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Mentalización.

Revista de psicoanálisis y psicoterapia, 17; octubre 2022 1

André Green. El pensamiento clínico:


contemporáneo, complejo, terciario
Fernando Urribarri
Miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina. zonaerogena@yahoo.com

Este artículo se ocupa de la noción de «pensamiento clínico» formulada por André Green. Propone
entenderla en el contexto general de la obra de dicho autor en relación a tres ejes conceptuales que cuali-
fican al pensamiento clínico como: contemporáneo, complejo y terciario. En primer lugar se ubica al «pen-
samiento clínico» en el recorrido intelectual de A. Green, dentro de lo que se denomina «giro del año
2000» marcado por el proyecto de un nuevo paradigma o modelo psicoanalítico contemporáneo, para
superar la crisis de los modelos post freudianos (kleiniano, lacaniano, etc.). En este contexto se señala la
doble vertiente del pensamiento clínico: epistemológica y de teoría de la clínica. En el plano epistemoló-
gico, se plantea la íntima relación del pensamiento clínico con el paradigma de la complejidad (desarro-
llado por autores como E. Morin), así como ciertas críticas a la ideología y al reduccionismo (por impor-
tación de métodos y modelos extra analíticos) que guía la política de investigación en la IPA. La noción
de «pensamiento clínico» busca precisar la especificidad del pensamiento psicoanalítico en la práctica y
en la producción teórica. En el plano clínico se desarrolla la relación del pensamiento clínico con el modelo
contemporáneo, que procura articular y superar los modelos freudiano y post freudianos; en especial com-
plejizando la concepción del trabajo (psíquico) del analista, más allá de la atención flotante y la contra-
transferencia. Se presenta la interrelación en la obra de André Green de la noción de pensamiento clínico
con las de «matriz dialógica del encuadre» y «encuadre interno».

presidió el coloquio abierto «Unidad y diversi-


Y dad de la práctica de los analistas» de la Sociedad
La introducción del pensamiento clínico
Psicoanalítica de París. Fui invitado a participar
Estoy seguro de que me comprenderán si les del panel de apertura, y lógicamente asistí al
digo que, siendo el último panelista del último resto del coloquio. Todavía recuerdo el impacto
panel, me siento dividido entre las ganas de con- de sus palabras de cierre sobre los miles de cole-
tinuar nuestros intercambios y la tentación de gas allí reunidos:
«descorchar el champán» para empezar ahora
mismo a festejar el éxito que, por su fecundidad Es posible que los historiadores del psicoanálisis
intelectual y por su clima de entusiasmo, ha te- marquen el fin de los años 1000 y el comienzo de
nido este Primer Encuentro Internacional André los años 2000 distinguiendo en nuestra disci-
plina lo que propongo llamar el giro del milenio.
Green, este inmejorable festejo del décimo
Hoy, cuando algunos esperan con impaciencia la
aniversario del Espacio André Green. muerte del psicoanálisis, yo por mi parte veo el
Hablando de André Green y de encuentros signo de una renovación, la inauguración de una
vibrantes quiero compartir un recuerdo, que nos
hará entrar en tema. En el año 2006 él organizó y

Y aniversario del Espacio Green de la APA, realizado los


Trabajo presentado en el «Primer encuentro interna-
cional André Green: Ideas directrices para un psicoa- días 27 y 28 de octubre de 2011. Publicado en Revista
nálisis contemporáneo» en ocasión del décimo de Psicoanálisis, Vol. 69 (1), 2012. Publicado aquí por
cortesía de la Revista Uruguaya de Psicoanálisis.

