Está en la página 1de 20

Por Amor al Arte

(Volumen 4)

Capítulo 13: Surrealismo Vital

-Carlos:

Un hilillo de luz que entra por una de las rendijas de la persiana va a dar
directamente a mis ojos despertándome en aquella mañana que jamás
olvidaré. Tanta luz... este no es mi cuarto, dirijo mi mirada hacia el techo... no
reconozco este techo, tampoco la almohada es la mía... de repente me doy
cuenta de que mi cabeza reposa sobre un torso masculino... mi mano encima
de ese torso ha aprisionado debajo de sí unos mechones de cabellos rubios.
Todo esto quiere decir que estoy apoyando mi cabeza sobre alguien, y ese
alguien es Luis. Intento alcanzar su rostro con mis ojos para asegurarme... si,
es él, de hecho estaba despierto y en cuanto ha notado que me movía ha
cruzado su mirada con la mía. Su mano acaricia mi pelo mientras me sonríe y
totalmente seguro de sí mismo decide dedicarme sus primeras palabras del día

“¿Qué tal estás? ¿Has dormido bien? Espero que hayas descansado tan bien
como yo”

Pues mira, lo de que cómo estoy me ha hecho reaccionar, es una pregunta


complicada. En estos momentos recuerdo lo que pasó anoche... ¡Por todas las
estrellas de este universo! ¿Qué he hecho?. El susto ha hecho que me
levantara de repente y empezara a jadear por la taquicardia. ¿Cómo es posible
que nos hayamos acostado tan rápido? Hace sólo unos días que decidí probar
si esta relación realmente nos llevaría a algo... vaya si nos llevó a algo, pero
desde luego no esperaba perder la virginidad tan pronto... bueno, si, ya era
hora, pero me refiero a que no pensaba que esto ocurriría tan de repente. La
culpa es mía por dejarme llevar, mi débil voluntad ha hecho que llegara a esos
extremos, no es culpa de Luis, para él esto es natural... es culpa mía.

Luis parece que se temía que algo así me iba a ocurrir y se incorpora
poniéndome una mano en la espalda con gesto tranquilizador que en estos
momentos hace un mínimo efecto sobre mí.

“Tranquilo, es normal que te sientas así, y aunque no me creas no eres el único


que tiene cierta confusión mental después de todo lo que ha pasado entre los
dos. Nunca pense que me enamoraría de otro chico pero así son las cosas, yo
las he aceptado tal como son. No te pido que sea ahora mismo, pero trata de
aceptar y comprender lo que esta pasando, no por mí, sino porque así
seguramente te sentirás mucho mejor”

Después de este sabio discurso se levanta de la cama... esta desnudo... ni en


las clases de dibujo en las que posaba me había fijado en cierta cosa hasta
hoy, el día después de que aquello... esa cosa me... ¡Arg! No quiero pensar en
ello...

Luis a pesar de todo sigue sonriendo, debe de estar realmente satisfecho, o


eso o no quiere que yo piense que esta preocupado. Con esa sonrisa en la
boca acerca su cara a mi oído para susurrarme

“¿Quieres que te traiga a Florindo? Te hará compañía mientras preparo el


desayuno...”

Dicho esto me da un beso en la mejilla y poniéndose la bata desaparece por la


puerta para volver a aparecer con Florindo. Lo coloca a mi lado y antes de
volver a desaparecer por la puerta sus palabras me demuestran que realmente
esta preocupado.

“Puedes quedarte el tiempo que quieras ahí, no te preocupes por nada, déjalo
todo de mi cuenta. Descansa...”

Que paternal se ha vuelto de repente, como no ponga en orden mi cabeza


rápido va a estar haciéndome la pelota eternamente y eso no lo soporto, odio
que me traten como si estuviera enfermo o fuera un debilucho. Incluso cuando
estaba enfermo odiaba que me trataran de ese modo, no puedo soportarlo...
Florindo

“Forindo... ¿Sabes lo que paso anoche?”

Florindo parece estar al tanto

“Joder, desde la habitación de al lado se oía perfectamente todo, pero con


detalle ¿eh? Ese rubio es bueno en la cama...”

Mi peluche es un pervertido

“Pero Florindo tío, ya no soy virgen... y encima con Luis... tenía que haberme
hecho a la idea de esto también”

En esos negros ojos se refleja que si fuera capaz, me daría de leches en ese
momento como a una estera

“Pues ya era hora de que dejaras de ser virgen ¿No? Y además, que yo sepa
el no te violó, nunca lo haría, te aprecia demasiado, te lo digo yo. Pero tú eres
tonto, realmente gilipollas, a ver, tu le quieres ¿No? Hubiera sido mucho peor
haberlo hecho con alguien que te importa una mierda, entonces si podrías
tener escrupulos morales, pero si realmente estas enamorado de él no debería
importarte”

Que sabio es Florindo, y eso que solo es un peluche... si fuera humano sería
multimillonario.

“Pero Florindo tío... ha sido todo tan rápido...”


Seguramente eso no sea importante para Florindo

“Menos pensar y más actuar ¿A qué te ha gustado? Pues eso, ah, y la próxima
vez no se te ocurra dejarme solo en el cuarto de al lado, que quiero verlo todo...
Me voy que viene el rubio”

Tengo un peluche voageur, pero si tiene razón en que ha sido una de las
mejores experiencias de mi vida en el plano sensual. Nunca he sentido tanto
gustirrinín en mi vida, es como flotar dentro de un mar de algodón de azúcar
donde puedes morder y saborear toda esa dulzura sin más limite que tu propia
resistencia antes de llegar al pico máximo de placer.

