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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior


Universidad Nacional Experimental Rómulo Gallegos
Área de Postgrado
Especialización en Ciencias Penales y Criminológicas
Seminario Especial de Grado

El CONTROL JUDICIAL EN EL
RETARDO PROCESAL VENEZOLANO 
 

Docente: Ulises Arteaga Autor: Nancy Giron Guerra


CI: V-10.812.003

Caracas, noviembre 2022


República Bolivariana de Venezuela
Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior
Universidad Nacional Experimental Rómulo Gallegos
Área de Postgrado
Especialización en Ciencias Penales y Criminológicas
Seminario
 
 
EL CONTROL JUDICIAL EN EL
RETARDO PROCESAL VENEZOLANO
                                                                              AUTORA: Nancy Giron.
                                                                              AÑO: 2022
  
                                               RESUMEN
El Control Judicial es una institución del Derecho Procesal Penal, encargada
de organizar de una forma sistemática, todo lo referente al proceso penal. No
puede haber justicia sin un efectivo control de la causa. Es el Juez de Control
el funcionario público encargado de vigilar que todas las actuaciones lleguen
a término, de manera que la justicia esté garantizada, y el Estado ejerza a
cabalidad su potestad punitiva. La Constitución de la República Bolivaria-
na  de Venezuela en su carácter de máxima ley establece en el artículo 49 el
debido proceso como garantía del fiel cumplimiento de la ley y de esta mane-
ra la transparencia de las actuaciones de los órganos de justicia, así como El
Código Orgánico Procesal Penal en los artículos 264 y 265, contemplan en
su normativa lo referente al fundamento jurídico que permite legitimar todas
las actuaciones tanto  del juez de control como del Ministerio Público, órga-
nos encargados de llevar adelante la investigación, para contribuir desde
este espacio a evitar con el retardo procesal. En el presente artículo se anali-
za a través de documentos escritos, la importancia que tiene el tema que nos
ocupa para el Derecho Penal, y Procesal Penal, todo en el marco del Estado
de Derecho, garantizando así, el respeto a los derechos humanos. 
  Palabras claves: Control Judicial, Debido Proceso, Justicia.
El proceso penal se ha caracterizado por mantener un centralismo fiel
del modelo español, América del sur no ha sido la excepción, puesto que,
desde los tiempos de Cristóbal Colon ha impuesto su predominio, por tal
motivo, la dinámica judicial latinoamericana ha tenido que batallar con una
gran cantidad de obstáculos, algunos propios y otros heredados,
ocasionados en gran medida por la adopción de ordenamientos jurídicos en
contradicción con las necesidades de la ciudadanía. Sedes judiciales lejanas
a la zona de residencia del usuario, costos por representación judicial que no
siempre se pueden pagar pero que son una exigencia para acudir al sistema,
costos provenientes del empleo de días laborables para hacer efectiva una
acción judicial, son algunos ejemplos de lo anterior, pero últimamente es el
retardo procesal el obstáculo más común con que se tropieza en casi toda la
administración de justicia de los países latinoamericanos.

Entendiendo por retardo procesal una circunstancia excepcional en la


que un proceso, cualquiera sea su naturaleza, no sólo se ha extendido más
allá de lo establecido en las leyes adjetivas, sino más allá de lo razonable. Lo
primero que esperan los ciudadanos del sistema judicial; de acuerdo a lo
establecido en el artículo 253, de la constitución de la república Bolivariana
de Venezuela (1999); en cuanto a la administración de justicia, es que ésta
resuelva sus controversias con diligencia y rapidez que sus sentencias sean
ejecutables y no una simple declaración de intenciones cuya materialización
sea irrealizable. El Estado tiene entre sus funciones esenciales, la de
resolver conflictos de intereses judiciales y así garantizar la paz social.
Dentro de la administración de justicia, las decisiones que ponen fin al
conflicto entre las partes deben ser expeditas y oportuna, materializándose
de este modo unos de las garantías fundamentales del imputado que es el
derecho a ser oído en un plazo razonable y de obtener respuesta a su estado
legal, en un tiempo oportuno por el aparato judicial constituyendo una de las
mejores garantías de la celeridad procesal. Es de hacer notar, que a lo largo
de lo previsto tanto en nuestra Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, en el Código Orgánico Procesal Penal, así como en los tratados,
pactos y convenciones internacionales ratificados por Venezuela, están
estatuidos la premura de las decisiones y el derecho que tiene el imputado
de ser oído en un plazo razonable, sin embargo, no se cumple a cabalidad la
referida garantía, teniendo en cuenta que es irrebatible que el simple
enunciado del deseo del legislador de lograr la celeridad y dejarlo plasmado
en las diversas disposiciones legales, no garantiza un proceso sin dilaciones
indebidas o injustificadas.

