Está en la página 1de 15

Por Amor al Arte

(Volumen 3)

Capitulo 9: ¿Qué voy a hacer con Luis?

-Carlos:

Los días pasan y Luis y yo cada vez somos más amigos, ya no recuerdo
cuando deje de llamarle “el rubio”. Todo esta solucionado menos mis líos
mentales con Luis, no sé en realidad como actuar con él porque yo sé que me
quiere muchísimo y por lo tanto yo agradezco el detalle por su parte con un
sentimiento que no sé muy bien qué es.

No sé ni lo que es amor ni lo que es amistad, que lío, sabía yo que acabaría


metido en la mierda romántica en la que acaba metida todo el mundo. No sé
que pasa, nos llamamos por teléfono y estamos todo el día pegados como la
lapa a la roca. Como nunca tuve amigos así, no sé si es amistad o que es...
porque después de descubrir que a Luis le gusto yo, no veo la razón porque a
mi no me podría gustar Luis aunque me supuse heterosexual de toda la vida.

De todos modos tengo que averiguar pronto que ronda por mi cerebrillo y de
hoy no pasa, voy a quedar con Luis a solas en la alameda por la tarde después
de clase aunque eso hace unos meses me hubiera parecido un suicidio. Solo
quiero poner las cosas en orden, porque ya no sé por donde tirar, así que voy a
hacer caso de Florindo que es como mi maestro jedi y haré caso a mi instinto.

Al salir de clase me dispongo a esperar junto a la fuente de la alameda como


había quedado con Luis. Al poco rato lo veo aparecer corriendo hacia mí
pensando que había llegado tarde... sin comentarios...

“Lo siento Carlos, no he podido salir antes... ¿A dónde vamos?”

A ver como se lo digo para que no me viole en plena calle...

“Pues la verdad es que me da igual, con tal de que sea un sitio donde podamos
hablar a solas... y con esto me refiero a que no puede ser en la calle ni en un
local lleno de gente... donde estemos solos los dos”

Luis se empieza a poner rojo y hace ademanes de tocarme el culo pero no


quiero que se me emocione demasiado

“Para tío... no te emociones, solo quiero aclarar un par de puntos y la gente


alrededor no me deja concentrarme ¿Vale?”

Si no le digo esto es capaz de bajarse los pantalones en plena calle y


bajármelos a mí... menos mal que se ha calmado un poco y ya reacciona más
cabalmente.
“Vamos a mi casa. Jaime no está hoy porque tiene ensayo con el grupo de
teatro y se queda a dormir allí. Están de concentración... como los futbolistas
¿sabes?”

Dios mío, la he cagado estrepitosamente... a este tío le van a entrar las prisas y
me va a despojar así de repente de mi virginidad. He de ser fuerte... no le
dejaré que lo haga, no hasta que decida yo con quien quiero estar, que es lo
que intentaré decidir esta tarde.

Mientras nos dirigimos hacia casa Luis esta pensativo... espero que no esté
pensando en cómo va a.. ¡Ay!... me entran escalofríos de solo pensarlo. El
silencio es muy tenso pero a mi todo esto me da tanta vergüenza que no puedo
decir nada, sobretodo después de lo que tengo pensado hacer. Aunque sea
una decisión difícil, ya esta tomada... ya no me puedo echar atrás y ahora
menos porque según iba comiéndome el tarro Luis ya había cerrado tras de sí
la puerta.

Por unos momentos Luis se queda apoyado, de espaldas a la puerta con las
manos escondidas tras de sí sujetando el picaporte. Me mira de arriba abajo
como si fuera un niño pequeño delante de algo que jamás ha visto en su vida.
Parece que tiene curiosidad pero no se atreve... debo de haber sacado
conclusiones muy precipitadas acerca de Luis.

Me siento en el sofá y con la cabeza baja empiezo a hablar:

“Luis... puedes acercarte... por favor... acércate”

Se acerca muy lentamente... parece que en vez de andar levita... oye, si que es
raro este tío. Finalmente se sienta a mi lado, como yo esperaba, bastante
pegado a mí aunque lo que no esperaba es que estuviera tan nervioso que no
fuera capaz de meterme mano como intenta habitualmente.

