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Bajo un día despejado y soleado, donde sólo unas pocas nubes blancas surcan el basto
cielo azul, llevadas sin rumbo aparente por una suave brisa que soplaba en esos
momentos; una sombra aparece y desaparece entre las grandes copas de un denso
bosque, avanzando a toda velocidad pero con aparente cautela de rama en rama,
sorteando algunas que se interponían en su camino o simplemente deshaciéndose de
ellas, al ser cortadas tras un fugaz brillo que se desvanecía de la misma forma que
emergía entre las sombras.
Repentinamente la sombra se detiene en una rama de uno de los árboles, ocultándose
entre otras que se entrecruzaban alrededor de ella, dejando sólo una pequeña apertura
por la que, con gran cautela, se acercó para luego volver a la posición inicial.
-*Haa, Haa* Pa…parece que los despiste, ¿pero cómo me habrán localizado? *Haa,
Haa* – De la figura envuelta por las sombras, surgió una tenue voz femenina entre
rápidos jadeos que procuraba mitigar. Apoyándose sobre el tronco y alzando la cabeza
que también sobrecargo sobre el mismo. –*Haa, Haa* Y encima tenía que aparecer él…
¡Maldita sea! Tengo que llegar como sea, debo completar mi misión. – Normalizando su
respiración, los jadeos lentamente desaparecían ahogados por el silencio del lugar.
Un silencio que sólo se veía amenizado por el canto de algunos pájaros que había por la
zona, sonidos de paz y tranquilidad, puesto que era la señal indiscutible que ellos no
estaban por los alrededores. Un breve lapsus de tiempo que le permitía recuperar fuerzas
y el aliento, pero un descanso que lamentablemente no duraría mucho; deteniéndose
cualquier sonido para dar paso a un silencio sepulcral. Algo que hizo que la figura
girando con brusquedad la mirada hacia la pequeña apertura entre las ramas, se pusiera
en guardia en cuestión de segundos.
-¡¿Me encontraron?! – Musita dibujando una pequeña mueca entre las sombras.
Los segundos transcurrían como si fueran minutos, el tiempo parecía haberse detenido
en ese preciso momento, nada hacía acto de presencia, pero eso para ellos no significaba
nada; después de todo para ellos el paso del tiempo era sólo eso, una palabra carente de
cualquier significado. Hasta que de pronto, apareciendo de entre la densa vegetación,
una figura, en apariencia masculina, bastante alta y delgada avanzaba pausadamente
dando pequeños pasos.
-¡¡Es él!! Pero qué… tranquilízate, debo mantener la calma… quizás él… – Piensa.
El misterioso hombre, que recién había aparecido y de quien la figura estaba huyendo,
vestía con un traje de cuero negro con algunas placas metalizadas distribuidas por el
cuerpo, las cuales despedían un pequeño brillo cada vez que los rayos de sol golpeaban
su superficie, a su vez llevaba una gabardina también negra y desabrochada, que
ocultaba gran parte de su cuerpo, dividida en dos piezas, estando abrochada la que
cubría la parte superior de su pecho y cuello. Pero si había algo que destacaba en la
indumentaria del sujeto, era la máscara que cubría su rostro, siendo esta dorada,
adornando la parte izquierda con unos triviales rojizos y en la que solo se podían
observar dos ojos plateados, dejando al descubierto solo unos cabellos azulados y
puntiagudos un poco largos. Después de unos eternos segundos, el misterioso sujeto se
detuvo repentinamente a pocos metros del árbol donde estaba la figura, quien entre
algunos sudores y tragando un poco de saliva, aguardaba en posición defensiva
cualquier posible movimiento por su parte. Mientras el tiempo transcurría, el silencio
volvía a hacerse dueño y señor del lugar, pero entonces, al levantarse un poco de brisa,
que zarandeó la gabardina del sujeto, un pequeño ave se posó sobre la rama donde
estaba la figura. Quien por acto reflejo giró bruscamente el rostro hacia el, rozando muy
ligeramente las ramas que la ocultaban. Momento en el que apartando la gabardina el
sujeto llevó con rapidez su mano derecha, a una pequeña bolsa que tenía sujeta a su
muslo derecho, para en cuestión se segundos lanzar unos cuchillos, cuyas hojas estaban
cargadas con electricidad
-¡¡Maldición!! – Exclamó al darse cuenta que aquel exceso de tensión, había delatado su
posición y escondite.
