Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Revisar adecuadamente las contribuciones psicoanalíticas de Sandler requiere una capacidad para
moldear y sintetizar conceptos psicoanalíticos que probablemente sólo poseía el propio Sandler.
Aquí destacamos algunas de las contribuciones más importantes para animar a los lectores a seguir
explorando por sí mismos.
Fonagy, P. Contribuciones de Joseph Sandler al psicoanálisis 2
Kernberg, 1976; Stolorow y Atwood, 1979; nizan los contenidos del mundo representa-
Stern, 1985; Blatt y Behrends, 1987; Horo- cional (p. ej. la proyección modifica la forma
witz, 1991; Westen, 1991). de la representación de objeto para hacer que
El modelo de trabajo interno de Sandler se parezca a la autorrepresentación incons-
antecede a la formulación de Bowlby pero se ciente). De forma similar, el narcisismo pri-
parece a ella en cierto modo. Ambos tienen mario es la catexis libidinal de la autorrepre-
una deuda intelectual con la revolución cog- sentación; el amor de objeto es la transferen-
nitiva en la psicología al principio de la dé- cia de esta catexis a la representación del
cada de los 60 (Gardner, 1985). Ambos con- objeto. El narcisismo secundario es la retira-
sideran que las representaciones de relación da de la catexis libidinal de la representación
consisten “en esencia, en un conjunto de de objeto a la autorrepresentación.
expectativas relativas a la apariencia y las En sus primeros artículos, Sandler no
actividades de la madre” (Sandler, 1960c, p. veía inconsistencia entre la noción de mundo
147). En la explicación de Sandler (1962), las representacional y la metapsicología freudia-
representaciones del self y el otro tienen una na clásica. Pero su desarrollo meticuloso,
“forma”; también tienen un componente sistemático del marco del mundo representa-
afectivo crítico que ayuda a organizar e inte- cional sería la piedra angular de la “revolu-
grar las sensaciones y percepciones que sur- ción silenciosa” en el pensamiento psicoana-
gen de la experiencia interpersonal. Una vez lítico. No fue el primero en alinear implíci-
que se forma una autorrepresentación, pue- tamente el psicoanálisis con los descubri-
den establecerse las representaciones de ob- mientos de otras ciencias de la mente (p. ej.
jeto. La metáfora de Sandler vincula el mode- Jacobson, 1964), pero sí fue el primero en
lo representacional con la teoría estructural: hacerlo ofreciendo una conceptualización
el yo es el teatro y las representaciones son abarcativa alternativa del psicoanálisis, sin
los personajes en el escenario. Nos damos afirmar simultáneamente haber reinventado
cuenta de que los personajes representan el la disciplina completa. Este equilibrio de in-
drama, pero permanecemos felizmente igno- novación radical vestida de innovación mi-
rantes del attrezzo necesario que se requiere nimalista fue el sello de la brillante contribu-
para montar la obra. ción de Sandler.
Esta idea permitió a Sandler diferenciar
algunos conceptos psicoanalíticos básicos. El concepto de los estados de sentimiento
Por ejemplo, en la introyección existe un Sandler revisó la teoría psicoanalítica
cambio en el estatus de las representaciones ubicando los estados de sentimiento, en lu-
parentales que no implica un cambio en la gar de la energía psíquica, en el centro de la
autorrepresentación. En la incorporación, teoría psicoanalítica de la motivación. En un
por otra parte, la autorrepresentación cam- capítulo sobre el papel del afecto en la teoría
bia para parecerse a la imagen percibida del psicoanalítica, Sandler (1972a) afirmaba
objeto. La identificación es una fusión pasa- inequívocamente que “si bien los impulsos,
jera de las representaciones del self y el obje- necesidades, fuerzas emocionales y otras in-
to y que preserva sus fronteras y distinción. fluencias que emergen de dentro del cuerpo
Un deseo instintivo puede verse como una son enormemente importantes para deter-
modificación momentánea en la representa- minar la conducta, desde el punto de vista
ción del self y del objeto; el conflicto puede del funcionamiento psicológico ejercen su
resultar en la exclusión de la conciencia de efecto mediante cambios en el sentimiento”
estas representaciones. Las defensas reorga-
Mentalización. Revista De Psicoanálisis Y Psicoterapia, abril 2017 3
(p. 296). Sandler vio todo el contexto idea- cambio hubo varias figuras importantes del
cional del campo de la experiencia incrusta- mundo de la psicopatología infantil (Spitz,
do en una matriz de estados de sentimiento 1965; Emde, 1980a, b), de la ciencia cognitiva
que otorga dirección a todas las adaptacio- (Rosenblatt y Tickstun, 1970, 1977; Peter-
nes. freund, 1971), así como pioneros en el traba-
Este énfasis en los estados de sentimiento jo psicoanalítico con los pacientes más gra-
creó un puente entre las teorías pulsionales ves del trastorno de la personalidad adulta
clásicas y las teorías de relaciones objetales. (Kernberg, 1975, 1976; Masterson, 1985).
La suposición de Sandler de que los estados Sandler fue único en su capacidad para man-
de sentimiento son experiencias subjetivas tener un contacto incesante con el trabajo de
que representan un estado del self en rela- Freud y un compromiso con el manteni-
ción con otra persona fue clave. Muchos au- miento de los componentes clave de la “vie-
tores creativos que han contribuido al estu- ja” metapsicología para los que era todavía
dio de las relaciones objetales, especialmente útil y productivo.
