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Derecho a la vida

Figueroa: Concepto de derecho a la vida


La dogmática nacional no ha establecido una definición, con unanimidad, de derecho a
la vida.
El autor, Rodolfo Figueroa, propone la existencia de 5 concepciones dentro de la
dogmática, las cuales son:

1. Derecho a la vida como derecho a vivir, a permanecer con vida.

2. Derecho a la vida como derecho a vivir bien, o vivir con dignidad.

3. Derecho a la vida como derecho a recibir todo lo mínimamente necesario para no


morir en lo inmediato.

4. Derecho a la vida como derecho a que no nos maten.

5. Derecho a la vida como derecho a que no nos maten arbitrariamente. →


Postura de Figueroa.

¿Por qué es esta su postura?

Concepción distingue el derecho a la vida de la vida, en cuanto realidad


fenoménica, y por ende, el derecho a la vida no tiene como objeto del derecho a la
vida, esto debido a que:

El objeto de un derecho a algo nunca puede ser una conducta de su titular


pues derecho a algo, implica siempre una relación jurídica con otros sujetos y
suponen relaciones triádicas que involucran la conducta de terceros (Alexy) ,
que en el caso sería el “no matar arbitrariamente”.

Una persona puede perder su vida, como realidad fenoménica, sin que se haya
vulnerado su derecho a la vida.

Desarrollo de la jurisprudencia comparada sobre derecho a la vida.

Discusiones de las concepciones de derecho a la vida


Derecho a permanecer con vida

Derecho a la vida 1
Algunos autores señalan “derecho a conservar la vida” y hacen alusión al nasciturus,
con lo que se colige que el derecho a la vida significaría el derecho a estar vivo.
¿Por qué no es una buena aproximación?

1. Implicaría la inmortalidad, se genera una situación de absurdo.

2. Pueden incidir muchos factores respecto a que una persona no pueda permanecer
con vida, no siendo todos estos imputables a 3ros o al Estado. Con relación a este
punto, unido al anterior, el morir vulneraría el derecho a la vida, considerando el
morir por cualquier manera, lo que resulta absurdo.

3. Los derechos, al menos en algún sentido, deben ser entendidos como asegurables
por el Estado. Entonces ¿Cómo el Estado asegura la inmortalidad?

Derecho a la vida como derecho a vivir con dignidad (buen vivir)


El derecho a la vida no sería sinónimo de subsistir en la miseria, debe transcurrir en un
ambiente material y espiritual coherente con la dignidad humana (Cea).
¿Por qué no es adecuada esta aproximación?

1. Vivir es una idea imprecisa, pues existe una multiplicidad de concepciones acerca
de lo que es vivir bien, lo que tornaría al derecho en inasible.

2. Dignidad y condiciones de vida pueden no tener que ver con el Estado, sino con la
propia conducta de la persona.

3. Vivir bien, si es que puede ser definido, depende de muchos factores, y algunos de
ellos el Estado no puede asegurar (por lo que no puede ser un derecho político
subjetivo).

Derecho a la vida como derecho a que nos den aquello que mínimamente se
necesita para que la vida continúe (Thomson)
¿Por qué esta concepción no sería adecuada?

1. Puede que no se tenga derecho al mínimo necesario que una persona cree que
necesita para seguir viviendo.

2. Colocaría a las personas en innumerables situaciones de tener obligaciones frente


a terceras personas. Esto, pues se funda en la causalidad de mantención de la
vida, que termina por diluir la responsabilidad jurídica (ejemplo salvar NNA en
África).

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3. Equipara derecho a la vida con la salud, no con el derecho a la salud sino un
supuesto derecho a estar sano o a sanarse (ampliación responsabilidad jurídica).
Derecho a la salud no es lo mismo que derecho a estar sano, pues eso no puede
ser asegurado por el Estado.

Derecho a la vida como derecho a que no me maten


Situación se analiza en la doctrina nacional respecto al nasciturus. No se generan
obligaciones positivas, sólo negativas.

¿Por qué no podría ser adecuada esta conceptualización?

1. Porque lo transforma en derecho absoluto, lo que impediría la actuación en legítima


defensa (ningún sistema jurídico acepta que una persona debe dejarse matar para
evitar que otra persona muera).