En Venezuela, el control judicial de la investigación en el Proceso Pe-


nal, lo ejerce el Juez de Control, conjuntamente con el Ministerio Público es
decir la Fiscalía, a través de los órganos competentes para realizar todas
las actividades pertinentes que permitan el esclarecimiento de los hechos a
fin de determinar las responsabilidades para de esta manera hacer justicia.

Es importante destacar, que no es suficiente reformar, modificar y


derogar leyes, sino que también se deben asegurar los recursos para darle
posibilidad a la respuesta oportuna y el proceso expedito, y así, garantizar a
todas las personas el beneficio de sus derechos. Igualmente, hay que resal-
tar, el artículo 26 constitucional que consagra el derecho a obtener con cele-
ridad y prontitud, reclamos e intereses, ya que es el estado el garante de
una justicia sin dilaciones indebidas, así mismo, el artículo 257, de la carta
magna, el cual establece las omisiones de formalidades esenciales, puesto
que se pueden sacrificar las no esenciales, con el fin de evitar las dilaciones
indebidas en el proceso, aspecto que de una u otra forma proporcionará ce-
leridad a cualquier instancia y grado del proceso, haciendo que la justicia
sea realmente expedita.
En tal sentido, el Manual de Actuación del Fiscal del Ministerio Público
en el Proceso Penal, señala que la tutela judicial no solo comprende el
derecho a acceder a la justicia, sino que entre otros también se encuentra la
garantía de una justicia expedita, sin dilaciones indebidas y sin formalismos
ni reposiciones inútiles, todo ello en concordancia con el ya mencionado
artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
(1999). Resulta oportuno hacer alusión que, en la mayoría de los procesos
penales, adicionalmente al problema penal que traen consigo las partes,
existe el problema persistente de culminar con el proceso para eliminar de
una vez la incertidumbre jurídica al cual está sujeto el acusado, resultandos
inoficiosos que después de un tiempo prolongado se haya logrado la
absolución, porque ya en sí, el tiempo al cual fue sometido el acusado al
proceso penal le ha traído graves consecuencias irreparables. En Venezuela,
la preocupante realidad dentro del sistema judicial muestra una de las
deudas que la justicia tiene con la sociedad; esta se debe al retardo procesal
que hoy en día se está viviendo en muchos países. El retardo procesal es
uno de los principales problemas a nivel judicial que viene afectando el
correcto funcionamiento, y en forma especial al sistema de administración de
justicia penal, ya que un gran número de privados de libertad sin condena
están a la espera al transcurrir de los días para la celeridad de sus casos.

El debido proceso a la aplicación de la justicia es un derecho


fundamental, y es un medio indispensable para la realización y el alcance de
otros derechos humanos, como es el caso del derecho a la libertad personal,
es por ello que tanto aquellos individuos procesados, así como los penados
por la justicia deben tener una respuesta oportuna. El incumplimiento de este
mandato produce la conocida justicia tardía, la cual, lejos de dar la respuesta
esperada, genera nuevos conflictos humanos, el más grave de ellos, el preso
sin condena.