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etapa que lo hará salir de los peligrosos impasses en torno a la introducción de la noción de pen-
en los que había caído. samiento clínico. «El pensamiento clínico es de-
finido como el modo original y específico de ra-
Creo que este giro renovador que avizoraba cionalidad surgido de la experiencia práctica.
André Green para el psicoanálisis puede recono- Corresponde al trabajo de pensamiento puesto
cerse en su obra. en marcha en la relación del encuentro psicoana-
Orientado «hacia un psicoanálisis del fu- lítico» (2002b). A la destructividad radical reve-
turo» (Green, 2003), este «giro del año 2000» lada en ciertos modos de funcionamiento limí-
(como podemos llamarlo por analogía con el re- trofe responde dialécticamente la profundiza-
volucionario «giro del año 20» en la obra de ción de la creatividad del trabajo del analista.
Sigmund Freud) corresponde al lanzamiento del Inscripto en el centro mismo del proyecto de
proyecto de un nuevo paradigma psicoanalítico un nuevo paradigma contemporáneo, no es de
contemporáneo para superar la crisis de los mo- extrañar que el pensamiento clínico sea un con-
delos post freudianos (kleiniano, lacaniano, hart- cepto que conjuga dos grandes vertientes. Una
manniano, etcétera). Este giro comporta en el re- pertenece a la epistemología y la otra a la teoría
corrido de André Green un doble trabajo, indivi- de la clínica y de la técnica.
dual y colectivo. En este último aspecto se des-
taca su rol en el lanzamiento y la animación de
un amplio movimiento instituyente (transinsti- El pensamiento clínico y el paradigma de la
tucional y plurigeneracional) impulsando inter- complejidad
nacionalmente la producción contemporánea Desde un punto de vista epistemológico
mediante la realización de coloquios, grupos de puede decirse que el pensamiento clínico es la
investigación, números especiales de la Revista forma psicoanalítica del pensamiento hipercom-
Francesa de Psicoanálisis, y varios libros colecti- plejo (Morin, Atlan, Castoriadis). Su autor ins-
vos. cribe explícitamente al pensamiento clínico (y a
En esta etapa la obra de André Green desa- su vez procura inscribir al pensamiento psicoa-
rrolla por un lado reflexiones y aportes para nalítico contemporáneo) dentro del paradigma
construir una nueva matriz disciplinaria con- de la complejidad –del que señala que Freud ha
temporánea: freudiana, compleja, pluralista, de sido un precursor–. Es lo que en otros términos
frontera. Por el otro lado produce una profundi- (anteriores pero aún vigentes) Green llama «ló-
zación de sus propios temas de investigación y de gica de la heterogeneidad» (1998).
su modelo personal. Cada una de estas vertientes Esta perspectiva se remonta al fin de los años
se expresa en dos importantes obras «inaugura- 70, en que nuestro autor inicia un fecundo y pro-
les» de este período. Ideas directrices para un psi- longado diálogo interdisciplinario con los pensa-
coanálisis contemporáneo (2002a) procura brin- dores «complejos». Un intercambio cuyos frutos
dar a la vez una cartografía de los desafíos que pueden leerse tempranamente. Un ejemplo: «La
definen el campo contemporáneo y una brújula vida es un desorden fecundo» (1979) sostiene en
teórico clínica para orientarse. línea con las nuevas teorías de la autorganización
En El pensamiento clínico (2002b) encontra- que reformulan las relaciones entre organización
mos los dos ejes temáticos principales que mar- y caos, entre azar y determinismo. Otro ejemplo:
carán sus escritos tras el giro del año 2000. El pri- en «Pensar la epistemología de la práctica»
mero se centra en el estudio de la destructividad: (1986) considera al psiquismo como un «sistema
abarca desde el trabajo de lo negativo en las es- abierto» y define al proceso analítico como «una
tructuras no neuróticas hasta la revisión de la autodesorganización bajo libertad vigilada».
teoría de la pulsión de muerte. El segundo co- Epistemológicamente en la formulación de
rresponde a una renovada y renovadora reflexión la noción de «pensamiento clínico» la referencia
acerca de la clínica, que apunta a desarrollar un a la clínica tiene un sentido preciso y programá-
nuevo modelo clínico terciario, un modelo espe- tico. Por un lado refiere a la singularidad del pen-
cíficamente contemporáneo. Este eje se organiza samiento psicoanalítico por su afinidad con los