Casi sin darle tiempo a reaccionar, en el último momento pudo dar un pequeño pero
fuerte salto que la impulsó hacia arriba, alzándose por encima del bosque y
descubriéndose como una voluptuosa chica, ante la mirada del sujeto, quien permanecía
inmóvil, bajando el brazo derecho con el que había lanzado los cuchillos. Estos al
clavarse sobre el tronco, descargaron una fuerte descarga eléctrica que se extendió por
todo el árbol.
El pequeño ave, quien por el contrario no había logrado levantar el vuelo a tiempo, se
vio atrapado por aquella descarga letal para su tamaño, cayendo inmediatamente sin
vida al suelo a los pies del sujeto, quien agachando la cabeza e inclinándola un poco
hacia un lado se quedó observándolo, mientras su pequeño cuerpo emplumado despedía
una leve humareda negrusca.
En el aire, pese a que la figura había logrado escapar del rápido ataque del sujeto,
volteando el rostro pudo observar como aquello no sería más que el comienzo de un
nuevo asalto, al percatarse de varios misiles de pequeño tamaño que se dirigían hacia su
posición desde varios ángulos, siendo consciente que en aquella situación lo tendría
realmente difícil para poder rechazarlos al no poder maniobrar en el aire.
-¡¿Sólo era una distracción?! – Pensó con una expresión de sorpresa, posando su mano
derecha sobre una empuñadura. Pero sin poder hacer nada, más que observar como
aquellos misiles estaban ya casi a su altura.
- Así nunca la atraparás. – Dijo en voz baja dejando caer sus brazos, que ocultó bajo la
capa. – Ni aunque tú…
No muy lejos de allí se levantaban las ruinas de lo que una vez fue una pequeña ciudad
tranquila y llena de vida; vestigios de otro tiempo en el que aquellos que los crearon lo
llamaban hogar. Una época que ya había dejado paso a otra muy distinta, en la que no
había sitio para sus creadores, unas ruinas, invadidas por la vegetación y la naturaleza
que poco a poco a lo largo de los años, recuperaba el terreno que le habían arrebatado.
Casi destruida por completo y con innumerables señales, que daban muestra del
sufrimiento que padecieron sus antiguos moradores, de la encarnizada lucha por no
sucumbir a la fría oscuridad del olvido, esparciéndose a lo largo de sus calles amasijos
de acero amontonados unos junto a otros o en pequeñas pilas, de lo que una vez fueron
vehículos.
Después de innumerables explosiones que se acercaban más y más a aquella ciudad
fantasma, la chica, la cual había logrado repelerlas y escapar de sus perseguidores se
adentra en ella, ocultándose tras los muros de un edificio semi-derruido entre sudores y
rápidos jadeos.
-¡¡Arf, Arf, Arf!! Esto no va bien…si sigo así…. ¡¡Arf, Arf, Arf!! – La chica
visiblemente agotada cargo su espalda y cabeza sobre el frío muro de ladrillos
deteriorados y llenos de enredaderas y musgo. – ¡¡Arf, Arf, Arf!! Si tan solo
pu…pudiera despistarles… ¡¡Arf, Arf, Arf!! – Cerrando los ojos, se llevó la mano hacia
el costado izquierdo con una mueca de dolor. Para luego abrirlos y dirigir la mirada
hacia su mano. – ¡¡Ugh!! Pa…parece que me…alcanzaron… ¡¡Arf, Arf, Arf!!
-Te encontré.
El sujeto comienza a generar frente a su mano una esfera azulada cada vez de mayor
tamaño, envuelta por destellos parecidos a la electricidad, creando ráfagas de rayos a su
alrededor mientras sus cabellos empezaban a ser zarandeados de un lado a otro así como
su gabardina.
A lo lejos la chica, por su parte, yacía tendida sobre un montón de escombros y rodeada
de polvo, dolorida y escupiendo bastante sangre por la boca entre quejidos, mientras,
aturdida, intentaba reaccionar a la mayor brevedad. Logrando incorporarse con bastante
dificultad entre tambaleos, para alzar la cabeza y quedar perpleja por lo que estaba
contemplando.