“Tengo que hablar contigo... sobre el beso del otro día...”

Los ojos de Luis se abren de par en par y casi no me deja terminar la frase con
excusas entrecortadas.

“Yo... no... bueno, lo siento... pero es que... yo... claro... no...”

Si no le paro creo que se esta excusando hasta mañana y sé positivamente


que no se arrepiente. Decido levantarme de repente para desconcertarlo, y
para que se calle de una vez me inclino hasta que mi mirada se pone a la altura
de la suya. Desde el momento en que se cruzan nuestras miradas, Luis se
queda paralizado dejándome margen para actuar.

“Cállate y escúchame... o mejor solo cállate ¿Vale?”

Estoy más nervioso que Marco en “Sorpresa Sorpresa” pero ya lo he decidido,


ya no hay vuelta atrás. Lo que estoy a punto de hacer puede ser el mayor error
que he cometido en mi vida o puede aclarar muchas cosas.
Lentamente me acerco a él, solo quedan 3 palabras que decir:

“Te lo devuelvo”

Ya no hay escapatoria, finalmente mis labios se unen con los suyos


inesperadamente para él. Si, le he besado yo... y estoy comprobando lo que
me temía, creo que esto me gusta. Una sensación... como si me corrieran
hormiguitas de abajo a arriba hasta el ombligo... mucho calor... me siento
bien... muy bien. ¿Qué quiere decir esto? ... Luis me gusta... aún no sé como
asimilarlo.

Al besarle me abrazó, fuerte, muy fuerte, y ya no sabía como parar... me


gustan sus caricias, sus besos y todo lo que me hace. Eso quiere decir que me
gusta y que sería una estupidez seguir mintiéndome a mí mismo. Me asusta la
idea de que los dos seamos hombres, en este país es muy duro ser gay... pero
me encuentro tan bien... merece la pena seguir adelante.

La cosa está que arde y cuando me doy cuenta ya no tengo nada puesto de
cintura para arriba. Menos mal que me di cuenta en el momento en que iba a
desabrocharme los pantalones... estaba tan a gusto que no me di ni cuenta.
Para detenerle le aparto de mí con un empujón gritándole

“¡Para ya!... No... aún no... ¿puedes esperar a que me decida del todo?”

Contrariamente a lo que yo pensaba, Luis me sonríe y mientras acaricia mi pelo


me dice

“Por supuesto, merece la pena esperar... no quiero hacer nada sin tu permiso...
no sería igual de bueno si tú no estas de acuerdo. Yo solo quiero que tu te
sientas como nunca te has sentido, solo me importas tú. “

No se ha enfadado y contrariamente a lo que yo pensaba... todo esto no lo


hace por vicio o adicción al sexo. Realmente le gusto... y no sé si alegrarme o..
no sé... me asusta la idea de enamorarme de otro chico por el rechazo que
pueda tener... aunque... si nadie se entera... bah, de todos modos da igual, ya
estaba marginado antes de esto.

Le doy un último beso a Luis antes de volver a mi casa y según me voy por el
pasillo puedo notar la mirada de Luis en mi espalda. Al cerrar la puerta tras de
mí, me quedo un momento apoyado en ella meditando... Florindo... tengo que
contárselo.

Me voy hacia mi cuarto... me tumbo en la cama y le abrazo... oh Florindo...


como que me he quedado al final con ganas de más... he vuelto a mentirme a
mí mismo.
Capítulo 10:

Descubriendo a Jaime

Carla :

Desde que vi a mi hermano entrar de esa manera en casa, primero pensativo y


luego corriendo a su cuarto, cada minuto que pasa estoy más segura de que
algo pasa entre esos dos y lo peor de todo, que Carlos ha aceptado a Luis.
Éste ha sido capaz de ganarse el corazón de mi hermano fácilmente con sus
artimañas y no sé cómo ha podido convencerle para que aceptara una relación
tan indecente. No sé si se han dado cuenta de que son dos tíos aunque Luis
lleve melena... de todos modos es muy rara una rubia de casi dos metros...
creo que saben perfectamente dónde se están metiendo y yo sin poder hacer
nada.