2. El autor luego discute la idea absoluta de derecho a la vida del nasciturus,


señalando: que no tiene derecho a la vida, que es erróneo señalar que nasciturus
tiene derecho absoluto y persona nacida derecho relativo; existen otras causas de
justificación (estado de necesidad exculpante considerando aborto terapéutico); y,
no es aceptable considerar a un derecho como absoluto desde la dogmática
constitucional (que no admita ponderación).

Disponer de la propia vida


Algunos autores, sumados a jurisprudencia que lo respalda, señalan que el titular no
podría disponer del derecho a la vida, prohibiéndose el suicidio o la eutanasia.

¿Por qué sería indisponible la vida de la persona que es titular del derecho a la
vida?

Si la vida pertenece al Estado, la persona no podría disponer de ella.

Posible perjuicio para terceras personas (contribuciones económicas, intelectuales,


afectivas, etc.)

Argumento kantiano señala que es un deber conservar la propia vida (hipotético


categórico kantiano), no puede ser transformada en ley universal.

Argumento religioso: la vida pertenece al creador, persona no podría disponer de


ella pues no le pertenece.

¿Qué opina el autor al respecto?

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1. Tesis de que la vida pertenece al Estado: argumento totalitario, y no explicita
razones de todas formas, sino es una petición de principio, por lo que no puede ser
aceptada.
2. Argumento de daños a terceros: argumento presenta dificultades en tanto es
relativo, pues no siempre la persona está en condiciones de contribuir a la sociedad,
puede que incluso sea una carga. Además, también deben ser ponderados los
intereses de la persona y no sólo los de terceras personas o la sociedad. Argumento no
es concluyente.

3. Argumento kantiano: no parece concluyente (según Nino), en tanto no es que se


trate como un medio y no un fin (sino al contrario, la indisponibilidad pondría a la vida
como un fin en sí mismo en desmedro de la persona).

4. Argumento religioso: no es un argumento, sino una petición de principio (la vida


pertenece a Dios), autores/as que lo han reconocido han rechazado el carácter
absoluto de esto. Además, en algunas situaciones no solo no está moralmente
prohibido sino moralmente exigido (suicidio altruista). Es un tema constitucional (no
moral), por lo que no son aceptables argumentos religiosos o teológicos, dado el
carácter laico del Estado.

Argumentos para respaldar la disponibilidad de la vida


1. Si aceptamos que el objeto del derecho a la vida no es la vida misma, sino la
conducta de una tercera persona, la conducta de quien es titular no es regulada por
dicho derecho. El acto de disponer de la vida no tiene relevancia jurídica (caso Corte de
Apelaciones en que, ante huelga de hambre, declara inadmisible por ausencia de
intervención de una tercera persona).
2. Si existen casos de justificación (legítima defensa) que consisten en matar a otro
contra sus deseos, no tiene lógica que esté prohibido que el mismo individuo se mate
voluntariamente. Por lo tanto, que esté disponible para terceras personas pero no para
la titular carece de sentido.

3. Autonomía de la persona (adulta competente), lo que da valor a la vida es la


autonomía, reconocida en la Constitución.
4. Principio de que nadie debe ser cruel con los demás, Estado no puede imponer
sufrimiento a las personas que piden morir. La indisponibilidad forzaría a seguir
viviendo a pesar del sufrimiento, lo que constituiría trato cruel.

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5. Forzar la mantención de la vida en ciertas circunstancias puede significar un
atentado a la dignidad

El derecho a la vida frente a otros derechos

La concepción que respalda Figueroa, el derecho a la vida como derecho a que no me


maten arbitrariamente, implica su diferenciación con el derecho a la salud y el derecho
a la integridad física y psíquica.

Derecho a la salud: consiste en recibir prestaciones médico-sanitarias en sentido

general. En ese sentido, se vulnera el derecho a la salud cuando no se realizan

prestaciones médico-sanitarias que sean pertinentes.

Derecho a la integridad física y psíquica: al torturar a una persona o mutilarla se

puede afectar su calidad de vida, pero no su derecho a la vida (en tanto es posible

realizar lo anterior sin matar a la persona). El objeto del derecho a la integridad es


la obligación de no conculcar la integridad física y psíquica de alguien.