Luis ha hecho bizcocho... odio a este rubio... conoce ya mis puntos débiles, se
pasó haciéndolo ayer toda la tarde para mí. Que asco, que adorable es, la
verdad es que tiene razón Florindo, con toda esta mariconada, este rubio
violador se hace querer.

“Gracias Luis... no tenías porque haberte molestado...”

Sentado enfrente de mí esboza una sonrisa mientras sostiene una tostada en


su boca.

“Que va, no es molestia, a mí también me encanta el bizcocho, pero lo tomo


para merendar, desde que te conozco prefiero desayunar tostadas, hacen que
me acuerde de ti todas las mañanas”

Que asco, que empalagosamente romántico es este rubio, no me extraña que


tenga tanto éxito con las tías, a cualquiera se le caerían las bragas al suelo con
alguna de las cosas que me dice a mí. Él hace que vuelva a sonreír, ya estoy
más tranquilo y convencido de que no pasa nada, supongo que el triqui triqui es
algo natural y que no llevas una etiqueta en la frente que diga “lo he hecho”.

“Oye Luis... me preguntaba... ¿Tu también tenías dudas por lo de anoche?”

Esta asombrosamente tranquilo, parece que incluso esté cómodo con la


situación.

“Al principio no tenía ni idea de lo que iba a hacer contigo, como comprenderás
un chico es distinto a una chica, pero luego pensé en lo que me gusta a mí y
simplemente te lo hice. No se trata simplemente de sexo, aquí lo más
importante era como te sintieras tú y a partir de tu propio placer empieza el
mío”

¿Lo que le gusta a el?

“¿Entonces a ti te han petao el kakas?”

A Luis le empieza a entrar la risa floja, y tanto se ríe que se mete una hostia
contra el suelo al caerse desde la cama, y en el suelo sigue riéndose echando
espuma por la boca.
“No sabía que era tan gracioso, pero ya veo que la respuesta es no... ¿Luis
estas bien? ¿No te habrás roto algo?”

Aun entre risas e intentando recuperar el aliento vuelve a sentarse en la cama

“No, jajá jajá, nunca me lo han hecho, nunca había estado en la cama con otro
chico ¿Recuerdas? Me lo preguntaste ayer, era novato ¿no? Pero no descarto
que algún día deje que tú lo hagas, al fin y al cabo esta demostrado que es una
practica realmente placentera”

No te digo...

“No si ya... dímelo a mí, eso sí, espérate a que me ponga un poco más en
forma porque a pesar de que ayer lo has hecho tu casi todo me ha dejado
valdao, tengo que ejercitar mi resistencia”

Claro, así se explica que este tío sin deporte alguno este tan fibroso como esta,
no sabía que el sexo cansara tanto aunque reconozco que es buen ejercicio, se
matan dos pájaros de un tiro, te lo pasas bien y encima estas en forma.

“No te preocupes, te ayudaré a ponerte en forma...”

Poniendo en el suelo la bandeja del desayuno se abalanza sobre mí

“Joder Luis para coño, ¿No te dije que estaba valdao? Me cagüenlamar que
resistencia la tuya, eres como el conejito duracell”

Luis se descojona de risa a mi lado en la cama, al menos así he conseguido


quitármelo de encima, vamos, que no son horas de ponerse en faena.

Durante los días que están pasando los compañeros en Madrid me he quedado
con Luis y así nos hacemos compañía mutuamente, eso sí, ya le dije que de
momento limitaríamos las prácticas amorosas ya que de momento no me
siento con fuerza moral ni física para estar todos los días pasando por la
piedra. Luis ha aceptado, resignándose pero ha aceptado porque a pesar de
todo tiene sus trampitas, o sea, él hace de todo menos meter su rollito de
primavera donde más le gusta.

La mañana del domingo en el que supuestamente tendrían que volver esos


dos, o sea, Jaime y mi hermana, empieza a sonar mi teléfono móvil
despertándonos a ambos, que nos habíamos quedado fritos el día anterior
viendo una peli de alquiler. Cuando logro coger el teléfono y descolgar oigo la
voz de mi hermana por el micro del teléfono.

“Carlos, tenemos algo importante que deciros a Luis y a ti”

Le tiro del brazo a Luis para que se acerque a escuchar y de paso saluda

“Hola tíos, ¿qué tal lo habéis pasado?”


Tanta cordialidad de su parte es abrumadora

“Bien, bien, pero lo más importante es que no volvemos a Pontevedra, nos


marchamos juntos a Coruña, a estudiar Ilustración”

¿¿¡¡Qué!!?? ... no puede ser... el teléfono cae en la alfombra siendo


posteriormente recogido por Luis el cual habla con ellos, prometiéndole a mi
hermana que cuidará de mí. Traidora... me ha dejado... menos mal que tengo a
este rubio a mi lado... pero aún así es doloroso saber que después de tantos
años viendo todos los días a alguien... vas a pasar de eso a verla cada año o
así. No puedo evitar llorar aunque es lo peor que puede hacer un hombre, no
quiero dar muestras de mi debilidad aunque el shock es tan grave que ha
minado mi propia resistencia y me encuentro con un par de lagrimones
recorriéndome las mejillas.