de las interacciones tempranas madre-
infante, han hecho extensivo el uso del mo- El superyó, el ideal del yo y el self ideal
delo de Sandler (p. ej. Stern, 1985; Emde, En un trabajo crucial y bien conocido,
1988), como una alternativa a las explicacio- Sandler (1960c) revisó radicalmente el con-
nes escasamente adecuadas de la teoría pul- cepto del superyó. Introdujo el “esquema de
sional. superyó preautónomo”, alterando las formu-
En 1978, Sandler dio una conferencia so- laciones freudianas clásicas del superyó y las
bre los deseos inconscientes y las relaciones nociones kleinianas (p. ej. Klein, 1927, 1933,
humanas, haciendo explícita su convicción 1958), para explicar cómo los niños preedí-
de que el deseo es la unidad básica del dis- picos pueden desarrollar una conducta moral
curso psicoanalítico, mientras que los instin- relacionada con el objeto. Y lo que es más
tos y las pulsiones son tendencias psicológi- importante, mostró que el superyó contiene
cas básicas. En artículos posteriores (p. ej. aspectos aprobadores y permisivos así como
Sandler y Sandler, 1978), se hizo explícita la prohibitivos, dándole al niño un sentimiento
ruptura con la teoría pulsional clásica. Sand- de fondo de ser amado. La estructuralización
ler esbozó la progresión histórica de sus del superyó permanece asociada con el com-
ideas en un artículo publicado en 1985 en plejo de Edipo e implica la capacidad para
Nueva York (Sandler, 1989). Para Sandler, invocar estos estados afectivos sin la supervi-
los afectos conducían a los deseos, que a su sión del objeto parental.
vez conducían a las acciones, y podían con- Como parte del procesamiento del mate-
siderarse en la raíz del conflicto. Un aban- rial clínico en el Índex Hampstead, Sandler,
dono importante de los aspectos más meca- junto con Alex Holder y Dale Meers (Sand-
nicistas de la tradición de la psicología del yo ler, Holder y Meers, 1963) reveló importan-
estaba ahora en camino, un proceso que tes ambigüedades en el concepto del ideal del
culminó en su rechazo definitivo a esta tradi- yo (p. ej. una conciencia, una autorrepresen-
ción (Schafer, 1976, 1978). Si bien Sandler tación ideal, unos introyectos parentales
fue quizá uno de los primeros en centrarse ideales). Aplicando el modelo al mundo re-
en la teoría de la motivación basándose en presentacional, sugerían que el ideal del yo
los estados de sentimiento en lugar del de las era una versión del self que tenía la forma
pulsiones, no fue en absoluto el único. Entre deseada del self. Esta representación surgía
aquellos que también contribuyeron a este
Fonagy, P. Contribuciones de Joseph Sandler al psicoanálisis 4
Mentalización. Revista De Psicoanálisis Y Psicoterapia, abril 2017 5
Fonagy, P. Contribuciones de Joseph Sandler al psicoanálisis 6
tomía de Greenberg y Mitchell (1983) entre tación mental. Hemos utilizado la metáfora
pulsiones y modelos relacionales. El modelo de un instrumento musical: la melodía es la
de Sandler ubicaba las formulaciones rela- representación mental, el instrumento es el
cionales dentro del marco de una psicología proceso mental. Los cambios en el proceso
estructural, si bien es cierto que considera- mental son no vivenciales por definición. Las
blemente modificada de la de Freud, Hart- alteraciones en la forma general, cualidad,
mann, Kris, Loewenstein y Rapaport. Aun- coherencia e integridad de categorías concre-
que modificando la teoría estructural, Sand- tas de representaciones mentales se aprecian,
ler rechazó abandonar la ambición del psi- por ejemplo, aquellas asociadas con el afecto,
coanálisis como una psicología general de las percepciones del objeto, los contenidos de
estructuras y procesos mentales básicos. la mente en el self y el otro. Estos cambios no
En artículos posteriores, Sandler utilizó vivenciales son difíciles de lograr, pero tal
ampliamente esta importante distinción. Por vez son más duraderos, y se vinculan con el
ejemplo, en un artículo sobre “La estructura constructo tradicional del cambio estructu-
de los objetos internos y las relaciones obje- ral.
tales internas”, Sandler (1990) dejó clara su
visión de los objetos internos como “estruc- Representaciones de relaciones objetales,
turas” dentro del campo no vivencial, si bien pasadas y presentes
construidas fuera de la experiencia subjetiva,
consciente o inconsciente. Una vez creadas, Realización y sensibilidad de rol
dichas estructuras no vivenciales pueden
Un concepto clave en la segunda fase de
modificar la experiencia subjetiva, incluyen-
la obra de Sandler fue la realización en el
do la experiencia que el niño tiene de los
sentido de “hacer real” o “realizar una ac-
objetos reales. La distinción entre los campos
ción”. Sandler (1976b) rastreó las raíces de la
vivencial y no vivencial siguió siendo un in-
realización hasta el capítulo 7 de la Interpre-
terés clave para Sandler. En su último artícu-
tación de los Sueños, de Freud (1900), que
lo, presentado con ocasión del 80 cumplea-
discutía el cumplimiento de deseo en la fan-
ños de Hanna Segal, discutía el intento de la
tasía como una repetición de la percepción
Dra. Segal de vincular el modelo del lenguaje
vinculada con la satisfacción de la necesidad.
de Chomsky a la noción de fantasía incons-
Sandler sugería que el sueño proporciona
ciente. Sandler fue rápido en señalar que la
satisfacción porque el que sueña observa su
estructura profunda de lo inconsciente era
propio sueño, logrando así una identidad de
inherentemente no vivencial. Desde una
percepción.
