedad judía, nunca tuvo autoridad jurídica de ningún tipo, pero tuvo
autoridad moral.

¿Cuál es el ideal?, el ideal es que quienes tengan autoridad jurídica, piénsenlo


muchos y muchas de ustedes, tengan también autoridad moral, que la calidad
de su vida, que la congruencia de su vida, el hecho de vivir los valores morales
y su preparación les dé tal capacidad de convencimiento, que digan: "a este
hombre, a esta mujer le creo, le creo y punto", y me atrevo a pensar una cosa
sin querer absolutizarla, sin querer decir que es lo único que cuenta, pero yo
creo que modernamente, por lo menos ante los jóvenes, y hablo de
universitarios y de bachilleres, campesinos de esa edad también, les pesa
mucho más la autoridad moral de la persona que el programa que se presenta
a la hora de una elección.

Lo acabamos de vivir ahora en Torreón, con Jorge, de una manera clarísima;


como me decía un priista después de la elección: "nos ganaron porque Jorge
hizo su campaña derrochando honestidad, visitando las casas humildemente,
derrochando honestidad; el otro sí, a lo priista, derrochando, y Jorge no, con
toda sencillez, y fue convenciendo, convenciendo, convenciendo".

Este punto hay que tenerlo muy en cuenta. En cambio, una autoridad jurídica
sin autoridad moral es funesta; cuál es el ideal: que envuelva su autoridad
jurídica en autoridad moral. Creo que en el país y en el partido hay personas
que están ahorita gobernando y que están dando ejemplo importante de todo
esto; yo pienso, es opinión mía, que Vicente en Guanajuato, Beto Cárdenas en
Guadalajara, son casos muy especiales de autoridad moral, aparentemente
hacen poco, pero llegan con la gente y los convencen que allí hay autoridad
moral.

Autoridad moral

Evidentemente que una persona con puesto político, con autoridad jurídica, si
tiene autoridad moral mucho más fácilmente vivirá y promoverá la ética
política. ¿Cuál es la ética política?, hay que distinguirla de otros aspectos que
más bien pertenecen a otros rumbos de la ética, también muy respetables; la
ética política nace del compromiso convencido, sincero, de entrega total para
promover el bien común, de ahí nace, lo que llamamos en moral la opción
fundamental, mi opción fundamental como mujer política es el bien común,

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mi opción fundamental como hombre político es el bien común, mi opción
fundamental de ahí nace, y mi bondad moral dependerá de mi promoción del
bien común dentro de mis limitaciones humanas; de ahí va a depender y de
ahí depende la santidad del político, ¡ah, sí, la santidad del político con el
"negro" Durazo!, ése no, pero hay otros muchos de los que sí podemos hablar
como verdaderos santos en política, además de los casos que les decía en
Europa y aquí en México.

En Europa hay uno que me impresiona muchísimo, ojalá puedan leer su vida
algún día, Giorgio La Pira, que fue alcalde de Florencia durante 16 años.
Toda esa zona siempre la dominó el Partido Comunista, menos a Florencia, y
en Florencia los comunistas votaban por La Pira como alcalde porque era un
hombre, sí, muy buen administrador, pero sobre todo con una autoridad moral
impresionante, su compromiso con los más débiles era conmovedor
verdaderamente.

Cuentan sus historiadores, sobre todo en tiempo de invierno, iba siempre a pie
desde su casa a la presidencia municipal; con bastante frecuencia La Pira
llegaba a su oficina sin saco, sin suéter y sin zapatos, porque en el camino se
había encontrado gente miserable que no tenía eso y sin la posibilidad de
conseguirlo.

¡Oiga! le decían, pero señor alcalde cómo llega así, y les respondía: "¿cuánto
tiempo va a tardar usted en traerme de mi casa otro suéter, otro saco y otros
zapatos, y cuanto tiempo tardaría ese hombre en conseguir zapatos, suéter y
saco?" Fue 16 años alcalde de Florencia, su autoridad moral era arrasadora.

Y creo que es lo que tienen que preguntarse muchos de ustedes; bueno, todos
son capacitadores y van a formar a mucha gente joven, algunos de ustedes
serán candidatos y van a formar candidatos, fórmenlos en eso, sobre todo.

A ver, ¿qué necesitas para tener autoridad moral?, ¿qué necesitas para tener
autoridad moral, en la promoción del bien común? ¿Tu gran pasión como
política y como político es el bien común?, y tu autoridad moral, ¿cuál será?,
porque no bastan solemnidades de soy senador, me siento en tal curul muy
elegante; pero ahorita te mandan a volar en eso de la autoridad moral, por lo
menos la gente joven necesita ver en ti congruencia, credibilidad, capacidad de
arrastre, y sería muy interesante que a la hora de capacitar ustedes dialogaran
e hicieran dialogar sobre todo a gente joven sobre; ¿cuál es la forma de
obtener autoridad moral a la hora de promover el bien común?

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Creo que es una pregunta tremendamente importante, porque sencillamente
está en convencer, arrastrar, hacer creíble la visión política del PAN, hacer
creíble lo que el PAN piensa sobre el bien común, hacer creíbles las grandes
inspiraciones doctrinarias del PAN, hacer creíble el proyecto de sociedad, los
principios fundamentales del partido, etcétera, basada en la autoridad moral de
ustedes, la autoridad moral de los candidatos; somos humanos, eso es un
hecho.

En varios de los puntos gobernados por autoridades del PAN ya han habido
casos, ustedes lo saben, en que lejos de haber autoridad moral hay una línea
más bien contraria y hay desprestigio.
Es la realidad, somos humanos, y no porque ustedes sean del PAN están
automáticamente canonizados, como dice mucho Efraín, mi hermano: todos,
incluidos los del PAN, somos pecadores standard, y a todos y a todas nos
puede llegar la tentación del poder político mal entendido, la tentación de
hacer trampas para enriquecernos, la tentación de la prepotencia, etcétera.
No hay que pensar que porque soy del PAN soy santo, ¡mentira! Más bien
cuestiónate, forma, promueve diálogos acerca de qué es la autoridad moral
en la política, ¿tú cómo la ves?, y hacer que la gente hable, no hay mejor
bibliografía que la propia experiencia, no hay mejor libro que la propia
experiencia.
Entonces, la ética política es promovida por personas y por autoridades
jurídicas con autoridad moral para lograr el bien común.

El bien común

Y, ¿qué es el bien común? Hace rato me preguntaba uno de ustedes si era sólo
cosas materiales o qué es el bien común. Veamos, el bien común es un
ambiente social en el que hay suficientes bienes y servicios materiales,
espirituales y culturales que le dan, le ofrecen a cada persona la oportunidad
de sobrevivir, crecer, mejorar y realizarse como persona humana y de ayudar
a otros a que hagan lo mismo, eso es el bien común.