Parece que Carla quiere decirme algo antes de desaparecer y Luis me pone el
teléfono en la oreja

“Carlos... lo siento... pero es lo mejor que puedo hacer por ti, por favor... sigue
viviendo feliz con Luis... Mis cosas irán a recogerlas los de las mudanzas,
pídele a Luis que te ayude a recogerlo todo y... coge tus cosas... y vete a vivir
con él. Os necesitáis el uno al otro, nosotros estaremos bien”

Sin poder decirle una palabra Carla finalmente ha colgado y yo me siento como
si me hubiera atropellado un autobús en hora punta. Los reconfortantes brazos
de Luis abrazan mi cuerpo, no sé cuanto tiempo permanecimos ahí porque me
harte tanto de llorar que me quede dormido. Desde luego que alta traición la de
mi hermana, pero bueno, al menos al fin consiguió comerse un rosco.

Según pasan los días me voy haciendo mas a la idea de compartir mi vida con
este rubio sujeto que me hace bizcocho para desayunar. Al piso de al lado se
nos han mudado dos tías bastante raras que traen un montón de cosas. Luis y
yo nos pasamos las horas muertas viendo por la ventana como suben y bajan
recogiendo sus chorradas del camión de mudanzas.

Me da a mí la sensación de que va a haber movida... como en los viejos


tiempos. Se ha acabado este lapso de tranquilidad que comenzó con la huida
de mi hermana y Jaime.

Fin del capítulo 13

Continuará en el capítulo 14:

“Los vecinos cachondones”


Capítulo 14

“los Vecinos Cachondones”

-Luis:

Es sorprendente el extremo de estupidez al que pueden llegar ciertos seres


humanos y de los que rozan los límites imaginables del absurdo, se nos han
mudado dos al apartamento de al lado. Si, nos llaman los vecinos cachondones
porque creo que aun no se saben nuestros nombres y lo que peor me sienta no
es solo eso, sino que están intentando separarnos a mí y a Carlos. Una de
esas zorras quiere a mi Carlos para ella, pero antes de entregarlo haría
cualquier cosa, no me vencerán, no me rindo fácilmente. Bueno, también es
verdad que siento la molesta persecución de la otra parte del este absurdo dúo
y además la tía no me gusta nada, voy a tener que tomar medidas... como se
echa de menos a Jaime en estos momentos.

La que me persigue se llama Laura y es morena de pelo corto, esta cegata


pero lleva lentillas para que yo no la vea con gafas. La que esta detrás de
Carlos se llama Andrea y es rubia, con media melenita, muy mona ella,... es lo
que más me preocupa...

A la mañana siguiente de haberse mudado aquí ya estaban llamando a nuestra


puerta como dos bestias en celo y mi Carlos muy educadamente siempre les
abre la puerta e incluso las deja presentarse.

“Hola! Me llamo Laura y esta es mi amiga Andrea”

La rubia estupida se atusa el pelo para comenzar a hablar

“Hola chicos, encantada de conoceros”

A todo esto sé auto presentan si que Carlos haya dicho una palabra... tengo yo
que salir a la puerta a ver que pasa.

“Hola, me llamo Luis y este es Carlos... ¿Sois las nuevas vecinas?”

Laura se ha puesto roja pero eso no la cohíbe en absoluto, que descaro tienen
estas chicas... no me gustan...

“Si, veníamos a haceros una visitilla para presentarnos... bueno, ya sabéis... y


deciros que estamos aquí para lo que sea...”

Carlos me mira esperando mi reacción... tendré que invitarlas a pasar... esos


ojos verdes en mi me intimidan.

“¿Queréis pasar?”
Aun no había terminado la frase y ya estaban las dos dentro... después de esto
no me queda duda de que estas van a por nosotros, pero por mi parte no
tienen nada que hacer, la guerra ha comenzado.

Hablando con ellas te das cuenta de lo vacías que están sus cavidades
craneales y de que a pesar que en mi vida me he ligado a muchas tías, estas
dos nunca las querría ni para aperitivo.

Carlos parece que siente cierta curiosidad por estos dos especimenes y las
escucha atentamente. Yo creo que más bien esta sorprendido porque le están
hablando aunque el no diga ni media palabra. Esto me da miedo, tengo miedo
de que esa Andrea me lo quite con alguna artimaña, como Carlos nunca había
tenido esta clase de relación con nadie puede confundirse... pero no lo
permitiré.

Cuando salen por la puerta doy un suspiro de alivio y acto seguido procedo a
desplomarme en el sillón, acto por el cual Carlos se preocupa.

“Oye tío, ¿Estas bien?”

Levanto la mirada para volver a ver esos ojos verdes, esos labios que avivan
mi deseo y esa carita adorable y dulce que me ha hecho perder la poca cordura
que me quedaba. Mi mano alcanza su rostro para acariciarlo mientras intento
articular palabras que puedan describir mi estado actual como apacible,
aunque le este mintiendo. Odio tener que hacer esto, pero no quiero dar
muestras de debilidad cuando la batalla ha comenzado.

“Tranquilo, no pasa nada”

Calos me muestra una de sus tan preciadas como escasas sonrisas y yo no


puedo resistirme a besarle ante tal regalo que me brinda.

“Bueno vale, no estaba muy convencido, pero si te pones así tendré que
creerte...”

Al día siguiente, cuando nos disponíamos a ir a clase, las vimos saliendo por el
portal cogiendo una dirección distinta a la nuestra. Me alegro que no sean de
nuestra facultad, eso me da hasta cierto punto tranquilidad pero no lo
suficiente. Son muy astutas y cuando ven que volvemos de clase inventan
cualquier excusa para venir a dar la vara.

