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EL CONSTRUCTIVISMO
ENTRA AL AULA.

Norberto Boggino1

Homo Sapiens Ediciones

1 NORBERTO BOGGINO. Doctor en Psicología (Universidad Nacional de Córdoba), Psicólogo y Profesor de Psicología
(Universidad Nacional de Rosario). Investigador Independiente del CIUNR (Consejo de Investigaciones de la Universidad
Nacional de Rosario). Profesor en el Doctorado de Educación de la UNR. nboggino@gmail.com
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TERCERA PARTE
CÓMO RESOLVER PROBLEMÁTICAS RELEVANTES
EN EL AULA Y LA ESCUELA

CAPÍTULO DOS
CÓMO ATENDER LA DIVERSIDAD
EN EL AULA Y LA ESCUELA

1. Escuela abierta a la diversidad y homogeneización del aprendizaje.

En Argentina como en otros países de Latinoamérica, la organización de los Estados


y la consecuente organización de los Sistemas Educativos, trajo aparejado pensar la
Escuela abierta a la diversidad de culturas, costumbres, lenguas y etnias; pero la
epistemología dominante y las teorías de la enseñanza y del aprendizaje vigentes no
reparaban en la singularidad de los alumnos y, por lo tanto, en la diversidad de la
población escolar. Todo lo contrario, se trabajaba con criterios de homogeneidad, "como
sí" todos los alumnos pudieran responder a una misma propuesta de la misma manera y
en el mismo tiempo.

El siglo XX nos encontró


con una escuela abierta a la diversidad,
pero con el claro y explícito propósito de homogeneizar.

La organización del Estado y el propósito de construir una nación con identidad


propia, suponía incorporar a la escuela a niños y niñas de las más diversas nacionalidades
y culturas y, a la vez, formar al ciudadano. En este sentido, el saber pedagógico dominante
posibilitó que la escuela cumpla con la función política que se le asignaba: reducir la
diversidad sociocultural e integrar para formar al ciudadano y construir la nación con
identidad propia.

II

Hoy, en el siglo XXI, la escuela pública sigue siendo una escuela abierta a la
diversidad. Ahora bien ¿tendrá sentido trabajar con la función asignada hace más de un
siglo? ¿Podrá lograrse que los alumnos aprendan significativamente si pensamos a la
población escolar como homogénea? ¿Podremos desconocer los aportes teóricos y
epistemológicos que surgieron durante este período? Y, lo que es más importante, ¿podrá
desconocerse la singularidad de cada alumnos a la hora de enseñar?
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La preguntas parecen obvias pero en la cotidianeidad de la práctica en el aula


¿son consideradas sistemáticamente las diferencias individuales? ¿Se trabaja todo el
tiempo a partir de los saberes e ignorancia de cada alumno? ¿La enseñanza parte del
capital cultural con el que el alumno llega a la escuela, o los contenidos curriculares siguen
ocupando el centro de la escena y el método sigue siendo aquello que "garantiza" el
aprendizaje?

El respeto por lo diverso y lo diferente,


constituye el punto de partida
de la práctica pedagógica.

No se trata de una cuestión trivial sino nuclear para pensar la práctica pedagógica y
el aprendizaje. El niño llega a la escuela con lo único que tiene, con sus saberes e
ignorancia, con sus pautas culturales y marcas sociales, con su capital cultural y éste, sólo
éste, puede constituir el punto de partida de la enseñanza en tanto indica, precisamente,
desde donde partir. Indica los conocimientos del alumno, sus teoría infantiles y
procedimientos singulares con los que podrá operar y resignificar el material que se le
ofrezca como objeto de conocimiento.

El centro de la escena
tendrá, necesariamente,
que se ocupado por el alumno
si pretendemos que aprenda
con la mayor significatividad posible.

La falta de reconocimiento de lo diverso, de lo singular y propio de cada alumno, trae


aparejado dificultades en los aprendizajes cuando la distancia cognoscitiva no es
adecuada. Y, pasado el tiempo, las dificultades podrán ser mayores porque las
posibilidades de comprensión del contenido que presenta el docente, son cada vez más
notables. Y, de este modo, se provoca luego de un par de años, problemas en el
aprendizajes que suelen ser "leídos" como problemas sociales o familiares.
Entonces, ¿por qué no preguntarse sobre las diferencias antes de provocar
problemas al interior del aula? ¿Por qué no partir del respeto por el otro con el propósito de
generar autonomía?
Para lograr que los alumnos aprendan significativamente, se torna necesario
reconocer lo diverso y propio de cada alumno y respetar las diferencias individuales.
Respetar los saberes y la ignorancia de cada uno, respetar el capital cultural con el que
llegan a la escuela (cualquiera sea éste), y constituir a todo ello, en el punto de partida
para la enseñanza.
En este marco, proponemos:

+ Desentrañar el modelo de alumno ideal que toda escuela tiene y que (casi)
todo docente tiene, y romper la idea de la homogeneidad de la población
escolar y la ilusión que sostiene (implícitamente) que todos los alumnos
pueden aprender lo mismo, del mismo modo y en el mismo tiempo. O, dicho
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de otra manera, romper con la ilusión de que es posible enseñar con un solo
disparador para toda una población escolar.
+ A partir de ello, reconocer la diversidad de la población escolar y, ajustar
los objetivos y las estrategias didácticas a las reales posibilidades de
aprender de cada alumno.