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procesos inconscientes, a nivel intrapsíquico Dice que no entiende a qué se refiere Green
tanto como intersubjetivo. Afinidad en cuanto a con eso del «espíritu» del psicoanálisis. Para acla-
sus contenidos heterogéneos y a sus diversas ló- rarlo, en su «respuesta a Robert S. Wallerstein»
gicas. Por otro lado la referencia a la clínica de- (1996b) escribe:
fine a este pensamiento en relación con una pra-
xis motorizada por un proyecto de transforma- En cuanto al «espíritu» del psicoanálisis, estoy
ción, orientado hacia la emergencia de una sub- seguro de que cualquier analista practicante de
jetividad autónoma. En estos sentidos el psicoa- «tiempo completo» (full time) puede compren-
der a qué quiero aludir. Podríamos decir que se
nálisis es un modo de pensamiento singular, irre-
trata de aquello que constituye el fundamento
ductible al pensamiento corriente tanto como al (ground) de la identidad psicoanalítica traba-
pensamiento tradicional, científico o filosófico. jando [...]. A veces hay una sensación de que esta
«Insistiré en nuestro apasionante objeto de (identidad) se encuentra bajo la amenaza de
estudio, ejemplo de complejidad epistemológica» eclipsarse o desaparecer bajo diversas influen-
(2002b). La idea de la especificidad del objeto, su cias. Algunas corresponden a factores externos y
recorte gracias al encuadre como condición del otros internos al psicoanálisis. Mi énfasis en el
método, ha marcado el pensamiento de André estado mental del analista operando en la sesión
Green desde sus tempranas diferencias con Jac- quizás pueda aclararse más. En el contexto de la
ques Lacan (a quien critica las extrapolaciones de presente discusión hablar del abordaje altamente
subjetivo del analista no solo implica oponerlo a
otras disciplinas como la lingüística o la antropo-
los métodos «objetivos» de la investigación
logía) hasta sus tardías polémicas con el ex presi- cuantitativa; sino subrayar el peculiar –si no
dente de la IPA Robert Wallerstein. En su último único– funcionamiento de la escucha del psicoa-
intercambio en el Newsletter de IPA a fines de los nalista.
años 90 encontramos lo que me parece uno de los
antecedentes inmediatos de las ideas que crista- Luego agrega:
lizan en el concepto de «pensamiento clínico».
Oponiéndose a cierta ideología positivista ligada Aludo a las oscilantes, alternantes y provisiona-
a la «investigación cuantitativa» y a los ideales les construcciones que van teniendo lugar, a ve-
empiristas de objetividad, Green subraya la sin- ces simultáneamente y a veces consecutiva-
gularidad del pensamiento del analista durante la mente, durante el trabajo psíquico. Este trabajo
psíquico debe ser puesto en relación con conoci-
sesión y su importancia epistemológica para la
dos procesos análogos como el trabajo del sueño,
investigación y la producción en psicoanálisis. el trabajo de duelo y demás.
Al final de su artículo «¿Qué clase de inves-
tigación para el psicoanálisis?» (1996a) leemos: Y concluye:
Habiendo reflexionado mucho acerca de la pre- Todavía se está buscando un método de investi-
sente crisis del psicoanálisis tal como se mani- gación que sea coherente, no solo con el conte-
fiesta en los congresos de la IPA, he llegado a la nido del psicoanálisis sino con el tipo de pensa-
conclusión de que el mayor riesgo para el futuro miento que es su verdadero objeto. Lamento de-
del psicoanálisis es la declinación y posible caída cir que mi impresión es que el método adoptado
del pensamiento psicoanalítico, del espíritu del hasta ahora [de la investigación empírica y cuan-
psicoanálisis, del estado mental específico que titativa] ha distorsionado la naturaleza del ob-
habita al analista durante su trabajo y su pensar. jeto. Si como dice un dicho «la prueba del budín
Nuestra misión es mantener vivo este espíritu. está en comerlo», que éste sea indigerible debe-
ría ser una evidencia aun más fuerte.
Su interlocutor es el impulsor de una inicia-
tiva para superar la grave fragmentación del psi- En 2001 escribe el artículo «La crisis del en-
coanálisis en escuelas rivales, que propone que la tendimiento analítico» para un número especial
clínica podría ser una base en común («common internacional de la Revista Francesa de Psicoaná-
ground»). lisis («Principales corrientes del psicoanálisis
contemporáneo») que él mismo idea y edita. El

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texto es recogido para cerrar El pensamiento clí- coincidencia con lo que el psicoanálisis
nico. Allí señala que en lugar de extrapolar los contemporáneo denomina la terceri-
métodos (e ideologías) de otras disciplinas, se re- dad.
quiere una «investigación sobre la investigación»
para desarrollar un abordaje apropiado al objeto • La recursividad, que nos obliga a no se-
parar esquemáticamente las causas y los
del psicoanálisis. «El sentido no es un observa-
efectos. Pues la causa produce efectos
ble», dice Green. «La psique hace señales»: se las que retroactúan sobre la causa; y el
puede reconocer y estudiar como signos, pero no efecto deviene a su turno causa. Es lo
mediante un abordaje directo, empírico ni cuan- que se denomina «curva recursiva». Y el
tificable. El dispositivo metodológico ideal para après-coup y la resignificación nos han
esta investigación es el del encuadre analítico, preparado para comprender fácilmente
condición de posibilidad de la relación analítica esta causalidad no lineal.
y de la constitución del objeto analítico.
Entre otros peligros Green advierte contra la • El punto de vista hologramático: la
amalgama y la dilución de la teoría analítica en parte está en el todo que se reencuentra
él mismo dentro de la parte. Y el todo
una psicología general, de raíz evolutiva, cogni-
está en la parte que a su vez está en el
tiva o neurocientífica. También contra la extra-
todo.
polación de protocolos de investigación prove-
nientes de diversos ámbitos académicos.
Creo que lo esencial de la investigación en Pensar (en) la clínica: el pensamiento
psicoanálisis debe situarse del lado de la práctica terciario
y la clínica psicoanalítica, cuya referencia es in- La otra dimensión que impulsa y define la
dispensable para mantener el rumbo del pensa- conceptualización del pensamiento clínico co-
miento en ese ámbito. El psicoanálisis es la cien- rresponde, como dijimos, a la investigación de la
cia fundamental del psiquismo y no remite a práctica contemporánea, definida por su explo-
otras ciencias fundamentales de las que sería tan ración de los límites de la analizabilidad. «¿Cómo
solo una aplicación [2002b]. funciona en la sesión la mente del psicoanalista
Para la construcción de un paradigma con- contemporáneo?» podría ser una pregunta que
temporáneo, el autor de La causalidad psíquica define esta vertiente. El pensamiento clínico es el
apuesta por la relación interdisciplinaria con la pensamiento de, y en, la práctica contemporá-
epistemología de la complejidad. En «Hacia un nea.
psicoanálisis del futuro» (2002c) –su ponencia en La noción de pensamiento clínico participa
el histórico coloquio «El trabajo analítico» que de la construcción de un modelo que aspira a in-
organizó en la unesco– concluye del siguiente tegrar los aportes y superar las limitaciones de los
modo: modelos freudiano y post freudianos. En su nú-
cleo propongo distinguir el «trabajo psíquico del
Henos aquí procurando orientar la investigación
futura. Para afrontar el psicoanálisis del mañana analista» como un eje conceptual que incluye y
se requiere un pensamiento nuevo. Está en ger- articula las nociones de escucha, atención flo-
men en la obra freudiana aunque se lo suele ig- tante, contratransferencia, imaginación analí-
norar. Es el pensamiento hipercomplejo que Ed- tica. Convergen con las nociones de matriz activa
gard Morin nos ha ayudado a conocer mejor. El (dialógica) del encuadre y encuadre interno del
mismo reposa sobre tres principios: analista en el desarrollo de un «pensamiento ter-
ciario» (Urribarri, 2005, 2010).
• La complejidad dialógica, que afirma En lo que sigue quisiera dar cuenta de algu-
que la relación es más importante que nos aspectos centrales del pensamiento clínico y
los términos que ella reúne. Ella supone del modelo clínico contemporáneo. Entre otros
al menos dos términos. No voy a desa-
aspectos referidos al funcionamiento del analista
rrollar, pero sí a mencionar, la
voy a destacar los cambios introducidos en