Triple esquema de obligaciones del derecho a la vida

Existen tres niveles de obligaciones en todos los derechos: primaria de respetar (que
Estado se abstenga de lesionar un derecho), secundaria de proteger (que Estado
adopte medidas concretas para impedir que terceras personas priven a la persona
titular de su derecho) y terciaria de satisfacer-cumplir (que Estado realice acciones
concretas para lograr goce efectivo y pleno del derecho).

Derecho a la vida:

A nivel primario: Estado y agentes deben abstenerse de matar arbitrariamente a


las personas (obligación negativa).

A nivel secundario: Estado debe establecer acciones para evitar que otras
personas maten arbitrariamente a terceras personas (obligación positiva).

A nivel terciario: Estado y sus organismos deben adoptar medidas positivas para
satisfacer-cumplir el derecho a la vida (el pleno goce de este derecho).

En este caso, parece ser que nivel terciario se encuentra cumplido cuando se han
cumplido los dos anteriores (diferente es el caso de DESC por ejemplo).Figueroa:
Concepto de persona, titularidad del derecho a la vida y aborto

Derecho a la vida 5
Figueroa: Concepto de persona, titularidad
del derecho a la vida y aborto
Según el artículo 19 de la CPR, la persona es titular del derecho a la vida -y de todos
los otros derechos consagrados en el mismo artículo-. Pero ¿Quién es persona?
Persona no se define en la CPR, sino que es necesario remitirse a la ley. El Código
Civil, en su art. 55, señala “Son personas todos los individuos de la especie humana,
cualquiera que sea su edad, sexo, extirpe o condición”. El art. 74 señala el principio y
fin de la existencia legal de la persona, a saber, “La existencia legal de toda persona
principia al nacer, esto es, al separarse completamente de la madre”, por lo que antes
de nacer no se es –legalmente- persona.

De todas formas, la ley protege al nasciturus, esto en sus artículos 75 y 77 del Código
de Bello.
Pasando al limpio, son personas, legalmente, para el Código Civil: a) seres humanos b)
que hayan nacido.

Concepto de persona en la doctrina nacional


Primera postura: existe consenso en la doctrina nacional respecto a los
siguientes puntos (doctrina mayoritaria):

1. La mayoría de los autores entienden que es persona el ser humano desde el


momento de la concepción o fecundación, no siguiendo la noción de persona del CC.

2. La doctrina no estima necesario ahondar en una definición de la palabra persona


(salvo Corral).
3. Los seres humanos son sujetos de protección constitucional.

4. El ser humano desde la concepción es titular del derecho a la vida, lo que implicaría
que el preembrión y un ser humano tendrían la misma protección constitucional.

5. Aborto debería estar siempre prohibido.


6. El fundamento de esta doctrina descansa en “la ley protege la vida del que está por
nacer” contenida en el art. 19 n° 1 de la CP.

Segunda postura: Doctrina minoritaria rechaza la identidad entre los conceptos


de ser humano y persona, y entre embrión y persona. Se conciben como personas

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sólo quienes han nacido. Por otra parte, el nasciturus carece de titularidad de derecho
a la vida, lo que no significa que no tenga protección constitucional.

Tercera postura (minoritaria): Nasciturus no es persona según CC, pero es sujeto


de derecho y por tanto, titular del derecho a la vida. Se distingue persona (concepto
técnico CC) y sujeto de derechos (que habilita para ser titular de derechos).

Jurisprudencia constitucional comparada

Corte Suprema Federal EEUU:

Roe vs Wade:

Enmienda XIV señala la existencia del derecho a la vida en cuanto a la prohibición de


matar de manera arbitraria. La Corte señala que en ningún momento la Constitución
define persona, pero en todos sus alcances se utiliza posnatalmente y, en ninguno de
los casos, tiene aplicación prenatal.

Lo anterior no significa que el nasciturus no pueda tener protección legal, y Estados


podrían prohibir el aborto en virtud de dicha protección, la cual no está vinculada a la
titularidad de derechos, sino al interés del Estado en proteger a la vida humana
potencial.

Tribunal Constitucional Federal Alemán:


Ley fundamental de Bonn, de 1949, reconoce el derecho a la vida en su artículo 2, pero
no señala “persona”, sino que todos/as y cada uno/una tiene derecho a la vida.