A la mañana siguiente en clase nos proponen una excursión a ARCO, la feria


de arte contemporáneo que se celebra en Madrid. Es una ocasión excelente
para escapar de toda esta presión mental que me provoca el hecho de ver la
vida de estos dos destrozada así que he pensado pedirle a Jaime que me
acompañe y dejarles a los dos solitos que campen a sus anchas por donde
quieran sin tener que verlo yo.

“Jaime, ¿Vendrías conmigo a ARCO?”

Jaime parece sorprendido ante mi proposición y al mismo tiempo parece que


se alegra, seguramente él tiene el mismo problema que yo... no soporta ver
como la vida de su amigo se va al garete.

“Por supuesto que iré contigo, siempre quise ir pero Luis nunca quería... si
vamos los dos será más divertido ¿No crees?”

“Bien, entonces vamos a ponernos a la cola para apuntarnos juntos, ¿No te


importará compartir habitación doble conmigo verdad?

Uy, se ha puesto como un tomate, no debí pedírselo... aunque después de la


respuesta que me da me siento confusa.

“No, no, en absoluto, si a ti no te importa estaré encantado de compartir cuarto


contigo”

De verdad, que encantador es Jaime, lástima que me haya dado cuenta ahora
y no cuando me dio por enamorarme de Luis. En fin, supongo que nunca es
tarde para rectificar.

Carlos parece no tener interés en ir a ARCO porque se ha quedado hablando


con Luis sentado en la mesa, ninguno de los dos va a ir y mi plan marcha como
yo esperaba. Mi hermano al verse solo se dará cuenta de que sin mí no sabe
hacer nada y verá en el grave error en el que ha caído. Pero ya es tarde y
aunque jamás nos habíamos separado tanto tiempo desde que nacimos, algún
día teníamos que hacerlo ya que tenemos edad suficiente y no quiero verme
casada con mi hermano en casa.

Ha llegado por fin el momento propicio para que Carlos y yo hablemos, dentro
de 2 horas me marcho a ARCO y no quiero dejar sin zanjar ciertos asuntos.
Mientras cenamos es el momento ideal para hablar y dejar las cosas claras,
quiero que sepa porque me voy, me tiene que escuchar y lo va a hacer ya.

“Bueno Carlos, me voy a ir dentro de dos días ¿Te las apañarás solo?”

Carlos con la mirada baja responde

“Si, supongo, ya no soy un niño... aunque...”

La estrategia de la cara de cordero degollado no le va a servir de nada esta


vez, estoy decidida.

“¿Algún problema con que me vaya?”

Agacha la cabeza y niega pero cuando creo que se va a quedar callado vuelve
a hablar

“No, pero no sé si te has dado cuenta de que es la primera vez que nos
separamos y todo esto es muy extraño”

Sabía yo que le iban a entrar ahora los aires moralistas pero yo como si nada.

“Ya somos mayorcitos, algún día nos separaremos del todo ¿no? porque me
vaya una semana no te va a comer el coco”

De repente Carlos se levanta enfurecido... ¿Qué le pasa a este ahora?

“No me trates como si fuera estúpido, siempre lo haces y es bastante molesto,


sé perfectamente que te vas por lo que ha pasado con Luis, y la verdad, si
tuvieras otro motivo para irte me parecería estupendo, pero siendo el problema
Luis y yo me parece una actitud deplorable por tu parte.”

Vaya, conque esas tenemos, ahora me viene en plan cabreito... pues no le va a


servir de nada.

“Si te trato como un estúpido es porque lo eres, ¿qué crees que estás haciendo
con Luis? ¿Te parece bien? Porque la verdad yo lo veo realmente repugnante y
si decides destrozar tu vida hazlo tú solito, desde luego yo no voy a estar
siempre aquí para verlo y prepárate porque como sigas así cada vez me voy a
separar más de ti, dejaré de considerarte mi hermano.