2. ¿Qué es lo diverso de la diversidad?

Puede parecer impensable que el docente no respete al alumno, pero ello ocurre
en la escuela cuando aquel no parte del reconocimiento de las diferencias y no respeta la
historia singular de cada uno. Independientemente de la intencionalidad del docente,
cuando trabaja con un mismo estímulo para todos los alumnos en la sala, cuando pretende
que todos aprendan todos los contenidos abordados del mismo modo y en el mismo
tiempo y los evalúa con los mismos parámetros, cuando los conocimientos e ignorancia de
cada alumno no constituyen el punto de partida de la enseñanza, o cuando se transmiten
determinados modelos sociales, culturales o religiosos sin reparar en los sistemas de
creencias y convicciones propios del alumno, necesariamente, no se respeta al otro.
El respeto por el otro constituye el eje de toda práctica social, pero el respeto no se
logra solamente con proponérselo y enunciarlo categóricamente. Para ello hay que
reconocer y respetar las diferencias individuales, fundar la práctica pedagógica en la
diversidad y llevarla hasta los límites del "handicap" en un marco coherente y significativo.

Lo diverso no se reduce
sólo a la atención de los alumnos con necesidades educativas especiales
y al respeto por la pluralidad cultural y étnica.
La diversidad es un concepto infinitamente más rico y generoso
que invita a reconocer todo tipo de diferencias
para no discriminar
y para no provocar problemas en el aprendizaje.

Por ello, planteamos otra perspectiva para la lectura de los denominados


problemas de aprendizaje y comprender esta problemática compleja al interior de aula,
partiendo de los casos particulares pero no abordados como casos individuales sino como
una situación problemática, propia y específica de problemáticas políticas y sociales, y de
los procesos de enseñanza y de aprendizaje y de los propios procesos institucionales.
Muchas veces se trata de una situación problemática y específica del aprendizaje escolar
pero que, lejos de ser comprendida como un problema, constituye una situación esperable
y propia de la complejidad del aprendizaje y de las diferencias de la población escolar.
Todo contenido que se propone como objeto de conocimiento para un alumno,
constituye algo nuevo y desconocido que conlleva mayor o menor grado de dificultad, pero
siempre el aprendizaje genuino es problemático y, por lo tanto, generará algún tipo de
obstáculo en el proceso de conocimiento.
Los problemas en el aprendizaje son encarnados por sujetos singulares y la
posibilidad de resolución supone comprenderlos a partir de la trama configurada por los
múltiples atravesamientos de diversas dimensiones: económicas, sociales y culturales,
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familiares, de maduración y desarrollo cognoscitivo o psicológico. Un entramado del que


adviene el sujeto que se liga, a su vez, a la trama de relaciones institucionales de la
escuela y, por lo tanto, cada situación de las que denominan problemas de aprendizaje,
podrá ser analizada y comprendida en el marco de dicha configuración. En el marco de
aquello que, específicamente, configura la dificultad o los obstáculos en el aprendizaje
escolar.
La posibilidad de proponer estrategias de resolución debe partir de la evaluación
precisa de la dificultad que se presenta en el aula. Debe partir de un diagnóstico que
permita identificar las causas y el modo singular en que se manifiestan en el aula las
dimensiones (antes mencionadas) y, en virtud de ello, el docente tendrá que ajustar los
objetivos y las estrategias didácticas a las reales posibilidades de aprender del alumno
para favorecer aprendizajes con la mayor significatividad posible, y no provocar
"problemas" en el aprendizaje.
Como afirma Miguel López Melero (2002) "la naturaleza es diversa y no hay cosa
más genuina en el ser humano que la diversidad. La diversidad hace referencia a que cada
persona es un ser original e irrepetible. En una sociedad hay grupos diferentes, hay
personas diferentes, hay motivaciones, pensamientos y puntos de vista diferentes. La
naturaleza y el ser humano son así de hermosos en su diferencia."
"La escuela de la diversidad se centra, principalmente en saber aprender estrategias
para la resolución de problemas de la vida cotidiana de manera cooperativa y solidaria.
Este es el sentido que yo le doy a la escuela pública. Cuando hablo de escuela pública no
me refiero a la escuela estatal, sino a ese modelo de escuela sin exclusiones, donde caven
todas las personas."

"Una escuela
que se acomoda a las diferencias
(y no al revés)".

"En las clases heterogéneas, las diferencias entre el alumnado han de ser
contempladas por el profesorado, por los compañeros, por los padres como algo normal y
no como algo excepcional." (...) "El currículo y la clase se organiza de tal manera que el
alumnado se ayuda unos a otros y, aunque éstos son un soporte importante para aquellos,
el profesorado será siempre el principal apoyo de todo el alumnado". "La enseñanza
interactiva, el grupo de trabajo heterogéneo, es la nueva estructura organizativa necesaria
en una escuela en y para la diversidad".
"Todo ello nos permitirá que las niñas y niños, los jóvenes en general, vayan
adquiriendo una cultura distinta, al vivir la diferencia entre las personas como algo valioso,
solidario y democrático."

"Una nueva cultura,


considerando la diversidad
como valor2."

2 Todos los párrafos entre comillas fueron extraídos de Ideología, diversidad y cultura: una nueva escuela
para una nueva civilización de Miguel López Melero, en "Equidad y calidad para atender a la diversidad",
Espacio Editorial, Buenos Aires, 2002.

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