39 BverGe 1 (1975):

La vida de un sujeto humano comienza al día 14° desde la concepción y que ahí
comienza un proceso continuo que no admite divisiones que permitan parcelar las
etapas de desarrollo de la vida humana, y por tanto la protección del art. 2 se refiere a
todos quienes viven, con independencia si han nacido o no.
Al no referirse a persona, la titularidad del derecho se concede a todo ser humano vivo,
desde antes de nacer.
Esto no implica prohibir categóricamente el aborto, al contrario, la Corte Constitucional
admite una serie de situaciones que permiten terminar con el embarazo. En un caso
posterior (aborto II) se profundizó en las causas de inexigibilidad del embarazo.

Tribunal Constitucional Español:

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Art. 15 de la Constitución española señala “Todos tienen derecho a la vida...”. Utiliza en
otros artículos los conceptos de todos, persona, individuo y españoles para asignar
titularidad de derechos.

Sentencia del Tribunal Constitucional, 53/1985, de 11/4/1985:

Existen distintas concepciones y perspectivas de la vida, y que basta con señalar que
la vida humana es un devenir, un proceso que comienza con la gestación y que termina
con la muerte; que genera un tertium existencialmente distinto de la madre pero alojado
en ella; que dentro de los cambios cualitativos tiene particular relevancia el nacimiento,
y previo a ello tiene trascendencia el momento en que el nasciturus es susceptible de
vida independiente.
Por lo tanto, la vida del nasciturus, en cuanto encarna la vida humana, constituye un
bien jurídico a ser protegido por el art. 15 de la CP, no un titular del derecho a la vida.
La protección la determina la legislación.
Corte Constitucional Colombiana:
Constitución de Colombia establece en su art. 11 que “El derecho a la vida es
inviolable”, ¿cómo lo ha entendido la Corte?

1. C-133 (1994): Señala que la persona legal comienza con el nacimiento pero eso no
significa que no exista protección constitucional al nasciturus, pues representa un
valor esencial protegido que es la vida humana. Esto lleva a la penalización del
aborto.

2. C-355 (2006): Distingue la vida como bien jurídico protegido del derecho a la vida
(art. 11); por lo tanto el nasciturus no es titular del derecho a la vida pero debe tener
protección legal y sin vulnerar los derechos de las mujeres, por lo que el aborto es
permitido.

Jurisprudencia internacional
Comisión Interamericana de Derechos Humanos:
Caso Baby Boy (1981): se invoca art. 1 de la Declaración Americana de Derechos y
Deberes del Hombre “Todo ser humano tiene derecho a la vida”, para solicitar que
aborto se declare contrario a ella, pero es desestimado por la CIDH al señalar que a
partir de la Declaración y la CADH, el derecho a la vida no se tiene desde la
concepción debido a la cláusula del art. 4 de esta última que señala “y en general”.
Corte Europea de Derechos Humanos:

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Caso Vo. vs Francia: Está en disputa la interpretación del art. 2 del Convenio para la
Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales que dispone que
el derecho a la vida de todos/as será protegido por ley.
En este caso, la Corte Europea no consideró que el art. 2 llegara a conferir derecho a la
vida al feto o embrión o el carácter de persona, y que no se encuentra zanjado en la
Unión Europea, considerando también el margen de apreciación que tienen los
diversos Estados.
Comentarios del autor sobre la doctrina nacional

1. Sobre la afirmación que el ser humano es persona desde la concepción:

Toda fundamentación religiosa ya genera dificultades si estamos en un Estado


laico, democrático, tolerante e inclusivo.

La postura no concuerda con la propia valoración que subyace al ordenamiento


jurídico (en tanto la protección del nasciturus es distinta de la persona ya nacida, lo
que se establece en el propio art. 19, y la doctrina no se hace cargo de dicho
punto).

El CC estipula que la existencia legal comienza con el nacimiento, y no se señalan


razones para no considerarlo así.

No existe en la Constitución ningún indicio de que la palabra persona se aplique al


nasciturus.

El asunto debe ser constitucional, no biológico.

2. Sobre la afirmación de que el ser humano desde la concepción es sujeto de


protección constitucional y titular del derecho a la vida. El fundamento de
esto es que el embrión constituye una persona, lo que es cuestionable por:

Art. 19 n°2 no atribuye derechos ni titularidad al que está por nacer, sino que
establece un mandato de protección al legislador. De un deber de protección no se
infieren derechos.

