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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL RÓMULO GALLEGOS


DIRECCIÓN DE POSTGRADO
ESPECIALIZACIÓN CIENCIAS PENALES Y CRIMINOLÓGICAS
CÁTEDRA: SEMINARIO

LOS JUICIOS ORALES EN EL SISTEMA PENAL VENEZOLANO DE LA


TEORÍA A LA PRÁCTICA

Autor:
Abg. Tibisay J. González O.
Facilitador:
Dr. Ulisis Arteaga

Caracas, Diciembre del 2.022


REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL RÓMULO GALLEGOS
DIRECCIÓN DE POSTGRADO
ESPECIALIZACIÓN CIENCIAS PENALES Y CRIMINOLÓGICAS
CÁTEDRA: SEMINARIO

LOS JUICIOS ORALES EN EL SISTEMA PENAL VENEZOLANO DE LA


TEORÍA A LA PRÁCTICA

Autor: Abg. Tibisay J. González O.


Facilitador: Dr. Ulisis Arteaga
Fecha: Diciembre 2.022

RESUMEN

La fase de juicio se inicia con la apertura; el juicio oral constituye la etapa


esencial del proceso penal, en el cual los pilares fundamentales del sistema
acusatorio adquieren vigencia. Se tratan detalladamente todos los principios
que indican el Juicio Oral y Público Venezolano, a saber: oralidad, publicidad,
concentración, continuidad, inmediación y contradicción. En cuanto al Debate,
se estudia su Preparación, Desarrollo, Dirección y la Disciplina en el mismo.
Dentro del Desarrollo del Juicio Oral comentamos brevemente la Acusación,
la intervención de la Defensa, las Cuestiones Incidentales que pueden
presentarse en el Juicio, la Declaración del Acusado, la Recepción de las
Pruebas (Expertos, Testigos, Documentos, entre otros) posteriormente se
desarrolla con la Discusión Final y el Cierre del Debate, las Conclusiones, la
Réplica y Contra Réplica, el cierre del Debate y la Sentencia que es el acto
que materializa la decisión del tribunal, acentuamos en su Motivación, y en los
Requisitos que debe contener la misma. Nos referimos específicamente al acta
del debate, como el único acto escrito en el desarrollo de la querella y
excepción al principio de la oralidad y a su gran valor probatorio, por cuanto
debe contener absolutamente todo cuanto suceda en sala.
Palabras claves: Juicio, Debate, Querella, Código Orgánico
Procesal Penal, Oral y Público, Sentencia, Medios Procesales, Pruebas.
Introducción

El Juicio Oral es el resultado de la presentación de una acusación


suficientemente fundamentada y constituye el momento culminante del
sistema acusatorio. El Debate es la dialéctica confrontación entre las partes y
está constituido por una serie de actos que le son inherente a su propia
naturaleza, y que por tanto se deben cumplir de la manera establecida, tales
como la preparación y el desarrollo del debate, hasta la deliberación y
sentencia, con el resultado correspondiente esto es, absolutoria o
condenatoria. La esencia del juicio empieza con su apertura, y posteriormente
la producción de pruebas, su valoración, y sus conclusiones.

El Juez de acuerdo al juicio oral y público escuchará a la Defensa y


al Ministerio Público, dará inicio a que se evacuen las pruebas, se emiten los
alegatos de clausura o finales por las partes, este en función de un análisis
minucioso delibera y emite el fallo para dictar una sentencia en la que se
explica oralmente si el Imputado es inocente o culpable.

De acuerdo a nuestro ordenamiento jurídico existen cuatro fases del


proceso penal de los cuales para efectos de este informe trabajaremos la
tercera como lo es el Juicio Oral y Público, cabe destacar que de la teoría a la
práctica mucho son los artificios que deben sobrellevar los abogados para
poder defender una causa, ya que lamentablemente y con algunas
excepciones se viola el derecho al debido proceso, y de allí se aprecia la gran
cantidad de privados de libertad que han cumplido la pena sin haber sido
procesados formalmente.
LOS JUICIOS ORALES EN EL SISTEMA PENAL VENEZOLANO DE LA
TEORÍA A LA PRÁCTICA

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV),


Gaceta Oficial Extraordinaria N° 36.860 de fecha 30 de diciembre de 1.999,
como carta magna establece en su artículo 26: “Toda persona tiene derecho
de acceso a los órganos de administración de justicia para hacer valer
sus derechos e intereses, incluso los colectivos o difusos, a la tutela
efectiva de los mismos y a obtener con prontitud la decisión
correspondiente. El Estado garantizará una justicia gratuita, accesible,
imparcial, idónea, transparente, autónoma, independiente, responsable,
equitativa y expedita, sin dilaciones indebidas, sin formalismos o
reposiciones inútiles.”