Carlos no parece molesto con sus visitas y ha empezado a dedicarles escasas


palabras, que aunque sea escasas cada palabra de Carlos es un tesoro, por
eso estoy tan orgulloso de ser el único al que hable por propia voluntad e
incluso con el único con el que comienza el mismo conversaciones.

En una de las visitas de estas dos inútiles, Laura me dio una pista para el
comienzo de mi victoria.
“Oye Luis, tienes una melena preciosa ¿conque te la lavas? Es genial como
conservas ese pelo largo tan bonito, me encanta tu melena”

Ah ¿Sí?, pues te vas a joder, mira tu por donde, lo que voy a hacer
seguramente será la muestra clara por mi parte de que se puede ir a tomar por
saco tranquilamente. Solo espero que lo que voy a hacer no afecte para nada a
la relación con Carlos porque no hay marcha atrás.

Al día siguiente de que esa estúpida niñata me diera esa pista decidí entrar en
acción, y esa misma tarde le pedí a Carlos que volviera a casa solo, porque yo
tenía un asuntillo pendiente.

“Carlos cariño, ¿Puedes ir yendo a casa? Es que tengo un asuntillo pendiente


pero no te preocupes, en media hora estoy en casa”

Carlos frunce el ceño

“Tío, no me hables así en la calle que te puede oír alguien... esta bien... no te
preocupes por mí, no soy un crío ¿Sabes? ... si es que...”

Por favor Carlitos... no te enfades conmigo... tendré que hacer algo esta noche
para que se convenza de cuanto le quiero.

Al entrar en casa puedo adivinar un aroma embriagador a pasta italiana con


una salsa boloñesa deliciosa... mi Carlitos esta haciéndome la cena que más
me gusta... me voy a poner morado... Me acerco sigilosamente a la cocina para
que no me oiga venir, cosa que es fácil por el ruido del extractor de humos.
Cuando ya estoy a su espalda, no tiene escapatoria, mis brazos le rodean de
repente por detrás y mi boca besa su pálido cuello. Al principio se sobresalta,
pero según mis labios van haciendo su trabajo en ese aterciopelado cuello, su
cabeza se echa para atrás en señal de placer. Carlos jadeante, intenta decirme
algo:

“Que... que... estas... haciendo... ah... la cena... la cena esta... casi lista...
mejor... primero cenar... ¿no?”

Le suelto para que pueda darse la vuelta y mirarme, ver el comienzo de mi plan
maestro para librarnos de esas harpías. Su cara de asombro me asusta un
poco pero no quiero darle muestras de debilidad, casi no puede hablar de lo
sorprendido que esta.

“Lu.. Luis... ¿Por qué?... es decir... tu pelo...”

No parece que este negativamente sorprendido y yo sonriendo se lo voy a


explicar.

“¿Te gusta? Pensé que no me venía mal sanearlo un poco y de paso cambiar
un poco mi aspecto... ¿Qué te parece?”

Carlos me mira con la boca abierta y tocándome el pelo me dice:


“Hombre... no esta mal... pero... te has dejado media melena en la peluquería...
¿Qué dirá tu club de fans?”

Con su simple aprobación me llega, le acaricio la cara mientras dulcemente le


dedico mi explicación

“¿Desde cuando me importa más esa panda de histéricas que tu? Desde que
te conocí ya no significan nada y espero que esto te lo demuestre lo suficiente”

La adorable carita de Carlos empieza a enrojecer y él intenta esconderlo


agachando la mirada pero yo quiero verle, quiero sus dulces ojos verdes
mirándome con ese sentimiento de rubor. Levantando su barbilla suavemente
consigo volver a hacer mía su mirada sus palabras vuelven a regalar mis oídos.

“Té... te he preparado... tu cena favorita... ce... ¿Cenamos?”

Cenaremos, pero para mí estos macarrones solo serán el comienzo de una


tremenda bacanal. Me parece que hoy mi pequeño / gran Luis esta contento y
tiene ganas de hacer ejercicio ya que hace mucho tiempo que no lo saco a
pasear. Carlos es un pelin estrecho, pero todo el mundo sabe que lo bueno se
hace esperar y que además las cosas que más se aprecian son las que más
escasean. Hoy Carlos volverá a ser mío en cuerpo y alma, no sé cómo
conseguiré que se me vuelva a rendir, pero lo haré.

Al acabar de cenar estaba mas caliente que el motor de Mazinger Z ante un


ataque pectoral de Afrodita A. Al levantarse Carlos para recoger me dieron
ganas de amarrarlo para no soltarlo pero tenía que ayudarle con todo eso
aunque no tenía muchas ganas. Afortunadamente tardamos relativamente poco
en recoger todo eso, menos mal, porque tengo unas ganas de abrazarlo de
nuevo... es como confirmar que es mío, le quiero y no estoy dispuesto a
perderle por nada del mundo.

Sentados los dos en el sillón descansando, apoyo mi cabeza sobre su hombro

“Luis... no empieces... ¿Te pasa algo?”

Me ha descubierto, bueno, habrá que pasar directamente a la acción.


Acariciando su pecho le hablo al oído

“Carlos, ¿Me quieres?”

Sabría que esto le pondría al rojo vivo, como quien no quiere la cosa intenta
cambiar de tema.

“No hace falta que me hables al oído... no nos va a oír nadie ¿sabes? Por si no
te has dado cuenta estamos los dos solos...”

