Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Por Amor Al Arte-T4
Por Amor Al Arte-T4
(Volumen 4)
-Carlos:
Un hilillo de luz que entra por una de las rendijas de la persiana va a dar
directamente a mis ojos despertándome en aquella mañana que jamás
olvidaré. Tanta luz... este no es mi cuarto, dirijo mi mirada hacia el techo... no
reconozco este techo, tampoco la almohada es la mía... de repente me doy
cuenta de que mi cabeza reposa sobre un torso masculino... mi mano encima
de ese torso ha aprisionado debajo de sí unos mechones de cabellos rubios.
Todo esto quiere decir que estoy apoyando mi cabeza sobre alguien, y ese
alguien es Luis. Intento alcanzar su rostro con mis ojos para asegurarme... si,
es él, de hecho estaba despierto y en cuanto ha notado que me movía ha
cruzado su mirada con la mía. Su mano acaricia mi pelo mientras me sonríe y
totalmente seguro de sí mismo decide dedicarme sus primeras palabras del día
“¿Qué tal estás? ¿Has dormido bien? Espero que hayas descansado tan bien
como yo”
Luis parece que se temía que algo así me iba a ocurrir y se incorpora
poniéndome una mano en la espalda con gesto tranquilizador que en estos
momentos hace un mínimo efecto sobre mí.
“Puedes quedarte el tiempo que quieras ahí, no te preocupes por nada, déjalo
todo de mi cuenta. Descansa...”
Mi peluche es un pervertido
“Pero Florindo tío, ya no soy virgen... y encima con Luis... tenía que haberme
hecho a la idea de esto también”
En esos negros ojos se refleja que si fuera capaz, me daría de leches en ese
momento como a una estera
“Pues ya era hora de que dejaras de ser virgen ¿No? Y además, que yo sepa
el no te violó, nunca lo haría, te aprecia demasiado, te lo digo yo. Pero tú eres
tonto, realmente gilipollas, a ver, tu le quieres ¿No? Hubiera sido mucho peor
haberlo hecho con alguien que te importa una mierda, entonces si podrías
tener escrupulos morales, pero si realmente estas enamorado de él no debería
importarte”
Que sabio es Florindo, y eso que solo es un peluche... si fuera humano sería
multimillonario.
“Menos pensar y más actuar ¿A qué te ha gustado? Pues eso, ah, y la próxima
vez no se te ocurra dejarme solo en el cuarto de al lado, que quiero verlo todo...
Me voy que viene el rubio”
Tengo un peluche voageur, pero si tiene razón en que ha sido una de las
mejores experiencias de mi vida en el plano sensual. Nunca he sentido tanto
gustirrinín en mi vida, es como flotar dentro de un mar de algodón de azúcar
donde puedes morder y saborear toda esa dulzura sin más limite que tu propia
resistencia antes de llegar al pico máximo de placer.
Luis ha hecho bizcocho... odio a este rubio... conoce ya mis puntos débiles, se
pasó haciéndolo ayer toda la tarde para mí. Que asco, que adorable es, la
verdad es que tiene razón Florindo, con toda esta mariconada, este rubio
violador se hace querer.
“Al principio no tenía ni idea de lo que iba a hacer contigo, como comprenderás
un chico es distinto a una chica, pero luego pensé en lo que me gusta a mí y
simplemente te lo hice. No se trata simplemente de sexo, aquí lo más
importante era como te sintieras tú y a partir de tu propio placer empieza el
mío”
A Luis le empieza a entrar la risa floja, y tanto se ríe que se mete una hostia
contra el suelo al caerse desde la cama, y en el suelo sigue riéndose echando
espuma por la boca.
“No sabía que era tan gracioso, pero ya veo que la respuesta es no... ¿Luis
estas bien? ¿No te habrás roto algo?”
“No, jajá jajá, nunca me lo han hecho, nunca había estado en la cama con otro
chico ¿Recuerdas? Me lo preguntaste ayer, era novato ¿no? Pero no descarto
que algún día deje que tú lo hagas, al fin y al cabo esta demostrado que es una
practica realmente placentera”
No te digo...
“No si ya... dímelo a mí, eso sí, espérate a que me ponga un poco más en
forma porque a pesar de que ayer lo has hecho tu casi todo me ha dejado
valdao, tengo que ejercitar mi resistencia”
Claro, así se explica que este tío sin deporte alguno este tan fibroso como esta,
no sabía que el sexo cansara tanto aunque reconozco que es buen ejercicio, se
matan dos pájaros de un tiro, te lo pasas bien y encima estas en forma.