Bien común es un ambiente en el que hay suficientes bienes y servicios


materiales, espirituales y culturales que le dan, le ofrecen a cada persona la
oportunidad de sobrevivir, crecer, mejorar y realizarse como persona humana
y de ayudar a otros a que hagan lo mismo. Eso es el bien común.
Pero la decisión última de aprovechar o no ese ambiente es de cada persona,
porque puede haber una ciudad, un estado, un país donde hay suficiencia de
bienes materiales, espirituales y culturales, y sin embargo una persona es un
perfecto baquetón y va arrastrando la vida con su etiqueta de teporocho

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incorregible, pues ni modo, es responsabilidad de él, no es responsabilidad de
la autoridad.

Algunos analistas, por ejemplo de la vida política en Canadá, todos pensamos


en Canadá como el país de los sueños; sin embargo, están muy preocupados,
porque como hay una abundancia verdaderamente notable de este tipo de
bienes y servicios hay muchísimos jóvenes mujeres y hombres que no van a la
universidad, que no trabajan, pero reciben su pensión mensual del Estado y se
dedican a la buena vida, a la bebida, a la droga, al destrampe sexual, y se
están hundiendo como personas. Aquí, más bien lo que habría que cuestionar,
es si de veras es para el bien común, que para ese tipo de muchachos de 22
años, de 25 años, el gobierno les dé pensión.

Yo creo que esto merece la pena un estudio muy serio, porque creo que es
tarea del gobierno el bien común. Sí, fulana de tal, aquí tienes todas las
oportunidades para ser persona, para crecer como persona. Tú también, fulano
de tal. Y a esto responden: "no quiero"; bueno, pues, "date en la torre" tú
solo, ni modo.
Creo que algunos de ustedes habrán visto una película reciente, estremecedora
pero al mismo tiempo muy bella por el fondo que presenta, me refiero a Adiós
a las Vegas, que trata sobre la decisión de un hombre de dejarse destruir, no
dejarse ayudar a pesar de que cuenta con todas las ayudas que él' quiera,
pues no.

En este caso entran otro tipo de situaciones y de problemas personales,


morales, religiosos, etcétera, donde el Estado no puede intervenir, la política
no puede meterse a las opciones religiosas de cada quien; no le toca a un
gobernador ni a un presidente municipal, al Senado o Cámara de Diputados
meterse a ese tipo de asuntos, yo te garantizo hasta ahí tu libertad religiosa,
ese es el bien común.
Vamos concretando conforme a todo lo que hemos visto antes. El bien común
consiste en que el Estado ofrezca a los ciudadanos esa abundancia de bienes
y servicios, y al mismo tiempo les dé educación para que usen de tal manera
todos los valores naturales que están en esos bienes y servicios; que los
usen de tal manera, que se construyan como personas y ayuden a los demás
a construirse como personas.

Muy bien, vamos a pensar cosas concretas: sería formidable que tuviéramos
en todas nuestras ciudades, pueblos, estados, etcétera, instituciones de
servicio público para la salud, creo que algunos van mejorando; otros, por
desgracia, están atrasados. Entonces, ¿cuál sería el bien común ahí promovido
por una autoridad política?, el uso correcto de los valores naturales,

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¿de cuáles?, la capacidad profesional de los médicos, buenos aparatos, buenas
camas, medicinas, capacitación de enfermeras, porque el uso correcto de todos
esos, de esos valores naturales va para dar toda esa atención de salud al
pueblo, ese es el bien común en aspecto de salud.

¿Cuál es el bien común en el aspecto de vivienda?, yo diría que según las


diversas necesidades, de acuerdo con los diversos climas; antes que todo es,
según los recursos que la autoridad tenga, estudiar cuál es el tipo de vivienda
que conviene, donde se garantice protección, privacidad y hospitalidad.

¿Cuál es el bien común en la creación de vivienda?, ¿crear esos gallineros?,


uno t ras otro, en los que te enteras hasta del estornudo de la vecina y, por
supuesto, de todos los pleitos conyugales sin necesidad de ver telenovelas.
Porque, por desgracia, casi todas las viviendas de interés social son gallineros
verdaderamente encarcelantes. Entonces, ¿cuál es el bien común para la
construcción de vivienda?, ¿cómo vamos a ocupar los valores naturales que se
necesitan para la vivienda?

¿Se dan cuenta por dónde va todo?, y ustedes como promotores de


capacitación, para gente que va a buscar el bien común, ¿pueden prescindir de
esto?, ¿pueden dejar de hablar de esto? Yo pienso que no, porque el bien
común, en el fondo, es el conjunto de bienes y servicios para satisfacer todo
ese conjunto de exigencias del que hablábamos hace rato; por lo tanto, hay
que usar bien las cosas para satisfacer esas exigencias y para que tengamos
ambientes donde la gente tenga la oportunidad de satisfacer sus exigencias y
vivan realmente como personas, ese es el bien común.

Ahora bien, ¿cuál es el bien común en educación?, ¿seguir alimentando una


situación donde los profesores parte de su tiempo lo gastan en reuniones
sindicales, en leer el periódico y en comer tortas?, y ¿cuánto tiempo dedican a
sus alumnos?

Hace algunos años, en una discusión con directores federales de es- cuelas de
gobierno, una directora nos decía con una sinceridad enorme: "mis profesores
no dan más del 20 por ciento de su tiempo a los muchachos, todo lo demás es
grilla y es perder el tiempo en otras cosas". ¿Eso es bien común? ¿Eso es usar
bien el tiempo como valor natural?

Hay que considerar otro punto muy importante y que a veces se olvida: la
capacitación permanente y progresiva de los profesores. Creo que esto es
sumamente importante.

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Yo no sé si aquí haya profesores o profesoras. Si hay... bueno, qué bueno,
pero a lo mejor lo que voy a decir no les va a gustar, pero lo voy a decir:
pocos sectores me he encontrado en la vida, tan reacios, tan resistentes a la
revisión y al cambio como los profesores. ¿Por qué? Quizá son problemas de
inseguridad, no tanto de inseguridad por capacidad, sino de inseguridad
económica. De que "si quiero crecer, a lo mejor el compañero tal o el líder
sindical tal me mete zancadilla y pierdo el trabajo". Mucho de la inseguridad en
el profesor es por no perder el trabajo.

Entonces, ¿a la autoridad educativa qué le toca para promover el bien común


educativo? Aprovechar todas las cualidades naturales de los profesores para
crear un ambiente de capacitación permanente y progresiva, incluso con
tiempo pagado, de tal manera que los profesores siempre estén lo mejor
preparados posibles, para atender a sus alumnos. Eso es el bien común:
utilizar bien el tiempo, utilizar bien las cualidades, utilizar bien el dinero,
instalaciones suficientes, etcétera.

Comunidad de diálogo

A mí me gustaría hacer una investigación para saber cuántos profesores


mexicanos conocen el método de la comunidad de diálogo del profesor
Mathew Lipman. El método, precioso, solícito, en el que propiamente ya no
hay clases, sino que el profesor es un guía para la comunidad de diálogo. Los
enanitos, los muchachos y los adolescentes se sientan en rueda, guiados por el
maestro, a dialogar sobre determinados temas. Están aprendiendo física, y el
maestro les dice: oye, ¿esto tiene que ver con la biología o la electrónica...?, y
esto, ¿qué tiene que ver? Con eso, ¿qué están haciendo esos maestros?,
sembrar ética, sembrar inquietud ética. Lipman tiene todo un conjunto de
novelas muy sencillitas, unas cuantas páginas, con unas cuantas letras, para
comenzar desde el último año de prescolar y terminar en universidad. En la
comunidad de diálogo, leyendo las novelas hechas por él y por su equipo de
colaboradores, los muchachos van descubriendo los auténticos valores y los
disfrazados antivalores. Bueno, si muchos países son capaces de organizar
esto, ¿por qué hay que partir en México de la base de que no somos capaces
de hacerlo?