perspectiva algo diferente, he avanzado con
La idea de la realización fue utilizada de
mis colegas una noción de que puede enten-
una manera excelente en un artículo sobre la
derse que el cambio psíquico sucede a dos
sensibilidad de rol que aparecía más o menos
niveles. Los cambios relativamente rápidos
en la misma época (Sandler, 1976a). En este
eran cambios de representación mental,
trabajo tan influyente, Sandler mostraba có-
cambios en la forma de la autorrepresenta-
mo los pacientes crean relaciones de rol al
ción, la representación del otro o los vínculos
desear realizar una fantasía inconsciente. Se
entre ambos. Esto se corresponde con el
lanzan junto con el analista a una relación
campo vivencial de Sandler. El cambio psí-
específica que realiza una variedad de nece-
quico también se produce al nivel de proceso
sidades y defensas inconscientes. Los pacien-
mental. Los procesos mentales son los meca-
tes intentan actuar sobre el mundo externo y
nismos psicológicos que generan la represen-
Mentalización. Revista De Psicoanálisis Y Psicoterapia, abril 2017 7
llevar a cabo cambios que lo vuelvan con- Las relaciones abiertas son derivativas de
forme a una fantasía inconsciente. Sandler relaciones de rol subyacentes a la fantasía de
(1976a) sugirió que los analistas deberían deseo. Puesto que estas representaciones se
permitirse una “sensibilidad libre flotante” refuerzan durante el desarrollo, la personali-
por medio de la cual acepten –al menos en dad se forma y el individuo se vuelve cada
parte- y reflexionen sobre el papel que se les vez más inflexible en los roles demandados
ha asignado y hagan buen uso de él para por el self y los otros. Los rasgos de carácter
comprender a sus pacientes. Es de vital im- pueden, entonces, entenderse como estructu-
portancia que una parte de la mente del pa- ras sensibles al rol bien establecidas que rea-
ciente esté dedicada a examinar y compren- lizan una representación deseada de una re-
der la situación total analista-paciente por- lación, que a su vez deriva de una que existe
que es la relación de rol total que representa en la fantasía inconsciente (Sandler, 1981).
una igualdad de percepción con la fantasía Las estructuras psicológicas que repre-
inconsciente. La contratransferencia, enton- sentan estas relaciones deseadas no son sim-
ces, debe ser comprendida como parte de plemente percepciones de las interacciones
este proceso, que se extiende más allá de los entre el niño y las figuras parentales. Las
límites de la situación clínica y refleja el fun- percepciones de estas relaciones están sujetas
cionamiento normal de la mente inconscien- a transformaciones defensivas que resultan
te. de la necesidad del yo de gratificar los deseos
inconscientes y sin embargo defenderse de
Relaciones objetales internas ellos. La modificación defensiva se produce
En un artículo fundamental junto con en respuesta a la representación mental in-
Anne-Marie Sandler (1978), Joseph Sandler trapsíquica subyacente. Puesto que las es-
demostró el inmenso valor heurístico de su tructuras que incorporan el self y la repre-
noción ampliada de la motivación. El marco sentación interna están determinadas en par-
de referencia proporcionado por la represen- te por la vida de fantasía del niño, el objeto,
tación y el concepto de igualdad de percep- tal como está representado en la mente del
ción ofreció una nueva e ingeniosa teoría de niño, es una distorsión derivada en ocasiones
representaciones de objeto interno. Mostró casi totalmente de las construcciones de la
cómo las fantasías de deseo se representan fantasía. La imagen del objeto puede estar
como interacciones entre el self y el objeto, distorsionada de modo que represente aspec-
siendo el principal objetivo provocar un tos escindidos de la imagen del self incons-
“buen” estado afectivo primario al tiempo ciente que normalmente provocaría un afec-
que se distancia de otro malo. Así el objeto to displacentero (p. ej. sentimientos de culpa
desempeña un papel importante como el self o vergüenza). Así, la relación manifiesta que
en la representación mental que incorpora el emerge en el encuadre psicoanalítico (o en
deseo. Las relaciones objetales son, por tanto, los encuentros cotidianos) es con más fre-
la satisfacción no sólo de deseos instintivos, cuencia una versión altamente disimulada de
sino también de las necesidades de seguri- la fantasía inconsciente –originalmente re-
dad, reaseguramiento y afirmación. Dichas presentada en términos de relación- más que
necesidades acompañan la realización de una una simple repetición de patrones internali-
relación ideal de la infancia, si bien es cierto zados de relaciones interpersonales. Sin em-
que muy disimulada en ocasiones. bargo, el patrón internalizado resultante
puede servir para crear la ilusión inconscien-
te de que el objeto amado se halla presente.
Fonagy, P. Contribuciones de Joseph Sandler al psicoanálisis 8
Mentalización. Revista De Psicoanálisis Y Psicoterapia, abril 2017 9
percib(a)e como más fuera que dentro. En (Sandler, Holder y Dare, 1972, 1973a, b, c,
otra parte hemos sugerido que un modelo 1975, 1976; Sandler, Dare y Holder, 1972b,
dialéctico de autodesarrollo, en el que el self 1974, 1978, 1982; Sandler, 1974). Este trabajo
se considere modelado por el otro especula- culminó en un importante artículo de Sand-
rizante (Davidson, 1980; Cavell, 1994) gene- ler y Sandler (1984) que destacaba las incon-
ra inevitablemente una estructura del self sistencias que habían surgido como conse-
desorganizada, fragmentada, cuando el otro cuencia directa del uso concurrente de estos
es menos que perfecto para reflejar el (en el marcos incompatibles.
reflejo del) self. Como este suele ser el caso Sandler y Sandler (1984) propusieron un
casi de forma invariable, es inconcebible que marco de referencia mucho más coherente
la estructura del self sea (debiera ser) impe- para distinguir dos aspectos del funciona-
cable. Generalmente se acepta que cuando la miento inconsciente. El primer sistema o
especularización es imperfecta es el otro el “caja” consiste en “aquellas reacciones infan-
que se internaliza (se introyecta) en el self, tiles, deseos infantiles, o fantasías de deseo
sin embargo se experimenta (llega a ser sen- (anhelantes) que se desarrollan al principio
tido) como parte del self (Winnicott, 1956; de la vida y son resultado de todas las trans-
Jacobson, 1964). La externalización de esta formaciones que las actividades defensivas y
parte extraña del yo mediante la identifica- los procesos modificadores han ocasionado
ción proyectiva es reaseguradora (reasegu- durante ese periodo” (p. 418). Este sistema es
rante) porque la parte escindida del self pue- el niño dentro del adulto, primitivo en tér-
de percibirse estando fuera en el objeto con- minos de estructura mental pero ni mucho
trolado y empujado a comportarse en línea menos restringido a los impulsos sexuales y
con la proyección buscada (Fonagy y col., agresivos. Sandler y Sandler (1987) conside-
2002). En este contexto, lo más crucial para ran que el sistema está compuesto de fanta-
la relación que se crea mediante la identifica- sías inconscientes con aspectos de cumpli-
ción proyectiva es el sentimiento de seguri- miento (satisfacción) de deseos, solución de
dad que puede proporcionar la experiencia problemas, reaseguradores (reasegurantes) y
de ver la parte perturbadora de uno mismo defensivos. En realidad, incorpora el yo del
fuera en lugar de dentro. Hemos sugerido niño pequeño así como la formación del su-
que cuando más desorganizada sea la rela- peryó de los primeros años. Desde el punto
ción temprana de apego, más fragmentada de vista de la sofisticación cognitiva, las re-
será la estructura del self y más la identifica- presentaciones dentro de esta estructura son
ción (función) proyectiva servirá como una menos elaboradas y están dominadas por las
simple función de evacuación en lugar de teorías de la infancia. El sistema, nunca di-
servir a la creación de una relación de rol en rectamente accesible a la conciencia, es esen-
la que se externalice la relación self-otro. cialmente inmodificable. Lo modificable, sin
embargo, es cómo la mente adulta acomoda
El modelo de las tres cajas los derivados del pasado inconsciente.