Me encanta cuando pone cara de indignación pero yo no voy a dejar escapar


este momento.
“Precisamente porque estamos solos... ¿No te apetece hacer algo divertido
esta noche?

Su rostro pensativo me da pie a creer que no se imagina en lo que estoy


pensando... es tan ingenuo...

“¿Divertido? ¿Vamos a jugar a la consola?”

Esa ingenuidad te hace encantador, pero no me ayuda demasiado

“No, yo prefería otro tipo de juegos... por eso... te he preguntado que si me


quieres”

Sus piernas empiezan a temblar, noto ese sudor frío en su rostro, esta nervioso
y le cuesta articular bien las palabras.

“Luis yo... no sé... porque... nunca me había pasado algo así... pero... hombre...
no sé si lo que siento... pero claro... si que siento algo... creo que si podría
ser... aunque... si bueno...”

Mis labios tapan los suyos, no pienso dejarle terminar para que este ahí toda la
noche. Cuando acabo de besarle otra vez se ha quedado de piedra, ya es mío,
mi presa esta paralizada.

“Aquí será incómodo... vamos al dormitorio”

Parece que la palabra “dormitorio” le hace reaccionar y se me empieza a


resistir... empieza el juego

“Luis, no, ya te dije que... es que yo...”

Reconfortándole en mis brazos intento que no se ponga nervioso

“Tranquilo, no quiero hacerte daño, ¿Acaso te he herido alguna vez?”

Enterrando su cabeza en mi pecho parece que empieza a razonar

“No, tienes razón... es culpa de mi inmadurez...”

Me gusta acariciar su pelo cuando lo tengo tan cerca, sus brazos comienzan a
rodear mi cintura... ¡OH! Que sensación tan increíble... sus brazos... no puedo
mas, en una fracción de segundo, mis labios demandan liberar su deseo en los
suyos. Un apasionado beso es el comienzo del fin, nuestras ropas empiezan a
caer por el suelo de la habitación. Sus besos y sus caricias me hacen arder en
el fuego de la pasión sin límite, parece que ya empieza a ser mío, ya empiezo a
notar que él me da esa pasión que siempre he deseado.

Delicadamente y como si de una pieza de porcelana se tratara, tumbo su


cuerpo desnudo en la cama cuyas sabanas ya habían sido retiradas
previamente. Su cuerpo... me encanta pararme a mirarlo...
“Carlos... eres un ángel”

Tumbado sobre la cama gira la cabeza en dirección a la ventana ruborizado

“Luis... que idiota eres... ¿dónde me ves las alas?”

Siempre consigue arrancar una sonrisa de mi boca, aunque ahora no solo


obtuvo una sonrisa de mis labios sino que estos empezaron a recorrer todo su
cuerpo parándose en aquellas zonas que le hacen jadear más rápido
arrancando esos gemidos de placer que tanto me gusta oír.

El pequeño / gran Carlos hoy esta particularmente sensible haciendo que sus
caderas no paren de moverse al mínimo toque. Que felicidad me da pensar que
me desea, al poner mis labios sobre él, todo su cuerpo se estremece.

“Luis... ah... yo... yo quiero...”

Levanto mi cabeza un tanto atónito... ¿Me estará pidiendo algo?

“¿Algo va mal? Si quiere algo pídemelo, no tengas vergüenza”

Mi mano acaricia su rostro mientras él me dice al oído:

“Quería probar... bueno... eso... yo... si no... si no te importa”

No... no puede ser... me esta pidiendo que... ¡Sus deseos son ordenes para mí!
¡Que bieeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeen!. Me recuesto sobre la cama y el
temeroso empieza a avanzar hacia el reino del pequeño / gran Luis que ya
estaba en su digievolución de Campeón. Sus labios rodeándolo me hacen
arder, espero resistir lo suficiente como para que esto no se acabe
simplemente con sus caricias bucales.

El momento ha llegado, tengo que parar a Carlos o no creo que resista mucho
más.

“Cariño, por favor... ven aquí... “

Mis palabras hacen que se acerque, situación que aprovecho para situarlo de
nuevo debajo de mí. Quiero prepararle y para eso introduzco uno de mis dedos
previamente lubricados por su entrada mientras me ocupo del pequeño / gran
Carlos como es debido (También en fase de Campeón, como era de esperar.
Aquello se iba dilatando bajo el peso de la excitación, ya esta preparado y
después de haberle colocado su chubasquero, suavemente comienzo a
introducir al pequeño / gran Luis para que haga su trabajo. Suavemente pero
certero y sin embargo parece que no es dolor sino pasión lo que se desata de
repente en el cuerpo de Carlos que tiende sus brazos hacia mí.

La pasión estaba haciendo que nos moviéramos frenéticamente en perfecta


armonía, esperando el uno del otro la liberación, ese último empuje que nos
llevara al final, al culmen de este acto. De repente oigo a Carlos un gemido
bastante más sonoro que los demás y acto seguido noto como su cuerpo se
contrae. Ese anillo de músculos contrayéndose alrededor de mi pequeño / gran
Luis, le hace evolucionar finalmente a mega- campeón.

Todo había acabado ya, mi cuerpo agotado se desploma sobre el espacio de la


cama que ha dejado Carlos para mí, el cual se aproxima hacia mí para apoyar
su cabeza en mi pecho. Me da la sensación de que hoy gustosamente le
serviré de almohada a mi querido Carlos pero antes...