Creo que por primera vez en su vida Carlos ha perdido los estribos, me está
asustando, dando un golpe en la mesa, ha tirado mi lata de coca cola. ¿Me
habré pasado?.
“Es asunto mío lo que haga con mi vida, tu no tienes porqué meterte en ella de
esa manera y además me das asco, ¿Sabes porqué? Porque eres una cerrada
de mente, no tienes ni idea de lo que es querer a alguien, si lo supieras no
hablarías así de lo que pasa entre Luis y yo. A este paso no te veo casada ni
de coña, ¿Pero qué te has creído? Yo te aprecio mucho más de lo que tú me
aprecias a mí y seguiré haciéndolo a pesar de todo, no como tú, que no haces
más que meterte conmigo por cualquier cosa que hago.”

Me he quedado sin palabras... esta siendo sincero... ahora me arrepiento de lo


que dije, pero ya no hay marcha atrás.

“Carlos yo...”

Carlos no me escucha ya, se va hacia su cuarto

“Déjame en paz, no quieres ser mas mi hermana ¿Verdad? pues no lo seas...


para mí nunca dejarás de serlo pero si tu decisión es esa no me dirijas la
palabra más”

Sin mediar más palabras, se mete en su cuarto cerrando la puerta tras de sí.

Llegó el día de irse y Carlos sigue sin dirigirme la palabra y ni siquiera lo veo
aparecer. Ya no cenamos juntos y en estos dos días no le he visto, es como si
hubiera desaparecido aunque vivamos juntos. Espero que algún día me
perdone por todo lo que le dije anoche, pero viendo como están las cosas he
decidido buscarme algo por mi cuenta y separarme definitivamente de Carlos.
Madrid es un buen sitio para empezar a buscar algo que hacer en la vida y
posiblemente este sea un viaje sin retorno que espero me sirva de algo.

Los estudiantes de despiden unos de otros en el andén pero Carlos no esta.


Luis ha venido a despedirse de Jaime

“Hey tío, tráeme algo, o si no al menos haz muchas fotos por ahí ¿Vale?”

Para mí solo hay una pregunta molesta

“Tu hermano no ha venido a despedirse de ti... que raro... con lo que él te


quiere... pero bueno, le habrá surgido algo y no ha venido así que me despido
yo por él”

Según se iba alejando el tren pude ver la silueta de Carlos al final del andén
totalmente pasivo viendo como se alejaba el tren. A pesar de todo ha venido...
Adiós Carlos, pase lo que pase siempre serás mi hermano, aunque pueda ser
que no nos volvamos a ver.
Capítulo 11:

Quédate a mi lado, no te vayas

Luis :

Carla se ha ido con Jaime y por fin estoy solo... Carlos también esta solo... lo
que quiere decir que... esta vez no me quedo a medias como el otro día, esta
vez será mío y espero que lo sea todas las noches que nuestros compañeros
estén ausentes. Tengo tantas ganas de tenerlo entre mis brazos otra vez...
abrazarle, acariciarle... que cada vez que lo pienso, mi cuerpo sufre unas
sacudidas de libido en pleno ascenso capaces de hacer levantar al
pequeño/gran Luis sin más frotación.

Al volver a casa decido pasarme a ver a Carlos porque estos días lo veía algo
desanimado y yo quiero ante todo su bienestar. Finalmente me abre la puerta
abrazando a un peluche... es un perro azul, con un cordel que le cuelga de...
anda, no tiene patas, eso es un gran culo y por la raja le cuelga el cordel... hay
que ver que cosas tiene mi amor.

“Oye, Carlos ¿Qué es eso?”

Parece molesto por la pregunta, ¿Habré sido indiscreto?

“No le llames “eso” a Florindo... le molesta... pasa anda”

Conque Florindo era su peluche... mira que estar celoso de un peluche...


aunque... es un peluche bastante mono.