A mí me ha tocado ver clases preciosas de chiquillos de primaria. Fíjense, a


partir de qué hecho, no me van a creer... llegaron, se sentaron en el suelo y la
maestra les preguntó: "¿qué hicieron en recreo?" Entonces, una niña le
contestó: "pues yo corté una flor", "¿y a quién se la vas a regalar?", cuestiona
la maestra, la niña responde: "no, a nadie".

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"Entonces, ¿para qué la cortaste?, ¿sólo por cortarla?". Y comienzan los
demás chiquillos, no la maestra: "oye, ¿tú crees que está bien cortar una flor
por cortarla?"

"¿Te gustaría que yo fuera a tu casa y cortara las flores y cortara todo?"
"No". "¡Ah!, ¿entonces por qué cortas las flores de aquí del jardín de la
escuela?

Fíjense, sobre el hecho de cortar una flor se torna una clase de reflexión, de
diálogo. Esta comunidad de diálogo ¿qué está formando?, pues una actitud
importante de ética ecológica.
¿No podemos capacitar a los profesores para esto?, para este método o para
otro. ¿Por qué siempre a la antigüita? Vemos profesores heroicos, a veces
tienen que caminar horas por sierras, por montañas, por senderos del desierto,
¡caramba!, ¿por qué no darles capacitación en esos medios?

Por ejemplo, algunos profesores de Torreón todos los días tienen que recorrer
hora y media en autobús y luego otra hora por una brecha para llegar a sus
escuelas. Es heroico. Y de regreso igual. Cinco horas diarias de transporte para
dar su clase, pasan gran parte del día en el transporte. ¿La Secretaría de
Comunicaciones sabrá eso? Se deberían idear sistemas para esto.

Entonces, el bien común es así de concreto. Por ejemplo, en la capacitación


de policías. Yo he tenido la fortuna, allá en la Ibero Torreón, de participar
en diplomados para policías. Créanme, han sido realmente comunidades de
diálogo, de las comunidades de diálogo más interesantes que he tenido. Ellos
reflexionaban a partir de sus experiencias, estábamos encantados ellos y yo. El
otro día, atravesando la ciudad de Torreón, que es muy pequeñita, me ven y
me saludan: "¡maestro!"

El otro día me pasó una cosa muy vergonzosa. Iba a mi clase por la tarde y
entonces pasé frente a una escuela con un clarísimo exceso de velocidad,
aproximadamente 70 km/por hora, afortunadamente no había niños en la
calle, ni nada, pero sí había un motociclista que había sido mi alumno,
"quiubo, padre", me saludó. "Híjole", y nada más el gesto de mi alumno de:
¿dónde está lo que nos enseñó? Reconocí que sí venía a exceso de velocidad,
nos despedimos y se fue.

Todo esto se va hilando, todo esto forma parte de un todo. Cuando oye uno a
los policías que estamos tan acostumbrados a maltratarlos, pero cuando uno
conoce las experiencias que tienen, los riesgos que corren, los reos que
persiguen, dice uno:

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"con razón se forman ese carácter, vamos a escucharlos, no veo otra manera".
Uno nos comentaba que al participar y defender un banco en un asalto, hace
unos años, por desgracia en la balacera murió un sujeto. Ustedes saben que en
la policía de Torreón no hay ningún abogado para defenderlos, ninguno.
Y son gentes que arriesgan su vida por sueldos de hambre. Bueno, le
pregunté: ¿cómo le hizo?, y me contestó: "pasé ocho meses en el sótano del
ayuntamiento". Así podemos extendernos en todo lo que es el bien común.

Quise comenzar hablando de cosas concretas, tan concretas, para ver que el
bien común no es hablar del sexo de los angelitos, ni cuál es la pista de
aterrizaje del Espíritu Santo. Cosas bien concretas: cuáles van a ser los
sistemas parlamentarios, los reglamentos del Senado, los reglamentos de la
Cámara de Diputados, etcétera; según los diversos niveles de la autoridad para
promover el bien común, como autoridad jurídica con autoridad moral.

Entonces, el bien común, ¿qué tan grande es?, tal y como son las necesidades
humanas. Según la extensión de las exigencias humanas es la extensión del
bien común, así de sencillo. ¿Con cuáles métodos?, buscar las circunstancias y
necesidades de cada momento. No es lo mismo el bien común, las exigencias
concretas del bien común en un momento determinado, lo mismo en León, que
en Aguascalientes, que en Guadalajara, ¿verdad?

Capacidad de escuchar

Lo que ciertamente creo que es muy importante en Acción Nacional, también


en esta charla, es que la autoridad sea capaz de escuchar. Yo creo que una
parte de la autoridad moral de quien tiene un puesto, es decir, del que ejerce
autoridad jurídica, es su capacidad de escuchar, que parte con toda sencillez
de esto que es una realidad, como que dos más dos son cuatro.

Yo no puedo captar todos los problemas sociales, para eso hay un equipo,
para eso hay Cabildo en los ayuntamientos, para eso hay un grupo de
diputados de Acción Nacional y un grupo de senadores de México; para eso
hay un gobernador con su Consejo, etcétera, solamente así se pueden captar
las exigencias humanas más urgentes en un momento determinado y elaborar
las políticas para los nuevos pro- gramas, y después las etapas para ir
recorriendo hasta los grandes bienes y servicios que satisfagan esas
exigencias.
Yo no sé si hayan sido autoridad o algunos de ustedes lo sean, quizá lo van a
ser y van a formar gente que seguramente se va a presentar como candidato a
un puesto. Uno de los puntos más importantes para que captes las exigencias
humanas de tu pueblo es tener un Consejo, un grupo formado, bien variado,

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a lo mejor se va más allá o más lejos de lo que es la mera constitución formal
de lo que es formar un Cabildo; no es que menosprecie el Cabildo ni mucho
menos, quizá se necesite algo mayor: escuchar, no sólo captar las exigencias,
sino luego trasladarlas a planes, etcétera.