“Carlos... no hace falta que me lo digas, no te lo volveré a preguntar, prefiero


que me lo demuestres como esta noche”

Sin embargo Carlos parece que no estaba escuchando porque un suave


ronquido me hace pensar que se ha quedado frito... en fin... me da igual... es
mío, esta guerra no ha hecho mas que empezar y ahora más defenderé a capa
y espada mi tesoro, mi vida, mi Carlos.

Fin del capítulo 14

Continuará en el capítulo 15:

“¿Qué le pasa a Luis?


Capítulo 15

¿Qué le pasará a Luis?

-Carlos:

Al despertarme por la mañana otra vez apoyado en el pecho de Luis, empiezo


a recapitular sobre lo que había estado haciendo la noche anterior... que
voluntad más débil tengo, volví a caer de nuevo en el vicio y la lujuria de este
tío. Todo esto sólo puede significar una cosa y es que se han confirmado mis
sospechas, creo que quiero a este peludo que se aferra a mí y me cuida como
su tesoro más preciado. No es que lo diga yo para sobreestimarme, sino que él
me ha llamado muchas veces “Tesoro”, una más del conjunto de calificaciones
en muestra de aprecio que este rubio sujeto me lanza cada día. Me encanta
sentirme querido, pero al mismo tiempo me hacer sentir incómodo porque
nunca me había enfrentado a semejante situación, en la que yo significo tanto
para alguien.

Mientras desayunamos y le miro me siento de alguna manera avergonzado por


lo que hice ayer aunque el parece mostrarse de muy buen humor. Cualquiera
sabe con él ahora, lleva una temporada muy raro ¿A que vino lo de cortarse
media melena? De todos modos sigue teniendo el pelo largo en comparación
con el mío, que tampoco esta muy corto, la verdad.

Al ponernos en marcha hacia la facultad notamos los pasos de nuestras


nuevas vecinas a nuestras espaldas y nos giramos. Laura se quede perpleja
ante el cambio de look de Luis pero a Andrea no parece afectarle.

“¿Te has cortado el pelo Luis?... Que lástima... Te sentaba muy bien esa
melena...”

Luis sonrie con satisfacción y colocándose las gafas le dice:

“Lo siento pero estamos en Marzo y pronto llegará la primavera, así que toca
corte”

A Laura parece que le ha caido una losa enorme encima... si lo sabía yo, la
mitad de su club de fans lloraría la muerte de su melena impresionante y la otra
mitad iría a la peluquería a recuperarla. Por eso Laura no volvió a articular
palabra en todo el camino hacia la facultad, sin embargo Andrea estuvo
bastante locuaz y no paraba de hacerme preguntas hasta que llegó al punto
donde quería llegar.

“Oye, ¿Te apetecería ir a tomar un café esta tarde?”

A ver... dos segundos para pensármelo, no sé que hacer... la verdad es que


debo socializarme un poco, no estoy ni muchísimo menos a la altura de Luis en
ese aspecto y creo que debería empezar a intentarlo.
“Vale, de acuerdo, pero no mucho porque tengo que hacer los trabajos de
escultura con Luis”

Mientras digo esto Luis se para súbitamente mirándome con cara de asombro,
supongo que le sorprende mi repentina socialización, espero que después de
esto se sienta orgulloso de mí.

Sin embargo Luis casi no ha articulado palabra en todo el día, después de


comer se ha tirado en el sofá a ver la televisión sin decir absolutamente nada,
cosa realmente extraña por su parte. De todos modos lleva unos días muy
raros aunque esta tarde no fue ni a clase, se quedó ahí toda la tarde, no movió
ni un músculo ni siquiera para despedirme cuando me fui a ver a Andrea. Debe
de estar triste por algo que no me quiere decir... tendré que preguntárselo.

Al entrar en casa de Andrea me doy cuenta de que estábamos completamente


solos, y que había ordenado el piso... esto me empieza a hacer sospechar
mucho... pero bueno, no tengo que ser mal pensado y debo intentar ser
sociable.

“¿Cómo te gusta el café?”

“No me gusta el café, gracias”

“Entonces... ¿Qué puedo ofrecerte? Dime, lo que quieras...”

“Una cocacola estaría bien, gracias”

“¡Enseguida!”

No sé si es aprensión o me parece que esta tía esta demasiado amable


conmigo. Al momento aparece con un café para ella y una cocacola para mí
acompañado de un bizcocho de chocolate y varios aperitivos. Después de
servirlos comienza una conversación sinceramente embarazosa.

“Carlos, ¿Te llevas bien con tu compañero de piso?”

“Por supuesto, es mi mejor amigo”

“Me alegro mucho por ti... y dime ¿Tienes novia?”

“No, no tengo novia”

Espero que no se le ocurra preguntar si tengo novio porque no yo mismo estoy


seguro de que es lo que somos Luis y yo.

“Ah, vaya, yo creía que sí... debes tener a muchas chicas detrás de ti entonces”

A mi me entró la risa al oir eso, no es por nada, es bastante cómico ya que no


me he comido un rosco en mi vida. Esto me empieza a oler muy chungo.
“No te rías, a mi me pareces sensacional”

“¿Ah sí? Parece mentira, apenas me conoces”

Puedo ver como se sonroja, huy que mal, ya sé por dónde van los tiros.

“No es por eso... es que eres muy guapo”

Vaya, es halagador que alguien te lo diga pero para ella parece ser una
declaración, ahora lo entiendo... así que a ella le gusto pero... y ¿Ella a mí? No
creo. Sí, es muy guapa, pero no siento nada en especial por ella, no tiene nada
de especula que me haga sentir nada. Tengo que acabar con todo esto.