En el mismo orden de ideas también establece en artículo 49: “El


debido proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales y
administrativas; en consecuencia: 1. La defensa y la asistencia jurídica
son derechos inviolables en todo estado y grado de la investigación y del
proceso. Toda persona tiene derecho a ser notificada de los cargos por
los cuales se le investiga, de acceder a las pruebas y de disponer del
tiempo y de los medios adecuados para ejercer su defensa. Serán nulas
las pruebas obtenidas mediante violación del debido proceso. Toda
persona declarada culpable tiene derecho a recurrir del fallo, con las
excepciones establecidas en esta Constitución y la ley. 2. Toda persona
se presume inocente mientras no se pruebe lo contrario. 3. Toda persona
tiene derecho a ser oída en cualquier clase de proceso, con las debidas
garantías y dentro del plazo razonable determinado legalmente, por un
tribunal competente, independiente e imparcial establecido con
anterioridad. Quien no hable castellano o no pueda comunicarse de
manera verbal, tiene derecho a un intérprete. 4. Toda persona tiene
derecho a ser juzgada por sus jueces naturales en las jurisdicciones
ordinarias, o especiales, con las garantías establecidas en esta
Constitución y en la ley. Ninguna persona podrá ser sometida a juicio sin
conocer la identidad de quien la juzga, ni podrá ser procesada por
tribunales de excepción o por comisiones creadas para tal efecto. 5.
Ninguna persona podrá ser obligada a confesarse culpable o declarar
contra sí misma, su cónyuge, concubino o concubina, o pariente dentro
del cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad. La confesión
solamente será válida si fuere hecha sin coacción de ninguna naturaleza.
6. Ninguna persona podrá ser sancionada por actos u omisiones que no
fueren previstos como delitos, faltas o infracciones en leyes
preexistentes. 7. Ninguna persona podrá ser sometida a juicio por los
mismos hechos en virtud de los cuales hubiese sido juzgada
anteriormente. 8. Toda persona podrá solicitar del Estado el
restablecimiento o reparación de la situación jurídica lesionada por error
judicial, retardo u omisión injustificados. Queda a salvo el derecho del o
de la particular de exigir la responsabilidad personal del magistrado o de
la magistrada, del juez o de la jueza; y el derecho del Estado de actuar
contra éstos o éstas.”

Ahora bien; el proceso penal se inicia con: Denuncia, querella o de


oficio por el juez instructor, también se le da inicio desde el momento en que
el juez toma conocimiento de la “notitia criminis”. Tanto la autoridad judicial,
como el Ministerio Publico, ante el conocimiento de hechos punibles
determinados que puedan ser calificados de delito y estén tipificados el Código
Penal, tienen la obligación de actuar en aras a su esclarecimiento y sanción.
La celebración del juicio oral otorga garantías en términos de la
intervención e imparcialidad judicial, del ejercicio efectivo de la igualdad, la
defensa y del control público, tanto de la actuación de todos los intervinientes
como del modo de realización de la prueba. Las audiencias no serán del todo
públicas, pues tendrán que ser privadas en delitos de carácter de delito sexual,
secuestro, violación o temas de seguridad nacional. Esta etapa iniciará con el
auto de apertura a juicio oral el cual será dictado cuando concluya la audiencia
intermedia por el juez de control que conozca del asunto.

En el momento que se inicial el juicio oral deben tomarse en cuenta


los principios específicos que forman al juicio oral y público; durante el
desarrollo del debate donde deben tener plena vigencia principios que son
específicos del sistema acusatorio y que sus no observaciones conllevan a
viciar de nulidad todo procedimiento oral y público y son de obligatorio
cumplimiento para los operadores del derecho. Estos principios específicos
son: oralidad, publicidad, concentración, continuidad, inmediación y
contradicción. Es de señalar que todo estudio referido al proceso penal
venezolano, por ser un sistema acusatorio y estar nutrido por principios y
garantías procesales y constitucionales, su análisis en más de las veces
pareciere estar incurriendo en repeticiones, repeticiones que a veces son
necesarias para comprender la complejidad del tema.