-¡¡Arf, Arf!! No… no puede ser… él…. él también puede…generar Izoma… ¡¡Uargh!!
– De nuevo termina por desplomarse quedando de rodillas, escupiendo más sangre
mientras llevaba su mano a su costado. – ¡Hermana! – Piensa con la cabeza agachada y
el rostro ensombrecido.
Después de un minuto la esfera del tamaño de una pelota de basketball envuelta por
descargas eléctricas, es lanzada hacia donde estaba la chica, la cual no daba muestra
alguna de reacción, aumentando bruscamente su tamaño al estar a pocos metros de su
objetivo.
Poco después de que el sujeto dijera esto, el suelo empezó a temblar cada vez con más
intensidad, al mismo tiempo que el sonido de fuertes pisadas se hacían más cercanos y
estruendosos, acompañados por lo que parecían chirridos mecánicos. Las deterioradas
paredes de los edificios crujían y se estremecían cada vez más, soltando gravilla y
pequeños trozos de hormigón y ladrillos; manteniéndose en pie gracias quizás a la
abundante vegetación que las cubría. De pronto de entre la polvareda tres enormes
siluetas comenzaban a emerger, pudiéndose solo observar partes metalizadas de sus
cuerpos, caminando de forma lenta y algo torpe hacia el cráter creado por la explosión.
Repentinamente una de las figuras, aquella que estaba más adelantada y en el centro, se
detuvo, para poco después caer desplomado sobre el suelo y explotar, emergiendo junto
a las llamas de forma retadora una figura femenina con lo que parecía una espada con
una hoja bastante larga. Las otras dos figuras girándose al ser atraídos por la explosión,
despidieron dos puntos rojizos en su rostro, alzando uno de sus brazos con las manos
abiertas, lanzando por estas un potente rayo que no logró alcanzarla, al desaparecer un
segundo antes. Inmediatamente reaparece frente al que estaba situado en la izquierda
surgiendo un haz luminoso tan rápido como efímero, que hizo que este se detuviera
también dejando entrever unos destellos luminosos. El situado a la derecha apuntando
hacia donde estaba la figura femenina, lanza un nuevo rayo que esta vez impacta solo
sobre su compañero, el cual desaparece también después de una fuerte explosión. Acto
seguido tras unos destellos en el que quedaba, el brazo con el que había lanzado los
rayos se desprende cayendo al suelo, momento en el que tras otros dos haces de luz la
enorme figura desaparece envuelto por otra explosión aún más fuerte.
El sujeto permanece impasible, mientras que la polvareda empezaba a disiparse
completamente, dejando al descubierto tres columnas negruscas que nacían de tres
masas de fuego, rodeadas por trozos mecánicos y de acero que se mezclaban con los
escombros de las innumerables ruinas destruidas, y frente a estos estaba la chica
agarrando una katana con su mano derecha con la hoja orientada hacia el suelo,
luciendo sólo ligeras rasgaduras en su vestimenta, así como un pequeño hilo de sangre
que recorría el lado derecho de su rostro y una enorme mancha rojiza en su costado.
-Resto de unidades, reinicien directriz principal sobre el objetivo. – Agacha un poco la
cabeza.
-Supongo que es inútil intentar huir... – Sus cabellos y sus ropas comenzaron a ser
zarandeados por un suave viento que empezaba a concentrarse a su alrededor,
haciéndose más fuerte a medida que la hoja de su katana desprendía un tenue brillo
azulado.
Inclinando ligeramente su cuerpo hacia delante y justo cuando los misiles estaban casi
por alcanzar su objetivo, desapareció dejando tras de si una leve polvareda para aparecer
justo por delante de ellos en la misma posición, momento en el que los pequeños misiles
fueron cortados por la mitad, explotando al unísono uno tras otro. Acto seguido de entre
unos edificios situados en distintas posiciones emergen tres rayos; impulsándose hacia
arriba con un pequeño salto logra evitarlos, entonces otros tres rayos, desde esos mismo
edificios, son lanzados hacia la chica que sin inmutarse, girando su cuerpo con suma
agilidad creando una corriente de aire en sus pies para esquivarlo, impulsándose hacia el
suelo para después de posarse sobre este y agachada, mover su brazo derecho hacia
delante lanzando un tajo diagonal hacia uno de los edificios situado a su izquierda.