La constitución ordena proteger la vida, no el derecho a la vida del nasciturus, y


proteger la vida no es lo mismo que proteger el derecho a la vida.

Titularidad del derecho a la vida está expresamente asignada a la persona (art. 19


n°1 inciso 1°), y ya la existencia del inciso 2° demuestra que el que está por nacer
no es titular de derechos.

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La constitución al señalar que se debe proteger la vida del que está por nacer, no
hace referencia a la concepción. Dicha decisión corresponde al legislador.

3. Sobre la afirmación de que el aborto debe estar siempre prohibido. Esta


supone que proteger la vida y permitir el aborto son actos normativos
excluyentes, lo que no es correcto por:

Proteger y prohibir son verbos diferentes, y proteger no implica necesariamente la


prohibición de algo.

Se puede proteger a través de una prohibición sin que esta prohibición sea
absoluta.

4. Sobre la afirmación de que el “derecho a la vida” implica el derecho a la


“vida”, entendido el derecho como realidad fenoménica, esto es incorrecto
debido a:

Se confunde la vida con el derecho a la vida. La vida es un fenómeno biológico, no


existe un derecho a permanecer vivo por la inevitabilidad de la muerte. En ese
sentido, el objeto del derecho a algo no puede ser una conducta del titular. El objeto
del derecho a la vida es no matar arbitrariamente.

Sobre la afirmación naturalista que atribuye titularidad solo por el hecho de ser, es
errónea en tanto no se puede derivar un deber ser de un hecho bruto, y por ende,
desaparece la vinculación entre vida, derecho a la vida y ser humano, dejando
espacio para definiciones jurídico políticas del derecho a la vida.

5. Sobre la afirmación que la CADH en su art. 4.1 reconoce el derecho a la vida


desde la concepción, debe descartarse pues se señala que se protege el
derecho a la vida “en general” desde la concepción, no en términos
absolutos.

6. Sobre la idea de que las actas reflejan la intención del constituyente del
prohibir el aborto, debe ser descartado pues las actas van en sentido contrario,
pues la frase “la ley protege la vida del que está por nacer”, expresamente significa
que no se prohíbe el aborto de modo absoluto sino que se puede permitir en ciertos
casos, y quedó delegado al poder legislativo su regulación.

Comentarios del autor sobre la jurisprudencia

a) Jurisprudencia nacional: respecto al fallo del 2001, al ser recurso de protección, es


una acción de urgencia y no una sede donde se puedan discutir problemas

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constitucionales de fondo.

Se acordó 3 contra 2.

Es incoherente la sentencia, confunde persona y ser humano en diversos


considerandos.

b) Jurisprudencia comparada e internacional: Salvo el caso de Alemania, se


concede la titularidad del derecho a la vida los seres humanos que han nacido, lo que
no implica que el nasciturus (en el resto de casos) no tenga protección constitucional;
se reconoce además que la prohibición absoluta del aborto es inconstitucional pues
anula los derechos de las mujeres; y por tanto, el reconocimiento del aborto en ciertos
casos es un resultado obligado a partir de la ponderación de intereses y derechos
constitucionalmente protegidos.

Undurraga: La sentencia de aborto del TC


en Chile
Contexto

Proyecto de ley que despenalizaba la interrupción voluntaria del embarazo en tres


causales.

Proyecto impugnado ante el TC, que declara la constitucionalidad del proyecto pero
modifica normativa asociada a la objeción de conciencia.

Durante la elaboración y negociación del proyecto, se pidió por la DC fortalecer el


acompañamiento a mujeres (acompañamiento que inicialmente fue propuesto por
opositores al proyecto). En un principio el acompañamiento se planteó como
alternativa a la despenalización (por grupos de derecha), pero luego fue visto como
complemento a la despenalización (de paternalista a símbolo de Estado protector).

Requerimientos ante el TC
Requerimiento por parte de senadores.

“Señalaron que la Constitución ordena al legislador proteger la vida y que eso


significa proteger al ser viviente no nacido y que esta ley estaría desprotegiéndolo
si no penaliza el aborto en las tres causales”. El proyecto, según ellos, autorizaba
actos que deliberada y directamente provocan la muerte antes del nacimiento”.

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Estaban criticando que la ley no respetara la doctrina católica del doble efecto, bajo
la cual sólo se admite el aborto como una consecuencia no buscada de una acción
que busca un fin legítimo y por medios proporcionales.