Con respecto a esto, me viene a la memoria un texto extraordinariamente


bello de la Biblia, 1-Reyes 3,5-14 Es un diálogo muy bonito entre, Yahvé y
Salomón. Salomón era un joven rey, y era tal que todo su reino estaba en
paz, solamente había algunas batallas fuera, pero no muy importantes, que se
vivía en unión y tranquilidad. Entonces, nos presenta un diálogo entre Yahvé
Dios y Salomón, y Yahvé le pregunta: "¿qué quieres que te regale?, porque te
quiero ayudar a gobernar tu pueblo, ¿qué quieres que te regale?" Se queda
pensando aquel hombre joven, de unos 30 años, y dice: "armas, soldados,
arcos, no, eso no". Yahvé insiste: "bueno, pues, ¿qué quieres entonces que te
regale?" Aquel hombre sé quedó pensando y dice Dios: "ándale, dime qué
quieres: gemas preciosas, alfombras elegantes, palados, grandes comidas". Él
contesta: "no, tampoco quiero eso, tampoco quiero eso". "Entonces, ya dime
qué", y Salomón, después de pensar un rato todavía más largo, le hace esta
hermosísima petición: "dame la sabiduría, es decir aquí lo bonito, un corazón
capaz de escuchar a mi pueblo para poder guiarlo". Fíjense lo que le pide, no le
pide una inteligencia extraordinaria, sino, ¡un corazón capaz de escuchar a mi
pueblo para poder guiarlo, porque solamente así puedo guiarlo!

Si desde un principio la autoridad no escucha con el corazón... miren, Dios los


libre a ustedes de la burocracia. Con todo cariño, pero una de las cosas
lamentables de algunas oficinas de las curias romanas del Vaticano es que
opera así, como la burocracia; hasta para poner una papeleta necesitas
consultar cinco tipos, qué dices: "no puedo aquí".

No perdamos el hilo, para realizar el bien común se necesita captar las


necesidades, elaborar políticas, programas, etapas, objetivos, todo eso de la
planeación. Pero antes que nada, captar las necesidades, para eso dijimos, un
Consejo y la sabiduría entendida como la entendió Salomón: dame un corazón
capaz de escuchar a mi pueblo, para poder guiarlo. Por lo tanto, si vas a ir a
un pueblito donde te vas a encontrar a don Goyito, un viejo campesino que
todavía está con el arado para tener los jitomates, escúchalo con el corazón.
No con supertécnicas modernas de oficina, ¡primero con el corazón! O si vas a
un albergue de niños abandonados, de niños de la calle, ¡escúchalos con el
corazón!

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Yo no sé si alguno de ustedes esté trabajando en un DIF. Esto es
importantísimo, el DIF que yo conozco, que tengo la suerte de conocer, es el
DIF de Torreón, formado por un tipazo impresionante, muy bueno, donde
precisamente la nota común de este tipo es ¡que a todo el mundo lo escucha
con el corazón!, los trata con cuidado, con tal respeto y delicadeza; sí toma en
cuenta los problemas, pero además escucha con el corazón.
Bueno, esto es lo que yo les quería decir sobre la ética política en la autoridad,
se conecta claramente con lo que hemos visto del valor moral y de las
exigencias humanas fundamentales.

La normalidad ética

Partiendo de lo que es la moral cultural, de hecho hay muchísimas personas


que se quedan en esa etapa y nunca dan el salto a la moral crítica, y entonces
van guiando su vida por afirmaciones como ésta: "bueno, pues qué
importancia tiene hacer esto, hay que hacerlo, es normal, todo el mundo lo
hace, ¿no?, pues vámoslo haciendo también nosotros"; o bien, "si te pones a
vivir según los valores en los que crees, no, pues estás amolado"; es decir, es
como ir en sentido contrario en el periférico; imagínense ustedes, ¡sentido
contrario en el periférico!

Bueno, yo creo que lo primero que hay que decir es: la normalidad estadística
no es lo mismo, nunca será lo mismo, que la normalidad ética. Y de la pura
normalidad estadística no puede nacer la normalidad ética. Es decir, la
bondad moral de las acciones no depende de la frecuencia con que se repitan
las acciones. Hay acciones muy repetidas que siempre serán destructivas y
siempre serán inmorales. Estadísticamente son normales, éticamente no son
normales. ¿Por qué? Porque son destructivas de las personas, aunque sean
muy repetidas.

Por ejemplo: la ilustre institución de "la mordida" en México es normal


estadísticamente, pero éticamente no es normal. El adulterio... ¿es normal
estadísticamente? Pues sí, por desgracia sí, pero éticamente no. El robo, las
tranzas, las triquiñuelas, pues no sólo dentro del gobierno, sino también dentro
de la iniciativa privada. No nos hagamos ton- tos, tanto en el gobierno como
en la "honorable" iniciativa privada abunda la corrupción. ¿Es normal?
Estadísticamente sí, éticamente no. Las cosas claras, ¿no?
Creo que hay una zona del país, geográficamente pequeña, no recuerdo si está
en Oaxaca o en Chiapas, no es todo el estado, por supuesto, en la que el 95
por ciento de las personas están ciegas por cáncer, cáncer en la vista no
atendido a tiempo. ¿Es normal? Estadísticamente sí, desde el punto de vista
de la salud no, ciertamente no.

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¿Cuántos nos mueren de hambre diariamente en el mundo?
¿Estadísticamente es normal? Sí. ¿Éticamente es normal? No.
Esto, que quede claro.

Entonces, el hecho de que: "¡ah!, pues todo el mundo lo hace", de que mucha
gente repita acciones, no constituye un criterio moral. La acción que "todo
mundo hace", ¿es constructiva o destructiva de personas?, ¿satisface o no
satisface las exigencias humanas auténticas? Esa es la pregunta que hay que
hacerse. Porque, fíjense, si no al rato llegaríamos a una conclusión muy
folklórica y trágica: la injusticia repetida, se convierte en justicia; la mentira
repetida, se convierte en verdad; el fraude repetido, se convierte en
honestidad; el adulterio repetido, se convierte en fidelidad. No puede ser.

Congruencia de vida

Bueno, entonces, ¿vas a chocar en sentido contrario en el periférico?, a lo


mejor sí. No voy a ser ni el primero ni el último. Hay muchos que por ser fieles
a lo que creen han chocado en sentido contrario en el periférico. Entonces, es
justo que choquemos juntos, ¿no? Que de veras nos apoyemos en lo que
creemos, tanto en los valores morales en general, como en los valores morales
aplicados a la política. Recordemos que hubo un Señor que hace dos mil años
se dio un trancazo terrible en el periférico, pues sí. Entonces, hay que ser muy
realistas, porque el querer vivir conforme a lo que creemos nos va a producir
muchos choques.

Yo me pregunto, o mejor dicho, tengo mis dudas acerca de la profundidad y de


la congruencia ética y religiosa de personas que nunca tienen dificultades. Que
a todo mundo le dan por su lado para quedar bien, "cómo no, es usted una
monada".

Amanecen como Santa Teresa de Jesús, comen como lrma Serrano, cenan,
pues, como alguna de las compañeras del subcomandante Marcos. Así es, ¿no?
Es la realidad. Pues, ¿qué autoridad moral? No hay autoridad moral.

Necesitamos ayudarnos a ser congruentes, porque es muy duro chocar, chocar


y chocar. Que sepamos que dentro del partido tenemos un grupo de gentes en
donde podamos decir: "yo puedo ser yo mismo o yo misma", llegar a "soltar"
el cuerpo, a "aflojar", a desahogarme, a decirle a alguien: "ando que me lleva
la trampa", ¡ayúdame!, porque tú crees lo mismo que yo y porque, ¡caray!, es
"rete" difícil esto.