Las vivencias en materia procesal penal indican que existe una lucha
constante para lograr alcanzar una mejor justicia penal, con el propósito de
atender oportunamente a los procesados y garantizar la defensa y protección
de los derechos humanos de las personas privadas de libertad. La mayoría
de la población reclusa existente en el país continua cargando encima la
condición de procesados como una cruz debido al retardo procesal penal, un
fenómeno que ha contaminado el sistema penitenciario venezolano que
atenta contra el derecho al debido proceso y, a su vez, viola los derechos
humanos de las personas privadas de libertad, según reza el artículo 7,
numeral 5, de la Convención Interamericana de Derechos Humanos que
establece que toda personas tiene derecho a ser juzgada en un “tiempo
razonable”.

Con la adopción del modelo acusatorio, en Venezuela, la justicia se


constituye primordialmente en un importante valor de orden social y político,
avalado, garantizado y reconocido por el estado de derecho en la medida en
que se cumplan los principios de libre acceso a la jurisdicción, transparen-
cia, igualdad, independencia, celeridad, eficacia, así como todos aquellos
axiomas que traducen ideales democráticos.

Si bien es cierto que, se tiene conocimiento de los avances del


gobierno venezolano para minimizar la alta morosidad y casos de retardo
procesal y que, en las últimas medidas ha incorporado por cada estado la
participación ciudadana además de mecanismos alternos que permitan
garantizar una justicia célere y eficaz mediante la creación de los Tribunales
de Primera Instancia Municipal en funciones de Control, donde se dilucidan
los procedimientos para el juzgamiento de los delitos menos graves, cuya
pena en su límite superior no exceda de ocho (8) años de privación de
libertad, previéndose su juzgamiento mediante la aplicación de un
procedimiento breve que permita el enjuiciamiento en libertad, y posibilite la
inclusión del imputado o imputada a la sociedad a través del trabajo
comunitario.
No es menos cierto que la realidad del sistema judicial y carcelario es
otra totalmente distinta, en la cual decenas de miles de personas se
encuentran a la espera de la ejecutoria de la sentencia, del pronunciamiento
del tribunal, del acto conclusivo del fiscal del Ministerio Público, e incluso de
su audiencia preliminar.

Procesos letárgicos, justicia tardía, hacinamiento, y vulneración de


derechos son la cotidianidad de sistema de justicia penal venezolano.

Tal como lo expresó el constitucionalista Carmelo Borrego,


lamentablemente la justicia penal sigue siendo lenta, selectiva y poco
asertiva en función de la resolución de conflictos jurídicos penales.

Aunada a esta situación y en virtud del evidente fracaso de las


políticas de atención a la población penitenciaria desarrolladas por el
Ministerio del Poder Popular para el Servicio Penitenciario, la situación
carcelaria aumenta las cifras de retardo procesal en el cumplimiento de las
penas, lo cual ha llevado al organismo a implementar el denominado “Plan
de Pacificación Penitenciario”, toda vez que los Equipos Multidisciplinarios
que conforman las Juntas de Clasificación y Tratamiento Integral se ven
imposibilitados de realizar las funciones que le son propias para determinar
el comportamiento intramuros de los privados de libertad.
La situación se repite en todos los centros de reclusión y centros de
arrestos preventivos del país, impidiendo o, en el mejor de los casos,
disminuyendo considerablemente el otorgamiento de medidas alternas al
cumplimiento de la pena o la redención de la misma por trabajo o estudio, en
virtud de los obstáculos para determinar el pronóstico de conducta, a que se
contrae el numeral 3° del artículo 488 del Código Orgánico Procesal Penal, a
cargo de los Centros de Evaluación y Pronóstico (CEP) de las Unidades
Técnicas de Supervisión y Orientación adscritas al Ministerio con
competencia en el Sistema Penitenciario. Ahora bien, es responsabilidad del
Estado como garante de Administrar justicia, que sea respetada la
prerrogativa constitucional del debido proceso y por ende que los procesos
judiciales sean expeditos, oportunos y sea cumplidos a cabalidad los
mandatos constitucionales, en tal sentido es preocupante que el sistema de
justicia se encuentre abarrotado de procesos judiciales abiertos, o por iniciar,
que han sobrepasado los límites legalmente establecidos, causando graves
perjuicios personales y la aparición de fenómenos jurídico sociales que
atentan contra el buen vivir del venezolano. Razón por la cual, se hace
necesario analizar el retardo procesal y sus implicaciones en el cumplimiento
de las penas en el proceso penal venezolano a través de las normas
contenidas en el ordenamiento jurídico venezolano, la doctrina especializada
en la materia y las sentencias referidas a retardo procesal y sus
implicaciones en el cumplimiento de las penas en el proceso penal
venezolano, emanadas por el máximo tribunal venezolano.