Posteriormente vuelve a desaparecer evadiendo otro rayo que surge de ese mismo
punto, empezando de repente el edificio a desplazarse hacia un lado al ser cortado por la
mitad como si nada, terminando por producirse una nueva explosión en su interior que
terminó por derrumbarlo por completo. Inmediatamente y ante la atenta mirada del
sujeto, los otros dos edificios son cortados por la mitad para inmediatamente ser
destruidos por otras dos fuertes explosiones, sin que haya rastro alguno de la chica.
Sobre su máscara se podía ver reflejada las distintas columnas de fuego distribuidas
sobre el terreno, aparecidas después de que las distintas figuras fueran destruidas una a
una. De pronto levantando el rostro, el sujeto contempló como desde arriba se dirigían
hacia él, tres masas azuladas de energía en forma de media luna, sorprendiéndolo, sin
tiempo casi para reaccionar interpuso sus brazos frente a él, deteniéndolas después de un
fuerte destello al entrar en contacto, haciéndole retroceder dos pasos, pero
inmediatamente recuperando el terreno perdido y extendiendo ambos brazos logra
destruirlas en múltiples puntos luminosos que comienzan a caer lentamente
expandiéndose a su alrededor.
La chica reaparece a su espalda para, en un fugaz movimiento, lanzar un nuevo tajo
diagonal, siendo evitado por el sujeto, quien pega un salto hacia atrás superándola para
colocarse esta vez él en dicha posición. Respondiendo de nuevo con una nueva patada
directa a su cabeza, siendo esquivada esta vez al agacharse rápidamente para lanzar ella
otra patada hacia su pecho, también detenido por el sujeto quien logra pararla con su
mano derecha.
-No lo haces tan mal, para ser uno de ellos. – Dijo la chica con una pequeña sonrisa,
mientras sus cabellos se deslizaban hasta quedar colgando y parte de su coleta sobre su
espalda.
-Halagarme no te salvará humana, para que luchar cuando no hay esperanza para ello. –
Responde el sujeto en un tono metalizado más serio.
-Eso…es algo que nunca entenderéis. ¡¿Seguimos?!
Logrando liberarse al arrancar parte de los látigos que sujetaban sus brazos y piernas,
para luego cortar en varios trozos el que se aferraba a su cuerpo, además de cortar la
mitad del brazo del Robot que se disponía a lanzarse un rayo asesino, el cual salió
disparado hacia la cabeza del que la tenía inmovilizada, la chica por su parte realizó dos
tajos verticales uno ascendente y otro descendente, realizando en el proceso un giro de
180 grados, desapareciendo de nuevo para dejar tras de si un fugaz destello. Ambos
robots empezaron a emitir chispas por breves segundos, para luego comenzar a
separarse por la mitad dejando ver sus entrañas mecánicas, explotando al mismo tiempo
que el propio edificio colapsaba derrumbándose sobre si mismo y generando una gran
nube de polvo.
A unos metros reaparece la chica jadeando agitadamente y con la hoja de su katana ya
sin brillo alguno orientada hacia el suelo, observando fijamente la nube de polvo que
con enorme rapidez cubrió toda la zona, pero entonces súbitamente pierde las fuerzas
derrumbándose pero sin caer del todo, apoyando una de sus rodillas sobre el duro
asfalto de lo que una vez fue una carretera, logrando apoyarse sobre la empuñadura de
su espada, para así no terminar de perder el equilibrio, Dibujando una mueca de dolor
con los ojos cerrados fuertemente, lleva una de sus manos al costado cuya herida debido
a los movimientos y a los látigos del robots se había vuelto a abrir, sangrando en
abundancia mientras que la sangre que recorría parte de su rostro goteaba en intervalos
sobre el suelo al agachar la cabeza.