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Yo creo que es de las cuestiones de las que deberíamos preguntar- nos más
como partido: qué tanto nos apoyamos en seguir creyendo a fondo, con alegría
y con entusiasmo, en medio de tantas dificultades, de tantas contradicciones,
en todos esos valores que dan sentido a nuestra vida personal y política.

Otra pregunta que va más o menos por aquí: puede haber, y de hecho hay,
personas en situaciones, digamos, irregulares familiarmente,
matrimonialmente, y que se acercan al partido y aspiran a puestos de elección
popular como candidatos, etcétera. Bueno, yo creo que este asunto es
sumamente delicado. Es como también, en otro grado, el caso de personas en
situación semejante que se acercan a dar clase en nuestra (Universidad
Iberoamericana), por ejemplo. Yo creo que hay que estudiar, por un lado con
firmeza, por otro lado con comprensión, cada caso concreto.

Conozco varias situaciones de muchachas, mamás solteras que tuvieron etapas


difíciles, una etapa difícil en su vida; pues sí, cometieron algunos errores, pero
después han rectificado. Son extraordinarias como mamás. Y en todo el
conjunto de su vida son francamente irreprochables.
Yo me pregunto, ante estas personas: ¿qué hubiera hecho Jesucristo? A quien
me hizo esta pregunta yo le respondo: "Y los que estemos limpios de pecado
que tiremos la primera piedra". Puede haber gente que tuvo una mala época,
somos humanos, ¿no? Hay que meter la pata con serenidad y sacarla con
elegancia. Pues sí, ni modo, ¿verdad? Qué le vamos a hacer: el tropezón,
algunas acciones incongruentes. Yo me atrevo a decir, por lo menos en
pequeño, como que son parte constitutiva de la historia de todas las personas.
Pero de todas maneras hay que estudiar cada caso concreto, pues si fueron
personas que antes tuvieron sus momentos difíciles, pero ahora son
irreprochables, bueno, pues, ¡caray!... si Dios da tantas oportunidades,
¿nosotros qué?, ¿nosotros qué?... Aquí entra otro tipo de visiones que hay que
tener en cuenta, según pienso.

LA ÉTICA POLÍTICA EN EL PARTIDO


CAPÍTULO 3

Recuerden el hilo que nos está conduciendo. La opción apasionada, la opción


fundamental por el bien común, tal como lo hemos entendido, sobre todo en la
charla anterior. Ese es el fundamento de la ética política, lo hemos visto desde
el punto de vista d€ la autoridad.
Ahora, vámoslo viendo desde el punto de vista del partido. El primer
compromiso ético político de alguien que aspira a dar un servicio a México
buscando el bien común desde el PAN, es conocer qué es el PAN, conocer los
Principios de Doctrina, conocer a los fundadores, conocer los grandes escritos.

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Perdónenme si les digo esto: ¿tienen ustedes idea de la riqueza
sensacional que hay en los escritos del PAN? ¡Es increíble!... incluso están
viniendo a estudiarlos investigadores de otros países: de América del Sur y
hasta de Europa. Y nosotros, ¿los conocemos?: "Humanismo Político", y la
serie de diez libros publicados por Editorial JUS, que escribió mi papá, don
Efraín González Luna, y todo lo que escribieron don Manuel Gómez
Morin, Rafael Preciado Hernández; los libros que escribió Adolfo
Christlieb lbarrola, etcétera. ¿Los hemos leído? ¡Son una verdadera delicia!
Yo diría que parte de la capacitación puede ser sencillamente: si nos vamos a
juntar con 40 personas en Villahermosa, por ejemplo, vamos a comentar
juntos cuatro capítulos de tal libro, seleccionados bien. Y ahí tienen ustedes
material inagotable.

Proyecto de sociedad

Creo que es el primer compromiso político: conocer qué es el PAN y decir, ¿de
veras me comprometo con todo esto?, sí o no. Porque fíjense, en el fondo, y
esto es sumamente grave, sumamente importante, en los Principios de
Doctrina y después ya dentro de cada campaña, en las plataformas, en los
programas, en las planeaciones estratégicas, en lo que dicen los candidatos,
etcétera, lo que hay ahí es un proyecto de sociedad que está en juego. Un
proyecto de sociedad, con toda la seriedad que esto supone.

Es decir, cuál es el proyecto de sociedad en el que yo creo; a lo mejor alguna


o alguno, con toda humildad dice: "¡ay, chispas!, nunca me había hecho
esta pregunta"; primer paso: ¡qué bueno que lo reconoces!, muy bien. Lo
reconoces. Segundo paso: ponte a estudiar y a reflexionar. ¿Qué es esto del
proyecto de sociedad? Es un tema muy amplio, pero solamente voy a dar
unos cuantos rasgos de lo que es el proyecto de sociedad. Por ejemplo, para
mí, cada quien hágase esta pregunta: ¿cómo debe ser, en lo fundamental,
en el país, la combinación de estos dos procesos: producción y distribución del
ingreso? ¿Cómo? ¿A qué aspiro? ¿Por qué quiero luchar?
¿O me da igual cualquier tipo de distribución de ingreso? ¿O me voy por la
teoría neoliberal?: los más listos, que se apoderen de las Casas de Bolsa;
ellos se enriquecen, mientras los demás, por una especie de neodarwinismo,
la naturaleza los va eliminando por débiles y por inútiles.

En 1995 hubo un Congreso en el Tecnológico de Monterrey, Plantel


Guadalajara, en el que un investigador chileno, profesor de ahí, presentó un
artículo terrorífico. Se llamaba "Los seis Méxicos de México"; hablaba de los
seis estratos de ingreso en el país, esto hace dos años.

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Para no detenerme en los seis, sino sólo en los extremos, voy a hablar de lo
que él llama el "México de los príncipes'' y luego el "México de la
hambruna".

En el "México de los príncipes", que no llega a dos mil familias, hablaba de


los ingresos mensuales de esas personas, de esas familias. Y el promedio
mensual en cada familia, en ese México de los príncipes, es de, ¡150 millones
de dólares!, de ¡dólares!, no de pesos. Y en el "México de la hambruna",
que abarca aproximadamente el 18 por ciento de la población, el promedio
diario de ingreso por persona es de, 1.60 pesos.
Esa es la realidad, a ver: ¿quiero ese proyecto de sociedad?

Eso, en cuanto a uno de los puntos de la economía: producción y distribución


del ingreso. Bueno, ¿y cómo le vamos a hacer como partido para ir mejorando
esto? ¿O no nos importa? Evidentemente que importa. Es terrorífico esto. Y
eso tiene conexión con un aspecto mundial que veía hace poco en un informe
anual del PNUD, o de una de las organizaciones de la ONU, de la lucha mundial
contra la pobreza. Fíjense, en todo el mundo hay corno dos mil personas que
controlan poquito menos del 80 por ciento de la riqueza del mundo. ¡Caray,
pues cómo no va a haber violencia! Tiene que haber violencia; yo no digo que
sea la solución, pero sí es el desenlace.

Bueno, ahí tienen un elemento sobre el proyecto de sociedad.