Es importante destacar, que el control judicial, es una Institución de


derecho procesal penal, cuya naturaleza Jurídica tiene su fundamento en
que los jueces de la fase preparatoria e intermedia, les corresponde contro-
lar el cumplimiento de los principios y garantías constitucionales. El control
judicial permite la práctica de pruebas anticipadas, resolver excepciones pe-
ticiones de las partes y otorgar autorizaciones, al juez de control, se le deno-
mina así, porque su misión es la de controlar el cumplimiento de las garan -
tías y principios establecidos en nuestra carta magna, y en el Código Orgá-
nico Procesal Penal, así  como en los tratados y convenios internacionales
suscritos por nuestra República, de igual manera es encargado de controlar
las actuaciones de partes, Fiscal, Imputado, defensores, victima, y demás
intervinientes en el proceso penal, y porque se limiten a cumplir con sus res-
pectivas funciones.

En Venezuela, los problemas no tienen que ver con las leyes, sino
con la falta de cumplimiento de las leyes, ya que el proceso penal venezo-
lano contempla la celeridad de la decisión jurisdiccional, con carácter y ran-
go constitucional su incumplimiento produce lo que hoy se conoce como jus-
ticia tardía, la cual lejos de dar respuesta a los procesos generan nuevos
conflictos. El retardo procesal es grave en todos los casos, pero cuando se
trata de procesos penales sus consecuencias son devastadoras.

Es importante destacar, que el retardo procesal aparte de ser violato-


rio al debido proceso establecido en el artículo 49 de nuestra Constitución
Nacional es una violación a los derechos humanos y hay que recordar que
estas no prescriben.

Inversamente a la derogada legislación, se observa que el perfil o ca-


rácter democrático del nuevo proceso penal se corresponde con dos varia-
bles, una de ellas es la amplia participación ciudadana dentro del proceso,
lo que muestra que la actividad jurisdiccional se dispersa entre varios acto-
res, más aún si se considera la nueva visión y misión del Ministerio Público.
La segunda razón es la previsión o conjetura de amplias garantías ciudada-
nas, mediante la presunción de inocencia y un verdadero ejercicio del dere-
cho de la defensa, avalado con la eliminación del sumario y el reconoci-
miento de la publicidad en su variante interparte (libre acceso a las actas y
documentos producidos), más allá de la conocida publicidad erga omnes.
Igualmente, por la plena vigencia del principio de la libre controversia, favo-
recida por una audiencia oral, que establece una inmediación que permite
lograr la verdad material; a su vez, la oralidad le imprime al proceso la cele-
ridad que garantiza la libertad individual. La importancia de la nueva norma-
tiva procesal, destacada en la exposición de motivos del proyecto del códi-
go, es la eficacia que adquiere el Derecho Penal, en tanto la percepción del
ciudadano sea de certidumbre y celeridad en su aplicación, mediante un
proceso penal adecuado que materializa la tutela jurisdiccional sin indebidas
dilaciones.

Igualmente, el control judicial, es una institución del derecho procesal


penal, cuya naturaleza jurídica tiene su fundamento en que los jueces o jue -
zas de la fase preparatoria le corresponde controlar el cumplimiento de los
principios y garantías establecidos en la Constitución de la República Boli-
variana de Venezuela, tratados, convenios o acuerdos internaciones suscri-
tos y ratificados por la República, y en el Código Orgánico Procesal Penal.
El Control Judicial, permite la práctica de pruebas anticipadas, resolver ex-
cepciones, peticiones de las partes y otorgar autorizaciones.

