Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
(Volumen 3)
-Carlos:
Los días pasan y Luis y yo cada vez somos más amigos, ya no recuerdo
cuando deje de llamarle “el rubio”. Todo esta solucionado menos mis líos
mentales con Luis, no sé en realidad como actuar con él porque yo sé que me
quiere muchísimo y por lo tanto yo agradezco el detalle por su parte con un
sentimiento que no sé muy bien qué es.
De todos modos tengo que averiguar pronto que ronda por mi cerebrillo y de
hoy no pasa, voy a quedar con Luis a solas en la alameda por la tarde después
de clase aunque eso hace unos meses me hubiera parecido un suicidio. Solo
quiero poner las cosas en orden, porque ya no sé por donde tirar, así que voy a
hacer caso de Florindo que es como mi maestro jedi y haré caso a mi instinto.
“Pues la verdad es que me da igual, con tal de que sea un sitio donde podamos
hablar a solas... y con esto me refiero a que no puede ser en la calle ni en un
local lleno de gente... donde estemos solos los dos”
Dios mío, la he cagado estrepitosamente... a este tío le van a entrar las prisas y
me va a despojar así de repente de mi virginidad. He de ser fuerte... no le
dejaré que lo haga, no hasta que decida yo con quien quiero estar, que es lo
que intentaré decidir esta tarde.
Mientras nos dirigimos hacia casa Luis esta pensativo... espero que no esté
pensando en cómo va a.. ¡Ay!... me entran escalofríos de solo pensarlo. El
silencio es muy tenso pero a mi todo esto me da tanta vergüenza que no puedo
decir nada, sobretodo después de lo que tengo pensado hacer. Aunque sea
una decisión difícil, ya esta tomada... ya no me puedo echar atrás y ahora
menos porque según iba comiéndome el tarro Luis ya había cerrado tras de sí
la puerta.
Por unos momentos Luis se queda apoyado, de espaldas a la puerta con las
manos escondidas tras de sí sujetando el picaporte. Me mira de arriba abajo
como si fuera un niño pequeño delante de algo que jamás ha visto en su vida.
Parece que tiene curiosidad pero no se atreve... debo de haber sacado
conclusiones muy precipitadas acerca de Luis.
Se acerca muy lentamente... parece que en vez de andar levita... oye, si que es
raro este tío. Finalmente se sienta a mi lado, como yo esperaba, bastante
pegado a mí aunque lo que no esperaba es que estuviera tan nervioso que no
fuera capaz de meterme mano como intenta habitualmente.
Los ojos de Luis se abren de par en par y casi no me deja terminar la frase con
excusas entrecortadas.
“Te lo devuelvo”
La cosa está que arde y cuando me doy cuenta ya no tengo nada puesto de
cintura para arriba. Menos mal que me di cuenta en el momento en que iba a
desabrocharme los pantalones... estaba tan a gusto que no me di ni cuenta.
Para detenerle le aparto de mí con un empujón gritándole
“¡Para ya!... No... aún no... ¿puedes esperar a que me decida del todo?”
“Por supuesto, merece la pena esperar... no quiero hacer nada sin tu permiso...
no sería igual de bueno si tú no estas de acuerdo. Yo solo quiero que tu te
sientas como nunca te has sentido, solo me importas tú. “
Le doy un último beso a Luis antes de volver a mi casa y según me voy por el
pasillo puedo notar la mirada de Luis en mi espalda. Al cerrar la puerta tras de
mí, me quedo un momento apoyado en ella meditando... Florindo... tengo que
contárselo.
Descubriendo a Jaime
Carla :
“Por supuesto que iré contigo, siempre quise ir pero Luis nunca quería... si
vamos los dos será más divertido ¿No crees?”
De verdad, que encantador es Jaime, lástima que me haya dado cuenta ahora
y no cuando me dio por enamorarme de Luis. En fin, supongo que nunca es
tarde para rectificar.
Ha llegado por fin el momento propicio para que Carlos y yo hablemos, dentro
de 2 horas me marcho a ARCO y no quiero dejar sin zanjar ciertos asuntos.
Mientras cenamos es el momento ideal para hablar y dejar las cosas claras,
quiero que sepa porque me voy, me tiene que escuchar y lo va a hacer ya.
“Bueno Carlos, me voy a ir dentro de dos días ¿Te las apañarás solo?”
Agacha la cabeza y niega pero cuando creo que se va a quedar callado vuelve
a hablar
“No, pero no sé si te has dado cuenta de que es la primera vez que nos
separamos y todo esto es muy extraño”
Sabía yo que le iban a entrar ahora los aires moralistas pero yo como si nada.
