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EL NEURODESARROLLO EN LA INFANCIA

El desarrollo del sistema nervioso resulta un tema apasionante y a su vez, difícil de


creer y comprender. Durante los primeros años de vida de una persona se observan una
cantidad desbordante de logros neurológicos y psicológicos que, en gran parte, marcarán el
futuro desarrollo cognitivo y conductual de la persona. La Organización Mundial de la Salud
(OMS) plantea que el desarrollo durante la primera infancia es la etapa más importante (y
también, la más rápida) del ciclo vital. Un desarrollo infantil saludable desde el punto de vista
físico, social, emocional y cognitivo ejercerá una fuerte influencia en el bienestar y la salud
durante la juventud y la adultez.

El neurodesarrollo es un proceso, y como tal, implica una serie de cambios que se dan
en el sistema nervioso desde la concepción hasta la vida adulta. A lo largo de este proceso
pueden surgir distintos problemas que posteriormente podrían desencadenar distintos tipos
de déficits. En función del tipo de problema, del lugar donde se dé y del momento del
desarrollo en el que surja, se observarán distintos cuadros clínicos. Desde una perspectiva
profesional, evaluar si un niño va logrando los hitos del desarrollo esperables para distintas
edades es un punto clave. La evaluación del neurodesarrollo es muy importante porque dará
información valiosa acerca de la evolución del niño en sus primeros años de vida, valorando si
sus progresos se encuentran dentro de lo esperable o si, por el contrario, podrían ser un signo
de alerta.

Los logros evolutivos durante los primeros años de vida son variados y complejos, y
podrían organizarse en distintas categorías. Dentro de los logros de la motricidad, no
esperamos que un bebé camine a los 3 meses, pero sí esperamos que inicie a controlar el peso
de su cuello y cabeza por su propia cuenta. Hacia los 6 meses, esperaríamos que el bebe pueda
ir logrando mantenerse sentado sin ayuda, y hacia los 9 meses ya esperaríamos que pueda
sentarse por sus propios medios y gatear. Normalmente, los niños empiezan a dar sus
primeros pasos alrededor de los 12 meses, y hacia los 2 años de vida, esperaríamos que ya
empiece a saltar con ambos pies juntos. En términos del desarrollo del lenguaje, tampoco
esperamos que un niño hable de forma fluida durante su primer año de vida, pero sí
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Módulo 4 – Lección 1
Dra. María Josefina Gonzalez Aguilar
Material de la Universidad Austral para su uso exclusivo en el curso “Introducción a la Psicología” de Coursera. Prohibida la
reproducción total o parcial sin previa autorización escrita por parte de la autora.
esperamos que aparezcan los primeros indicadores del lenguaje infantil. El llanto es uno de los
primeros precursores del lenguaje, y está presente desde que el bebé nace. Los balbuceos
bisilábicos suelen aparecer alrededor de los 9 meses, mientras que las primeras palabras
sueltas pueden iniciar al año. Cuando el niño tiene aproximadamente un año y medio intentará
hablar con fluidez, y aunque no dirá las palabras correctamente, ya aparece la intención de
hablar como lo hacen los más grandes. Por otra parte, la capacidad de jugar y de vincularse
con los otros también atraviesa distintas etapas. Sostener la mirada con la madre es un logro
de los bebés en sus primeros meses de vida. A los 3 meses suelen aparecer las sonrisas, y a los
6 meses el bebé empieza a reírse cuando le hablan. Hacia los 9 meses empiezan a imitar lo que
otros hacen, y alrededor del año de vida aparece un logro muy importante para la
comunicación social: el señalamiento de objetos con los dedos.

Un neurodesarrollo exitoso no depende solo del bagaje genético que trae el bebe al
mundo, sino también de la interacción del bebe con su ambiente: sus primeras relaciones, la
calidad y variedad en su alimentación y nutrición, sus primeros juguetes, las respuestas que las
figuras de cuidado le dieron a este niño, el nivel de estimulación afectiva, cognitiva y sensorial
en el que vive, entre otros. El neurodesarrollo está pre-programado por un plan genético, pero
el niño en desarrollo es sumamente sensible a las influencias que el medio ambiente externo
tenga sobre este plan. Esto quiere decir que la interacción entre los genes y el ambiente es
prácticamente inseparable: un mismo niño con una carga genética determinada no será el
mismo si se desarrolla en un medio ambiente enriquecido o en un medio ambiente con
carencias.

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Módulo 4 – Lección 1
Dra. María Josefina Gonzalez Aguilar
Material de la Universidad Austral para su uso exclusivo en el curso “Introducción a la Psicología” de Coursera. Prohibida la
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