Nos sentamos juntos y yo le acaricio el pelo a Carlos, porque tengo ganas,


porque me apetece y porque finalmente es mío, aunque no por completo,
esperemos que esta noche... Pero Carlos esta raro, no reacciona, si estuviera
bien me diría que le dejara en paz el pelo, que el no es un chucho, pero se deja
acariciar, incluso ha tumbado su cabeza en mis muslos. Espero que no se
acerque mucho a la parte donde mora el pequeño/gran Luis porque éste está
tan tieso que podría metérsele en la oreja.

“Luis...”

Mi pequeño me ha hablado tiernamente descansando su cabeza en mi regazo


abrazado a su adorable peluche... que felicidad... algo me empieza a apretar
demasiado en el interior de mis pantalones.

“Carlos, te quiero... “

Me ha salido sin pensar... iba a decir algo como “que”

“¿Puedo pedirte un favor?


Me tiraría de un puente por ti... mejor esta vez controlo lo que digo...

“Ya sabes que me puedes pedir lo que quieras”

Oh! ! ! Ha sonreído! ! ! que dolor en mi bragueta...

“¿Puedo quedarme a dormir en tu casa hoy ? como no esta Jaime... supongo


que no le importará dejarme su cama...”

Algo esta a punto de E-X-P-L-O-T-A-R, debo irme, no sin antes dejarle claro lo
grata que sería su presencia una noche junto a mí.

“Por supuesto que puedes venir... bueno querido Carlos, me tengo que ir, te
prepararé algo especial para esta noche”

Mejor que vaya a relajar el músculo opresor para que esta noche este a punto y
en buenas condiciones. Mientras me alejo Carlos tiene una petición para mí

“¿Vas a hacer bizcocho de chocolate de postre? que bien...”

Tengo que empezar a controlarme, aunque creo que hasta que no lo tenga por
completo, cada roce, cada caricia, seguirán siendo motivo de descontrol en mi
cuerpo.

Una vez relajado mi instrumento pasional, me dispongo a hacer la cena ya que


en breve llegará mi amor, con su carita inocente y su almohada debajo del
brazo.

Carlos finalmente llegó, con su almohada, su pijama y su peluche, al que


seguramente dejaremos que duerma solo en la cama de Jaime. Quiero dormir
con Carlos, no solo eso, quiero llegar más allá... eso sí, contando con su
aprobación, porque yo puede que sea un vicioso pero a Carlos le quiero
demasiado como para causarle daño alguno. Esperemos que me deje
achucharle esta noche.

Después de cenar ha llegado la hora de irse a piltrar, el momento crucial... en


el que desgraciadamente Carlos me da las buenas noches y se va al cuarto de
Jaime. Yo no tengo mas remedio que acostarme solito pensando en que lo
tengo cerca y no puedo alcanzarlo.

Estaba intentando dormirme aunque no era nada fácil dadas las circunstancias,
cuando oigo que sigilosamente se abre la puerta de mi cuarto apareciendo
detrás de ella Carlos todo despeinado, con un pijama estampado con ratoncitos
y descolocado lo suficiente para dejar ver su hombro... muy sexy. En ese
momento, dentro de mi cabeza sonaba la musiquilla esta que dice “aleluya!
Aleluya! Aleluya!...”. Un ángel aparecía ante mis ojos diciéndome:

“No me puedo dormir, tu tampoco ¿Verdad?. Entonces no te importa que me


quede aquí contigo ¿Verdad?”
Me he quedado de piedra... casi no puedo reaccionar mientras Carlos se
introduce al otro lado de la cama apoyando su cabeza en mi pecho. Esta clara
provocación va a ser su perdición, no puedo evitar levantarle para besarle,
acariciarle todo el cuerpo... y sin embargo mi conciencia no me permite seguir
sin preguntarle si está de acuerdo con esto porque me parece muy extraño que
no reaccione.

“Carlos... ¿De verdad puedo acariciarte?... ¿Puedo? ¿Me quieres?”

De repente me abraza por su propia voluntad, sin hacer yo nada para motivarlo
y mientras me dedica sus preciosas palabras regalando mis oídos.