“Ya somos mayorcitos, algún día nos separaremos del todo ¿no? porque me
vaya una semana no te va a comer el coco”
“Si te trato como un estúpido es porque lo eres, ¿qué crees que estás haciendo
con Luis? ¿Te parece bien? Porque la verdad yo lo veo realmente repugnante y
si decides destrozar tu vida hazlo tú solito, desde luego yo no voy a estar
siempre aquí para verlo y prepárate porque como sigas así cada vez me voy a
separar más de ti, dejaré de considerarte mi hermano.
Creo que por primera vez en su vida Carlos ha perdido los estribos, me está
asustando, dando un golpe en la mesa, ha tirado mi lata de coca cola. ¿Me
habré pasado?.
“Es asunto mío lo que haga con mi vida, tu no tienes porqué meterte en ella de
esa manera y además me das asco, ¿Sabes porqué? Porque eres una cerrada
de mente, no tienes ni idea de lo que es querer a alguien, si lo supieras no
hablarías así de lo que pasa entre Luis y yo. A este paso no te veo casada ni
de coña, ¿Pero qué te has creído? Yo te aprecio mucho más de lo que tú me
aprecias a mí y seguiré haciéndolo a pesar de todo, no como tú, que no haces
más que meterte conmigo por cualquier cosa que hago.”
“Carlos yo...”
Sin mediar más palabras, se mete en su cuarto cerrando la puerta tras de sí.
Llegó el día de irse y Carlos sigue sin dirigirme la palabra y ni siquiera lo veo
aparecer. Ya no cenamos juntos y en estos dos días no le he visto, es como si
hubiera desaparecido aunque vivamos juntos. Espero que algún día me
perdone por todo lo que le dije anoche, pero viendo como están las cosas he
decidido buscarme algo por mi cuenta y separarme definitivamente de Carlos.
Madrid es un buen sitio para empezar a buscar algo que hacer en la vida y
posiblemente este sea un viaje sin retorno que espero me sirva de algo.
“Hey tío, tráeme algo, o si no al menos haz muchas fotos por ahí ¿Vale?”
Según se iba alejando el tren pude ver la silueta de Carlos al final del andén
totalmente pasivo viendo como se alejaba el tren. A pesar de todo ha venido...
Adiós Carlos, pase lo que pase siempre serás mi hermano, aunque pueda ser
que no nos volvamos a ver.
Capítulo 11:
Luis :
Carla se ha ido con Jaime y por fin estoy solo... Carlos también esta solo... lo
que quiere decir que... esta vez no me quedo a medias como el otro día, esta
vez será mío y espero que lo sea todas las noches que nuestros compañeros
estén ausentes. Tengo tantas ganas de tenerlo entre mis brazos otra vez...
abrazarle, acariciarle... que cada vez que lo pienso, mi cuerpo sufre unas
sacudidas de libido en pleno ascenso capaces de hacer levantar al
pequeño/gran Luis sin más frotación.
Al volver a casa decido pasarme a ver a Carlos porque estos días lo veía algo
desanimado y yo quiero ante todo su bienestar. Finalmente me abre la puerta
abrazando a un peluche... es un perro azul, con un cordel que le cuelga de...
anda, no tiene patas, eso es un gran culo y por la raja le cuelga el cordel... hay
que ver que cosas tiene mi amor.
“Luis...”
“Carlos, te quiero... “
Algo esta a punto de E-X-P-L-O-T-A-R, debo irme, no sin antes dejarle claro lo
grata que sería su presencia una noche junto a mí.
“Por supuesto que puedes venir... bueno querido Carlos, me tengo que ir, te
prepararé algo especial para esta noche”
Mejor que vaya a relajar el músculo opresor para que esta noche este a punto y
en buenas condiciones. Mientras me alejo Carlos tiene una petición para mí
Tengo que empezar a controlarme, aunque creo que hasta que no lo tenga por
completo, cada roce, cada caricia, seguirán siendo motivo de descontrol en mi
cuerpo.
Estaba intentando dormirme aunque no era nada fácil dadas las circunstancias,
cuando oigo que sigilosamente se abre la puerta de mi cuarto apareciendo
detrás de ella Carlos todo despeinado, con un pijama estampado con ratoncitos
y descolocado lo suficiente para dejar ver su hombro... muy sexy. En ese
momento, dentro de mi cabeza sonaba la musiquilla esta que dice “aleluya!
Aleluya! Aleluya!...”. Un ángel aparecía ante mis ojos diciéndome:
De repente me abraza por su propia voluntad, sin hacer yo nada para motivarlo
y mientras me dedica sus preciosas palabras regalando mis oídos.
“Antes, quizá no tenía muy claro todo esto... pero ahora sé que quizá tu seas la
persona que más me quiere y el único que se merece y se ha ganado a pulso
ocupar mi corazón, así que estaré encantado de recibir todo el amor que me
quieras dar aunque esto suene asquerosamente romántico”
No tengo palabras, lo único que quiero ahora es hacerle el amor, nada de sexo,
sino hacer el amor, es muy distinto para mí.