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relación a la contratransferencia, a la visión del relaciones en y entre lo intrapsíquico (centrado


funcionamiento mental del analista. Es decir, al en la pulsión) y lo intersubjetivo (centrado en el
pasaje desde un «concepto totalizante» de la con- objeto). Forma psicoanalítica del pensamiento
tratransferencia (que incluye la totalidad del fun- complejo, la perspectiva metapsicológica con-
cionamiento del analista y que es el núcleo del temporánea acentúa la heterogeneidad, la proce-
modelo clínico post freudiano) hacia una «con- sualidad y la poiesis o creatividad del psiquismo.
cepción encuadrada» de la contratransferencia En la clínica los casos límite devienen los nuevos
dentro de una más amplia y compleja visión con- cuadros paradigmáticos. Ello promueve la explo-
temporánea de la escucha y del trabajo del ana- ración/extensión de los límites de la analizabili-
lista. Se trata de un cambio de paradigma en la dad y de las posibles variaciones del método. La
técnica. La contratransferencia pasa de ser un introducción del concepto de encuadre inaugura
concepto marco (que ordena a los demás) a un un esquema triádico (encuadre/transferen-
concepto enmarcado, que se subordina e integra cia/contratransferencia) del proceso analítico.
al pensamiento clínico –núcleo dinámico de un En el modelo contemporáneo tiene un rol
pensamiento terciario. central la introducción y elaboración del con-
cepto de encuadre. El encuadre se distingue de la
El trabajo psíquico del analista y el modelo mera situación material y se concibe como una
clínico contemporáneo función constituyente del encuentro y del pro-
ceso analítico. De naturaleza transicional (entre
Para abordar el modelo contemporáneo de-
la realidad social y la realidad psíquica), el encua-
bemos situarlo en relación al freudiano y al post
dre es institución y puesta en escena del método
freudiano. Esquemáticamente puede señalarse
analítico, de su núcleo dialógico y de su matriz
que en el modelo freudiano la teoría se centra en
intersubjetiva simbolizante. El encuadre insti-
el conflicto intrapsíquico; las psiconeurosis de
tuye el espacio analítico, que es un tercer espacio
transferencia constituyen el cuadro clínico para-
que hace posible el encuentro y la separación (la
digmático, de referencia, que ilustra y confirma
discriminación) entre el espacio psíquico del pa-
el modelo; la práctica apunta al análisis de las re-
ciente y el del analista. Contención y distancia: el
sistencias, y la cura pasa por la disolución de la
encuadre delimita el espacio potencial que hace
neurosis de transferencia. La técnica se basa en la
posible la comunicación analítica. Su estatuto es
asociación libre y la atención flotante, siendo ne-
a la vez clínico y epistemológico: el encuadre es
cesariamente la contratransferencia un obs-
condición de la constitución del objeto analítico
táculo.
(Green), objeto tercero, distinto del paciente y
Por su parte, los modelos post freudianos
del analista, producido por la comunicación de
desplazan el foco de la teoría sobre el objeto (en
cada pareja analítica singular.
unas regiones como relación de objeto, en otras
Desde el año 2000 el autor de El pensa-
como lazo estructural con el Otro/otro) desarro-
miento clínico produjo numerosos trabajos de
llando una perspectiva predominantemente in-
revisión de los fundamentos de la técnica y de la
tersubjetiva o relacional; correlativamente la téc-
clínica desde el punto de vista metapsicológico
nica se modifica acentuando el rol central del
de la relación entre lo intrapsíquico y lo intersub-
analista (del objeto de la transferencia): en la co-
jetivo (acerca de la contratransferencia, el pro-
rriente anglosajona se prioriza la contratransfe-
ceso, la interpretación y, muy especialmente, del
rencia y en la lacaniana se destaca el deseo del
encuadre). Estas teorizaciones están ligadas a in-
analista; en la clínica el funcionamiento psicótico
tervenciones polémicas, que apuntan principal-
(y secundariamente el de los niños) es tomado
mente a sostener el carácter psicoanalítico de la
como referencia central, paradigmática.
práctica con variaciones del encuadre –como la
El modelo contemporáneo propone una
«psicoterapia analítica», o el trabajo «cara a
nueva síntesis o matriz disciplinaria. La teoría
cara»–. Green propone distinguir en el encuadre
concibe al sujeto psíquico como proceso hetero-
entre una fracción variable y una fracción cons-
géneo de representación que simboliza las
tante. La fracción constante corresponde a la