“Antes, quizá no tenía muy claro todo esto... pero ahora sé que quizá tu seas la
persona que más me quiere y el único que se merece y se ha ganado a pulso
ocupar mi corazón, así que estaré encantado de recibir todo el amor que me
quieras dar aunque esto suene asquerosamente romántico”

No tengo palabras, lo único que quiero ahora es hacerle el amor, nada de sexo,
sino hacer el amor, es muy distinto para mí.

Un beso lento y apasionado acompañado de caricias por todo el cuerpo es el


principio del acto que sellará nuestro amor. Con movimientos suaves voy
desprendiéndole de la parte de arriba de su pijama para poder besar su pecho,
lamerlo para probar su exquisito sabor, hacer que se excite estimulando sus
pezones e ir bajando hacia el premio final.

Mientras voy haciendo mis tareas Carlos parece responder satisfactoriamente a


mis estímulos ya que oigo unos gemidos en bajo pero realmente excitantes, y
su respiración acelerada. Pero según me acerco más abajo, en esos gemidos
creo escuchar un “no” muy suave pero no me doy cuenta hasta que empiezo a
bajarle los pantalones y él pone su mano para evitarlo. Al levantar la cabeza
me doy cuenta de que quiere hablarme y mientras recupera el aliento, me
acerco para escucharle mejor.

“Luis... espera... ¿Has hecho esto alguna vez?”

Menuda pregunta ahora...

“No soy virgen si a eso te refieres, no te preocupes”

“Si me preocupo, no serás virgen, pero estoy seguro de que nunca lo has
hecho con otro tío”

No puedo evitar reírme, esto me parece muy surrealista pero al mismo tiempo
muy típico de Carlos.

“¿De qué te ríes? No tiene gracia... estoy preocupado porque será, mi primera
vez... tengo miedo, eres un novato como yo...”
Me esperaba algo así de Carlos, pero yo sé como tranquilizarle, a partir de
ahora nada me detendrá

“No te haré daño, lo juro y si no te gusta puedes pegarme, sólo quiero hacerlo
si tu estás de acuerdo y si te vas a sentir bien, sólo quiero que disfrutes como
nunca, conmigo, solo me importa que estés bien, déjalo todo de mi cuenta
¿Vale?”

Después de besarle para sellar su aprobación continuo donde lo había dejado,


intentando destapar sus partes bajas protegidas por el pantalón del pijama y
una graciosa ropa interior a juego.

Reconozco que en otra situación me hubiera dado asco encontrarme con una
rallita de pelillos que van desde el ombligo hasta el vello púbico, pero en el
caso de Carlos, me parece un gracioso dibujo en su abdomen. Parece
mentira... tan duro, tan fibroso, no se parece en nada al tacto de un cuerpo
femenino... y sin embargo tocarlo me excita sobre manera.

Al descubrir sus partes bajas del todo le oigo gritar:

“No!!!”

Pobrecillo, esta tan nervioso que tiembla, por solidaridad me despelotaré yo


también aunque yo solo me tengo que bajar los pantalones y los slip, es que
duermo así de ligerillo de ropa. Espero que así se tranquilice un poco porque
no para de temblar.

Entre besos y caricias, sus temblores se van convirtiendo en suspiros que me


muestran su disfrute. Sé que tengo que seguir, pienso en lo que a mí me gusta
que me hagan y se lo hago a él... no era tan complicado al fin y al cabo.

Ahora viene lo peor, después de conseguir que mi querido Carlitos se excite y


se pusiera tiesillo, ahora me toca a mi hacer algo. Me da miedo hacerle daño
así que antes de ir a lo vivo intentaré acostumbrarle un poco haciendo trabajos
manuales en sus cuartas traseras.

Su cuerpo se arquea e intenta sacarme la mano de ahí

“Carlos... ¿qué te pasa amor mío?”