“Joder Luis para coño, ¿No te dije que estaba valdao? Me cagüenlamar que
resistencia la tuya, eres como el conejito duracell”
Durante los días que están pasando los compañeros en Madrid me he quedado
con Luis y así nos hacemos compañía mutuamente, eso sí, ya le dije que de
momento limitaríamos las prácticas amorosas ya que de momento no me
siento con fuerza moral ni física para estar todos los días pasando por la
piedra. Luis ha aceptado, resignándose pero ha aceptado porque a pesar de
todo tiene sus trampitas, o sea, él hace de todo menos meter su rollito de
primavera donde más le gusta.
Le tiro del brazo a Luis para que se acerque a escuchar y de paso saluda
Parece que Carla quiere decirme algo antes de desaparecer y Luis me pone el
teléfono en la oreja
“Carlos... lo siento... pero es lo mejor que puedo hacer por ti, por favor... sigue
viviendo feliz con Luis... Mis cosas irán a recogerlas los de las mudanzas,
pídele a Luis que te ayude a recogerlo todo y... coge tus cosas... y vete a vivir
con él. Os necesitáis el uno al otro, nosotros estaremos bien”
Sin poder decirle una palabra Carla finalmente ha colgado y yo me siento como
si me hubiera atropellado un autobús en hora punta. Los reconfortantes brazos
de Luis abrazan mi cuerpo, no sé cuanto tiempo permanecimos ahí porque me
harte tanto de llorar que me quede dormido. Desde luego que alta traición la de
mi hermana, pero bueno, al menos al fin consiguió comerse un rosco.
Según pasan los días me voy haciendo mas a la idea de compartir mi vida con
este rubio sujeto que me hace bizcocho para desayunar. Al piso de al lado se
nos han mudado dos tías bastante raras que traen un montón de cosas. Luis y
yo nos pasamos las horas muertas viendo por la ventana como suben y bajan
recogiendo sus chorradas del camión de mudanzas.
-Luis:
A todo esto sé auto presentan si que Carlos haya dicho una palabra... tengo yo
que salir a la puerta a ver que pasa.
Laura se ha puesto roja pero eso no la cohíbe en absoluto, que descaro tienen
estas chicas... no me gustan...
“¿Queréis pasar?”
Aun no había terminado la frase y ya estaban las dos dentro... después de esto
no me queda duda de que estas van a por nosotros, pero por mi parte no
tienen nada que hacer, la guerra ha comenzado.
Hablando con ellas te das cuenta de lo vacías que están sus cavidades
craneales y de que a pesar que en mi vida me he ligado a muchas tías, estas
dos nunca las querría ni para aperitivo.
Carlos parece que siente cierta curiosidad por estos dos especimenes y las
escucha atentamente. Yo creo que más bien esta sorprendido porque le están
hablando aunque el no diga ni media palabra. Esto me da miedo, tengo miedo
de que esa Andrea me lo quite con alguna artimaña, como Carlos nunca había
tenido esta clase de relación con nadie puede confundirse... pero no lo
permitiré.
Cuando salen por la puerta doy un suspiro de alivio y acto seguido procedo a
desplomarme en el sillón, acto por el cual Carlos se preocupa.
Levanto la mirada para volver a ver esos ojos verdes, esos labios que avivan
mi deseo y esa carita adorable y dulce que me ha hecho perder la poca cordura
que me quedaba. Mi mano alcanza su rostro para acariciarlo mientras intento
articular palabras que puedan describir mi estado actual como apacible,
aunque le este mintiendo. Odio tener que hacer esto, pero no quiero dar
muestras de debilidad cuando la batalla ha comenzado.
“Bueno vale, no estaba muy convencido, pero si te pones así tendré que
creerte...”
Al día siguiente, cuando nos disponíamos a ir a clase, las vimos saliendo por el
portal cogiendo una dirección distinta a la nuestra. Me alegro que no sean de
nuestra facultad, eso me da hasta cierto punto tranquilidad pero no lo
suficiente. Son muy astutas y cuando ven que volvemos de clase inventan
cualquier excusa para venir a dar la vara.
En una de las visitas de estas dos inútiles, Laura me dio una pista para el
comienzo de mi victoria.
“Oye Luis, tienes una melena preciosa ¿conque te la lavas? Es genial como
conservas ese pelo largo tan bonito, me encanta tu melena”
Ah ¿Sí?, pues te vas a joder, mira tu por donde, lo que voy a hacer
seguramente será la muestra clara por mi parte de que se puede ir a tomar por
saco tranquilamente. Solo espero que lo que voy a hacer no afecte para nada a
la relación con Carlos porque no hay marcha atrás.
Al día siguiente de que esa estúpida niñata me diera esa pista decidí entrar en
acción, y esa misma tarde le pedí a Carlos que volviera a casa solo, porque yo
tenía un asuntillo pendiente.