En una serie de artículos eruditos publi- El segundo sistema o “caja” también es
cada en los años 70, Sandler y sus colabora- inconsciente; las representaciones que con-
dores (principalmente Alex Holder y Chris tiene pueden estar más o menos sujetas a la
Dare) hicieron el intento más coherente de la censura. Es equivalente al yo inconsciente de
historia de la disciplina por cristalizar los Freud, pero también contiene representacio-
marcos de referencia del psicoanálisis clásico nes inconscientes normalmente asignadas al
superyó. Difiere del primer sistema en que
Fonagy, P. Contribuciones de Joseph Sandler al psicoanálisis 10
está orientado al presente más que al pasado. der vencer al segundo censor proporcionan-
Los compromisos resolutivos del conflicto se do una atmósfera de tolerancia que debilite
crean dentro de él, facilitando la adaptación la inhibición basada en la vergüenza, el bo-
intrapsíquica; el más importante de estos chorno y la humillación. Las interpretacio-
compromisos es la creación y modificación nes, incluso en un contexto transferencial,
de fantasías y pensamientos inconscientes que intentan acceder inmediatamente a las
actuales. Mientras que los estímulos internos fantasías putativas, perentorias, o encarar
aplicados al primer sistema pueden desenca- directamente al niño de dentro, sin encarar
denar la fantasía inconsciente pasada, el se- primero los derivados de aquellas en el se-
gundo sistema implica la constante modifi- gundo sistema confunden inevitablemente
cación de las representaciones de las interac- las dos formas del inconsciente y reducen el
ciones del self y el objeto que son menos pe- impacto de la intervención.
rentorias y perturbadoras que los productos
mentales del primer sistema. Está más impli- Fantasía inconsciente
cado cognitivamente y menos estrechamente Sandler distinguió primero entre fanta-
vinculado a representaciones de la realidad sías que son descriptivamente inconscientes
del momento actual. También comparte la y fantasías que emergen como consecuencia
propiedad de los sistemas inconscientes de del acto de la represión y por tanto pueden
tolerar las contradicciones. ser denominadas dinámicamente inconscien-
La naturaleza del segundo censor, en la tes en un trabajo anterior sobre la metapsico-
frontera entre el segundo y el tercer sistema, logía de la fantasía (Sandler y Nagera, 1963).
difiere cualitativamente de la que se halla en Las fantasías que se originan en el sistema
la frontera entre el primero y el segundo. inconsciente proporcionan el contenido
Mientras que éste último puede concebirse ideacional (ideativo) de los deseos insatisfe-
como análogo a la barrera de la represión de chos pero no constituyen el cumplimiento de
Freud, el primero está principalmente orien- (la satisfacción del) deseo; en cambio, repre-
tado hacia evitar la vergüenza, el bochorno y sentan la experiencia gratificante. Por el con-
la humillación. El tercer sistema es conscien- trario, las fantasías preconscientes son inten-
te y sólo irracional en la medida en que pue- tos de cumplimiento de (satisfacción del)
de ser autorizado por la convención social. deseo o son derivados de las fantasías de
La importancia clínica de esta distinción cumplimiento de (satisfacción del) deseo.
es evidente por sí misma. La primera caja es Las fantasías preconscientes pueden, por
una continuación del pasado en el presente. supuesto, reflejar el fracaso del cumplimien-
Carece del conocimiento de la necesidad de to de (la satisfacción del) deseo en tanto que
adaptación porque se basa en aspectos infan- incorporan derivados defensivamente modi-
tiles del self del niño. La segunda caja es el ficados. Lo dinámicamente inconsciente ac-
inconsciente presente, consistente en las túa como fuente de lo preconsciente o des-
adaptaciones de aquí y ahora a los conflictos criptivamente inconsciente, luchando por la
y ansiedades desencadenados en la primera conciencia para lograr la identidad de la per-
caja. De este modelo se deduce que el mate- cepción.
rial de esta parte de la mente es más proba- El artículo de Sandler y Nagera también
blemente accesible a la interpretación de distinguía entre la fantasía consciente (o en-
modo que debe ser considerado apropiado soñaciones diurnas mediante las cuales la
para la intervención -sobre todo porque la relajación del testeo de la realidad creaba una
autoridad del analista lo posiciona para po-
Mentalización. Revista De Psicoanálisis Y Psicoterapia, abril 2017 11
situación de cumplimiento de (satisfacción gen en las capas más profundas del incons-
del) deseo en la imaginación de la que se sa- ciente presente amenazan el equilibrio actual
be que no es real); la fantasía preconsciente, del individuo. Estas fantasías se preservan
descriptivamente inconsciente (ensoñaciones dinámicamente de la conciencia por el juicio
diurnas no conscientes); y fantasía incons- social internalizado del segundo censor.