El proceso panal se encuentra sustentado en fuentes primarias de


autores venezolanos como lo es el Código Orgánico Procesal Penal
(COPP), el cual en su primer artículo hace alusión al debido proceso, y en
los artículos siguientes desarrolla algunos de los derechos que éste consa-
gra, tal como la presunción de inocencia (artículo 8), el derecho a la defensa
(artículo 12), el principio non bis in idem (artículo 20), etc. Para el presente
análisis es relevante destacar que entre estos principios y garantías proce-
sales se encuentra la titularidad de la acción penal en cabeza del Ministerio
Público (artículo 11), aspecto que será desarrollado más adelante.

El sistema judicial venezolano, se encuentra fundamentado en


principios establecidos en la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, y demás leyes el mismo se concibe como un instrumento eficaz y
necesario para alcanzar la justicia, pero ello no sería posible si no se contara
con un sistema probatorio inspirados por esos principios y valores superiores
que tienen por norte el respeto a la dignidad humana y a los derechos
esenciales de las personas.

Artículo 49 Constitución de la República Bolivariana de


Venezuela: El debido proceso se aplicará a todas las
actuaciones judiciales y administrativas; en consecuencia:

1. La defensa y la asistencia jurídica son derechos inviolables


en todo estado y grado de la investigación y del proceso. Toda
persona tiene derecho a ser notificada de los cargos por los
cuales se le investiga; de acceder a las pruebas y de disponer
del tiempo y de los medios adecuados para ejercer su defensa.
Serán nulas las pruebas obtenidas mediante violación del debido
proceso. Toda persona declarada culpable tiene derecho a
recurrir del fallo, con las excepciones establecidas en esta
Constitución y en la ley.

2. Toda persona se presume inocente mientras no se pruebe lo


contrario.

3. Toda persona tiene derecho a ser oída en cualquier clase de


proceso, con las debidas garantías y dentro del plazo razonable
determinado legalmente por un tribunal competente,
independiente e imparcial establecido con anterioridad. Quien no
hable castellano, o no pueda comunicarse de manera verbal,
tiene derecho a un intérprete.

4. Toda persona tiene derecho a ser juzgada por sus jueces


naturales en las jurisdicciones ordinarias o especiales, con las
garantías establecidas en esta Constitución y en la ley. Ninguna
persona podrá ser sometida a juicio sin conocer la identidad de
quien la juzga, ni podrá ser procesada por tribunales de
excepción o por comisiones creadas para tal efecto.

5. Ninguna persona podrá ser obligada a confesarse culpable o


declarar contra sí misma, su cónyuge, concubino o concubina, o
pariente dentro del cuarto grado de consanguinidad y segundo
de afinidad. La confesión solamente será válida si fuere hecha
sin coacción de ninguna naturaleza.

6. Ninguna persona podrá ser sancionada por actos u


omisiones que no fueren previstos como delitos, faltas o
infracciones en leyes preexistentes.

7. Ninguna persona podrá ser sometida a juicio por los mismos


hechos en virtud de los cuales hubiese sido juzgada
anteriormente.

8. Toda persona podrá solicitar del Estado el restablecimiento o


reparación de la situación jurídica lesionada por error judicial,
retardo u omisión injustificados. Queda a salvo el derecho del o
de la particular de exigir la responsabilidad personal del
magistrado o de la magistrada, del juez o de la jueza; y el
derecho del Estado de actuar contra éstos o éstas.
Artículo 264 Código Orgánico Procesal Penal: “A los jueces y
Juezas de esta fase les corresponde controlar el cumplimiento de
los principio y garantías establecidas en la Constitución de la Re-
pública Bolivariana de Venezuela, tratados, convenio o acuerdos
internacionales, suscritos y ratificados por la República, y en este
Código, y practicar pruebas anticipadas, resolver excepciones, pe-
ticiones de las partes y otorgar autorizaciones.

Entre los muchos males que tenemos en nuestro sistema peni-


tenciario, el retardo procesal es uno de los más graves, de las 96 mil
personas que hay en Venezuela privadas de libertad tanto en cárceles
nacionales como en centros de detención preventiva un aproximado del
70% está aún en proceso, no han sido condenados, son presuntamente
inocentes.