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«matriz activa», de naturaleza dialógica, consti- figurabilidad, imaginación, elaboración de la


tuida por la asociación libre del paciente aco- contratransferencia, memoria preconsciente del
plada con la escucha flotante y la neutralidad be- proceso, historización, interpretación, construc-
névola del analista. Matriz dialógica que forma el ción, etc.). Su funcionamiento óptimo es el de los
núcleo de la acción analítica, cuyo agente es la «procesos terciarios», procesos transicionales in-
pareja analítica, con independencia relativa de ternos, sobre los cuales se fundan el pensamiento
las formas de trabajo. La fracción variable cons- y la creatividad del analista.
tituye una suerte de «estuche protector» de la «El pensamiento clínico [define Green en el
matriz activa, y corresponde a las disposiciones libro homónimo] es el resultado de un trabajo
materiales, secundarias, tales como la frecuencia, mutuo de observación y auto observación de los
la posición del paciente, y los diversos aspectos procesos mentales que utilizan los canales verba-
del contrato analítico. les.» Luego recuerda que antes propuso que el
El encuadre, sostiene Green, deviene una he- encuadre analítico transforma al aparato psí-
rramienta diagnóstica: «un analizador de anali- quico en aparato de lenguaje1. Y también que el
zabilidad». La posibilidad de usar o no el encua- proceso analítico se define como la vuelta sobre
dre como espacio analítico potencial en el que se- sí mismo mediante el pasaje por el otro seme-
guir la regla fundamental, permite evaluar las po- jante. A estas fórmulas agrega la idea de que el
sibilidades y dificultades del funcionamiento re- pensamiento clínico consiste en articular por
presentativo. Con pacientes no neuróticos, en- medio del lenguaje dos tipos de pensamientos:
tonces, se fundamentan las modificaciones del los pensamientos que surgen de las relaciones en-
encuadre (menor frecuencia de sesiones, posi- tre representaciones conscientes y preconscien-
ción cara a cara, etc.) para establecer las mejores tes, y los pensamientos que ligan los procesos or-
condiciones posibles para el funcionamiento re- ganizados por el lenguaje con los procesos in-
presentativo. Pero estas variaciones debidas a la conscientes, dominados por el proceso primario.
imposibilidad o inadecuación de aplicar el en- «Este es el núcleo dinámico del pensamiento clí-
cuadre psicoanalítico tradicional conservan una nico» (prolongando esta perspectiva hemos pro-
referencia al mismo en el trabajo psíquico del puesto considerar al pensamiento clínico como
analista: el encuadre interiorizado por el analista un «pensamiento terciario», en tanto complejiza-
en su propio análisis funciona como encuadre ción y «puesta en forma» reflexiva de los proce-
virtual antes que como protocolo concreto. Se es- sos terciarios).
tructura apuntalándose en la «estructura encua- En contraste con la idea de que las psicote-
drante» del analista, devenida matriz simbólica rapias psicoanalíticas son variantes más simples
reflexiva gracias a la formación analítica (Urriba- y superficiales de trabajo analítico, éstas son re-
rri, 2010). La diversidad de la práctica, con sus conocidas en su complejidad y su dificultad. Del
encuadres variables, encuentra su unidad (a la lado del analista se pone de relieve la necesidad
vez su fundamento y su condición de posibili- de un trabajo psíquico especial para hacer repre-
dad) en el «encuadre interno del analista» sentable, pensable, analizable el conflicto psí-
(Green, 2000b) como garante del método. quico situado en los límites de la analizabilidad.
La noción de «encuadre interno del analista» Por ejemplo: la escucha debe combinar la lógica
concebido como matriz objetalizante y represen- deductiva (del modelo freudiano) con una lógica
tativa es la sede del pensamiento clínico. El tra- inductiva. En la formulación de la interpretación
bajo psíquico del analista articula una serie de di- se explicita su carácter conjetural, utilizando el
mensiones y operaciones heterogéneas (escucha, modo condicional o interrogativo, para permitir

1
Para un mayor desarrollo acerca del lenguaje y de la a la ponencia de Patricia Álvarez en Revista de Psicoa-
complejidad de la simbolización en el discurso, remito nálisis, Vol. 69 (1), 2012.