Senadores cuestionaron además que se sometiera el juicio médico a la voluntad de


la mujer.

Para ellos no era posible hacer excepciones al mandato constitucional de proteger


la vida del que está por nacer.

Requerimiento por parte de diputados.

Para los diputados, el problema era que se consideraba los derechos de la mujer
como un absoluto inviolable, eliminándose los derechos del nasciturus.

Señalaron que las acciones que la ley garantizaba iban más allá de la mera
tolerancia (que es la despenalización), y se convertía en una prestación que estaría
no sólo permitida sino también asegurada y resguardada, desnaturalizando la
naturaleza de la despenalización.

Para el grupo de diputados, el paciente es el feto y la voluntad de la mujer es sólo


el entorno.

La autora llama la atención sobre la distinción del requerimiento en torno a la


distinción entre penalización (exención de la pena para un delito que sigue
vigente) y legalización (entendida como el reconocimiento de un derecho de la
mujer a solicitar la prestación médica dela interrupción). Lo que subyace al
argumento es que de lo que se considera un mal objetivo, puedan surgir derechos y
obligaciones legales para el Estado o terceros.

La sentencia en su primera parte

A diferencia de la Corte Constitucional de Colombia, el TC chileno no se basa en


derechos de las mujeres o en una retórica de la dignidad y derechos humanos.
Esto, porque el derecho constitucional dogmático está poco desarrollado en Chile.

En el fallo de la anticoncepción de emergencia, el TC determinó que la Constitución


protege el derecho a la vida desde la fecundación, y que, aunque no se hubiese
podido probar que había un riesgo de que la píldora fuera abortiva había que
prever un eventual riesgo de que sí lo fuera. Dicha sentencia no se refirió a los

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derechos de las mujeres (y cómo estos podrían verse afectados con la prohibición
de la píldora). Esto, muestra los sesgos de género inconscientes.

En la práctica, el TC invirtió la carga de la prueba y tuvo una aplicación implausible


del principio precautorio (aunque no se pudiera provocar el riesgo, se trató como el
riesgo de que fuera abortiva existiese).

La sentencia del TC sobre la interrupción voluntaria del embarazo intentó evitar


dichos sesgos.

Reubicando a la mujer en la categoría de titular de derechos constitucionales


TC busca responder pregunta de si la despenalización violaba el mandato
constitucional de proteger la vida prenatal.

Sentencia de la píldora daba cuenta que los derechos de la mujer no se consideraban,


en cambio en sentencia TC de 2017 se señala:

“Esta protección [del que está por nacer] no puede significar ni desprotección (...) ni
sobreprotección, en el sentido de medidas que vayan más allá de lo razonable y
sacrifiquen derechos de otros. Por eso, no puede significar un mandato para
descuidar a la mujer. Del texto de la Constitución no se desprende ni se infiere que
la protección del que está por nacer sea un título que perjudique a la progenitora”.

Lo anterior corrige el sesgo presente en la sentencia sobre la píldora, en el que la


mujer embarazada desapareció como sujeto de derechos constitucionales.

Además, no considera que mujeres se encuentren en situación de privilegio como


lo señalaron los requirentes, sino que aplica el criterio general de ponderación.

Los derechos de la mujer ya están reconocidos en la CPR, en los tratados y en


las leyes vigentes

El TC señala que la mujer es una persona humana y como tal, sujeta de derechos,
que aplicados al caso, serían derechos a la libertad e igualdad (art. 1 y 19 n°2),
vida e integridad (19 n°1), salud (19 n°9), privacidad (19 n°4) y derecho a la mayor
realización espiritual y material (art. 1).

Dichos derechos han sido reconocidos en legislación nacional y tratados


internacionales.

Se requiere analizar la maternidad y el embarazo en este contexto (nuevo énfasis).


Derechos no han sido interpretados desde las experiencias de las mujeres (como el

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embarazo, maternidad, salud reproductiva y violencia de género, entre otras).

Afirmación de que mujeres son personas no es redundante, busca corregir la


marginación de la mujer del modelo de sujeto constitucional y con ello, las
consecuentes distorsiones en la comprensión de los derechos.