La Oralidad (artículo 14 Código Orgánico Procesal Penal 2021), se


define que es la forma de comunicarse normal y directamente, está
estrechamente vinculada a la publicidad y representa su principal garantía, ya
que brinda al acusado la efectiva posibilidad de hacerse oír ante el juez y le
permite a la sociedad entender el curso del proceso, por lo que el principio de
oralidad es una de las grandes conquistas de la realidad jurídica democrática.
En los procesos penales el principio de la oralidad está íntimamente unido al
de celeridad, publicidad, inmediación con los sujetos procesales y la
controversia de la prueba, que es la posibilidad que tiene toda persona de
presentar pruebas y controvertir las que aleguen en su contra; estas
características aluden al debido proceso. Al ser el proceso público, esa
publicidad se logra con la oralidad, que suprime en gran parte, formalismos
innecesarios, sin menoscabo de lo sustancial. La publicidad de los juicios
penales marca una política judicial definida, propia de un estado democrático,
republicano y limitado en el ejercicio de sus funciones. Artículo 15 (Código
Orgánico Procesal Penal 2021) la interrelación existente en los diversos
principios básicos de todo sistema acusatorio; garantizan aspectos del debido
proceso y del principio de la participación ciudadana, interrelación que nos
obliga a ser repetitivos en el tratamiento de los mismos. Presupuestos del juicio
oral y público es donde la percepción y recepción de la prueba, su valoración
y las intervenciones de los sujetos procesales, se realizan con la posibilidad
de asistencia física, no sólo de las partes sino de la sociedad en general. La
publicidad no puede estar circunscrita a simples alegatos y a conocer el
contenido de la sentencia, sino a que los intervinientes deduzcan la absoluta
transparencia de los procedimientos y estén conscientes de lo que ocurrió y
por qué ocurrió. Por medio de un proceso público se garantiza el cumplimiento
de la legalidad y la justicia, es decir, constituye una garantía para los intereses
del individuo y la sociedad y sirve de control democrático y efectivo de la
actuación de los jueces. Se establece la importancia de tratar los asuntos
penales en forma pública. Se garantiza uno de los aspectos del debido proceso
y el cumplimiento de todos los elementos del sistema acusatorio, por cuanto
los procedimientos de formulación de hipótesis y de determinación de
responsabilidad tienen que producirse delante del público, bajo el control de la
opinión general y sobre todo del acusado y de su defensor. La presencia de la
ciudadanía en la administración de justicia es muy importante, por cuanto es
una manera de que la gente aprecie, valore y critique el trabajo del juez y del
Fiscal, lo que viene a constituir un control para estos administradores de
justicia, evitando abusos u otras corruptelas.

Principio de la concentración y continuidad titulado en el Código


Orgánico Procesal Penal, en su artículo 17 nos señala dos principios en la
misma disposición: El de la Concentración y el de la Continuidad, cuando
indica La concentración implica la celebración del debate en un solo día, única
audiencia, salvo lo establecido en la Ley, si ello no fuere posible, el debate
continuará durante los días consecutivos que fueren necesarios hasta su
conclusión. Principio de la inmediación Artículo 16 Código Orgánico
Procesal Penal; viene dada por cuanto el principio de Inmediación es la
obligación de asistencia ininterrumpida de los jueces en el debate que han de
dictar la sentencia, y la percepción y la recepción de las pruebas de las cuales
va a formar su convencimiento para el dictado de dicha sentencia; o en otras
palabras, el principio de inmediación significa la presencia imperativa e
ininterrumpida del juez o jueces (y suplentes y las partes para la celebración
del juicio, asegurándose de esta forma que el tribunal que deba dictar
sentencia emita su fallo en base a la convicción formada por los hechos y
pruebas llevadas al debate, lo que trae como consecuencia ineludible la única
instancia. Garantía de la contradicción Artículo 18 (Código Orgánico
Procesal Penal), representa la posibilidad del interrogatorio directo de las
partes al acusado, posibilidad de debate y discusión, la dialéctica
confrontación entre las partes. Este principio es gemelo con el principio de la
oralidad. Esta garantía procesal constituye también una característica del
debate judicial, por cuanto el juicio oral al estar informado por el principio del
debate, es en donde se materializa la dialéctica confrontación de la acusación,
sostenida por el Fiscal, la defensa llevada a cabo por el propio acusado y su
defensor y la solución del conflicto por parte del tribunal. Aún cuando dicha
garantía no es exclusiva del juicio oral, es en él donde tiene pleno desarrollo y
se evidencia la íntima relación que guarda con el principio de publicidad, ya
que es en el juicio oral y público donde alcanza su plenitud. El derecho de
controvertir la prueba no sólo se concreta en la facultad que tienen los sujetos
procesales de interrogar y contra interrogar, sino que implica la facultad que
tienen los sujetos procesales de conocer la fuente de la prueba. De esta forma
se contradice tanto el medio probatorio como su origen. En esencia es una
confrontación y elementos de alegatos y medios de prueba. El acusador
presenta sus alegatos cuando solicita la revocación de aquellos alegatos que
limitan su participación y cuando ejerce el derecho a réplica.