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que el paciente tenga un «margen de juego», paciente y en la escucha del analista un doble
pueda tomarla o rechazarla. Frente al mutismo movimiento de «reverberación retroactiva y an-
(de cuño lacaniano) y la traducción simultánea ticipación anunciadora». Esta virtualidad polisé-
(de inspiración kleiniana), la matriz dialógica del mica de la comunicación analítica puede volverse
método vuelve a ser valorizada y profundizada. potencialidad traumática en las estructuras no
La noción de diálogo analítico cobra un relieve neuróticas: la posición fóbica central es un ejem-
conceptual, y no solo descriptivo. En ambos ca- plo de defensa contra esta última posibilidad.
sos –psicoanálisis o psicoterapia– puede decirse Técnicamente se pasa desde la (sistemática)
que el objetivo de reconocimiento y metaboliza- interpretación de la transferencia, a la interpre-
ción de lo inconsciente es similar. Su resultado tación en la transferencia. La dimensión del
deseable es la constitución o despliegue de un en- «aquíahora-conmigo» pasa a articularse con el
cuadre interno (o interiorización del encuadre), «allí-entonces-con otro». La Nachträglichkeit
mediante el cual el núcleo dialógico (intersubje- freudiana (la resignificación, el après-coup), que
tivo) del análisis devenga una matriz intrapsí- define la temporalidad específica del psicoanáli-
quica reflexiva, una plataforma dinámica de la sis, recupera un rol central, siendo doblemente
función objetalizante (Urribarri, 2005). profundizada: como dimensión esencial, inhe-
La introducción del concepto de encuadre rente, del proceso de representación, y como
inaugura un esquema triádico (encuadre/trans- clave del trabajo psicoanalítico. La historización
ferencia/contratransferencia) del proceso analí- pasa a ser una dimensión clave del trabajo de
tico: si la transferencia y la contratransferencia análisis. (La historización se centra en la historia
son el motor, el encuadre constituye su funda- del proceso analítico y, como ejemplificaremos
mento. En esta perspectiva el encuadre es polisé- más adelante, no debe confundirse con la mera
mico, conjugando diversas lógicas a las que la es- construcción ni mucho menos con la «puesta en
cucha debe estar abierta: de la unidad (del narci- relato» de la historia del paciente.) El libro El
sismo), del par (madre-bebe), de lo transicional tiempo fragmentado despliega toda la riqueza
(de la ilusión y lo potencial), de lo triangular (de metapsicológica de la teoría de la temporalidad
la estructura edípica). Concordando con esta po- que está en su base.
lisemia del encuadre la posición del analista es En este contexto se destaca la importancia de
también múltiple y variable: no puede ser ni pre- la imaginación del analista (especialmente solici-
determinada ni fija; ni como padre edípico ni tada en el trabajo en los límites de la analizabili-
como madre continente, etc. El analista debe ju- dad). Así redefinida la escucha analítica es más
gar, tanto en el sentido teatral y musical como lú- amplia que la contratransferencia, y la actividad
dico, en función de los escenarios desplegados en del analista va más allá de la elaboración y el uso
la singularidad del campo analítico. Puesto que de la misma. Puesto que no todo movimiento de
el inconsciente «habla en diferentes dialectos» el la mente del analista más allá del proceso secun-
analista debe ser «políglota». En la técnica pro- dario es contratransferencial: por ejemplo, se
puesta por Green para las estructuras no neuró- destaca el rol de la regresión formal del pensa-
ticas se privilegia la dimensión transicional y dia- miento del analista como vía para dar figurabili-
lógica del trabajo analítico: se destaca un recurso dad a lo no representado del paciente.
que podríamos denominar «squiggle verbal» –un En su elocuente artículo «Desmembra-
estilo de intervención orientado por (y hacia) el miento de la contratransferencia: lo que hemos
movimiento representativo del discurso del pa- ganado y perdido con la extensión de la contra-
ciente. transferencia» (2001) André Green propone dis-
En «La posición fóbica central» (2002a) An- tinguir y designar tres dimensiones que suelen
dré Green propone una concepción de la asocia- confundirse. Lo que corresponde a la posición
ción libre (y la atención flotante) como produc- analítica que precede y favorece la transferencia
ción acoplada de la pareja analítica: define el dis- del paciente, así como a su predisposición gene-
curso en sesión como un proceso arborescente de ral a reconocer y procesar su propia contratrans-
creación de sentido, que determina en el decir del ferencia, se lo denomina «conjunto