ciente (fantasías preconscientes reprimidas Como reacción al daño narcisista, por ejem-
que, una vez reprimidas, funcionan como plo, las fantasías omnipotentes grandiosas
recuerdos de gratificación, mereciendo el ayudan a restaurar el equilibrio pero se vuel-
nombre de “fantasía” sólo en tanto son fuen- ven inconsistentes con los pensamientos
te de fantasías conscientes o preconscientes). más maduros del niño de modo que se man-
El proceso de fantaseo inconsciente se consi- tienen fuera de la conciencia; si se les permi-
deró como una función del yo ubicada en el te entrar, se modifican ampliamente (se ha-
yo no consciente y que implicaba tanto for- cen plausibles mediante la racionalización).
mas infantiles (infantiloides) de pensamiento Las fantasías inconscientes modificadas por
como otras más maduras -es decir, un conti- la actividad defensiva se ven gratificadas por
nuo movimiento de “avance-retroceso” den- hacer la realidad consistente con ellas me-
tro del sistema preconsciente. Sandler, en un diante la externalización (realización) y ha-
capítulo sobre fantasías sexuales de 1975 y en ciendo dichas acciones plausibles mediante
el importante artículo de 1983 sobre los la racionalización. Los fenómenos psicóticos
vínculos entre la teoría y la práctica psicoa- tienen una función de equilibrio (reequili-
nalíticas, reforzó la importancia de recono- brante) similar pero sacrifican la plausibili-
cer que no todas las fantasías inconscientes dad social.
de cumplimiento de (satisfacción del) deseo
podían rastrearse hasta los instintos agresi- Conceptos clínicos
vos o sexuales; más bien, algunas pueden
estar cumpliendo deseos de seguridad, pro- Transferencia
tegiendo contra las amenazas a la autoestima
En una perspicaz monografía junto con
que suponen los sentimientos de culpa y ver-
Chris Dare y Alex Holder basada en una se-
güenza o incluso del mundo externo.
rie de artículos publicados en el British Jour-
Con el desarrollo del modelo de las tres
nal of Psychiatry en la década de los 70,
cajas, la noción de fantasía inconsciente po-
Sandler examinó cuidadosamente muchos
dría ser más elaborada (Sandler y Sandler,
conceptos clínicos psicoanalíticos funda-
1986). Las fantasías inconscientes de la se-
mentales (Sandler, Dare y Holder, 1973).
gunda caja (el inconsciente presente) funcio-
Una productiva colaboración con Ursula
nan de forma adaptativa implicando cons-
Dreher tuvo como resultado una nueva edi-
tantes modificaciones de las representaciones
ción de este texto enormemente utilizado.
del self y el objeto, restaurando así el equili-
Muchos de los conceptos merecen ser pre-
brio del individuo una y otra vez, de forma
sentados aquí, pero a causa de las limitacio-
muy parecida a como un giroscopio estabili-
nes espaciales me concentraré sólo en un par
za un objeto físico mediante fuerzas centrí-
de temas.
fugas y centrípetas. Las urgencias perentorias
En un artículo de 1969 junto con colegas
y las fantasías del inconsciente pasado per-
del Centro Anna Freud, Sandler revisó el
turban el equilibrio mental pero son elabo-
concepto de transferencia (Sandler y col.,
radas en el segundo sistema para restaurar la
1969). El artículo contrastaba las transferen-
homeostasis. Los deseos e impulsos que sur-
Fonagy, P. Contribuciones de Joseph Sandler al psicoanálisis 12
cias en la situación analítica con las transfe- de interés infantil (una figura parental om-
rencias en la vida cotidiana, ilustrando los nipotente o una peligrosa y persecutoria). La
problemas que pueden surgir al (de) aplicar reconstrucción, si bien frecuentemente con-
un marco de referencia metapsicológico a un fundida con la construcción, proporciona
concepto clínico. El uso clínico y técnico del una perspectiva temporal redescubriendo el
término cubre un amplio espectro de expe- estado de las cosas del pasado histórico.
riencias, todas las cuales se refieren a las re- La distinción entre el inconsciente pre-
laciones objetales en general. Sandler y sus sente y pasado también ayudó a la compren-
colegas identificaron numerosos fenómenos sión de la transferencia (Sandler y Sandler,
que presentaban dimensiones de transferen- 1984). Las fantasías de transferencia incons-
cia que deberían distinguirse por razones cientes son parte del inconsciente presente
tanto técnicas como conceptuales (p. ej. el con su objetivo de restaurar el equilibrio psí-
desplazamiento de deseos, conflictos o reac- quico manipulando las representaciones de
ciones a los otros, la externalización de par- self y de objeto. Se mantienen fuera de la
tes del sistema representacional, transferen- conciencia y se expresan de forma desplaza-
cias de carácter, la denominada relación real da porque violan los principios del segundo
y la alianza terapéutica). Reformularon la censor, protegiendo la conciencia de la ver-
cuestión de lo que es transferencia pregun- güenza y la humillación. Sandler y Sandler
tando “¿Qué dimensiones de la relación en- (1987) señalan que el esfuerzo constante por
tran en la situación analítica especial y artifi- parte del paciente por realizar las fantasías de
cial y cómo son las implicadas en el proceso deseo en el (anhelantes del) inconsciente
del tratamiento?” (p. 643). Así, la repetición presente convierte al análisis de la transfe-
de relaciones pasadas con defensas contra rencia en la ruta más convincente para la
ellas es sólo una dimensión de un fenómeno elucidación del inconsciente presente. La
complejo. estratificación jerárquica de fantasías incons-
La elaboración del modelo de relaciones cientes en la segunda “caja” implica que la
objetales internas llevó a Sandler (1990) a interpretación de la transferencia debería ser
reformular el concepto de transferencia. tan cercana como fuera posible al conflicto
Consideró que los pacientes gratificaban, central actual y a la resistencia inmediata del
mediante la realización en la situación analí- paciente. El presente siempre debería ser
tica, sus fantasías de deseo (anhelantes) in- interpretado antes que el pasado. El pasado
conscientes, por medio de una identidad de sólo debería ser traído a primer plano para
percepción disfrazada (Sandler, 1976b, iluminar lo que está sucediendo actualmente.