¿Qué dice el PAN sobre eso? ¡Muchísimo! Sobre educación, la combinación
entre familia, escuela, gobierno, con el Principio de Subsidiariedad. Respeto a
la libertad de los padres de familia, la educación religiosa en escuelas
particulares, la prohibición de la educación religiosa en escuelas de gobierno...
¿Qué dice el PAN al respecto? ¿Qué quiero yo? En la administración de la
justicia, en la seguridad pública, en la administración de la salud, etcétera, y,
pues nunca acabamos si le seguimos, ¿verdad?

Eso es lo que se llama un proyecto de sociedad. Y de los Principios de Doctrina


nace el proyecto de sociedad que se va aplicando, según las diversas
circunstancias, en los diversos programas políticos de las campañas en
tiempos diversos. No puede ser lo mismo el programa político de 1939, cuando
comenzaban, a lo que es ahora. Pues no. ¡El programa político no, los
Principios de Doctrina sí! Los grandes principios inspiradores siguen siendo
válidos. Ahí es donde necesitamos empaparnos. Por eso les decía qué es lo
primero, el primer compromiso ético fundamental: ¿conozco al PAN?

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Hace un rato platicábamos sobre asuntos semejantes entre varios de
nosotros. Yo me acuerdo de los primeros tiempos en que... ¡caramba!, ¡cómo
costaba trabajo conseguir personas que aceptaran candidaturas!...

Me acuerdo de mi papá como presidente del Comité Estatal en Jalisco, para él


cada elección era un verdadero calvario: visitar, animar, rogar, hasta que se
formaba la planilla, municipal o para diputados o senadores, etcétera. En
cambio ahora...

Recuerdo aquella frase sapientísima de Adolfo Christlieb... no digo todas sus


palabras porque tenía un vocabulario bárbaro... yo digo que lo que tenía de
simpático, de sabio y de santo lo tenía de mal hablado...

Una vez se presentó, me lo contó mi hermano Efraín, que iba con él, con Díaz
Ordaz, que era presidente, y le dijo:

-Los felicito, hijo de tal por cual...


-¿Por qué? -pregunto Díaz Ordaz...
-Porque ya encontró usted la forma de corrompernos desde dentro.
-¿A qué se refiere?
-¡A los diputados, de partido!
Fíjense qué grave: “¡ya encontró usted la forma de corrompernos desde
dentro! “Y ustedes saben perfectamente que hay gente que dice: "Ah, no, yo
diputado, candidato a diputado para una candidatura de mayoría, ah, no, yo
no, a mí dénmela de plurinominal" ¿No? Ustedes saben que es verdad esto. No
estoy exagerando. Y cuántas de las gentes que están llegando ahorita al
partido no tienen ¡ni idea! de lo que es el partido. De veras. Ven el momento,
olfatean el momento en que el PAN va a ganar en tallado, se meten. Yo no sé
cómo le hacen; ganan la candidatura, ganan la elección y... ¡Dios mío!, llegan
al Congreso local, y ¡no rebuznan porque no tienen pauta!

Yo le preguntaba a Federico Ling hace rato, ¿no será necesario urgir en el


partido el que el CEN y la Asamblea Nacional pongan ciertas condiciones
mínimas para las candidaturas?, porque yo creo que hay algunos que con
dificultad leen las tapas del Corn flakes y casi, casi, firman con la huella digital.
De veras que es penoso. ¡Esto no puede ser!

Recordando la frase de Felipe Calderón (actual presidente nacional del partido)


de que ¡cuidado con ganar el gobierno y perder el partido!, por aquí
comienza. ¡Conozcamos lo qué es el PAN!

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Y eso les toca mucho y muy directamente a ustedes, capacitadores y
responsables de la capacitación. Y recuerden lo que decía hace rato de las
comunidades de diálogo: si van a un grupo donde hay tantas personas,
faciliten el diálogo; por ejemplo: sobre este aspecto, que es parte del proyecto
de sociedad, ¿qué piensas?... vamos a dialogar: ¿qué es el partido?, aquí está;
¿sigues o no sigues?, adelante... opta... ¿te convence o no te convence? Pero
no "nomás" me aviento porque, pues... "a lo mejor me toca".

No, eso no. Para mí eso es profundamente antiético. Es engañar a la gente, es


engañar al partido, a la gente del partido y a la gente de fuera del partido. Yo
creo que si pudieran, varios de los fundadores se presentarían con un
machete para cortar la cabeza de no pocos.

Conciencia de servicio

Este es el primer punto y el más importante de todo, porque de ahí depende el


proyecto de sociedad por el que quiero o no quiero luchar. Así de sencillo.
¡Infórmate! ¿Te convence el proyecto? ¡Órale, éntrale, comprométete! ¿No te
convence? Tienes todo el derecho de no comprometerte. ¡Pero ya!

Otro punto muy importante que veo como elemento de la ética política en el
partido es la conciencia, la convicción, de que ser autoridad, tanto en el
partido como en puestos de elección popular, es servicio. Es servicio, no es
prepotencia, no es charolazo. No vale la pena que el PAN le abra la puerta a
priistas vestidos de azul. Hay que ver eso con toda claridad. Conciencia para lo
que es el bien común. Y eso que hay pautas muy claras para servir al bien
común, por ejemplo, todo lo que hemos dicho para servir al bien común,
tanto dentro como fuera del partido. La conciencia de servicio.

Y como les decía, aquellos hombres eran geniales. A mí me tocó muchas


veces, desde muy niño, acompañar a mi papá a sus conferencias de los
miércoles en la noche; nunca fallaba él a platicar con un grupo de obreros en
la calle de Jarauta, me acuerdo del nombre de la calle, en el entonces
pobrísimo sector Libertad, de Guadalajara. ¡Y no fallaba! Y aquel brillante
abogado de Guadalajara, a las 19:00 horas estaba con sus obreros. Nos
llevaban '11hermanos y a mí, "conozcan la realidad de los trabajadores,
escúchenlos, vean cómo ven la vida ellos". Conciencia de servicio.

Y Adolfo Christlieb, todos los sábados en la tarde, ¡toda la tarde!, se iba a la


Magdalena Contreras, a la parroquia, ¿saben a qué?, a enseñar catecismo a
niños para la Primera Comunión. Todo un Adolfo Christlieb.

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O sea que tenían esa conciencia profunda. Por un lado, el servicio, por otro, el
contacto con el débil, el servicio al débil. Nada de sentirse grandes señorones
intocables. ¡No!, no había eso, para nada, entre esas gentes.

Ganas de qué, yo no sé cómo, a quien aspirara a entrar al PAN, hubiera


forma de ponerle un test sobre su actitud y preguntarle: ¿de veras quieres
servir? o ¿eres un "yupi" que olfatea hueso?

Yo creo que hay cosas en las que es preciso ser muy firme. Y si es necesario,
hacer aclaraciones por el bien del partido y por el bien de México. Si no se
hacen aclaraciones, ¡cuidado! porque podemos perder el partido.