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anteanalítico» (pudiendo considerárselo como resonancia inconsciente primaria se ligue adqui-


una «antetransferencia»). Es el basamento de la riendo figurabilidad, pudiendo llegar a ser signi-
«contratransferencia stricto sensu, singular, por ficada y luego pensada mediante el lenguaje, y fi-
venir». Justamente la «contratransferencia a la nalmente religada con la inteligida de la situa-
obra» (en francés: à l’ouvre, es decir en obra, en ción analítica.
marcha, inherente al trabajo) se distingue de la Para ilustrar el pensamiento clínico en tanto
latencia de la disposición anteanalítica y «se en- complejización del trabajo psíquico del analista
carna de manera efectiva en la relación singular. me gustaría citar una precisa descripción del au-
[...] Me refiero a una contratransferencia que tor de Locuras privadas. Discutiendo el modelo
sorprende las expectativas del analista». La con- post freudiano, y en particular la noción bio-
tratransferencia es una exigencia de trabajo psí- niana de rêverie como modelo de la contratrans-
quico para el analista. La asimetría de la relación ferencia totalizante, escribe:
analítica «no le da ninguna autoridad interpreta-
tiva, sino un deber de analizar la transferencia del ¿En qué consiste la escucha del analista? En pri-
paciente y su eco en el analista». Para ello, sos- mer lugar en comprender el sentido manifiesto
tiene que «el lugar de la contratransferencia y del de lo que se dice, condición necesaria para todo
lo que sigue; después, y es la etapa fundamental,
pensamiento analítico implica la movilidad de
en imaginarizar el discurso, es decir no sola-
los registros y la puesta en actividad de los pro-
mente imaginarlo, sino incluir en él la dimen-
cesos terciarios». El doble registro (intrapsíquico sión imaginaria construyendo de otro modo lo
e intersubjetivo) favorece un «pensamiento ter- implícito de ese discurso en la puesta en escena
cero» que emerge de las operaciones de reunión del entendimiento. La etapa siguiente (delirará
y separación (intersubjetivo), articulado con los o) desligará la secuencia lineal de esta cadena,
diversos modos de pensamiento (intrapsíquico) evocará otros fragmentos de sesión: recientes
«abriendo una posibilidad de salir de los impas- unos (acaso de la última sesión), menos recientes
ses de la dualidad». Por último propone diferen- otros (aparecidos hace algunos meses) y, en fin,
ciar un «acoplamiento a la transferencia» o «con- mucho más antiguos otros (por ejemplo un
sueño de comienzos del análisis). [...] El analista
tratransferencia engranada» (engrené) en la que
tiene la tarea de ser el archivista de la historia del
el trabajo de pensamiento se ve paralizado por análisis y de buscar en los registros de su memo-
una relación inconsciente hipnótica de fascina- ria preconsciente para lo cual convocará sus aso-
ción mutua, en la que el analista responde en es- ciaciones en todo momento. He ahí el fondo so-
pejo a la fuerza reverberante de la transferencia bre el cual se desarrolla la capacidad de ensoña-
del paciente. ción del analista. Ésta cobra cuerpo en la última
Green postula un apuntalamiento precons- etapa, la de religazón, que se efectuará seleccio-
ciente de la atención flotante. Esto no significa nando y recombinando los elementos así espiga-
que el rol del inconsciente del analista sea ex- dos para dar nacimiento a la fantasía contra-
cluido sino que es articulado, mediado, por el transferencial que va al encuentro de la fantasía
transferencial del paciente [1986].
preconsciente que es el que permite su simboli-
zación y uso técnico. El rol del preconsciente ad-
quiere una importancia renovada como espacio
Sueño y acto: dos modelos freudianos para el
de mediación, intersección e interacción repre- pensamiento clínico
sentativo: espacio transicional interno, pivote de Todo lo que hemos dicho, espero, nos per-
la asociación libre del paciente (y de la atención mite articular el pensamiento clínico con el díp-
flotante del analista), sede de su perlaboración. tico de los dos modelos, del sueño y del acto que
En este contexto debe situarse la idea del encua- Green propone en El tiempo fragmentado (2000)
dre interno del analista como una matriz repre- para dar cuenta de las perspectivas teórico-clíni-
sentativa preconsciente en la que se funda la cas derivadas de la primera y de la segunda tópi-
comprensión y la creatividad del analista. En la cas freudianas. A las que correlaciona con las di-
elaboración de la contratransferencia los proce- ferencias entre el análisis de estructuras neuróti-
sos terciarios del analista permiten que la cas y no neuróticas. Estos modelos, a su vez, se

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esclarecen al referirlos al funcionamiento o al repetición mortífera toman el lugar referencial