Produciéndose una fuerte explosión algo distinta a las anteriores, puesto que en vez de
llamas se generó una esfera azulada que no dejaba de aumentar de tamaño, produciendo
un intenso vendaval que se extendía en un amplio radio, atrapando todo aquello que
estuviera a su alcance, siendo los apartamentos en ruinas tragados y destruidos por la
esfera.
Mientras tanto en otro lugar, situado en las tierras más al sur de Japón, en una de sus
islas más grandes llamada en otra época Kyushu, a varios kilómetros de lo que una vez
fue la prefectura de Kumatomo; pequeñas explosiones y la caída de varios árboles
robustos y de gran tamaño, hace que un gran número de aves alcen el vuelo alejándose
del lugar, dejándose ver distintas estelas azuladas y destellos entre la vegetación. Hasta
que finalmente todo se detiene después de que una sombra saliera lanzada en uno de
esos choques, hacia un pequeño lago situado cerca de la zona. Emergiendo de sus
cristalinas aguas la figura de una chica de unos 18 años y cabellos rosados, quien avanza
hacia la orilla entre jadeos y los ojos entreabiertos, tambaleándose y caminando con
cierta torpeza hasta que al final terminó por desplomarse en la orilla boca abajo, dando
media vuelta para quedar boca arriba y los brazos en cruz, agarrando con fuerza en su
mano derecha una Katana con la empuñadura celeste y la guarda blanca con grabados
de un dragón de cuyas fauces nace la hoja.
-Creo que por hoy podemos dejarlo… no lo has hecho nada mal. – Justo ha su lado
aparece la otra figura cuya sombra se coloca sobre la chica, una exuberante mujer de
cabellos azulados en parte recogidos por dos extensiones y ojos rojizos. – Además estás
exhausta y mojada, podrías coger un buen resfriado no crees. – Añade con un tono
suave y dulce, enfundando la katana que tenía en su mano para luego extenderla hacia la
chica.
-¡¡Arf, Arf, Arf!! ¡La…La próxima vez…ten por seguro…que lo…lograré! ¡¡Arf, Arf,
Arf!! – La chica después de coger algo de aire abre sus ojos de color amarillo,
extendiendo su brazo izquierdo y aceptando la ayuda de la mujer. Enfundando su katana
también, una vez que recuperó la verticalidad.
-¡Je, Je, Je! No dudo que lo hagas, pero aún te quedan al menos 20 años de duro
entrenamiento para lograrlo. – Posa una de sus manos sobre la cabeza de la chica y
empieza a revolver sus húmedos cabellos. – Por mucho que puedas usar y manipular el
Izoma, aún necesitas mucha experiencia y madurez.
-¡¡Jooo!! Ya te vale Rihoko-San, te recuerdo que ya no soy una niña y soy una… –
Replica entre refunfuños volteando un poco el rostro hacia la izquierda, hinchando sus
mejillas y visiblemente molesta.
-Lo sé, estoy segura que se habría sentido muy orgu… – Interrumpiendo a la chica, la
mujer detiene la frase bruscamente apartando la mano y levantando el rostro hacia el
cielo. – En todo caso, solo ha pasado un año desde que alcanzaste la mayoría de edad.
Aún es pronto. Lo entiendes, ¿verdad Shizuka-Chan? –Al terminar de hablar baja la
cabeza, esbozando una sonrisa y con la mirada fija sobre la chica.
-Sí.
Después de esta pequeña conversación la chica, cuyo nombre era Shizuka, empezó a
andar, terminando de salir del agua alejándose de la orilla ante la mirada de la mujer
quien parecía llamarse Rihoko. Pero justo cuando esta se disponía a seguirla, se giró
bruscamente hacia el noreste al mismo tiempo que una suave brisa se levantaba
súbitamente.
-Este viento y esta sensación… – Piensa achicando sus ojos. – Quizás sea cosa de mi
imaginación. –Musita restándole importancia, relajándose y volteándose hacia Shizuka,
mientras se alejaba también del lago.
Continuará…
“Un mundo devastado por aquellos que fueron creados, una era que sucumbió a los
comienzos de otra en la que no había lugar para su existencia. Sufrimiento y
desesperación, condenados quizás a desaparecer en el olvido de unos tiempos ya
lejanos.”