Esto, junto a la falta de construcción de nuevos recintos carcela-


rios es la causa del grave problema de hacinamiento que se vive en to-
dos los recintos carcelarios del país y que ha creado que tengamos un
sistema penitenciario paralelo que funciona en los retenes policiales del
país, donde hay 40 mil reclusos del total de privados de libertad del
país.

A pesar de que desde hace ya cinco años el Ministerio para el


Servicio Penitenciario creó el “Plan Cayapa” con el fin de disminuir el re-
tardo procesal el mismo no ha dado resultados satisfactorios y los pro-
cesos siguen sin avanzar.

La alta movilidad de personas privadas de libertad de los sitios


donde se encuentran sus procesos a lugares distantes imposibilita el
seguimiento de sus procesos y ocasiona por consecuencia retardo pro-
cesal. Por citar un caso, a principios de este año se cerró la única cárcel
que se encontraba en el estado Nueva Esparta y sus reclusos traslada-
dos a sitios remotos como los estados Bolívar, Monagas Sucre y otros,
es evidente que sus causas están paralizadas porque al no estar en los
sitios donde están sus procesos y la falta de capacidad operativa para
efectuar los traslados a tribunales ocasiona un grave retardo procesal.

La Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz, en uno de


sus artículos publicado en el diario Últimas Noticias, señalaba que en
Venezuela, la celeridad de la decisión jurisdiccional tiene rango consti-
tucional “El incumplimiento de este mandato produce la conocida “justi-
cia tardía”, la cual, lejos de dar la respuesta esperada, genera nuevos
conflictos humanos, siendo el más grave de ellos “el preso sin conde-
na”.

Igualmente, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en su


informe sobre Venezuela en el 2015 señalo lo siguiente: “El Comité nota
con preocupación que hasta 2014 más del 60 por ciento de las perso-
nas privadas de libertad se encontraba en prisión preventiva y lamenta
no haber recibido información desagregada al respecto. El Estado parte
debe incrementar sus esfuerzos con miras a reducir el elevado porcen-
taje de personas en prisión preventiva. En particular, debe adoptar las
medidas necesarias para garantizar que la prisión preventiva no sea la
regla general y que en la práctica se priorice la imposición de medidas
alternativas a la misma”.

Conocemos casos de personas que después de permanecer 4 o 5


años encarceladas son declaradas inocentes, y los años vividos dentro
de una cárcel de uno de los peores sistemas penitenciarios del mundo
nunca resarcidos

En la teoría, una persona detenida no debería de pasar más de 6


meses en un proceso judicial, lamentablemente sabemos todo que es
simple teoría y que en la práctica no se cumple y nuestras cárceles y
centros de detención preventiva están abarrotadas de presos sin conde-
na, conocemos casos de personas que después de permanecer 4 o 5
años encarceladas son declaradas inocentes, y los años vividos dentro
de una cárcel de uno de los peores sistemas penitenciarios del mundo
nunca resarcidos.

Si hay algo en que están de acuerdo todas las instituciones rela -


cionadas al tema como el Tribunal Supremo de Justicia, Ministerio Pu-
blico, Defensoría del Pueblo y hasta el mismo Ministerio para el Servicio
Penitenciario, aunque su titular a veces lo niegue, es que existe un gran
retardo procesal, sin embargo, no vemos actuaciones importantes para
solucionar este grave problema.
El problema del retardo procesal es una culpa compartida de to-
dos los actores que intervienen en el proceso judicial, vemos con preo-
cupación que una de las principales causas de diferimiento de causas
en los tribunales del país sean la falta de traslados de los reclusos a los
actos procesales que son requeridos, en muchos casos por falta de
transporte, falta de personal para el traslado o cosas tan absurdas
como la carencia de esposas para efectuar el traslado.

Lamentablemente la falta de coordinación y trabajo conjunto entre


los diferentes sectores que intervienen en el proceso trae como conse-
cuencia esta terrible situación que estamos viviendo actualmente y que
cada día tiende a empeorar y que como consecuencia aumenta el nivel
de conflictividad en los recintos carcelarios y centros de detención pre-
ventiva.