“Gracias, tu también lo eres, pero creo que será mejor que me vaya, esto no es
lo que yo pensaba”

Al levantarme de la mesa ella corre desesperadamente a aferrarse a mi


espalda.

“Entonces si te gusto... ¿Por qué no me dices nada? Podemos salir juntos, tu


mismo dijiste que no tenías novia”

“Lo siento Andrea, dudo que lo que sientes por mi sea amor de verdad, sin
embargo he de darte las gracias. Me has ayudado a darme cuenta de cosas
muy importantes. Con lo sucedido hoy ya soy consciente de la diferencia que
existe entre aquel que te ama y aquel al que solo le atrae tu físico, gracias
Andrea, nunca olvidaré esta lección”

Dicho esto me vuelvo a mi apartamento mientras Andrea se queda sola sin


poder decir nada más. Pobre Luis, ya sé lo que le pasa, el se había dado
cuenta antes que yo y por eso desde que me invitó Andrea esta así. Es posible
que yo también este enamorado de él, me siento fatal al haberle dejado solo
así... espero que me perdone.

Al entrar de nuevo le encontré en el mismo sitio donde estaba cuando me fui,


no se ha movido, tiene muy mala cara. Me acerco a él y me tumbo a su lado
apoyando mi cabeza en su pecho. Parece que con esto reacciona y me mira
asombrado.

“Luis... tengo que decirte algo”

El agacha la cabeza pensando lo peor

“Es por esa nuestra vecina ¿No?”

“Sí, me he dado cuenta de muchas cosas gracias a ella”

“No quiero perderte Carlos, dime... ¿Ella te gusta?”

“No, Luis, no la quiero”


Luis respira tranquilo por un momento aunque las dudas vuelven a asaltarle

“Si no te habías enamorado nunca ¿Cómo sabes que no puedes amarla?”

Me incorporo un poco para poder hablarle mirándole a los ojos, espera


respuestas y yo se las voy a dar

Fin del capítulo 15

Continuará en el capítulo 16:

“El mejor dia de mi vida”


Capítulo 16:

El mejor día de mi vida

-Luis:
Sus ojos verdes me miran como jamás me habían mirado, esa mirada se me
antoja en estos momentos un tanto aterradora. Me da miedo porque veo
grandes dosis de sinceridad al dirigir sus pupilas directamente a las mías. No
sé si deseo saber la verdad, puede ser demasiado doloroso, puede que nunca
me recupere de esto.

Desde que las vecinas decidieron interponerse entre nosotros yo había iniciado
una guerra que creía haber ganado hasta esta mañana... en el fatídico
momento en el que Carlos aceptó la invitación de Andrea, invitación clara y
directa hacia su alcoba.

Me he pasado el día pensando en qué sería de mí a partir de ahora sin su


sonrisa por las mañanas cuando saborea el bizcocho que le preparo con todo
mi amor cada 4 días. Que será de mí si su angelical rostro iluminado por los
tenues haces de luz que provoca la persiana a medio bajar, apoyado en mi
pecho desnudo acariciado por esos sedosos cabellos tan negros que parecen
propios de un ser sobrenatural. De hecho su belleza, su ternura y su inocencia
propias de un ser angelical no hacen mas que corroborar mi teoría de que es
absolutamente extraordinario y fuera de lo común.

Al marcharse por esa puerta hace 20 minutos exactamente, yo sabía que debía
esperar la sentencia final que estaba a punto de comunicarme. ¿Habrá
descubierto que le gusta Andrea?. Aunque diga que no la quiere, no estoy
convencido de que el sepa lo que dice ya que todo esto es nuevo para él.
Seguramente este empezando a comprender como va el juego, no entiendo
como no ha entrado en esto antes. Ahora mis dudas sobre lo que pasa por su
mente en estos momentos corroen mi alma poco a poco, el estómago se me
hace un nudo y casi no puedo respirar.

Nuestras miradas finalmente ya se han cruzado y de repente noto como alza


sus suaves y delicadas pero al mismo tiempo terriblemente masculinas manos,
para acariciarme el rostro. Ese gesto me tranquiliza en cierto modo, pero aun
sigo angustiado, solo sus palabras podrían revivir mi alegría en esos momentos
de oscuridad profunda.

“Luis, no te preocupes más, al final lo he comprendido todo, no hay confusión”

“¿Estas seguro? Me gustaría que me explicases qué has comprendido y cómo”

Se acerca más a mí, posiblemente para dulcificar más el momento, para


decírmelo sin que me duela demasiado. Mientras se acerca noto como una
lágrima empieza a recorrer mi mejilla derecha... ¿qué estoy haciendo? Estoy
perdiendo las fuerzas, no había llorado desde que era pequeño... y sin
embargo ahora estaba moralmente destrozado y es que si él ahora no sería
nada.

Sus cejas se levantan mostrando compasión ante mi debilidad y su mano


dulcemente seca mis lágrimas.

“Luis, no pienses que me iré con ella”

De repente noto como sus brazos me rodean y su cuerpo se une al mío... ¿Eso
ha sido un abrazo? El... me ha abrazado y dulcemente me dedica sus tiernas
palabras suavemente... susurrándome en el oído.