“Tío, no me hables así en la calle que te puede oír alguien... esta bien... no te
preocupes por mí, no soy un crío ¿Sabes? ... si es que...”
Por favor Carlitos... no te enfades conmigo... tendré que hacer algo esta noche
para que se convenza de cuanto le quiero.
“Que... que... estas... haciendo... ah... la cena... la cena esta... casi lista...
mejor... primero cenar... ¿no?”
Le suelto para que pueda darse la vuelta y mirarme, ver el comienzo de mi plan
maestro para librarnos de esas harpías. Su cara de asombro me asusta un
poco pero no quiero darle muestras de debilidad, casi no puede hablar de lo
sorprendido que esta.
“¿Te gusta? Pensé que no me venía mal sanearlo un poco y de paso cambiar
un poco mi aspecto... ¿Qué te parece?”
“¿Desde cuando me importa más esa panda de histéricas que tu? Desde que
te conocí ya no significan nada y espero que esto te lo demuestre lo suficiente”
Sabría que esto le pondría al rojo vivo, como quien no quiere la cosa intenta
cambiar de tema.
“No hace falta que me hables al oído... no nos va a oír nadie ¿sabes? Por si no
te has dado cuenta estamos los dos solos...”
Sus piernas empiezan a temblar, noto ese sudor frío en su rostro, esta nervioso
y le cuesta articular bien las palabras.
“Luis yo... no sé... porque... nunca me había pasado algo así... pero... hombre...
no sé si lo que siento... pero claro... si que siento algo... creo que si podría
ser... aunque... si bueno...”
Mis labios tapan los suyos, no pienso dejarle terminar para que este ahí toda la
noche. Cuando acabo de besarle otra vez se ha quedado de piedra, ya es mío,
mi presa esta paralizada.
Me gusta acariciar su pelo cuando lo tengo tan cerca, sus brazos comienzan a
rodear mi cintura... ¡OH! Que sensación tan increíble... sus brazos... no puedo
mas, en una fracción de segundo, mis labios demandan liberar su deseo en los
suyos. Un apasionado beso es el comienzo del fin, nuestras ropas empiezan a
caer por el suelo de la habitación. Sus besos y sus caricias me hacen arder en
el fuego de la pasión sin límite, parece que ya empieza a ser mío, ya empiezo a
notar que él me da esa pasión que siempre he deseado.
El pequeño / gran Carlos hoy esta particularmente sensible haciendo que sus
caderas no paren de moverse al mínimo toque. Que felicidad me da pensar que
me desea, al poner mis labios sobre él, todo su cuerpo se estremece.
No... no puede ser... me esta pidiendo que... ¡Sus deseos son ordenes para mí!
¡Que bieeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeen!. Me recuesto sobre la cama y el
temeroso empieza a avanzar hacia el reino del pequeño / gran Luis que ya
estaba en su digievolución de Campeón. Sus labios rodeándolo me hacen
arder, espero resistir lo suficiente como para que esto no se acabe
simplemente con sus caricias bucales.
El momento ha llegado, tengo que parar a Carlos o no creo que resista mucho
más.
Mis palabras hacen que se acerque, situación que aprovecho para situarlo de
nuevo debajo de mí. Quiero prepararle y para eso introduzco uno de mis dedos
previamente lubricados por su entrada mientras me ocupo del pequeño / gran
Carlos como es debido (También en fase de Campeón, como era de esperar.
Aquello se iba dilatando bajo el peso de la excitación, ya esta preparado y
después de haberle colocado su chubasquero, suavemente comienzo a
introducir al pequeño / gran Luis para que haga su trabajo. Suavemente pero
certero y sin embargo parece que no es dolor sino pasión lo que se desata de
repente en el cuerpo de Carlos que tiende sus brazos hacia mí.
-Carlos:
“¿Te has cortado el pelo Luis?... Que lástima... Te sentaba muy bien esa
melena...”
“Lo siento pero estamos en Marzo y pronto llegará la primavera, así que toca
corte”
A Laura parece que le ha caido una losa enorme encima... si lo sabía yo, la
mitad de su club de fans lloraría la muerte de su melena impresionante y la otra
mitad iría a la peluquería a recuperarla. Por eso Laura no volvió a articular
palabra en todo el camino hacia la facultad, sin embargo Andrea estuvo
bastante locuaz y no paraba de hacerme preguntas hasta que llegó al punto
donde quería llegar.
Mientras digo esto Luis se para súbitamente mirándome con cara de asombro,
supongo que le sorprende mi repentina socialización, espero que después de
esto se sienta orgulloso de mí.
“¡Enseguida!”