El retardo procesal aparte de ser violatorio al debido proceso es -


tablecido en el artículo 49 de nuestra Constitución Nacional es una vio-
lación a los derechos humanos y hay que recordar que estas no prescri-
ben.

Retardo Procesal y Las Cárceles

Hay que tener presente que el retardo procesal es uno de los más
graves problemas que tiene el sistema penitenciario, de las aproxima -
damente 96 mil personas que hay en Venezuela privadas de libertad
tanto en cárceles nacionales como en centros de detención preventiva
un aproximado del setenta, no han sido condenados, o son presunta -
mente inocentes.
Esto, aunado a la falta de construcción de nuevos recintos carce -
larios es la causa del grave problema de hacinamiento que se vive en
todos los recintos carcelarios del país y que ha creado que tengamos
un sistema penitenciario paralelo que funciona en los retenes policiales
del país, donde hay 40 mil reclusos del total de privados de libertad.

A pesar de que desde hace ya cinco años el Ministerio para el


Servicio Penitenciario creo el “Plan Cayapa” con el fin de disminuir el
retardo procesal el mismo no ha dado resultados satisfactorios y los
procesos siguen sin avanzar.

La alta movilidad de personas privadas de libertad de los sitios


donde se encuentran sus procesos a lugares distantes imposibilita el
seguimiento de sus procesos y ocasiona por consecuencia retardo pro-
cesal. Por citar un caso, a principios de este año se cerró la única cár -
cel que se encontraba en el estado Nueva Esparta y sus reclusos tras -
ladados a sitios remotos como los estados Bolívar, Monagas Sucre y
otros, es evidente que sus causas están paralizadas porque al no estar
en los sitios donde están sus procesos y la falta de capacidad operativa
para efectuar los traslados a tribunales ocasiona un grave retardo pro -
cesal.

La Fiscalía General de la República, llego a señalar que, en Ve -


nezuela, la celeridad de la decisión jurisdiccional tiene rango constitu -
cional “El incumplimiento de este mandato produce la conocida “justicia
tardía”, la cual, lejos de dar la respuesta esperada, genera nuevos con -
flictos humanos, siendo el más grave de ellos “el preso sin condena”.

Igualmente, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en su


informe sobre Venezuela en el 2015, señalo lo siguiente: “El Comité
nota con preocupación que hasta 2014, más del sesenta por ciento de
las personas privadas de libertad se encontraba en prisión preventiva y
lamenta no haber recibido información desagregada al respecto.

Es importante destacar, que el Estado debe incrementar sus es -


fuerzos con miras a reducir el elevado porcentaje de personas en pri -
sión preventiva. En particular, debe adoptar las medidas necesarias
para garantizar que la prisión preventiva no sea la regla general y que
en la práctica se priorice la imposición de medidas alternativas a la mis -
ma”.

Conocemos casos de personas que después de permanecer 4 o 5


años encarceladas son declaradas inocentes, y los años vividos dentro
de una cárcel de uno de los peores sistemas penitenciarios del mundo
nunca resarcidos.

En la teoría, una persona detenida no debería de pasar más de 6


meses en un proceso judicial, lamentablemente sabemos todo que es
simple teoría y que en la práctica no se cumple y nuestras cárceles y
centros de detención preventiva están abarrotadas de presos sin conde -
na, conocemos casos de personas que después de permanecer 4 o 5
años encarceladas son declaradas inocentes, y los años vividos dentro
de una cárcel de uno de los peores sistemas penitenciarios del mundo
nunca resarcidos.

Si hay algo en que están de acuerdo todas las instituciones rela -


cionadas al tema como el Tribunal Supremo de Justicia, Ministerio Pu -
blico, Defensoría del Pueblo y hasta el mismo Ministerio para el Servicio
Penitenciario, aunque su titular a veces lo niegue, es que existe un gran
retardo procesal, sin embargo, no vemos actuaciones importantes para
solucionar este grave problema.