“¿Cómo puedo dejarte después de lo que hemos pasado juntos? Tu eres muy
especial para mi, eres el primer amigo de verdad que he tenido y por ello te
estaré eternamente agradecido”

Me está diciendo esto y yo no puedo evitar llorar como un niño, después de


todo lo que ha pasado... estas palabras son especialmente emotivas y
sobretodo también su abrazo y el modo en el que me acaricia el pelo mientras
me habla.

“Pero al final lo he comprendido, he comprendido lo que es querer a una


persona y sé que no quiero a Andrea. Ahora no tengo ninguna duda, se
perfectamente cual es la persona a la que más me importa, con la que quiero
compartirlo todo... pero Luis... ¿Por qué dudaste de mí hoy?”

Le apreté mas fuerte contra mí, quizá por la rabia que me causaba haberme
dado cuenta de lo estúpido que he sido, del mal momento que he pasado por
culpa de mi propia ignorancia... pero nunca más. He de decírselo, he de
disculparme aunque las palabras apenas pueden salir de mi boca.

“Lo siento... lo siento tanto... perdóname... ha sido... el miedo a perderte....”

Tu cuerpo me empuja a recostarme sobre los cojines del sofá sin dejar de
abrazarme.

“Tranquilo, ahora todo esta bien... todo ha pasado... relájate y quédate conmigo
un rato así”

No sé cuanto tiempo estuvimos ahí pero realmente puedo decir que nunca
había tenido una sensación de paz tan grande.

Allí estabamos los dos en silencio, disfrutando del tacto de nuestros cuerpos
juntos, únicamente de eso, de la felicidad de estar juntos. No sé cuando decidí
romper el silencio, no sé cuanto tiempo había transcurrido hasta que un
pensamiento agitó mi mente e hizo que surgieran palabras de mi boca

“Carlos, aún no me lo has dicho... sé lo que sientes... pero... ¿sabes qué me


haría tremendamente feliz?”
Su cabeza se levantó para mirarme con esa dulce expresión de inocencia que
me muestra cuando desconoce algo.

“¿Qué puedo hacer yo?”

Ahora puedo volver a sonreir, de hecho noto como los músculos de mi boca
esbozan ese alegre gesto en mi cara. Un suspiro antes de responder y una
caricia en su angelical rostro que me mira con la inocencia y candidez de un
niño pero con la fuerza de un hombre.

“Dímelo... por favor... quisiera oir esas palabras en tu voz... sería... sería el
mejor regalo que haya recibido nunca”

Se ríe suavemente mientras vuelve a apoyar su cabeza en mi pecho y me


abraza dulcemente de nuevo. Un suspiro sale de su boca haciendome
cosquillas en el pecho, sus ojos se cierran.

“Te quiero Luis, no lo dudes, yo ya he comprendido qué me hace seguir a tu


lado día a día. Ahora me he dado cuenta de que yo tampoco podría vivir sin ti
porque de ti recibo el afecto que me hace sentir cada día mas vivo. Gracias a ti
he cambiado positivamente y eres la persona que más me ha ayudado sin
pedir nada a cambio. Por todo eso y porque eres realmente especial, te quiero,
porque hay grandes cualidades en tu interior que yo conozco y porque tu eres
el que conoce las mías”

Es la primera vez que Carlos me habla así, parece un sueño... y si lo es no


quiero despertar nunca. Mis ojos se cierran también no solo para acompañarle
sino por la relajación en general que experimenta mi cuerpo en estos
momentos.

“Muchas gracias Carlos. Siempre me das más de lo que pido”

Le beso el pelo después de decirle esto y ningún movimiento más es ejecutado


por nuestros cuerpos hasta el día siguiente. Dulcemente nos habíamos
quedado dormidos juntos en el sillón... que dolor de espalda luego... pero ha
merecido la pena.

A la mañana siguiente Carlos se despierta sobresaltado

“Luis!!!, Luis!, ¿Qué hora es? Nos hemos quedado dormidos”

Mientras me incorporo, noto como el dolor de espalda empieza a contraer mi


cuerpo.

“Son las ocho, tranquilo... hasta las diez y media no hay que estar ahí... el
profesor llegará a menos cuarto...”

Creo que ha notado mis dolores musculares porque no hace más que mirarme
hasta que finalmente decide preguntarme
“Te duele la espalda ¿No?... siento haberme quedado dormido encima de ti”

Sentimiento de culpa por su parte pero para mi, a pesar del dolor, todo esto ha
sido plenamente satisfactorio

“No seas tonto, de todos modos, es un placer que me duela la espalda porque
tu hayas dormido sobre mí”

El ceño fruncido le hace encantador en su pequeño enfado, está preocupado,


pero creo que ninguno de los dos tiene más motivos por los que preocuparse...
¿o si?... Quizá... pero de momento no me importa lo que nos pueda preocupar
en el futuro, el presente es precioso y quiero disfrutarlo.

Mientras me incorporo y hago crujir mis vértebras cervicales suena el timbre...


¿A estas horas?... ¿quién coño es?.

Carlos me hace un gesto para que no me mueva y rápidamente se dirige a la


puerta para ver quien es. Al abrir la puerta aparecen nuestras vecinas con no
muy buena cara y dispuestas a entrar pasando por encima del pobre Carlos.

De pie sobre el suelo del salón nos miran con cara de rabia y Carlos se siente
muy confuso, pero yo creo que sé lo que les pasa... me parece que vamos a
tener baile.

Fin del capítulo 16

Continuará en el capítulo 17:

“Sentenciados”

También podría gustarte