“Si me preocupo, no serás virgen, pero estoy seguro de que nunca lo has
hecho con otro tío”
No puedo evitar reírme, esto me parece muy surrealista pero al mismo tiempo
muy típico de Carlos.
“¿De qué te ríes? No tiene gracia... estoy preocupado porque será, mi primera
vez... tengo miedo, eres un novato como yo...”
Me esperaba algo así de Carlos, pero yo sé como tranquilizarle, a partir de
ahora nada me detendrá
“No te haré daño, lo juro y si no te gusta puedes pegarme, sólo quiero hacerlo
si tu estás de acuerdo y si te vas a sentir bien, sólo quiero que disfrutes como
nunca, conmigo, solo me importa que estés bien, déjalo todo de mi cuenta
¿Vale?”
Reconozco que en otra situación me hubiera dado asco encontrarme con una
rallita de pelillos que van desde el ombligo hasta el vello púbico, pero en el
caso de Carlos, me parece un gracioso dibujo en su abdomen. Parece
mentira... tan duro, tan fibroso, no se parece en nada al tacto de un cuerpo
femenino... y sin embargo tocarlo me excita sobre manera.
“No!!!”
Acariciando su pelo intento de nuevo calmar sus nervios que comprendo que
deben de estar a flor de piel
“Te dije que no te haría daño, por eso estoy haciendo esto, te aseguro que te
gustará...”
Carlos parece que no confía mucho en mí aún pero yo sé que después de esta
noche todo será distinto.
Cada vez esta más preparado para lo inevitable, finalmente le haré mío,
acabaré siendo parte suya y el parte mía. Por costumbre, le pongo el
chubasquero a mi pequeño/gran Luis que ya ha digievolucionado lo suficiente.
“Te... tenías... razón..., esto... es... es muy bueno... sigue... por favor”
-Jaime:
Durante el viaje no hicimos mas que dormir, no había muchas ganas de juerga
nocturna al menos por parte de Carla. Al llegar por la mañana parece como si
se hubiera olvidado de todo y se levanta muy animada. Corriendo por el andén
me muestra su alegría.
Me encanta verla tan llena de energía, entrando por la boca de metro guiados
por el profesor.
Me sonríe maliciosamente
Dejamos las maletas sin deshacer en el hotel y ese día empezaría nuestro
frenético paseo por todos los museos de la ciudad.
A partir del Sábado por la tarde empezaba el tiempo libre que nos darían para
pasear por Madrid a nuestro antojo ya que se supone que el Domingo por la
noche tendríamos que volver a Pontevedra.
La noche del Sábado la llevé a cenar a un restaurante japonés que conocía por
la zona de Gran Vía, cerca de Plaza de España, el “Tokyo Taro” donde sirven
el mejor sushi de todo Madrid.
“Me pregunto que estarán haciendo esos dos ahora... al menos me gustaría
saber que los dos son felices juntos”
“Me alegro de que aceptes esa relación por fin, la verdad es que Luis estaba
loco por Carlos desde un principio aunque ninguno de nosotros dos entendiera
realmente porqué. Supongo que ni él sabe el motivo de esa extraña atracción,
pero desde que fue aceptado por Carlos está mucho mejor”
Esa frase me deja casi sin palabras pero no puedo evitar preguntarle porque
deja muchos cabos sueltos
“¿Vas a dejar de estudiar en Pontevedra? ¿Es eso lo que quieres decir?”
Carla asiente con la cabeza y eso es como un jarro de agua fría para mí, ahora
si que no puedo hablar más, solo me queda seguir escuchando.
“He pensado quedarme aquí, si mis padres no quieren pagar mis estudios aquí
o les es demasiado caro, buscaré un empleo de lo que sea pero debo alejarme
de mi hermano, tenemos que vivir vidas separadas porque me he dado cuenta
de mi fracaso como hermana”
Ese plan no me parece buena idea, sobre todo porque me impediría quedarme
a su lado, hay que llegar a una solución pero supongo que primero tengo que
sincerarme con ella.
“No me parece una buena idea, si quieres apartarte de tu hermano hay más
maneras. ¿No te das cuenta de que al irte me quedaré solo?”
Carla ha quedado en estado de shock, pero yo estoy más tranquilo, por fin
puedo seguir hablando.
“Podemos buscar una solución, pero estando juntos, por favor no me dejes
solo”
Carla al final reacciona con una sonrisa y lágrimas de emoción en sus mejillas.
Al salir del restaurante cogidos de la mano, esa noche recorrimos casi todo el
centro de Madrid juntos y a media noche en la plaza mayor al fin nos besamos.
Continuará en el capítulo 13
“Surrealismo vital”