Todo lo anteriormente descrito representa una síntesis del


fundamento teórico del proceso penal venezolano hasta llegar al juicio, sin
embargo, no es un secreto para nadie las recurrentes violaciones al debido
proceso en Venezuela revelan un sistema de justicia carente de
independencia, que ha perpetuado las graves violaciones de los derechos
humanos. Y esto lo palpamos a través del sistema penitenciario confronta
innumerables problemas, tales como el retardo procesal, el hacinamiento, el
precario estado de los penales entre otros que no van directamente
relacionados con este tema.

Es importante señalar que Venezuela ha tenido siempre problemas


en materia judicial; no es algo que se debe atribuir al régimen político que se
ha autodenominado “socialista”. Sin embargo, este ha llevado al Poder Judicial
a niveles donde nunca antes había llegado, según los expertos en la materia
en el año 202017 “el sistema formal se ha convertido en un brazo del régimen”.

La promulgación del “Código Orgánico Procesal Penal”, el 23 de


enero de 1998, la vigencia adelantada de algunas de sus instituciones y su
vigencia plena en julio de 1999, define y materializa el inicio de un proyecto
modernizador, cuyo impacto e implicaciones estarán en el centro de nuestra
reflexión. El punto de toque de este proceso resulta de los intentos de
reconstitución de la legitimidad estatal perturbada por acontecimientos
políticos que pusieron en vilo la estabilidad de la democracia venezolana, a
partir de febrero de 1989 con el levantamiento popular contra las medidas
económicas neoliberales, que se daría en llamar “el Caracazo” y de los
intentos de golpe de Estado de febrero y noviembre de 1992. El esfuerzo por
restablecer la estabilidad del sistema político, se traduce en propuestas
reformistas (Bobbio, 1986:1404), en un ejercicio retórico de carácter
preformativo o simbólico. El “derecho a castigar” y el control formal, son tópicos
predilectos de la moral insurgente, en momentos en que la corrupción y la
desnaturalización del Estado de Derecho, aparecían como causantes de la
crisis económica y por ende de la violencia social y política. Es por ello que la
reforma penal se produce con inusitada celeridad, a pesar de que la reforma
Constitucional queda en suspenso en medio de la crisis institucional (Pérez
Perdomo, 1998:1). La reforma de la administración de la justicia penal que
consagra el sistema acusatorio pretende demoler un aparataje de cinco siglos
de tradición inquisitorial, con sus instituciones, sus ritos, sus gestos y frases
sacramentales; con su terror burocrático y espíritu de venganza.