Capacidad de escuchar y dialogar

Hay otro punto elemental dentro de la ética política en el partido: la capacidad


de escuchar y la capacidad de diálogo entre los diversos miembros del
partido, en un Comité, en una ciudad, etcétera. "Yo no hablo con fulanito o con
fulanita de tal porque me revienta. Y cualquier proposición que venga de él la
rechazo... Oye, a lo mejor es algo muy sensato, muy valioso... Pero viene de él
o de ella... sí, ¿y qué?" Eso es pensar con el hígado o con la hormona, pero no
con una opción fundamental por el bien de México. Capacidad de escuchar,
porque si tú y yo tenemos dificultades por otros aspectos, voy a hacer el
esfuerzo de tratar de ser tan imparcial y a la hora de que tú propones algo,
voy a tratar de ver las razones que tienes.

Que no se nos meta en el partido una mentalidad muy mexicana: "si reconozco
que tú tienes razón, me ganas; ah, ¡y no me ganas!". ¿Tienes razón? "Oye, te
agradezco la parte de verdad que tú tienes y que yo no tenia, y que me acabas
de entregar". ¿Perdió alguien? No. ¿Quién ganó? Los dos. "Había una parte de
verdad que yo no tenía y que tú me acabas de dar, y una parte de verdad que
tú no tenías y yo te la acabo de dar''.

¿Estamos en esa actitud? Somos humanos y necesitamos revisar sobre eso


mucho, porque a veces hay actitudes verdaderamente infantiles: ¿cómo es
posible que un hombre o una mujer de más de 50 años tome actitudes ya de
rechazo previo a cualquier cosa que presente fulano de tal o fulana de tal?

Me acuerdo, como dato cómico, cuando era diputado, por el PPS, Jorge
Cruickshank García. No recuerdo cuál diputado del PAN, con mucho sentido del
humor, apenas Cruickshank iba subiendo a la tribuna para hablar en la Cámara
de Diputados, se paraba este panista desde su curul: "¡En contra!", decía en
voz alta.

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Y el presidente de debates se quedaba todo destanteado:
-"Oiga, pero cómo en contra, cuando todavía ni siquiera habla".
-"No, pero es que lo único que va a decir son disparates. Cualquier cosa que
diga "Kruschef" García, van a ser disparates; entonces, desde ahorita ¡en
contra!" Bueno, como un dato simpático de política pasa, verdad, pero dentro
del partido hay que tener cuidado en eso. .

Control de la afectividad

Otro punto muy importante de la ética en el partido que tiene que ver con algo
muy personal, y que cada uno de ustedes tendrá que revisar.
¿Qué tanto controlo o qué tanto me dejo arrastrar en mi afectividad, por
simpatías y antipatías, hacia grupos o personas que presentan proyectos de
ley, presentan estudios especiales?

Es lo que en la historia de la tradición occidental y cristiana muchos grandes


maestros de humanidad han presentado como la esclavitud a los afectos
desordenados. La esclavitud a las antipatías desordenadas o a las simpatías
desordenadas. ¿Me caes mal?... automáticamente rechazo todo lo que tú
digas, ya, desde hace ratito; o, ¿me caes bien?... automáticamente apruebo
todo lo que tú digas. ¿En dónde está la libertad interior para tener sentido
crítico y examinar con calma, independientemente de esclavitudes afectivas, si
lo que dices vale la pena o si lo que dices no vale la pena? ¡Pero no por hígado
ni por hormona!, sino por razones.

Este es otro punto clave. Y esto que vale para el partido, vale para el
Clero y vale para todos; vale para el Vaticano y vale para todos lados.
¡Es importantísimo!

Hasta aquí, hemos hablado de:

1o. El compromiso de conocer lo qué es el PAN.


2o. La conciencia de servicio, tanto dentro como fuera del partido, al ser
autoridad.
3o. La capacidad de escuchar.
4o. El control de la afectividad, o sea, no dejarnos arrastrar por antipatías ni
por simpatías, sino tratar de ser lo más imparciales y objetivos que podamos a
la hora de estudiar determinados asuntos.
5o. El pedir aclaraciones. "Oye, ¿qué quisiste decir con tal cosa?
No te entendí. No estoy en contra ni a favor, nada más explícame qué quisiste
decir con tal cosa. En tu proposición sobre tal asunto, ¿qué quisiste decir?".

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Porque a veces nos hacemos bolas y resulta que estamos discutiendo, y en el
fondo estamos en lo mismo. Todo por no pedir aclaraciones.

Fomentar la amistad

Hay dos puntos más que quiero mencionar. No es posible hacerlo a un nivel
universal dentro del partido, pero es sumamente necesario, como un
elemento ético, puesto que es un elemento que ayuda a la construcción de
personas y a la construcción del partido: ¿qué tanto fomentamos la amistad
entre nosotros?

Creo que esto sí es muy importame. Es necesario tener momentos o ratos en


que se junten ustedes para hablar de todo, menos de política. Platicar de la
familia, del fútbol, del cine, de lo que sea, hablar de todo, menos de política.
Es necesario. Quédense con esta pregunta, como una espina que molesta un
poco pero que puede ayudar mucho: ¿qué tanto fomentamos la verdadera
amistad en el partido?, ¿o nos vemos nada más como compañeros de trabajo?

Fíjense, cuando uno trabaja por valores éticos, como ustedes, o por grandes
ideales éticos o religiosos, llega un momento, esto es muy claro, lo demuestra
la historia, en que uno sigue adelante, ya no con los compañeros de trabajo,
sino con los amigos, que también son compa- ñeros de trabajo.

Christlieb decía: "por favor, antes que los acuerdos intelectuales entre
nosotros, fomentemos la concordia, ¡corazones unidos! Y ahí nacerá, de esos
corazones unidos, la capacidad para entendernos muchísimo". Recuerden a
Salomón en diálogo con Dios: "dame un corazón capaz de escuchar a mi
pueblo". Para ustedes se puede aplicar: “dame un corazón capaz de escuchar
a mis compañeras y a mis compañeros", y no dejarme llevar por primeras
impresiones menos positivas, o por rumores, o por chismes, o cosas de ese
tipo.

Yo creo que es de las cosas que hay que revisar más en serio en el partido y
en todo grupo comunitario; uno de ellos son ustedes, que están luchando
por grandes ideales. No basta que estemos de acuerdo, necesitamos
corazones unidos. ¡Piénsenlo! Si necesitas a alguien que, cuando te fue mal
en una elección, te reciba en su casa y te diga "ven, vamos a platicar,
desahogate y ya", y cosas de ésas así: ¡ayudarnos!, ¡ayudarnos! ¿Te fue mal
en un proyecto de gobierno, en algo a lo que tú le echaste muchas ganas y no
te salió?, ¡ven, no te hundas, hombre, vamos a platicar!, ¡"santifica" tu
desconsuelo con un vasito de tequila, mano!