Tratando a la mujer como a cualquier otro paciente

Otro aspecto destacable para la autora es el uso de la ley 20.584 sobre derechos
de pacientes. El TC evita en este caso el excepcionalismo, incluyendo a la mujer en
el sujeto de derechos universal, es y debe ser tratada como todo paciente (con lo
cual se desestima el supuesto trato privilegiado, basado en exceso de autonomía,
que señalaban los requirentes)

En este caso el TC corrige los sesgos basados en estereotipos de género


presentes en la argumentación de los requirentes, sin hacer un análisis de género
directamente.

TC expone justamente cómo los requirentes defienden un trato diferenciado de la


mujer, basado en estereotipos de género (como la incapacidad de un agente moral
responsable o la falta de credibilidad en la palabra de la mujer), lo que es
incompatible con el principio de igualdad en que se sustenta la aplicación igualitaria
de la ley a todas las personas.

No es un nuevo derecho al aborto

Es simplemente la aplicación del tradicional derecho a la protección de la salud que


tienen las mujeres en condiciones de igualdad respecto a otras personas.

Doctrina distingue entre normas de DDFF directamente estatuidas en la


Constitución que sí están expresamente contenidas en su texto y normas de DDFF
adscritas (que no están establecidas expresamente en el texto constitucional pero
se deduce argumentativamente de una disposición constitucional o un grupo de
ellas a través de una interpretación sistemática.

Requirentes objetaron no la existencia de normas adscritas sino aquella que


establecía una prestación legal. El TC en cambio, confirma que se enmarcaba el
proyecto en una legítima prestación de salud y adscribió el derecho a la
interrupción voluntaria del embarazo al art. 19 n°9 (salud), vinculado con 19 n°1
(derecho a la vida e integridad física y psíquica) y 2° (derecho a la igualdad y
discriminación arbitraria).

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La protección de la vida prenatal y las potestades del legislador

El TC señaló que el ser humano antes de nacer no es persona (en nuestro sistema
jurídico), por lo tanto, no es titular del derecho a la vida, sin perjuicio de que la CP
ordene la protección de la vida prenatal como un bien jurídico de importante valor.

El mandato es al legislador para que proteja la vida del que está por nacer, lo que
puede llevarse a cabo a través de distintas modalidades (margen de apreciación).
Pero, la libertad del legislador para crear delitos tiene límites constitucionales. El
uso del derecho penal solo se justifica como último recurso.

El legislador no puede imponer a las mujeres más deberes que los que se le
exigen a cualquier persona

TC señala que las diferencias biológicas deben tomarse en consideración en el


razonamiento constitucional para asegurar un verdadero trato igualitario.

El Tribunal advierte que “afirmar que la vida comienza desde la concepción, implica
establecer inmediatamente una separación y un interés contrapuesto entre la
madre y el embrión o feto. También implica establecer una jerarquía, pues la madre
pasa a ser el lugar donde el embarazo transcurre y donde la madre tiene poco que
hacer o decir”.

Se constata el carácter sui generis del embarazo, de “duplicidad en la unidad”


como señaló el Tribunal Constitucional alemán, lo que torna la situación del
embarazo en una situación incomparable con cualquier otra situación en que las
vidas de dos individuos se encuentran en colisión, lo que justifica que no se trate la
protección de la vida prenatal como se trata la protección de la vida de personas
nacidas.

Tribunal determinó que era inadmisible que a la mujer se la trate instrumentalmente


en función de las necesidades del feto. La mujer no es un medio.

Con ello busca evitar los sesgos de género contra las mujeres, apelando al carácter
universal de la ley. La mujer es una persona a la cual, para los efectos del derecho,
no hay razón para exigirle mayores sacrificios que a las demás para que el Estado
pueda cumplir con su obligación de proteger la vida prenatal.

“Por eso, debe contar con la voluntad de la mujer para implementar medidas de
protección que “pasen” por ella. Lo contrario sería tratar a la mujer como un medio
un instrumento de procreación y no una persona plena”.

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La sentencia en su segunda parte: Objeción de conciencia

El TC obligó a incorporar la objeción de conciencia institucional en términos muy


amplios y además, extendió el derecho al personal no profesional que realice
labores en el pabellón quirúrgico.

TC excede su competencia al incorporar, en los hechos, una norma legal que el


proyecto no contemplaba.

Se fundamenta en la protección de las creencias religiosas y morales, y en la


libertad de asociación y protección de la autonomía de los grupos intermedios.

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