Voluntarismo juridicista, se sobrepusiera sin traumas al andamiaje


de terror que sostiene la cultura legal de l’ancian régime. Al contrario como
hemos podido establecer en un esfuerzo de etnografía tribunalicia, el proceso
penal transcurre como lo ha advertido Alberto Binder: “Tanto la visión
diacrónica como la sincrónica nos deben llevar a comprender que no podemos
analizar la reforma de la justicia penal como el paso de un estado x a otro y o
z. Al contrario, se trata de orientar procesos. La tradición inquisitorial como un
río que indefectiblemente viene y en el cual debemos sumergirnos. Podemos
realizar muchas acciones con ese río y tener pretensión de acabar él: lo que
no podemos hacer es desconocer que el río viene y tiene fuerza. En gran
medida mucho de los fracasos legislativos o institucionales, así como muchas
de las frustraciones de quienes han hecho grandes esfuerzos por construir una
institucionalidad republicana proviene de la falta de esta perspectiva” (Binder,
2004). De allí que los esfuerzos institucionales por materializar la reforma
judicial, centrando el interés en los aspectos organizacionales de su
implementación, más que en la discusión acerca de los valores que la informan
y en la nueva cultura legal, devienen juridicismo estéril. Nuestro estudio
adoptando la óptica socio-jurídica, ha querido establecer mediante un enfoque
cualitativo la adecuación de la norma de derecho a la realidad social desde el
punto de vista organizacional, pero fundamentalmente ideológico o cultural, lo
cual ha supuesto medir (observar) la implantación fáctica del instrumento. “La
Sociología del Derecho, -dice Fariñas- (...), se hace cada vez más necesaria
para facilitar la labor de adaptación de las normas legales a la realidad social,
en cuanto puede, y debe, poner de manifiesto los intereses y valores sociales
imperantes en cada contexto histórico, contribuyendo así, a evitar que
decisiones jurídicas se conviertan en arbitrariedad subjetiva” (Fariñas,
1992:162). El giro “dialógico”, que el legislador ha querido darle a la nueva
legislaci ón penal que se plasma en el Nuevo Código Orgánico Procesal Penal,
puede tener un carácter eminentemente performativo (voluntarismo jurídico),
si la naturaleza ideológica del instrumento se opone a la cultura jurídico-política
hegemónica. Siendo la agonística el signo ideológico de la nueva legislación,
hemos querido constatar si los actores institucionales (operadores del sistema)
tienen capacidad para establecer el diálogo con los actores originales del
conflicto penal. Si hay conexión de sentido entre el drama existencial que los
actores reales u originales han vivido y la representación en el teatro del
derecho. El signo de la nueva legislación es el momento agonístico, depende
de la dimensión emancipatoria del diálogo y de la autoría. Los imperativos de
la vida colectiva que privaron en el esquema positivista tendrían, según esta
nueva realidad jurídica, que dar paso a la incorporación de la comunidad, no
ya en términos pasivos, sino de audiencia pertinente. La evidencia empírica
que hemos examinado ha permitido establecer que esto no ha sido viable en
la actual coyuntura histórica y por el contrario, como dice Binder: “Nuestra
cultura jurídica (…) ha sido moldeada por la tradición inquisitorial y, a su vez,
reproduce y perpetúa esa tradición del modo más fuerte posible, es decir, sin
gran consciencia de ello” (Binder, 2004).

El juicio oral y las audiencias preliminares son para Binder, la


principal contra práctica, frente a la tradición inquisitorial. Advierte que la falta
de concentración de los recursos humanos y materiales para su logro en fecha
y espacio determinado, son problemas procesales que debilitan el juicio oral y
pugnan por la recuperación de la lógica inquisitorial (Binder, 2004: 24).

Resulta pertinente relatar a este respecto las incidencias previas a


este juicio en base a experiencia personal: El día 31 de octubre de 2.022, se
dio acceso al público al Circuito Judicial de Valles del Tuy; previa identificación
con los alguaciles, según el cronograma establecido por el despacho, estaban
previstas tres audiencias. El tercer juicio el cual yo llevo (Apertura) Número de
causa: No. 4668-2017 Delito: Femicidio Agravado. Pautado para las 9:00 de
la mañana. Fue atendida a las 4:00 de la tarde ya que fiscalía no compareció
al lugar a la hora señalada, sin embargo, habiendo razones de peso para diferir
se decidió esperar ya que los traslados por razones de transporte son
complicados y ya se tenía más de 5 meses esperando por el mismo.

El incumplimiento de todos los plazos no produce consecuencias o


por lo menos no produce consecuencias graves. Incluso los plazos previstos
para resguardar la libertad (plazos de detención o de prisión preventiva) suelen
ser incumplidos sin mayor crisis. Frente a esta vieja práctica de cuño
inquisitorial es necesario incorporar nuevos y claros mecanismos de control
del tiempo, ya sea restaurando la idea de perentoriedad, introduciendo formas
de caducidad, incluso aplicable a los funcionarios públicos y extrayendo
consecuencias del silencio del poder judicial, como ya hoy se hace respecto
de la falta de respuesta en otras áreas contenciosas, en especial en el campo
administrativo. Una fuerte introducción de la variable temporal en el desarrollo
del proceso produce un efecto importante en la disciplina del litigio, evitando
el litigio indirecto, el litigio sobre las formas, el abuso de los planteos de nulidad
y empujando al sistema a la discusión de fondo. Dada las bases expiacioncitas
de los sistemas inquisitoriales históricos, esas funciones de expiación se
expresan mejor en el trámite que en la decisión de fondo. Para la inquisición
que buscaba arrepentimiento, la sentencia fue un fracaso. Esta vieja
concepción hoy sobrevive oculta en nuevas y complejas prácticas de
postergación permanente de las decisiones de fondo y en la idea general de
que el verdadero ejercicio del poder está en el trámite y no en la sentencia
(Binder, 2004: 23). Este autor interpreta el trámite como un prejuicio de la
cultura inquisitorial, el Estado convierte el conflicto real (conflicto primario entre
actores reales) en una infracción (conflicto secundario de desobediencia entre
el monarca y el infractor). La función latente del trámite es la expiación y la
sumisión (la restauración del orden infringido).