“Ah, vaya, yo creía que sí... debes tener a muchas chicas detrás de ti entonces”
Puedo ver como se sonroja, huy que mal, ya sé por dónde van los tiros.
Vaya, es halagador que alguien te lo diga pero para ella parece ser una
declaración, ahora lo entiendo... así que a ella le gusto pero... y ¿Ella a mí? No
creo. Sí, es muy guapa, pero no siento nada en especial por ella, no tiene nada
de especula que me haga sentir nada. Tengo que acabar con todo esto.
“Gracias, tu también lo eres, pero creo que será mejor que me vaya, esto no es
lo que yo pensaba”
“Lo siento Andrea, dudo que lo que sientes por mi sea amor de verdad, sin
embargo he de darte las gracias. Me has ayudado a darme cuenta de cosas
muy importantes. Con lo sucedido hoy ya soy consciente de la diferencia que
existe entre aquel que te ama y aquel al que solo le atrae tu físico, gracias
Andrea, nunca olvidaré esta lección”
-Luis:
Sus ojos verdes me miran como jamás me habían mirado, esa mirada se me
antoja en estos momentos un tanto aterradora. Me da miedo porque veo
grandes dosis de sinceridad al dirigir sus pupilas directamente a las mías. No
sé si deseo saber la verdad, puede ser demasiado doloroso, puede que nunca
me recupere de esto.
Desde que las vecinas decidieron interponerse entre nosotros yo había iniciado
una guerra que creía haber ganado hasta esta mañana... en el fatídico
momento en el que Carlos aceptó la invitación de Andrea, invitación clara y
directa hacia su alcoba.
Al marcharse por esa puerta hace 20 minutos exactamente, yo sabía que debía
esperar la sentencia final que estaba a punto de comunicarme. ¿Habrá
descubierto que le gusta Andrea?. Aunque diga que no la quiere, no estoy
convencido de que el sepa lo que dice ya que todo esto es nuevo para él.
Seguramente este empezando a comprender como va el juego, no entiendo
como no ha entrado en esto antes. Ahora mis dudas sobre lo que pasa por su
mente en estos momentos corroen mi alma poco a poco, el estómago se me
hace un nudo y casi no puedo respirar.
De repente noto como sus brazos me rodean y su cuerpo se une al mío... ¿Eso
ha sido un abrazo? El... me ha abrazado y dulcemente me dedica sus tiernas
palabras suavemente... susurrándome en el oído.
“¿Cómo puedo dejarte después de lo que hemos pasado juntos? Tu eres muy
especial para mi, eres el primer amigo de verdad que he tenido y por ello te
estaré eternamente agradecido”
Le apreté mas fuerte contra mí, quizá por la rabia que me causaba haberme
dado cuenta de lo estúpido que he sido, del mal momento que he pasado por
culpa de mi propia ignorancia... pero nunca más. He de decírselo, he de
disculparme aunque las palabras apenas pueden salir de mi boca.
Tu cuerpo me empuja a recostarme sobre los cojines del sofá sin dejar de
abrazarme.
“Tranquilo, ahora todo esta bien... todo ha pasado... relájate y quédate conmigo
un rato así”
No sé cuanto tiempo estuvimos ahí pero realmente puedo decir que nunca
había tenido una sensación de paz tan grande.
Allí estabamos los dos en silencio, disfrutando del tacto de nuestros cuerpos
juntos, únicamente de eso, de la felicidad de estar juntos. No sé cuando decidí
romper el silencio, no sé cuanto tiempo había transcurrido hasta que un
pensamiento agitó mi mente e hizo que surgieran palabras de mi boca
Ahora puedo volver a sonreir, de hecho noto como los músculos de mi boca
esbozan ese alegre gesto en mi cara. Un suspiro antes de responder y una
caricia en su angelical rostro que me mira con la inocencia y candidez de un
niño pero con la fuerza de un hombre.
“Dímelo... por favor... quisiera oir esas palabras en tu voz... sería... sería el
mejor regalo que haya recibido nunca”
“Son las ocho, tranquilo... hasta las diez y media no hay que estar ahí... el
profesor llegará a menos cuarto...”
Creo que ha notado mis dolores musculares porque no hace más que mirarme
hasta que finalmente decide preguntarme
“Te duele la espalda ¿No?... siento haberme quedado dormido encima de ti”
Sentimiento de culpa por su parte pero para mi, a pesar del dolor, todo esto ha
sido plenamente satisfactorio
“No seas tonto, de todos modos, es un placer que me duela la espalda porque
tu hayas dormido sobre mí”
De pie sobre el suelo del salón nos miran con cara de rabia y Carlos se siente
muy confuso, pero yo creo que sé lo que les pasa... me parece que vamos a
tener baile.
“Sentenciados”