1990). El reconocimiento de estas relaciones Dentro de este marco, se considera que
objetales internas en la transferencia no analista y paciente están creando conjunta-
constituye una percepción del analista, sino mente un modelo ampliado del self y del
más bien una construcción, un marco im- mundo del paciente. Como resultado, el pa-
puesto al material que trae el paciente. ciente adquiere una perspectiva sobre la par-
Sandler elaboró más aún la importancia te infantil (infantiloide) del self, que frecuen-
de esta distinción. Las construcciones relati- temente se repudia pero se hace aceptable en
vas al mundo interno del paciente pertene- el contexto clínico gracias a la actitud tole-
cen a un estado actual de las cosas, no a los rante del analista.
recuerdos, aun cuando ese estado de las co-
sas esté marcado por aspectos infantiles (in-
fantiloides) e implique claramente un objeto
Mentalización. Revista De Psicoanálisis Y Psicoterapia, abril 2017 13
Fonagy, P. Contribuciones de Joseph Sandler al psicoanálisis 14
proveer unos medios efectivos para la des- autoprotectoras. Así, la regresión benigna o
carga y el control, sino también incluir sis- la relajación controlada de la función anti-
temas de inhibición dirigidos contra la rregresiva es un agente crucial del cambio
utilización de las estructuras más antiguas terapéutico.
[p. 264].
Contribución a la epistemología
En opinión de Sandler, entonces, la re- Casi todas las contribuciones de Sandler
gresión es una desinhibición dentro de la podrían considerarse contribuciones episte-
estructura más antigua en lugar de ser un mológicas. Su principal objetivo parece ha-
movimiento real de inversión o retroceso a ber sido despojar el psicoanálisis de las con-
esa estructura. La noción de persistencia fusiones conceptuales, la circularidad y la
continuó ocupando una posición central en reificación. El patrón de su obra ha sido ex-
el pensamiento de Sandler. Por ejemplo, en plorar la historia de un término o concepto
su discurso presidencial para el Congreso de en el psicoanálisis, luego elaborar los múlti-
la Asociación Psicoanalítica Internacional, ples, y frecuentemente incompatibles (entre
Sandler (1993) apuntó a la identificación sí,) significados vinculados al término. Tras
primaria que invariablemente caracteriza las analizar los cambios históricos en la termi-
percepciones interpersonales. Si observamos nología, explica cómo surgieron las concep-
a alguien tropezando en el cordón (pisando ciones erróneas o se combinaron discusiones
el freno), automáticamente nos endereza- a distintos niveles de abstracción. Luego, con
mos, lo que demuestra la presencia continua unas mínimas suposiciones, propone un
de modos primitivos de pensamiento que modelo muy económico que abarca los múl-
pueden ser incorporados en un proceso de tiples usos de los variados significados del
empatía mucho más elaborado. constructo en escrutinio. Un buen ejemplo
En 1994, Sandler y Sandler ampliaron la de este enfoque lo hallamos en su artículo
noción de persistencia aplicando la distin- con Christopher Dare sobre el concepto psi-
ción entre inconsciente pasado y presente al coanalítico de oralidad (Sandler y Dare,
fenómeno de la regresión. Como se observó 1970).
clínicamente, la regresión (es decir, la regre- Tal vez fue la experiencia de Sandler en
sión manifiesta) no es volver atrás en el la Clínica Hampstead, así como su evolución
tiempo sino, más bien, relajar el rol antirre- intelectual en la agitación teórica de la So-
gresivo del yo. Esta función antirregresiva, ciedad Psicoanalítica Británica, lo que lo
que paraliza al individuo funcionando a un condujo al importante insight de que mucho
nivel evolutivo inferior (usando estructuras del desarrollo teórico psicoanalítico está pre-
que han persistido a lo largo del desarrollo) cedido por las teorías parciales inconscien-
es crucial para el fenómeno de la resistencia temente construidas que evolucionan en las
en el psicoanálisis clínico. Así, puede consi- mentes de los analistas con experiencia
derarse que el psicoanálisis permite al pa- mientras luchan por desarrollar modelos
ciente relajar el funcionamiento antirregresi- mentales de las mentes de sus pacientes. En
vo en beneficio del análisis. Permitirse tole- su artículo, frecuentemente citado, sobre las
rar conscientemente deseos inconscientes relaciones entre el concepto y la práctica en
previamente intolerables, lo sitúa a uno para psicoanálisis (Sandler, 1983), señaló la nece-
hallar mejores soluciones o compromisos sidad de dichas prototeorías, así como de la
ante los conflictos entre las fantasías de de- presencia simultánea de construcciones teó-
seo (deseantes) y las motivaciones defensivas
Mentalización. Revista De Psicoanálisis Y Psicoterapia, abril 2017 15
Fonagy, P. Contribuciones de Joseph Sandler al psicoanálisis 16
Mentalización. Revista De Psicoanálisis Y Psicoterapia, abril 2017 17
Referencias:
Blatt, S. J. & Behrends, R. S. (1987), Internalization, Head H. (1926), Aphasia and Kindred Disorders of
separation-individuation, and the nature of Speech. New York: Macmillan. Hermann, I. (1923),
therapeutic action. Internat. J. Psycho-Anal., 68:279- Zur Psychologie der Chimpanzen. Internat. Zeitschr.
297. Psychoanal., 9:80-87.
Bowlby, J. (1973), Attachment and Loss, Vol. 2. London: Horowitz, M. J. (1991), Person schemas. In: Person
Hogarth Press. Schemas and Maladaptive Inter-personal Patterns,
ed. M. J. Horowitz. Chicago: University of Chicago
--- (1980), Attachment and Loss, Vol. 3. London:
Press, pp. 13-31.
Hogarth Press.
Jacobson, E. (1953a), The affects and their pleasure-
Cavell, M. (1994), The Psychoanalytic Mind.
unpleasure qualities in relation to the psychic
Cambridge, MA: Harvard University Press.
discharge processes. In: Affects, Drives, Behavior, ed.