disfuncionamiento de la estructura encuadrante. de la realización de deseo. Las referencias a las
Así es posible comprender el rol del encuadre en fallas en la relación con el objeto primario y, co-
la situación analítica clásica, y sus impasses (y va- rrelativamente, a la prevalencia de un narcisismo
riaciones) en las situaciones en los límites de la de muerte se vuelven centrales. Los conflictos
analizabilidad (Urribarri 2005, 2010). En este identificatorios ponen en juego los límites entre
sentido es posible distinguir el doble aporte de el sujeto y el objeto, afectando la estructura nar-
Green a la técnica, correspondiente a las dos di- cisista primaria y sus identificaciones nucleares.
mensiones fundamentales de su teorización del La estructura encuadrante como espacio de re-
proceso representativo («función básica del psi- presentación es desbordada por un funciona-
quismo»): la teoría generalizada de la representa- miento evacuativo, proyectivo, des-simbolizante.
ción y la teoría de la estructura encuadrante, ma- Lo irrepresentable hace irrupción en la es-
triz y sede de la función representativa. Esque- cena analítica y pone en jaque tanto la asociación
máticamente puede decirse que desde el punto de libre como la atención flotante. En estas situacio-
vista técnico a la primera corresponde el «trabajo nes el modelo greeniano de la estructura encua-
de representancia» y a la segunda el «trabajo de drante da fundamento teórico y orienta las varia-
límite» (lo que en términos descriptivos puede ciones del encuadre y de la técnica. La construc-
diferenciarse como trabajo sobre el contenido y ción del continente psíquico y del preconsciente
sobre el continente). Ambas deben complemen- como espacio transicional interno y asiento de
tarse en torno al reestablecimiento de la función los procesos terciarios se vuelve una condición
objetalizante, cuya condición mínima es el inves- para el análisis del contenido. Es en este contexto
timiento significativo, norte de la escucha y la in- donde, como referente de la técnica, el sueño (la
tervención del analista. interpretación del contenido latente) es rempla-
En el modelo del sueño (realización y en- zado por el juego (la co-construcción del sentido
mascaramiento del deseo inconsciente) las repre- en el espacio intersubjetivo como condición para
sentaciones son un dato de base del psiquismo: su introyección en, y estructuración de, lo intra-
crean las «cadenas de Eros» al ligar y articular la psíquico). Por ejemplo, en las situaciones en las
pulsión, «encadenándola» al proceso representa- que se hace conveniente el trabajo «cara a cara»,
tivo. Esto supone que la función continente de la en las que constatamos que la sobreinvestidura
estructura encuadrante (narcisismo primario) de la percepción funciona como una contrain-
está lo suficientemente bien establecida como vestidura de la representación. En consecuencia,
para que el análisis pueda concentrarse en el con- antes de considerar «hacer consciente lo incons-
tenido según un eje primordialmente intrapsí- ciente» debe empezarse por «hacer consciente
quico. Los conflictos identificatorios están liga- (pensable) lo manifiesto». La apuesta del juego
dos dialécticamente a los avatares del deseo y no analítico a la representación apunta a la interio-
ponen en juego el narcisismo primario ni las rización (que contenga la compulsión evacua-
identificaciones primarias. La clínica se funda así tiva) en la actualidad de la sesión. Es una apuesta
sobre la compatibilidad existente entre represen- por un proceso de subjetivación. El eje interpre-
tación de cosa/representación de palabra, reuni- tativo centrado en lo intrapsíquico debe articu-
das transferencialmente en la asociación libre. El larse con –y en cierta medida desplazarse hacia–
proceso se articula según Green en un trípode lo intersubjetivo. Prioriza un «trabajo del
«encuadre/sueño/interpretación».
Ligado a la segunda tópica –en la que se ob-
serva el reemplazo del inconsciente por el Ello–
el modelo del acto (agieren) se centra sobre la
moción pulsional y los fracasos de su ligadura
con la representación (ahora la ligadura repre-
sentativa es un resultado posible pero ya no un
dato de partida). El trauma y la compulsión de

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Urribarri, F. André Green. El pensamiento clínico: contemporáneo, complejo, terciario . 10

límite2» que busca correlativamente delimi- analítica. El encuadre, elemento tercero, de esta-
tar/construir fronteras internas (formaciones in- tuto transicional. El trípode del proceso analí-
termediarias entre las instancias) y externas (en- tico: transferencia/ contratransferencia/encua-
tre el Yo y el objeto). Por eso he sugerido que el dre. El encuadre interno del analista, garante de
proceso se organizaría según otro trípode: «en- la terceridad, cuando el campo analítico tiende
cuadre interno/acto/interiorización» (siendo hacia una dinámica dual, bidimensional. El tra-
esta interiorización el resultado tópico del pro- bajo psíquico del analista, eje conceptual tercia-
ceso dinámico de la religadura mediante la figu- rio que incluye la atención flotante (perspectiva
ración y representación). intrapsíquica, análisis de contenido) y la contra-
Entonces, para terminar, volvemos a la pre- transferencia (perspectiva intersubjetiva, análisis
gunta: «¿Cómo funciona la mente del analista de la relación y del continente) subordinándolas
contemporáneo?». Nuestra respuesta puso en re- a una más amplia y compleja gama de operacio-
lación la noción de pensamiento clínico con la de nes en la que se destaca la imaginación (la creati-
pensamiento terciario. Recapitulemos algunas de vidad) psicoanalítica. Los procesos terciarios,
las ideas con las que hemos definido al modelo núcleo del trabajo psíquico del analista, de su
clínico contemporáneo como terciario: El objeto pensamiento clínico.
analítico, objeto tercero formado por la relación

2
Acerca del «trabajo de límite» recomiendo la ponen-
cia de Mara Sverdlik incluida en Revista de Psicoanáli-
sis, Vol. 69 (1), 2012.

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