El debate público está coartado por el apego a formulismos jurídicos


y una lógica argumentativa insustancial y ritualista. La etiqueta de imputado es
una profecía autorrealizable, hay personas que tienen más de 5 años privados
de libertad, el código silencioso del trámite presupone la culpabilidad, como si
el Estado sentenciara a priori la culpabilidad, considerando nula la posibilidad
de procedimientos de reparación de daños o indemnizaciones por perjuicios.
La estructura del juicio nos da la razón a posteriori, sin contar con la
indulgencia de algunos funcionario que por tener un cargo fiscal abusan de
ello con las defensas privadas, los imputados, hay expediendtes que no tienen
los elementos que forman parte de la acusación fiscal y por tanto nos
desgastamos pidiendo al ministerio publico evacue dichas pruebas a fin de
discutirlas, originando un retardo atroz el derecho a la justicia, muchos no se
preparan y simplemente llenan su record de condenas sin evaluar con
objetividad la causa, estas desproporciones en el litigio, así como las
disquisiciones sobre lo que implica actuar adecuadamente desde el punto de
vista procesal, conducen a situaciones en las cuales la tensión que genera la
interlocución entre los actores institucionales y los reales, lleva sin más a la
presunción de culpabilidad.
CONCLUSIÓN

El Sistema procesal Penal es el Procedimiento legal mediante el cual


se imparte la justicia penal. Tiene como finalidad esclarecer los hechos,
proteger al inocente, sancionar al culpable y reparar los daños causados por
el delito.

El proceso penal venezolano, se encuentra basado en principios


establecidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y
demás leyes, el mismo se concibe como un instrumento eficaz y necesario
para alcanzar la justicia, pero ello no sería posible si no se contara con un
sistema probatorio inspirado en la columna vertebral de este nuevo proceso
penal son los principios que lo rigen, a saber: principio de la oralidad,
publicidad, inmediación, concentración, contradicción y libre valoración de las
pruebas.

Cabe señalar que con la entrada en vigencia del Código Orgánico


Procesal Penal (COPP), se estableció un proceso penal regido por el Sistema
Acusatorio, sustituyendo el anterior Sistema Inquisitivo del Código de
Enjuiciamiento Criminal (CEC). Entre los cambios más resaltantes, además de
los derechos y garantías procesales del imputado y de la víctima, el COPP
reemplazó el secreto sumarial del CEC, la instrucción escrita, la averiguación
de oficio y el poder casi infinito del juez, por un proceso oral, breve y garantista
desarrollado por audiencias, donde el Ministerio Público tiene la titularidad de
la acción penal y el Juez Penal no puede actuar de oficio sino a instancia de
la parte acusadora. Es decir, desde un primer momento debemos tomar en
cuenta que el proceso penal venezolano es un proceso por audiencias orales.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Código Penal de la República Bolivariana de Venezuela (2005) la


República Bolivariana d Gaceta Oficial de e Venezuela Nº 5.788
(Extraordinario).
2. Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. (2000). Gaceta
Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº 5.453
(Extraordinario).
3. PIERRE TAPIA, Oscar. “Jurisprudencia del Tribunal Supremo de
Justicia”. Editorial Pierre Tapia. Caracas. Año IV, julio 2003.
4. RIVERA MORALES, RODRIGO. “Nulidades Procesales Penales y
Civiles”. Universidad Católica del Táchira. Editorial Jurídica Santana.
San Cristóbal. 2003.
5. ROMERO COLOMA, Aurelia María. “Problemática de la prueba
testifical en el proceso penal”. Cuadernos Civitas. Civitas Ediciones. 1º
Edición. Madrid, 2000.

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