Casi no puede responderme, con la respiración entrecortada intenta hablarme:

“No... no... me... hagas daño... por favor... “

Acariciando su pelo intento de nuevo calmar sus nervios que comprendo que
deben de estar a flor de piel

“Te dije que no te haría daño, por eso estoy haciendo esto, te aseguro que te
gustará...”
Carlos parece que no confía mucho en mí aún pero yo sé que después de esta
noche todo será distinto.

Cada vez esta más preparado para lo inevitable, finalmente le haré mío,
acabaré siendo parte suya y el parte mía. Por costumbre, le pongo el
chubasquero a mi pequeño/gran Luis que ya ha digievolucionado lo suficiente.

Empieza el juego y Carlos parece que se ha impresionado un poco a la primera


sacudida, por eso voy a quedarme un poco ahí para que se acostumbre,
mientras tanto, y un pelin acelerado le hablo bajío al oído:

“¿Te... te ha dolido...? ¿Te... te encuentras... bien?”

Mientras suspira, sus ojos se cierran lentamente y puedo ver de nuevo su


sonrisa, un regalo ansiado para mí.

“Te... tenías... razón..., esto... es... es muy bueno... sigue... por favor”

No recuerdo cuando perdí el control de mí mismo, solo recuerdo un


sentimiento, ese calor recorriendo mi cuerpo. Una noche de pasión desatada y
un día que amanece sintiendo el tacto de mi querido Carlos tan cerca de mí...
con su cabeza apoyada en mi pecho y su sedoso cabello negro como el
plumaje de un cuervo acariciando la piel de mi torso desnudo... .

Definitivamente esta noche he hecho el amor, nada de sexo y aunque haya


sido con otro tío, Carlos no es simplemente un tío de por ahí, es la persona a la
que definitivamente he regalado mi corazón sin importarme las dudas que
tenga sobre mí, a partir de ahora haré lo que sea para que no se separe de mí.

Fin del capítulo 11

Continuará en el capítulo 12:

Promesa, destino y adiós


Capítulo 12:

Promesa, destino y adiós

-Jaime:

Madrid es un gran destino, me encanta visitarla siempre que puedo y en


compañía de la persona a la que quieres se hace un destino todavía más
prometedor.

Carla me ha dado muchos problemas últimamente y muchas veces he llegado


a pensar que estaba loco por seguir queriéndola de esta manera pero ya se
sabe, el género humano es muy complejo y a veces una persona puede
sentirse atraído por quien menos puede esperarse.

Carla se sienta en la litera frente a mi y en las literas superiores están dos


amigas de Carla: Angela y Lorena que están muy emocionadas con el viaje.
Veo que soy el único chico del compartimento pero no es importante, algo me
dice que me voy a tener que acostumbrar a cosas así porque el apoyo de Luis
me desaparecerá dentro de poco. No es porque Luis finalmente haya
conseguido que Carlos le corresponda, el nunca me ha abandonado por
ninguna chica con las que ha salido hasta el momento, el que le va a
abandonar me parece que voy a ser yo, todo por Carla.

Durante el viaje no hicimos mas que dormir, no había muchas ganas de juerga
nocturna al menos por parte de Carla. Al llegar por la mañana parece como si
se hubiera olvidado de todo y se levanta muy animada. Corriendo por el andén
me muestra su alegría.

“Venga Jaime, ¡Estas muy lento!”

Me encanta verla tan llena de energía, entrando por la boca de metro guiados
por el profesor.

“¿Sabes dónde esta el hotel Jaime?”

Vuelve a hablar como siempre, con esa vitalidad...

“No lo sé ¿Lo sabes tu?”

Me sonríe maliciosamente

“Esta en la plaza de Atocha, al ladito de los museos de arte más importantes,


podemos perdernos por ahí si quieres, conozco muy bien esa zona”
Con una sonrisa en la boca los dos nos subimos al metro y después de todo un
trayecto bromeando en el cercanías, al fin llegamos a Atocha y al salir al
exterior un gran jaleo de coches nos hace respirar contaminación.