Davidson D. (1980), Actions, Reasons, and Causes: R. Loewenstein. New York: International
Essays on Action and Events. Oxford, England: Universities Press, pp. 38-66.
Clarendon Press.
--- (1953b), Contribution to the metapsychology of
Emde R. N. (1980a), Toward a psychoanalytic theory of cyclothymic depression. In: Affective Disorders:
affect, Part 1: The organizational model and its Psychoanalytic Contributions to Their Study, ed. P.
propositions. In: The Course of Life: Infancy and Green-acre. New York: International Universities
Early Childhood, ed. S. I. Greenspan & G. H. Press, pp. 49-83.
Pollock. Washington, DC: DHSS, pp. 63-83.
--- (1954a), Contribution to the metapsychology of
--- (1980b), Toward a psychoanalytic theory of affect, psychotic identifications. J. Amer. Psychoanal. Assn.,
Part 2: Emerging models of emotional development 2:239-262.
in infancy. In: The Course of Life: Infancy and Early
--- (1954b), On psychotic identifications. Internat. J.
Childhood, ed. S. I. Greenspan & G. H. Pollock.
Psycho-Anal., 35:102-108.
Washington, DC: DHSS, pp. 85-112
--- (1954c), The self and the object world: Vicissitudes
--- (1988), Development terminable and interminable II:
of their infantile cathexes and their influence on
Recent psychoanalytic theory and therapeutic
ideational affective development. The Psychoanalytic
considerations. Internat. J. Psycho-Anal., 69:283-
Study of the Child, 9:75-127. New York:
286.
International Universities Press.
Fonagy P., Gergely, G., Jurist, E. &Target, M. (2002),
--- (1964), The Self and the Object World. New York:
Affect Regulation, Mentalization and the
International Universities Press.
Development of the Self. New York: Other Press.
Joffe, W.G. & Sandler, J. (1968), Comments on the
Fraiberg S. H., Adelson, E. & Shapiro, V. (1975), Ghosts
psychoanalytic psychology of adaptation, with
in the nursery: A psychoanalytic approach to the
special reference to the role of affects and the
problem of impaired infant-mother relationships. J.
representational world. Internat. J. Psycho-Anal.,
Amer. Acad. Child Psychiat., 14:387-422.
49:445-454.
Freud S. (1900), The interpretation of dreams. Standard
Kernberg, O. F. (1975), Borderline Conditions and
Edition, 4 & 5. London: Hogarth Press, 1953.
Pathological Narcissism. New York: Aronson.
--- (1933), New introductory lectures on psychoanalysis.
--- (1976), Object Relations Theory and Clinical
Standard Edition, 22:1-182. London: Hogarth Press,
Psychoanalysis. New York: Aronson.
1964.
Klein, M. (1927), Symposium on child analysis. In: Love,
Gardner H. (1985), The Mind's Best Work. New York:
Guilt and Reparation: The Writings of Melanie
Basic Books.
Klein, Vol. 1. London: Hogarth Press, 1975, pp. 139-
Grenberg, J. R. & Mitchell, S. A. (1983), Object Relations 169.
in Psychoanalytic Theory. Cambridge, MA: Harvard
University Press.
Fonagy, P. Contribuciones de Joseph Sandler al psicoanálisis 18
--- (1933), The early development of conscience in the --- (1975), Sexual fantasies and sexual theories in
child. In: Contributions to Psycho-Analysis, 1921- childhood. In: Studies in Child Psychoanalysis: Pure
1945, ed. M. Klein. London: Hogarth Press, 1948. and Applied. New York: International Universities
Press.
--- (1958), On the development of mental functioning.
In: The Writings of Melanie Klein, Vol. 3: Envy and --- (1976a), Countertransference and role
Gratitude and Other Works. London: Hogarth Press, responsiveness. Internat. Rev.
1975, pp. 236-246.
--- (1976b), Dreams, unconscious phantasies, and
Masterson, J. F. (1985), The Real Self: A Developmental, "identity of perception." Internat. Rev. Psycho-Anal.,
Self, and Object Relations Approach. New York: 3:33-42.
Brunner/Mazel.
--- (1981), Character traits and object relationships.
Ogden, T. H. (1992), The dialectically Psychoanal. Quart., 50: 694-708.
constituted/decentred subject of psychoanalysis, II:
--- (1983), Reflections on some relations between
The contributions of Klein and Winnicott. Internat.
psychoanalytic concepts and psychoanalytic practice.
J. Psycho-Anal., 73:613-626.
Internat. J. Psycho-Anal., 64:35-45.
Peterfreund, E. (1971), Information, Systems, and
--- (1987), The concept of projective identification. In:
Psychoanalysis: An Evolutionary Biological
Projection, Identification, Projection Identification,
Approach to Psychoanalytic Theory. New York:
ed. J. Sandler. Madison, CT: International Universi-
International Universities Press.
ties Press, pp. 13-26.
Piaget, J. (1936), The Origins of Intelligence in Children.
--- (1989), Toward a reconsideration of the
New York: International Universities Press, 1952.
psychoanalytic theory of motivation. In:
--- (1937), The Construction of Reality in the Child. Psychoanalysis: Toward the Second Century, ed. A.
New York: Basic Books, 1954. M. Cooper, O. F. Kernberg & E. S. Person. New
Haven, CT: Yale University Press, pp. 91-110.
Rosenblatt, A. D. & Thickstun, J. T. (1970), A study of
the concept of psychic energy. Internat. J. Psycho- --- (1990), On the structure of internal objects and
Anal., 51:265-278. internal object relationships. Psychoanal. Inq.,
10:163-181.
--- & --- (1977), Modern Psychoanalytic Concepts in a
General Psychology, Part 1: General Concepts and --- (1993), From listening to interpretation. Internat. J.
Principles; Part 2: Motivation. New York: In- Psycho Anal., 74:1097-1107. (1994), Fantasy,
ternational Universities Press. defense, and the representational world. Infant
Ment. Health J., 15:26-35.
Sandler, J. (I 960a), The background of safety. Internat.