El problema del retardo procesal es una culpa compartida de


todos los actores que intervienen en el proceso judicial, vemos con
preocupación que una de las principales causas de diferimiento de
causas en los tribunales del país son la falta de traslado de los reclusos
a los actos procesales que son requeridos, en muchos casos por falta
de transporte, falta de personal para el traslado o cosas tan absurdas
como la carencia de esposas para efectuar el traslado.  la corrupción
policial la principal causa del retardo procesal en Venezuela. La corrupción
policial también se encuentra involucrada en el retardo procesal, puesto
que está asociada a situaciones de extorsión por parte de los cuerpos
policiales, quienes negocian con los detenidos o sus familiares. La
mayoría de los abogados consideran que entre las principales
consecuencias del retardo procesal se encuentra, el hecho que se
genere un estado de indefensión, la violación de derechos
fundamentales y las condiciones de hacinamiento en los centros
policiales que ocasionan graves afectaciones a la salud e integridad de
los detenidos.

Lamentablemente la falta de coordinación y trabajo conjunto entre


los diferentes sectores que intervienen en el proceso trae como conse-
cuencia esta terrible situación que estamos viviendo actualmente y que
cada día tiende a empeorar y que como consecuencia aumenta el nivel
de conflictividad en los recintos carcelarios y centros de detención pre -
ventiva.

El retardo procesal aparte de ser violatorio al debido proceso es -


tablecido en el artículo 49 de nuestra Constitución Nacional es una vio -
lación a los derechos humanos y hay que recordar que estas no prescri -
ben.

Y para concluir, es importante destacar, que nuestra Constitución de la


República Bolivariana de Venezuela consagra los derechos fundamentales a
la libertad personal y a que toda persona a la que se le impute un delito sea
juzgada en libertad. Sin embargo, el Tribunal Supremo de justicia, ha inter-
pretado a la Constitución y las leyes de forma regresiva y restrictiva con rela-
ción a los derechos fundamentales contenidos en ella.

El retardo procesal ha dejado de ser una consecuencia, para convertir-


se en el medio de subsistencia de un sistema de administración de justicia
desviado de sus fines.  Las respuestas que el Estado da al problema del re-
tardo procesal, no obedecen a un diagnóstico real de sus causas, pero, ade-
más, no están diseñadas desde un enfoque sistémico, sino que son respues-

tas espasmódicas. El retardo procesal, es un grave problema, audiencias di-


feridas, juicios interrumpidos, procesos inconclusos mantienen tras las rejas
a los presos más tiempo de lo debido. Una vez que son trasladados a los tri-
bunales, los presos se topan con otra realidad, la falta de luz, la falta de un
fiscal del Ministerio Público, o del mismo juez hacen que se difiera la audien-
cia, pero lo que se está haciendo más repetitivo es la falta de los funcionarios
que participaron en el procedimiento y aunque se le hace la citación, suelen
no cumplirla. Y es que no es suficiente reformar, modificar y derogar leyes,
sino que también se deben asegurar los recursos para darle posibilidad a la
respuesta oportuna y el proceso expedito, y así, garantizar a todas las perso-
nas el beneficio de sus derechos.
En Venezuela, ser condenado es mucho mejor que ser procesa-
do. El primero tiene más certeza para optar a fórmulas alternativas de
penas de reclusión”,

Referencias Bibliográficas.

 Código de Enjuiciamiento Criminal. Gaceta Oficial de la República Bo-


livariana de Venezuela, 748. Febrero 3, 1962.
 Código Orgánico Procesal Penal. Gaceta Oficial de la República Boli-
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 Código Orgánico Procesal Penal. Gaceta Oficial de la República Boli-


variana de Venezuela, 5.558. Noviembre 14, 2001.

 Código Orgánico Procesal Penal. Gaceta Oficial de la República Boli-


variana de Venezuela, 5.930 (Extraordinario). Septiembre 4, 2009.

 Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Gaceta Oficial


Extraordinaria N° 5.453 de la República Bolivariana de Venezuela. Ca-
racas, 24 de marzo de 2000.

 Ferrajoli, L. (1998) Derecho y Razón. Teoría del Garantismo Penal, 3ª


Edición, Madrid, España: Trotta.

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