En el hotel nos distribuimos por parejas como ya estaba previsto y hemos


tenido la suerte de que nuestra habitación da a una de las ventanas del museo
de arte contemporáneo Reina Sofía.

Dejamos las maletas sin deshacer en el hotel y ese día empezaría nuestro
frenético paseo por todos los museos de la ciudad.

A partir del Sábado por la tarde empezaba el tiempo libre que nos darían para
pasear por Madrid a nuestro antojo ya que se supone que el Domingo por la
noche tendríamos que volver a Pontevedra.

La noche del Sábado la llevé a cenar a un restaurante japonés que conocía por
la zona de Gran Vía, cerca de Plaza de España, el “Tokyo Taro” donde sirven
el mejor sushi de todo Madrid.

Durante la cena estuvimos hablando de muchas cosas pero de pronto no sé


como llegamos a la conversación que cambiaría nuestras vidas para siempre.

“Sabes Jaime, a Carlos no le gusta nada el sushi, odia el pescado y el


marisco... ¿Es raro verdad?”

Al fin salió el tema y hay que abordarlo con delicadeza

“Pero seguro que a ti te ha encantado”

Carla no parece querer cambiar de tema

“Me pregunto que estarán haciendo esos dos ahora... al menos me gustaría
saber que los dos son felices juntos”

Que cambio de actitud por su parte, no me esperaba esto de Carla después de


todo lo que pasó.

“Me alegro de que aceptes esa relación por fin, la verdad es que Luis estaba
loco por Carlos desde un principio aunque ninguno de nosotros dos entendiera
realmente porqué. Supongo que ni él sabe el motivo de esa extraña atracción,
pero desde que fue aceptado por Carlos está mucho mejor”

Carla baja la cabeza, me imagino que va a decirme algo triste.

“Si, de verdad me alegro y sinceramente yo no quiero estropear esa felicidad


así que he decidido apartarme de mi hermano definitivamente”

Esa frase me deja casi sin palabras pero no puedo evitar preguntarle porque
deja muchos cabos sueltos
“¿Vas a dejar de estudiar en Pontevedra? ¿Es eso lo que quieres decir?”

Carla asiente con la cabeza y eso es como un jarro de agua fría para mí, ahora
si que no puedo hablar más, solo me queda seguir escuchando.

“He pensado quedarme aquí, si mis padres no quieren pagar mis estudios aquí
o les es demasiado caro, buscaré un empleo de lo que sea pero debo alejarme
de mi hermano, tenemos que vivir vidas separadas porque me he dado cuenta
de mi fracaso como hermana”

Ese plan no me parece buena idea, sobre todo porque me impediría quedarme
a su lado, hay que llegar a una solución pero supongo que primero tengo que
sincerarme con ella.

“No me parece una buena idea, si quieres apartarte de tu hermano hay más
maneras. ¿No te das cuenta de que al irte me quedaré solo?”

Carla no sospecha nada a pesar de la gran indirecta que le acabo de lanzar

“Pero tu compartes piso con Luis, no estas solo”

Habrá que decírselo claramente.

“No Carla, no es ese el problema, yo te quiero... ¿Qué voy a hacer si te vas?”

Carla ha quedado en estado de shock, pero yo estoy más tranquilo, por fin
puedo seguir hablando.

“Podemos buscar una solución, pero estando juntos, por favor no me dejes
solo”

Carla al final reacciona con una sonrisa y lágrimas de emoción en sus mejillas.

“De acuerdo Jaime, buscaremos una solución... juntos ¿Por dónde


empezamos?”

Al final todo ha salido como siempre hubiera querido.

“Puedo empezar por pagar la cuenta, yo invito y luego... ya veremos, hay


mucha noche por delante y Madrid es muy grande para pasear mientras
buscamos una solución”

Al salir del restaurante cogidos de la mano, esa noche recorrimos casi todo el
centro de Madrid juntos y a media noche en la plaza mayor al fin nos besamos.

El final de una época y el principio de una nueva está a punto de comenzar.


Fin del capítulo 12

Continuará en el capítulo 13

“Surrealismo vital”

También podría gustarte