J. Psycho-Anal., 41:191-198. --- (1995), On attachment to internal objects. Presented
at conference "Clinical Implications of Attachment:
--- (1960b), On the concept of superego. The
The Work of Mary Main," University College
Psychoanalytic Study of the Child, 15:128-162. New
London.
York: International Universities Press.
--- & Dare, C. (1970), The psychoanalytic concept of
--- (1962), Psychology and psychoanalysis. Brit. J. Med.
orality. J. Psychosom. Res., 14:211-222.
Psychol., 35:91-100.
---, --- & Holder, A. (1972a), Frames of reference in
--- (1967), Trauma, strain, and development. In: Psychic
psychoanalytic psychology, I: Introduction. Brit. J.
Trauma, ed. S. S. Furst. New York: Basic Books.
Med. Psychol., 45:127-132.
--- (1972), The role of affects in psychoanalytic theory.
---, --- & --- (1972b), Frames of reference in
In: From Safety to Superego: Selected Papers
psychoanalytic psychology, III: A note on the basic
ofJoseph Sandler, ed. J. Sandler. New York: Guilford
assumptions. Brit. J. Med. Psychol., 45:143-148.
Press, pp. 285-300.
---, --- & --- (1973), The Patient and the Analyst: The
--- (1974), Psychological conflict and the structural
Basis of the Psychoanalytic Process. New York:
model: Some clinical and theoretical implications.
International Universities Press.
Internat. J. Psycho-Anal., 55:53-72.
---, --- & --- (1974), Frames of reference in
psychoanalytic psychology, VIII: The topographical
Mentalización. Revista De Psicoanálisis Y Psicoterapia, abril 2017 19
frame of reference: Transference as an illustration of --- & --- (1967), The tendency to persistence in
the functioning of the mental apparatus. Brit. J. Med. psychological function and development with special
Psychol., 47:43-51. reference to fixation and regression. Bull. Menn.
Clin., 31:257-271.
---, --- & --- (1978), Frames of reference in
psychoanalytic psychology, XI: Limitations of the --- & --- (1969), Towards a basic psychoanalytic model.
topographical model. Brit. J. Med. Psychol., 51:61- Internat. J. Psycho-Anal., 50:79-90.
65.
--- & Nagera, H. (1963), Aspects of the metapsychology
---, --- & --- (1982), Frames of reference in of fantasy. The Psychoanalytic Study of the Child,
psychoanalytic psychology, XII: The characteristics 18:159-194. New York: International Universities
of the structural frame of reference. Brit. J. Med. Press.
Psychol., 55:203-207.
--- & Rosenblatt, B. (1962), The concept of the
---, Holder, A. & Dare, C. (1972), Frames of reference in representational world. The Psychoanalytic Study of
psychoanalytic psychology, VI: The affect-trauma the Child, 17:128-145. New York: International
frame ofreference. Brit. J. Med. Psychol., 45:265-272. Universities Press.
---, --- & --- (1973a), Frames of reference in --- & Sandler, A.-M. (1978), On the development of
psychoanalytic psychology, V: The topographical object relationships and affects. Internat. J Psycho-
frame of reference: The organization of the mental Anal., 59:285-296.
apparatus. Brit. J. Med. Psychol., 46:29-36.
--- & --- (1983), The "second censorship," the "three-box
---, --- & --- (I 973b), Frames of reference in model," and some technical implications. Internat. J
psychoanalytic psychology, VII: The topographical Psycho-Anal., 64:413-426.
frame of reference: The preconscious and the con-
--- & --- (1984), The past unconscious, the present
scious. Brit. J. Med. Psychol., 46:143-153.
unconscious, and interpretation of the transference.
---, --- & --- (1973c), Frames of reference in Psychoanal. Inq., 4:367-399.
psychoanalytic psychology, VI: The topographical
--- & --- (1986), The gyroscopic function of unconscious
frame of reference: The unconscious. Brit. J. Med.
fantasy. In: Towards a Comprehensive Model for
Psychol., 46:37-43.
Schizophrenic Disorders, ed. D. B. Feinsilver. New
---, --- & --- (1975), Frames of reference in York: Analytic Press, pp. 109-123.
psychoanalytic psychology, IX: Dream processes in
--- & --- (1987), The past unconscious, the present
the topographical frame of reference. Brit. J. Med.
unconscious, and the vicissitudes of guilt. Internat. J.
Psychol., 48:161-174.
Psycho-Anal., 68:331-341.
---, --- & --- (1976), Frames of reference in
--- & --- (1994), Theoretical and technical comments on
psychoanalytic psychology, X: Narcissism and
regression and anti-regression. Internat. J. Psycho
object-love in the second phase of psychoanalysis.
Anal., 75:431-439.
Brit. J. Med. Psychol., 49:267-274.
--- & --- (1997), A psychoanalytic theory of repression
---, ---, Kawenoka, M., Kennedy, H. & Neurath, L.
and the unconscious. In: Recovered Memories of
(1969), Notes on some theoretical and clinical
Abuse: True or False? ed. J. Sandler & P. Fonagy.
aspects of transference. Internat. J. Psycho-Anal., 50:
London: Karnac Books, pp. 163-181.
633-645.
--- & --- (1998), Object Relations Theory and Role
---, ---, & Meers, D. (1963), The ego ideal and the ideal
Responsiveness. London: Karnac Books.
self. The Psychoanalytic Study of the Child, 18:139-
158. New York: International Universities Press. Schafer, R. (1976), A New Language for Psychoanalysis.
New Haven, CT: Yale University Press.
--- & Joffe, W. G. (1965a), Notes on childhood
depression. Internat. J. Psycho-Anal., 46:88-96. --- (1978), Language and Insight. New Haven, CT: Yale
University Press.
--- & --- (1965b), Notes on obsessional manifestations
in children. The Psychoanalytic Study of the Child, Spitz, R. (1965), The First Year of Life. New York:
20:425-438. New York: International Universities International Universities Press.
Press.
Fonagy, P. Contribuciones de Joseph Sandler al psicoanálisis 20