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Evitar el activismo

Este es otro punto del que yo de veras estoy convencido, y no como una
vaguedad, sino como un ¡elemento ético!, porque es para construirlos a
ustedes y para construir los grupos de trabajo dentro del partido. Y esto me
lleva al siguiente punto: ¡cuidado con el activismo! ¡Qué bueno que hay mucha
gente que va a barriadas pobres, a ejidos, en fin, a muchos lugares, a visitar,
etcétera! Pero la alimentación del corazón y de la inteligencia, ¿qué? Ahí es
donde entra el apoyo de nosotros en organizar grupos de estudio, etcétera.
Claro, no depende siempre de todos los capacitadores, pues ni que fueran
trompos chilladores que anden por todos lados. No. Pero sí fomentar la
formación de grupos, en donde: "oye, qué tal si una vez a la semana
estudiamos un capitulo de un libro que valga la pena, de alguno de los
fundadores o de algún otro político actual".

Tenemos en el mundo, hoy, gente extraordinaria. Por ejemplo, estudiar el


discurso del ex presidente de Checoslovaquia, Václav Havel, quien en la
Universidad de Harvard pronunció una conferencia preciosa sobre "La
esperanza en la política". Todo este tipo de cosas nos nutren, nos
alimentan.

Quién no puede, si quiere, dedicar una hora y media a la semana ara leer
un artículo o capítulo de unas ocho o diez páginas Y luego reunirse otro
rato largo, otra hora y media: "oye, pues yo vi esto, y esto y esto, y tú, y tú
y tú", para intercambiar puntos de vista en grupos chicos.

¡Cuidado con el activismo! ¡El activismo de los no formados es


peligrosísimo...!

Usando eufemismos, me atrevo a decir: ¡Dios mío, líbrame de los no


formados con iniciativa!... ¡líbrame de los no formados que tienen
iniciativa! De veras, es importante.

Y esto pasa en todos los grupos de trabajo. Entre nosotros sacerdotes, entre
religiosos, en muchos grupos de laicos comprometidos en tareas religiosas,
gente de muy buena voluntad, pero... activistas. A ver, "siéntate, lee, vamos a
platicar". No tienen capacidad de hacerlo. Parece que traen hormigas en todos
lados. Yo creo que es otra de las cosas importantes, como elemento de la
ética, porque es construcción de la capacidad de pensar, de enfrentarse a la
realidad, de ser críticos. Porque es parte de mantenerte en una planeación
continua de respuesta a las necesidades del país, de captar las necesidades
mismas del país. ¿Cómo se ven en esto?

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Y quiero terminar con un último punto, poco agradable, pero como ustedes son
tan "pecadores standard" como yo, creo que se vale: desterremos del
partido todo lo que sea "golpe bajo" "grilla", rumores, chismes'; cómo
daña eso, ¡cómo provoca desilusión! Es decir: "no, pues aquí no; es que
sí, los ideales son muy bellos, los libros son muy bellos, pero... ¿en la
práctica?"

Recordemos, en otro orden, pero algo nos puede decir, el ejemplo de


Mahatma Gandhi. Él, cuando estaba en la India, todavía muy joven, tuvo la
fortuna de conocer a un grupo de cristianos estupendos. Y al ir a estudiar a
Inglaterra, uno de sus principales objetivos era conocer más a fondo a los
cristianos y al cristianismo. Y le tocó la desgracia de conocer a pésimos
cristianos. Y él dice: "No, ¿para qué?... para qué me hago cristiano, ¿para
esto? ¡No!" Y vivió congruente, sumamente congruente con su fe y con su
religión hindú, hasta su muerte. Y es notable.

Entonces, tengamos cuidado en esto, en todas las comunidades de trabajo, es


de lo que más daño hace... Si ustedes leyeran la historia de la Iglesia... es
terrible y divertida al mismo tiempo. Porque, ¡qué chismes se formaban! ¡Dios
mío!, pero no crean que entre un sacristán y otro sacristán, ¡entre cardenales!,
y se armaban unos merequetengues que, bueno, dice uno, pero, ¿cómo es
posible?

Recuerdo el caso del sensacional cardenal Newman, John Henry Newman,


inglés; primero fue protestante, luego se convirtió al catolicismo, se hizo
sacerdote, fundó 11 universidades, él solo. ¡Un tipazo!, John Henry Newman.
Por cierto, tiene muchos escritos sobre política. Un gran intelectual y muy
humano. Lo hicieron ¡pinole, pero pinole!, entre ellos otro cardenal, el
cardenal Manning. Nomás no hicieron ¡clic! Manning lo hizo polvo. Newman
sufrió humillaciones ¡terribles!, que sólo un hombre santo enamorado de la
Iglesia puede aguantar. Pasa el tiempo y eligen como Sumo Pontífice a León
XIII, y en una ceremonia especial, para él solo, primero León XIII, en
nombre de toda la Iglesia, le pide perdón a Newman por todo lo que
han dicho de él muchos. Y luego, el siguiente paso, lo nombra
cardenal. Pero, ¡cómo sufrió aquel hombre!

Que entre ustedes no pase eso, por favor. Es mucho más sano decir: "no estoy
de acuerdo contigo por esto, y esto y esto... Ahora, a ver tú qué me dices...",
eso no es chisme ni es grilla, ¡eso es lealtad!

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Para manifestar si estamos de acuerdo o en desacuerdo con algún proyecto,
con algún punto doctrinal, con algo, verdad, pero ¡de frente!; "dime lo que tú
piensas y sientes, y por qué, y luego yo te digo lo que yo pienso y siento, y por
qué, y no andar "serpenteando" por ahí. Recuerdo un dicho de un ilustre
panista, que decía: "México es el país de los acuerdos superficiales,
para ocultar los desacuerdos profundos, por que no tenemos valentía
para hablar entre nosotros de los desacuerdos profundos". Y dice uno:
"¡Ay, caray! “A mí esa frase se me pego mucho. Entonces, ¡piénsenlo!

Cuando se han encontrado con un desacuerdo profundo con algún compañero


o compañera de partido, ¿le han dicho de frente?: "no estoy de acuerdo
contigo en esto, mira, por estas y estas razones, no es nada de antipatía, ni de
odio, ni nada, no, no, es nada más que yo no estoy de acuerdo". Hay muchas
cosas discutibles en política. Comienza el murmuradero por otros lados. Y la
chismología aquí en México se da rete bien, como en todos los países, con
lenguajes más complicados en Alemania en el norte de Europa, con lenguajes
menos complicados en América Latina, pero en todos lados se dan los chismes.

Esto es lo que yo les quería decir sobre la ética política en el partido. Ustedes
revisen. No lo acepten sólo porque yo lo digo. Revísenlo, dialóguenlo,
piénsenlo. Incluso, si pueden, medítenlo, órenlo, y saquen sus consecuencias.

Y vean, de lo que he dicho, qué tanta conexión tiene con lo que, Felipe
Calderón decía: "cuidado con perder el partido, por la preocupación de
ganar el gobierno".

Ética y valores en la práctica política


Luis González Morfín, s.j. D.R.A 1997.

Se acabó de imprimir en junio de 1997 en los talleres de:

EPESSA

Calle 15 No. 7, Col. Moctezuma


México 15500, D.F.
Tel. 762-19-36

Este libro no puede ser reproducido en todo o en parte, en forma alguna, sin permiso del Partido
Acción Nacional. -----------------------------------Primera edición Junio 1997. ISBN-968-6302-53-0

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